—Era mi cumpleaños número diez y mi papá me había permitido tener una fiesta de pijamas con mis más cercanas amigas. Ronnie era mi amiga desde hace años, su padre y mi padre eran muy unidos, trabajaban juntos, por lo que Ronnie y yo jugábamos muy seguido.

»Ya eran casi las diez de la noche cuando papá nos advirtió que ya era tarde y debíamos dormir, pero antes teníamos que llevarnos algo al estómago. Una rica leche tibia y galletas para las niñas de la casa, había dicho él. Esa noche dormí profunda, pero nunca olvidaré las palabras Ronnie me dijo tres días después.

—¿Cuáles fueron esas palabras, señorita Williams?

—Mamá me llevó al médico porque estaba sangrando ahí abajo, Lana. El médico le dijo a mi mamá que abusaron sexualmente de mí. Éramos pequeñas, pero lo había entendido perfectamente, había sido mi padre, dormimos tan profundo esa noche porque mi papá nos había drogado.

—¡Deja de decir mentiras!

—¿Miento, papá? ¿Realmente miento?

En ese momento Víctor se descontrola y empieza a insultar a su hija, pero ella ni se inmuta. El juez pone orden y el abogado de Víctor trata de calmarlo, luego de unos minutos lo logra.

—Señor, esto me lo mandó Ronnie antes de morir por correo. Me pidió explícitamente que lo trajera y que fuera mostrado a todos. Aquí está una confesión de noventa y dos chicas, noventa y tres con ella, que fueron abusadas por mi padre, el señor Víctor Williams.

Todo se descontroló, Víctor estaba furioso, tanto que debieron sacarlo de la sala por diez minutos. Cuando volvió ya un televisor estaba instalado frente al jurado. Un guardia se encargó de introducir el CD con las confesiones y una a una empezaron a salir.

No sólo había chicas de mi edad confesando, habían niñas también. Mujeres de todas las edades, todas confesando lo mismo: Fui violada por Víctor Williams y tengo las pruebas de ello.

Tres horas de video y cada vez que se mostraba una mujer nueva Víctor se descontrolaba cada vez más en asiento. El juez quiso que todos vieran el video, no se adelantó o pausó en ningún minuto.

Sabía que ya venía el final cuando el rostro de Ronnie se mostró en la pantalla.

—Mi nombre es Verónica Harris y si, fui violada, vendida y abusada de todas las maneras posibles por Víctor Williams.

Ronnie contó su historia, pero a diferencia de las demás chicas ella no lloró, ella mantuvo sus ojos sin vida, la ira brotaba en cada palabra.

—Antes de irme, quiero que siempre tengas presente que no fue tu culpa—Me estaba hablando a mí, lo sabía—. Sé que por más que te lo haya dicho en el pasado solo siguen siendo palabras vacías para ti, Stella.

Cuando Ronnie menciona mi nombre puedo notar miradas hacia mí, pero yo sigo observando la pantalla, hacia los ojos de Ronnie.

—No fue tu culpa, solo... Vive tu vida y sé feliz. Lucha, ve contra el aire, no dejes que este te lleve a ti. Perdón por mentir sobre la reina, pero sé que me entenderás. Es momento de decirlo, jaque mate.

Jaque mate, Víctor Williams.

El video acaba con las palabras "Justicia para las afectadas".

Un nudo está presente en mi garganta pero aguanto lo máximo posible para no romper a llorar. Debo ser fuerte y no mostrar debilidad.

El juez nos informa que dará el veredicto final el día siguiente, los presentes se quejan cuando notan que Víctor seguirá teniendo su casa por cárcel, en vez de estar pudriéndose en una celda en ese momento.

Cuando pasa a mi lado la mirada que me lanza me alarma, me inquieta por completo. Hay tanto odio dentro de él y estoy segura de que es capaz de cometer una locura solo por vengarse.

No me despido de nadie cuando salgo del juzgado. No hablo con Alana ni con nadie, yo solo quería salir de ahí y Blake lo entendía por lo que nos llevó a mi casa.

Nos encontrábamos recostados sobre el sofá, viendo una película.

Penny estaba durmiendo en su habitación. Había sido de gran ayuda junto con Sam estos días. Ambas me habían regañado por no haberles comentado todo lo que pasaba pero entendieron que solo los verdaderos afectados debían actuar, no queríamos involucrar a más nadie.

—Es increíble como una persona te puede mostrar una cosa y ser en su interior alguien completamente diferente—menciona Blake mirando la pantalla, pero esta distraído, tan inquieto como yo lo estoy—. Sabía que Víctor era un hijo de puta, pero esto... Todo esto es tan retorcido.

—Hay algo que no se siente bien—confieso y me remuevo entre sus brazos para verlo a los ojos—. Por más que pienso que todo esto ha terminado me sigo sintiendo inquieta, como si algo todavía no se termina de cerrar.

—Solo estás estresada por todo el juicio, Pebbles.

—No lo sé, Blake. Yo...

La puerta suena en ese momento, extrañada, me levanto del sofá y camino hacia ella abriéndola sin mirar por la mirilla.

Grave error.

—¿Cómo estás aquí?

—Te dije que estarías junto a mí pasara lo que pasara.

Víctor saca un revólver de su espalda y me apunta. Blake se percata de quien está frente a mí, se levanta sobresaltado del sofá ocasionando que Víctor se altere.

—¡No des un paso más!

—Blake, quédate ahí—digo nerviosa aun mirando entre el revólver y Víctor—. Víctor, esto se acabó, ya estoy cansada de este juego. Entiéndeme, nunca, jamás en la vida fui ni seré tuya.

—¡Mentira! —Grita él, dos lágrimas salen deslizándose por sus mejillas—Eres y siempre serás mía, Berry.

Escuché el disparo, sentí el dolor, escuché el grito de Blake, hubo un segundo disparo, hubo más gritos por parte de Blake y se agregaron los de Penny.

Blake me sostenía, el dolor era insoportable, él trataba de decirme algo, pero solo podía escuchar un molesto pitido en mis oídos.

Luego todo se volvió negro, pero sabía que mis últimas palabras habían sido un te quiero.

Berry finalmente había muerto y Stella la seguía felizmente en busca de paz.

FIN.

Comentenme, ¿les gustó el final? :)

Y, ¡Por fin! Lo logré, terminé #CEA

No me extenderé, solo diré gracias por toda la espera. Gracias todos por permanecer aquí aun cuando yo descuidé tanto la historia.

Todavía falta el epílogo pero lo subiré hasta el sábado :) Así que no se vayan todavía.

Capítulo final dedicado a Lia, espero que te haya gustado taaanto como a mi :)

Nos leemos el sábado.