26

El amanecer llegó con una luz tenue que se filtraba por las cortinas. Jimin, todavía envuelto en su propia lucha interna, observó a Woozi con una mirada seria. Sentía que lo último que necesitaba era preocupar a más personas con lo que había sucedido.

—Prométeme que no le dirás nada a Jungkook ni a Taehyung. —pidió Jimin, su voz firme pero cargada de fragilidad.

Woozi lo miró, sabiendo que no estaba de acuerdo con la petición, pero también entendiendo que Jimin necesitaba mantener algún control sobre la situación.

—Lo prometo, Jimin. —respondió con suavidad, aunque por dentro sentía un peso aplastante por tener que guardar el secreto. —No diré nada.

Ambos se dirigieron al colegio en silencio. El ambiente entre ellos era solemne, pero Woozi no dejó de observar a Jimin, buscando cualquier señal de que pudiera necesitar ayuda. Sin embargo, Jimin parecía decidido. Sabía que ocultarse no era una solución, así que optó por actuar como si nada hubiera sucedido.

En cuanto llegaron al campus, los murmullos comenzaron casi de inmediato. Las miradas furtivas, los susurros al pasar... eran inconfundibles. Jimin los notó, cada uno de ellos golpeando como una piedra, pero mantuvo su expresión neutral.

—Ignoralos, Jimin. —dijo Woozi, caminando junto a él con el rostro endurecido. —No tienen idea de lo que pasó ni de lo fuerte que eres.

Jimin asintió débilmente, agradeciendo las palabras de apoyo, aunque el ruido en su cabeza seguía siendo ensordecedor. Al entrar en el salón, Jungkook y Taehyung ya estaban allí. Los dos levantaron la vista al verlos entrar, con expresiones alegres que contrastaban con la tensión de Jimin.

—¡Jimin! ¡Woozi! —saludó Taehyung con entusiasmo. —Llegan justo a tiempo ¡Hoy tenemos práctica de ajedrez!

—Pareces cansado. —Jungkook se acercó y le dio una palmada en el hombro a Jimin, su sonrisa amplia y despreocupada. —¿Estás bien?

—Sí, solo dormí poco anoche. —Jimin tragó saliva, forzando una sonrisa. —Nada de qué preocuparse.

Woozi observó la interacción en silencio, sintiendo cómo su promesa pesaba aún más al ver a Jungkook y Taehyung tan desprevenidos. Mientras ellos hablaban animadamente, Woozi mantuvo su posición junto a Jimin, listo para intervenir si el peso de todo comenzaba a aplastarlo nuevamente. Aunque la fachada de normalidad era frágil, Jimin estaba decidido a no dejar que los susurros y las miradas lo definieran. Pero ambos sabían que el verdadero desafío apenas comenzaba y muy pronto se las iría a cobrar al responsable. 

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