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Yoongi desvió la mirada no quería ver al chico el cual estaba desnudo frente a él, había olvidado al tío de Woozi por completo.
—Yo. —mordió su labio inferior nervioso.
—Mírame cuando te hablo. —le dijo.
—Está … —guardó silencio.
—Desnudo claramente. —dijo. —estaba felizmente teniendo sexo con mi pareja y tú vienes e irrumpes mi casa.
Yoongi levantó la vista y miró al chico el cual suspiro para verlo de manera calmada como si leyera sus pensamientos.
—Ya te dije que dejes de investigar. —hablo. —porque puede que encuentres algo que no te guste.
El pálido no dijo nada solo tragó saliva y apretó los puños. Había escuchado rumores sobre aquel chico según su investigación, pero verlo ahí, frente a él, tan calmado y seguro, solo lo descolocaba más.
—No estoy investigando. —respondió Yoongi, intentando sonar firme, aunque su voz traicionaba su nerviosismo.
El chico se acercó un poco más, sin molestarse en cubrirse, lo que hacía que la tensión en la habitación aumentará.
—¿No? Entonces, ¿Qué haces aquí, irrumpiendo como si tuvieras derecho? —Su tono seguía siendo tranquilo, pero había una clara amenaza implícita en sus palabras.
—Fue… un error. —Yoongi retrocedió un paso, sintiendo que su propia piel ardía bajo la mirada de aquel extraño.
—¿Un error? —rio suavemente, ladeando la cabeza. —No me gustan los errores, Yoongi, menos cuando involucran la privacidad de mi Woozi.
El silencio se hizo pesado, y Yoongi sintió que el aire le faltaba. Sabía que no podía permitirse retroceder más, no si quería respuestas.
—Necesito saber la verdad sobre Woozi. —se atrevió a decir, con un tono que intentaba sonar más seguro de lo que realmente estaba.
El chico suspiró, cruzándose de brazos, lo que finalmente hizo que el ambiente pareciera menos opresivo, aunque solo un poco.
—La verdad siempre tiene un precio, ¿Estás dispuesto a pagarlo? —Su mirada era tan intensa que Yoongi sintió como si le arrancara las capas de su alma.
Yoongi permaneció en silencio por un momento, procesando esas palabras. Finalmente, asintió.
—Sí, lo estoy. —dijo seguro.
El chico sonrió, pero no era una sonrisa cálida ni mucho menos amable. Era una sonrisa calculadora, casi cruel.
—Entonces prepárate, porque lo que estás buscando podría destruirte. —retrocedió un poco. —no solo a ti sino a personas a tu alrededor incluyendo a Park Jimin.
El nombre de Jimin hizo que la sangre de Yoongi se congelara. Dio un paso adelante, sus ojos ahora ardiendo con una mezcla de ira y miedo.
—¿Qué sabes de Jimin? —exigió, su voz más firme de lo que esperaba.
El chico inclinó la cabeza, divertido por la reacción. Se cruzó de brazos, todavía desnudo y completamente despreocupado.
—Sé más de lo que te gustaría. —respondió con calma, jugando con el filo de la tensión en el aire. —Tal vez él tampoco sea tan inocente como crees.
Yoongi apretó los puños, tratando de controlar la oleada de emociones que lo atravesaba. No podía permitirse perder el control, no ahí, no con ese chico que parecía disfrutar de sus dudas y su miedo.
—Si le haces daño, te juro que… —lo vio.
El chico rio, interrumpiéndolo con un sonido seco y despectivo.
—¿Me amenazas en mi propia casa, después de irrumpir como un ladrón? —Levantó una ceja, su mirada ahora cargada de burla. —Qué valiente eres, Min Yoongi.
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