CAPÍTULO 15: Firma y finge
Lorraine
Exactamente tres días después de Navidad, me encontraba en la notaría luego de haber sido citada por Garret para firmar nuestro contrato.
Aún se sentía un poco raro. Un contrato. Un hoja de papel con el valor legal suficiente como para obligarnos a acatar las reglas y condiciones que decidimos imponer en él. Nunca me vi siendo contratada para interpretar un papel, en especial cuando la ''obra de teatro'' es en vivo, con personas que conozco y ante toda una ciudad. ¿La peor parte? Mis sentimientos por mi co-protagonista.
Sí, siento cosas por Garret. Cosas que no he sabido cómo definir más allá de eso, cosas. Me atrae demasiado físicamente, pero lo que me aterra es que emocionalmente lo hace aún más. Eso es peligroso y más si vamos a vivir bajo el mismo techo durante seis meses, por eso le puse esa condición. Sé que, si llegásemos a entablar algo serio, no sería negativo, al contrario, he descubierto que estar con él me hace mucho bien; pero no puedo tomarme esta situación a la ligera. Mat está de por medio, no puedo acostumbrarlo a una familia falsa que sólo perdurará durante medio año, y estoy bastante segura de que cuando Garret se entere de que fui víctima de violencia doméstica, su percepción sobre mí cambiará.
Ese era otro tema que no sabía cómo tratar. Debía contarle, merece saberlo, pero no sabía cómo hacerlo. Para alguien que ha sufrido tanto como lo he hecho yo no es sencillo hablar del tema, menos cuando se trata con un nuevo interés amoroso. En el fondo también me da miedo que me rechace o que se arrepienta de querer intentar algo conmigo cuando vea que en ciertos aspectos no va a poder actuar como lo haría con cualquier otra mujer.
—Bueno, repasemos los puntos esenciales —anunció Frank. Me sorprendí cuando Garret me informó que él se encargaría de la redacción y validación de nuestro contrato al ser el abogado de la familia, pero también me hacía sentir segura, él me da mucha confianza—. El contrato tendrá vigencia a durante el periodo de seis meses que comprende desde enero hasta junio. La empleada, Lorraine Moon, se compromete a prestar sus servicios actorales según las peticiones y necesidades de su empleador Garret Harriet y se alojará en su vivienda de residencia hasta el término del plazo estipulado. A cambio, el empleador se compromete a pagar la suma de seis mil dólares, comprar un inmueble a nombre de la empleada y costear la colegiatura del hijo de la empleada durante los próximos cinco años. Éste acuerdo tiene carácter confidencial y ambas partes se comprometen a no revelar su existencia a terceros bajo ninguna circunstancia. ¿Hasta ahí todo está en orden?
—Anjá —asintió Garret quien se encontraba sentado junto a mí—. Pero tengo una pregunta. ¿Hay alguna forma de agregar una cláusula que nos prohíba desarrollar sentimientos el uno por el otro?
Mis mejillas se acaloraron tan pronto lo escuché decir eso. Incluso yo, que tenía tan pocos conocimientos en cuestiones legales, sabía que ese detalle debíamos mantenerlo como un acuerdo verbal.
Frank no se molestó en disimular su diversión y soltó una sonora carcajada.
—No es legalmente posible.
—Lo sé —rió Garret y ladeó la cabeza, señalándome—. Pasa que la señorita no se quiere enamorar de mí.
—¡Garret! —le propiné un codazo, ¿acaso no era consciente de que me estana avergonzando?
—Definitivamente esta firma está siendo más divertida que la del contrato de Evan y Lily —negó con la cabeza, divertido.
¿Lily y Evan también firmaron un contrato? Bueno, ellos se casaron bajo circunstancias poco comunes y quizás hicieron uso de algún acuerdo prenupcial o algo por el estilo. De igual forma no es de mi incumbencia, debería preocuparme por el mío y no por ajenos.
El abogado Jenkins leyó el documento una última vez antes de entregárnoslo para que también lo hiciéramos. Ambos repasamos los términos y condiciones y posteriormente nos entregaron los bolígrafos para proceder a firmar. Garret fue el primero, deslizó la punta del lapicero con rapidez y agilidad sobre la hoja de papel plasmando su firma en él, parecía que dicha acción la había realizado cientos de veces antes y de seguro así era.
Movió la hoja de papel sobre el escritorio hasta dejarla frente a mí. Si firmaba, me comprometería a convivir con él y fingir un noviazgo durante medio año. Todo esto era un secreto, por lo tanto no contaría con nadie para hablar de ello cuando lo necesitara. Mi mundo se concentraría en Garret y Mateo; y justo por éste último lo hacía. La oferta era prometedora y me anivelaría lo suficiente económicamente como para vivir con tranquilidad junto a mi pequeño durante una larga temporada.
—Lori —el llamado de mi futuro novio falso me distrajo de mis pensamientos, no había caído en cuenta de que estaba en trance mirando el documento—. Aún estás a tiempo de retractarte, no habrá problema.
¿Por qué tiene que ser tan jodidamente atento y comprensivo? Esto de cero sentimientos se me va a dificultar.
—No, lo haré.
Inhalé profundamente y luego dejé escapar el aire de mis pulmones mientras firmaba. Listo. Ya estaba hecho.
—Bien, a partir de ahora comienza la vigencia de este contrato y el primero de julio del próximo año se dará por conluido tras efectuarse el pago a Lorraine —proclamó Frank, regalándonos una sonrisa—. Supongo que ahora son pareja y debo fingir sorpresa cuando se haga público, ¿no?
—Amo que seas nuestro abogado —rió Garret para luego estrechar su mano—. Gracias por todo, Frank.
Repetí el mismo proceso al levantarme de mi asiento—. Gracias.
—Un placer. Y de corazón espero que ustedes terminen igual de bien que Lily y Evan, me gusta esta pareja.
Abrí los ojos a más no poder a la vez que mi rostro se tornaba rojo, no necesitaba mirarme al espejo para saberlo. Mi ahora novio se limitó a mirarme y sonreírme.
—¿Ves? Alguien más que lo piensa.
Sí, la lista es larga.
Procedimos a abandonar la oficina en la que nos encontrábamos y posteriormente el edificio de la notaría también. Justo en la salida, antes de que se dirigiese a su auto, Frank me tomó ligeramente del brazo, apartándome un poco.
—Él es un buen hombre —murmuró—. Y si la historia se repite, debes saber que tú y tu pequeño estarán bien con los Harriet, y no me refiero al lado económico.
—Gracias, Frank —le sonreí.
Nos despedimos y me dirigí hacia la acera para pedir un taxi, pero quedé en shock cuando sentí unos brazos fuertes rodeándome por detrás.
—¿A dónde crees que vas? —murmuró en mi oído.
—A-a casa.
¿Por qué estaba tartamudeando a lo tonto?
—¿Sola? ¿Y en taxi?
—Así llegué aquí.
—Sí, pero eso fue antes de que fueras mi novia, y ahora lo eres.
—Sí recuerdas que todo es fingido y que la actuación empieza a partir de la cena de fin de año, ¿cierto?
—Claro, pero podemos ir practicando.
Antes de darme la oportunidad de decir algo más, me soltó de su agarre para en su lugar hacerme girar quedando frente a él. Llevó sus manos a mi cintura y yo, por inercia, llevé las mías a sus hombros. Ya es una costumbre y me sigue pareciendo impresionante la forma en la que me dejo llevar con tan solo un ligero roce de sus dedos, es...magnético. Mis ojos se clavaron en los suyos y por milésima vez me perdí en ese mundo avellana que tanto me llamó la atención desde la primera vez que lo vi.
—¿Quieres ir a una cita conmigo?
Su pregunta me tomó tanto o más desprevenida que cuando me abrazó. ¿Cita? ¿Él y yo?
—Ci...¿cita?
—Sí, Vainilla, una cita.
Bueno, supongo que tendremos muchas durante los próximos seis meses y, quiera o no, forman parte del contrato. No puedo negarme.
—Claro —murmuré, más para mí que para él.
—¿Qué dijiste? —cuestionó, en serio no me escuchó.
Sentí el calor apoderarse de mis mejillas. Eso ya comenzaba a molestarme, por el frío mi piel adoptó una pigmentación más pálida, y por lo mismo el color rojo es mucho más notable cuando me sonrojo.
—Que sí, acepto.
Una de esas sexys sonrisas adornaron su rostro. ¿Cómo se las arregla para lucir así de guapo veinticuatro siete?
—Perfecto —sonrió y acto seguido me tomó de la mano.
Una sensación demasiado cálida me absorbió ante su toque a pesar de que tanto su mano como la mía estaban heladas. Me gustaba, el roce de nuestros dedos entrelazados. Valiéndose de nuestro agarre, me guió en dirección a donde se encontraba estacionado su auto, un BMW azul. Abrió la puerta del lado del copiloto para mí y una vez estuve dentro, rodeó el vehículo y lo abordó también.
—¿A dónde vamos? —pregunté cuando el auto se puso en movimiento.
—No lo sé —se encogió de hombros—, ¿a dónde te gustaría?
''¿Qué me gustaría hacer?'' ''¿A dónde me gustaría?'' ''No haré nada con lo que no te sientas cómoda.''
Frases como esas demuestran la diferencia abismal que existe entre Garret y Roy. A veces no te das cuenta de lo mal que te trataba una persona hasta que llega alguien brindándote un trato totalmente distinto, más caballeroso, más atento; uno mejor en todo sentido de la palabra. Y no, no me refiero al hecho de que mi ex-marido me golpeaba y Garret ha demostrado poseer una paciencia extraordinaria conmigo, sino a que uno me hacía sentir como una basura todos los días de mi vida y el otro me atiende como si fuera su tesoro más preciado.
Me detuve a pensar por un momento hasta que di con un buen plan.
—¿Sabes patinar sobre hielo?
—Pues...no soy un experto, pero no te avergonzaré cayendo estrepitosamente en medio de la pista, te doy mi palabra.
Eso me hizo reír y por consiguiente me gané esa cabeza ladeada y mueca que siempre usa cuando, según él, le encanta algo de mí.
—Iremos al Ivytown. ¿Está bien para ti?
Gracias por preguntar.
—Excelente —le sonreí.
El resto del trayecto —el cual no fue muy largo— se resumió en silencio. Pero no, no se trataba de un silencio incómodo sino uno agradable. Disfruto de su compañía y él disfruta de la mía, no necesitamos hablar de ello para saberlo.
Estacionamos a las afueras de Ivytown, la pista de patinaje sobre hielo más grande de la ciudad. Se encuentra en el interior de una edificación enorme cuyo techo de vidrio da la impresión de que estás al aire libre ya que penetra uniformemente la luz natural. Es un lugar público que no distingue entre clases sociales, todo Heaven Gold City asiste allí para patinar y por lo mismo es el sitio perfecto para comenzar a levantar sospechas entre los medios sobre nuestra ''posible relación amorosa'' o, en el caso de ciertas revistas de chismes y periódicos amarillistas, reforzar dicha teoría.
No sabía que además de los Ackerman varios medios informativos estaban especulando acerca de un posible romance entre Garret y yo, pero lo descubrí hace un par de días cuando navegaba en internet buscando las entrevistas que le hicieron a Lily por su libro próximo a lanzarse. El rumor se está esparciendo y muchos creen que en verdad somos pareja —aunque no está muy alejado de la ''realidad''—, tanto que hasta le pusieron nombre al ship, somos Lorret. Gracioso, ¿no?
Ingresamos al local en donde Garret pagó las entradas antes de dirigirnos a la zona de alquiler de patines. No nos tardamos mucho para encontrar unos pares de nuestra talla y colocárnoslos, o más bien, que él nos los colocara a ambos, insistió en ponérmelos y admito que me resultó un gesto tierno.
Nos dirigimos a la enorme pista de hielo en la cual varias docenas de personas patinaban contentos. Había olvidado cuan grande era ya que llevaba cerca de siete años sin pisar este lugar, mis padres solían traerme cuando era pequeña y sin embargo nunca pude traer a Mat, debo hacerlo antes de que las vacaciones finalicen.
—¿Lista? —preguntó él tan pronto las cuchillas de nuestros patines hicieron contacto con el hielo.
Le regalé una sonrisa traviesa antes de adelantarme unos cuantos pasos y realizar un giro típico del patinaje artístico sobre hielo. Al culminar me encontré con la boca de Garret formando una graciosa O, me mordí el labio inferior con cierta vergüenza ante su expresión.
—No me dijiste que eras patinadora artística —sonrió acercándose a mí.
—No lo soy, pero aprendí a patinar cuando era niña y conozco algunos pasos, además soy bailarina, ¿recuerdas?
—Eres una maravillosa caja de sorpresas —su sonrisa se ensanchó mientras apartaba detrás de mi oreja uno de esos mechones de cabello que dejé sueltos ya que no pude amarrarlos a mi coleta.
Me comenzaba a sentir más cómoda con sus gestos, debía hacerlo si pretendía desempeñar un buen papel como su novia falsa, y él me facilitaba mucho las cosas.
Extendí una de mis manos en su dirección, invitándolo a tomarla. No voy a mentir, amé la sensación que me produce tomarnos de las manos y quería volver a sentirla. No tardó en entrelazar sus dedos con los míos y sonreírme antes de que comenzáramos a patinar juntos.
Nos deslizábamos juntos sobre el hielo, a nuestro propio ritmo y sonriéndonos como tontos. Él se tomó su tiempo y con numerosos gestos ''me pidió permiso'' para que nuestro contacto se tornara más íntimo, con ello me refiero a que me tomó de la cintura como suele hacer y comenzamos a patinar así, juntos, como si bailáramos. En ningún momento apartó sus ojos avellana de los míos, eso me enternecía pero a la vez me ponía demasiado nerviosa, aunque trataba de disimularlo. No tardó en notar mi incomodidad y, sin tocar el tema, se separó de mí volviendo a nuestra posición inicial.
Estaba comenzando a amar eso de él. Sabe exactamente cuando parar con x acción cuando se percata de que no estoy cómoda. No indaga. No pregunta. Me da mi espacio. Me tiene tanta paciencia que a veces me hace sentir mal no poder abrirme del todo; pero está dispuesto a esperarme, y no tiene idea de lo mucho que se lo agradezco.
Me pidió que le enseñara algunos pasos en vista de que, según él, soy tan buena. Lo instruí como pude y me fue imposible no carcajearme cuando torpemente me imitaba, lo gracioso era que danzaba a un estilo muy femenino sin importarle en lo más mínimo que estaba haciendo el ridículo. Lo hacía para hacerme reír.
Encantador.
—¿Seguro que quieres hacer esto? —cuestioné cuando me propuso realizar uno de esos pasos complejos en los que el chico alza en brazos a la chica—. Maniobras como esas llevan mucha práctica y no somos profesionales.
—No nos vamos a presentar a una competencia internacional de patinaje artístico —rió—, sólo quiero probar para que esta cita sea del todo memorable.
Una cita memorable en la que no han habido besos ni caricias, nada de lo románticamente típico. Aun así él...
—¿De verdad sólo necesitas eso? —sonreí a lo que asintió con efusividad tal cual niño pequeño—. Ok, allá voy.
Tomé algo de impulso antes de abalanzarme sobre sus brazos. Me tomó de la cintura y me alzó como si mi cuerpo no pesara en lo absoluto. Me sostuve de sus fuertes brazos mientras me perdía en sus ojos, desde mi posición tenía una vista perfecta de su rostro, en especial de su sonrisa.
Durante un segundo, su agarre flaqueó y por lo mismo perdió el equilibrio haciendo que ambos cayésemos al hielo. No recibí golpe alguno por el impacto ya que el fornido cuerpo de mi novio falso amortiguó mi golpe y terminé encima de él. Quedé en shock por un breve instante y me sonrojé al percibir que la complexión física de Garret es bastante generosa, y nuestra posición era un tanto...comprometedora.
Me distraje de mis pensamientos cuando sentí su pecho subiendo y bajando repetidas veces bajo el mío, estaba riendo. Entonces caí en cuenta de que mis pensamientos pervertidos robaron mi atención de lo realmente importante.
—¿Te hiciste daño? —pregunté mientras lo escaneaba visualmente en busca de algún rasguño o golpe, soy buena identificándolos, lastimosamente.
—No, tranquila —su sonrisa relajada me llenó de alivio—. Pero supongo que ahora quedé como un mentiroso que no tiene palabra.
—¿Por qué lo dices?
—Te di mi palabra de que no te avergonzaría cayendo estrepitosamente, y no sólo caí sino que te llevé conmigo —rió.
—Bueno, quedas perdonado sólo porque caímos realizando un paso que sólo realizan bien los profesionales —le guiñé un ojo.
—Oh, entiendo —asintió—, me exoneras por superar el nivel de dificultad.
—Algo así —reí, contagiándolo.
Nuestras risas cesaron poco después, cuando ambos nos sumergimos en la mirada del otro. Percibí a mi corazón latiendo a mil por hora y casi podría jurar que el suyo estaba igual de desbocado bajo mis manos.
—Lorraine... —el tono ronco y pausado con el que dijo mi nombre envió una corriente eléctrica que sacudió todo mi sistema—. Será mejor que nos levantemos —su vista se dirigió a mis labios—, no es bueno para mi estabilidad emocional tenerte así de cerca siete meses antes de que aceptes ser mi novia real.
Durante cada palabra mi mirada siguió el movimiento de sus labios. Tan rosáceos, carnosos y...jodidamente apetecibles. ¿Por qué soy tan débil cuando se trata de él? ¿Por qué me dejo llevar con tanta facilidad cuando ni siquiera me lo pide?
—Podemos ir practicando, ¿no? —susurré, repitiendo sus palabras.
Me sonrió con entusiasmo justo antes de inclinarse para unir sus labios con los míos. Al principio fue un simple roce, como el de ese pico fugaz que le di en Navidad. Luego los presionó y, al no ver objeción ni arrepentimiento de mi parte, atrapó mi boca con la suya. Cerré los ojos dejándome llevar por lo suave y dulce que se sentían sus labios succionando ligeramente los míos, era tan delicado y lento que me hacía querer más. Tomé la iniciativa acelerando un poco el ritmo de ese beso que me estaba elevando hacia las nubes. ¡Joder, qué bien besa!
Nos separamos tras un par de besos adicionales, un tanto más cortos que el inicial. Mi mirada se centró en sus labios ya que mirarlo a los ojos me avergonzaba demasiado, pero fue peor, el tono rosáceo fue reemplazado por un rojo cereza, producto del beso. ¿Los míos también estarían así de rojos? Encima las comisuras de los mismos se habían alzado en una sonrisilla coqueta, lo que me faltaba.
Lo escuché aclararse la garganta y por ende me atreví a mirarlo. Sus orbes avellana desbordaban emoción y un brillo especial que no supe a qué emoción asociarlo.
—Lo dicho —su sonrisa se amplió un tanto más—, memorable.
(...)
—¿Entonces hoy todos van a saber que Garret y tú son ''novios''? —preguntó mi principito dibujando comillas en el aire y con su distintiva mueca de desagrado, esa que usa siempre que ve o habla de mi novio falso.
Ambos nos encontrábamos en nuestra habitación, terminándonos de alistar para bajar a cenar. Hoy es fin de año y, por lo mismo, es hora de hacerle saber a toda la familia que ''estamos juntos''.
—Sí, cariño —le sonreí mientras reacomodaba la chaqueta de su pequeño traje color negro—. Y te recuerdo que debes actuar y hacerles creer a todos que mínimo te cae bien.
—Pero es que él me cae mal —refunfuñó, cruzándose de brazos.
—Lo sé, pero recuerda que a partir de ahora será algo así como tu papá y para ganar el juego debemos hacerles creer a todos que somos una familia —formó un adorable puchero con sus labios y dirigió la mirada hacia un punto de la habitación—. ¿Por qué no miras los lados buenos?
—No hay lados buenos —rebatió.
—Sí los hay —insistí—. Cuando finalice el tiempo del contrato, nos mudaremos a nuestra propia casa, una hermosa y grande, la de nuestros sueños.
—Eso es bueno —consideró.
—También Evan y Lily serán tus tíos y Jessie tu prima.
—Esa parte también agrada —frunció sus pequeños labios tratando de reprimir una sonrisa.
—Y, aunque sé que no te agrada la idea, tendrás un papá durante medio año.
Por fin se dignó a mirarme, esta vez con una mueca dubitativa en su bonito rostro.
—¿Garret hará conmigo las cosas que hacen los padres con sus hijos?
—Pues...no está en el contrato y tampoco creo que sea bueno que te acostumbres a verlo como tu figura paterna, porque todo es actuación, pero... —tomé sus manitas entre las mías—. ¿No te gustaría poder decir que tienes un papá? Uno que juegue contigo, con el que veas maratones de películas de Spider-man y que te desee un buen día antes de entrar a la escuela.
—Eso me gustaría —murmuró—. Pero él te va a coquetear así que no quiero —infló sus mejillas en un claro gesto de indignación de su parte.
Reí—. Como quieras, cariño.
Terminamos de alistarnos antes de salir de la habitación para dirigirnos al comedor. Estaba demasiado nerviosa por anunciar el supuesto noviazgo, no sólo porque temía que no se lo creyeran, sino por las posibles reacciones de la familia; en especial del Sr. Eduard y la Sra. Regina, ellos son los que más me intimidan. Pero, dejando a un lado mis nervios, me sentía bien. ¿El motivo? Llevaba puesto el vestido que Garret me regaló por Navidad y me sentía realmente hermosa luciéndolo.
Hace cuatro meses mi autoestima era tan baja que no me sentía suficiente ni siquiera para cubrir esos horrendos vestidos que solía usar. Ahora todo ha cambiado para bien y me enorgullece poder decir que cuando me veo al espejo veo a una mujer bella y atractiva, digna de gustarle a un hombre como Garret y más que suficiente para lucir éste y cualquier vestido. Me costó meses darme cuenta de ello y reconciliarme conmigo misma. Soy consciente de que mi físico no es perfecto, posee imperfecciones como todos, pero eso ya no supone un problema. Después de tanto tiempo, me gusto a mí misma y nadie va a volver a arrebatarme eso.
Al ingresar al comedor, me percato de que nuestros invitados —o sea, los señores Harriet y Garret— ya se encuentran aquí. Eduard y Regina lucen divinos y elegantes como de costumbre. Mi novio por su parte optó por vestir su clásico estilo informal: un traje carente de corbata, los primeros botones de la camisa blanca desabrochados y esa postura casual que adopta introduciendo sus manos en los bolsillos de su pantalón negro a juego con el saco.
—Buenas noches —saludé captando la atención de todos los presentes.
Otra cosa que ha cambiado es mi ''pánico escénico''. Ya no me aterra ser el centro de atención, aunque cabe recalcar que ninguna de estas personas me incomodan, al contrario. Garret se quedó embobado y no disimuló ni un poco al mirarme de arriba a abajo, supuse que no se esperaba verme usando el vestido que me regaló.
—Tía Lorraine, ¡qué guapa! —chilló Jess haciéndome reír—. Está muy guapa, ¿verdad, tío Garret?
La mirada del castaño rojizo se desvió de ''nuestra'' sobrina para volver a centrarse en mí. Su gesto común hizo acto de presencia y luego sonrió.
—Guapísima.
—Yo que tú, me casaría con ella —insinuó la mini castaña haciéndonos reír a todos esta vez.
—Ok, pequeña casamentera —dijo Evan mientras cargaba a la niña—. Vamos a cenar.
Cada quien ocupó su asiento en la mesa —Garret y yo en los últimos asientos de cada lado respectivamente, por lo que quedamos uno frente al otro— donde la cena ya estaba previamente servida, la preparamos entre todos antes de ir a arreglarnos. Todos menos Evan ya que él como cocinero tiene cero de diez y, como dice mi tía, no sirve ni para hervir agua. Noté que figuraban también platillos nuevos que no preparamos nosotros, por lo que deduje que fueron añadidos por el resto del clan Harriet.
Jess tomó una copa y un tenedor y comenzó a golpear este último contra la superficie de cristal.
—Su atención, por favor —todos la observamos atentos a la próxima ocurrencia que saldría de su boca. Apoyó sus manitas sobre la mesa para sostenerse y se paró sobre su silla—. Estamos aquí reunidos para celebrar la Noche Anciana en familia.
Eso nos hizo reír a todos, sabíamos que saldría con algo como eso.
—Jess, se dice Nochevieja, cariño —le rectificó Lily.
—¿Pero ustedes no dicen que a las personas mayores no se les llama viejos, sino ancianos?
—Sí, princesa, pero eso no aplica con los nombres de las festividades. Es Nochevieja.
—Bueno, Noche de la tercera edad —otra tanda de risas—. Y tenemos tradiciones que cumplir.
—No me van a volver a obligar a lanzarme a la piscina, ¿o sí? —cuestionó Garret, no puedo juzgarlo, ese día casi se congela literalmente.
—No, tío. Hablo de pedir un deseo a las doce en punto y las demás cosas chulas que se hacen en fin de año.
—Pero nada de eso incluye a la piscina, ¿verdad?
Parece que cierto Expreso quedó traumatizado con eso.
La niña se golpeó la frente con la palma de su mano y negó con la cabeza varias veces—. No tienes remedio.
Jessie se dedicó durante los próximos diez minutos a darnos un discurso relacionado con las tradiciones de fin de año, muy a su estilo ''pandachino''. Garret no perdió la oportunidad cuando todos se distrajeron para sonreírme, guiñarme el ojo o cualquier otra cosa con la finalidad de llamar mi atención y hacer que me sonrojara, dicho sea de paso. El discurso de la pequeña Harriet se vio interrupido por Ev, quien le ordenó que comiera y luego siguiera parloteando.
Cuando la cena estaba próxima a terminar, mi ''novio'' nos hizo señas a mí y a Mat. Ya era hora. Una oleada de nervios me invadió al instante y comencé a temer por las posibles reacciones que veríamos a continuación.
—Hay algo que quiero contarles —anunció Garret, rompiendo el silencio y ganándose la atención de todos.
—Dime que no vas a soltar un discurso como el de Jessie, te lo ruego —dramatizó mi ''cuñado'' ganándose risas en respuesta, aunque esta vez los nervios no me permitieron sumarme.
—No, seré breve —los ojos de Garret se encontraron con los míos antes de pasear su mirada sobre las seis personas que no tienen idea de lo que está a punto de soltar—. Lorraine y yo estamos juntos. Ella y Mateo se van a ir a vivir conmigo.
Confusión, asombro y expresiones boquiabiertas, esas fueron las reacciones que recibimos ante la gran revelación. Evan, de hecho, se atragantó. Y no era para menos, Garret lo soltó de golpe y nadie se esperaba una bomba como esa.
—Eh...un momento —balbuceó una confundida Lily—. ¿En qué momento pasó... —con su dedo índice nos señaló a ambos— esto?
—Empezó hace como dos meses —respondió con naturalidad, tanta que hasta yo me la hubiera creído si no fuera parte de la mentira.
—¿Llevan dos meses saliendo? —inquirió Ev luego de recuperar el aliento, tímidamente asentí—. ¿Y por qué no nos habían contado?
—Queríamos ver cómo se daban las cosas entre nosotros antes de hacerlo oficial —me atreví a hablar.
—Sí, demasiado oficial si se van a mudar con él —enfatizó Regina mirándome acusatoriamente, mis nervios aumentaron un doscientos por ciento al tener sus ojos oscuros sobre mí.
—Mamá, te pido que no hagas un escándalo por esto —suspiró Garret.
—No estoy haciendo ningún escándalo, querido —su tono tajante no desapareció—. Sólo estoy sorprendida y...me parece un poco precipitado.
—Oh, vamos —rió Evan—. Yo me casé con Lily prácticamente sin conocerla, ellos al menos se tomaron el tiempo de salir en secreto por dos meses —sus ojos verdes se posaron en nosotros—. Por mí está bien, llevo meses esperando esta noticia.
—Supongo que...para mí también está bien —articuló Lils aún sin salir de su asombro, su reacción me importaba, es mi amiga y no quiero que nuestro vínculo se estropee por esto.
—Entonces...se van a mudar —dijo mi tía tratando de procesar sus propias palabras.
—Bueno...tampoco tenía pensado vivir aquí toda la vida. Sabías que estaba ahorrando para poder independizarme.
—Sí, lo sé. Es que no me esperaba que fuera tan pronto y menos de esta forma.
Busqué un atisbo de decepción en su voz, algo que sonara como un reproche, pero no, sólo sonaba igual a cuando me despedí de ella al irme a la universidad, nostálgica.
—¿Están completamente seguros de que es buena idea irse a vivir juntos, así de pronto? —cuestionó Eduard alternando su mirada entre su hijo y yo, por suerte la suya no era tan penetrante e intimidante como la de su esposa.
Garret suspiró—. Sé que suena loco y apresurado, y que ahora mismo el shock apenas les permite procesar mis palabras, pero les pido encarecidamente que respeten nuestras decisiones. Lorraine y yo somos adultos muy conscientes de nuestras acciones y no nos estamos tomando nada a la ligera, créanme.
—Sí, es cierto —admitió el patriarca de los Harriet—. Ambos son perfectamente capaces de tomar sus propias decisiones y si ellos creen que esto es lo mejor, ¿quiénes somos nosotros para cuestionarlos? —esto último lo remarcó mirando a su esposa.
—Bien —asintió ella—. Sólo espero que sigan tomando las decisiones correctas, recuerden que hay un niño de por medio.
Créame, Regina, Mat es el motivo principal por el que hago esto.
—Somos conscientes de ello y Mateo es nuestra prioridad —aclaró mi ''novio''.
—¿Entonces se van? —preguntó Jessie con un pequeño puchero formando en sus labios.
—Te voy a extrañar, Jess —musitó mi rubito, es la primera vez que habla desde que inició la cena.
—Tío Garret, ¿no puedes venir tú a vivir con nosotros?
Cosita.
—No, pequeña.
—¿Entonces ya no veré más a Mat? —su tono triste era notable.
—Claro que lo verás —aclaró su tío—. Seguirán juntos en la escuela y los fines de semana puedes ir a quedarte en mi casa o Mat venir aquí, ¿no es así? —preguntó esto último dirigiéndose a Evan y Lily.
—Por supuesto —sonrió el pelinegro.
—Bueno... —la niña descendió de su asiento para caminar hacia el rubito, él también bajó de su silla y ambos se unieron en un emotivo abrazo—. Te voy extrañar muchísimo.
—Y yo a ti.
Bueno, hoy es 31 de diciembre y puedo decir sin temor a equivocarme que esto es lo más tierno que he visto en el año.
—Basta ya, enanos exagerados —los interrumpió Lils—. La casa de Garret queda a cinco minutos de aquí.
Los niños se separaron y la miraron sorprendidos.
—¿Sólo cinco minutos? —preguntó Mat a lo que ella asintió—. ¿Se puede ir y venir caminando?
—Caminando te vas a tardar un poco más, pero sí —respondió Ev.
Los peques —que aún se estaban rodeado el uno al otro con sus bracitos— se miraron, parpadearon y se encogieron de hombros.
—Entonces no te voy a extrañar tanto, Mat.
—Ni yo tampoco a ti.
Y dicho esto, se separaron y cada uno volvió a su asiento como si no hubiera pasado nada. Emití y una pequeña carcajada y a esa le siguieron las de todos los demás. Estos niños son increíbles.
(...)
—Bueno, salió mejor de lo que esperaba —exhaló Garret a mi lado con su brazo rodeado mis hombros.
Después de la cena nos dirigimos a la sala de estar para charlar igual a como lo hicimos en Navidad. Por supuesto que fuimos el centro de atención y de numerosas preguntas que ya veíamos venir con respecto a nuestra relación. Recién ahora nos dieron un respiro, Jessie y Mateo son el nuevo epicentro de todos.
—Creo que no le agrado a tu madre.
—A mi madre no le agrada nadie, tranquila.
—De todas formas no me gustaría llevarme mal con ella.
—Te intimida, ¿cierto?
¿Para qué mentir?
—Muchísimo.
—Ese es el efecto que provoca Regina Harriet en quien sea, pero te la ganarás con el tiempo, estoy seguro.
—Al menos todos parecen habérselo creído —murmuré esto cerca de su oído para evitar que nos escucharan.
—Y ellos eran los más difíciles, el resto de Heaven Gold City será pan comido.
—Eso espero —suspiré con pesadez.
—¿Sabes que te ves hermosa con ese vestido?
Casi al instante, mis mejillas se tiñieron de rojo. Él no me había quitado el ojo de encima durante toda la noche, pero no tuvo la oportunidad de decírmelo directamente.
—Creí que esta sería una buena ocasión para estrenarlo.
—Creíste muy bien. Lo compré pensando en ti, pero te queda cien veces mejor de lo que me imaginaba.
Me sonrió, acercando su rostro al mío hasta que se encontraron a escasos centrímetro el uno del otro. Era obvio, quería besarme. Yo también a él, pero no me terminaba de agradar la idea de hacerlo frente a la familia, no hoy.
—¿En serio vives a sólo cinco minutos de aquí?
La pequeña risa que emitió vibró sobre mí por lo cerca que estaba, pero no tardó en separarse —sin mover el brazo de su sitio— al notar que no estaba cómoda. Siempre lo hace. Sin preguntas ni quejas.
—Anjá, he estado así de cerca todo este tiempo.
—Aún...me pone nerviosa la idea de mudarme contigo —admití.
—No será incómodo, prometo comportarme y no invadir tu espacio.
—Te lo agradezco.
De un momento a otro tenía sus labios presionados contra mi frente en un dulce beso. Amo que haga eso, también adoro el beso en los nudillos. Es simplemente encantador.
—Están muy juntos ustedes dos.
Nos separamos encontrándonos con la mirada de advertencia de Mateo.
—Hijo mío —dramatizó Garret extendiendo ambos brazos en su dirección.
El ojiazul enarco una ceja, se cruzó de brazos e hizo una mueca de evidente desagrado.
—¿Cómo me llamaste?
El castaño rojizo bajó lentamente los brazos y me miró con una expresión de pánico fingido.
—Oh-oh.
Me imagino a estos dos simulando ser padre e hijo...será divertido.
▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪
Nuevo capítulooo!!!
No tienen idea de lo apenada que estoy con ustedes por haber tardado tanto. Les explico. Emocionalmente no he estado pasando por mis mejores días y, por lo mismo, eso afectaba mi inspiración; aún no me encuentro del todo bien. También inicié el pasado lunes las clases presenciales, lo cual apenas me ha dejado tiempo para respirar. Y encima, mi laptop, que es donde escribo, está presentando averías por las cuales tuve que reescribir varias veces el cap ya que no se guardaba lo que escribía.
En fin, fue toda una odisea traerles este cap, pero aquí lo tienen y espero que les haya gustado.
Contrato firmado.
¡Hubo beso! Un beso como Dios manda.
¿Creen que todos los Harriet se hayan tragado la actuación?
⚠Importante⚠: Debido a mis responsabilidades escolares me estaré tardando más tiempo en actualizar, mis estudios son mi prioridad. Les recomiendo estar al tanto de los anuncios en mi perfil, ahí estaré informando.
Besos de Karina K.love 😉
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top