23

Woozi observaba todo a su alrededor con atención. En la distancia, podía ver a Jimin conversando con Yoongi. Sus sentidos estaban alerta, dispuesto a actuar ante cualquier situación inesperada.

De pronto, una de las porristas se acercó con una sonrisa descarada, tomando un sorbo del vaso que él sostenía. Woozi la miró, pero no dijo nada.

—Tienes un parecido excepcional con Yoongi. —comentó la chica con voz provocadora.

—Lo sé. —respondió, manteniendo la mirada fija en ella.

—¿No quieres ir a divertirte a una habitación? —susurró mientras rodeaba su cuello con los brazos.

—Lo siento, pero las cosas que ya tocó Min no me interesan. —replicó, soltándose de su agarre con frialdad.

La porrista arqueó una ceja, sorprendida por la respuesta, pero pronto se recompuso.

—Entonces es verdad que te gusta Park Jimin. —se burló, dejando escapar una risita. —Admito que es bonito, pero también patético.

Woozi se detuvo y la observó con desdén.

—Una chica como tú no debería hablar. —dijo con calma, aunque sus palabras eran afiladas. —y menos cuando usa su cuerpo para obtener lo que quiere.

La chica quedó muda, incapaz de replicar. Woozi, sin más interés en la conversación, se giró y continuó su camino. Pero algo lo inquietó: había perdido de vista a Jimin y Yoongi.

De repente, su reloj emitió un sonido agudo, indicando que el primer evento que marcaría la historia de Jimin estaba por comenzar. Woozi se abrió paso entre la multitud, que apestaba a alcohol y marihuana, buscando desesperadamente su objetivo.

—Mierda. —gruñó entre dientes.

Había demasiadas habitaciones, y no tenía ni idea de dónde empezar a buscar. El tiempo corría en su contra. Woozi avanzó con paso firme entre las personas que se tambaleaban o reían demasiado fuerte. El ambiente era denso, cargado de humo y música ensordecedora, pero no podía permitirse el lujo de detenerse. Cada segundo perdido podría ser crucial.

Se detuvo un momento en el pasillo principal, observando las puertas que se alineaban a ambos lados. Cerradas, entreabiertas, algunas con luces de colores parpadeando desde dentro. Frunció el ceño, intentando recordar las palabras del chico. "Busca en el lugar más escondido, donde nadie quiera mirar." Era un consejo que había escuchado en otro contexto, pero ahora parecía tener sentido.

Giró a la derecha y encontró una puerta que se veía especialmente descuidada, con pintura descascarada y el pomo ligeramente suelto. Algo le decía que ese podría ser el lugar.

Cuando abrió la puerta, se encontró con un pequeño cuarto de limpieza. Las luces fluorescentes parpadearon un instante antes de estabilizarse, revelando un desorden de trapos sucios y productos de limpieza. Woozi estaba a punto de darse la vuelta cuando algo en el suelo llamó su atención.

Un pequeño frasco rodó hacia él desde la esquina del cuarto, deteniéndose junto a su pie. Lo recogió con cuidado y notó la etiqueta desgastada: un tranquilizante de alta potencia.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top