2
Le gustaba el ambiente que había allí; la gente trabajaba en equipo y no había tanto clima de competencia como en otras empresas.
Durante los años, había hecho buenas amigas en el trabajo, Jayne Pembroke, Lila Maxwell y Sylvie Bennett eran las más cercanas, y además vivían en el mismo edificio que ella, en la calle Amber Court.
¿Pero cuánto tiempo seguiría contratada en Colette, Inc.?
Habían corrido rumores acerca de que alguien quería comprar la empresa y Cha Eunwoo, un
importante hombre del mundo de las finanzas, estaba comprando todas las acciones que podía.
La importante casa de joyas tenía pocos recursos para defenderse,solo quedaba esperar, y en la empresa había cierto clima de desánimo.
Pero como muchos otros empleados,Eunji había decidido llevarlo con optimismo. Por eso esos días estaba tan centrada en su trabajo. En lugar de esforzarse poco en sus diseños, como si ya nada importara, decidió entregarse a sus que haceres por completo, de manera que pudiera recordarles a sus compañeros de trabajo que la empresa tenía futuro y que, al final, todo podía salir bien.
Se fijó en el segundo grupo de bocetos y tomó el lápiz para añadir un detalle.El
teléfono sonó justo en el momento que se disponía a dibujar.
— Kang Eunji —contestó.
—Soy yo —le dijo Jayne Randolph—. Quieren que bajes a la sala de exposiciones para hacerte una consulta.
—¿A la sala de exposiciones? ¿Tengo que ir? —Eunji sabía que parecía una niña pequeña, pero no podía evitarlo. Además, Jayne era su amiga e intentaría ayudarla.
—En una palabra, sí —contestó Jayne.
—Oh, vaya.
Eunji odiaba ir a la sala de exposiciones. Prefería morirse de hambre antes de trabajar como vendedora y tratar con gente importante y de alto poder adquisitivo. Pero de vez en cuando, los diseñadores tenían que bajar para atender a los clientes y al personal de ventas.
Una visita a la sala de exposiciones solía significar que alguna mujer adinerada
y consentida no encontraba el anillo de diamantes o el collar que tenía en mente, y
quería volver loco a alguien tratando de describirle su joya soñada.
Eunji sabía que la mayor parte de las veces era algo inútil. Dudaba de que alguien pudiera
satisfacer a ese tipo de clientela. Ella se sentía mucho más cómoda escondida en el
estudio que de cara al público.
Además, si bajaba no terminaría los bocetos a tiempo.
—Vamos, Jayne. ¿No puedes llamar a nadie más? Estoy muy ocupada. Tengo que presentar unos diseños en una reunión importante y todavía estoy haciendo los últimos retoques.
¿No pueden ayudarte Anne o Jimin?
—He llamado a Jackson primero —dijo Jayne—. Cuando le dije a tu jefe quién era el cliente, me dijo que te avisara a ti. Concretamente a ti,EunJi .
—¿Quién es el cliente?
—Jeon Jungkook —contestó Jayne con un susurro, así que Eunji se
imaginó que el señor Jeon , fuera quién fuera, podía oírla.
—¿Se supone que tengo que saber quién es? —preguntó.
—No pretendo ofenderte, Eunji, pero… ¿en qué planeta vives? —le preguntó Jayne—. ¿Jeon Jungkook? ¿El propietario de Jeon Home Furnishings? ¿Uno de los clientes más importantes de esta casa? ¿Uno que se gasta montones de dinero todos los años en esta tienda? Un hombre convertido en millonario.
—Ah, ese Jeon Jungkook—dijo Eunji—. Últimamente me cuesta mantenerme al día con la lista de millonarios… ¿Qué está haciendo ahora?
—Pasea de un lado a otro de la sala con cierto gesto de enfado. Ha elegido algunas cosas que le gustan, pero quiere hablar con un diseñador para modificar algunos detalles. Voy a llevarlo a la sala número tres y a servirle un café. Será mejor que bajes enseguida. Creo que conoce a Jackson personalmente —añadió.
Jackson siempre se había llevado bien con su jefe. Él le había enseñado muchas cosas y le había ayudado a que desarrollara su talento creativo. Pero Jackson Wang nunca había tenido concesiones con ella, a pesar de que Eunji era su favorita. Si Jackson decía que tenía que ir, tenía que ir.
—De acuerdo —dijo Eunji con un suspiro—. Dile al magnate impaciente que ya bajo.
Colgó el teléfono, agarró su cuaderno y la taza de café. Pensó que quizá debía comprobar su aspecto y ponerse un poco de brillo de labios, pero después desechó la idea. Qué importante, Jeon Jungkook. Así que el hombre tenía
dinero… mucho dinero.
Nunca se había dejado impresionar por las cosas materiales, y además no le gustaba la gente que pensaba que se merecía un trato especial solo por tener dinero.
Se comportaría de manera cortés y profesional, por supuesto. Con un poco de suerte, se desharía del «Millonario Imperioso» enseguida y tendría tiempo para revisar la presentación que tenía que hacer.
El ascensor que llevaba hasta la planta baja la dejó al final del pasillo que había detrás de la sala de exposiciones. Eunji vio a Jeon Jungkook en la sala número tres. Estaba de pie y de espaldas a la puerta. Se fijó en que tenía anchas espaldas, que era delgado y que llevaba un impecable traje gris que cubría su figura atlética sin una sola arruga.
Era un hombre alto, Eunji siempre se fijaba en la altura de los hombres porque ella era bastante más alta que otras mujeres y rara vez tenía que levantar la vista para mirarlos. «Con este sí tendré que hacerlo», pensó con una sonrisa.
A medida que se acercaba a la puerta, sentía que la timidez se apoderaba de ella. Respiró hondo y trató de concentrarse para representar el papel de una empleada eficiente.
Se retiró algunos mechones de pelo que le caían por la cara y que se habían soltado de la coleta.
Cuánto antes comenzara, antes terminaría,entró en la habitación con tanta
decisión que casi se chocó con él. Llevaba la cabeza agachada y el cuaderno bajo el
brazo.
Él se volvió en cuanto ella entró y se echó a un lado. La miró fijamente, como sorprendido por la manera en que había entrado. Tenía los ojos marrones como el café, y su mirada transmitía una mezcla de ternura y curiosidad.
Eunji lo miró un instante y después desvió la mirada con timidez. Sintió que se sonrojaba y que el pulso se le aceleraba.
Él era más joven de lo que esperaba. Rondaría los cuarenta.
¿Los millonarios no solían ser mayores?
¿Mayores… calvos y barrigudos… y mucho menos atractivos?
Finalmente, levantó la vista otra vez. Él continuaba mirándola.
—Señor Jeon —tendió la mano para saludarlo—. ¿Cómo está? Soy Kang EunJi, una de las diseñadoras de esta casa.
—Una de las mejores, me han dicho —le estrechó la mano con firmeza. Su voz
era grave. El cumplido hizo que ella se sonrojara de nuevo, pero trató de
ignorarlo—. Gracias por venir a verme. Me he dado cuenta de que debía haber concertado una cita. Espero que no haya interrumpido nada importante.
—No, no se preocupe —mintió Eunji—. Por favor, siéntese señor Jeon—hizo un gesto para que se sentara frente a ella junto a la mesa que había en el centro de la habitación.
—Por favor, llámeme Jungkook —sugirió él con una sonrisa. Tenía la dentadura perfecta y cuando se reía podría notar su lunar debajo del labio inferior .
El cambio en su expresión,las pequeñas arrugas que le salían en el contorno de los ojos y de la boca, hicieron que Eunji sintiera algo extraño en su interior.
O era un chico encantador, o era capaz de fingirlo a la perfección.Eunji sabía que ella sospechaba siempre de los hombres y de sus intenciones. Sobre todo, de los hombres mayores y atractivos. Pero no podía evitarlo. La experiencia había sido una profesora cruel pero buena.
Colocó los objetos que había sobre la mesa y aprovechó para serenarse. La mesa
estaba preparada para ver piezas de joyería. Tenía un cojín de terciopelo azul en el
centro, un lente de aumento y una lámpara de gran intensidad.
Eunji colocó la lámpara y la lente, y después se subió las gafas que se le habían caído hacia la punta de la nariz. Sentía que le temblaban las manos y confiaba en que él no se diera cuenta.
—Intentaré ser breve y no ocupar mucho de su tiempo, señorita Kang —dijo él—. Éste es el problema. Me gustaría hacer un regalo a mis empleados en el banquete de la empresa que se celebrará dentro de un par de meses. Es parte de nuestro congreso de ventas nacionales y suelen asistir unos quinientos empleados —
le explicó—. Ese día se anunciará el retiro de algunas personas y normalmente la empresa siempre les regala un reloj de escritorio con una inscripción. Pero este año me gustaría hacer algo diferente......
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top