[02]-La Primera Noche del Caos

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Capítulo 02: La Primera Noche del Caos

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"Gravity Falls"

Escuchar ese nombre de nuevo me traía malos recuerdos de su terrible derrota y todo por culpa de la familia Pines y la gente mundana de este odioso pueblo lleno de miseria.

Caminaba recorriendo por las antiguas calles del pueblo, viendo que había recuperado su infraestructura y su odiosa cultura estábamos a inicios de septiembre dentro de unos días más adelantes habría un equinoccio otoñal. Tenía que permanecer hasta que se hiciera la fecha del evento de "Sugar Daddys" al cual fue arrastrado por su compañero.

Se dirigió a un parque central donde había muchas chicas y chicos descansando ante los rayos del sol. Un vistazo en ver la zona no le afectaría tanto. Se acercó a una banca y se sentó admirando las bellas mujeres que caminaban por ahí, aunque lamentablemente ninguna le dirigía la mirada o caminaban lejos de donde se encontraba sentado.

Se examinó la vestimenta llevaba el día de hoy una camisa blanca de manga larga de corte recto, unas cintillas negras con rojo que terminaban cruzadas por su espalda; portaba unos pantalones de corte ajustado de color gris cenizo y unos mocasines negro lustrado con una hebilla pequeña triangular en dorado. Su gabardina oscura estaba abierta ya que hacia un poco de calor. A pesar de manejar una temperatura diferente a la de los humanos.

En sí no estaba mal de la presentación pero había algo que hacía que las chicas lo voltearan a ver y se iban con una mirada llena de temor.

Se levantó de su asiento y quiso no prestarle atención a esos pequeños e insignificantes problemas. Prefirió emprender su búsqueda en encontrar a su secuaz y torturarlo por dejarlo atrás en la dimensión de las pesadillas.

- - Kriptos eres un maldito hijo de tu grandísima... - Pero no a completo su frase cuando dio la vuelta y vio a su compañero estar hablando con una "niña".

- - ¿Estás bien? – Extendiendo su mano para ayudarle a levantarse.

- - Gracias, si estoy bien. – Mostrando una sonrisa mientras sacudía el polvo de su ropa.

- - Eso es bueno. – Rejuntando sus cosas. – Una hermosa señorita debe prestar atención a su camino, por un momento.

El rubio no tenía paciencia ese día para esperar a que su amigo terminara de halagar y coquetear abiertamente a las chicas del pueblo. Se acercó en un estado fúrico a punto de darle un golpe en su rostro.

- - ¡Kriptos! – Grito un rubio molesto tomándolo del cuello. – Pequeño canalla, me dejaste en la maldita dimensión. – Iba golpearlo pero vio como una cabeza de color chocolate brilloso se puso entre medio de ellos.

El sujeto se quedó mirando aquella extraña castaña de ojos color avellana, un color sumamente raro en algunos lugares pero con un tono de color hermoso. Lo miraba de forma confundida y temerosa, como si su presencia le impidiera hablar, pero que aun así defendió a su compañero antes de que recibiera la golpiza más grande de su existencia.

- - Oiga yo tuve la culpa de tropezar con él, no debería tratarlo de esa manera. – Dijo con una voz firme. – Él solo me ayudaba.

Odiaba esa mirada que me daba, me hacía recordad al estúpido mocoso que arruino mis planes. - Mira pequeña mocosa no te entrometas, vete a salir con tus amiguitas a ir al cine o ver esas podridas revistas de moda. – Decidí tomar de las solapas de su traje a mi secuaz para llevarlo a arrastras lejos de ella. – Y tú inútil te vienes conmigo.

- - No soy una mocosa... tú...tú... grandísimo rubio oxigenado. – Dijo furiosa.

- - ¿Rubio oxigenado? – Ahora si estaba molesto, esa estúpida hembra humana se atrevió a ofenderme y faltarme el respeto. Solté a Kriptos y me volteé a ver a esa chica. – Que tan poco original tú insulto. Saco de carne inmadura e infantil. – Escupiendo con odio la palabra. Me acerque a ella y analicé sus pensamientos, que en ese momento estaban bien revueltos. Pero obtuve lo que quería. – Solo eres una niñata que juega a ser adulta. – Había leído su mente, pero solo una parte. – Esa ropa no te queda. Vuelve a tus vestidos de niña.

- - Eres un tonto, tonto con T. – Inflando levemente sus mejillas.

Le di una mirada rápida a su aspecto ella llevaba una falda verde menta y una blusa blanca con manga corta de olanes con estrellas y unas medias color crema con zapatos oscuros. Su cabello iba suelto y portaba una diadema del mismo color que la falda. Vi su rostro levemente aniñado; nariz pequeña, mejillas de un color melocotón y labios pintados con un bálsamo labial rosado. Se veía muy... adorablemente tierna. Pero fui interrumpido cuando escuche a mi secuaz de las pesadillas jalar mi manga.

- - Vamos Cipher, no molestes a la señorita.

- - Señorita Ja ¿Dónde que no veo a ninguna? – Burlándome de la castaña. – Aquí solo veo a una cría que solo habla y habla. – Haciendo una seña con su mano. – Y esto es un traje ocasional, algo que tú no conoces. – Picando la frente de la joven. – No sabrías que estos trajes les atraen a las damas, no a niñas como tú. – Quería provocarle tristeza y tal vez un poco de decepción en su persona.

- - Eres una horrible persona. – Sacándole la lengua, antes de retirarse lejos de esos sujetos. – Y las mujeres que debes de referirte son las abuelitas que te alburean. – Señalando a un par de ancianas que le lanzaban un beso al demonio.

- - ¡Uy! – Eso me molesto.

El rubio se enfureció y gruño de frustración.

- Mocosa molesta.

- Cara amarilla y tuerto. – Señalando su parche.

- Tonta niña hormonal. – Le dijo a la castaña antes de voltearse y recibir un golpe en su cabeza tumbándole su galera. - ¡Oye!

- Demonio idiota. – Le respondió la castaña. – Eso eres un cruel demonio. – Se giró la castaña antes de irse lo más rápido de su camino.

- Esa chica... - Entrecerrando su mirada, antes de ver una caja de chicles en suelo siendo el causante del golpe. – Ves es una cobarde. – Dijo el rubio burlándose. "Increíble no se fue llorando", fue lo que pensó Bill antes de verla irse con una expresión de enojo.

- - Eres lo peor con las mujeres Cipher. – Dijo Kriptos. – Así como esperas que una te hable.

- - Aunque debo admitir que la chica tiene agallas para regresarme las palabras. – Dijo mirando a la castaña irse por las calles. – Me agrada... aunque en algo tuvo razón.

- - ¿En qué? – Pregunto Kriptos.

- - En ser un demonio. – Sonriendo.

Caminamos sin rumbo cuando escucho a mi molesto compañero hablar del pueblo y de cómo conoció a la pelirroja leñadora. Hasta que llegamos al lugar indicado, un lugar apartado del pueblo y a los costados del bosque. Me dedique a dibujar la rueda utilizando un poco de mis poderes. Tenía que tener cuidado de utilizarla, no querríamos ser regresados nuevamente a la dimensión y ser sellados nuevamente.

- - Amo ¿qué hará aquí?

- - Silencio. – Dije, antes de cubrir el lugar con fuego azul y traer ante el círculo una construcción de una mansión. - Listo.

- - No crees que la gente del pueblo se dará cuenta de este suceso. – Embozando una sonrisa sombría.

- - No, son tan ingenuos.

- - Cierto. – Viendo la mansión. – Todo listo para su nueva presa.

- - Je, veamos si ella no me decepciona.

[...]

Sábado por la tarde y no llevaba ni menos de una semana en este odioso pueblo, lo único que he hecho es sentarme a leer y entre hacer tratos con gente ingenua que se me cruza en mi camino. Ahora me encontraba en la sala descansando en el sofá, aunque seguía siendo incómodo. Este lugar se tornaba aburrido a pesar de estar conectado con mi dimensión.

De repente Kriptos apareció en su forma humana viendo al rubio tumbado en el sofá.

- - Amo Bill ¿Qué hace haciéndose el flojo? – Dijo. – ¿A explorado el pueblo?

- - No.

- - Como espera impresionar a su dama, si no llega a llevarla a los lugares divertidos.

- - Es porque ella estará aquí conmigo. – Dijo. – Cumpliendo su única función de obedecerme.

- - Antipático. – Soltó la palabra. – Venga lo llevare a disfrutar de un buen café.

- - ¿Café? – Chasqueando la lengua con desagrado. – Llévame a un bar.

- - Son las cinco de la tarde.

- - Es la hora feliz como lo llaman los mortales.

- - Venga no se arrepentirá.

Íbamos a adentrarnos a uno de los portales pero él prefirió caminar, diciendo que no sabía dónde se ubicaba el lugar a donde iríamos. No me enoje, solo me enfurecí ya que caminamos alrededor de una hora y media.

- - Si no sabes a donde vamos, será mejor regresar. – Dijo molesto el rubio.

- - Aquí es. – Señalando un café con el nombre de "Anteiku".

- - Esto es odioso. – Dijo. – Parece la maldita fachada femenina que va Pyronica, cuando va al bar de la dimensión XK-45.

- - Vamos jefe no se moleste. – Comento. – ¿Y? ha visto alguna chica en particular que podría estar en el evento.

- - No, nada.

Abriendo la puerta de la cafetería.

- - No puede ser que llevamos menos de la semana y nada. – Dijo furioso el sujeto. – Por cierto ¿A dónde me trajiste imbécil? Esto no es un Bar.

- - Es un café. – Dijo. – Sirven un buen café y aparte no es "la hora feliz" como lo llaman los humanos.

- - Me importa un carajo si es la hora feliz o no. Quiero una bebida fuerte.

El sujeto se acercó a la caja siendo recibidos por Wirt, un chico de cabello corto y de color café quien esperaba tranquilo la orden.

- - Bienvenidos a Anteiku, ¿Qué desean caballeros?

- - Ahórrese sus palabras chico cara de cono. – Dijo molesto, mientras miraba la apariencia del lugar.

- - Ignórelo, deme dos capuchinos con espuma y un baguette de carnes frías. – Señalando la cartera de enfrente. – También añada dos pasteles de chocolate alemán.

- - De acuerdo. – Se dirigió avisar a las chicas. – Dos capuchinos, un baguette de carnes frías y dos pasteles de chocolate alemán.

- - Yo preparo los bocadillos y tú los cafés. – Dándole una palmadita a la castaña.

- - Sí.

- - Serán 14,50 Dólares. – Dijo Wirt.

- - Sigo insistiendo en una bebida más fuerte.

- - Solo pruébalo Cipher.

Se sentaron en la mesa esperando su orden, mientras que Bill golpeaba con sus dedos la mesa. Una chica pelirroja con pecas en su rostro se acercó a los dos sujetos llevando los alimentos. Coloco los platos mientras se retiraba con una sonrisa.

- - Es ella. – Pregunto Bill sin mucho interés.

- - No, mi rosa carmesí es diferente. – Dijo enojado. – Aparte ella es más linda que esa camarera.

- - Se le dice mesera, idiota. – Dijo el rubio.

Bill comenzó a picar el pastel con sumo enojo mientras miraba a su alrededor he ignoraba a su compañero que lo regañaba por mutilar la comida. De repente una canción resonó en el lugar creando una atmosfera agradable, la había escuchado en Londres, era de una cantante mortal que todos llamaban como Mindy Gledhill se escuchaba el tema de Anchor. Una palabra simple en el idioma inglés.

El rubio no prestaba mucha atención a la letra, pero poso su mirada en la espalda de una chica que se encontraba en el fondo preparando sus bebidas; Veía su largo cabello achocolatado ondearse en una coleta alta, se le hacía conocido pero no sabía en qué lugar la había visto. Su espalda la vio elevarse al compás de su respiración, sus caderas moverse de un lado a otro con suavidad viendo como su falda comenzaba balancearse, como si de una leve danza llamara su atención. Bajo más su mirada y sus piernas lucían hermosas en esas calcetas altas y blancas, que despertaban una ilusión en todo hombre. Muy delicada y femenina.

"¿Quién es esa curiosa y bella criatura que me ha llegado a cautivar?"

La música sonaba y todo en ese instante se volvió un momento único e irrepetiblemente mágico.

"When all the world is spinning round like a red balloon way up in the clouds"

Ella lucia hermosa ante sus ojos, deseaba ver con necesidad su rostro de aquella figura femenina que lo cautivaba.

"And my feet will not stay on the ground, you anchor me back down"

La castaña acabo con una sonrisa su obra de arte en las tazas un gatito y un osito, tomo las tazas colocándolas en la bandeja y se dio la vuelta ante la vista del rubio. Bill alzo la mirada y no tardó en darse cuenta quien era.

"I am nearly world renowned as a restless soul who always skips town"

Ella camino hasta la mesa señalada con la bandeja y con una sonrisa suave que se formó en sus labios rosados, quedando enfrente de los dos sujetos.

- - Gracias por esperar, aquí están sus capuchinos. – Dijo con voz suave.

Ella miro con sorpresa al rubio, al igual que él se sorprendió con las mejillas rojas al ver de quien era la chica que lo traía hace un momento con interés. Una pequeña palpitación le hizo latir al demonio, tanto que se puso un poco incómodo por la sensación. Tenía que tomar control de sus emociones.

"But i look for you to come around and anchor me back down"

- - Vaya pero si es la mocosa. – Colocando una expresión de vanidoso.

- - Bill, no venimos a pelear solo a comer. – Dijo Kriptos. – Disculpa a mi amigo.

- - Descuida estoy acostumbrada a lidiar con gente problemática. – Dijo Mabel dedicándole una mirada fulminante al rubio.

- - Adorable gatito. – Rompiendo la figura con su tenedor. – Solo te tomo unos minutos. – Lamiendo el tenedor.

- - Si hubiera sabido que eras tú, te lo doy aplastado.

- - Un triángulo, sería la mejor forma. – Embozando una sonrisa cínica y coqueta. – Al menos que no sepas hacer uno.

- - Se hacerlo, pero jamás lo haría para ti. Sigue en pie mi oferta de dártelo sin espuma.

- - ¿Cómo el relleno en tú brasier? – Dijo soltando una risita. – Eres linda pero no llegas todavía a lo que es una mujer atractiva. – Soltando un suspiro. – Tampoco tienes una forma tan linda de dirigirte a mí. – Mostrando una mirada más dilatada de su pupila, mientras golpeaba sus garras en la mesa la cuales se mantenían ocultas en el costado de su antebrazo. – Debes dirigirte amablemente... lema de aquí. – Señalando el cartel decorado en la pizarra del fondo.

- Bill... - Le llamo la atención al demonio, al ver el orbe de su compañero tornarse más amarillo del iris. – Aquí no. – Temía que la chica sufriera alguna conducta inapropiada de su jefe, ya que conocía que el demonio de los sueños perdía muy fácilmente los escrúpulos al ser capaz de incendiar el lugar. – Gracias por traer el café. – Intentando alejar a Mabel. – Bill para...

- Descuida le hago entender a la niña que viste de señorita, que no puede hacer una simple figura formal. – Deshaciendo la figura de espuma. – Tan infantil. – Dijo. – No podrías conquistarme.

- Lo sé... pero me alegra no hacerlo. – Respondió en tono serio. - Debes tener tan mala suerte con tus conquistas. – Dijo la castaña con una sonrisa. – Para que solo hagas ruidos en tus palabras.

"There are those who think that i'm strange"

Mabel se dio la vuelta y se retiró dejando a los dos solos. Mientras que Bill no paraba de mirar a la adorable y extraña rareza de esa chica. Había sabido jugar sus palabras, eso le dio interés en ella. Ahora quería buscar su atención ya que si no conseguía algo bueno de la subasta, vendría por ella.

"They would box me up and tell me to change"

- - Oye estas bien. – Pasando su mano frente al rubio.

- - No se inmuta ni se asusta en encararme las palabras. – Dando un sorbo a su bebida. – Que chica tan valiente.

"But you hold me close and softly say that you wouldn't have me any other way"

El demonio veía en su ojo como la chica estaba con sus compañeros, recargada en la barra riendo y con una sonrisa en su rostro. Mostrando sus mejillas rosadas y esa belleza extraña en ella. Él quería conocer todo de ella, pero al verla con esos sujetos despertaba una sensación de desagrado e irritación. ¿Acaso sentía celos? Tenía que sacarse esa estúpida emoción de la cabeza.

- - Como una Estrella fugaz que vas y viene. Imposible de ver y solo los afortunados pueden verte. – Murmuro para sí mismo bebiendo la bebida caliente. – Muy dulce y amargo, me gusta sin duda me gusta esto.

Bill se terminó su bebida y le hizo una seña a su compañero para retirarse, cuando solo el chico soltó un bufido de decepción sin tener tiempo de consumir lo que había pedido. El rubio le dio un silbido al grupo de chicos y lanzo una moneda hacia la castaña para que lo atrapara.

- - Hago ruido para que chicas curiosas como tú, escuchen. – Dijo en tono burlón a Mabel. – La próxima quiero mi triangulo, mocosa plana.

Con eso fue suficiente para hacerle entender que tenía interés y que no sería la única vez que la volvería a ver, tenía que mantener un ojo en mis objetivos.

[...]

Viernes en la noche me encontraba regresando de un bar, no tenían la excelente bebida de calidad pero mi secuaz me había dicho que fuera discreto con mis salidas y entradas al pueblo. Tengo entendido que las bolsas de carne a los que llamamos humanos no saben nada de que aquí ocurrió un apocalipsis.

Lo bueno que tenía excelente tolerancia al alcohol a pesar de que había bebido más de una botella de whisky preparada con miel y zumo de fresa, una sangría, tres tarros de cerveza negra y para finalizar un caballito de tequila. Comí bastantes pastillas mentoladas para no apestar demasiado alcohol. Mi traje era un desastre, decidí sacarme el saco oscuro y aflojar mi corbata amarilla, me remangue un poco las mangas de mi camisa y trate acomodar lo más presentable mi cabello.

Iba dar vuelta a la esquina y adentrarme a un portal para regresar inmediatamente a mi dimensión cuando escuche una voz suave y conocida.

- - Te iras a casa. – Dijo la morena con los mechones rosados y el pelo morado.

- - Pasare al supermercado por unas cosas. – Dijo aquella castaña de mirada avellana.

- - De acuerdo, ten cuidado y nos vemos mañana. – Despidiéndose con una mano.

Vaya suerte la mía encontrarme a mi linda presa, decidí seguirla viéndola caminar delicadamente con esa condenada falda que se movía al compás de sus pasos. La vi adentrarse al supermercado tuve que ser cuidadoso para no levantar sospechas, solo quería saber qué es lo que conseguía o lo que hacía. Entre elegir shampo con un buen aroma o comprar víveres para su siguiente comida, entre otros artículos que se le hacía bastante cotidiano para un humano.

Cuando la vio formarse para pagar los artículos se coló en la fila posándose detrás de ella de forma sigilosa. La vio tomar unos cuantos dulces que hacían radiar en su rostro una alegría indescriptible. Le gustaba como embozaba esa sonrisa la hacía ver atractiva tanto que sintió su corazón latir. Pero esa sonrisa se borró cuando vio su expresión de preocupación ante los números que se marcaban.

- - Espere... yo voy a dejar esto. – Dijo apenada con las mejillas rosadas.

- - Serán 87,90. – Dijo la cajera.

- - Aquí. – Entregando el dinero.

No podía dejarla ir sin sus preciados dulces así como si nada, le habían dado una nueva faceta suya.

- - Yo llevare eso que dejo la mocosa. – Dijo con una risa cantarina.

- - Me lleva al.... – No termino de a completar su insulto cuando sintió un peso extra en su bolsa.

- - Olvidaste tus caramelos, niña. – Dijo en tono burlón el rubio, mientras salía por la puerta.

Ahora si estaba dispuesto a irse a su dimensión aunque no conto con que una barra de chocolate terminara golpeándolo en la cabeza. Alguien se había atrevido de atacarlo, miro a su atacante viendo a la misma castaña.

- - Eso dolió.

- - Perdón pensé que olvidabas tu dulce. – Dijo con una sonrisa maliciosa y sin culpa.

- - Parecías tener cara de hambre. – Dijo en tono acido.

- - Ahora te dedicas a espiar, nadie te pidió comprar un dulce para hacer el acto del día.

Había dado justo en el clavo cuando dijo su motivo, pero rápidamente cambio el tema. - Es que no me resisto en darle un dulce a un niño. – Dijo - Y yo veo a una niñata aquí.

- - No quiero tu dulce. – Dijo molesta.

- - Sabes que no te lo daré por ser una mocosa grosera. – Abriendo la barra para comérselo enfrente de ella.

- - Espero que se te caigan los dientes. – Dijo Mabel dándose la vuelta para tomar rumbo a su departamento.

- - Por cierto se te cayeron los pañales para bebé. – Mostrando un paquete de toallas sanitarias en su mano, para ponérsela encima de su bolsa y adelantar su paso para evitar a una castaña enfurecida mientras se iba carcajeando.

- - Hijo de perra. – Dijo furiosa la castaña, viendo el paquete para meterlo al fondo de su bolsa. - ¿En qué momento?

Me apure antes de recibir otro golpe por parte de ella, me había divertido bastante al molestarla. Era muy fácil de molestar a esa mujer.

[...]

Por fin el día del evento había llegado y había arribado al evento, estaba listo para cazar a su siguiente mascota y también para olvidarse un momento de aquella castaña que había molestado en el café.

Camino llevando su bastón y portando una vestimenta elegante; una camisa blanca pulcra con un chaleco fino de color amarillo canario, unos pantalones oscuros ajustados y de corte formal, un saco negro con botones dorados y de cola larga partida en dos con el forro gris oscuro. Llevaba su sombrero de copa a un lado de su cabeza y su parche que cubría siempre su ojo derecho.

Su orbe ámbar brilloso se posó en las candidatas, todas hermosas chicas de una edad joven pero con su toque maduro que venían con un solo interés; como dijo Kriptos, buscar un hombre rico en fortuna y atractivo. Embozo una sonrisa y se acercó a ellas.

- - Hola bella criatura. – Dijo formal.

- - Ahmm... - Una chica morena vio al rubio pero en cuanto analizo su apariencia, se echó a correr cerca de un sujeto X que le entrego su corazón sin llegar a entablar conversación.

- - Eso fue extraño. – Dijo Bill. – Bueno de lo que se pierde. – Camino a un grupo de mujeres y las saludo. – Buenas noches hermosas mortales.

Las chicas lo miraron con horror y salieron corriendo lejos de él, haciendo que Bill colocara una cara desencajada y frunciera el ceño.

- - ¿Qué demonios sucede con ellas?

El rubio se acercó a más mujeres pero todas en cuanto lo veían huían lejos de él. Como si fuera una amenaza, una peste.

- - ¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué huyen? – No era la primera vez que huían desde que llego a este pueblo, todas las mujeres lo veían de forma extrañada y alteradas.

Sintió unos golpecitos en su hombro y diviso a su amiga y camarada; Pyronica quien portaba 22 broches de corazón en su vestido largo de color rojo con lentejuelas, ya que era candidata a un Sugar Mommy.

- - ¿Qué rayos quieres?

- - Mire amo tengo muchos broches de chicos y chicas. – Dijo contenta la súcubo.

- - Vaya, felicitaciones ahora vete y desaparece. – Tomando una copa de champaña que había en la mesa exclusivo para los Daddys.

- - ¿No tiene uno? – Dijo la chica de melena rosada. – Tenga. – Colocándole un broche de corazón en su saco con el número 34.

- - ¿Y ese de quién es?

- - No lo sé pero debe ser de una chica. – Mostrando los que tenía colgando en la falda de su vestido. – Los de abajo son chica y los de arriba chico, yo misma los dividí.

- - Ah waow, que genial. – Dijo amargado y con una mueca desagrado. – ¿Se puede saber por qué huyen? Soy rico y poderosos, más que estos bastardos.

- - Amo... no le quería decir esto. – Acercándose a susurrarle cerca. – Tengo entendido que ellas saben que usted es un demonio, al parecer alguna de las chicas alerto a las demás para que tuvieran cuidado de usted.

- - ¿Que carajos o sea que nadie me dará un puto prendedor? – Dijo furioso. - ¿Quién fue la humana soplona?

- - Creo que fueron las de Londres.

- - Esto no es justo. – Quebrando la copa en su mano.

- – Amo cálmese aún hay tiempo para que consiga una.

- - ¡Quedan 15 minutos! – Grito el sujeto del micrófono.

- - Oh tal vez hable antes de lo esperado.

- - Maldita sea. – Dijo molesto.

El demonio busco entre las chicas a alguien que le diera su corazón o un prendedor, pero nadie quería o solo huían despavoridas y con el rostro asustado.

- - Solo alguien deme un puto corazón. – Dijo furioso.

Es imposible que una mujer escapase de mis manos, todas me temían y una opresión en mi pecho me hacía sentir incómodo. Me detuve y respire hondo de nada servía seguir buscando. Desde que reencarne solo había conseguido problemas en este maldito cuerpo y las malditas necesidades que brotaban. Exigía mucho para mantenerse, sin olvidar la horrible jaqueca que sufría al no poder recordar nada de los sucesos de este pueblo. Pero sabía muy bien que él fue el autor de ese Raromagedón.

Una joven castaña iba saliendo del baño con los ojos levemente enrojecidos de tanto llorar, había tenido que limpiar su rímel y delineador. Ahora solo tenía la base y el brillo en los labios, haciéndola ver natural. Camino con la cabeza agachada y se quedó en un esquina con las manos sosteniendo su brocho de corazón.

Bill caminaba por todas partes algo frustrado y agotado, ninguna mujer quería darle un broche. Todas estaban advertidas. Vio el enorme reloj y quedaban solo cinco minutos. Maldecía al estúpido negociante pelón por condenarlo a esta clase de eventos. Iba rendirse cuando diviso una chica de espaldas con la cabellera chocolatada portando un vestido azul que la hacía verse frágil e inocente. Cegado por su atractiva y misteriosa belleza fue acercándose, la canción que escucho en el café volvía a repetirse en su cabeza.

"When people pin me as a clown you behave as though i'm wearing a Crown"

El demonio se acercó a pauso cauteloso, sentía su corazón inmortal latir nuevamente. Como si ella lo llamase.

"When i'm lost i feel so very found when you anchor me back down"

Acerco su mano enguantada a tocar su hombro y llamar su atención, volteándola con delicadeza.

"There are those who think that i'm stranger"

Su ojo se abrió al ver de quien se trataba. Embozo una sonrisa cálida y tomo su mano con delicadeza, llevándola a los labios y besando su dorso.

"They would box me up and tell me to change"

- - Vaya, vaya, vaya... miren a quien me encontré. – Dijo con una voz suave y profunda. – Es Estrella fugaz.

- - Vienes a burlarte. – Dijo derramando más lágrimas de sus ojos avellana.

"But you hold me close and softly say that you wouldn't have me any other way"

Bill fijo su vista en el broche que sostenía, no lo había entregado a nadie esa curiosa chica que lo retaba en palabras e insultos. Debía ser suya ya que había posado su interés en ella.

- - Soy Bill Cipher. – Quitándole entre sus manos el broche de corazón. – Y vengo a reclamar algo.

"When all the world is spinning round like a red balloon way up in the clouds"

- - Pero ya tienes uno. – Señalo el broche en su abrigo.

- - Ese no cuenta. Pero puede ser tu rival. – Su orbe brillaba intensamente. – Algo joven pero tienes una linda sonrisa. – Dijo. – Me regalas una mocosa.

Mabel embozo una sonrisa tímida de sus mejillas sonrojadas, un sonido de campana anuncio el término de la búsqueda.

"And my feet will not stay on the ground, you anchor me back down"

[...]

Todo parecía perfecto según lo planeado, había conseguido a una hermosa chica a pesar de tener una discusión acalorada. Pero ese conflicto se arregló a base de sexo. Jamás había tenido una mujer que disfrutara el acto tanto como yo, sin que tuviera la necesidad de amarrarla o que terminara gritando o lanzando insultos cada vez que la penetraba. Bueno si grito pero era porque era su primera vez, tuve que reconocer que me acosté con una virgen. Pero al menos lo disfrutamos. O eso fue hasta que me di cuenta de que estaba solo y desnudo sin su compañía. Dudo mucho que una simple masturbación me haya dejado con el mejor sueño erótico de mi existencia y haya destruido media habitación.

Así que decidí buscar a mi linda "Sugar Baby" necesitaba respuestas y asegurarme que esa mujer con la que me acosté había sido real y me había hecho pasar una excelente noche.

⊱───────⊰✯⊱───────⊰

- - Mabel... ¡MABEL PINES! – Grito Kriptos. – Amo ¿Por qué ella? La chica del café, la amiga de mi novia y la sobrina de Seis dedos.

- - ¿Cómo carajos sabes eso? – Dijo Bill. – Seis dedos... oh entonces me acosté con su sobrina. – Sonriendo malicioso. – Pues fue un buen sexo.

- - Bill... ella es muy... joven. – Dijo temeroso. – Solo tiene dieciséis años, ¿Qué hacía en ese evento?

- - Dieciséis... carajo también mintió. – Dijo furioso. – Esa mocosa vera lo que le espera.

- - No puede ser que hayas desvirgado a la sobrina de Stanford. Te va colgar.

- - ¿Virgen? – Recordando que ella lloraba cuando lo hacían. – Vaya sorpresa, si hubiera sabido que era su primera. No hubiera ido tan rudo.

- - Bruto.

- - Silencio estúpido. – Dijo, llevándose una mano a la barbilla para pensar. – Disculparme y recompensar. – Musito.

- - Amo por favor no lo haga. Enserio quiero a mi novia. – Dijo Kriptos. – No quiero verla enojada si llega enterarse que se metió con Mabel.

- - Cállate. – Sentencio molesto. – Lo tengo. – Golpeando un puño con su mano. – Ella le gustan los dulces.

- - ¿Qué?

Ahora que tenía casi la mitad de las respuestas tenía que ir a buscarla, porque teníamos dos problemas; el primero es que termine dentro de ella y que posiblemente podría embarazarla, cosa que sería un riesgo. La segunda era... si es la sobrina de Seis dedos y tienen una relación bastantemente cercana, entonces estaré con una posible amenaza de extinción.

Sin más tiempo que perder fui por la ofrenda a la florería más cercana, compre una canasta de golosinas esas que iluminaban sus ojos el día que la espíe en el supermercado y compre un globo personalizado con un agradable inscripción en letras grandes. Se alegraría de ver el mensaje y el regalo.

- - Perdón ¿Qué dijo? – Pregunto una chica de tez oscura y cabello chino manteniendo una expresión de pena.

- - Sí, tal como escucho. – Dijo. – Quiero que diga "Felicidades por tú primera vez". Y por favor que sea en letra mayúscula.

- - ¿Primera vez de que...? – Dijo la señorita.

- - Es una dama con la que tuve relaciones sexuales. – Dijo con una sonrisa. – Tuve un buen sexo con esa linda chica y pues ella merece saberlo, no ha todas se las hago notar. Quede maravillado por el sexo que tuve.

- - Aja... - Dijo la señorita tratando de aguantarse la risa. - ¿Algo más?

- - Y los dulces. Deme bastante que llene la canastilla.

- - Bill... dime que no harás eso. – Dijo Kriptos.

- - Ya lo estoy haciendo. – Dijo el rubio.

- - Sabes que la humillaras.

- - No la estoy humillando. – Cruzándose de brazos. – La estoy recompensando.

- - Ese globo no dice recompensa.

- - Guarda silencio le gustara. – Dijo sonriente. – Estará contenta.

- - Estando enamorado te vuelve idiota.

- - No estoy enamorado, no confundas mi alegría de tener relaciones, al estar enamorado. – Dijo Bill.

- - Como sea.

⊱───────⊰✯⊱───────⊰

Lo siguiente que sucedió esa misma tarde después de que le di el globo y los dulces, mientras teníamos nuevamente una discusión acerca de la humillación y la forma en que la había tratado. Fue algo confuso ya que la había invitado a cenar como forma de disculpa y por tratar de emendar el daño a nuestra relación de Sugar daddy y Sugar baby. Aunque claramente no tenía culpa de nada, de eso trataba los eventos ¿o no?

Teníamos una buena cena hasta que ella empezó a hablar de sus recuerdos de niñez donde hablaba de su... pretendiente. Eso me hizo causar una molestia, tanto que quería eliminar ese sujeto de la faz de la tierra.

Lo bueno que el tema murió cuando llego el mesero con los platillos, fue cuando vi su sonrisa genuina me estaba gustando verla feliz. Era algo nuevo ya que esto no lo había visto con las anteriores chicas. Ella disfrutaba de cada momento aunque fuera insignificante. Verla comer esa pasta y colocar una expresión de satisfacción, me hacía pensar que le agradaba el momento.

- - ¿Te gusto?

- - Sabe muy bueno. – Dijo Mabel entusiasmada. – Bill debes probar esto es bueno. – Acercándole el tenedor con la pasta, hasta que se dio cuenta de lo que hacía y retrocedió bajando la mirada. - Perdón yo... - Dijo avergonzada de su impulso y la forma que actuó.

Vaya era la primera vez que alguien fuera atrevido a pedirme probar de su plato. Me incline a comer de su tenedor y saboreando de la porción de pasta.

- - Más o menos, te llevaría a comer una mejor. – Dijo.

Mire divertido de sus expresiones mientras seguía comiendo de mi plato. Esto era cómodo estando con ella, necesitaba más de su compañía.

⊱───────⊰✯⊱───────⊰

Esa noche después de cenar e ir a su apartamento a arreglar el malentendido y dar unas aclaraciones. Tuvimos nuevamente la necesidad de estar juntos una noche más. Sé que no fue correcto tener relaciones sexuales con ella, pero termino provocándome nuevamente. Aunque ahora arreglamos nuestro asunto y términos en el contrato. Sencillo solo tenía que hacerme compañía por alrededor de cinco meses. Vaya mentira que le lance pero era la única forma de retenerla. Ya que ahora era mi Sugar Baby y como su primera tarea que le había dejado era sencilla.

Buscar la palabra "felación" y ponerlo en práctica, sin olvidar el conjunto que usaría para la noche para la reunión que daría en la dimensión de las pesadillas, dando el anunciamiento ante los demonios y criaturas de la noche sobre mi nueva amante y pareja. Se lo merecía ya que ninguna mortal había conseguido ese trato.

Pero no todo sale perfecto y de acuerdo al plan. Mis súbditos me habían dicho que esa chica solo estaba jugando y engañándome, sin olvidar que había abandonado la habitación. Los recuerdos de aquellas mujeres que había traído me embriagaban en un mar de ira y cólera. No dejaría que se repitiera nuevamente.

En cuanto la encontré con parte de mi elite.

- - Eso lo sabemos. – Hablaron al mismo tiempo Pyronica y Kriptos. – Solo vamos a mantenerla alejada de Bill.

- - ¿Mantener alejado a quién?

Los tres demonios se giraron a ver a Bill con el cabello carmesí y su orbe oscuro con la pupila blanca y una expresión neutra.

- - La encontraron. – Empujando a los demonios con su telequinesis. – Vaya, hasta te arreglaron para la ocasión.

Dirigió a tomar su brazo y arrastrarla al centro de la pista llamando la atención de los presentes. Mabel en ningún momento no se resistió al intentar luchar para zafarse, al estar petrificada del miedo. La lanzo contra el suelo y chasqueo los dedos atando sus manos en grillete y cadenas.

- - No hay perdón para tú traición. – Invocando un látigo.

- - Bill... - Musito temblorosa.

- - Debí saberlo, eres peor que una zorra. – Dando un latigazo contra su espalda consiguiendo marcarlo con una línea rojiza sobre su prístina piel. – Las palabras no sirven.

- - Basta. – Pero sintió otro golpe contra su espalda. - ¡Bill basta!

Los demonios y criaturas no la dejaron hablar ya que también tiraban insultos hacia ella y reían de su tortura. Golpes tras golpe resonaba en la habitación hasta conseguir que su espalda quedara con profundos cortes y la piel desgajada y sangrante de las heridas.

- - Perdón... - Dijo Mabel entre lágrimas y la voz quebrada, estando encorvada en el frío suelo. – Lo siento... pero... por favor... d-detente. – Pero los golpes eran fuertes. – Perdóname...

En ese momento Pyronica se acercó y cubrió el siguiente golpe con su cuerpo, seguida de Pacifier quien detuvo el látigo. Kriptos se arrodillo cerca de Mabel y comenzó a curar sus heridas al igual que la súcubo rosado.

- - Amo Bill, ¿Por qué? – Dijo Pyronica molesta. – Ella no hizo nada.

- - Cipher has ido lejos. – Dijo Kriptos molesto. – No te obedeceré si le haces esto.

Casi la mitad de su elite estaba al cuidado de la castaña, Bill se calmó cuando Pacifier lo ayudo a recobrar la compostura. Vio a la chica que no paraba de disculparse, intento acercarse a ella pero ninguno se lo permitió.

La he lastimado... siendo inocente. ¿Por qué no me dejan acercarme a ella? necesito decirle que yo... lo lamento, que no quería... lastimarla. No ha ella.

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"Dos semanas de depresión"

Para un demonio de los sueño fue suficiente para poner patas arriba la dimensión de las pesadillas, por cada día que pasaba iba decayéndose más y más su mundo.

Así que necesito de su amigo Kriptos para recibir una terapia y aceptar su desagradable consejo.

- - Conoces esa palabra ¿Bill?

- - Mm... - Murmuro viendo el techo acostado en su sofá hecho esqueletos. Su rostro lucia de una apariencia desanimada y con una mirada que reflejaba confusión. – Ella lloraba. – Recordarla con esa expresión lo hacía sentirse una mierda.

- - Bill... te pregunte si conoces la maldita palabra "Perdón". – Comento Kriptos de brazos cruzados. – Porque ella no paraba de repetirlo cuando la castigaste enfrente de todos, como símbolo de traición. – Dijo. – Algo que hacías con tus putas.

- - Ella no es una de esas. – Dijo aventando una daga a su secuaz. – No vuelvas a repetirlo. – No dejaría que nadie la volviera a insultar.

- - Oh entonces no lo es, ya que tú mismo lo dijiste. – Colocando una sonrisa cínica. – Déjame recordarte como lloraba y como su sangre brotaba de su espalda.

- - Silencio. – Sentencio molesto.

- - Tal vez si Pyronica y yo no hubiéramos llegado a tiempo, en este mismo momento estaría derrumbada en el suelo desgajada de su espalda y en su propio charco de sangre. – Dijo. – Maldita sea cuando Pyronica la curaba no paraba de pedir perdón.

- - Eso lo sé.

- - No, no lo sabes jefe. - Alzo la voz. – Reacciono cuando Pacifier trato de calmarlo y decirle que fue un error, cuando los demás le dijeron que fue un error. Sabe muy bien que cuando está en su estado de ira es difícil calmarlo. – Se llevó una mano a sus mechones oscuros y azulados. - Esa chica... me dijo que no le diría nada a mí... novia. – Colocando una mirada melancólica. – No merezco a Wendy ni mucho menos la amistad que me estaba ofreciendo esa chica.

- - ¿La ves?

- - A Wendy sí.

- - No idiota. – Dijo un poco dudoso en preguntar. – Me refiero ¿si la ves a ella?

- - Su sugar baby... sí. – Dijo. – También Pyronica la ve, incluso Pacifier y los...

- - Ya entendí, no tienes que tirármelo en la cara. – Cambio de posición sentándose y pesando en la expresión de los ojos de la castaña, que reflejaban miedo y temor. – Necesito verla. – Entre más se deprimía más se iba deteriorando la dimensión volviéndose de un color monocromático de escalas de grises a su alrededor.

- - Cipher deja de actuar así. – Dijo Kriptos. – No es fácil disculparse con lo que hiciste.

- - ¿Desde cuándo te volviste un puto consejero?

- - Curiosamente cierta pelirroja me enseño algo de... ¿sentimientos? – Dijo. – Yo también tiendo a confundirme con la humana. Pero cuando uno está enamorado.

- - ¿Qué diablos dices?

- - No entiendes nada, solo la has estado utilizándola para satisfacer tus deseos. – Comento. - No creas que no lloro pensando que la razón por la que la castigaste, fue porque no hizo lo que le pediste. – Bufo molesto. - ¿Felación? Bill tienes que estas bromeando si esa chica hará lo que le órdenes. Deja de verla como un pedazo de carne.

- - Saco de carne.

- - ¡Bill! – Dijo molesto.

- - Necesito disculparme con ella.

- - Tal vez sería bueno si la escuchara, solo una vez. - Menciono. – ¿Han salido?

- - ¿Salir? – Poniendo una expresión de confusión. – La lleve a cenar ¿eso cuenta?

- - En una cita. – Recalco con voz firme.

- - La traje a la fiesta.

- - Y le recuerdo que la humillo y la golpeo enfrente de todos.

- - Ustedes me dijeron que ella se escondía y andaba coqueteando con los demás demonios.

- - No le dio tiempo para defenderse, ni que Pyronica usara sus poderes para detectar las mentiras. – Recargándose en la pared. – De seguro ni la vio. Ahí estoy como estúpido diciéndole a ella, que usted siempre mantiene un ojo en las cosas que le importa.

- - Si lo hago.

- - No lo hizo, la ignoro y ella estaba triste. – Dijo Kriptos. – Bill soy una pesadilla que sabe detectar emociones inestables y que produzco sensaciones escalofriantes antes de ir a dormir. Puedo causar parálisis del sueño.

- - Esa es tu habilidad ¿qué tiene que ver en esto? – Frunció el ceño.

- - Ella estaba asustada cuando llego, idiota puntiagudo.

- - ¡¿Cómo iba saber inútil basura de romboide?!

- - Eres un maldito demonio del sueño y no uno cualquiera. –Reafirmándole. – Tú lo sabes todo y tienes mayor poder y dominio.

- - ¡Entonces deja de alzarme la voz subordinado de mierda! – Dijo furioso.

- - ¡Di que eres un triángulo de mierda idiota pusilánime! – Golpeando una columna.

- - ¡Oblígame rombo zopenco e idiota de quinta categoría! – Rompiendo el reposa brazos del sofá.

Estuvieron un rato discutiendo hasta que el demonio del sueño solo se rindió y dejo de pelear con su compañero. Para ese momento habían destruido la habitación donde tenían su reunión y ambos tenían moretones en el rostro, más Kriptos que Bill. En cambio Bill miro a su alrededor que seguía en escalas de grises, se calmó un poco y volvió todo a la normalidad. Era la primera vez que una humana lo traía de esa forma.

- - Kriptos. – Llamo a su secuaz.

- - ¿Qué? – Limpiándose la sangre de su boca y regeneran sus moretones.

- - ¿Dónde está ella?

- - Hoy es sábado. – Dijo. – De seguro está en el café trabajando. – Escupiendo la sangre y saliva.

- - Pues no lo estará.

- - ¿Qué piensa hacer jefe?

Cambio su vestimenta a unos pantalones amarillos de corte Slim, una camisa blanca remangada de los antebrazos, unos tirantes con negro a los lados y en medio una línea blanca, que por detrás de su espalda terminaba cruzados. Llevaba una abertura de dos botones mostrando una cadena fina de oro con un dije en forma de triángulo. Sus zapatos unos mocasines oscuros e invoco un sombrero negro estilo fedora.

- - Me la llevare.

- - No aprendes de tus errores ¿verdad? – Mostrando una sonrisa desquiciada.

- - No. – Dijo. – Solo los mejoro. – Sonriendo de lado.

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Tal vez secuestrarla para disculparme no fue el mejor plan que haya tenido, pero fue lo justo para tener nuestra conversación privada y para aclarar unas cosas. Después de otra discusión y una leve reconciliación como dice mi compañero; solo necesito escucharla.

- - ¿Qué clase de cosas querías hacer con un novio?

- - No es nada. – Dijo avergonzada.

- - Dime. – Insistió. – Ya te lo dije tengo algunos años y no sé exactamente cuáles son los rituales de cortejo humano correcto.

- - Eres un tonto. – Dijo inflando sus mejillas.

- - Me dirás humana ¿cuáles son? O seguimos con los míos.

- - ... te vas a burlar.

- - Solo quiero saber. – Dijo. – Vamos dime o leeré tu mente. Aunque ya lo había hecho.

- - Quiero ir al cine.

- - ¿Cine?

- - Sí. – Sintiendo sus mejillas enrojecer. – El día que me invitaste a la fiesta. Quería invitarte a ver una película y comer golosinas... tal vez contigo.

- - ¿Por qué no lo dijiste?

- - Me... dejaste cuando llegaron, ellas. – Agachando su mirada.

- - Te pusiste celosa. – Embozando una sonrisa. – Eres la primera humana que se encela. – Recordando que las mujeres que había traído huían o simplemente lo deseaban muerto.

- - Yo no me puse celosa. – Inflando sus mejillas y volteando de lado.

- - Adorable. – Dijo.

- - Cállate.

- - Esa idea me gusta, ir al cine. Suena bien. – Dijo. - ¿Algo más que agregar a nuestra cita?

- - Quiero jugar con globos de agua y comer toneladas de helado. – Dijo Mabel emocionada. – Mi hermano y yo hacíamos eso al término de las vacaciones de verano.

- - Globos de agua y helado. – Pensándolo un momento. – No recuerdo que hiciera eso en una cita.

- - Suena muy infantil. – Dijo avergonzada. – Puedes olvidar eso.

- - Podemos intentarlo. – Propuso.

- - Lo dices enserio.

- - Sí.

- - No mientes.

- - No.

La chica tenia deseos de abrazar al demonio de la emoción, pero recordaba que seguía molesta con él. El demonio solo aprovecho y leyó su último pensamiento antes de tomar sus manos y obligarla abrazarlo. Quedando sus rostros cerca. Un sonrojo adornaba la expresión nerviosa de ella, mientras que el rio suavemente.

- - Te gustaron las flores.

- - Son... muy bonitas. – Dijo en voz baja, algo que solo él pudo escuchar claramente.

- - Perdón Mabel. – Colocando un beso en sus labios.

Ambos quedaron en esa posición por unos minutos, antes de que ella quedara descansando en el respaldo, con el demonio de los sueño durmiendo en sus piernas.

Cuando desperté ella dormitaba entre mi pecho de forma pacífica. Se veía hermosa ante la tenue luz de la habitación. No dude en acariciar su cabello y colocar un beso en su frente. Esto abriría un paso a nuestra relación.

[Salida de la historia]

Coloco la pluma en la mesa y se estiro sus brazos tronando algunos huesos. Se acomodó su corbata y lanzo un suspiro cansado.

- - Me duele la mano. – Dijo el sujeto de cabello malva. - ¿Quién continua?

Ambos Cipher estaban leyendo lo que se había dañado para poner una expresión de aburrimiento.

- - No jodas puto hongo afeminado. – Dijo Phill. - ¿Dónde está la acción?

- - Sí y su relación. – Dijo furioso Will. – Esto no es el escrito.

- - Pues que esperaban, se destruyeron las páginas con el maldito agujero negro. – Cruzándose de brazos. – Ni sé que seguía.

- - Esperen, esperen un momento. – Dijo Phill. – Creo que vi una libreta con apuntes que dejo nuestra jefa.

- - Pues sácala imbécil. Nos tienes quemándonos la cabeza. – Dijo molesto Tad.

- - Paciencia estúpido Strange. – Abriendo un cajón para sacar una libreta oscura. – La encontré. – Abría la libreta viendo los títulos. – ¿Cómo se llamaba la historia?

- - Sugar Daddy. – Respondieron ambos.

- - A ver... Emociones Confusas, Identidades Ocultas, Sentimientos Confusos, Babysitter, Cayendo Dimen...

- - ¡Apúrate Phill! – Dijo Will.

- - Paciencia. – Dijo. – Que no es nada más mi cabeza la que rueda. – Buscando con su dedo el título. – Aja lo encontré, nos hemos salvado.

- - Bien porque es tu turno. – Dijo Will.

- - Ya verán como lo arreglo. – Leyó la siguiente idea una parte del guión antes de ruborizarse completamente. – ¿Enserio esto es lo que sigue?

El peli azul y el sujeto de cabello malva se acercaron y leyeron la idea. Al igual que el pelirrojo se sonrojaron furiosamente.

- - Sí, ajem... es lo que sigue. – Dijo Tad aclarando su garganta.

- - ¿Están seguros?

- - Tú solo escríbelo.

- - De acuerdo...

[Volviendo a la historia]

Una mañana de octubre se instaló una feria en el pueblo de Gravity Falls, Mabel le había pedido a Bill que la llevara a disfrutar de un paseo en la feria después de su trabajo. Ese día trabajo muy duro en la mañana del sábado ya que le rogo a su jefe de que la dejara trabajar por ese día en la mañana, con tal de salir a su cita.

Cuando llego la tarde y el reloj marcaba su hora de salida, no tardo en cambiarse y arreglarse un poco. Quitándose su uniforme de mesera y colocándose su ropa; un vestido verde agua con unas zapatillas blancas de tacón bajo. Su cabello iba en un rodete colocado en una pinza de flores de color rosa, un poco de bálsamo labial rosado para retocar su apariencia. Tomo su bolso y salió emocionada con la idea de ir al festival.

Bill se encontraba ya en el café esperándola, traía una camiseta blanca con el cuello en "V" con un saco oscuro de botones dorados en forma triangular y pantalones de un amarillo con unas botas oscuras. Llevaba un sombrero Borsalino negro. En su mano llevaba unas rosas amarillas combinadas con el color bermellón.

Se acercó a ella y le hizo una reverencia antes de extender su mano hacia ella.

- - Lista para salir. – Dijo el demonio.

- - Sí. – Dijo contenta.

.

.

Continuara.

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