[10]-Unión

Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene situaciones de tema erótico y sexual, imágenes eróticas. Lenguaje ofensivo y vulgar.

┏─━─━─━∞◆∞━─━─━─

Capítulo X: Unión

┗─━─━─━∞◆∞━─━─━─

.

.

.

[11 años atrás]

.

.

Oregón, Pueblo de Gravity Falls.

Junio del año xxxx.

En un día soleado con el cielo estaba revestido de un azul fuerte, hacía un excelente clima con el viento fresco; en un prado de flores silvestres se encontraba una pequeña niña de cabello corto y achocolatado aunque brillaba ante los cálidos rayos del sol, portaba un vestido amarillo de correas y botones, un sombrero de paja con un moño blanco sobre su cabeza y sus sandalias rojas. Estaba extendiendo una manta de franela roja sobre la hierba mientras jugaba con su hermano gemelo; el llevaba una polera roja y short café con sus tenis. Mostraba su marca de nacimiento siendo una constelación de la osa mayor.

Se sentaron en el césped y dispusieron a comer su almuerzo siendo una canasta sándwiches de mermelada y algunos dulces, sus padres estaban ocupados con su trabajo y sus tíos abuelos les había dado permiso para salir a explorar el campo y el bosque, sin llegar alejarse del todo de la cabaña. Pero a ellos les importaba poco.

- - Dip-Dop mira hay conejos con astas. – Viendo los animalitos acercarse.

- - Vaya son raros. – Dijo Dipper. – Tendrán hambre. – Acercándose a darle un pedazo de su sándwich, viendo como lo devoraban. – Vaya que si lo tenían.

- - Que lindos. –Tocando uno la pequeña, hasta que le mordió el dedo. - ¡Ouch! Eso dolió.

- - Son salvajes. – Río su hermano, para después tomar la mano de su gemelo y limpiar su herida.

- - Dipper... no crees que se están acercando demasiado. – Viendo los conejos acercarse a ellos.

- - Sí... - Dijo nervioso. – ¿Nos irán a comer?

De repente un fuego azul se dirigió a los animales llegando a espantarlos. Ambos gemelos retrocedieron asustados cuando vieron a un sujeto alto y rubio acercarse a ellos, portaba un smoking elegante y su bastón que lo hacía girar de un lado a otro.

- - Un poco más y te arranca los dedos pequeña. – Dijo el rubio. – Que pequeños sacos de carne tan curiosos. – Mostrando una mirada afilada. – Podría eliminarlos de un solo movimiento. – Estaba preparando sus dedos para tronarlos e invocar sus sombras.

- - ¿Quién eres...? - Pero fue interrumpido cuando salió corriendo su hermana hacia donde estaba él.

- - ¡Un mago! – Grito entusiasmada la castaña corriendo a tomar del brazo al desconocido y agitarlo de arriba abajo. - ¿Cómo hiciste magia? ¿Tienes más trucos? ¿acaso debajo de tu sombrero saldrá una paloma o un conejo? ¿Por qué estas tuerto?

- - ¡Mabel! – Le llamo Dipper jalando a su hermana. – ¿Qué se te olvido lo que nos dijo nuestros tíos?

- - Sobre comer dulces antes de la comida.

- - No. – Dijo. – Sobre hablar con extraños.

- - Oh es cierto. – Agachando la cabeza. – Perdón.

- - Así que tienen sus propias reglas. – Cruzándose de brazos. – Supongo que es de educación presentarse, haciendo una leve inclinación. - Mi nombre es Bill Cipher, un demonio de los sueños.

- - ¡Eres un demonio! – Dijo asombrado ahora el chico con los ojos grandes y brillantes. – Mucho gusto señor demonio... soy Mason Pines pero puede decirme "Dipper" tengo seis años. – Estrechando su mano de forma emocionado. – Es cierto lo que dicen en los libros, tienes orejas puntiagudas y colmillos afilados como los de un lobo y también alas. El sol no te quema o bebes sangre de gente.

- - Hey espera chico, espera yo no soy un vampiro ni mucho menos una bestia. – Dijo Bill. - Mocoso no tengo mis orejas tan puntiagudas, si tengo colmillos y no, no tengo alas no soy un puto súcubo o murciélago.

- - Dijiste una mala palabra. – Apunto la pequeña con un dedo. - Le diré a mi tío, vámonos Dip. – Tomándolo de la mano. Pero fue detenida cuando el demonio rápidamente se movió y la sujeto de su brazo con delicadeza, llevando su dorso a sus labios depositando un beso mientras se inclinaba.

- - Disculpa mi pequeña, tengo una lengua muy mala. – Dijo. – Lamento si la ofendí demasiado por mi comportamiento. – Colocando una sonrisa. - ¿Cuál es tu nombre?

- - Ma... Mabel Pines. – Dijo levemente sonrosada y ladeando su rostro.

- - Es un bonito nombre, para una niña preciosa y bonita.

- - Sr. Demonio ¿es cierto que viven en la oscuridad? – Dijo Dipper. - ¿De qué te alimentas?

- - ¿Qué leen en estos días? – Dijo Bill soltando un vago suspiro.

- - Ya se lo invitamos a comer con nosotros. – Tirando del brazo el castaño. – Debe tener hambre, no tenemos sangre o criaturas raras, pero puede comer un poco de nuestra comida.

- - Que no soy un vampiro. – Protesto el rubio medio molesto.

- - Ten. –Dijo Mabel extendiéndole un sándwich. – Nuestros tíos nos dejaron salir el día de hoy. Y mi tío Stan nos ayudó hacer los sándwiches.

Bill tomo el emparedado sonriéndole a la pequeña. - Es un buen día para conocer a alguien. – Dijo dando un mordisco.

- - Sí. – Asintieron ambos gemelos.

Una relación de amistad que comenzaron entre ellos, el cual duraría por unos cuantos años. Siendo conocido para los gemelos los días dorados, ya que siempre se reunían a ver al rubio cada verano por la tarde en el mismo punto del bosque. Explorando y haciendo sus picnics en secreto.

- - ¡Hey Pino!, te gustaría hacer un trato. – Dijo Bill con una sonrisa de malicia.

- - Sí. – Dijo emocionado.

- - Pero estaba vez será que me prestes tú cuerpo por unas horas. – Dijo el demonio con una sonrisa. – Solo será por un momento. Y al final tú tendrás lo que quieras.

- - De acuerdo. – Dijo Dipper.

En cuanto estrecharon sus manos pactando con fuego azul, Bill despertó en el cuerpo de Dipper mientras corría hacia donde se encontraba Mabel, que en ese momento se encontraba recolectando flores. Se posó detrás de ella y envolvió sus manos alrededor de su cabeza.

- - Hola Estrella fugaz. – Cubriendo sus ojos. – ¿Quién soy?

- - Eres Bill. – Dijo la pequeña. – Te delatas muy fácilmente.

- - Casi acertabas.

- - ¿Por qué casi? - Apartando sus manos para ver a su gemelo enfrente de ella, pero notando los ojos con la pupila afilada y la esclerótica de color amarilla. – ¿Dipper?

- - No es Pino. – Menciono divertido.

- - Bill. – Dijo ella. – Eres... Dipper, entonces son como Bipper.

- - Parece un buen nombre para decirnos – Sonriendo. – Como no puedo cruzar la cabaña, le pedí a tu hermano prestado su cuerpo. – Tomando su mano. – Vamos a lo que me querías mostrar.

- - Entonces puedes ir. – Dijo Mabel feliz sosteniendo su mano. – Te quiero mostrar mi colección de sticker's y... también mis muñecas y mis peluches.

- - Suena bien. – Había logrado convencerla.

Engañar a los gemelos fue muy fácil cada vez que le pedía el cuerpo de su hermano gemelo, tenía acceso a la cabaña y buscaba con tanta insistencia la grieta y los diarios. Mientras que Mabel le ayudaba a buscar también la esfera que le había mencionado, aunque con el poco tiempo se iba olvidando de su objetivo.

Las tardes con la castaña se volvieron divertidas y agradables al punto que no se separaba de ella, llegando al punto en que se olvidaba del chico y lo dejaba vagando por el escape mental. El gemelo solo podía regresar cuando ellos dos se dormían.

Un día a la edad de ocho años se encontraba Dipper agotado y enfermo, resultado de que se había resfriado ante la última vez que salieron en la lluvia. Mabel se encontraba en el prado sola con el rostro rojo y llorando. En ese momento apareció Bill ante ella y busco a su hermano gemelo con la mirada.

- - ¿Y Pino?

- - Está enfermo. – Dijo ella.

- - Podría haber venido y hacer el intercambio. – No le importaba el hecho que estuviera enfermo, solo quería estar más tiempo con la castaña.

- - No Bill, está enfermo se siente mal. – Menciono triste en su voz quebradiza. – Y el tío Ford me ha dicho que no saliera. – Llorando. – Perdón.

- - ¡Hey no llores! – Acariciando su mejilla. – Ya estás aquí, ven vamos a divertirnos tú y yo. – Tomando su mano. – Quiero mostrarte algo.

- - Bill... él no quiere que te vea más. – Apartando su mano.

- - ¿Le contaste? – Frunciendo el ceño.

- - No... Dipper lo hizo. – Frotando sus ojos. – No quiero que me prohíban verte. Eres nuestro amigo. – Aclaro la pequeña. – Nuestro primer amigo.

- - Oh pequeña mocosa. – Dijo abrazándola de la cintura para después levantarla quedado a la altura de su rostro. – Tampoco me gustaría que te alejaran de mí, tienes un buen potencial e imaginación y un excelente control de la destrucción para crear un caos enorme. – Menciono divertido. – Lo he visto cuando creamos esas travesuras a los ancianos decrépitos.

- - ¿Enserio? – Sorbiendo su nariz.

- - Mabel... puedo hacer una promesa contigo. – Sujetando sus manitas.

- - ¿Qué clase de promesa?

- - Ven. – Acercándose a su oído. – Es una promesa de unión entre tú y yo.

- - ¿Cómo se hace? – Sintiendo el pulgar del chico limpiar sus lágrimas.

- - Es muy fácil pequeña humana. Nos tenemos que dar un beso. – Dijo haciendo una seña en sus labios.

- - Un beso. – Dijo sonrojada. – Un beso entre tú y yo...

- - Con este beso me darás mucha protección. – Dijo – Así no me pasara nada.

- - ¡De acuerdo! – Dándole uno en la mejilla. – Listo.

- - No, Estrella fugaz. – Tomando su mentón. – Es de esta forma. – Poso sus labios sobre los suyos cubriéndolos en un suave movimiento, sujetándola de la espalda en un abrazo. Lamio su labio inferior haciendo que ella abriera su boca, aprovechando para profundizar el contacto jugando con su lengua. La niña gimió ante la acción y se aferró a su saco para evitar caer. Bill disfrutaba de sentir los labios suaves de la pequeña. Se separó de ella rompiendo el contacto con sus labios, viéndola respirar agitada. – Serás una maravillosa novia más adelante, ya quiero llevarte a mi reino y hacerte mi reina en una ceremonia. – Sonriendo. – Serás mi Estrella fugaz, mi compañera de por vida.

En ese momento llego Ford sacando su arma futurista y disparándole. Haciendo que Bill se separada de Mabel evitando que le hiciera daño.

- - Siempre interrumpiendo momentos importantes, Stanford Pines.

- - Déjala Cipher. – Dijo Ford.

- - ¿A quién? – Tomándola por los hombros. – Ella es mía.

- - Maldito desgraciado. – Disparándole en el hombro. – Dañaste a mi sobrino y ahora te quieres llevar a mi sobrina. Sabía que estabas oculto en estos lugares, pero jamás pensé que te acercarías a los niños.

- - Bill... - Temblando la pequeña. - ¿Qué sucede?

- - De acuerdo Seis dedos tu ganas. – Empujando a la pequeña hacia él. – Hasta entonces los estaré vigilando.

En cuanto desapareció del prado, el señor tomo a la pequeña de regreso a la cabaña durante todo el trayecto caminaron en silencio. Ford sabía que sus sobrinos habían formado un lazo con ese demonio de los sueños, por lo que no tuvo más opción que... borrarles la memoria del pueblo y todo lo relacionado con Bill.

.

.

[Presente]

Estos dos meses fueron un infierno total para la castaña, en los que su condición era débil y su cuerpo estaba cursando en un estado anémico. Seguido por los vómitos constantes entre la mañana y la tarde. Ella se trataba con antieméticos y vitaminas para rendir en el día. La primera semana que pensó que podría estar embarazada, fue a la farmacia y compro sin titubeos una prueba de embarazo. Fue discreta en realizarse la prueba al llegar a su apartamento. Para cuando obtuvo el resultado termino resultando que salió negativo. Por lo que pensó que posiblemente estuviera cursando con una intoxicación alimentaria o un cuadro de desequilibrio hormonal. No era primero que tenía, pues ya lo había presentado cuando estaba con él. Otra idea que cruzo por la mente de la chica fue la depresión que tenía.

Sí, en estos momentos Mabel Pines sufría depresión amorosa por cierto demonio de los sueños. Y todo porque ella quiso cortar lazos para evitar este tipo de problemas. Sí algo había temido ella era la mirada de la chica encargada de la organización, quien tenía un poder inmenso y eso se lo hizo saber cuándo la vio poner al demonio en su lugar.

Dos meses han pasado desde que no ve al rubio, dos meses largos sin saber de él ni tener contacto y ella seguía con su vida "normal" si podría decirse.

En este momento se encontraba en el trabajo preparando las bebidas y atendiendo los clientes de la tarde, todo iba bien en las siguientes tres horas sin ningún problema. Hasta que el mismo aroma a café inundo sus fosas nasales y le hicieron revolver el estómago, una arcada hizo que sintiera el reflujo quemante en su garganta y fuera corriendo al baño de empleados que se encontraba dentro del vestidor. Su compañera de trabajo la siguió para asegurarse que estuviera bien su amiga.

- - Mabel. – Toco suavemente la puerta la morena. - ¿Te encuentras bien?

- - Ya casi. – Dijo ella entre otra arcada y la ex pulsación del contenido que podría ser su medio desayuno de esta mañana.

- - ¿Te sientes mal? – Dijo. – Son los cólicos ¿verdad? Tengo butilhioscina. Por si quieres.

- - Creo que.... – Otra arcada la hizo callar. – Sería bueno que me dieras una.

Saliendo del baño su rostro se encontraba bastante pálido y sudoroso, vio a su amiga que le entregaba la pequeña pastilla para después tomarla. Estaba cansada completamente, Tambry la acerco al sofá de descanso y llamo al gerente para que la viera. En minutos apareció su jefe colocando una expresión de preocupación en su rostro.

- - Tambry me dijo que te sentías mal. – Dijo Yomo en tono neutro. – Fuiste al doctor.

- - Sí... - Respondió vacilando un poco.

- - Un similar no te dará un diagnóstico certero Mabel. – Dijo Yomo. – Fuiste al hospital de aquí.

- - No. – Confeso con vergüenza.

- - Mabel... hace rato que no veo a ese muchacho, y sospecho de que tú y él bueno como decirlo. Es normal que las parejas tengas ciertas actividades durante su relación. Pero puede que posiblemente hayan usado protección y en una de esas protecciones no funcionara y... tal vez estés.

- - Compre una prueba de embarazo hace un mes. – Dijo ella en tono triste. – Nada... es negativo.

- - ¿Solo una? – Dijo en forma de sospecha.

- - Dos. – Dijo ella. – Y el mismo resultado.

El gerente rio suavemente y se llevó una mano al rostro, mientras que la castaña lo miraba de forma confundida por su actitud, algo que no le agrado.

- - ¿Qué le da gracia? – Dijo inflando sus mejillas al molestarse de que su jefe se riera de ella.

- - Ya sé que tienes. – Dijo Yomo. – Lo he visto con mí... hermana.

- - ¿Kirishima? – Dijo más extrañada por el comentario. - ¿Qué tiene que ver en esto?

- - Mabel. – Le llamo Yomo con una sonrisa. – Sé que si vas a comprar una prueba, saldrá negativo. Pero si vas a hacer uno de sangre saldrá positivo al 100 por ciento.

- - ¿Eh?

- - Estas embarazada, felicidades. – Dijo el gerente. – Aunque posiblemente me esté adelantando al diagnóstico. Pero te diré algo: sí lo estás que bueno y si no lo estás... pues todavía es bueno. Cualquiera de los dos resultados que te den son buenas noticias.

- - Emba... Embarazada. – Sintiendo sus mejillas calentarse y curvar una media sonrisa suave y pequeña. Las lágrimas en sus ojos comenzaron a desbordar y correr por sus mejillas, ella llevo una mano a su abdomen tocándose. Aunque era extraño ya que no había variado en su peso o tuviera un bulto. Pero el tan solo pensar que podría estar embarazada la ponía feliz, sabiendo que esto podría cambiar por completo su vida.

- - Tienes el resto de la tarde libre. – Acariciando su cabeza.

- - Pero los clientes... - Dijo preocupada.

- - Vamos Pines, no se está hundiendo el negocio y menos ahora que no hay mucha clientela. – Dijo. – Ve y descansa, aprovecha que no a todos les doy días libres.

- - Gracias.

Mabel se cambió su uniforme y se colocó sus pantalones y su blusa verde de tirantes, se colocó su suéter blanco dejándolo abierto del pecho. Salió del local caminando por las calles del pueblo aun paso lento, eran alrededor de las cinco de la tarde. Se llevó una mano a sobarse el abdomen, aún tenía la sensación de nauseas pero ya no eran tan fuertes.

Llego hasta su apartamento encontrándolo solitario, ya no recibía visita de los amigos de Bill ni mucho menos sabia de ellos. Su amiga Wendy estaba ocupada con cuestiones de la boda, por lo que preguntarle a su prometido como se encontraba Bill era de forma inútil. Se dirigió a su cuarto y se recostó en su cama mientras se sobaba con una mano el vientre. No podía evitar imaginar que estuviera embarazada a su edad, a pesar de que todavía no se había hecho el análisis de sangre. Si sus padres estuvieran vivos y se enteraran de todo esto de seguro le hubieran pegado una buena regañada y abrían ido a buscar al rubio para sentará cabeza. Oh tal vez su padre lo hubiera fusilado.

- - Sí lo estuviera diría que tú papá es un tonto. – Dijo ella murmurando suavemente y acariciando su vientre con anhelo. – Porque yo si te recibiría con los brazos abiertos y te daría muchos cariños y besos. – Abrazándose a sí misma. – Porque sé que tú no fuiste un accidente. Eres algo esperado.

Se quedó dormida en su cama con una sonrisa y una leve ilusión de lo que podría ser un futuro como madre, sin importarle lo que dijeran las demás personas.

══════ஜ▲ஜ══════

Mientras tanto un rubio se encontraba en su dimensión sentado leyendo un libro con la portada guinda, sobre el sofá de terciopelo. Lanzaba una mirada de desagrado a la humana que estaba a su lado. Una chica de cabello cortó color marrón oscuro y ojos pardos, a pesar de tener una buena figura y vestir elegante llevando un vestido café y unas zapatillas negras. Mostraba una expresión que reflejaba miedo e inseguridad.

- - Sr. Cipher ¿A dónde me trajo? – Pregunto la chica sonando incomoda ante el lugar, llevaba sentada en un taburete alrededor de tres horas. – ¿Es su hogar?

- - Tú que crees. – Dijo molesto. – Ahora cállate humana. Que no te ordene para que hablaras.

- - No íbamos a ir al cine. – Dijo ella. – Me dijo que iríamos.

- - ¿Cine? – Frunciendo el ceño. – Tú no gozas de esos privilegios, si yo quiero te quedas en esta dimensión sentada en ese taburete sin moverte.

- - Odio este lugar y esta habitación. – Cruzándose de brazos. – Porque rayos no hay música o algo de entretenimiento. – Levantándose de su asiento para asomarse y recorrer la habitación. – Apuesto que tiene un gusto por la música.

- - Hay un piano. – Dijo levantando una ceja, esto le recordó cuando le tocaba a su... Estrella fugaz, composiciones especiales mientras ella se sentaba a leer o estudiar en su dimensión. Siempre disfrutando de la música o pidiendo que tocara más melodías. Hasta el punto de ella podía quedarse relajada y terminar acostada durmiendo plácidamente en el sofá. Haciendo que él terminara uniéndose a ella y quedaran dormidos. – Puedo tocar una pieza. – Sugirió el demonio un poco desesperado por revivir el momento, aunque no fuera ella. Todavía podía imaginarla, es lo único que le quedaba.

- - Odio el piano. – Dijo ella sin emoción, para ignorar lo que dijo el rubio. – Sería bueno un poco de música electrónica.

- - Oh simplemente te arranco los oídos y los coloco en tus asquerosos ojos. – Volviendo a su posición de ignorarla. – Humana inculta. – Murmuro molesto. Esa mujer había arruinado su esperanza de revivir el recuerdo de su Estrella fugaz.

La chica pego un susto al ver una criatura entrar a la sala, comenzó a temblar violentamente apuntando con un dedo a la pesadilla, mientras se escondía donde se encontraba Bill.

- - ¡Un asqueroso monstruo!

- - Me agradaba más la Estrella fugaz. – Dijo Hectorgon. – Esta zorra es muy molesta.

- - Recuerda que no se menciona. – Dijo Bill en tono desanimado.

- - Lo olvidaba.

- - ¡Me quiero ir! – Dijo ella al rubio. – No lo soporto esto es horrible, tú eres un ser despreciable no haces más que estar acostado leyendo ese libro desde hace tres horas. – Quitándole el libro para tirarlo al piso y pisarlo. – Estoy harta déjame ir. Prefiero irme al infierno.

- - Con mucho gusto te destierro. – Chasqueo los dedos y un portal se abrió bajo sus pies haciendo que ella cayera al abismo.

- - Amo bonito ¿ese no es el abismo de la perdición? – Dijo la pesadilla viendo el portal.

- - Sí. – Dijo. – La organización no se dará cuenta que la deje caer a una de sus chicas.

- - No, solo lo castigaran por más tiempo.

Habían pasado dos meses desde que no sabía nada de ella, le tenían prohibido pisar Gravity Falls. Y lo poco que se enteraba es por parte de su secuaz Kriptos. Aunque estando ocupado la criatura de las pesadillas con la boda menos podía enterarse. Esa situación lo irritaba en todo sentido.

- - Puede liberarse de ese contrato. – Dijo la criatura.

- - No puedo... la maldita desgraciada me tiene atado. – Menciono furioso. – Fue una trampa que ellos planearon, sabían muy bien que caería.

- - Pues la supieron jugar.

En ese momento entro a la habitación un chico de cabello azul gris con el rostro sonriente sosteniendo un sobre en la mano.

- - No puede existir doble felicidad. – Dijo Kriptos.

- - Largo si me vienes a restregar tu maldita felicidad en mi cara. – Dijo Bill posando su vista en el libro que había rejuntado.

- - Jefe adivine. – Dijo el chico.

- - No.

- - Mi flor carmesí tendrá un retoño. – Dijo inundado en alegría el sujeto. – Seremos una familia grande.

- - ¡Perfecto! – Exclamo aún más furioso. – Esto no puede estar peor.

- - ¿Qué le sucede? – Pregunto Kriptos.

- - La otra chica lo puso insatisfactorio y no cumplió con sus peticiones.

- - ¿Tener sexo con él? – Cruzándose de brazos. – ¿Oh dejarse sacar los ojos? No me sorprendería.

- - Nada de eso. – Respondió Hectorgon. – Solo que le cayó mal y lo hizo enojar.

- - Claro que estará de mal humor no es...

- - Shh... cierra el hocico ni la llegues a mencionar. – Dijo Hectorgon.

- - Bien de todos modos es culpa del jefe. – Dijo Kriptos incitándolo. – Ya se lo había advertido sobre ella. No se quedaría a su lado.

- - Hablas mucho estúpido romboide de mierda. – Menciono Bill.

- - Solo es una puta más para usted, amo Bill. – Dijo. – Diversión de más como siempre las veía.

- - No es una puta. – Dijo colérico. – Era mi novia, más respeto.

- - Su amante ya que no tuvieron nada serio en su relación. Todo era un juego para ti, el cual fácilmente podía desechar.

- - Yo si iba enserio. – Invocando fuego en sus manos. – La quería e iba pedirle más.

- - ¡Nunca lo vi serio! – Empujándolo. – Serio seria que en su relación se hubiera cancelado el contrato y peleara por ella. Sin importar lo que hicieran o lo que pensara ella de ti. Que le costaba decirle lo que hizo en el pasado o enfrentarse a la temible jefa de la organización.

- - ¡La amaba!

- - ¡Y la dejo ir!

Ambos se miraban furiosos hasta tal punto que decidieron calmarse y arreglar sus asuntos.

- - Me entere hace poco... por las demás amigas humanas de mi prometida. – Tomando una respiración. – Que ella posiblemente esté embarazada.

- - ¿Qué? – Abriendo su ojo con mayor sorpresa. – Ella embarazada. – Se levantó inmediatamente tomando del cuello al sujeto. - ¿De quién?

- - De quien más idiota puntiagudo. – Apartándolo. – Hasta donde yo sé ella no ha tenido otro novio o no ha salido con alguien. – Tomo un suspiro. – Bill, ella tiene posiblemente dos meses de embarazo y no creo que en ese lapso haya encontrado un muchacho y hayan tenido... tú sabes.

- - Le di una pastilla.

- - Un método y tú viste que lo tomo. – Dijo el chico.

- - Sí. – Dijo. – Antes de que ocurriera el asunto.

- - Aunque quien sabe somos demonios. – Dijo Kriptos. – Él punto es que ella está un poco... sola. Digamos que no lo ha comentado a nadie, pero sus amigas sospechan. La han visto en mal aspecto y vomitando en horas matutinas. Incluso su jefe le ha dado días de descanso para tratarse y ver ese asunto.

- - Necesito verla. – Dijo de forma alterada. – Maldición necesito verla, ella puede estarlo y yo aquí como imbécil perdiéndome de algo importante. – Se acomodó su saco oscuro y su sombrero. – Ella no puede estar así. – Tomo una caja oscura que tenía guardada con recelo. – No me importa iré a verla.

- - Recuerde que no puede entrar al pueblo al menos que esa chica le quite el sello.

- - Esa vieja bruja. – Dijo recordando el sello que le puso en su cuello. – Me harte iré a encarar a la maldita.

Trono los dedos he hizo aparecer un portal de sombras bajo el suelo llevándolo inmediatamente a las oficinas centrales de la organización al esté. Camino hasta el fondo del edificio evadiendo la seguridad, para llegar y golpear la enorme puerta, abriéndola de un golpe.

- - ¡Quiero verla! – Protesto Bill irrumpiendo la oficina de la organización. – Y nadie me lo impedirá.

- - Tú otra vez, se ve que no aprendes la lección. – Cruzándose de brazos y apoyándose en el escritorio. – Sabes que eres un maldito dolor en el culo Cipher. Tengo una junta con los altos mandos y a ti te vale un pepino venir e irrumpir en mi oficina. – Tirando una carpeta frente a la mesa. – 12 chicas rechazadas y una perdida, ¿Qué dices a eso?

- - Digo que quiero verla, vieja bruja. – Encarando a la mujer.

Los guardaespaldas de la chica se aparecieron enfrente de él tronando sus puños, hasta que ella les hizo un gesto con la mano de que se calmaran. Chasqueo los dedos y volvieron a su posición atrás de ella.

- - ¿Quieres verla? – Dijo ella. – Genial y yo quiero un pony lanzallamas que vuele y hable coreano.

- - Con gusto te lo daré. – Haciendo aparece un fuego azul en su mano.

- - Lo dije literal triangulo isósceles de mierda.

- - ¿Qué quieres Sra. Potato? ¿mis poderes? ¿Galaxias o ser ama y lady suprema del reino de las pesadillas? – Estaba perdiendo los estribos con esta chica. – A veces pienso que tú y Axolotl tienen mucho que ver en esto.

- - Sabes suena tentador todo lo que ofreces. – Cruzando sus piernas. – Pero no. Nada de eso me convence soy un hueso duro de roer.

- - Solo dilo de una vez. – Sonando cabreado el rubio. – Mientras más tiempo pase aquí discutiendo contigo, menos tiempo tengo para disfrutar de lo que me estoy perdiendo, algo grandioso.

- - ¿Algo grandioso? – Soltando una risita. – ¿Y eso es?

- - La chica con la que estaba hace más de cinco meses, esa mujer hermosa y carismática con una sonrisa radiante e infantil, quien tiene una voz melodiosa y una belleza que me volvía loco cada día. – Tomando un suspiro. – Posiblemente esté embarazada.

- - Y si no es tuyo. – Dijo la azabache. – ¿Y si es de alguien más?

- - Estoy seguro que es mío. – Dijo firmemente. – Yo soy el causante de esta situación, es mi derecho.

- - ¿Acaso la amas?

- - Sí.

- - Lucharías por ella. – Sonado de forma cínica.

- - Sí.

- - Perderías todo lo que tienes por ella, aun si te rechazase. – Sacando de su cajón un papel dorado.

- - Sí.

- - Vaya que demonio más fiel tenemos aquí. – Riendo oscuramente. – Renuncias muchas cosas buenas por una humana. Eso me agrada. Me recuerdas a cierto pelirrojo que conocí hace un tiempo. – Viendo la fotografía en un marco de plata. – Ya sabes recuerdos humanos, los míos jamás lo entenderías.

- - Me liberara o tendré que quemar este lugar.

- - Ni aun con estos meses de separación puedes corregir esa horrible conducta despreciable que tienes. – Pensando un poco antes de ver su libro de color rojo y la pluma que estaba aún lado. – De acuerdo ya me divertí todo lo que quería. – Sonriendo. – No pensé que ganaría esta opción. Puedes largarte Cipher y espero no volverte a ver en mi oficina.

- - Quítame este estúpido sello.

- - Que exigente eres.- Dijo ella.

- - ¿Y dónde está ella?

- - Donde mismo. – Respondió la chica. – En el lugar donde la dejaste por última vez, aquel pueblo llamado Gravity Falls. – Entregándole la hoja. – Ten un pequeño regalo de mi parte. No a todos les regreso un fragmento de sus recuerdos. Te sorprenderás que tú y ella no estaban lejos.

- - Un momento esto es... - Dijo Bill sorprendido.

- - Lárgate escoria. – Dándole un puntapié para que saliera de su oficina. – Y no preguntes.

══════ஜ▲ஜ══════

Hace unos días que Mabel había ido al hospital para tratar su asunto, le realizaron pruebas de laboratorio, química sanguínea y consulta con el médico. Lo que no se espero fue el resultado de esos exámenes, que demostraban como resultado la palabra: negativo. Solo cursaba con un duelo emocional al punto que tuvo un pequeño desequilibrio en su estilo de vida; el médico le explico que los vómitos matutinos y vespertinos se debían a un cambio endocrino en su cuerpo, al iniciar una somatización de un evento. De ahí se derivan los siguientes síntomas que estuvo presentando en esos dos meses: debilidad muscular, nauseas, dolor abdominal y la amenorrea. Todo debido a porque... cursaba su propio duelo.

La castaña caminaba triste de regreso a casa con una bolsa con medicación, un frasco amarillo con el nombre de "Citalopram." Su mano se aferró a la tela de su vestido rosa claro. En cuanto llego a su departamento entro y aventó la bolsita en la mesada. Estaba triste por hacerse una pequeña y tonta ilusión de estar embarazada, por la condición que estaba cursando.

- - Es una tristeza no estarlo. – Dijo Mabel deprimiéndose y tocando su abdomen. – Yo si quería.

- - Que decepción yo esperaba mi descendiente. – Dijo un rubio posado en la puerta de la entrada. Portaba una camisa blanca, con su corbatín oscuro y un saco amarillo, portando unos pantalones de corte Slim de color negro cenizo. En su mano llevaba flores siendo claveles y un enorme globo que decía en letras grandes: "FELICIDADES ES UN DEMONIO." – Creo que me adelante.

- - Esa voz. – La castaña se volteó viendo aquel chico rubio de cabello alborotado y sonrisa arrogante.

- - Te largas después de haber compartido un momento lujurioso, me odias por darte regalos bonitos, no aceptas mi compañía porque temías a que perdiera el control, piensas que te humillo pero no lo hago. Puede que no sea el mejor entendiendo sentimientos humanos, pero vamos soy un demonio que llevo tanto tiempo sin practicarlos. – Acercándose a la chica. – Pero aun así me aceptaste, te quedaste a mi lado, me amaste y sin protestar, aceptaste a todos los que me rodean. Me diste regalos que son imposible de reemplazar y me diste momentos de dicha y alegría que ningún saco de carne pudo haberme dado.

- - Yo no... - Los sentimientos que sentía en ese momento la abrumaban tanto que empezó a sollozar. – Yo lo arruine.

- - No te habías dado cuenta, pero los dos estábamos como unos locos enamorados. – Tomándola entre sus brazos. – Nuestros intereses nos cegaron y dejamos que un estúpido mortal de lentes de nerd terminara separándonos. – Frunciendo el ceño. – Ahora responde ¿Qué ibas a hacer si tenías ese hijo mío?

- - Yo... yo lo iba a cuidar. – Dijo ella entre lágrimas. – Lo iba querer mucho.

- - Tú sola. – Abrazándola para enterrar su rostro en su pelo. – Y sin mí, suena injusto no ver al pequeño demonio y la hermosa mujer con quien pase un maravilloso momento cuando lo hicimos.

- - Era tú plan dejarme. – Sonriendo.

- - Pensé que lo había dejado claro cuando desayunábamos. – Dijo sonriente. – Yo iba en plan serio.

- - Bill Cipher me ibas a dejar en domingo siete y con una panza crecida. – Inflando sus mejillas.

- - Vamos todo lo bueno en la vida despeina: hacer el amor, bailar, saltar, volar, un ataque de risa, besarnos con locura... y tener un pequeño. – Colocando un beso casto en sus labios. – No me digas que no me concederás ese capricho tan egoísta.

- - Suenas igual que un nacho enamorado.

- - No soy un nacho, pero por ti lo seria.

Mabel tomo la carta y la volvió a ver pero seguía el mismo resultado la palabra: "negativo." En cambio Bill se la quitó la incinero dejando cenizas. La tomo entre sus brazos para cargarla.

- - Oye podemos hacerlo cuando estés lista. – Besando su mejilla. – No tiene que ser en este mismo momento, ya estoy más calmado.

- - "Calmado" – Dijo confundida. – ¿A que le dices calmado?

- - Bueno digamos que tal vez ya paso mi temporada de... ahem... apareamiento. – Tosiendo nerviosamente. – Pero mira el lado bueno tienes dos meses para estar tranquila, antes de que tenga muchas ganas de violarte y hacerte el amor sin descanso.

- - ¿Qué? – Sintiendo sus mejillas arder.

- - Lástima que los escondites y las puertas con seguro no sirven conmigo. – Menciono.

- - ¿Seguro que no hay un lugar seguro o guardaespaldas que me ayuden? – Pregunte.

- - No, no hay ninguno. Mis súbditos desaparecen en ese tiempo. – Sonriendo. – Así que aprovecha bien esos meses, porque no parare hasta que quedes bien preñada.

- - Dices muchas cosas vergonzosas. – Cubriendo su rostro sonrojado.

- - Me gusta verte ruborizar mi Estrella fugaz. – Dijo – Por cierto te tengo una sorpresa.

- - Una sorpresa.

- - Solo si me acompañas. – Depositándole en el suelo para tomar su mano tirando suavemente de ella y adentrarse al portal. – Cierra los ojos.

- - Sí.

El aire fresco golpeo su rostro y un clima nublado se encontraba presente ante ellos, en cuanto escucho al demonio decirle que abriera los ojos tuvo unas inmensas ganas de llorar al no poder creer lo que veía. Estaba en shock al ver frente a ella su antiguo hogar, su casa donde su hermano gemelo y ella vivieron su infancia. El lugar estaba intacto y las luces encendidas, el jardín relucía con el pasto verde y las flores se encontraban intactas como si alguien hubiera estado cuidado de la casa por estos siete meses.

- -Es como si el tiempo se hubiera detenido.

Bill le hizo un gesto para ir al lugar llevándola a la puerta de su antiguo hogar. Ella temía por abrir la puerta y encontrarse con los deudores o tal vez otra familia que habitara dentro del domicilio. Pero el demonio le hizo saber que todo estaba bien cuando el mismo abrió la puerta tirando de la perilla.

- - No puedo creerlo... estamos en Piedmont, California. – Dijo sin salir del asombro.

- - Sí.

- - Es la casa mía y de Dipper.

- - Sí.

- - Y está aquí... todo. – Viendo los muebles y la decoración. – Está todo aquí es como si nunca hubiera sucedido y solo me hubiera ido. – Las lágrimas no paraban de correr, intento apartarlas pero solo lograba incitarlas a salir más. – Es acaso un sueño.

- - No, no lo es. – Se acercó envolviéndola en un abrazo completamente. – Es real.

- - ¿Tú la conseguiste?

- - Digamos que la reclame. – Dijo en tono serio. – Solo había que deshacer unos cuantos problemas.

- - Lo bueno que está en buenas manos.

- - ¿A qué te refieres estrellita? – Volteando a ver a su rostro.

- - Bueno que es tuya. – Menciono. – Y eso querías mostrarme que estaba bien.

- - Estás bien equivocada. – Separándose de ella. – Esta casa no es mía. Ni mucho menos tuya. En realidad es de dos.

- - ¿Dos? – Mostrándose confundida.

- - Usa un poco la cabeza. – Riendo el rubio. – ¿Qué busca una pareja de humanos?

- - Viven en un lugar acogedor y donde les guste. – Respondió Mabel aun sin captar el mensaje.

- - ¿Qué se hace cuando se casan? – Pregunto con una sonrisa.

- - Viven juntos. – Respondió la chica.

- - Exacto, ahora este lugar es de dos. – Volvió a decir. – Eso nos convierte en... - Haciendo un gesto con su mano señalando a ella y después señalándose a sí mismo.

- - ¿Socios? – Respondió ella.

- - No estas poniendo atención en mis palabras. – Frunciendo el ceño para darle unos golpecitos a su cabeza. – Volveré a decirlo tú y yo somos... – Haciendo una seña con su mano para señalarse nuevamente y al final unir sus manos.

- - ¡Ya sé! Un convenio de beneficiarios.

- - Te estas ganando un boleto vip al abismo. – Dijo irritado. – ¡Suficiente! eres demasiado ingenua e inocente.

- - ¿Qué esperabas que dijera? acabas de llegar y me trajiste aquí. No sé a qué punto quieres llegar. – Inflando sus mejillas. – Tal vez si me dieras una pista.

- - Te estoy dando varios. – Señalando su alrededor.

- - Pero sigo sin entender ¿Qué somos? – Levanto una ceja. – Oh dime algo.

- - Yo digo. – Buscando la caja en su bolsillo de su abrigo. – Que te calles un maldito segundo y te cases conmigo. – Sacando una sortija de color oro oscuro y un diamante cristalino reluciendo claramente bajo la luz. – Se completamente mía, Mabel Pines.

Mabel se ruborizo completamente sin saber que decir quedándose muda de la sorpresa. Ese demonio le estaba proponiendo matrimonio directamente. Una sonrisa se dibujó en su rostro, estaba temblando un poco de la felicidad, ya que no sabía qué hacer.

Bill se percató de esto cuando leyó un poco sus pensamientos, sabía la respuesta pero la chica estaba lo demasiado nerviosa para responderle, se acercó y la envolvió en sus brazos levantándola del suelo para acercarla a su rostro y presionar sus labios sobre los suyos.

- - Solo di sí. – Dijo entre el beso. – Es lo que quiero escuchar y que acabes con mi maldita agonía. No sabes cuánto esperado por verte.

- - Sí. – Asintió la chica abrazándolo del cuello. – Sí quiero. – Sollozando suavemente. – Claro que quiero.

- - Eso es todo lo que quería escuchar. – Abrazándola de su cintura.

- - Y si llegaba a rechazarte. – Dijo en tono divertido.

- - Bueno tendría que buscar métodos para convencerte.

- - ¿Cómo cuáles? – Pregunto curiosa.

- - Tal vez esas dichosas citas de humanos, más cortejos y flores, colocarme afuera de tu apartamento con una grabadora y esperar a que salgas, pero en vez de un horrible aparato de música utilizaría a tu familia para torturarlos con sus gritos de agonía. – Dijo burlándose. – Ahora que lo pienso es una buena idea.

- - No, mejor dejémoslo así. – Pinchando su mejilla. – Sin tanta humillación.

- - Mabel, sabes luego te contare una historia. – Acariciando su mejilla. – Un sueño que tuve de hace 11 años. Que de seguro tu no tendrías idea, pero nos conocimos hace ya unos años atrás.

- - Suena interesante. – Dijo ella. - ¿Y me contaras tú Raromagedón?

- - Solo si no escapas de mis brazos.

- - Oye ya sé que eras un Dorito genocida que pusiste el pueblo de cabeza por una semana. – Menciono. – Solo quiero oír tu versión.

- - En mi versión yo gane Estrella fugaz, dejémoslo así. – Tomo su mano con delicadeza. – Entonces mi querida chica. - Colocándole el anillo en su dedo anular. – ¿Serás mi esposa, mi reina y mi Estrella fugaz?

- - Bill... solo hay un problema. – Señalando con su dedo.

- - ¿Qué es?

- - Tengo dieciséis años todavía... incluso faltaría dos años para que pueda casarme legalmente. – Riendo suavemente.

- - No está mal pedir tú mano anticipación. – Dijo. – Solo protejo lo que es mío.

- - Lo siento Bill son las reglas en el mundo humano. – Dijo ella. – Tendrás que esperar.

- - Bien no quedara de otra más que pecar y divertirse.

- - ¿Eso sería?

- - El demonio se acercó a centímetros de su oído hablando en un tono seductor. – La habitación está cerca y te puedo explicar con más detalle. Tengo algo que probar contigo. – Acomodando un mechón detrás de su oreja. – Tienes 30 segundos para correr y esconderte. – Sacando un preservativo. – Te doy ventaja.

- - Dijiste que estabas calmado.

- - Eso no quita que tenga deseos sexuales. – Menciono. – Otra cosa... me tendrás que proteger de los vejetes y tu queridísimo gemelo.

- - ¿Por qué?

- - Porque les dije antes de venir aquí, que te tomaría como esposa. – Sonriendo ladinamente. – Y no les gustó la idea.

- - Bill.

- - Tal vez lleguen mañana aquí. – Dijo.

- - ¡Lo planeaste! – Le regaño.

- - No veo que corras. – Dijo amenazante. – Bien siempre quise cogerte en el pasillo.

- - Eres un tramposo. – Corriendo lejos de él.

- - Sí que nos divertiremos esta noche. – Sonando contento antes de seguirla atrapándola en sus brazos en pleno dormitorio, para besarla tiernamente. – Te amo.

- - Yo también. – Respondió la chica.

.

.

Mientras tanto en una oficina cubierta por el manto de la noche se encontraba una chica de cabello azabache, quien estaba escribiendo en las páginas de un libro delgado la historia. Un chico de cabello violeta se acercó tocando su hombro.

- - Jefa ya es casi la hora. – Llamo su guardaespaldas.

- - ¿Qué quieres? – Cerrando la tapa del libro que estaba escribiendo. – Ya les dije que no se interrumpe par de idiotas. – Entintando su pluma. – Ya se me olvido el número.

- - 31. – Respondió.

- - Cierto, cierto. – Colocando el número en la portada.

- - Nos sorprende que lo haya dejado ir. – Dijo el otro guardián un chico de cabellera rojiza.

- - Chicos, chicos. – Sonriendo de forma cínica. – Es mi historia la que estoy escribiendo. – Dándole unos golpecitos. – Sí yo quiero, le cambio un párrafo o una palabra y ¡Pum! Todo colisiona y se volverá una tragedia griega.

- - Bill Cipher tuvo mucha suerte. – Dijo un chico de cabello violeta.

- - Cierto. – Menciono el otro chico de cabello azul celeste. – Autora usted juega mucho al libro de los demonios. – Fulminando con un orbe azul Prusia.

- - Tú crees eso. – Lanzando una mirada verde helada. – Supongo que es tiempo de continuar la siguiente historia, tomando otro libro oculto de su estante, uno de color café. - ¿Qué piensas Kill Cipher? ¿Quieres sufrir un poco más?

- - Una historia oscura antes de ir a dormir. – Dijo el pelirrojo con sumo interés. – Qué más puedo perder.

La chica se sentó en su escritorio y abrió el libro observando las pocas páginas escritas. Mientras que Will recogía el libro terminado.

- - Señorita que título le pondrá a este libro. – Pregunto el demonio curioso.

- - Veamos... ponle "Sugar Daddy" – Río ante el título absurdo del libro. – Curiosamente el título es la trama del libro.

- - Podía a ver puesto uno mejor. – Sugirió Tad. – Nunca se le acaba las ideas.

- - Tú mismo lo dijiste, podía. – Dijo. – Por cierto... Will y Tad aléjense de sus libros. No crean que no los vi.

- - No podemos echar un vistazo. – Dijo Will tocando un libro negro.

- - No. – Respondió con voz oscura. – No tienen permitido.

- - Presiento que Bill ha sido su favorito a molestar. – Menciono celoso el peli azul.

- - Sigue quejándote y hare de tu libro una historia oscura.

- - Hazle caso. – Dijo Tad. – La mía la volvió historia oscura.

El peli azul solo se cruzó de brazos y se sentó en una esquina junto con el sujeto de cabello violeta, los tres incluido el pelirrojo escuchaban el comienzo de otra historia y el sonido de la pluma entintarse.

- - Bien ¿Dónde nos quedamos Kill? – Dijo la chica. – Ya, ya no me lo digas... tú Raromagedón en donde tú ganaste.

- - Sí. – Dijo el pelirrojo al brillar sus ojos intensamente.

- - Pues empecemos tú darkfic.

.

.

.

.

.

Final de Sugar Daddy

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top