Mi Rubio tonto. Cap. #22
—Así que, ¿todo eso sucedió en lo que estaba trabajando?—inquirió Jordan y asentí como respuesta.—Aún no termino de entenderte Liam...—dijo mientras se acariciaba el puente de la nariz.
—Supongo que así es el amor, no sabría explicarlo, las cosas pasan según tenga que suceder... el amor es muy extraño. Tal vez tenga que ver algo con el destino, la verdad no tengo la menor idea.—le sonrío.
Escucho como suspira.
—Bueno, creo qué hay que seguir con el trabajo, hoy tienes que hacer turnos extras para cubrir lo que faltaste...—dijo sonriéndome. Rayos, no esperaba eso... ¿Vendrá Kend? Si viene tendré que pedirle el favor a Jordan nuevamente.—Pienso.
—Sí...—digo.
~*~
La jornada de trabajo transcurrió como siempre, algunos heridos en emergencias, partos y unos que otros quemados. Ya era hora de salir y Moon me había puesto el trabajo extra que debía realizar por mis faltas.
Estaba viendo la lista de pacientes que debía de atender esa noche hasta que alguien llamó mi atención frente a mi, mire y me sorprendí.
—¡Hola cuñado!—inquirió el de cabello negro. Sonreí.
—¡Clarck! ¿Qué te trae por acá?—le pregunto con genuina duda.
—Pues estoy haciendo el papeleo para cambiarme a este hospital. ¡Así que seremos compañeros!
—¿En serio? ¡Eso es muy genial! ¡Pues bienvenido a la familia del hospital central!—le digo dándole un abrazo.—Oye... ¿Y...?—inquiero.
—Kend vendrá, me dijo que estaba saliendo de la casa.—me responde.
—Genial.—respondo. Ahora debo buscar a Jordan para que cubra mi turno, espero que quiera hacerlo.—Pienso.—Bueno, supongo que empiezas mañana. ¡Te daré un tour por el lugar! Nos vemos mañana.—digo para despedirme y empezar a buscar a Jordan.
—Hey, Liam...—me detiene y volteo a mirarlo.—gracias.—dice dejándome en duda.—Gracias por estar para Kend.—concluye soltándome y yéndose. Las palabras me producen felicidad y una calidez en el pecho que me hace sentir bien.
—¿Ya te dieron la lista de tus deberes?—dice Jordan atrás mío sorprendiéndome.
—Yo... ah, este... si. ¡Pero!—digo y me mira seriamente sabiendo lo que viene.—¿Podrías cubrirme hoy? ¡Por favor!—suplicó, ruego y hasta me arrodillo.
—¡Joder, Liam! ¡Ya me lo has hecho varias veces!—entonces use el arma secreta.
—¡Me debes la vida!—dije sonriendo.
—Empiezo a creer que es chantaje, si es así hubieras dejado que me muriera con la sobredosis.—bufa y lo abrazo.
—¡Gracias Jordy!—digo mientras me quito la bata y salgo corriendo fuera del hospital, la enfermera Yim me saluda y volteo un poco para devolverle el saludo pero entonces mi pie resbala en el escalón haciendo que pierda el equilibrio y cayera, bueno, no del todo ya que alguien me sostuvo. Abrí los ojos para encontrarme con aquel rubio y su nariz roja.—¿Kend?—inquirí y el me sonrió mientras aspiraba su escurrimiento nasal.—Te dije que te daría gripa, rubio tonto... te daré una pastilla para que se te quite el malestar.—entonces mientras le decía a Yim que fuera por la medicina a Kend se le escurrieron unas lágrimas.—¿También tienes ojos llorosos?—pregunté y él negó con la cabeza mientras se limpiaba las lágrimas y aspiraba su escurrimiento.
—E-es que... extrañaba que me dijeras así...—respondió con una mano cubriendo su ojo derecho y sonriendo mientras aspiraba más con su nariz roja gracias al congestionamiento.
No pude evitar sonrojarme y sentirme tan bien en aquel momento, sabía que lo amaba, pero por acciones tan adorables cómo estás es que mi corazón latía desbocado por él.—Te amo, mi rubio tonto...—dije y lo abrace, atrás escuche muchos aplausos llamando mi atención, mire y eran enfermeras y algunos doctores como espectadores. Me sonroje aún más.—¡Yim...!—dije para que está me diera las pastillas ya que estaba muy concentrada viendo.—vámonos Kend...—dije dirigiéndome hacia el estacionamiento. Tal vez si era muy tímido, pero Kend no;
—¡SOY EL RUBIO MÁS AFORTUNADO Al TENER EL AMOR DE ESTE GRAN HOMBRE!—gritó con los brazos arriba y todos le aplaudieron y felicitaron. Solo me limité a sonreír.
~*~
La noche aún era joven mientras íbamos en su auto, manejando por las calles iluminadas por los faros amarillos que le daban un toque clásico al decir verdad. ¿A dónde nos dirigimos? En realidad no tengo la menor idea, pero no me importa si es a su lado. Hablando de él, que mantiene su mirada en la autopista y de vez en cuando voltea para verme y dedicarme una sonrisa la cual correspondo, aún recuerdo cuando pensaba que jamás volvería a ver aquellos posos azules que tanto amaba y que ahora solo quieren verme a mí.
Prendo la radio y en ese momento estaba comenzando la canción 'Solo para ti.' De 'Camila.' Mis ojos se abrieron emocionados ante la idea que cruzaba por mi mente, tome la mano de Kend que estaba en la palanca de cambios llamando su atención.
—Quiero dedicarte la canción...—decimos los dos al unísono sorprendiéndonos.—mi amor...—terminamos de decir y sonreímos tontamente por aquella coincidencia.—Te amo.—concluimos.
La canción empezó y tome la iniciativa de cantársela, aunque no fuera bueno en aquello;
—Eres todo lo que quería, lo que mi alma vacía quería sentir...—digo lentamente y listo para cantar la próxima parte pero el rubio se me adelantó ganándose mi genuina atención.
—Eres lo que tanto esperaba, lo que en sueños buscaba, y qué en ti... descubrí.—me cantó tiernamente haciendo que me sintiera cálido en sus palabras, amando cada uno de esos hermosos versos.—Tú, has llegado a encender cada parte de mi alma, cada espacio de mi ser, ya no tengo corazón, ni ojos para nadie... Solo para ti...—concluyó aquella parte con buen tono, con un tono que te llegaba al corazón al saber que aquellas palabras eran realmente verdaderas y puras de corazón.
Me aferré a su brazo derecho frotando mi cabeza contra este, inspirándome para cantar la siguiente parte;
—Eres el amor de mi vida, el destino lo sabia y hoy te puso ante mi...—digo mirándolo mientras él dirige su mirada hacia la carretera, pero sé que me escucha ya que tiene una espléndida sonrisa incrustada en su rostro de Ángel. Miro hacia la carretera, deseando que fuera eterna para estar así con mi amado rubio, respiro y sigo cantando para el amor de mi vida.—y cada vez que miro al pasado es que entiendo que a tu lado siempre pertenecí.—concluí esa parte, recordando el pasado cuando nos conocimos, aceptando que la canción tenía toda la razón del mundo, ya que sabía que siempre le había pertenecido.—Tú has llegado a encender cada parte de mi alma, cada espacio de mi ser. Ya no tengo corazón ni ojos para nadie... solo para ti...—le digo mientras dejo que empiece el coro y lo veo a la cara mientras sigo escuchando como la canción toma cada vez un ritmo más rápido a medida que mis latidos se aceleran por la enorme felicidad que siento.
—¡Esto es de verdad... lo puedo sentir... sé que mi lugar es junto a ti!—canta mi rubio mientras toma mi mano y la acaricia con sus dedos, me mira y me sonríe invitándome a cantar la última parte juntos, el tono de la canción empezó a ponerse más lento y romántico al decir verdad, justo para dar comienzo al solo de estas almas enamoradas;
—Eres todo lo que pedía, lo que no conocía y qué en ti descubrí...—decimos al unísono, con un tono excesivamente calmado, como si quisiéramos que fuera eterno.
—Te amo tanto Kend.—inquiero y él para el auto para mirarme a los ojos.
—Tal vez...—respondió tranquilamente, usando aquella frase que habíamos inventado como un sello de su amor.—pero no tanto como yo te amo.—concluyó mientras se acercaba lentamente a mi, tomándome de la mandíbula para acércame a él y después presionar sus labios con los míos mientras dábamos pasó a nuestras curiosas lenguas en un tierno pero a la vez apasionado beso que nos quitó el aliento, nuestro primer beso después de tanto tiempo separados, nuestras bocas ya anhelaban aquellos sabores que nos hacían volar, era mejor que cualquier otro efecto alucinógeno, lo amaba, amaba a este hombre. Separamos nuestros labios solo unos centímetros de los otros por falta de aire mientras suspirábamos, al escucharnos así de agitados solo pudimos sonreír.—Llegamos...—dijo y mire por la venta la gran mansión mientras Kend se baja y me abre la puerta cortésmente.
—Gracias.—le digo sonriéndole mientras admiro la enormidad del lugar.—Veo que a los Wolf les gusta mucho las casas grandes.—inquieto y el ríe.
—¿A ti no?—me pregunta tomándome de la cintura y besando mi cuello.
—Supongo que prefiero algo pequeño, para que las personas no estén tan separadas y convivan más... prefiero algo más... familiar.—asiento para mí mismo.
—Me encanta tu idea doctor Woods.—me responde y muerde mi lóbulo y yo me encojo por la sensación.—Entremos antes de que nos congelemos aquí afuera.—dice y nos movemos abrazados por el lugar hasta llegar a la puerta. La abre y me da paso, el lugar está oscuro.—Camina.—me dice a mis espaldas, así que lo hago hasta que veo una habitación que destella una pequeña fuente de luz amarilla llamando mi atención. Entro y veo una mesa para dos con una vela en medio alumbrando el lugar, unas copas de cristal y platos de porcelana con un vino dentro de una cubeta con hielo. El lugar está adornado con pétalos de rosa en el piso y en el mantel blanco de la pequeña mesa dándole un toque románticamente hermoso.—Pase Doctor Woods.—inquirió y yo obedecí.
—Es... hermoso Kend.—le digo mientras inspeccionó el lugar. Veo como me extiende la mano para sentarme en una silla acolchonada, acepto y lo hago.
—Voy por nuestra cena.—dice saliendo de lugar, me quedo observando la llama de la vela que brilla con intensidad hasta que el rubio regresa nuevamente con un plato grande de plata donde traía... ¿Sándwiches?—Y aquí está.—me sonríe mientras miro el plato con una pequeña pirámide de sándwiches.—Tal ves no es mucho...—dice mirando hacia abajo.—pero no sé cocinar en verdad, no quise comprar comida porqué quería hacerlo especialmente con mis propias manos, de hecho me queme un poco los dedos con la sartén cuando los calentaba.—sonrío por lo bajo ganándose más mi corazón.—Además... creo que es un buen recuerdo de cuando tuvimos nuestra primera comida juntos... ¿Te acuerdas?—dice y quedo sorprendió al recordar aquella vez que llegó al departamento de mi tía Natalia y comimos sándwiches porqué no había nada más que comer.
—Ke-Kend...—inquiero.—es de lo más romántico que he presenciado en mi vida.—concluyó y él sonríe. Comenzamos a comer mientras platicábamos de muchas cosas, ninguna muy importante o específica. Al terminar solo comí dos y el rubio comió cinco, ya esperaba algo así, sonrío por ello.
—¿Te gusto?—me pregunta parándose de la mesa.
—¡Claro! Sándwiches acompañado de vino es lo mejor que pudimos haber cenado—respondo y él ríe.—, y aún mejor porque los has hecho con tus propias manos, valoro mucho tu esfuerzo. Te amo Kend, me a encantado la velada.—concluyo.
—¡Y aún viene lo mejor!—me sonríe con picardía.—¡Ven!—dice agarrándome de las manos y guiándome rápidamente por unas escaleras hasta llegar a otra habitación. Prendió la luz y mire la alcoba, pintada de azul y rojo, con sus jerseys colgados en la pared arriba de la cama.
—Wow... algo infantil, pero lindo.—digo divertido y él me sonríe.
—Pronto me cambiaré de casa, solo será mi habitación por un tiempo más, pretendo dejarle la mansión a mamá y Dylan.—inquiere y lo miro.—Después de todo pronto viviré con alguien en una pequeña casa familiar... digo, también si él acepta.—dice y sonrío curioso.
—¿A si?—le sonrió.
—¡Atrapa rápido!—dice de la nada aventándome un balón el cual atrapo.—¡Ese es mi hombre!—grita y rió mientras lo observo, tiene algo escrito en cursiva que dice... "¿Quieres casarte... conmigo?" Observó el balón perplejo y miro de nuevo al rubio que se acercó rápidamente a mi incandose y abriendo una pequeña caja en su mano, la cuál tenía una hermoso anillo color dorado que tenía grabado nuestras iniciales. Mi respiración se acelera y se corta a la vez mientras proceso lo que en ese momento estaba pasando.
—Kend...—digo mientras mi voz se vuelve débil.
—Liam Woods del Río ¿Quisieras hacerme el honor de ser el hombre que te despierte cada mañana con un beso, de ser aquel que te prepare los sándwiches cuando tengas hambre, de ser el hombre que se sienta afortunado por tenerte en cada uno de mis partidos apoyándome en las gradas, de ser el puto hombre que se sienta malditamente orgulloso por estar a tu lado cada unos de mis días hasta el final, me darías la inmensa felicidad de ser tú él hombre de mi vida?—dice haciéndome llorar por aquellas hermosas palabras.
—Claro que acepto mi amor...—digo y él sonríe parándose y abrazándome mientras lloro contra su pecho, escuchando su respiración y sintiéndome él hombre más afortunado de la tierra.
—Gracias mi vida.—me susurra al oído mientras deposita muchos besos en mi mejilla y mi cabeza.
—Gracias a ti, mi rubio tonto...—le digo tomándolo de sus mejillas llenas de su áspera barba y presionar sus labios con los míos en un gran beso que dura más de cinco minutos. Estoy seguro, es aquí en estos brazos donde siempre he pertenecido.—Pienso.
CONTINUARÁ...
*Ú L T I M O S C A P Í T U L O S.*
💙
Nota de su sexy escritor:
¡Hola mi hermosa familia! Espero más que nada que el capítulo les haya encantado tanto como a mí me ha gustado escribirlo.
Bueno, está nota más que nada es para disculparme por estar tan retardado en mis actualizaciones, pero pues... estuve algo sin inspiración, además que me fui de vacaciones x3 en verdad no me gusta hacerlos esperar :( ¡Espero me perdonen!
*Imagen con la cual me identifico xd*
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