[02]-El lado Triangular

Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene situaciones de tema erótico y sexual, imágenes eróticas. Lenguaje ofensivo y vulgar.

┏─━─━─━∞◆∞━─━─━─

Capítulo II: El Lado Triangular

┗─━─━─━∞◆∞━─━─━─

[Hace 10 horas atrás.... En la dimensión de las pesadillas]

Un grupo de criaturas de las pesadillas se reunían en un salón del castillo Fearamid, emergiendo de las sombras mientras que su líder abría un portal y de este salía con su apariencia lucida y vestimenta formal. Como si de una fiesta de gala hubieran llegado después de haberse divertido en horas.

- Fue impresionante lo que hizo. – Dijo Kriptos emocionado mientras cargaba en sus manos un cubo Rubik de colores que brillaban de forma resplandeciente. – Simplemente no ha perdido el toque.

- Necesitaban una lección esos bastardos. – Dijo Pacifier entrando junto con Pyronica y Forma Amorfa. – Nadie debe de meterse en nuestro territorio y menos manchar su nombre.

- Chicos, basta me halagan. – Dijo el demonio rubio limpiando la sangre de sus guantes y viendo la camisa que aún conservaba la sangre de sus enemigos. – Aunque esos viejos sapos no recordaran nada de lo que paso en su mundo.

- Amo bonito, ¿Cree que podamos repetirlo? – Hablo Cerradura mientras le quitaba el Rubik a Kriptos. – Digo... se ha estado moderando en ya sabe, pss... ¿las conquistas dimensionales?

- ¡Ay Cerradura! – Todos los demonios y criaturas bufaron molestos por el comentario de su compañero.

- No molestes al amo Bill. – Dijo Pyronica abrazando al demonio rubio. – Por suerte recibió su libertad a cambio de un favor.

- Trato querida... trato. – Retirando las manos de la súcubo femenina. – Solo condenado a un cuerpo similar al de ellos y unas debilidades mortales, a cambio de ayudarlos con sus problemas. – Acercándose a ver su reflejo en uno de los jarrones que alguna vez robo. – El bebé tiempo supo cómo castigarme, por haberlo reducido a cenizas y que sus guardianes me regresaran en esta apariencia.

- Pero no le queda nada mal, ¿Verdad chicos? – Dijo Pyronica intentando alentarlo y voltear a ver a los demás que adquirían la misma apariencia que el demonio.

- Usted siempre será el demonio más poderoso y nuestro líder. – Dijeron las criaturas al unísono.

- Claro, no es tan molesto esto. – Animándose un poco el demonio triangular. – Ahora... ¿Dónde está mi amante? - Volteando a ver la sala del castillo.

- ¿La perra rusa? – Rodando los ojos la peli rosada. – Señor... no prefiere deshacerse de ella, pienso que está actuando muy raro.

- ¿De qué hablas? Perra loca. – Hablo una voz fémina que estaba recargada en el marco del pasillo, luciendo un kimono corto semi transparente y una ropa de lencería que consistía un corset de faja negro de listones y unas bragas de encaje que exhibía sus piernas torneadas. Muy provocativa se mostraba con el cabello recogido.

- Nosotros nos retiramos. – Dijo Pacifier emitiendo un gruñido de molestia. – Aquí apesta a puta rusa.

- Disfruten la velada. – Hablo Cerradura dejando el cubo Rubik, siguiendo a los demás.

- Maldita prostituta. – Soltando un refunfuño la peli rosada mientras desaparecía en llamas blancas.

- ¿Sucede algo Kriptos? – Pregunto Bill al ver que su aliado no se retiraba aun.

- Solo sea precavido, señor. – Dijo la criatura de las pesadillas desapareciendo entre las sombras. – Tengo asuntos más importantes que atender.

Bill enarco una ceja al ver a su amante esperando con una media sonrisa en su rostro y con sus brazos cruzados.

- Tardaste. – Hablo en un tono ruso dándole entender al demonio que lo esperaba un poco antes de la medianoche.

- Hay que consentir y hacerle entender algunos, que nadie habla mal de mí a mis espaldas. – Se acercó lo suficiente para acariciar su rostro. - ¿Esperaste por mí?

- Siempre lo hago. – Besando su mejilla. – Te tengo una sorpresa.

- Sabes que tus sorpresas me han costado... la vida. – Entrecerrando el ojo al ver que lo guiaba a la habitación de su descanso o donde más tenían sus relaciones.

- Esta te gustara.

- Lena. – Le hablo. – No más sorpresas... y deja de intentar matarme.

- Jajaja... Bill. – Atrayéndolo a la habitación cubierta de velas y perfume de orquídea. – Relájate... solo quiero coger contigo. Debes estar deseoso.

- En algo tienes razón. – Caminando hacia ella.

- Pero quítate primero la camisa. – Señalando la sangre.

- ¿Te molesta esto? – Chasqueando los dedos y dejándose lo demás de su vestimenta. – No hay camisa.

La puerta se cerró y ambos se miraron con lujuria y deseo, en menos de media hora el demonio no tardo en someter a su amante en cogerla en diferentes posiciones en aquella habitación. Escuchando sus gritos placenteros y jadeos que le robaban la respiración. Aquel kimono regado por el piso alfombrado y ambos en el sofá decorado disfrutando del sexo.

La habitación del castillo resonaba los gemidos femeninos de la mujer de veinticuatro años, cabello largo y oscuro como la noche, piel levemente pálida y rosada, ojos color esmeralda que destellaban como piedras preciosas en la oscura habitación penumbrosa por la luz de las velas.

Aquella mujer de exuberante cuerpo de ninfa, gemía tan alto en su voz mientras era ferozmente cogida por un demonio de cabellera rubia. Sintiendo el agarre de sus manos en su cadera con sus guantes de cuero que traspasaban sus afiladas garras. Lena vio al demonio y no dudo en mover su trasero de arriba hacia abajo provocando los gruñidos del mismo.

Se aferró a los bordes del sofá recibiendo azotes en su trasero, intento empujarlo hacia atrás pero nuevamente fue devuelta a la misma posición viendo las sombras emerger y sujetarla. Sintiendo las sujeciones en sus muñecas al punto de cortar la circulación, recibió un aumento en los empujes del rubio escuchando su jadeos cerca de su oído. La pelvis masculina del demonio golpeaba en repetidas ocasiones sus nalgas y parte de sus genitales al punto de sentir su longitud entrar de lleno y cerca de su útero.

- ¡Ahh! – La chica gemía gustosa que casi suplicaba que continuara. Un golpe y una embestida fuerte en su vagina le hacían rendirse al placer que disfrutaba.

- Te gusta... - Hablo en tono seductor y en ruso el demonio, complaciendo a su mortal puesto que sabía que ella le calentaba y se sentía más cómoda.

- Sí, sí... – Respondió la chica con sus ojos entrecerrados. – Más, más... - Fue interrumpida cuando el demonio la levanto y la volteo dejando que la mujer quedara acostada entre los cojines y llevaba sus piernas a los hombros para arremeterla con fuerza, sintiendo el miembro del sujeto ir a profundidad. - ¡AHH! – Grito ella cerca del rostro del demonio viendo que él quería besarla, pero ella se negó volteándose de lado evitando que cumpliera su cometido. – No.

El demonio volvió a intentarlo pero la chica solo evitaba su mirada para evitar el contacto de sus labios y sus ojos. Había escuchado de varias chicas que nunca hiciera eso con Bill Cipher o este lo tomaría muy enserio de aceptarla como pareja de por vida.

- ¿Por qué me evitas? – Soltándola liberando sus muñecas en cuanto chasqueo los dedos, salió de ella con menos excitación pero aún se molestaba de no terminar, cuando sucedía esa acción por parte de su compañera. – Es la cuarta vez que lo hacemos y sigues negándote, antes lo hacías. – Hablando en ruso mientras veía a la mujer recuperar el aliento y mirarlo con desconfianza. – Sí intento sujetar tú rostro me morderás los labios o peor aún me escupirás.

- Dije que estaba lista. – Dijo la mujer sentándose en el sofá y arreglando un poco el corset. - ¿Por qué no me coges? No has necesitado de besarme.

- Porque nuevamente esto no sería placentero. – Colocándose el resto de la vestimenta, al quitarse el abrigo y ponerse una camisa blanca. – Lena... si vas a seducirme, hazlo bien. – Estaba a punto de salir de la habitación, pero la chica se levantó de prisa y lo alcanzo.

- Cipher... - Atrapándolo en un abrazo por detrás antes de decir las palabras forzosas pero que quería el demonio escuchar. Siempre funcionaba para que terminara su relación. – Te amo... regresa mi diablo seductor. – Menciono la joven. – Vamos, solo cógeme no has necesitado de esto. – Dijo. – Tú mismo lo dijiste... son meros sentimientos mortales.

Bill sonrió un poco y se volteó antes de tomar su cuerpo y alzarla escuchando una risilla de la mujer, llevándola a la cama.

- Tienes razón, mi hermosa amante. – Depositándola entre las sabanas. – No sé en qué estaba pensando en casi reducirme a su nivel.

- Eres un demonio. – Dijo la chica acercando una botella que estaba cerca de una mesita de caoba. – A propósito... ¿Quieres beber un poco?

- Sabes lo que me gusta.

- Continua. – Palmeando su erección. – Hay que calmarte. – Acercándole una copa que sirvió al abrir el vino. – Bebe esto.

- Lo sé. – Tomando de la copa y bebiendo toda la copa sin dejar rastro del líquido. – Lena. – Besando su cuello. – Te tengo a ti.

- Sí... yo estoy aquí. – Mirando el techo con amargura antes de clavar sus uñas en su espalda. – Soy tu amante...

- Ya tebya lyublyu. – Respondió un "Te amo" en ruso el demonio antes de reanudar las caricias y continuar con lo que hacían, tal vez no disfrutaría un beso con esa dama. Pero no podía negar que ella se dejaba atar y coger con facilidad.

- Nadie necesita los besos de un demonio. – Respondió la mujer jadeante y vigorosa antes de disfrutar el sexo. Más no se dio cuenta que a Bill no le gusto que dijera eso.

Después de unos largos minutos de placer, habían pasado alrededor de dos horas cuando el demonio quedo profundamente dormido entre las sabanas de la cama y con la mujer en brazos o... eso pensó.

Aquella chica abrió los ojos y se levantó zafándose de su agarre, camino con parte de su lencería y salió de su habitación antes de dirigirse a la puerta que conectaba a su mundo o eso suponía, cuando Bill le mostro un camino para cuando necesitara ir a comprar algo. Mala decisión del demonio de los sueños al mostrarle un portal.

- Maldito demonio de mierda. – La mujer escupió y abrió la puerta. – No nos enseñan esto en el internado. – dio un chiflido anunciando la aparición de un sujeto con traje.

- ¿Y bien? Preciosa. – Hablo el sujeto. - ¿Acabaste con él? Se supone que ya debería estar débil, que le diste a beber ¿Cianuro?

- Quedo agotado, pero de seguro sus órganos deben estarse destruyendo por dentro. – Besando los labios del chico. – Estos prefiero besar.

- Fiuuu... - Soltó un chiflido viendo el interior del castillo. – Había escuchado de seres sobrenaturales y cosas del diablo, pero este hombre tiene dinero y un lugar muy tenebroso al tener estos objetos.

- Ni se te ocurra tocarlos. – Dijo la chica. – Están malditos y son de sus antiguos contratistas.

- Lena te mandaron con un puto demonio. – Dijo el hombre. – Sí que todas las mujeres han tratado de matarlo, no me sorprendería que sigas viva.

- ¿Qué puedo decir? – Soltando una risa. – Soy su favorita, incluso me dijo te amo. – Riéndose. – Ni que tuviera sentimientos. – Caminando al lado del sujeto. – Sus camaradas están fuera del rango. – Dijo ella. – Está desprotegido.

- Acabemos con ese hijo de perra. – Cargando su arma. – A mi princesa no la toca.

- Soy tuya. – Dijo ella llevando al hombre hacia la habitación. – Que sea rápido porque él con un chasquido de sus dedos...

- Te mata. – Respondió un sujeto de cabellera azul grisáceo. – Sabía que dejar solo al amo, traería problemas muy serios con su nueva amante. – Soltando un suspiro. – Sabía que no eras la indicada.

El sonido de algo quebrarse se hizo presente en aquel castillo en forma de pirámide.

══════ஜ▲ஜ══════

[Actualmente]

-  P-Perdóneme... - Suplico un sujeto desfigurado del rostro de los insistentes golpes que le había propinado uno de los súbditos leales de aquel demonio.

Dentro de una sala oscura con paredes lisas en tono guinda y columnas que formaban un pasillo extenso revestido con una alfombra roja terciopelada. Mostrando un salón elegante; aquel que estuviera presente en esa habitación se daría cuenta que no es un castillo normal ni mucho menos una audiencia de celebración. Empezando con el piso de mármol oscuro que reflejaba con diferentes destellos brillantes, como si estuvieran parados sobre el firmamento. A sus alrededores había objetos de sumo valor pero con extraño contenido, que usaba como decoración en los pilares que se encontraban en las esquinas. De frente había unos escalones que alzaban un trono fino hecho de oro y huesos humanos entre cadáveres, atrás de este había un vitral enorme con la imagen de un ojo de la providencia, en tonos amarillos, anaranjados, rojizos. A los lados del trono se encontraban en una hilera un grupo de criaturas y monstruos de las pesadillas, portando un traje elegante, excepto la criatura enorme con apariencia de barra de pan morado y moho.

- Chicos recuérdenme, ¿Por qué estamos haciendo esto? – Pregunto el sujeto que estaba sentado en el trono con cara de aburrimiento escrito en su rostro, más si fue despertado con una mala noticia.

- Es un traidor Señor Bill. – Menciono un demonio de las pesadillas de mediano rango y camarada del mismo soberano de esa dimensión. - Y a los traidores se les castiga con la muerte.

- Exacto Kriptos. – Luego se dirigió a lanzar otra pregunta. – ¿Y cuál fue su crimen? ¿Quién me lo recuerda? Estaba muy ebrio y somnoliento para recordar el desastre que hice.

- El muy idiota pensó apuñalarlo mientras dormía. – Soltó una risa llena de burla al sujeto desfigurado. – Sin olvidar que se acostó con su mujer, antes de hacerlo con usted.

- Dirás su puta. – Dijo Pacifier al súcubo.

- Ambos están en la razón Pyronica y Pacifier. – Menciono. – Y ahora ¿qué haremos con el miserable insecto? Que irrumpió en mis dominios. Denme ideas chicos, ya que estoy harto de quemar y mutilar.

- ¿Qué tal si prueba con verter ácido sobre su cuerpo? – Sugirió Hectorgon.

- No, eso lo hice con la victima anterior. – Invocando una daga en su mano, para hacerla bailar sobre su dedo índice. - ¿Otra sugerencia? Vamos denme.

- ¡Lo tengo! Le aplicamos hielo y sal sobre su piel. – Aplaudió Pyronica. – Pero sería interesante en sus extremidades.

- Suena bien. – Dijo Forma Amorfa. – Quisiera ver eso.

- Muy tardado. – Dijo Bill. – Vamos sé que pueden esforzarse, busquen en sus pequeñas mentes.

- Congelado. – Sugirió Dientes.

- Ahogado. – Dijo Bola 8

- Molido a golpes. – Dijo el monstruo de lava.

- Envenenamiento con cianuro. – Menciono Pyronica. – Aunque... eso ya le estaban haciendo a usted. – Viendo al demonio enfurecerse. – Descarten esa.

- Yo digo que lo desangren. – Exigió Pacifier. – Degollar su cadáver.

- ¿Y si lo acuchillamos más de cien veces? – Pidió Kriptos. – Lo hacen todo el tiempo la mafia rusa.

- Ya se lo electrocutamos en agua. – Dijo Hectorgon. – Oh simplemente electrocutar, señor.

- ¡Empalamiento! – Dijo Bill. – Sugirió Xanthar como siempre, ahora es su turno. No le he dado su oportunidad de opinar. – Dando unas palmaditas en el lomo de la bestia. – Bien hecho.

- ¡Aww! – Todos dijeron desanimados después de que se habían emocionado de matar al humano.

- Pero él no habla, solo hace "Grrr, mmhp y ñhn." – Reprocho Forma amorfa de una Manera infantil viendo a la criatura mantener la misma posición en la que estaba. – Eso es trampa Xanthar.

- No te quejes, que tú haces sonidos grotescos mientras comes a tus víctimas. – Dijo Pyronica.- No siempre Xanthar tiene la oportunidad de opinar.

- Tramposo utilizo telepatía. – Dijo Pacifier.

- Yo dije que podría expresarse de cualquier forma comunicativa. – Dijo Bill.

Con su telequinesis hizo levitar el cuerpo del sujeto siendo sujetado por manos que emergieron de las sombras, aferrándose a la carne de su piel.

- Umbraquinesis. – Dijo Kriptos. – Un clásico del mismo Bill Cipher.

- ¡Por favor, no lo haga! – Suplico el humano.

- Silencio. – Dijo Bill, chasqueando sus dedos para coser su boca. – Ahora recibe tú castigo.

Otro chasquido de dedos hizo aparecer una estaca de tres metros saliendo de las sombras, en un rápido movimiento se clavó dentro de la víctima atravesando el anillo del ano y saliendo por su esófago, hasta romper su mandíbula; perforando en el camino el recto y parte del intestino y pulmones, ahogándose en borbotones de sangre consiguiéndole inmediatamente la muerte instantánea.

- Amo lo hizo muy rápido el movimiento, ni disfrutamos de su agonía. – Dijo Lava. – Usted nunca fue así de darle misericordia en el momento de la tortura.

- ¿Qué paso con la tortura? – Dijo atónito Forma Amorfa. – Quería escuchar más gritos.

- ¿Amo Bill? – Pregunto Pacifier.

- Necesito verla. – Hablo el demonio mientras se frotaba sus sienes.

- ¿A quién? – Pregunto Kriptos.

- La chica humana que traje. – Dijo Bill en tono furioso. – La que ha estado aquí por casi una semana y media.

════════════

Camino por los pasillos poco iluminados y llego a la habitación de aquella mujer; a veces se preguntaba ¿por qué no la había matado desde el primer día que piso su castillo?, si tanto irradiaba desconfianza ante sus secuaces, como bien saben sus súbditos y camaradas leales, Bill no perdonaba ni mucho menos dejaba vivo por más de una semana a un humano y menos a una dama de compañía, al menos que esta suplicara y la dejara ir con la condición de un trato.

Casi la mitad de las humanas habían querido matarlo sin saber la razón, y la otra mitad terminaba en un trato que comprometerían en su vida o acortarían.

De un golpe azoto la puerta de roble oscuro irrumpiendo la habitación de la mujer. La observo parada viéndolo con una expresión de terror en sus ojos esmeralda. Su cuerpo temblaba violentamente, retrocedió unos cuantos pasos a la pared cuando lo vio avanzar a su cama.

Bill se sentó en el colchón y paso su pierna para cruzarla, observo que encima de la cama había una maleta pequeña donde estaba empacando sus cosas.

- ¿Tan pronto te vas? – Sonó con una voz frívola y profunda. - ¿Cuál era tú nombre mascota?

- S-Soy... Lena. – Su voz temblaba muerta del miedo, al saber sus planes y de haberse enterado ese mismo demonio que lo estaba envenenando. – Regreso a mi país... yo cancelo el trato o lo que te hayan ofrecido.

- Mm... ¿Cancelar? – Dijo desinteresado el rubio. – Cancelar, cancelar, cancelar... suena una palabra tosca y negativa de tú parte mascota, como todas las acciones que has hecho. – Sacando un cigarrillo, lo prendió y dio una calada para después exhalar el humo. – Cuando te traje aquí sonaban muy convencidos los que te vendieron, pensaron que al fin se habían deshecho de mí ¿cuánto fue? ¿cuatro millones de Rublos? – Menciono. – Sabes el dinero no importa, ni el trato que hice con ellos. – Expulsando el humo. – Lo raro son las mujeres que me han ofrecido, todas tienen el mismo objetivo de matarme.

- Hice lo que me pediste, te complací y utilizaste mi cuerpo para tus putos juegos dementes. – Dijo la mujer apuntando con un arma al demonio. – Quiero mi libertad maldito hijo de puta. Quiero salir de este extraño mundo que me trajiste.

Bill dio una última inhalación a su cigarrillo para después tirarlo y pisarlo. – Primero aclaremos algo, no soy un hijo de puta, ya que no tengo madre soy un demonio de los sueños. Segundo aquí la hija de puta serias tú. – Señalándola. – Que tú jefe te vendiera por rublos, no es mi asunto.

- Eres un maldito desgraciado devuélveme mi vida. – Disparo varias balas pero ninguna llego a al demonio de los sueños, ya que las detuvo con su telequinesis seguido desintegrarlas con las llamas azules. - ¡Ah!... – Grito asustada al ver que no tenía más balas. – ¡DÉJAME IR! ¡ESCUCHADO QUE HACES TRATOS! – Grito desesperada. – Por favor...

- Planeabas matarme. – Haciendo aparecer la botella. - ¿Cuántas utilizaste? ¿Cuántas veces me engañaste?

En ese momento apareció aquel súcubo rosado enfrente de ellos, con su traje rosa brillante y su melena alborotada, le dedico una mirada fucsia a su jefe.

- ¿Llamo Amo Bill? – Sonando en tono dulce de cumplir su venganza.

- Sí.

- ¿Qué hace ella aquí? – Hablo con una voz colérica, mirando con desprecio al demonio de cabello rosa. – ¿Es enserio? La trajiste aquí para arreglar el problema. – Sonando enfurecida. – Bill... hablemos, ¿Qué hace ella aquí? No la ocupamos.

- Estoy aquí para ayudar mascotita, solo estamos aquí para aclarar términos. – Dijo Pyronica con una sonrisa llena de malicia. – Hace rato que quería aplicar esta condición de castigo.

- ¿Qué te pedí humana? – Dijo Bill dirigiéndose a la mujer.

- No hice nada esta vez. En serio no hice nada ¡déjenme ir malditos miserables del averno!

- Pyronica.

- A sus órdenes señor. – Se acercó de forma amenazante a la mujer, sacando un fuego rosa de sus afiladas garras.

- ¿Q-Qué vas a hacerme? – Retrocediendo lejos de los dos.

- Solo le muestro a mi amo lo sucia que eres zorra. – Tomándola del cuello para alzarla, una luz rosada hicieron aparecer marcas en su cuerpo. – Ve amo Bill, la zorra humana lo hizo con el traidor. Más si parecen recientes... así que no fue el único en tocarla.

- Interesante. – Dijo el rubio con una expresión de desagrado y llena de asco. - ¿Qué sugieres ante la traición del acuerdo?

- No, no piedad por favor, no diré nada de lo que vi. Por favor piedad señor Bill.... – Pero en ese momento Pyronica introdujo su mano en la cavidad bucal de la mujer y sujeto su lengua, cortando con el filo de sus uñas la carne de esta, terminando de arrancársela e incinerarla frente al demonio dejando a la chica derramar borbotones de sangre y saliva.

- No tienes derecho hablarle por su nombre, insignificante zorra humana. – Aventándola al suelo. – Jefe sugiero que la despellejemos y la expongamos al frío abismo. Como lo hacen en su lugar de origen a las prostitutas traidoras como ella.

- Hazlo, no deseo ver una muerte insignificante y que no valga la pena mi presencia. – Levantándose de la cama para terminar chasqueando los dedos e incendiar el dormitorio que alguna vez compartían.

- Acabare rápido. – Menciono Pyronica dando una reverencia antes de que se retirada.

En cuanto Bill se marchó de la habitación, Pyronica se acercó con sus ojos brillantes a la mujer que estaba arrodillada sufriendo de dolor y agonía con la boca abierta ensangrentada.

- A ver... que me dijiste cuando llegaste el primer día. – Llevando un dedo a los labios. – ¡Así! me dijiste la perra loca de los demonios. – Soltando una risa tenebrosa. – Estabas tan confiada de que mi amo te dejaría andar como si nada hubiera sucedido. – Se acercó a su oído y le susurro. – Grave error aquí no se rompe el contrato, aquí se paga con sangre zorra humana.

Materializo en su mano una cuchilla con el filo liso tome su brazo tirándola hacia arriba y pase la cuchilla comenzando a cortar la piel su brazo. La mujer le daba golpes en los costados pero nada le hacía a la súcubo. La piel cortada en una tira unida como un colgajo, la tomo entre sus uñas y comenzó a tirar hacia abajo como simple cuero, separándola de su carne. Veía a la mujer retorcerse de dolor y con lágrimas en los ojos y los fluidos de su nariz escapando por un lado de su rostro, dando una expresión poco agradable a la vista de un hombre.

- Eres realmente fea. – Se burló la súcubo. – Descuida acabare bien, incluso me haré un hermoso abrigo con tu piel.

Siguió cortando la piel de su otro brazo hundiendo el filo de la cuchilla en su prístina piel levemente rosada clara, la sangre comenzó a aparecer por la herida abierta, la mujer comenzaba a patalear fuertemente moviéndose a los lados. Pyronica sonrío y arrastro la punto abriendo más la piel hasta el antebrazo, hundió sus uñas y levanto la piel tomándola para ir arrancando hacia abajo tirando con fuerza. Destrozo el vestido negro y enterró el cuchillo en su abdomen cortando las dos capas de piel, para después tirar fuera de su carne revelando los músculos del cuerpo. Fue despellejándola de los muslos y piernas tirando de la piel y depositándola a un lado. Mientras tarareaba de una canción popular. Continuo por el torso y espalda hasta sin dejarle piel, cuando se dirigió al rostro de la mujer, la vio que ya no tenía brillo en sus ojos verdes. Sus pupilas estaban dilatadas y el brillo se había desvanecido.

- ¿Pero qué rayos? – Volteo fúrica para ver que había causado la muerte instantánea de aquella mujer. Fue en ese momento que vio que se había ahogado con su propia sangre y que los mismos fluidos de su nariz habían ocasionado un taponamiento impidiéndole respirar. En conclusión la chica murió de: bronco aspiración.

Pyronica molesta clavo el cuchillo en su pecho. La sangre había manchado el piso de la habitación y las llamas ya casi alcanzaban a la pareja.

- Maldición Bill, no podías haber esperado incendiar el cuarto cuando terminara. – Dijo en forma de protesta. – Bien supongo que con eso es suficiente. La tomo de la muñeca y la arrastro fuera de la habitación dejando un sendero carmesí, hasta llegar a la puerta del castillo y lanzar su cuerpo al abismo de las dimensiones. - Do svidaniya lisitsa ~ ­ - Se despidió en un insulto en ruso a la mujer que lanzo.

En ese momento llego Hectorgon viendo el piso manchado y a Pyronica con una sonrisa alegre llena de gozo y satisfacción cargando la piel sin el cuerpo.

- Sabes que a Bill no le gusta que ensucies el castillo.

- Solo por hoy. – Dijo la súcubo. – Ya desde hace tiempo que quería mi venganza hacia la zorra humana.

- ¿Y lo conseguiste?

- No viste que tire el cuerpo. – Señalando la puerta. – Ahora con tu permiso iré a la dimensión XZY-132 para que me hagan mi abrigo de piel humana. – Retirándose contenta por el pasillo.

══════ஜ▲ஜ══════

Bill estaba aburrido en su dimensión, se encontraba en un salón de trofeos recostado en su sofá hecho de esqueletos y forrado de la mejor tela de terciopelo rojo. En sus manos lanzaba al aire una pelota dorada el cual cachaba con la palma de la mano varias veces.

Otra decepción con un amante y un éxito en demostrar en una dimensión lo fuerte que era.

Cerró su orbe dorado mientras intentaba descansar, aunque era imposible para él sabiendo que a la que acababa de matar, era la única que lo había soportado. Aparte estar acostado ya no era lo mismo. Ya que se sentía horriblemente incómodo.

Escucho un ruido provenir de la puerta y lanzo una daga en su dirección clavándose en la madera, haciendo que se escucharan unos ruidos afuera.

- ¿Qué quieren? – Dijo de mala gana.

- Amo Bill no se ponga así por una humana. – Dijo Dientes. – Hay muchas allá afuera. – Viendo que el demonio enarco una ceja. – Bueno hay en algunas dimensiones, incluso bellas súcubos y diablitas de muerte.

- Las súcubos solo me drenan y no son perfecta compañía, sin ofender a Pyronica. – Tirando la pelota al aire. – Las diablitas de muerte solo sirven allá abajo, no estoy de humor de bajar al inframundo. – Tirando nuevamente la pelota y cachándola. – Y las humanas que mencionas... 10 quisieron matarme y una casi lo logra.

- Cierto. – Dijo Bola 8.

- No, no, no. – Dijo Pyronica entrando con unos lentes de sol y un abrigo despampanante. – No más zorras humanas. Estoy harta de hacer limpieza cada vez que traicionan al amo Bill.

- Pues yo veo que lo disfrutas. – Dijo Pacifier viendo de pies a cuernos a la súcubo. – Pareces la vieja de Lady Gaga.

- ¡Cállate! No sabes de estilo. – Acomodándose el abrigo. – Con ella sí, se lo merecía la tortura que le aplique. – Sacando su abrigo de piel de su cuerpo. – Miren el color rosado de su piel combina con mis ojos.

El demonio solo soltó un bufido y lanzo una llama al abrigo nuevo de la súcubo para terminar de incinerarlo.

- Amo bonito – Golpeando el abrigo. - ¿Por qué hizo eso? – Intentando apagar las llamas pero término de consumir el abrigo humano. – Eso no es gracioso, pague mucho para que me lo hicieran.

- Sabes que significa "Lena". – Dijo Bill apagado.

- No. – Respondieron los demonios y las criaturas de las pesadillas.

- Significa "magnifica" en hebreo; alguien que representa vigor.

- Ya vamos a comenzar con la melancolía de Bill Cipher. – Dijo Kriptos. – Amo bonito no deje que la perra humana...

- Es zorra humana. – Interrumpió la mujer con orgullo. – No perra, es zorra. – Recalco Pyronica. – No le puse zorra por que así; era una maldita mujer astuta y sabia jugar sus cartas ¡mira lo que le hizo a Bill! Casi nos lo mata, no con cianuro pero con algo mucho más peligroso. – Señalando el arma que cargaba el sujeto.

- Bueno la zorra humana. – Continúo la pesadilla, rodando sus ojos. – No se deje deprimir, animo Cipher. Lo llevare a un lugar fascinante.

- No me salgas con que ir a las Vegas, porque aquí mismo te rompo el hocico. – Dijo Pacifier.

- No demonio idiota. – Protesto la pesadilla. – Conseguiremos a otra en la subasta de Londres.

- ¿De nuevo? – Dijo Forma amorfa. – Y se solo la contratamos en un callejón.

- No, solo lo mejor para Bill. – Dijo Pyronica. – Pero no en Londres.

- ¿Sugieres otro lugar? – Dijo Kriptos. – Ahí se encuentran "Los Negociantes" tal vez podemos hacerle entender la situación y darnos una que evite matarlo.

- Y querrán venderle otra al amo Bill. – Dijo Hectorgon. – La última vez nos rodearon con sus estúpidas armas y dibujitos religiosos.

- No creo que sean tan estúpidos para enfrentarlo. – Dijo Dientes.

- ¡Chicos, chicos! – Dijo Pyronica. – Todo será a decisión del jefe.

Todos se voltearon a ver a Bill que no despegaba la vista del abrigo que había incinerado. Hasta que solo quedaba ceniza. Luego se levantó y se acomodó su traje haciendo aparecer su bastón. Pensó un poco en lo sucedido, la mujer rusa que trajo no había estado más que una sola semana en el castillo a comparación de las otras chicas. Y solo se había divertido con ella un día y el resto pura tortura el cual ninguno de los dos disfrutaba, ya que la chica se ocultaba en ocasiones de él. Sin olvidar que la última vez que la saco a pasear conoció a un hombre al cual fácilmente lo engaño con él, cuando se excusó de ir al baño acomodarse su maquillaje. Fue ahí cuando el demonio entendió que lo habían traicionado. Por eso sucedió, lo que tenía que suceder. Es cuando comenzó a tratarla como basura, con desconfianza más cuando sus camaradas le informaron de que ella planeaba escapar con el mismo hombre. Pero no se imaginaba que llegaría al grado de planear un asesinato en su contra.

Ahora el hombre que era amante de la mujer se encontraba empalado y siendo devorado por Xanthar, mientras que la mujer fue despellejada y lanzada al abismo.

- Meros sentimientos humanos... - Sonrió en una pequeña curvatura. – No hay necesidad de besarlas.

- ¿Jefe Bill? – Pregunto el monstruo de lava.

Bill se dirigió a sus camaradas embozando una sonrisa de lado. Hizo aparecer un portal detrás de él.

- Vamos por otra mascota. – Dijo el demonio de sueño. – Y causar destrozos.

- ¡Esa es la actitud! – Dijeron todos.

Aunque Pyronica, Pacifier y Kriptos ya no estaban convencidos de seguir con este plan. Algo en esa sonrisa que traía el rubio no les agradaba. El demonio de los sueños continuaba dolido y traicionado, al punto de perderlo sumido en depresión y eran muy pocas criaturas que podían notarlo.

══════ஜ▲ஜ══════

Llegaron a las calles concurridas de Londres, eran alrededor de las ocho de la noche. Un grupo de pesadillas camuflajeados como humanos seguían a su líder con paso que iba a prisa. Vieron algunas burbujas con sueños de diferentes mortales flotando en el viento de la noche.

- Oh mira cuantos sueños flotando de forma descarriada. – Dijo la súcubo tocando una de las burbujas para volverlas una pesadilla oscura y terrible. – Upps...

- Nada de "Upps" mira lo que hiciste Pyronica. – Le regaño Kriptos. – Y es un niño.

- No hay límites de edad para mis sueños. – Dijo en tono de burla. – Mira el lado bueno... explorada algo interesante.

- En ese caso... – Dijo tentado el oji gris, para después tocar varias burbujas y convertirlas en varias pesadillas. – Listo ya tengo mi cena de esta noche.

- Eso no es justo. – Dijo la súcubo picando más.

- Paren ustedes dos par de inútiles. – Dijo Dientes. – Veamos... - Buscando en una esfera el lugar. – Los Negociantes deben estar por aquí. En ese lugar deteriorado.

Señalando un edificio enorme de aspecto abandonado, pero con una luz tenue dentro de las habitaciones. El grupo se dirigió ingresando al edificio. Cuando llegaron hacia una enorme puerta, Bill abrió dejándose ver pero fue apuntado con varias armas de diferentes calibres y tamaños.

- Vaya bienvenida. – Dijo el rubio viendo a los presentes y buscando con la mirada al proxeneta. – ¿Dónde está él?

Un hombre alto con traje elegante de color blanco pulcro con un tramado de diamantes, lentes oscuros que ocultaban sus ojos y una calvicie que mostraba la piel pulida de su cuero cabelludo. Se acercó con tres de sus hombres hacia el demonio haciendo una seña en su mano. Ordenando a los demás hombres que bajaran sus armas y quedaran en una posición relajada.

- ¡Cipher! – Exclamo el hombre. – ¿Qué haces aquí? Pensé que ya no vendrías más, enserio... perjure ya no verte más en mis terrenos. – Menciono el sujeto con una voz amenazante.

- Vengo por otra. – Hablo directo. – Y dame la mejor, no importa el costo o si intenta matarme.

- Eso no podrá hacerse. – Acercándose al demonio para quitarse los lentes y mostrar su mirada gris con la pupila similar a la de una serpiente. – Mira, desde que te llevaste a varias de mis minas. No me llega bien la mercancía. – Menciono. – Ya ninguna mujer cae en la trampa, a pesar de que se les ofrece una cantidad generosa de dinero. – Dijo. – La última que me compraste en el hotel de Rusia; mi hermosa flor de verano: Lena Petrov, pensé que ella pondría fin a tus impulsivas compras de "esclavas". – Aclaro. – Ya sabes... has liberado a muchas, pero igual no puedo dejarlas andar tranquilas como si nada hubiera sucedido. Tuve que ya sabes acabar su sufrimiento después de que regresaban de la dimensión de las pesadillas. – Haciendo una seña con su mano en la cabeza. – Ya no eran mis minas, más si las contaminaste. – Recordando que se convertían en terribles criaturas de las pesadillas o súcubos que mataba a sus compañeras. – Tiempos horribles.

- Me la diste estaba defectuosa. –Menciono Bill molesto. – Salió con un lenguaje llena de insultos y me estaba matando deliciosa y agónicamente. – Viendo al sujeto. - ¿Era una asesina la que me diste?

- Bill compréndelas, esas mujeres te tiraran mierda. Y no las culpo. Las tratas tan mal después de dos días.- Sacando un cigarrillo de su bolsillo, para después prenderlo y fumarlo. – Yo pensé que Lena sería la última, llevabas una semana sin aparecer. Por fin reinaba la paz, incluso mis minas están empezando a comer bien y sonreír, ¡Porque tú! no ponías un maldito pie en mi negocio. – Continúo caminando para guiarlo a una sala y abrir la puerta. – ¡Mis hermosas minas! Hola, ya conocen al señor Cipher. Regreso y busca una dama de compañía ¿alguien quiere? – Señalando al demonio de los sueños. – No se peleen sigue soltero.

Bill miro a las mujeres que se estaban arreglando para la noche de la subasta, todas borraron sus sonrisas y colocaron una expresión llena de horror, miedo y temor. ¿Cómo un demonio atractivo puede causar terror en tan solo menos de cinco segundos? Pues aunque no lo crean, él lo creaba. Primer impulso de las chicas correr despavoridas por la habitación y ocultarse, otras tomaron sus armas y apuntaron al demonio listo para disparar.

- Ves lo que te digo. – Volviendo a cerrar la puerta. – Te ven y empiezan a temblar como chihuahuas. Y otras a atacarte si te acercas a ellas.

- Solo vine por una. – Sonriendo. – Me agrado la que grito primero.

- No, no, no. – Dijo el hombre apagando su cigarrillo en el hombro del demonio. – No me entiendes. No quiero que te les acerque en esta subasta. Harás que pierda mis clientes potenciales y mi mercancía. ¿Sabes que rumorean por ahí en Londres?, dicen que eres un condenado demonio solitario que solo busca matarlas por placer, sin olvidar que las liberas algunas y las dejas más locas y poco cuerdas con tus tratos.

- Soy un demonio. – Señalándose así mismo. – Necesito hacer tratos, no pueden irse así nada más de mi dimensión. Que ellas pidan algo más que dinero, las convierte en lo que son. – Cruzándose de brazos. – Debieron prever que sucedería eso.

- ¡Ves a lo que digo! – Gruñendo. – Eres un demonio tramposo y despiadado. Si ellas lo esparcen el rumor, adiós a mi negocio.

- Vamos solo una. – Insistió. – No quiero quemar este lugar y plagarlo de criaturas y monstruos de las pesadillas, hambrientos de devorar jóvenes humanas.

- No Cipher, entiéndelo. – Pero después vio que el demonio depositaba una gran suma de dinero en la mesa que iban en aumento. – Ah no, no caeré de nuevo.

- Eso es suficiente. – Chasqueando sus dedos. – Puedo darte más.

- Cipher.

- Tal vez más. – Haciendo aparecer oro y gemas. – Eso es suficiente.

- Mira Cipher, eres mi mejor "cliente" en este mundo y en otro. – Haciendo comillas. – Si eso se le puede decir. Pero no participes en esta subasta, me llevaras a la bancarrota y entonces adiós a las chicas, porque sé muy bien que la que te vayas a llevar en este momento, no durada ni menos de un solo día en tu jodida mansión playboy de cadáveres.

- No puede ser que me niegues una hembra humana. – Dijo con una cara de incrédulo. – Tienes un montón. – Mirando con desprecio al hombre. – Spoiler de tu subasta, ninguna te compraran por que las estas vistiendo con lencería barata.

- Está bien Cipher. – Soltando una exhalación larga y frotándose sus ojos. – ¿Quieres una? Tendrás una. – Rápidamente se dio la vuelta y saco su celular para marcar un número. – Espera aquí, no te muevas y deja de fluir oro. – Fue a otra habitación.

Hectorgon se acercó a Bill para preguntarle si había conseguido una pero solo escucho un gruñido por parte del demonio.

- Eso significa que es un no – Retrocediendo.

- Vamos Bill, podemos regresar a otra subasta. – Dijo forma amorfa.

- ¿Dentro de tres meses? – Chisteo su lengua como forma de desaprobación.

- A lo mejor solo necesita destazar unos cuantos cuerpos en las dimensiones, amo Cipher. – dijo Pacifier. – No la compañía de una hembra humana.

- No entienden nada, cierto. – Entrecerrando su mirada. – No es compañía lo que quiero.

- ¿Eh? – Se miraron Hectorgon y Pacifier como no entendiendo lo que dijo.

En eso regreso el proxeneta calvo con una enorme sonrisa, mientras aplaudía con sus manos llenos de anillos y esclavas de oro.

- Bien Cipher. – Dijo el hombre. – Felicidades eres un Sugar Daddy. – Dándole un golpecito en el hombro. – Soy el mejor, ¿cierto?

- ¿Qué nombre es ese para una mujer? – Pregunto curioso. – Jamás había escuchado ese nombre.

- Vamos torpe no sabes ¿qué es un "Sugar Daddy"? – Sacando un folleto de su abrigo para entregárselo. – Ten infórmate y veme en la oficina en 15 minutos.

El demonio se quedó mirando perplejo el folleto un momento –Como si hubiera recibido el boleto dorado de Willy Wonka o le hubieran dicho que mañana se presentara a primera hora a la empresa porque sería el director de la compañía.– Aun no entendía lo que sucedía hace 2 minutos con el proxeneta de ese negocio. Mientras que sus compañeros se le acercaban por detrás y miraban el folleto con letras grandes de color brillante que decía "Welcome to adopt a pretty girl".

- ¿Qué demonios es esto? – Hojeando el folleto colorido y con la imagen de un osito pervertido. - ¿Qué carajos es un Sugar Daddy?

- ¡Oh! A mí, yo puedo responder a eso señor. – Dijo emocionado Kriptos con sus ojos cenizos brillando. – Yo estoy dentro de ese programa amo Bill.

- ¡¿Qué?! – Respondieron las demás criaturas.

- ¡Oh vamos! Es parte de mi tiempo libre, investigar a los humanos y sus comportamientos. – metiendo sus manos en su bolsillo. – Claro si quiere saber de eso, señor Bill.

- Habla. – Dijo Bill emitiendo un gruñido de frustración, aun sosteniendo el folleto como un abanico. – Buscaba una noche de entretenimiento y termine recibiendo clases.

- Con gusto le explico amo. – Sacando una pizarra.

- Wow, wow, wow... – Dijo Bill deteniendo a su camarada con las manos alzadas. – Más despacio Kriptos, ¿y que intentas hacer con esa pizarra? Das miedo.

- Explicarle. – Dijo Kriptos sacando una tiza blanca y otras de color. – Mire un Sugar Daddy se califica al término de una persona mayor con alto ingreso económico, o sea... "Rico". – Encerrando la palabra. – "A millonario o billonario". – Encerrando dos palabras más.

- Dices que el jefe es viejo. – Dijo Pyronica muy furica y ofendida. – Mi cara de idiota, el señor Bill no es un viejo.

- Para los humanos... sí lo es, es como un maldito anciano esquelético si lo ponemos de ejemplo en sus años mortales. – Menciono Kriptos. – Aunque... - Dibujando un romboide y un triángulo con cuerpos. – Podemos modificar eso con base adquiriendo una apariencia más o menos apetecible para las damas. – Colocando una foto suya que se tomó en una pose muy sexy. – Yo juego aparentando tener 34 años. Les gusta la idea a las mujeres de tener un adulto maduro y exitoso.

- Vamos Kriptos solo tienes 5 000 millones de años siendo una horrible pesadilla en forma de romboide volador. – Dijo Pyronica. – Con un color horrible.

- Telocico Pyronica que tú tienes 4 000 millones de años, siendo una perra narcisista y con el cerebro de un maní. – Quebrando su tiza. – Aparte para los humanos serias una puta anciana. – Dibujando una abuelita con alitas. – No atraerías más que solo adolescentes que buscan que te mueras y heredes su dinero.

- ¡Uy! Eso me gusta... chicos ardientes. – Sonriendo y aplaudiendo.

- Basta ustedes dos o los asesino. – Amenazo Bill. – Continua.

- Buenos los términos "Sugar" y "Daddy" están sus siglas en ingles que significa "Azúcar" y "Papito o papi" – Encerrando más palabras. – En este caso ese sería usted. El Sugar Daddy ideal para su niña/jovencita como quieras decirle.

- Ha entonces no es nada malo. – Dijo la súcubo. – Ya que el amo es bonito y tiene un cabello sedoso y de vez en cuando actúa como caballero. – Pellizcando su mejilla.

- Pyronica vuelves hacerlo y te encierro en una dimensión de tortura para las súcubos como tú. – Mirándola de forma amenazante. – Y allá no tienen vibradores ni chicos lindos.

- Ya me calmo. – Alejándose con una sonrisita nerviosa. – Pero está el verdugo que me gusta.

- Bueno ajem... como decía: aquí viene lo bueno del asunto. – Apuntando una oración en el pizarrón. – El hombre en este caso el "Sugar-Daddy" ofrece una cantidad de dinero o regalos a otra persona en este caso la pareja del momento a cambio de compañía o favores sexuales. – Comento. – Cada persona varía su acuerdo y términos en este asunto del "trato".

- Igual que una prostituta. – Menciono Pacifier.

- Sí, pero estas mal en el término mi querido amigo negro moreno. – Encerrando la palabra prostituta y tachándola. – En este caso no es ni puta ni prostituta ni sexo servidora, ni dama de la noche o mina de compañía. – Dijo Kriptos viendo la ceja de Bill levantada sin entender aun. – Nosotros gastamos dinero en beneficio de una persona más joven; especialmente una mujer más joven. Alguien que estudia o va al colegio o este a completando una residencia en su servicio. A ellas las vamos a denominar nuestras niñas o señoritas a la que llamaremos "Sugar-Baby".

- En este caso, ¿el amo será utilizado? – Dijo Forma Amorfa. - ¿Dónde queda el rol de dominancia?

- Te equivocas ahí, amigo de aspecto desagradable y poco preferible. – Viendo a su amigo fruncir el ceño por su descripción. – Aquí no hay explotador ni explotado. No hay ganador ni perdedor. Él solo exige que ella esté disponible cuando sea requerida. A ella tampoco le importara mucho lo que él haga con su vida, mientras sea tratada como una reina, una princesa o nuestra dulce tentación frágil... una nínfula, una diosa. – Viendo a sus amigos verlo raro. – No es exactamente una relación concreta, sino una suerte de intercambio de favores. – Menciono Kriptos. – Usted solo establece el acuerdo con ella y los términos de su relación. Nada tiene que saberse, es confidencial lo que hagan. – Levantando un pulgar. – Y si solo se llega aburrir, solo puede tomar otra sin necesidad de matarla o hacer trato con ella señor. Ya que el acuerdo que firman será su trato. Aparte a ella no le conviene divulgar la asociación o su relación, si obtuvo lo necesario. No le beneficiaria para su relación social a la humana, por eso prefieren olvidarlo.

- Interesante. – Dijo Bill pensando un poco el asunto. – Dinero a cambio de compañía. Ella estará ahí a mi lado sin intentar matarme.

- Pero es dinero que a ella le sirve en su momento. – Dijo Kriptos. – Es mejor cuando están desesperadas en comprar boletos para un concierto o vestido nuevo. – Aclaro. – El problema es este jefe. – Señalando con la tiza la edad. – Que solo son únicamente para mujeres y hombres de 18 a 29 años.

- ¿Qué también hay hombres? – Dijo emocionada Pyronica arreglando el escote de su vestido y colocándose polvo en el rostro y un poco de maquillaje. – Dime donde firmo para ser una Sugar Mommy, ya espere lo suficiente.

- Cállate Pyronica, tú no entras. – Dijo Kriptos molesto tirándole con una tiza al súcubo. – Ahora volviendo con lo que digo; esta es la mía. – Buscando una foto en su saco. – Mi adorada flor carmesí. – Mostrando la foto a su jefe. – Ella es mi Sugar baby "Wendy Corduroy" es la más joven que pude conseguir a la tierna edad de 19 años.

- Oh vaya... - Dijo sin mucho interés. – Pero no tengo interés en pelirrojas pecosas.

- Vaya mal humorado jefe. – Dijo Kriptos.

- Entonces le das beneficios a la chica. – Dijo Hectorgon. – Suena bien, ¿te lo paga con sexo? Al menos no sería como las putas de aquí. Que luego empiezan a negarse y quererse suicidar o matarte.

- ¿Y bien aceptara amo Bill? – Pregunto Pyronica.

- Suena tentador. – Terminando de leer el folleto. - ¿Qué son estas fechas?

- Los días que estarán para la adopción de las chicas. – Dijo Kriptos. – Otra cosa... a usted lo subastaran.

- ¡¿Qué?! – Dijo con voz fúrica.

- ¿Qué pensó jefecito?, que usted la elegiría entre varias chicas. – Soltando una risa maliciosa. – Ellas lo juzgaran y lo evaluaran entre una cierta cantidad de candidatos que buscan al igual que usted, la compañía de una dama/caballero ya que entran los chicos también. Por eso se llama "Subasta Daddy" porque ellas tendrán uno o dos broches de corazón, el cual deberán entregarle a usted, para afirma interés en el candidato y que usted al final de la noche elegirá sin problemas.

- Interés. – Sonriendo mostrando sus colmillos. – Eso puedo conseguirlo fácilmente. – Dijo en tono arrogante y presumido. – Todas morirían por estar conmigo.

Un grito de histeria se escuchó del otro lado de la habitación, como respuesta a lo que dijo.

- Excepto las de esa sala. – Dijo el demonio decepcionado. – Ellas ya me tienen vetado.

Se levantó y camino hasta la oficina del "Negociante" abriendo la puerta.

- ¿Y bien Cipher? te agrada la idea o sigues en pie de arruinarme el negocio y atormentar a mis minas. – Sacando una escopeta y cargándola. – Porque si planeas llevártelas, será a través de mi cadáver. No sin antes volarte los sesos. – Golpeando el arma. – Esto es un destabilizador cuántico, es potente este bebé.

- ¿Cómo entro a esto? – Mostrando el folleto.

- ¡Ya lo estás Bill! – Entregándole una ficha con un número y arrojando el arma. – Con esto amigo terminaras de registrarte y ya no tendré que ver tú maldito y jodido rostro.

- ¿Y esto? – Señalando el número de ficha.

- Tú boleto al paraíso. – Haciendo un sonido de "click" con sus dedos.

- Sí como no. – Cruzándose de brazos. - ¿Dónde es esto?

- ¿No leíste las fechas? – Quitándole el folleto de las manos, para tomar una pluma y señalar. – Estas más ciego mi amigo tuerto. La más próxima es esta. – Mostrándole.

- ¿17 de septiembre?

- Es cuando se juntan las chicas interesadas, tu sabes eres un demonio que lo sabe todo; vamos las chicas grandes buscan dinero para gastarlo en sus necesidades y presumir a las demás, más en su comienzo de clases. – Dándole un golpecito en el hombro. – Te sugiero que practiques tu actitud encantadora y busques un traje que las hagas caer a tus pies. Literalmente, porque no queremos muertes. No más minas muertas Cipher.

- ¿Desde cuándo te interesa? - Dijo el demonio frunciendo el ceño.

- Oye, soy proxeneta me dedico a traficar droga de manera segura y buscarles a estas chicas clientes que no se sobrepasen con ellas. – Menciono. – Hay que enseñarles defenderse, pero no tanto que terminen desbancándome en el negocio. Lamento si una de mis minas quiso hacerlo, pero que puedo decir... algunas son asesinas profesionales.

- Sí – Respondió molesto. – Como las últimas cinco que me diste con intenciones de asesinarme.

- Ya saben lo que dicen; la vida es una caja de bombones. – Sonriente.

- Sugieres que me quede en abstinencia por dos semanas. – Mirando feo al sujeto.- Eso es cruel y despiadado.

- Solamente dos semanas. – Dijo. – Y después podrás tener la diversión que desees con tú "Sugar Baby".

- ¿Me das una para entretenerme?

- No. – Dijo serio. – Aléjate de ellas.

- ¿Sera aquí en Londres? – Pregunto el demonio.

- Te me estas oxidando Dorito parlante. – Señalando con la punta de la pluma el lugar. – Sera en... Gravity Falls, Oregón. – emitiendo una risa de descaro. – Ja, que coincidencia ahí fue donde tu amiguito obtuvo la suya.

- Ah sí... el viejo Gravity Falls. – Dijo el demonio aclarando su garganta y rascándose la nuca. – Pensé que ya no existía. – Lanzando una risa siniestra.

- Después de tu ultimo estrago en el "84" o en el "2012". Créeme que sigue en pie ese pueblo lleno de rarezas. – Acomodándose los lentes. – Aparte es lugar ideal para hacer esos eventos "privados". Nadie sabe lo sucede, ese fue su lema para evitar recordar tu apocalipsis. – Golpeando la espalda del demonio. – Diablos, los de abajo se abrían alegrado.

- Seis dedos era un molesto en ese tiempo y mucho menos quiso participar en mis planes. – Soltando un suspiro. – Metió a su molesto aprendiz en los asuntos donde no debía.

- Ehm... sí, sobre eso mi amigo amarillo. – Tosiendo. - Te sugiero que no lo molestes a nadie. Ni te metas con su familia, ya sabes la familia Pines, eso fueron los términos que puso Stanford Pines conmigo y que me hizo helar la sangre. – Frotándose los brazos. – De tan solo recordarlo me da escalofríos. – Viendo el arma. – Así y si te veía que te disparada con esto.

- Seis dedos no me intimida, aparte tiene a su perro faldero el cual no lo deja de seguir. – Dijo Bill. – El mini Pino.

- Bien, pero solo es una advertencia; de amigo a cliente. – Dijo el hombre.

- Sí, sí... ya lo sé pelón. – Guardando el folleto.

- Oye no me digas así. – Sacando un espejo. – Algún día me crecerá de nuevo la melena, tan radiante y larga.

- No mientras este mi maldición. – Dijo con burla.

- Pirámide de mierda. – Dijo furioso.

- Bien me largo, fue pérdida de tiempo.

- No lo fue Cipher, no lo fue. – Dijo el sujeto. – Por cierto envíame una foto de la chica que te elija.

- ¿Para qué? – Sonando molesto.

- Para rezarle a diosito el de arriba de que no la mates. – Dijo riéndose en su oficina. – Ya te dije que no quiero ver minas muertas.

- Curioso un demonio pidiéndole a los de arriba una plegaria. – Azotando la puerta de la oficina.

Saliendo de la oficina se encontró con sus amigos aun atentos a la explicación de Kriptos, solo para interrumpirlo incinerando su pizarra.

- Hora de irnos. – Dijo Bill con una media sonrisa. – Pronto tendremos mascota en casa.

.

.

.

Continuara

Nota y aclaraciones de xSrtaPotatoHardx/DarkLunaci:

Minas: Es una expresión que se utiliza en argentina para las chicas linda y para levantar mujeres, también es una palabra para obtener una intención sexual.

Do svidaniya lisitsa: La frase que dice en ruso Pyronica es "Adiós Zorra Humana".

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top