CAPÍTULO 20: Suegra y sorpresas
Lorraine
Cuando Garret me dijo que iríamos a jugar tenis con su familia no me esperaba que lo haríamos en casa de sus padres. Específicamente no vi venir que los señores Harriet contaran con su propia cancha de tenis en su mansión. Pero aquí estoy, viendo como Evan y la señora Regina se enfrentan a Garret y al señor Eduard, estos últimos están en desventaja. Mi tía está supervisando un entretenido juego de ping-pong entre los niños el cual ambos manejan con mucha torpeza. Y por último, Lily y yo nos encontramos observando ambos juegos, frente y al lado de ambas respectivamente, mientras descansamos sobre unas tumbonas.
—Te apuesto un pastelito a que Evan y Regina ganan de nuevo —balbuceó Lils mientras terminaba de masticar, justamente, uno de esos pastelillos.
—No hace falta apostar, el equipo contrario está pasando por una muy mala racha —reí.
—¿Y qué tal el equipo infantil? —sonrió, mirando en dirección a los niños, habían perdido la quinta pelota desde que dio inicio el juego.
—Empate —bromeé, haciéndola reír.
—Ay, Lo —tomó una de mis manos—. No tienes idea de lo mucho que los extrañamos en casa.
—Nosotros también a ustedes, mucho.
—Pero igualmente estoy muy feliz por ustedes. ¿Cómo van las cosas en tu nuevo hogar?
Mi nuevo hogar, aún se escucha raro, pero poco a poco creo poder acostumbrarme a ello. Garret ha puesto todo de su parte para hacernos sentir cómodos a Mat y a mí, lo de los walkie-talkies incluso se convirtió en un juego durante un par de días, y aún me cuesta no sonreír cuando veo las pegatinas de colores en las paredes que indican el camino hacia las zonas más visitadas de la casa.
Garret se ha estado comportando como un cielo.
Cuando le conté toda la verdad creí que reaccionaría de cualquier forma menos como lo hizo. Desde ese día me ha estado cuidando, animando, evita a toda costa tocar temas que considera pueden llegar a ser sensibles, incluso se cohíbe un poco con sus acercamientos hacia mí para no hacerme sentir presionada.
También han cambiado ''para mal'' ciertos aspectos como me lo esperaba, por ejemplo, antes solía robarme besos tomándome por sorpresa de la nuca y ahora solo hace el ademán, pero se retracta y me toma de las mejillas. Es cierto que tomarme de la nuca puede parecer un acto un tanto posesivo y el beso robado ''no es algo que yo consienta'', pero nunca he comparado eso con las actitudes agresivas que solía tener Roy para conmigo, porque es totalmente diferente. Con él no me siento en peligro en ningún momento, bajo ninguna circunstancia, pero entiendo que su intención es no hacerme sentir mal y no tiene idea de lo mucho que se lo agradezco.
—Pues...nos estamos adaptando. Nos hemos perdido infinidad de veces y apenas conocemos la mitad de la casa, pero...me gusta el ambiente, es muy acogedor.
—O sea que todo va bien —sonrió.
—La verdad, para el poco tiempo que ha pasado, sí, todo marcha muy bien.
—Estoy tan contenta por ustedes. Lo supe desde el principio, encajan a la perfección los unos con los otros.
—Pues sí —sonreí involuntariamente.
Unos gritos de victoria nos distrajeron, Ev y Regina ganaron por tercera vez consecutiva y no disimularon sus ovaciones de festejo. Pero al parecer sus contrincantes son muy buenos perdedores, se limitaron a apluadirles con radiantes sonrisas. No alcancé a escuchar lo que dijeron, pero comenzaron a caminar en nuestra dirección.
—¿Hartos de jugar? —les sonrió Lils.
—Hartos de perder —bromeó Garret antes de llevar una botella de agua a su boca, no pasé por alto que los sudados y descubiertos músculos de sus brazos me brindaban una vista excelente cuando se flexionaban ligeramente.
Joder.
Al parecer me quedé mirándolo más de lo debido o en efecto es cierto eso de que ''la mirada pesa'', porque sus ojos avellana se dirigieron hacia mí, observándome con picardía. Me regañé mentalmente a la espera de que soltara algún comentario pervertido, pero en su lugar solo me regaló ese gesto tan particular suyo acompañado de un guiño de ojo.
—No es nuestra culpa que estén tan oxidados —presumió Ev en broma para luego robarle un pastelillo a su esposa.
—¡Amor! —se quejó ella.
—Tengo hambre —se excusó, sentándose al borde de su tumbona—. Además, hay muchos.
—No, ese era el último —ella hizo un puchero muy infantil y volteó hacia su suegro—. Eduard, ¿hay más adentro?
El patriarca se limitó a asentir con un media sonrisa, he notado que no es un hombre de muchas palabras, sin embargo su aura es muy cálida. O al menos eso es lo que me transmite.
—Voy por ellos —chilló antes de levantarse y caminar hacia el interior de la mansión, solo Dios sabe dónde estará la cocina, este lugar es tres veces más grande que la de Garret.
Tan pronto Lily salió de escena, Ev tomó su lugar en la tumbona sin recostarse del todo e hizo un ademán para que todos nos acercáramos. Una vez creamos un pequeño círculo confidencial, comenzó a hablar.
—Necesito de su ayuda con algo, es sobre Lily —murmuró.
—¿Hay algún problema con ella? —pregunté.
—No, al contrario, todo va genial. Dentro de un par de días se va a celebrar el lanzamiento de Eternal Love y quiero prepararle una fiesta sorpresa en el Sweet Paradise para celebrar. ¿Puedo contar con ustedes?
Los cuatro compartimos miradas entre nosotros para luego dirigir la vista hacia Ev, sonriéndole.
—¡Claro!
—¡Genial! Luego me pondré en contacto con ustedes para coordinarlo todo. No quiero que Lily...
—¿Que yo qué? —lo interrumpió haciendo que nos sobresaltáramos.
—Que no quiere que te acabes todos los pastelillos, querida —reaccionó rápidamente Regina—. De hecho, Lorraine, ¿por qué no me acompañas a buscar más antes de que Lily debore los que quedan?
Lils abrió y cerró la boca varias, pero no dijo ni una palabra, decidió hacer algo más productivo: comerse uno de los pastelitos de la pequeña bandeja que traía en mano para luego reclamar el puesto que su esposo había usurpado en su ausencia. Amo esa pareja.
Pero mi sonrisa se desdibujó de mi rostro cuando me percaté de que la excusa de mi ''suegra'' no era del todo falsa, estaba haciendo ademanes indicándome el camino al interior de la mansión y yo, como todo una tonta, me autoseñalé para indicar si era conmigo. Ella me lanzó una mirada de obviedad y procedí a levantarme con rapidez para seguirla.
Me mantuve a una distancia prudencial de ella mientras seguía sus pasos. Estaba de espaldas a mí, pero aun así podía percibir su imponencia, me preguntaba cómo una persona era capaz de intimidar de esa manera. Tras recorrer un par de pasillos, llegamos a un salón en el que se ubicaban varias mesas de gran longitud y los aperitivos reinaban sobre ellas. Me posicioné a su lado cuando se detuvo frente a una mesa y tomó una bandeja para seleccionar los postres que eran de su agrado.
—Dime, Lorraine —su tono de voz calmado y suave, pero a la vez imponente me puso los pelos de punta—. ¿Te sientes igual que mi hijo? ¿También tienes sentimientos fuera del contrato?
Mi mundo se detuvo al escuchar la palabra contrato saliendo de su boca.
¿¡Ella sabía!?
¿¡Cómo lo descubrió!?
¿Garret estará al tanto de que su madre, justamente ella, nos descubrió?
—Eh-eh...yo...
—No te preocupes, estoy al tanto del contrato y los motivos por los cuales lo firmaron, no tengo problemas con ello —se giró hacia mí, sus profundos ojos negros se clavaron en los míos y, casi como un acto reflejo, di un corto paso hacia atrás—. Con lo que tengo un problema es acerca de tus verdaderas intenciones.
—¿A-a qué se refiere? —tartamudeé.
—Él siente cosas por ti, genuinas. Incluso está dispuesto a hacerse cargo de ti y de Mateo lo cual no es su responsabilidad —cierto—. Pero quiero saber si es mutuo. ¿Cuál es tu interés real en él? ¿Económico? ¿Sexual?...
—Romántico —me apresuré a decir, con unas agallas que no tengo idea de dónde salieron—. Escuche, sé que no le gusto y que quizás la perspectiva de nuera que esperaba distaba mucho de mí, pero para mí Garret no es una gallina de los huevos de oro ni un tipo rico que me pueda mantener. Él es...encantador —se me escapó una sonrisa—. No necesita de muchas palabras para comprenderme, siempre está ahí cuando lo necesito, me hace sentir querida de todas las formas posibles...incluso hace de todo para contentar a Mat cuando ni siquiera es su obligación. Nos quiere. Y es imposible no quererlo a él.
—¿Y si mañana lo pierde todo y tiene que irse a vivir debajo de un puente? —cuestionó en un tono mucho más relajado, menos atacante—. ¿Y si lo único que tuviese para ofrecerte a ti y a tu hijo fueran sus sentimientos?
—Pues, en ese caso, me seguiría sintiendo igual de afortunada por compartir el puente con él.
Una apenas perceptible media sonrisa se dibujó en su rostro tras escanearme de arriba a abajo con la mirada. Ladeó la cabeza y emitió un corto sonido un tanto parecido a una risa sin gracia.
—Te diré algo —me entregó la bandeja que ya estaba llena de postres—. Sigues sin gustarme como nuera, pero tu respuesta sí me gustó —tomó otra bandeja y repitió el mismo proceso que con la anterior—. Considérate privilegiada, lograr eso en mí es muy difícil.
Terminando de decir esto, dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la salida. Y yo me quedé ahí, inmóvil, como si mis pies hubiesen sido atados al suelo. Lo que acabó de pasar, a pesar de haber durado pocos minutos, fue demasiado intenso. Esa mujer es la personificación de la fuerza.
Quedé estática cuando la vi mirándome por encima del hombro con una acusatoria ceja alzada.
—¿Vienes? —inquirió señalando el hecho de que no la había seguido.
—Si-sí, claro —asentí como tonta y me apresuré para alcanzarla.
No volvimos a mediar palabra en el camino de regreso. Ella no parecía estar especialmente motivada a mantener una conversación conmigo y yo apenas podía respirar con normalidad, es como si el oxígeno a su alrededor fuese más denso.
Al llegar, me percaté de que mi tía y los niños se habían unido al resto del grupo y reían animadamente por algo. Me agradaba observar esa imagen, lucían como toda una familia unida y, si mal no recuerdo, nunca lo habían sido, hasta ahora.
—Miren lo que trajimos —anunció la Sra. Regina mientras se acercaba a los niños e ignoraba monumentalmente al pobre Evan que se quedó con la mano extendida esperando su pastelito.
—Ten —murmuré mientras le pasaba uno de mi bandeja.
—Te quiero —me murmuró de vuelta.
Mi vista viajó de regreso a mi ''suegra'' y a los pequeños, Jessie ya se encontraba degustando su postre, pero Mat se encontraba a una distancia considerada.
—¿Por qué no te acercas, Mateo? —preguntó Regina en un tono mucho más dulce que el que había usado conmigo antes.
Mi rubito se limitó a hacer una mueca para luego acercarse un par de pasos.
—¿Le digo la verdad? —la matriarca asintió—. Usted me da miedito —musitó.
Casi dejo caer la bandeja de la impresión.
Durante un minuto entero nadie pronunció el más mínimo sonido. Todos estábamos en shock y compartíamos miradas con brevedad.
—¿Me...tienes miedo? —preguntó Regina, un tanto descolocada por la indiscreción de mi hijo.
—Solo un poco. Es que usted parece villana de telenovela mexicana.
Mat, dime que no le dijiste eso.
Esta vez no hubo silencio porque se vio sustituido por las carcajadas de Garret, y tras las suyas llegaron las de el Sr. Eduard y las de Evan. ¿En serio les daba risa?
—Hay que tener coraje para decirle algo así a Regina en su cara —comentó Ev entre risas.
—Por cosas como esta adoro a ese niño —sonrió Garret a la vez que observaba a Mat con...¿orgullo?
Regina dio un paso más cerca de mi pequeño y este, a pesar de lucir intimidado, no retrocedió. Ella se agachó para quedar a su altura y, para mi sorpresa, hizo el mismo gesto que hace Garret cuando me ve.
—Dime algo, Mateo. ¿Siempre eres así de sincero con lo crees y sientes?
—Mhm... —asintió mi principito.
Y otra vez me llevé una inesperada sorpresa. Ella sonrió. Sonrió. Creía que esa mujer solo sonreía en Navidad.
—¿Sabes? Eso me agrada —llevó una de sus manos a una de las mejillas del niño y la acarició—. Siempre es bueno ser sincero, nunca pierdas esa virtud.
—Ok —dijo él.
—No soy una villana de telenovela mexicana, solo soy un poco ruda, así que no tienes por qué temer —abandonó su mejilla y tomó un pastelillo, brindándoselo—. Ten.
Mat lo tomó y le regaló una sonrisa tras darle las gracias. Ella en respuesta le agitó el cabello tal cual hace su hijo para luego volver a su postura erguida habitual.
—Bueno, al menos tenemos una buena adición a la familia —comentó mientras dejaba la bandeja sobre una mesa y tomaba su raqueta—. Ustedes tres —señaló a su esposo e hijos—, vamos, el descanso acabó.
Garret suspiró con desánimo—. Aquí vamos de nuevo.
Tan pronto se marcharon, ocupé de nuevo la tumbona sobre la que estaba recostada anteriormente y le lancé una mirada aniquiladora a Mat.
—¿Qué, mami? —se encogió de hombros—. Ya oíste a la abuela Regina, es bueno que sea sea sincero.
Mi tía, Jessie y Lily comenzaron a reír a viva voz.
—Y por esto Mat es mi sobrino favorito —sonrió Lils.
—Pero si soy tu único sobrino, tía Lily.
—Oh, cierto —dijo, inflando sus mejillas con diversión.
Definitivamente me he metido en una familia singular.
(...)
—¿Quedó todo claro? —preguntó Evan por onceava vez.
—Que sí —afirmamos Garret, Mat y yo con hastío.
Nos encontrábamos en el despacho de Garret, haciendo videollamada con Ev para coordinar el plan para la fiesta sorpresa de Lily. Yo, como soy quien trabaja en la cafetería, tengo gran peso en la misión, pero no es nada que sea muy complicado, ni siquiera para mí.
—Bien, entonces cuento con ustedes, Harriets.
Harriets.
Aún me cuesta creer que ''formo parte'' de una familia como esta.
Lorraine Harriet...suena...
¿¡Pero en qué mierda estoy pensando!?
Cuando regresé a la realidad noté que la cara de mi ''cuñado'' ya no estaba presente en la pantalla de la laptop frente a mí y que mi Expreso y mi rubito me estaban mirando raro.
—Mami, ¿estás bien?
—Sí-sí, cariño. Solo estaba repasando mentalmente el plan.
—Ok... —dijo, alargando la O—. Entonces me voy a jugar.
—¿Sabes cómo llegar al jardín, campeón?
—No, ¿acaso me hiciste un mapa desde aquí, genio? —respondió con sarcasmo a lo que le envié una mirada de reproche, Garret solo se rió como de costumbre.
—¿Tienes el walkie-talkie? —el niño asintió, mostrándoselo. Últimamente no suelta esa cosa—. ¿Y recuerdas cómo llegar a la cocina? —Mat volvió a asentir—. Bien, entonces ve hacia allá y mientras ve comunicándote con Vivi, ella te llevará al jardín.
—Ok —eso fue todo lo que dijo antes de caminar animadamente hacia la salida.
—Abrígate bien, Mateo —le ordené antes de que se fuera, las temperaturas han comenzado a ascender, pero aún temo que pesque un resfriado.
—Al fin solos —me sonrió lobuno mientras acercaba mi silla a la suya, me cargó con una facilidad impresionante y acabé sentada sobre su regazo tal cual princesita—. He tenido días ajetreados en el trabajo, moría por estar así contigo —murmuró antes de dejar un tierno beso sobre mi frente.
Amo que sea tan natural y abierto con lo que siente. Y en especial amo más que me haga sentir tan cómoda y protegida.
—¿Esto de hacer que me siente sobre tus piernas se te convertirá en una costumbre?
—Solo si tú quieres —me sonrió, envolviéndome entre sus brazos.
—Sí quiero —susurré, acurrucándome sobre su pecho.
Nos quedamos así durante un rato, envueltos en un acogedor silencio. Él trazaba caminos invisibles con sus dedos sobre mis brazos y espalda. Yo en cambio quedé hechizada por su perfume varonil, podría olfatearlo el resto del día.
—No me contaste qué te dijo mi madre el otro día.
Y...se jodió la atmósfera.
—No mucho en realidad —eso no era del todo mentira.
—Mi madre nunca necesita hablar de más para amenazar, intimidar o minimizar a cualquiera. Es como si fuera su superpoder. Y sé que te dijo algo.
—Solo me dijo lo que cualquier suegra le diría a su nuera.
—Necesitaré que seas más específica, Vainilla.
Suspiré con pesadez y me separé de su pecho para mirarlo a los ojos. Lo último que quería era crear un problema entre él y su madre, pero tampoco quería ocultarle nada, ya aprendí a la mala lo ocurre cuando lo hago.
—Ella...me preguntó cuáles eran mis verdaderas intenciones contigo fuera del ámbito del contrato. O sea, si mi interés en ti era sexual o económico o...
—Ok, entiendo —me interrumpió. Se recargó hacia atrás y frotó su rostro con ambas manos antes de reincorporarse—. Siento que hayas tenido que pasar por eso. Ella es...
—Difícil —concluí por él.
—Exacto —sus brazos me rodearon de nuevo—. Pero no te preocupes, hablaré con ella y...
—No —lo corté—. Ella tiene sus motivos por los que no le agrado y no tiene nada de malo. Además, creo que para ninguna madre ninguna mujer es lo suficientemente buena para su hijo. Más aún porque su hijo eres tú.
Otra vez hizo ese gesto que tanto está comenzando a gustarme. Tomó mi mentón entre sus dedos acercándome a él y depositó en mis labios uno de esos tiernos besos que nadie sabe dar tan bien como él. Le devolví el beso, encantada. Besarlo se ha convertido en hobbie en menos de un mes; un hobbie adictivo.
—Anda, vamos a jugar con Mat —sonrió sobre mis labios al separarnos. Emití un gruñido de inconformidad, no quería que se detuviese—. ¿O quieres quedarte a jugar conmigo?
Ese tono sugerente en el que lo dijo casi logra bajarme la presión. ¿Acaso no tiene conocimiento del impacto que provoca en mí? Sentí mis mejillas adoptando calor y rápidamente me levanté intentando disimular.
—Eh...vamos —tartamudeé antes de dar media vuelta para dirigirme hacia la puerta.
Escuché la corta risa que emitió y poco después me estaba agarrando de la mano y guiándome en dirección al jardín.
—Era una broma —aclaró, sonriéndome de lado.
—Lo sé...es que...
—Te pone nerviosa pensar en nosotros de esa forma, lo capto.
La verdad es que no sabía cómo lidiar con esa parte de ''nuestra relación''. Me gusta, muchísimo, y sé que en algún momento tanto él como yo nos sentiremos inconformes con solo tener besos. El punto es que no estoy ni remotamente preparada para ofrecerle más.
—Ey, Lori —tiró de mi mano haciendo que me detuviera—. ¿A qué viene esa cara? ¿Dije algo que te molestara o hice algo mal?
—No —sonreí a medias—. Tú nunca dices ni haces nada malo. El problema siempre fui y seré yo.
—Tú no eres un problema y no hay nada mal contigo. Solo...necesitas tu tiempo para superar algunas cosas y no pretendo presionarte.
—Lo sé, pero eso no quita que sea injusto para ti —me mordí el labio inferior—. En algún momento se te van a acumular las ganas, vas a querer tener sexo y yo...
—No estás lista y por lo mismo voy a esperar a que lo estés, así tenga que esperar durante meses, no me importa.
—Pero a mí sí, ¿entiendes? No quiero que seas tú en el que siempre dé todo de sí y reciba tan poco a cambio. Y no me refiero al sexo, sino en general. Tú eres quien comprende, quien espera, quien apoya; y yo lo único que hago es agregarte obstáculos.
—¿Ya terminaste con tu monólogo culposo? —bromeó a la vez que acariciaba mi mejilla—. Escucha, he estado mucho tiempo solo, por lo cual mi vida sexual no me urge ni la mitad de lo que crees. Tampoco me molesta en lo absoluto tratar de entenderte ni darte tu espacio, no es una carga para mí. Así que sácate esas ideas de la cabeza y vámonos a buscar al único niño sobre la faz de la Tierra con el coraje suficiente para decirle a Regina Harriet en su cara que da miedo.
Eso me hizo reír. Aún me costaba creer que mi hijo haya sido capaz de decir algo así.
—No sé qué voy a hacer con él.
—Para mí está genial. Admiro que no se calle lo que piensa y, aunque te parezca loco, mi madre ama que la enfrenten.
—¿En serio?
—Ella impone miedo y tiene fama de implacable, por ello le gusta que la reten y le demuestren que en carácter estás a su altura. Por eso Lily se la ganó en una noche.
—¿Qué hizo Lily?
—¿Nunca te contaron lo del show de la cena de presentación?
—No.
—Bueno, ya tenemos chisme para entretenernos en el camino.
(...)
Repasé una última vez mi imagen en el espejo, en busca de imperfecciones. Después de saber que soy el foco atención de los medios en la ciudad me enfoqué en verme lo mejor posible, no quiero decepcionar a Garret.
No estaba nada mal, un vestido negro de tirantes con un disimulado escote y largo hasta los tobillos. Hice mi mayor esfuerzo por usar maquillaje de noche, no me gusta resaltar de más, pero tampoco quedó tan mal, había olvidado cómo lucía el labial rojo sobre mis labios. Mi cabello suelto y perfectamente peinado, unos tacones altos, accesorios y perfume.
Lista.
Respiré profundo antes de disponerme a realizar esa auto-terapia que Lily ideó hace meses, hasta ahora me ha resultado bastante bien.
—¿Qué ves en el espejo? —murmuré y me eché un último vistazo antes de encontrarme con mis propios ojos en mi reflejo—. Veo a una mujer que hoy luce preciosa, tanto que ni su casi olvidada baja autoestima puede decir lo contrario. Veo que ya no se siente tan cohibida hablando en público, eso es un logro. Veo que se siente querida y valorada por primera vez en demasiado tiempo —mi voz se quebró, pero me obligué a no llorar—. Veo la posibilidad de que vuelva a ser feliz si se da una oportunidad a sí misma.
Exhalé, cerré los ojos y sonreí.
No pude continuar con mi terapia ya que alguien tocó a mi puerta, sospechaba quien —o quienes— podía ser. Me apresuré en abrir y sonreí al verlos a ambos, vistiendo trajes semi-informales y sin corbata, guapísimos. Como en el evento anterior, ambos se quedaron embobados mirándome. Los adoro.
—Parece que esto de que vengan a buscarme se está conviertiendo en tradición.
—Siempre es un honor escoltar a tan bella dama —me sonrió mi ''novio''.
—Pareces una famosa en la alfombra roja, mami.
—Halagadores —rodé los ojos—. ¿Y eso de que Mat se esté dejando cargar también es nuevo?
Mateo le lanzó una mirada desaprobatoria a Garret e hizo una mueca.
—Qué asco, bájame.
Mi ''novio'', resignado y entre risas, depositó al pequeño en el suelo y luego me envió una mirada de reproche.
—¿Por qué le dijiste? Estábamos bien.
Me ofreció su brazo el cual enganché con el mío y con mi mano libre tomé la de mi hijo. Descendimos al primer piso y luego nos dirigimos hacia la salida, en la puerta nos esperaba Vivi con nuestros abrigos, como siempre.
—¡Qué guapos! —nos sonrió mientras ayudaba a Mateo a colocarse el suyo, he notado que él se siente muy a gusto a su alrededor y lo mismo ocurre con el chef Reginald.
—Gracias —dijimos a coro.
Íbamos de salida cuando recordé un detalle que se me pasó, aún me sentía algo incómodo haciendo esto, pero ya que no estaría en casa necesitaba que alguien más lo hiciera por mí.
—Vivi —la susodicha volteó hacia mí en cuanto escuchó su nombre saliendo de mi boca—. Nuestra sobrina Jessie se va a pasar el fin de semana con nosotros, ¿te importaría ordenar unas tiaras para jugar a las princesas y decirle al chef que ella ama el chocolate? —agregué una sonrisa—. Por favor.
La castaña se quedó mirándome, estupefacta.
—¿Tú? A-acabas de pedirme...¿que haga algo por ti?
—Emm...¿sí?
De la nada soltó un gritito y comenzó dar saltitos en el lugar, me recordó a Jessie por un momento.
—Es genial. ¡Por fin te estás adaptando, mujer! —sin previo aviso me dio un abrazo y se separó tan rápido que apenas pude procesarlo—. No te preocupes, jefa, tus deseos son órdenes.
—Gracias.
—Ahora vayan y diviértanse. Lo tendré todo listo para cuando regresen.
Nos despedimos de ella y salimos al exterior en donde el auto nos esperaba aparcado. Como todo un caballero, Garret abrió ambas puertas para nosotros y antes de cerrar la mía me susurró:
—Me alegra que estés asimilando tu rol como lo que eres, la señora de esta casa.
Y se me cortó la respiración.
Todo el viaje me lo pasé en silencio a pesar de que debía haber intervenido cuando Garret intentaba entablar una conversación con el rubito y este le contestaba de forma grosera. Estaba demasiado avergonzada.
Llegamos al Sweet Paradise poco después y en cuanto entré al local me concentré única y exclusivamente en mi papel en la misión. La gran mayoría ya estaba preparada con anterioridad, el resto de los trabajadores, mi tía y yo nos pasamos la mañana entera decorando y preparando todo, así que era cuestión de ultimar detalles. Dejé a Garret a cargo de Mat y de Jessie y arrastré a mi tía conmigo para que me ayudara, hoy me sentía especialmente útil y no pensaba defraudar a Evan.
Pasada al menos una media hora, llegaron ''los perros'' —los mejores amigos de Ev—, Corina, ''mis suegros'', Angeline, Frank, la Sra. Caridad —vieja amiga de Lily— y una chica bellísima a la que nunca había visto. Noté que ella no conocía a la mayoría, de hecho, solo conocía a una persona: mi novio.
No voy a negar que sentí celos, pero también me sentí un poco insegura, no por él, sino por mí. Esa chica era preciosa. Rubia, con el cabello corto, alta, esbelta y con un rostro angelical. En resumen, el tipo de mujer en la que cualquier hombre se fijaría. Incluso Garret.
Me regañé mentalmente por pensar de esa forma. No pasé meses en terapia fortaleciendo mi autoestima para comenzar a compararme ahora con alguien más; pero cuando se trata de él todo es diferente. No es lo mismo engrandecerse y superar los traumas a nivel personal, que hacerlo cuando tienes una nueva pareja; nadie me ha preparado para ello.
Decidí centrarme en supervisar los últimos detalles y disimular lo mejor posible mi cara larga. No sería difícil, si simulé durante años que no era víctima de violencia doméstica, podía pretender que no estaba celosa e insegura.
Venía de la cocina con una bandeja de tentempiés cuando casi la tiro sobre alguien y de paso casi derramo también la copa de champán que sostenía. Y no me refiero a cualquier alguien. Hablo de Regina Harriet.
Bravo, Lorraine. Sigue cagándola.
—Lo-lo siento, yo...
—¿Alguna vez vas a dejar de tartamudear frente a mí?
—Perdón... —bajé la cabeza.
—Celosa, ¿verdad?
Esas dos palabras me hicieron levantar la mirada de golpe, sorprendida. Vislumbré en su rostro una media sonrisa, algo altanera.
—Soy intuitiva, querida.
—Es una gran virtud —ella comenzó reír de golpe, nada comparado con las carcajadas de Garret, su risa era más pausada, incluso melódica—. ¿Qué es tan gracioso?
—Tú, eres muy tierna. La rubia que te puso celosa es Ariadna, la mano derecha de mis hijos en la empresa y ten por seguro que no necesita emparejarse con ellos ni con ningún otro heredero rico para triunfar en la vida.
Intencional o no, eso sonó como una indirecta muy directa hacia mí.
Pero...
—Las mujeres nunca necesitan de nadie más. Estamos aquí por Lily, que se casó con Evan pero ha triunfado por sí sola como pequeña empresaria y estoy segura de que lo hará el doble como escritora.
Emitió una corta risa sin gracia.
—¿Me estás retando, niña?
Oh-oh.
Joder. Esto me pasa por meterme en la boca del lobo haciéndome la valiente.
Estuvo a punto de decirme algo cuando de la nada apareció su hijo posicionándose junto a ambas.
—¿Pasa algo aquí? —preguntó, lanzándole una mirada de advertencia a la mujer que lo trajo al mundo.
—Tu novia —me señaló con su copa—, me retó —rió, esta vez con más jococidad.
Ella se acercó a mí, lenta y amenazadoramente, tanto que me dieron ganas de salir corriendo despavorida y mudarme de ciudad.
—Escúchame bien, querida —la entonación pausada y a la vez fuerte de su voz me hizo sentir pequeñita. Hizo una pausa y luego regresó a su posición ''relajada'' habitual—. Para ser una Harriet no puedes dejarte intimidar con tanta facilidad. Si vas a rugir, hazlo. Tú lo dijiste, las mujeres no necesitamos de nadie más.
Eso fue...¿un cumplido?
No dijo más, se volteó hacia Garret y le palmeó el hombro.
—Está comenzando a agradarme.
Y ya está. Se marchó.
—¿Qué...acaba de pasar?
—Te dije que le gusta que la reten —dejó un sonoro beso en mi mejilla—. Bien hecho, Vainilla.
Y dicho esto me quitó la bandeja y se fue sin más.
Pasaron un par de minutos más y recibimos una llamada de Evan avisando que ya estaba en camino con Lils. Lo organizamos todo, apagamos las luces y nos escondimos. Cuando la pareja del año llegó, el pelinegro despojó a su esposa de la venda que cubría sus ojos y esa fue nuestra señal. Encendimos las luces y gritamos un ruidoso ¡Sorpresa!
—¿¡Qué es todo esto!? —chilló la festejada.
—¿Pensaste que ibas a publicar tu primer libro sin tener una fiesta de celebración? —dijo Jasmin, abrazándola.
—¡Muchas gracias! —se separaron—. Pero...¿en qué momento planearon todo esto?
—Fue idea mía y de papá —contestó Jess, posicionándose frente a ella—. Llamamos a todos y te organizamos esta sorpresa desde la mañana.
—¿Han pasado todo el día preparando todo esto para mí? —sonrió paseando la mirada entre todos nosotros.
—Te lo mereces, amor —Evan besó su mejilla con tanta ternura.
—No sé cómo agradecerles. Me encanta.
—No agradezcas, solo disfruta —Garret le guiñó un ojo.
La fiesta dio inicio y no perdí la oportunidad de ir a abrazarla y pedirle un ejemplar autografiado de Eternal Love, no podía estar más orgullosa por sus logros. Desde que la conozco nunca la había visto tan feliz y deseaba de corazón que así perdurara para siempre, porque nadie lo merece tanto como ella.
El festejo continuó hasta la noche y aparecieron un par de invitados más a los cuales no conocía, pero no le tomé mucha importancia. Garret me presentó a Ariadna y al instante sentí la misma vergüenza que cuando descubrí que Corina no era más que su mejor amiga, odio esos celos tontos míos, y es raro ya que nunca fui celosa, con nadie.
Pusieron música y fui invitada a bailar, pero decidí declinar la oferta. Me sentía bien con el ambiente, mas no lo suficiente. Aun así me divertí, los ''perros'' me caían cada vez mejor y descubrí el apodo por el que Corina llama a mi ''novio'', voy a molestarlo con ese Gary hasta que deje de parecerme divertido.
Todo iba bien hasta que el grito de un hombre nos llamó la atención a todos. Se trataba de un señor que venía acompañado de su esposa y de la que parecía ser su hija, se encontraban frente a Lily, Evan y Jessie. Mis alarmas saltaron cuando vi que Lils comenzaba a llorar.
Lo que ocurrió después fue muy confuso. Evan se enfrentó a ese señor. Lily pidió que sacaron a los niños del lugar, de lo cual mi tía y la Sra. Caridad se encargaron. Ev le preguntó a Lils de dónde conocía a esas personas. La señora de la nada abofeteó a la castaña y de la impresión al ver esa demostración de violencia abracé a Garret.
Y finalmente se desató el caos. Esos señores afirmaron ser los padres de Lily.
Lily fue rica.
Y su nombre no era Liliane Fay, sino Liliana Allen.
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Nuevo capítulooo!!!
Me bloqueé varias veces antes de terminarlo, pero aquí lo tienen.
Regina y Lorraine, polos opuestos, ¿que les parecieron sus "enfrentamientos"?
¿Creen que Regina acepte a Lori en un futuro cercano?
Llegamos a esa etapa de aguas turbulentas que todos recordamos muy bien de CFF. Ahora lo leerán desde la perspectiva de estos dos.
Ahora algo que no tiene nada que ver mis historias, pero es importante. ¿Han leído a Nepasavoir ? En estos momentos no lo está pasando muy bien y quiero invitar a todos aquellos que la han leído y les gustó su trabajo que me envíen un mensaje al privado expresando por qué la consideran buena escritora y porqué sus historias merecen lo mejor. Es para una buena causa, porfa ayúdenme con eso.
Besos de Karina K.love 😉
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