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Jimin salió de la habitación justo a tiempo para ver cómo Yoongi se alejaba, dejando a Woozi parado en medio del pasillo. Había algo en la forma en que Yoongi se marchaba, con los hombros tensos y el rostro ensombrecido, que le dejó una sensación extraña en el pecho, una mezcla de preocupación y desconcierto.
Antes de que pudiera decir algo, Woozi se giró hacia él. Sus ojos, aunque tranquilos, reflejaban un torbellino de emociones que Jimin no alcanzaba a descifrar. Sin previo aviso, Woozi dio un paso adelante y lo envolvió en un abrazo protector, como si quisiera asegurarse de que nada ni nadie pudiera lastimarlo.
Jimin se tensó al principio, sorprendido por el gesto, pero luego cerró los ojos y dejó que la calidez del abrazo lo envolviera. Por un momento, todo el ruido en su cabeza se desvaneció. Ahí, en medio del pasillo, solo estaban ellos dos, compartiendo un momento de refugio mutuo.
—No voy a dejar que te haga daño, Jimin. —susurró Woozi, su voz baja, pero firme, como una promesa.
Jimin no respondió de inmediato. No sabía qué decir, ni cómo interpretar todo lo que estaba sucediendo, pero una parte de él quería creer en esas palabras. Finalmente, asintió ligeramente, apoyando la frente en el hombro de Woozi.
El pasillo estaba en silencio, pero no pasó mucho tiempo antes de que las miradas curiosas comenzaran a posarse en ellos. Nadie dijo nada directamente, pero los murmullos se propagaron con rapidez, y las especulaciones sobre su cercanía no tardaron en convertirse en rumores.
Para cuando Jimin y Woozi finalmente se separaron y retomaron su camino, el eco de las palabras “¿Están juntos?”, ya flotaba por los pasillos. Jimin no estaba seguro de cómo se sentía al respecto, pero una cosa era clara: su relación con Woozi estaba cambiando, y el mundo entero lo estaba notando.
Jimin no tardó en darse cuenta de que los rumores habían cobrado vida propia. No importaba dónde fuera, sentía las miradas de los demás sobre él, susurrando, especulando. La idea de estar involucrado sentimentalmente con Woozi parecía haberse convertido en el tema principal del día, y aunque intentaba ignorarlo, era imposible escapar del peso de los comentarios.
Por otro lado, Woozi parecía imperturbable. Caminaba a su lado con esa calma característica, como si todo aquello no le importara en lo más mínimo. Pero Jimin no podía evitar preocuparse. No por él, sino por cómo los demás podrían tratar a Woozi ahora.
Cuando finalmente llegaron a la sala común, Jimin decidió enfrentar la situación. Se detuvo y miró a Woozi, quien lo observó con curiosidad.
—Tenemos que hablar de esto. —dijo Jimin, cruzándose de brazos.
—¿Hablar de qué? —preguntó Woozi, como si no supiera a qué se refería, aunque la ligera curva en sus labios lo delataba.
—De los rumores. De… nosotros. —explicó, aunque su voz traicionaba una leve inseguridad. —No quiero que malinterpreten las cosas.
Woozi dio un paso más cerca, inclinándose lo suficiente para que sus ojos se encontraran.
—¿Por qué te importa tanto lo que digan los demás? —preguntó en voz baja, su tono desafiando a Jimin a reflexionar.
Jimin parpadeó, sorprendido por la pregunta. Nunca había sido alguien que se dejara llevar por los comentarios ajenos, pero esta situación era diferente. Había algo en la intensidad con la que todos parecían enfocarse en ellos que lo ponía nervioso.
—No es por mí. —admitió finalmente. —Es por ti, no quiero que te lastimen por algo que no es verdad.
Woozi esbozó una leve sonrisa, una que no llegó del todo a sus ojos, pero que aun así desprendía calidez.
—No te preocupes por mí, Jimin, he lidiado con cosas peores que simples rumores. —Lo tomo de la mano. —Además, si quieren hablar, que lo hagan yo sé lo que siento, y eso es lo único que importa.
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