32
Jimin sonrió y lo abrazó, Woozi era un gran chico que aunque aún no comprendía del todo, se notaba que era un gran chico, dulce y amable.
—No sé qué decir. —le dijo. —pero gracias por eso.
—No tienes que agradecer. —negó. —prometo que te cuidaré.
—Eres muy dulce Woozi. —hablo Jimin.
—No suelo hacer este tipo de promesas. —confesó, rascándose la nuca con cierta timidez. —Pero contigo es diferente.
Jimin lo miró, sorprendido por la sinceridad de sus palabras. Una calidez inesperada se apoderó de su pecho. Era extraño, pero reconfortante.
—¿Por qué yo? —preguntó, su voz apenas un susurro.
Woozi se encogió de hombros, evitando su mirada por un instante.
—Porque lo siento. —Luego, con un aire más decidido, respondió. —Porque contigo… quiero que no pase lo que le ocurrió a mi padre.
Jimin parpadeó, procesando esas palabras. No estaba seguro de qué significaban del todo, pero algo dentro de él sabía que eran importantes. Que Woozi no estaba bromeando.
—Entonces… —dijo finalmente, con una leve sonrisa. —confiaré en ti.
Woozi sonrió con suavidad al escuchar a Jimin, pero antes de que pudiera responder, alguien gritó interrumpiendo el momento. Ambos giraron la cabeza al mismo tiempo, y ahí estaba Yoongi, con el ceño fruncido y una mirada que podía helar a cualquiera.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó, su voz cargada de un tono más frío del habitual.
Jimin se separó rápidamente de Woozi, sintiendo un nudo de nervios en el estómago. Había algo en la presencia de Yoongi que siempre lograba desarmarlo, pero esta vez era distinto después de lo sucedido no lo quería cerca. Había enojo en sus ojos, algo que no había visto antes.
—Nada importante. —contestó Woozi, manteniendo la calma, aunque su postura se tensó al instante. —Solo hablábamos.
—¿Así lo llamas ahora? —replicó Yoongi, cruzándose de brazos mientras avanzaba un paso hacia ellos, su mirada fija en Woozi, luego, sin apartar los ojos, agregó. —Jimin, ¿Podemos hablar a solas?
El tono demandante de Yoongi no dejaba espacio para objeciones, pero Jimin dudó, mirando de reojo a Woozi.
—Yoongi… no estábamos haciendo nada malo. —intentó explicar, sintiendo la necesidad de calmar el ambiente.
—Eso no es lo que parece. —cortó Yoongi, su mandíbula apretándose. —Solo cinco minutos, Jimin.
Woozi no dijo nada, pero su mirada se endureció, como si estuviera evaluando cada palabra y cada movimiento de Yoongi. Finalmente, Jimin asintió con un suspiro, sabiendo que no había forma de evitarlo.
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