46
El tío de Woozi se sentó detrás del escritorio, un mueble imponente de madera oscura que parecía tan antiguo como los secretos que guardaba. Abrió un pequeño cajón y sacó un cigarro, encendiéndolo con calma, como si tuviera todo el tiempo del mundo.
—Dime, Yoongi. —dijo mientras exhalaba una bocanada de humo. —¿Qué esperas encontrar realmente?
Yoongi apretó los puños. Estaba cansado de los rodeos, de las advertencias y los enigmas.
—Quiero saber quién es realmente Woozi. —respondió con firmeza. —¿Y por qué Jimin está relacionado con esto?
El hombre sonrió, una sonrisa que no alcanzaba sus ojos.
—Ah, Woozi… —murmuró, casi como si hablara consigo mismo. —Ese chico siempre fue especial, demasiado para este mundo.
—¿Qué significa eso? —Yoongi lo interrumpió, dando un paso hacia el escritorio. —No hables de él como si estuviera muerto.
El hombre lo miró fijamente, sus ojos oscuros y penetrantes.
—¿Y si lo está? —preguntó, su voz fría y directa como un cuchillo.
Yoongi sintió un nudo formarse en su garganta, pero no dejó que el miedo lo dominara.
El tío de Woozi dio otra calada a su cigarro antes de aplastarlo en el cenicero de cristal. Luego se inclinó hacia adelante, apoyando los codos en el escritorio.
—Te estás metiendo en algo que no entiendes, muchacho. —dijo con seriedad. —Woozi no es un chico común.
—¿Qué tratas de decir? —Yoongi exigió, sintiendo que finalmente estaba acercándose a algo concreto.
El hombre no respondió de inmediato. En lugar de eso, sacó un sobre de otro cajón y lo deslizó por la superficie del escritorio hacia Yoongi.
—Esto es lo único que te diré. —dijo mientras lo observaba con atención. —Pero una vez que abras ese sobre, no hay vuelta atrás.
Yoongi miró el sobre, su corazón latiendo con fuerza. Todo en su interior le decía que lo tomara, que lo abriera, pero también sabía que hacerlo significaría cruzar un límite que podría cambiarlo para siempre.
Después de un momento que pareció eterno, extendió la mano y tomó el sobre.
—Estoy listo. —dijo con una determinación que no sentía completamente.
El tío de Woozi se recostó en su silla, observándolo con una expresión críptica.
—Eso lo veremos. —murmuró.
Yoongi abrió el sobre y vio que era una fotografía cuando la giró vio que en ella salía Jimin y él, pero ninguno se veía feliz en lo que parecía un cumpleaños de un niño.
—¿Qué es esto? —preguntó Yoongi.
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