Capítulo 2.
Antes de conocer a Blake lo único que me sacaba de la cama era mi trabajo, cuando empezamos a salir no dormía esperando que las noches pasarán rápido y pudiera compartir mis momentos con él, cuando empezamos a acostarnos amaba hablar de cualquier cosa hasta altas horas de la noche y ahora que no lo tengo más junto a mí me levantaba por las mañanas sin ánimos de nada, ni siquiera quería ir a trabajar.
Sé que mi estado de ánimo no debe depender de Blake, pero es así y no puedo evitarlo. Sabía que debía hablar con él, pero temía de su mirada o sus palabras, temía de lo que pudiera pasar. Por más que pensara que él no actuaría de mala manera el temor existía. Los seres humanos somos extraños, podemos ser una cosa pero cuando algo te molesta o incómoda puedes explotar de la peor manera.
El titileo de la barra de escribir en la pantalla de mi ordenador es donde mantengo mi mirada Hace diez minutos me había dispuesto a responder un correo sobre un evento en Seattle, pero como siempre mis pensamientos me dominaron y no pude escribir nada.
La hoja está en blanco, solo manchada por el titileo de la barra negra. Siempre he pensado que cuando nacemos somos una hoja en blanco, mientras vamos creciendo, haciendo nuestras buenas o malas acciones, esa hoja se va llenando de tristezas, felicidades, responsabilidades, anécdotas, simplemente de experiencias. La única diferencia es que en la vida real los errores no pueden borrarse como en una hoja, pero hemos aprendido a tratar de corregirlos. Corregir nos es igual a eliminar. Corregir mantiene los errores ahí, solo tratas de que no te lastime a ti mismo o a los demás.
La puerta de mi pequeña oficina es abierta, Penny entra con la mirada fija en su tableta y empieza a leer mi agenda.
—El señor Winkler llamó y pidió una cita para el día viernes a las ocho de la mañana. Lo verás aquí, quiere charlar sobre el pago de la boda de su hija. También el matrimonio de los Asher quiere que confirmes tu asistencia en su renovación de votos, dicen que confían en mí pero igual quieren al cerebro de la operación ahí para que nada salga mal. Lindsey Porter necesita que hables con la pastelería e informes que su hija es alérgica a las nueces. Y Joan Thorpe dijo que...
Estoy segura de que Penny sigue hablando pero mis pensamientos toman nuevamente el control. A veces quisiera ser una de esas personas que tienen problemas tan mínimos que hacen sus vida algo aburridas. Si señores, quiero una vida aburrida, no más emociones para mí. Ya he pasado por demasiado. Puedo decir eso, pero la verdad es que pensar en esas vidas sin problemas, sin desafíos... Es una mierda de aburrimiento.
—Y el señor Zack Ruther quiere que abras tus piernas para meterte su muy pequeña salchicha entre las piernas—Eso último es un llamado de atención, no sólo por la parte de la salchicha del señor Ruther entre mis piernas, el asunto es que es uno de mis clientes más antiguos y no sólo hablo de la cantidad de tiempo que llevo trabajando para sus eventos, el viejo tiene ochenta y nueve años—. Siempre que nombro al viejo Ruther me prestas atención.
—Es un poco desagradable que me imagines follando con el señor Ruther.
—Te aseguro que él no lo vería de esa manera. Si no tuviera el riesgo de sufrir un infarto por tener sexo duro ya te hubiera estampado contra la pared de esta oficina.
Ella se lo imagina, yo también lo hago. Ambas fingimos un escalofrío y luego nos reímos a carcajadas.
—¿Dónde está tu cabeza en estos momentos, Stella Foster?—no respondo, no es necesario—. No sé ni para que pregunto, es obvio que es sobre el locutor de corazón lindo.
Penny deja su tablet sobre el escritorio para después tomar asiento frente a mí.
—Deberías ser psíquica, Penélope Cooper—el sarcasmo brota de mi boca.
—¿Te imaginas? ¡Penny, la magnífica!
—Eso es un título de un mago de feria, Penny.
—¡¿Por qué quieres arruinar mi sueño?! —finge llorar dramáticamente para después recomponer su rostro mirándome severamente—. Tienes que hablar con Blake.
—Todavía no estoy lista.
—Stella, estuviste lista en el momento en que dijiste que no volverías a huir del demonio de ojos azules—hace una pausa esperando una respuesta de mi parte, pero no digo ni una palabra—, ¿cómo puedes tener miedo de Blake y no de Víctor?
—Fácil, Blake es importante para mí, su palabra tiene mucho poder. Víctor... He aprendido con el tiempo que no puede controlarme.
—¿Estas segura de eso?
—Han pasado dos semanas, Penny, él no ha intentado nada.
—¿Y si lo llega a hacer?
Le sonrío reconfortablemente, mi amiga teme por mí físicamente pero lo que más le preocupa es mi salud mental y emocional.
—Pues tendré que ponerme mis pantalones de valentía y luchar ante toda adversidad que me toque. Tal y como lo he hecho desde el momento que di mi primer respiro en este mundo.
Penny se levanta rodeando el escritorio, se coloca a la misma altura que yo y me envuelve en un abrazo. Poco tiempo después se aleja y se sienta al borde de mi escritorio.
—Sabes que yo estaré siempre para ti. Tú has estado para mí en las buenas y en las malas, no te fallaré. Estoy segura de que Sam piensa lo mismo que yo. Pero no somos suficientes.
—¿De qué hablas? —Frunzo el ceño confundida.
—Habló de que Blake llamó antes de que llegaras y me dijo que te dijera que ya te había dado tiempo suficiente y que quería charlar contigo sin compromiso alguno.
—¿Y preferiste decirme primero lo del aburrido señor Winkler, que no para de coquetear conmigo cada vez que tiene oportunidad o sobre la salchicha del viejo Ruther entre mis piernas, antes que la llamada de Blake?
—Estaba tanteando el terreno—se encoje de hombros como si no fuera la gran cosa.
—¿Que le dijiste?—pregunto temerosa.
—Sabes como actúo con otras personas que no sean mis padres, Sam o tú, tartamudee que te daría su mensaje.
—Tenemos que trabajar en tu timidez.
—No me cambies de conversación, ¿lo llamarás?
Quería hacerlo. Quería volver a ver cada gesto de su rostro, su risa, su voz cada vez que me decía Pebbles, volver a besarlo, acariciar su pelo, dormir a su lado.
—Tengo que viajar a Portland para el cumpleaños de los gemelos Lin mañana por la noche.
—¿Y? ¿Cuál es el punto?
—El punto es que quiero estar emocionalmente estable para una fiesta infantil, no puedo hablar con él sobre Berry ahora. Volveré en tres días, tal vez el ambiente infantil me ayude a estar preparada.
Es lo mejor, no puedo llegar destruida a la fiesta de los gemelos Lin, son una familia adinerada y futuras fiestas a mi encargo significa más ganancias y buenas referencias. Necesito estar bien y que las cosas salgan perfectas.
Penny finalmente se levanta del borde del escritorio y camina hacia la puerta.
—Está bien, Stella. Yo ya cumplí mi misión. Te mandé por correo tu itinerario de vuelo, no olvides imprimirlo—Abre la puerta y antes de salir se voltea nuevamente hacia mi dirección—.Yo siendo tú lo llamaría, hoy, solo para confirmar que recibiste su mensaje.
La puerta hace un suave sonido al cerrarse dejándome en un silencio profundo. Tomo mi móvil el cual estaba a un lado de mi ordenador, reviso por encima las notificaciones de la mensajería instantánea, pero lo dejo ir cuando noto que son mensajes de clientes. Busco entre mis contactos la letra B hasta llegar a Bam Bam. Su número tenía el nombre de Blake Anderson hasta después de nuestra primera cita, luego lo cambié a Bam Bam porque la historia de la proveniencia del apodo me pareció súper tierno y especial. Miro la opción de llamar por un largo tiempo hasta que lo presiono, solo suenan tres tonos de repique cuando lo contesta.
—¿No estoy teniendo una alucinación y realmente me estas llamando?
Sonrío sin más, es lo que me hace ese hombre.
—Hola, Blake—mi voz suena algo ronca por lo que aclaro mi garganta—. Recibí tu mensaje.
—Supe que sería más prudente llamar a tu oficina y hablar las cosas con Penny. Estoy seguro de que ella te convenció—no está muy lejos de la realidad—, cada vez me cae mejor.
—Penny es increíble.
—Y algo tímida, deberías dejarla respirar un poco más, la estas ahogando con demasiado trabajo—La manera en que está bromeando hace que la conversación no sea nada tensa—. Tal vez podríamos emparentada con Johnny Bravo, es el ingeniero de sonido de GMNY.
—¿Se llama Johnny Bravo?
—¿Gracioso, no? Gracias a Dios no tienen el mismo físico, eso sería extraño—suelta una risitas y luego enmudece. Sé que aún está ahí porque puedo escuchar el sonido de su respiración—. Te extraño, Pebbles.
Soy su Pebbles.
Él me extraña.
—Yo también—mi voz se rompe, mi garganta duele por aguantar las lágrimas. Tomo una respiración profunda y luego exhalo suavemente todo el aire de mis pulmones—. Escucha, estaré en Portland por unos días por trabajo, pero cuando vuelva... quiero hablar.
—¿Estas lista?
—Tanto como puedo estarlo.
—Entonces hablaremos cuando vuelvas, Pebbles.
—De acuerdo, te llamaré apenas llegué—los nervios empiezan a llenarme y sé que debo colgar—.Debo irme.
—De acuerdo. Que tengas buen viaje, Pebbles.
Una pequeña sonrisa vuelve a tomar mis labios luego de escuchar el apodo. Definitivamente tener una dosis de Blake Anderson es mi mejor medicina.
—Nos estamos viendo, Bam Bam.
¡Holaaa! Quería publicar ayer pero por motivos personales no pude hacerlo.
En fin, ¿qué tal? ¿Les gustó? Si, creo que las cosas se ven algo rápidas pero... ustedes saben como soy yo... Y tengo ganas de ver sangre xD Ah no.
Capítulo dedicado a alguien que tiene su nombre en secreto y es orgullosamente colombiana (Amo leer sus biografías y chismear en sus perfiles, culpable), DisastrousCandy, espero que te haya gustado :) Ya tengo mi lista para dedicaciones, cuando termine con esas personas publicaré otra sección para agregar a más 7w7
Dentro de un rato les pediré un favor muy grande por instagram, es sobre #RUL, si desean me siguen en intocablesxcollege :)
Nos estamos leyendo <3
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