[04]-Intercambio Corazón

Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene situaciones de tema erótico y sexual, imágenes eróticas. Lenguaje ofensivo y vulgar.

┏─━─━─━∞◆∞━─━─━─

Capítulo IV: Intercambio Corazón

┗─━─━─━∞◆∞━─━─━─

"Okey Mabel Pines, nadie dijo que esto sería jodidamente fácil"

No llevaba ni menos de una semana con coordinar su horario de trabajo con el de la escuela, y todo se fue en un verdadero desastre. Empezando por las clases que ya iban avanzadas con una semana que les habían dejado tareas con centenares de trabajos y algunos con equipo. Con algo de suerte pudo acoplarse con sus compañeros y sus viejas amistades del pueblo; Candy y Grenda. Termino los trabajos a tiempo con desvelos y tropezones en la tinta y limpieza de sus proyectos, pero los entrego a tiempo.

Aunque esas horas de desvelo y video chat con sus amigas, fueron cobradas por su trabajo en el café Anteiku. A pesar de no haber clientes frecuentes en el lugar por ser semana de inicio de clases, Mabel no podía evitar pestañear en sus cinco minutos de descanso. Quedándose dormida con la frente apoyada a la compuerta del mostrador de pastelillos.

Hubo momentos en que el gerente la vio cansada y solo la ponía a hacer trabajos de limpieza y realizar pedido de almacén. Como una forma de espantar su sueño o dejarla esconderse atrás de las cajas de harina para hacer waffles o Hot cakes.

Por suerte llego el sagrado viernes el cual podría tirarse a dormir todo lo que ella quisiera, sin molestias de estar en la cabaña limpiando o atendiendo clientes. Era lo único bueno de vivir sola. Otra razón era porque estaban a la primera semana de clases, algunas de sus materias no habían dejado tareas. Lo que podría significar –Cero responsabilidades– y porque podía despertarse tan tarde o incluso levantarse para el día siguiente ir a trabajar.

- ¡Viernes! – Exclamo para dejarse caer en la caja registradora. – Dormiré a gusto.

- Te veo cansadita Mabel. – dijo Tambry entre risas.

- Fue algo difícil con las tareas, pero ya la siguiente semana estaré en mi mejor ritmo. – Dijo feliz mientras jugueteaba con el frasco de las propinas que tenía la imagen de un cachorrito.

- Eso es bueno. – Acercándose a la computadora para poner una lista de reproducción de música con las canciones más escuchadas. – Esto traerá a la clientela.

Mabel le gustaba mucho la música de Tambry, pero algunas de las canciones eran subidas de tono o no tan agradable para el ambiente de un café. Se imaginó un poco la incomodidad, bueno para los clientes que venían con el objetivo de charlar un rato. Pero luego pensó... "¿Que rayos? es música generacional, es la sensación del momento."

Volvió a lo que hacía... jugar un rato con el frasco de monedas, tenía ganas de ponerle un mensaje: "una moneda y bailamos un número musical en el trabajo" pero eso sería una fantasía suya y muy imaginativa. Y en primera, Robbie y Tambry rechazarían esa propuesta. Segunda... no conocía aun a la otra pareja que trabajaba en el café y tercera Yomo le habría regañado si se atrevía a poner números musicales de Broadway.

Hubo clientes que llegaron más o menos y se quedaban a disfrutar de su café; negro, cargado o expreso. Que eran los más comunes que preparaba, pero otros prefirieron llevárselo para el camino. La tarde pasó volando entre trabajo y plática. El gerente se acercó a nosotras y escucho un poco de la música que había puesto su amiga Tambry.

- Es ruidosa, pero me agrada. – Dijo Yomo.

- Vamos jefe un poco de mi música alegraría el lugar. – Dijo Tambry.

- ¿Qué opinas Mabel? – Le pregunto a la castaña.

- Suena bien. Esto animaría mucho el lugar. – Dije con una sonrisa.

- Tengo una idea. – Dijo Yomo. – Lo comentare mañana con los demás empleados.

- Se refiere a Wirt y a Beatriz. – Menciono Tambry. – Es cierto mañana regresan de sus vacaciones.

- ¿Ellos? – Pregunto Mabel

- Los llamamos el dúo dinámico. Hacen un delicioso capuchino y Beatriz es un amor con los clientes sin olvidar que prepara las más deliciosas galletas de nuez. – Dijo Tambry. – Hasta ahorita solo nos tenías a mí y a Robbie. Así que mañana el equipo estará completo. – Extendiendo un puño victorioso la morena.

- Pero Robbie trabaja los martes, jueves y viernes. – Dijo la castaña. – Casi no lo veo.

- Bueno en eso tienes razón. – Aclaro Tambry. – Sería bueno que se uniera un dia de trabajo con nosotras. – Sonriendo.

- De todos modos se lo comentare a Robbie, no lo puedo dejar fuera de esta actividad. – Dijo Yomo.

Mabel se acercó a una pizarra que tenían dentro donde se cambian los empleados y guardan sus cosas. Vio que en la pizarra estaba escrito el nombre de los empleados.

(Tambry): Turno vespertino; lunes y viernes. Turno matutino; sábado.

(Robbie): Turno matutino; viernes. Turno vespertino; martes y jueves.

(Wirt): Turno matutino; lunes y miércoles. Vespertino; sábado.

(Beatriz): Turno matutino; lunes y viernes. Vespertino; sábado.

(Mabel): Turno vespertino; lunes, miércoles, viernes y sábado.

Yomo se acercó y vio junto con ella la pizarra, para después escribir su nombre.

(Yomo): Turno matutino; miércoles y sábado. Vespertino; miércoles.

- Ahora sí, estamos equitativos. – Dijo el gerente. – Eres la más joven del grupo Mabel.

- Sí, pero soy buena trabajando. – Poniendo una expresión llena de entusiasmo.

- Esa es la actitud. – Alegrandose de la energía vivaz de la adolescente. – Pero siempre hay que tener un momento de relajarse y divertirse, ¿Oh no crees? – Dándole entender que era ella una adolescente y no se sobre esforzará en el trabajo. Viendo su reloj se acercó a tomar unas llaves. – En cinco minutos cerramos, ve avisarle a Tambry.

- Sí.

Mabel se acercó a la morena para avisarle de que cerrarían en cinco minutos. Tambry no tardó mucho en buscar el letrero, listo de colocarlo. En ese momento llego al café una pareja tomados de la mano y con una expresión que denotaba mucho amor en el aire. Como si los corazones imaginarios flotaran en el aire.

- Disculpen pero ya vamos a cerrar... ¡oh! Wendy eres tú. – Dijo su amiga Tambry impresionada de ver a su amiga con su novio, puesto que casi no los habían visto en público.

- Disculpa Tambry es que se nos antojó un capuchino y un pastel de fresa. – Dijo Wendy sonriente. – Ya sabes... antojos de última hora.

- ¿Antojos? – Dijo el sujeto. – Tú me tentaste con el pastel de fresa de este lugar.

- De acuerdo te lo dejare pasar esta vez. – dijo su amiga con una sonrisa al verlos felices. – De todos modos Robbie tarda en pasar por mí. – No se quedaría atrás de presumir a su pareja. – ¡Mabel! Prepara dos de tus capuchinos especiales y una rebanada de pastel de fresa, para los tortolitos.

- ¡Lo siento Mabel! ¡Por hacerte trabajar hasta tarde! – Grito la pelirroja apenada y muy sonrojada de las mejillas al no acordarse de que estaba su amiga trabajando en la cafetería.

- No hay problema Wendy. – Dijo la menor atrás de la máquina de café.

- ¿Mabel? – Pregunto el sujeto un poco intrigado al escuchar la voz de la chica.

- Es una amiga mía. Ahorita la conocerás, te caerá bien es muy simpática y alegre.

La castaña se movió rápido en preparar las bebidas calientes, creando sus famosas figuras de espuma un conejito y un gato que cuando los juntabas parecían que jugaban. Corto una rebanada de pastel y las coloco en una bandeja para ser llevados ante la pareja.

- Wendy, ya solo faltaban cinco minutos. – Dijo la chica haciendo un adorable puchero. – Estaba así – Acortando su dedo índice y pulgar para medir el tiempo. – De tomar mi mochila e irme a casa.

- Perdón amiga. Pero adoro tú capuchino es el primero que pruebo que sabe tan delicioso y con la canela y el chocolate. – Viendo la figurita. – Es tan lindo esto, no veo otra cafetería que lo haga.

- ¡Oye! eres tú la que choco conmigo. – Señalando a la castaña.

- ¡Ah eres tú! – Haciendo una reverencia. – Lo siento mucho por mi comportamiento ese día, pero tú amigo me saco de mis casillas. – Dijo con las mejillas rojas. – Yo nunca soy así.

- No perdóname a mí y mi tonto compañero. – Dijo. – Estaba de mal humor mi amigo ese día, creo que está en sus días muy locos.

- Entonces ya se conocían. – dijo Wendy mirando a Kriptos con sospecha.

- No mucho querida, pero si me presentaras a tu amiga. Tal vez podamos aclarar esto. – Dijo nervioso al conocer esa mirada de: "Te matare si me entero que coqueteas con otra mujer".

- Bien, Mabel Pines él es mi novio Kriptos. – Señalando al sujeto. – Kriptos ella es Mabel Pines mi mejor amiga de hace cuatro años.

- Y contando. – Aclaro la castaña.

- Mucho gusto, Mabel. – Extendiendo su mano.

- El gusto es mío. - Estrechando su mano. – Tienes suerte de tener a Wendy, así que cuídala bien.

- La trato tan bien a mi hermosa flor carmesí. – Abrazando a la pelirroja. – No sé qué haría sin ella. – Menciono muy enamorado, mientras colocaba un brazo en los hombros de la chica.

Mabel estaba feliz de ver a la pareja llevarse bien, después de todo lo que paso Wendy tras la rotura de su relación con Robbie, merecía dar una segunda oportunidad a otro chico. Ahora en este momento, la pelirroja era muy feliz a lado de ese sujeto. De imagen galante y de típico jefe de compañía. Su pregunta rondaba en su cabeza y era: ¿Dónde lo conoció? Pocas veces sabía de los gustos de la pelirroja en los chicos, pero al verlo muy maduro y responsable al igual que atento, a lo mejor fue el motivo que gano su corazón.

"Envidiaba esa relación, alguien de confianza en su lado ¿Podría conocer un chico igual y lindo?"

Mabel recordaba que era muy mala para elegir chicos o enamorarse muy fácilmente, como cuando tenía 12 años de edad y todo chico que hablaba con ella le parecía el hombre indicado o el chico lindo ideal para un amor de verano inolvidable. Ella recuerda que nunca tuvo un novio, ni un amor de verano por lo que su beso con el tritón de piel bronceada no contaría, más si fue una petición de su amistad que de amor.

⊱───────⊰✯⊱───────⊰

Mabel estaba un poco más repuesta en su actitud después del descanso de ayer. Solo recuerda haberles deseado a la pareja mucha felicidad y la pregunta de "¿Cuándo será la boda?" dejando a su amiga ruborizada con un tomate, mientras ella se despedía y caminaba trastabillada de sus pies con su mochila en mano y un chocolate caliente en mano. Cuando llego a su apartamento no alcanzo a terminar su chocolate y se dirigió a la cama cayendo redondita en las cobijas, mientras se quitaba la ropa y se quedaba en ropa interior.

De tan solo venirle el recuerdo de anoche, sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso. Por lo que decidió empezar su día tomando un buen desayuno, bañarse para despejar lo restante de su sueño y arreglarse su pelo en una coleta alta. Se dirigió caminando a su trabajo, sirviéndole como ejercicio o como una forma de ver en los aparadores de las tiendas las cosas que ponían a la venta. Llegando al café fue recibida por Tambry quien ya casi terminaba su turno del día.

- Lista para irte. – Dijo Mabel

- Siempre estoy lista, babe. – Dijo Tambry haciéndole una seña con su dedo en forma de pistola, terminando de limpiar las mesas. - ¿Dormiste bien?

- Sí... - Recordando lo que le dijo a Wendy y a Kriptos. – Estaba muy cansada ayer.

- Lo sé... actuabas como si te hubieras tomado varios café con crema irlandesa. – Soltando una risita. – Aunque dejaste a esos dos muuuuuy rojos.

- Lo sabía. – Golpeándose la frente con sus manos. – Hable de más.

- Descuida no lo tomaron mal. – Soltando una risa.

Se adentró al cuarto para cambiarse sacando de su mochila su uniforme que consistía; un vestido negro de manga corta que llegaba a por encima de las rodillas, un delantal con bolsillo que terminaba de cruzado por detrás de su espalda baja terminando en un moño. Unas calcetas altas por encima de la rodilla y su calzado negro con tacón mediano. Mabel salió lista para iniciar a trabajar, cuando vio a una pareja entrar por la puerta del café. Una chica pecosa de cabello cobrizo anaranjado y levemente rizado, con ojos color verde-agua; seguida por un chico alto de cabello café oscuro y ojos verdes grisáceos, piel levemente bronceada con la nariz rosada de la punta.

- Mira Wirt tenemos otra integrante en el equipo. – Abrazando a la castaña de forma amistosa antes de lanzar un chillido de emoción. – Es muy linda... Aww es una monada, serás mi hermanita.

- Vaya... jeje – Correspondiendo a la chica entusiasta.

- Es muy pequeña. – Dijo Wirt con una media sonrisa. – Se parece a Greg.

- No compares a tu hermano con ella, Greg es más pequeño. – Soltándola. – Mucho gusto soy Beatriz y ese chico raro que ves por ahí, es Wirt.

- Soy Mabel Pines. – Sonriendo a la pareja. – El jefe Yomo me dijo que llegarían hoy.

- Exacto, ya no dejaremos caer tanto este café. – Dijo la mujer colocando sus manos en la cintura e inspeccionando el lugar. – Vaya si que el jefe Yomo sigue dejando este lugar sombrío, sin la presencia del jefe Kaneki o Touka, este lugar hace que me duerma.

- ¿Kaneki y Touka? – Pregunto Mabel.

- Luego los conocerás. – Dijo Beatriz. – Pero vamos no dejaremos que este lugar sea aburrido.

- Mira quien lo dice. – Dijo Wirt. – Andando que ya vamos retrasados Bea, de seguro tardas una eternidad cambiándote.

- Okey chicos, ya me voy. – Dijo Tambry, apagando su música. – La computadora es toda suya. No la quemen ¿de acuerdo?

- De acuerdo. – Dijo Wirt. – Mabel.

- Sí – Respondiendo un poco nerviosa.

- Acompaña a Bea a cambiarse. – Comento. – Es muy tardada en hacerlo y fácil de distraerse.

- Eso no es cierto. – Tomando a la castaña de los hombros. – Vamos Mabs.

La tarde transcurrió normalmente sin problemas, entre trabajo platicas y chistes entre ellos. Mabel iba conociendo más a Beatriz y a Wirt, sorprendiéndose de que ellos eran pareja, aunque ya lo suponía en cuanto los vio muy juntos y más sí Tambry dijo que eran el dúo dinámico.

La castaña veía el amor fluir en ellos cuando trabajaban juntos. Aunque había ocasiones en que la pelirroja lo llamaba "Bestia" en tono de burla y él solo respondía con una sonrisa, mientras golpeaba su uña en tres golpeteos seguidos.

Todo iba bien, la tarde era tranquila y los clientes iban y venían, nada podía estropearlo. Hasta que llegaron dos sujetos al café, un rubio que andaba de mal humor y el chico de cabello azul grisáceo que pudo reconocer que era el novio de su amiga Wendy. Llevaban ropa casual como si iban de salida de compras, entre pasearse para conocer una chica.

- No puede ser que llevamos menos de la semana y nada. – Dijo furioso el sujeto mientras golpeaba con la suela de su zapato el piso, mientras llevaba sus manos a su bolsillo de su blazer oscuro corto. – Por cierto ¿A dónde me trajiste imbécil? Esto no es un Bar.

- Es un café. – Dijo Kriptos soportando los mandatos de su jefe. – Sirven un buen café y aparte no es "la hora feliz" como lo llaman los humanos. Le vendría bien la bebida caliente para calmar su problema de dolor de cabeza.

- Me importa un carajo si es la hora feliz o no, vine a busca un trago y no un café. – Viendo a la pesadilla con su ojo amenazante que se tonaba más dorado y resplandeciente.

- Ya sé, el capuchino te encantara. – Dijo. – Mi flor carmesí siempre los pide.

El sujeto se acercó a la caja siendo recibidos por Wirt.

- Bienvenidos a Anteiku, ¿Qué desean caballeros?

- Ahórrese sus palabras chico cara de cono. – Bufo molesto el demonio. – Deme dos copas de vino.

- Okey... esto no es un Bar.

- Ignórelo, deme dos capuchinos especiales con espuma y un baguette de carnes frías. – Señalando la cartera de enfrente. – También añada dos pasteles de chocolate alemán, ese que está en la vitrina.

- De acuerdo. – Se dirigió avisar a las chicas. – Dos capuchinos especiales con espuma, un baguette de carnes frías y dos pasteles de chocolate alemán.

- Yo preparo los bocadillos y tú los cafés. – Dándole una palmadita a la castaña. – Aparte Tambry nos dijo que los haces... especiales. – Sonriendo.

- Sí.

- Serán 14,50 Dólares. – Dijo Wirt.

- Sigo insistiendo en una bebida más fuerte.

- Solo pruébalo Cipher, no seas amargado.

Se sentaron en la mesa y Beatriz llevo los alimentos, Bill comenzó a picar el pastel con sumo enojo mientras miraba a su alrededor he ignoraba a su compañero que lo regañaba por mutilar la comida. Aunque poco le importaba el demonio de los sueños, solo buscaba irse. Una canción resonó en el lugar creando una atmosfera agradable, era de una cantante mortal Mindy Gledhill se escuchaba el tema de Anchor. Muy romántica para los mortales y un tema que frustraría su situación.

https://youtu.be/cB3BWmCOW2Y

El rubio no prestaba mucha atención a la letra, pero poso su mirada en la espalda de una chica que se encontraba en el fondo preparando sus bebidas, no tenía la costumbre de mirar a las damas tanto tiempo, pero ella le llamo su atención por un momento; Veía su largo cabello achocolatado ondearse en una coleta alta como si de un péndulo se tratara, su espalda elevarse al compás de su respiración suave, sus caderas moverse de un lado a otro con suavidad viendo su falda balancearse en un movimiento coqueto. Sentía sus mejillas enrojecer de tan solo ver mecer la falda. Bajo más su mirada y sus piernas lucían hermosas en esas calcetas altas, que despertaban una ilusión en todo hombre.

Ella era atractiva y muy coqueta para andar de espaldas, le gustaba mucho como se movía y deseaba verla de enfrente.

"When all the world is spinning round like a red balloon way up in the clouds"

Ella lucia hermosa ante sus ojos, deseaba ver su rostro de aquella figura femenina que lo cautivaba. Quizás era bonita o fuera un rostro más de una ilusión suya.

"And my feet will not stay on the ground, you anchor me back down"

La castaña acabo con una sonrisa su obra de arte en las tazas donde se encontraba un gatito y un osito, tomo las tazas colocándolas en la bandeja y se dio la vuelta ante la vista del rubio.

"I am nearly world renowned as a restless soul who always skips town"

Camino hasta la mesa señalada con un número, trayendo en sus manos con mucho cuidado la bandeja y colocando una sonrisa suave en sus labios rosados, quedando frente a los dos sujetos.

- Gracias por esperar, aquí están sus capuchinos. – Dijo ella nerviosa. – Espero que les guste...

Ella miro con sus ojos abiertos en sorpresa al rubio, al igual que él se sorprendió con las mejillas muy rojas al ver de quien era la chica que lo traía hace un momento con interés y un poco de locura.

"But i look for you to come around and anchor me back down"

- Vaya pero si es la mocosa. – Colocando una expresión de vanidoso. – No pensé que trabajaría aquí.

- Bill, no venimos a pelear solo a comer. – Dijo Kriptos. – Disculpa a mi amigo, está un poco mal de su cabeza, parece que no le sienta bien llegar a este pueblo.

- Descuida estoy acostumbrada a lidiar con gente problemática. – Dijo Mabel dedicándole una mirada fulminante al rubio. – No todos se adaptan, mucho menos los que no son de aquí.

- Adorable gatito, ¿Tú lo hiciste? – Rompiendo la figura con su tenedor al punto de decapitar su cabeza. – Solo te tomo unos minutos más de tú tiempo, pero descuida le puse fin a su agonía. – Lamiendo el tenedor.

- Si hubiera sabido que eras tú, te lo doy aplastado o con poca espuma. – Cruzando sus brazos.

- Un triángulo, sería la mejor forma de conquistarme. – Embozando una sonrisa cínica y coqueta de sus labios. – Al menos que no sepas hacer uno, aunque viéndote... no sabrías hacer uno, solo meros animalitos.

- Se hacerlo, pero jamás lo haría para ti. Sigue en pie mi oferta de dártelo sin espuma. – Resaltando una hinchazón en sus mejillas infladas de lo molesta que estaba y el color rosado brotar de sus pómulos.

- ¿Cómo el relleno en tú brasier? – Dijo soltando una risita. – Eres linda pero no llegas todavía a lo que es una mujer atractiva. – Soltando un suspiro. – Tampoco tienes una forma tan linda de dirigirte a mí. – Mostrando una mirada más dilatada de su pupila, mientras golpeaba sus garras en la mesa la cuales se mantenían ocultas en el costado de su antebrazo. – Debes dirigirte amablemente... lema de aquí. – Señalando el cartel decorado en la pizarra del fondo.

- Bill... - Le llamo la atención al demonio, al ver el orbe de su compañero tornarse más amarillo del iris. – Aquí no. – Temía que la chica sufriera alguna conducta inapropiada de su jefe, ya que conocía que el demonio de los sueños perdía muy fácilmente los escrúpulos al ser capaz de incendiar el lugar. – Gracias por traer el café. – Intentando alejar a Mabel. – Bill para...

- Descuida le hago entender a la niña que viste de señorita, que no puede hacer una simple figura formal. – Deshaciendo la figura de espuma. – Tan infantil. – Dijo. – No podrías conquistarme.

- Lo sé... pero me alegra no hacerlo. – Respondió en tono serio. - Debes tener tan mala suerte con tus conquistas. – Dijo la castaña con una sonrisa. – Para que solo hagas ruidos en tus palabras.

"There are those who think that i'm strange"

Mabel se dio la vuelta y se retiró dejando a los dos solos. Mientras que Bill no paraba de mirar a la adorable y extraña rareza de esa chica, por un momento le robo el aliento.

"They would box me up and tell me to change"

- Oye ¿estás bien? – Pasando su mano frente al rubio. Pensaba que estaría molesto por la repuesta de la castaña. – Pero también no es la manera jefecito.

- No se inmuta ni se asusta en encararme las palabras. – Dando un sorbo a su bebida para después sorprenderse por el delicioso sabor caliente de la bebida. – Que chica tan valiente.

"But you hold me close and softly say that you wouldn't have me any other way"

El demonio veía en su ojo como la chica estaba con sus compañeros, recargada en la barra riendo y con una sonrisa en su rostro tan deslumbrante y alegre, que podía admirar sus facciones por un breve momento. Mostrando sus mejillas rosadas y esa belleza extraña en ella.

- Como una Estrella fugaz que va y viene. Imposible de ver y solo los afortunados pueden verte. – Murmuro para sí mismo bebiendo la bebida caliente. – Muy dulce y amargo, me gusta sin duda mucho me gusta esto.

Bill se terminó su bebida y le hizo una seña a su compañero para retirarse, cuando solo el chico soltó un bufido de decepción sin tener tiempo de consumir lo que había pedido, tuvo que dar varias mordidas grandes sin morir atragantado o peor salir en las noticias por un incidente de ahogamiento. El rubio camino unos cuantos pasos y sonrió ante lo que haría, le dio un silbido al grupo de chicos y lanzo una moneda de oro hacia la joven castaña para que lo atrapara en sus manos.

- Hago ruido para que chicas curiosas como tú, escuchen. – Dijo en tono burlón a Mabel. – La próxima quiero mi triangulo, mocosa plana.

⊱───────⊰✯⊱───────⊰

Mabel llego hecha una furia a su departamento por culpa de ese sujeto, tomo una almohada y dio grito de lo molesta que estaba. Se dejó caer en su sofá, mirando el techo con mucho enojo. Sus mejillas estaban rojas de la vergüenza, pues en una parte se le hizo muy atractivo cuando lanzo la moneda pero contestarle de esa forma...

- Otra vez me llamo mocosa y me dijo plana, ¡Yo no estoy plana! Soy copa B. – Empezó a dar pataletas al sofá sintiéndose molesta y refunfuñando. – Soy B, B... un poco más grande que la A.

La adolescente castaña estaba hundida del cansancio, era su primera semana en Gravity Falls y ya estaba rendida. Mantener el ritmo de las clases y su trabajo, pensó que la siguiente semana la tendría bien... eso pensó.

Después de su agradable descanso del domingo, que solo le duro muy corto el día, empezó su semana de bien para mal. Cayendo en el agujero del abismo de los triples deberes. Lunes le tocaba clases muy temprano, la primera era Geografía y Ecología ¿Por qué combinar dos materias poco interesantes a una hora de la mañana donde la mente apenas está despertando?, pero Mabel Pines tenía que hacer el esfuerzo de ir o tendría una baja nota. Para el peor de los casos, la chica le toco un equipo de trabajo algo flojo, sin ganas de ayudar en el tema de las marmotas.

Para cuando llego el día martes se quería tirar por la ventana, el profesor de literatura y redacción le dejo hacer 2 ensayos de dos las maravillosas y poco interesantes obras; Romeo y Julieta ​la típica tragedia de amor de William Shakespeare y la Ilíada de Homero. Pensó que si terminaba de leer esos dos libros estaría desocupada para la noche, grave error. Resulto que termino Romeo y Julieta antes de tiempo, pero leer la Ilíada, ese enorme y grueso libro la dejo agotada y con sueño. Fue mala idea hacer la tarea en la cama.

El miércoles tenía la materia de matemáticas, que la quería apuñalar con un cuchillo cuando aplicaron un examen sorpresa. El jueves termino molida de su cuerpo cuando la clase de deportes decidió jugar quemados y baloncesto. Y el viernes estaba rogando a Dios para que acabara temprano sus clases de español, puesto que no entendía ni jota, como pedir tacos al pastor.

La castaña se encontraba ya al final de su turno en el trabajo, con el alma de fuera apunto de ascender al cielo. Su amiga Tambry le dio una palmadita en la espalda, masajeando sus músculos adoloridos del extenuante tiempo de estar parada y atendiendo los clientes.

- Sip, me recuerdas a mi cuando yo empezaba a trabajar. – Dijo Tambry. – Que tiempos.

- Duele... duele mucho mis pies. - Dijo la chica con el rostro sobre la barra.

- Chica hoy cerramos temprano. – Dijo el gerente del lugar algo apurado. – Debo salir rápido.

- ¿Qué sucede? – Pregunto Mabel viendo a su jefe tropezar algo nervioso y con una curvatura en sus labios que denotaba felicidad pura.

- Mi querida hermana tendrá su niño. – Dijo con una sonrisa Yomo. – Bueno... no hermana, hermana... pero me considero parte de su familia y pues... Seré tío.

- Muchas felicidades jefe. – Dijo Tambry. – Espere un momento... ¿Ayato no está en el hospital junto con Hinami?

- Sí, algo así. – Dijo. – Quiere moler a golpes a mi cuñado y eso debo de evitar.

- Supongo que hay que apurarnos a cambiarnos. – Dijo Mabel.

- Se los agradecería mucho. – Colocando el letrero de cerrado.

Mabel y Tambry se apuraron en cambiarse a su ropa, saliendo del vestidor y cerrando el lugar para después despedirse de su jefe.

- ¿Te iras a casa? – Dijo la morena. – En unas horas Robbie invitara a los chicos y a Wendy junto con su novio a la casa a ver películas, ¿quieres venir?

- Gracias... pero creo que descansare por hoy. – Dijo en un tono agotador. – Pasare al supermercado por unas cosas que me faltan en casa.

- De acuerdo, ten cuidado y nos vemos mañana. – Despidiéndose con una mano.

La castaña consiguió alcanzar a ir al supermercado que estaba a tres cuadras de su apartamento a comprar todas las cosas que necesitaba; entre artículos de higiene, comida y algunos dulces que posiblemente no entraban en la lista de sus necesidades. Cuando fue a la caja registradora pasó los artículos por la cintilla transportadora, viendo como la cajera los pasaba por el aparato y los registraban los códigos y como los números de la pantalla aumentaban sus cifras a ser elevadas. Cuando llego a sus preciados dulces sus ojos se agrandaron por la cantidad que había arrebasado su límite económico, dejándola en la decisión más dura de su vida.

- Espere... yo voy a dejar esto. – Dijo apenada con las mejillas rosadas quitando cuatro barras de chocolate y dulces de cereza entre gomitas de koalas. – Listo.

- Serán 87,90. – Dijo la cajera. - ¿Efectivo o tarjeta?

- Aquí, será efectivo. – Entregando el dinero.

Cuando termino de pagar y recoger sus bolsas, escucho la voz de una persona cantarina y molesta quien se había reído de su terrible escena en el supermercado.

- Yo llevare eso que dejo la mocosa. – Dijo el sujeto sacando unos billetes. – Al cabo que unos dulces no me molestan. – Tomando las golosinas y una cajetilla de cigarrillos.

- Me lleva al.... – No termino de a completar su insulto cuando sintió un peso extra en su bolsa, cuando iba casi de salida. – ¡Wooa! – Vio al rubio depositar los dulces en su bolsa.

- Olvidaste tus caramelos, niña. – Dijo en tono burlón el rubio, mientras salía por la puerta. – Velo como una caridad.

Esto era su límite... ahora si estaba enfurecida. Mabel corrió siguiéndole y le aventó la barra más gruesa de chocolate a la cabeza, consiguiéndole darle. Haciendo que el rubio soltara un quejido y la fulminara con la mirada para encararla.

- ¡Eso dolió! – Gruño molesto.

- Perdón pensé que olvidabas tu dulce. – Dijo con una sonrisa maliciosa y sin culpa. – A los sujetos como tú, gustan de devorar los chocolates para calmar su rabia.

- Parecías tener cara de hambre. – Dijo en tono acido. – Quise hacerte el día, dije: "pobre mocosa, no tiene suficiente dinero para sus dulces".

- ¡Ahora te dedicas a espiar!, nadie te pidió que me compraras un dulce para hacer el acto del día. – Alzo su voz molesta. – Tonto acosador.

- Es que no me resisto darle un dulce a un niño. – Dijo - Y yo veo a una niñata aquí.

- No quiero tú dulce. – Dijo molesta y acomodando su mochila mientras cargaba la bolsa de papel. – Con permiso que yo si tengo prisa. – Caminando por la acera.

- ¿Sabes qué? No te lo daré por ser una mocosa grosera. – Abriendo la barra para comérselo enfrente de ella mientras caminaba hacia atrás. – No lo mereces.

- Espero que se caigan los dientes y se te pudra la boca. – Dijo Mabel dándose la vuelta para tomar rumbo a su departamento.

- Por cierto... - Caminando a su lado. – No quería decirlo pero... se te cayeron los pañales para bebé. – Mostrando un paquete de toallas sanitarias en su mano, para ponérsela encima de su bolsa y adelantar su paso del lado contrario de su camino, para evitar a una castaña enfurecida mientras se iba carcajeando. – Suerte con eso, pequeña mortal.

- Hijo de perra. – Dijo furiosa la castaña, viendo el paquete de toallas sanitarias para meterlo al fondo de su bolsa. - ¿En qué momento? ¡Ay! Lo odio.

En cuanto llego a su departamento saco su libreta y comenzó anotar los gastos que hizo esta semana. Haciendo cuentas en su celular y viendo la cantidad que tendría para el final del mes. Hasta que su rostro palideció y sus labios formaron una mueca de preocupación

- Oh no...

⊱───────⊰✯⊱───────⊰

Mabel tomo su vieja laptop y abrió un video chat al grupo de sus amigas, poniendo como título de conversación "Problemas existenciales, ¡EMERGENCIA NIVEL ROJO!". Rápidamente sus amigas se conectaron y respondieron a su llamado.

- Mabel ¿Qué sucede? – Pregunto Candy.

- ¿Reprobaste siempre el examen de matemáticas? – Dijo Grenda.

- ¡No! – Dijo la castaña. – ¿Eso que tiene que ver?

- Ehm... solo quería confirmar, no es que yo lo haya reprobado.

- Chicas necesito su ayuda. – Soltando un suspiro ahogado. – Estaba haciendo cálculos para mi gasto del siguiente mes y estaré muy corta, de más que creo que ni poder pagar... el alquiler.

- ¿En qué sentido? – Dijo Candy.

- En que tendré que regresar a la cabaña si no llego a completar los gastos de la luz, agua y las tareas de la escuela. – Gimió frustrada. – Bueno si tengo, pero lo básico me será difícil conseguirlo, pero sé que la casera querrá el pago.

- Podrías trabajar en tus descansos en la tienda de batidos del centro comercial. – Dijo Grenda. – Dicen que dan buen sueldo.

- No, se topa con mis clases de idioma en la tarde.

- Vende muffins en la escuela. – Sugirió Candy. – Un negocio extra.

- No tengo horno. – Viendo su horno pequeño. – Bueno no es muy práctico, dudo que funcione. – Dijo avergonzada.

- Únete a la mafia. – Dijo Grenda emocionada. – Se la mejor asesina.

- ¡Grenda esto no es una novela o un anime!

- Se vale soñar. – Dijo su amiga. – He visto mucho Gangsta, Katekyo Hitman Reborn! y se cómo terminara esto...

- Porque no le pides trabajo a tu tío Stan. – Dijo Candy.

- Chiu que no entendiste nada de la conversación anterior que tuvimos cuando llegue la semana pasada. – Levantando un ceja.

- Un poco, pero tienes razón. – Dijo Candy volviendo a sus ideas. – Eso fue mala idea.

Mientras mis amigas lanzaban ideas y sugerencias, yo solo me jalaba los mechones y veía la bolsa de mandado, donde venían mis artículos de higiene y los víveres. Revise la bolsa y vi adentro unos chocolates de la marca Hershey's unos kisses con envoltura metálica. Mire el ticket y recordando no haberlos comprado, la duda crecía pero el antojo de un dulce también lo hacía.

Sin importarme de donde vinieron tome uno y lo abrí desenvolviéndolo, saboree el chocolate de leche y solté un sonido de felicidad.

- Delicioso. – Musite feliz como si por un momento... los problemas se hubieran disipado lejos de mi mente.

- Mabel se nos agota las ideas. – Dijo Grenda.

- Supongo que no hay nada que provee dinero por necesidad.

- Al menos que... - Dijo Candy.

- No creo que sea bueno... ¿oh sí? – Hablo Grenda con nervios.

Vi en la pantalla de la computadora como mis amigas dudaban en hablar o decir algo.

- ¿Qué sucede? – Pregunto Mabel.

- No creo que sea bueno... pero tenemos una propuesta que podría poner fin, al problema económico pero abrir paso a algo peligroso y prohibido.

- Sí hay algo Mabel. – Dijo Candy. – Pero no sé si te guste la idea de acompañar.

- ¿Eh? – No entendí lo que había dicho en esa frase.

- Mabel no te enojes por lo que diremos. – Intento Grenda de sonar lo menos escandalosa ante la información.

- ¿Por qué me iría a enojar?

- Porque lo que diremos tal vez te suene absurdo e inmoral. – Dijo Candy. – Pero créeme, Wendy lo hizo y no le fue tan mal.

- ¿A qué se refieren? ¿Qué hizo Wendy? – Sin entender aun.

- Mabel... te queremos decir, que entres a la subasta de Sugar Daddy's – Sugirió sus amigas Candy y Grenda.

- Sugar... ¿Qué?

- Sugar Daddy's. – Dijo la chica asiática acomodando sus lentes que se reflejaban contra la luz. – Tranquila nosotras te explicaremos, así que presta mucha atención.

Sus amigas les explicaron con un pizarrón de que se trataba el evento, Mabel presto atención a todo lo que decían. ¿Qué era un Sugar daddy?, ¿Qué es un Sugar Baby? ¿Y cuál es su relación? un millón de explicaciones le dieron, entre teorías y preguntas que anteriormente se habían hecho. La castaña solo escuchaba y asentía con la cabeza, pero a la vez sentía que su rostro cambiaba a diferentes tonos de rosado y rojo, hasta llegar al punto más importante del tema "Dinero y Beneficios" cosa que ella necesitaba urgentemente, sin exagerar. Pero en cuanto llegaron al punto clave de su conversación, Mabel no podía salir de su asombro al escuchar la palabra "Sexo" sin compromisos.

- Espera si entendí bien... dijiste que tienen ¿relaciones sexuales? ¿sexo?

- Dependiendo el tipo acuerdo que establezcan. – Dijo Candy.

- Pero la mayoría de ellos, prefieren tener una novia bonita que les haga compañía. Solo para presumir que tienen una mujer en su vida o varias que lo siguen. – Dijo Grenda.

- No puedo hacer eso. – Se negó la castaña con el rostro rojo. – Soy virgen... me refiero a que nunca, pero nunca he tenido un novio oficial. Ni he andado con uno. Ni sé muy bien como es andar de novia ni como besar bien, jamás he hecho eso y no me lo imagino... es vergonzoso.

- Bueno entonces ¿Qué harás? No hay más ideas, más que las que te propusimos. – Dijo Candy.

- Yo no sé qué hacer. – Dijo Mabel. – Solo necesito dinero y tener una vida más o menos normal.

- Como todas. – Dijo Grenda jugando de las correas de su suéter rosa. – Mabel no es tan dificil andar de novia, recuerda que tú estabas emocionada con eso de los chicos lindos. - Continuo. – Podría ser una oportunidad perfecta para conocer el amor de tú vida.

- Hey, Grenda tú ya tienes a tu novio. – Dijo Candy con una sonrisita curiosa. – Ese tal Marious.

- Sí. – Soltando una risa. – Llevamos un buen tiempo juntos.

- Podrías enseñarle a Mabel como es una relación.

- No estaría mal.

- Esto es una locura. – Dijo la chica rendida y con los ojos apagados. - ¿Qué haré?

La chica veía el calendario escolar y sus actividades en el trabajo, estaba apretada en ambos horarios y solo tenía disponible tiempo para las tareas y las clases de idiomas, que eran obligatorias en la preparatoria. El único hueco disponible, su día de descanso "el sagrado domingo".

Sus amigas seguían pensando en su situación, pero ya no tenían más ideas. Hasta que la castaña se tomó un momento para pensar en lo que haría. No estaba mal la idea que habían dicho... podría funcionar.

- Chicas...

- ¿Qué pasa Mabel?

- ¿Dónde es ese tal evento?

"Es este domingo 17 de septiembre en hotel del pueblo"

⊱───────⊰✯⊱───────⊰

El día del evento llego y Mabel se encontraba en la tarde en casa de Grenda, llevaba una mochila donde llevaba su vestido y zapatos formales. Las chicas no se hicieron esperan y ayudaron a su amiga arreglarse; evaluaron su vestido y sus zapatos de fiesta.

La joven llevaba un vestido de tirante medio ancho azul marino con escote péndulo ni tan pronunciado y discreto recubierto con una tela de gasa brillante, la falda llegaba hasta por encima de su rodilla y terminaba en un estilo de volantes. Se colocó unos tacones medianos de color negro que terminaban cruzados en la punta de sus pies, mostrando la blancura de sus piernas torneadas y su piel lisa y tersa como la seda.

- Te ves linda Mabel.... A quien engaño; te ves muy coqueta y atractiva. – Dijo Candy arreglando su falda con bordado de flores. – Estoy muy segura que llamaras la atención de muchos chicos atractivos que querrán que seas su Sugar Baby.

- Bien hora de arreglarte el pelo. – Sacando una plancha de cabello y tenazas. –Te dejaremos deslumbrante como cenicienta.

- ¿Tambien volveré a casa a la medianoche? – dijo ella como broma.

- Esa seria decisión tuya y de tú daddy. – Dijo Candy. – Pero si llegara a suceder algo malo. – Mostrando su teléfono. – Nos llamas.

- De acuerdo.

Peinaron a la chica haciendo un recogido en la parte de enfrente y dejando su cabello achocolatado caer como una cascada de rulos por su espalda. La maquillaron colocando base, rubor de color melocotón, algunas sombras no tan cargadas de colores claros y un poco oscuros, no querían hacerla parecer como una chica que buscaba una noche de diversión. La hicieron verse hermosa y elegante tanto que desearan bailar con ella e invitarla a salir. Colocaron labial color durazno en sus labios y un poco de brillo. Estaba lista para la noche.

- Muy bien Mabel aun estas a tiempo para la inscripción. – Dijo Grenda pidiendo un Uber.

- Mabel hay algo que olvidamos decirte Grenda y yo.

- ¿Qué es?

- Te acuerdas que te dijimos que trajeras "tú credencial falsa" – Haciendo comillas con sus dedos Candy.

- Ehm... sí no sabía para que la querían. – Sacando su identificación que juro no utilizarla.

- Resulta ser un evento de mayor edad. – Dijo Grenda. – Por esta noche serás Elena Pines, la chica de veinticuatro años.

- ¡¿Qué?! – Grito. – Debe ser una broma, le prometí a mi tío no usarla otra vez.

- Solo utilízala por esta noche, solo una noche. – Dijo Candy. – Ellos solo quieren saber que tengas dieciocho y eso es todo.

- Eso es una mentira, lo saben muy bien. – Dijo Mabel. – Solo tengo dieciséis, los acabo de cumplir.

- Pues decir que tienes dieciséis en el evento, ninguno te aceptara. Todos se echaran para atrás. – Dijo Candy. – De acuerdo a la ley... nadie te elegiría y eso complicaría todo.

- Y si el que me elige, se da cuenta que no tengo... esa edad. – Sonando preocupada. - ¿No sería más problemático? Un lió total.

- Solo cuéntales tu situación y forma un trato con él. –Dijo Grenda. – Ellos lo entenderán, no creo que solo vaya por eso....

- Supongo. – Dijo Mabel. – Solo buscan una novia joven y bonita. – Diciendo desanimada. – Tal vez no lo sea, y soy solo una adolescente jugando ser adulta. – Viéndose en el espejo. – Nunca me fue bien con los chicos.

- Mabel eres bonita, no te pongas triste. – Dijo la chica de cabello azabache. – Te ira bien. Tienes un gran corazón y una figura de una diosa jeje. – Limpiando sus lágrimas. – Todos querrán obtener una sonrisa y tu compañía, irradias mucha calma.

- Si te siente muy insegura en el evento, ya no continúes y llámanos inmediatamente. – Dijo Grenda. – Podemos ir Candy y yo a recogerte.

- De acuerdo. – Asintiendo levemente.

⊱───────⊰✯⊱───────⊰

En cuanto llego el Uber, se subió y fue directo al lugar donde sería el evento. Dieron vueltas en unas cuantas calles y llegaron a un edificio elegante, siendo un hotel recién construido. Se encamino hacia la entrada siendo recibida por los empleados del lugar, el gobernante y representante del lugar hizo un llamado a las chicas y chicos que se encontraban a punto de entrar al evento, guiándolos al salón donde fueron inscribiéndose y entregando dos prendedores de corazón. Con números iguales.

Mabel se colocó en una de las filas esperando inscribirse, estaba nerviosa. Cuando llego su turno un hombre de cabello cobrizo y ojos azules le extendió la mano, pidiendo su identificación la cual ella entrego.

- Elena Pines. – Dijo el sujeto examinándola de pies a cabeza. – Muy joven para ser veinticuatro, eres casi una petite muy lolita.

- Siempre me dicen así. – Mostrando sus mejillas rojas aunque no sabía que significaba la palabra petite y lolita juntas.

- Número 18 – Entregándole dos prendedores iguales. – Bienvenida linda Sugar Baby.

PV Mabel

Cuando entre al salón me sorprendí de ver a varias chicas hermosas y altas con un porte elegante y fino en sus vestidos de noche. Siendo lo que representa una mujer bella. La mayoría eran universitarias, mientras que yo era una chica de preparatoria que apenas andaba a pasos torpes en un mundo de adultos, con mi vestido de fiesta y jugando a ser madura. Camine nerviosa solo sintiendo las miradas de las chicas que me veían con desaprobación o preguntaban quién era. Una voz de un moderador del evento llamo a través de un micrófono alzando la voz de forma entusiasta.

- ¡Muy buenas noches damas y caballeros! – Dijo el anfitrión. – Bienvenidos a nuestro cuarto evento consecutivo de Sugar Daddy's, Sugar Mommy's y Sugar Baby's, Sugar Boy's. Donde encontraran aquí a su damita ideal y a su caballero ideal.

Las personas exclamaban emocionados, mientras que yo me encogía y retrocedía, unos cuantos pasos lejos de la multitud.

- - Okey antes de empezar, les recuerdo a las chicas y chicos que son Sugar Babys, que tienen un corazón con un número igual al suyo. Eso significa que escogerán entre tantos candidatos a un Sugar Daddy, el cual afirmaran interés en él y el recibirá gustoso su corazón. Para los que compraron doble boleto, sean muy cuidadoso de no perderlo. – Pero hizo una pausa. – Ah pero alto ahí pequeña chicas y chicos, el que entreguen su corazón no significa que ya las habrá aceptado. Sino que pasaran a la siguiente ronda que se llama "Papito eligiendo a su Sugar Baby".

- ¿Qué? – Dijeron todo el público.

- Cambiamos un poco la temática, por los problemas de la otra vez. En cuanto los filtros de seguridad del evento. – Dijo el sujeto. – Por lo que futuros Sugar Daddy's, consigan esos corazones si es que quieren elegir a su dulce Baby.

Un reloj apareció mostrándose en la plataforma frente a todos los candidatos.

- Chicos son las ocho de la tarde, tienen hasta las nueve y media para conocerse y elegir bien a sus interesados. – Dijo el anfitrión. – Que comience esta velada.

El ritmo de la velada fue algo rápido, yo me acercaba viendo a los alrededores a las candidatas Sugar Baby's y los candidatos a Sugar Daddy's. Me sentía como un bobito atrapado dentro de una linterna, ya que no sabía por dónde ir entre tanto ruido y gente. La música de jazz entre piano y violín solo tensaba la situación. Camine a la mesa que tenían ahí con botellas de agua de tamaño pequeño, tome una la destape y bebí para calmar mis nervios. Cuando de repente sentí una mano sobre mi hombro posarse llamarme. Era un hombre alto y fornido, de cabello oscuro y con barba de candado que llevaba un traje muy elegante de negocios. Mi primera propuesta y estaba con ganas de vomitar de los nervios y la enorme mentira que diré.

- Hola hermosa damita. – Tomando su mano para llevarla a sus labios y besar su palma. – Soy Maximiliano, uno de los hijos de la compañía Caiser. – Dijo en tono presumido. - ¿Qué te trae por este evento? Siendo alguien tan linda rondar sola sin compañía.

- Supongo... - Reí tontamente al escuchar su nombre. – Perdón, es que... es mi primera vez en estos eventos.

- Vaya, una primeriza. – Dijo. – Tú primer evento, eres universitaria de que escuela vienes ¿privada acaso? – Soltando una risa galante. – Mi compañía tiene buenas influencias en Stanford y Oxford.

- No... ehmm, yo soy de una pública. – Mentí, no sabía que universidades habían o qué carrera elegir. – Un poco más... o menos lejos.

- Ya veo, me agrada el ambiente liberal. – Dijo. – Debes tener pasatiempos. – Embozando una sonrisa y pasando una mano acariciar su brazo descuidadamente. – Ya sabes salir con amigos, pasear, hacer ejercicio al aire libre, beber en un antro... o incluso otras actividades más interesantes, que podría decirte estando en un lugar más íntimo. – Tocando su prendedor en su mano. - ¿Qué dices nos conocemos más?, soy más de negocios pero me adapto al ambiente universitario. – Iba tomar su prendedor cuando Mabel se aferró más y frunció el ceño alejándose de su toque.

- No gracias, soy mala llevándome con gente empresarial. – Retrocediendo, al ver al sujeto que no solo la miraba a ella sino a otras tres mujeres más, sin olvidar que llevaba dos prendedores en su camisa. – Adiós.

Me aleje de él inmediatamente antes de que siguiera insistiendo. Pero después me topé con más sujetos que digamos "atractivos" que se presentaban y trataban de conversar conmigo para después obtener mi prendedor de corazón, pero yo me excusaba que no me interesaba o que no era mi tipo. Luego llegaban los hombres mayores de 48 y 55. La mayoría alardeaba de su trabajo, amigos, pasatiempos, viajes, gente famosa y ganancias de la compañía. Pero yo me sentía incomoda ante todo. Que lo único que hice es correr al baño y ocultarme.

Llegue me senté en la tapa de un retrete y me puse a pensar en que lío tan grande me había metido. Era un evento no hecho para mí.

══════ஜ▲ஜ══════

Mientras tanto Bill había arribado al evento donde conseguiría a su futura "mascota de juegos o tortura", había sufrido dos semanas sin nadie que molestar. Excepto la chica extraña del café Anteiku que había tropezado con uno de sus secuaces.

Le había gustado visitar la cafetería un par de veces, pero había días en no estaba ahí o estaba muy ocupada atendiendo otros miserables mortales. Aun recordaba su expresión en el supermercado, era tan graciosa y... linda.

Camino llevando su bastón y portando una vestimenta elegante; Una camisa blanca pulcra con un chaleco fino de color amarillo canario, unos pantalones oscuros ajustados y de corte formal, un saco negro con botones dorados y de cola larga partida en dos con el forro gris oscuro. Llevaba su sombrero de copa a un lado de su cabeza y su parche que cubría siempre su ojo derecho.

Su orbe ámbar brilloso se posó en las candidatas, todas hermosas chicas con un solo interés como dijo Kriptos: buscar un hombre rico en fortuna o asquerosamente millonario y atractivo para ellas. Embozo una sonrisa y se acercó a las damas en espera de una repuesta gratificante.

PV Bill

- Hola bella criatura. – Dijo formal reverenciando. – No pude evitar que estabas ahí, lista para decirme sí.

- Ahmm... - Una chica morena vio al rubio pero en cuanto analizo su apariencia, se echó a correr cerca de un sujeto X que le entrego su corazón sin llegar a entablar conversación.

- Eso fue extraño. – Dijo Bill viendo perplejo la situación. – Bueno de lo que se pierde. – Camino a un grupo de mujeres y las saludo. – Buenas noches hermosas mortales, ¿Quién quiere venir conmigo? les aseguro que lo disfrutaran.

Las chicas lo miraron con horror y salieron corriendo lejos de él, haciendo que Bill colocara una cara desencajada y frunciera el ceño.

- ¿Qué demonios sucede con ellas?

El rubio se acercó a más mujeres pero todas en cuanto lo veían huían lejos de él. Como si fuera una amenaza, una peste o la misma muerte. Aunque no estaba lejos de autonombrase ese apodo.

- ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué huyen? – Viendo que ninguna quería entablar conversación con él.

Sintió unos golpecitos en su hombro y diviso a su amiga y camarada; Pyronica quien portaba 22 broches de corazón ya que era candidata a un Sugar Mommy en esta noche de gala.

- ¿Qué rayos quieres?

- ¡Mire amo! Tengo muchos broches de chicos y chicas. – Dijo contenta la súcubo.

- Vaya, felicitaciones ahora vete y desaparece de mi vista. – Tomando una copa de champaña que había en la mesa exclusivo para los Daddy's entre algunos chocolates.

- ¿No tiene uno? – Dijo la chica de melena rosada. – Tenga. – Colocándole un broche de corazón en su saco con el número 34.

- ¿Y ese de quién es?

- No lo sé, pero debe ser de una chica muy bonita. – Mostrando los que tenía colgando en la falda de su vestido. – Los de abajo son de chica y los de arriba son de chico, yo misma los dividí.

- ¡Ah waow!, que genial. – Dijo amargado y con sarcasmo colocando una mueca desagrado. – ¿Se puede saber por qué huyen? Soy rico y poderosos, más que esos bastardos que están aquí en el evento.

- Amo... no le quería decir esto. – Acercándose a susurrarle cerca. – Tengo entendido que ellas saben que usted es un demonio, al parecer alguna de las chicas alerto a las demás para que tuvieran mucho cuidado de usted. – Comento. – Lo vi en una alerta de red social, incluso difamaron una foto suya.

- ¿Qué carajos ósea que nadie me dará un puto prendedor? – Dijo furioso. - ¿Quién fue la humana soplona? Acabare con ella, la enviare a una dimensión de locura.

- Creo que fueron las de Londres. – Dijo Pyronica. – Tengo entendido que son las minas del Papa pelón.

- ¡Esto no es justo! Sabía que era una trampa. – Quebrando la copa en su mano. – Maldita sea.

- Amo cálmese aún hay tiempo suficiente para que consiga una.

- ¡Quedan 15 minutos! – Grito el sujeto del micrófono.

- Oh tal vez hable antes de lo esperado. – Viendo a su jefe hervir de furia. – Señor Bill.

- Maldita sea, maldita sea, maldición. – Dijo molesto.

El demonio busco entre las chicas a alguien que le diera su corazón o un prendedor a medio de una conversación, pero nadie quería hablar con él ni escucharlo o solo huían despavoridas y con el rostro asustado.

- Solo alguien deme un puto corazón. – Dijo furioso.

══════ஜ▲ஜ══════

PV Normal

Mabel iba saliendo del baño con los ojos levemente enrojecidos de tanto llorar, había tenido que limpiar su rímel y delineador. Ahora solo tenía la base y el brillo en los labios, haciéndola ver natural. Camino con la cabeza agachada y se quedó en una esquina con las manos sosteniendo su broche de corazón, viendo el número que simulaba a una edad que debería tener.

- Yo no creo poder hacerlo. – Sollozando. – Nadie es sincero... es un mundo falso para mí.

Bill caminaba por todas partes algo frustrado y agotado, ninguna mujer quería darle un broche. Todas estaban advertidas. Vio el enorme reloj realizar el sonido de "Tic-Tac" y quedaban solo cinco minutos para acabar el evento. Maldecía al estúpido negociante pelón por condenarlo a esta clase de eventos. Iba rendirse cuando diviso una chica de espaldas con la cabellera chocolatada portando un vestido azul que la hacía verse frágil e inocente. Cegado por su atractiva y misteriosa belleza fue acercándose, la canción que escucho en el café volvía a repetirse en su cabeza.

"When people pin me as a clown you behave as though i'm wearing a Crown"

De repente el tiempo ya no iba de forma acelerada, es como si esos minutos hubieran sido suficientes para conocerla y hablarle. El demonio se acercó a pauso cauteloso, sentía su corazón inmortal latir.

"When i'm lost i feel so very found when you anchor me back down"

Acerco su mano enguantada a tocar su hombro y llamar su atención, volteándola con delicadeza.

"There are those who think that i'm stranger"

Su ojo se abrió al ver de quien se trataba. Embozo una sonrisa cálida y tomo su mano con delicadeza, llevándola a los labios y besando su dorso con sumo cuidado.

"They would box me up and tell me to change"

- Vaya, vaya, vaya... ¿miren a quien me encontré? – Dijo con una voz suave y profunda. – Es Estrella fugaz.

- Vienes a burlarte. – Dijo derramando más lágrimas de sus ojos avellana. - Sí soy yo... pero y a mí no me importa lo que me digas. – Inflando sus mejillas infantilmente. – Soy una dama, una señorita y soy bonita.

- Yo no iba decir que eras fea. – Quedando cerca de ella. – Debo decir que estas hermosa y tan deslumbrante, señorita.

"But you hold me close and softly say that you wouldn't have me any other way"

Bill fijo su vista en el broche que sostenía, no lo había entregado a nadie esa curiosa chica que lo retaba en palabras e insultos estaba ahí, justamente en el evento reservando su corazón para entregarlo a un hombre. No dejaría que nadie se llevara su corazón, ella sería suya... su compañera especial.

- Soy Bill Cipher. – Quitándole entre sus manos el broche de corazón. – Y vengo a reclamar algo.

"When all the world is spinning round like a red balloon way up in the clouds"

- Pero ya tienes uno. – Señalo el broche en su abrigo. – Ahí... - Bajando su mirada. – No necesitas el mío, no es necesario que lo tengas. – Iba quitárselo pero observo que Bill lo colocaba en su abrigo justo en el área izquierdo de su pecho.

- Ese no cuenta. Pero... puede ser tu rival. – Su orbe brillaba intensamente. – Algo joven pero tienes una linda sonrisa que me haces sonreír. – Dijo. – Me regalas una mocosa impertinente.

- Sí... demonio gruñón. – Sonrojándose de sus mejillas.

Mabel embozo una sonrisa tímida de sus mejillas sonrojadas, un sonido de campana anuncio el término de búsqueda.

"And my feet will not stay on the ground, you anchor me back down"

══════ஜ▲ஜ══════

Todos los candidatos estaban presentes eligiendo a sus parejas, mientras tanto Bill miraba con cara de desaprobación a un chico pecoso de cabello pelirrojo que miraba confundido al demonio y a la chica que no paraba de aguantar la risa.

- ¿Tú que haces aquí? – Dijo irritado. – Vete.

El chico corrió asustado alejándose lejos de ellos, dejando solos a Mabel y a Bill. La castaña sentía sus mejillas cambiar de varios tipos de tonos rojos al estar a su lado. Estaba nerviosa y no sabía lo que seguía. El anfitrión llevo a la pareja a una habitación donde establecerían los acuerdos de su relación en privado, sin la presencia de los demás. A la cual llamaban "intercambio de corazones" aunque Mabel veía a varios hombres llevar más de una a sus habitaciones.

En cuanto llegaron a una suite de lujo en el último piso del hotel, la persona los dejo solos no sin antes dejarle la llave siendo una tarjeta roja de color oscuro. El demonio tomo una copa de vino y destapo la botella, comienza a beber mientras ve la habitación decorada de globos de corazones metálicos y flores naturales de aroma relajante, una cama matrimonial quedaba una vista al ventanal de afuera y un sofá elegante de curvatura sospechosa. Aunque le demonio no era estúpido ni nació tarde conocía ese mueble y lo que había en la habitación. Suficiente evidencia para dejar claro que aquí eran acuerdos formales y un maldito confesionario. Todo era tentador y un peligro... entre un baño con una tina onda y enorme con artículos de juego para pareja. Encima de la mesa había una caja de dulces de chocolate, una cajita de mármol para pañuelos, frascos de aceite y un cofre enorme con condones de diferentes tipos y texturas.

Era una habitación tentativa pero... de doble cara. Bill lo sabía y no dejaría a esos mortales morbosos dar detalles ni mucho menos revelar lo que era.

- Sí que tenían todo listo. – Viendo la habitación con su nombre reservado y algunas cámaras ocultas en los floreros. – Ese estúpido de Kriptos y el pelón de Brazzer.

- ¿Qué es este lugar? – Dijo la castaña viendo las cosas, algo emocionada, mientras veía los dulces y comía algunos. – Tiene una vista y... ¡son flores me gustan! – Dijo ella tocándolas. – Nunca habia estado en un hotel de esta forma, incluso hay peluches. – Tocando unas bolitas suaves que estaban en la mesa. - ¿Por qué nos trajeron aquí?

- Ni yo mismo lo sé pero no me gusta esto. – Chasqueo la lengua con desaprobación reventando un globo con su uña afilada. – Vámonos, te llevare lejos de esta mierda.

- Pero... - Viendo la habitación, aunque ella también vio una luz rojita parpadear. – Bill...

- Hay que irnos.

La castaña estaba tomando los dulces para guardarlos en su bolsa y tomar un chocolate para llevarlo a sus labios, probando un relleno con sabor muy amargo.

- Saben raros. – Dijo ella. - ¿Será chocolate oscuro? no me gusta mucho.

- No comas eso. – Quitándole la golosina. – Son afrodisiacos.

Bill tomo de la mano a Mabel y se la llevo lejos de ese hotel, jalándola por todo el camino sin impórtale que ella caminara a zancadas por los tacones. El demonio la vio agotada y le hablo con voz dura antes de detenerse.

- Cierra los ojos.

- ¿Por qué? – Pregunto.

- Hazlo y no los abras hasta que yo lo diga.

- Pero...

- Soy tú... amante. – Sonrojándose un poco al decirlo. – Solo obedece.

- Dirás Sugar... - Fue callada por un dedo.

- No digas esa estupidez, si tanto te gusta este trato. Lo seguiremos, yo te daré todo lo que quieras. Pero a cambio cumplirás lo mío. – Soltando un bufido molesto. – Ahora cierra los ojos y no los abras aun.

Mabel cerró los ojos y sintió como tiraba de su brazo para seguir caminando, escuchando un sonido extraño de apertura y el ambiente frío calar su cuerpo. Caminando unos cuantos pasos, llegaron al lugar resonado los pasos de un piso liso.

- Puedes abrirlos.

La chica vio la enorme mansión encantada de la decoración y el ambiente que desbordaba en su interior, tan sofisticado y elegante. Vio por un ventanal que estaban un poco lejos del pueblo, pero le sorprendió la distancia que caminaron. Estaban casi del otro lado, un poco más lejos de su apartamento. Mabel se giró sobre sus talones con los ojos emocionados y se acercó a Bill.

- ¿Cómo llegamos tan rápido?

- Tengo mis métodos. – Viendo a la chica moverse.

- ¿Vives aquí? – Pregunto curiosa.

- Sí.

Mabel dio unos cuantos giros por lo espacioso del lugar del recibidor. El demonio miraba admirado de su belleza y como se movía de una manera infantil y sensual. Pero nuevamente la vio con su figura femenina balancearse de un lado a otro, como si lo sedujera. Se acercó a ella y poso sus brazos alrededor su cintura atrayéndola y apegándola a su cuerpo. La chica se sobresaltó por su aproximación ruborizándose completamente sintiendo su corazón latir con fuerza.

- Bill.

- Hey, ¿Cuál es tú nombre? – Viendo a la chica respirar de forma lenta. – Quiero saberlo.

- Mabel... mi nombre es Mabel Pin... - No termino de decir el apellido cuando la volteo sintió unos labios posarse en los suyos presionando con suavidad. Besándola de forma desesperada y atrayéndola hacia él. Correspondiendo a su segundo beso dejo que la guiara, sintiendo su corazón golpear con fuerza. Se separaron rompiendo el contacto. Sintiendo sus mejillas enrojecer inmediatamente. – Bill...

- Vamos a la recamara. – La levanto de la cintura colocando sus piernas a los lados, para envolverse en sus caderas. Sujetándola su muslos. – Mabel. – La llevo con delicadeza por las escaleras sin ningún problema alguno. Para volver a besarla nuevamente con furor.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top