73
Un chico de cabellos rubios caminaba a paso lento mientras miraba la casa, después de cinco años había regresado a Corea del Sur.
—Papi, papi. —habló una pequeña voz. —¿Cuándo iremos a ver a mis abuelos?
—Muy pronto cielo. —dijo mientras miraba una habitación.
Jimin se sorprendió al enterarse de que la casa que era de Woozi ahora era suya, pues este tuvo un accidente y murió. Jimin terminó de ordenar las cosas hasta que escuchó como la puerta de su casa fue tocada, él se dirigió y la abrió desprendiéndose de ver al pálido ahí parado.
—Yoongi. —dijo Jimin.
—Hola, Jimin. —respondió.
—¿Cómo me encontraste? —pregunto.
—Yo bueno. —respondió.
Cuando Jimin iba a hablar un niño corrió y lo abrazó. Yoongi vio al pequeño y Jimin lo cargó, el niño al ver al pálido se ocultó en el cuello de su padre.
—Vete. —le dijo.
—Solo quiero verlo. —hablo Yoongi.
Jimin sostuvo firmemente a su hijo mientras miraba a Yoongi con una mezcla de sorpresa y cautela en sus ojos. El niño se aferraba a él, evidentemente sintiendo la tensión en el aire.
—Yoongi, no puedes simplemente aparecer así. —dijo Jimin, su tono firme pero con un dejo de dolor. —Tienes que entender que las cosas han cambiado.
Yoongi asintió, su expresión mostrando una mezcla de arrepentimiento y determinación.
—Lo sé, Jimin, pero necesito verte, necesito ver a mi hijo. —dijo con voz calmada, intentando mantener la compostura. —No quiero perder más tiempo.
Jimin apretó los labios, indeciso. Por un lado, sentía compasión por Yoongi, sabía que había sido parte de su vida en un momento. Pero, por otro lado, no podía olvidar todo el dolor y la angustia que le había causado.
—No es el momento, Yoongi. —dijo finalmente, con firmeza. —Cuando el juez dicte la citación, podrás verlo, pero ahora no.
El niño en los brazos de Jimin se movió nerviosamente, sus ojos grandes y asustados. Yoongi lo miró con tristeza y entendimiento.
—Lo entiendo. —respondió, bajando la mirada por un momento antes de volver a encontrarse con la mirada de Jimin. —Solo quiero que sepas que estoy aquí, que quiero ser parte de su vida.
Jimin asintió lentamente, sintiendo un nudo en la garganta. No podía negar que una pequeña parte de él deseaba que las cosas pudieran ser diferentes, que pudieran encontrar una manera de coexistir por el bien de su hijo. Pero sabía que necesitaban tiempo.
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