Capítulo 26.

Esa noche Colton, Blake y yo nos dirigimos a la casa de este último. Me negué a ir a mi apartamento, Penny estaría ahí y para ella y Sam todavía estábamos en Seattle, no queríamos involucrarlas más de lo que ya estaban. Además, Ronnie nos había advertido que ya éramos demasiados en ese plan, el número ya era el suficiente.

Escuchamos todo, cada palabra que Víctor me dijo en su gran mansión. Tal vez la adrenalina del momento no me permitió entender cada palabra que ese hombre había dicho. Él lo había confesado, con lágrimas de dolor e ira, pero lo había hecho y eso era lo último que necesitábamos para que el alfil hiciera su movimiento.

Apartándome de los chicos, camino hacia la cocina y saco el teléfono desechable que Ronnie había metido en mi maleta. Observo los dígitos en la pantalla del viejo teléfono y finalmente presionó el botón verde para iniciar la llamada. Yo solo esperaba que ella estuviera bien, que contestara la llamada, y lo hace al cuarto tono.

—¿Cómo salió todo? —pregunta ella como saludo.

—Tenemos la grabación... Ronnie, él lo confesó.

—Te dije que funcionaria. Víctor realmente piensa que él tiene poder sobre ti. La realidad es que tú tienes más poder sobre él y ahora lo tienes más que nunca.

Nos quedamos en silencio. Si, estaba feliz porque esta parte del plan había funcionado aunque en al último momento todo se salió un poco de control.

La cuestión es que quería preguntarle a Ronnie el porqué de sus palabras en el aeropuerto.

—¿Por qué... Uhm...—dudo un poco en proseguir por lo que vuelvo a guardar silencio.

—Puedes preguntar lo que quieras, Stella. Prometo responder.

Lo pienso unos segundos más hasta que finalmente lo suelto.

—¿Por qué le dijiste eso a Colton en el aeropuerto? Lo de ser tu príncipe azul—digo esto último para explicar un poco de que iba mi pregunta.

—Porque él me salvó y poco a poco se formaron sentimientos, aunque yo no lo quisiera así.

—No me entiendes... ¿Por qué prácticamente te despediste de él? Como si ya no lo fueras a ver más nunca en tu vida. ¿Por qué te despediste de mí de esa manera? ¿Por qué dijiste que si no contestabas solo tendría que hablar con Colton y él me diría lo que sucedería?

Al otro lado de la línea no se escucha ni el más mínimo sonido. Solo se pueden percibir las respiraciones pausadas de Ronnie. Es como si ella no quisiera responder a mi ataque de preguntas, aun cuando ella dijo que respondería lo que quisiera.

—Nunca fue tu culpa, Stella—responde al cambio—. Solo quiero que tengas presente eso. Fue mi decisión quedarme en El cóctel esa noche.

—Ronnie...

—Es hora de hacer otro movimiento y es el turno del alfil.

—¿Por qué no respondes a mis preguntas?

Ella suspira, se escucha cansada, pero no físicamente sino mental. Está agotada de esta situación al igual que yo.

—Cuando llegue el momento contestaré todas tus preguntas. Mientras tanto, hablemos del siguiente movimiento, ¿de acuerdo?

Me muevo inquieta. En ese momento Colton entra a la cocina mirándome con atención, me pregunta con la mirada si es con Ronnie quien estoy hablando, asiento en respuesta.

—¿Recuerdas lo que te dije del alfil?

—Está en un término intermedio en la pirámide de jerarquía de las piezas del tablero.

—Exacto, pero el alfil tiene un movimiento especial en este juego. ¿Quién crees que sea el alfil?

—Tú eres el alfil, Ronnie.

Colton frente a mi niega con la cabeza, lo miro con confusión. ¿No es ella? ¿Entonces quién es?

—No puedo manifestarme como un alfil, porque yo soy la jugadora que está moviendo las piezas en el tablero... Pensé que ya lo habías entendido.

—Sinceramente ya me están cansando tus movimientos de ajedrez, ¿por qué no sólo actuamos y ya?

—Porque te dije que para ganar hay que tener mucha paciencia. Hay que esperar, no tendrás que hacerlo por demasiado tiempo. Ahora pásame a Colton, necesito decirle algo—Antes de pasarle el teléfono a Colton ella me vuelve a llamar—. Recuerda lo que te dije.

—¿Qué cosa entre todas las que me dijiste?

—Tú nunca tuviste la culpa, Berry.

Los vellos de mi espalda se erizan y sin más le entrego el teléfono a Colton para después salir de ahí, no quería seguir escuchando nada sobre el tema.

Camino hacia el gran ventanal de Blake, las vistas de la ciudad a oscuras son espectaculares. Las luces titilan en mis ojos e incluso, con toda la luz que hay en la ciudad, en el oscuro cielo se pueden apreciar algunas estrellas con su máximo brillo.

Unos brazos me toman por atrás, envolviéndome fuertemente. En los brazos de Blake siempre me sentía segura, pero en este momento las dudas me llenaban tan fuertemente que esa seguridad no era suficiente. Una lágrima hace su recorrido por mi mejilla y no la detengo, solo la dejo correr mientras miles de pensamientos me llenan.

—Todo saldrá bien.

—Sinceramente ya no sé qué pensar, Bam Bam—muerdo mi labio inferior con fuerza, evitando soltar un sollozo—. Que haya funcionado esta parte del plan no significa que lo demás que tenga preparado Ronnie lo vaya a hacer también.

—¿Por qué ahora estás tan llena de dudas?

No le respondo. Pero se porque me siento de esta manera. Si ganábamos este juego alguien saldría herido y ese alguien podría ser cualquiera de los involucrados.

No quería más dolor, yo solo quería terminar esto.

A veces me preguntaba, ¿que había hecho yo en la vida para merecer estos momentos de mierda?

—Te voy a decir algo Stella, las dudas siempre deben estar, somos seres humanos, no somos perfectos y por un simple movimiento podemos fallar. Pero hay que lanzarse de lleno por más dudas que nos envuelvan si queremos ganar.

—¿Crees que lo vamos a lograr?

Cuando él va a responder es interrumpido por el sonido del timbre. Me tenso, no esperamos a nadie e incluso todos piensan que estamos al otro lado del país en este momento.

Blake frunciendo el ceño se acerca a la puerta. Colton al escuchar el timbre sale de la cocina con el teléfono aún sobre su oreja. Blake observa sobre la mirilla de la puerta y aún más confundido la abre.

Los inconfundibles ojos azules solo van a una dirección, a mí. Alana entra rápidamente sin esperar una invitación y cuando está al frente de mí no hace nada. Solo me observa, con sus ojos sin vida.

—No puedes decirle a nadie lo que sabes.

Con esas palabras me doy cuenta de algo, Alana había guardado el más sucio y oscuro secreto de su padre por años. La pregunta es: ¿ella también fue víctima de las garras de Víctor? 

Capítulo que correspondía del domingo. 

Si me sigues en instagram sabes porque no actualicé, si no me sigues hazlo porque siempre estoy manifestándome por ahí, usuario: intocablesxcollege. Y básicamente no actualicé porque mi mamá tuve un pequeño accidente en su mano y yo me he estado encargando de atenderla.

En fin, capítulo dedicado a Vero, espero que te haya gustado ❤

Además, es unos minutos estaré subiendo el capítulo que corresponde al día de hoy, esperenlo :)

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