Capítulo 15

Me despierto en el pecho de Chase con las piernas entrelazadas con las de él. Levanto la cabeza y lo miro. Su pelo parece rubio por la luz que se cuela en la habitación. Tiene las pentañas largas y doradas. Se mueve debajo de mí y finalmente despierta. Apoyo mi barbilla en su pecho y me sonríe. Me encantan sus ojos azules y ese brillo que tienen por las mañanas.

Estamos un rato hablando en la cama y finalmente nos vamos a duchar. Chase va a la ducha del fondo del pasillo y me deja a mi la de su habitación. Se justifica explicando que no quiere que su hermano encuentre a su novia desnuda por la casa.

Entro al baño y me doy una larga ducha. No puedo creerme que ya tenga 18 años. Soy libre, puedo conducir, vivir sola, votar...

Me pongo unos jeans y una camiseta y dejo que mi cabello se seque al aire. Mientras desayunamos Chase me cuenta que ahora cogeremos su coche para ir hasta mi regalo de cumpleaños. Mike ríe por lo bajo. Algo me están escondiendo estos dos.

Aparca delante de un gran bloque de pisos. Entramos y cogemos el ascensor hasta el ático. Chase permanece en silencio en todo momento. Saca una llave de su bolsillo y abre la puerta. Cruzo la puerta y me encuentro con un moderno salón. No lo entiendo. ¿Que es ésto? ¿Por qué estamos aquí?

- Hace un tiempo me contaste que te gustaría independizarte este año. Estos días he estado hablando con tu madre y finalmente la he podido convencer. ¡Espero que te guste tu nueva casa!

Esto debe ser una broma. ¿Ha comprado una casa? ¿Y ha convencido a mi madre para que me mude?

- ¿Quieres que vivamos juntos? -pregunto nerviosa y sorprendida

- ¡No! -pone una cara de horror- Quiero decir, me encantaría vivir contigo, pero la casa es tuya. Para ti sola, no voy a forzarte a nada.

- Y... -dudo- Bueno, ¿te gustaría vivir conmigo entonces?

Me mira sorprendido y sonríe.

- Sería increíble.

- Pero voy a devolverte hasta el último centavo.

- ¡Que manía con devolverme el dinero! ¿Conoces el significado de regalo?

- Claro que lo sé, pero ésto es demasiado.

- Por cierto, tu madre es increíble. Me dijo que si te regalaba el piso tenía que venir a vivir contigo. Me costó que entendiera que el piso era para ti y no para los dos. No quería que su niñita viviera sola, así que le gustará la idea de que vivamos juntos.

Se me escapa una carcajada. ¿De verdad mamá le dijo éso?

- ¿En serio? Pensé que más bien diría que estamos yendo demasiado rápido -lo pienso un momento-. Bueno, tendría razón si lo dijera. No hace ni un mes que estamos juntos.

- Bueno, hacemos una cosa: empezamos a poner los muebles que falten, traemos tus cosas y demás y en septiembre me dices si quieres que vivamos juntos o prefieres que cada uno esté en su casa.

- Vale, pero creo que ambos sabemos la respuesta.

Volvemos al coche y vamos a recoger a Evan. Se sienta en el asiento trasero y nos explica lo que ha hecho esta mañana. Chase coge mi mano y la deja en su regazo. Me da suaves caricias mientras conduce. Nos deja en su casa y se va con Mike.

- ¡Muchas gracias por el regalo! -exclamo recordando el vale de Evan

- ¿Quieres un abrazo ahora? -pregunta con los ojos muy abiertos

Abro los brazos y viene corriendo hacia mi.

- Ahora tendré que contarlos. Te dije 10.000. Eso son muchos abrazos, ¿cómo me voy a acordar?

Saco la calculadora del móvil:

- Tranquilo, solo tienes que darme un abrazo cada día durante 27 años y 5 meses.

- De acuerdo. -dice asitiendo

Por la noche llega su tío y me dice que ya me puedo ir. No sé donde están Chase y Mike, ellos se tenían que quedar con su hermano esta noche. Le doy las buenas noches al niño y salgo de la casa.

Le envío un mensaje a Chase para saber si todo está bien. Le digo que he dejado a Evan con su tío y que estoy de camino a casa. Tengo un mensaje de mamá y otro de mi padre. Abro el segundo.

Vigila, Maddison. La noche es peligrosa y no queremos que te pase nada malo.

Acelero el paso inconscientemente. No hay nadie en la calle. De pronto oigo pasos detrás de mi. Giro la cabeza y veo a un hombre vestido de negro. Empiezo a correr cuando el hombre se acerca. Consigo llegar a una calle mejor iluminada, pero sigue sin haber gente. Mis piernas no pueden más, pero me niego a parar. Al final acaba alcanzándome.

Me da un golpe en el costado. Me cuesta respirar. Me coge las manos y me inmoviliza. Levanto la pierna como puedo y le doy con la rodilla en la entrepierna. El hombre me suelta las manos. Intento correr, pero es inútil. Me vuelve a coger, me tira al suelo y se coloca encima de mi. Le miro a los ojos. Son de color marrón oscuro, tiene el pelo corto y moreno. Lleva un poco de barba. No me suena de nada.

Se levanta para darme golpes por todo el cuerpo y como puedo me pongo de pie. Toda su tranquilidad desparece y desesperado coge un palo de hierro que hay en un contenedor cerca de nosotros. Intento esquivarlo, pero acaba dándome en la nuca.

Caigo al suelo y me golpeo la cabeza con la acera. Mis ojos se cierran lentamente y acabo perdiendo la lucha por mantenerlos abiertos.

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