30
El camino era lento, Jimin podía sentir la brisa golpear su rostro por lo que cerró sus ojos relajándose al instante; sentía como todo su mundo quedaba en el olvido. Al llegar al lugar abrió sus ojos y vio un hermoso campo de margaritas, Jimin sonrió y bajo junto con el chico el cual llevaba una cesta.
—Es hermoso. —sonrió Jimin.
—Luego de que mi padre golpeaba a mi padre Minji. —suspiro. —Él me traía aquí.
—Debió ser difícil para ti. —se acercó.
—Me acostumbré con el tiempo. —lo vio. —pero no hablemos de ello.
Jimin asintió y ambos caminaron un corto trayecto y luego se sentaron para comer lo que el chico había preparado. Jimin miraba a Woozi y no pudo evitar llevar su mano a su mejilla, Woozi lo vio y le sonrió.
—Tu padre Minji debe de estar orgulloso de lo que té has convertido. —hablo Jimin. —eres un chico muy bueno.
—Gracias. —sonrió. —Sabes mi tío me dijo que en otro universo él es feliz y tiene una buena vida.
—Eso está bien supongo. —río Jimin.
Woozi asintió y comió con Jimin luego de un rato Jimin se quedó dormido en su hombro por lo que Woozi solo lo abrazó mientras sentía sus lágrimas salir.
—No pude protegerte bien padre. —murmuró. —pero esta vez lo haré bien te lo prometo.
Luego de estar ahí Woozi cargo con cuidado a Jimin y lo llevó al auto para meterlo con cuidado, luego condujo despacio para ir a la casa de Jimin. Cuando llegó lo despertó con cuidado y Jimin abrió los ojos y sonrió, se despidió de Woozi para entrar a su casa.
Él volvió a la suya, pero ahí se encontró a Yoongi quien lo esperaba en la entrada de su casa. Woozi bajo del auto y vio al otro el cual también lo miraba de manera fría.
—A qué viniste a mi casa. —habló Woozi.
—Yo fui el primero para Jimin. —dijo y Woozi soltó una carcajada. —¿Qué te parece gracioso?
—¿En verdad crees que fuiste el primero? —hablo. —En serio eres un chiste.
—Qué estás diciendo. —le dijo Yoongi.
—Jimin es mi novio. —se acercó. —y por ende yo fui el primero.
Yoongi vio como el chico se acercaba y le apretaba la mano que tenía vendada lo que le provocó dolor, pero no lo quiso demostrar.
—Sí te le vuelves a acercar. —lo amenazó. —te romperé la otra muñeca.
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