La pieza que faltaba. Cap. #21

Era la hora de hacerlo, no había marcha atrás, aunque, tampoco quería retroceder. Sabía que no sería fácil, pero quería seguir luchando hasta no poder más.
Antes de que su puño tocara la madera de la puerta recordó cuando lo conoció en México, hace seis años; Estaba con Chris entrenando cuando lo vio leyendo un libro sentado en aquella banca. También recordó que se había acercado a él con la única intención de follarselo, pero, ¿Quién diría que terminaría tonta y locamente enamorado de él? Nunca se lo espero y sonrío por ello.

Los recuerdos de aquel entonces llegaban uno tras otro dándole fuerza para enfrentar la situación, sacándole una sonrisa y de vez en cuando una risa involuntaria; como cuando fue por primera vez al departamento de su tía y comieron sándwiches, también ese día le confesó el porqué de no querer amar y también lo llevó a nadar. Cuando lo llevo por primera vez a su mansión, cuando canto para él, cuando lo apoyo con la muerte de su padre y por supuesto; cuando se entregaron en cuerpo y alma por primera vez en aquel motel.

Cuando su puño estaba a milímetros de tocar la puerta está se abrió dejando su mano en el aire y sorprendiendo al rubio quien miro a Liam a sus hermosos ojos verdes que estaban incrédulos. El puño del rubio que aún seguía en el aire se abrió y movió de lado a lado para saludar al castaño.
La cara de Liam cambio rápidamente a una de enfado y decidido a cerrar la puerta la empujó con fuerza pero el rubio metió su pie entre está proporcionándole dolor, luego metió su mano para intentar abrirla y el castaño luchaba para cerrarla.

—¡Liam, Liam! ¡Espera, mi pie, Liam! ¡Solo escúchame Liam!—gritaba Kend que ya no aguantaba el dolor de su pie así que comenzó a poner su verdadera fuerza y la puerta cedía poco a poco, Liam estaba muy enojado ya que sabía que no le ganaría en fuerza al rubio así que optó por quitarse del camino, dejando caer a Kend dentro del departamento gracias a qué él también estaba empujando.

—No tengo nada que escuchar, por favor, vete y no vuelvas.—dijo Liam seriamente mientras que el otro lo miraba desde el suelo.

—¡Claro que tienes algo que escuchar!—inquirió el rubio mientras se paraba.—¡Tú versión de la historia está equivocada tú... no... tú no... sabes na-da!—y de pronto Kend cayó dando de lleno contra el suelo del departamento.

—No caeré en ese cuento, deja de hacerte el gracioso y lárgate, no quiero verte nunca más.—dijo pero el rubio no se movía. Le dio la espalda pero seguía botado y sin moverse, la preocupación se adueño de él y se dirigió a verlo; se había desmayado, tenía la presión baja. De seguro el muy tonto no a desayunado. Pensó.—Joder.—inquirió para sí mismo, pensó seriamente en sacarlo de su departamento y dejarle allí afuera, pero no era inhumano así que lo tomo a como pudo y lo llevó hacia uno de sus sillones en la sala, lo acostó y se dispuso a esperar a que despertara.

Se colocó en el sofá opuesto a donde estaba Kend, lo miraba y inspeccionaba viendo que tanto había cambiado, aquella vez en el partido no se había dado el lujo porqué estaba totalmente enojado y frustrado, pero, ahora que él estaba desmayado tenía la oportunidad de verlo de cerca; su cabellera rubia seguía igual de brillante, tenía pequeños rastros de barba rubia que se le veía muy bien, había ganado maza muscular; ya era todo un adulto, el tiempo había pasado muy rápido desde aquella vez... desde aquella ultima vez que lo vio.

Sigue siendo igual de apuesto que siempre.—Pensó y sacudió la cabeza fuertemente para desechar aquel pensamiento; ahora lo odiaba y debía seguir con el carácter duro si quería echarle para siempre de su vida. Sabía que Kend era de ese tipo de personas que no se rendía fácilmente así que tendría que tratarlo muy mal para hacer que desista y se largará.
Se asomó a la puerta y se dio cuenta de que había algo tirado y envuelto en papel. Era algo cuadrado y plano; suponía que debía ser un cuadro. La curiosidad le carcomía por dentro por saber que estaba ilustrado en este, después de todo aunque no quisiera era un presente para él así como el ramo de flores algo maltratado en el suelo.

Suspiró.

Tenía que verlo al menos una vez antes de echar al rubio con todo ello; se paro y se dirigió hacia este, se agachó y tomó el papel para romperlo poco a poco; cuando llevaba la mitad algo se le hizo conocido y fue allí que el recuerdo de aquel cuadro llego a su cabeza, sorprendido quito rápidamente lo que quedaba de papel descubriendo aquella obra de arte; SU obra de arte donde había retratado al rubio en aquel jardín lleno de flores hermosas.
Se tapo la boca para no hacer algún ruido y las lágrimas comenzaron a brotarle sin su consentimiento, sentía como las gotas calientes se arrastraban por su cara hasta llegar a la mano que cubría sus labios.

—Es hermoso ¿No es así?—inquirió Kend sorprendiéndolo y llamando su atención. Liam le miró por unos instantes y después devolvió su mirada al cuadro frente a él.—Un recuerdo que he conservado desde aquella vez en México, un recuerdo que me ayudaba a nunca desistir en tu búsqueda y que me recordaba cuánto te amo.—dijo mientras se paraba.

Liam quería ignorarle pero escuchaba sus palabras y lo ponía más nostálgico. Observó el cuadro y notó lo que él mismo había escrito en una esquina: "Tal vez... ¡Nunca dejes de sonreír!". Aquella pequeña frase la había escrito después de haberse enterado de que el padre de Kend estaba muy mal en el hospital, pensó que podría ayudarle con el estado de ánimo. Sonrío entre lágrimas al recordar que usaban mucho el "Tal vez" entre ellos.—Tal vez...—dijo inconscientemente y Kend sonrío por ello.

—Tal vez...—inquirió Kend.—deberías darme la oportunidad de explicarte todo.—concluyó esperando una respuesta que no llegaba.—Liam...—inquirió nuevamente intentando llamar la atención del castaño.

—No.—respondió sorprendiendo al rubio.—Es hora de que te vayas Kend...—dijo haciendo sentir mal al otro.—para siempre...—concluyó.

—¿Por qué? ¿Por qué haces esto Liam?—preguntó.—¿Qué ganas alejándome de tu vida? ¡Sabes que te amo!—el castaño solo volteo a ver hacia la puerta para no mirarle directamente, no tenía la fuerza para hacerle frente, más bien, la había perdido.—Es hora de que sepas la verdad y dejar toda esa mentira que te has creído todo este tiempo.—dijo, estaba dispuesto a empezar armar este rompecabezas.—Cariño,—llamó su atención.—demonios, anhelaba tanto decirte así nuevamente... debo decirte que no me rendí aquella vez en el aeropuerto.—entonces Liam tapo sus oídos, no quería escucharle, pero tampoco sabía el porqué. Tenía miedo de la verdad, tenía miedo de haber vivido una mentira todo este tiempo.

—¡CÁLLATE, CÁLLATE MALDITA SEA!—gritó mientras seguía tapándose los oídos con las manos. Kend se paro y se dirigió hacia él, se agachó hasta estar a su altura y lo tomo de la cara para que lo mirase.

—¡Debes escucharme!—le dijo mientras intentaba quitarle las manos de los oídos.—¡Liam, por favor!—entonces el castaño se paro rápidamente zafándose del agarre del rubio, Kend se paro también para acorralarle en una pared cercana, le tomó de las manos y las puso una a cada costado de su cabeza.

—¡Déjame joder! ¡Suéltame de una maldita vez!—gritaba Liam mientras se sentía impotente al no poder quitarse a Kend de encima por ser más débil. El rubio solo aplicaba la fuerza necesaria para tenerlo allí y no lastimarle pues era lo que menos quería. Liam estaba muy desesperado y no se quedaba quieto así que Kend optó por depositar un beso en su mejilla y decirle;

—La verdad es que te amo.—Liam quedo mudo en ese instante, lo miró a los ojos por primera vez en mucho tiempo, a sus hermosos ojos azules, intentaba pensar en que hacer pero no encontraba respuesta.—Aquella vez en el aeropuerto yo... yo no me di por vencido, jamás lo haría.—el castaño no quería escuchar pero ya no podía hacer nada para impedirlo así que solo volteo a ver a otro lado para no darle la cara al rubio.—Lo que de verdad pasó fue esto;—anunció la llegada de la esperada verdad, suspiro, estaba listo para contárselo.—como recordaras yo iba detrás suyo en mi moto, siguiéndoles el paso, iba a la par con tu ventanilla mientras te veía llorar... tu padre llego al aeropuerto y entraron por las entradas traseras, había un pequeño portón donde solo cabía el auto de tu padre así que tuve que ponerme atrás, no sé si recordarás el gran salto que dio el auto por qué habían pasado por un un bache enorme.—entonces Liam abrió los ojos, recordando aquella escena, empezó a deducir lo que venía y tenía un gran miedo de tener la verdad, no quería tener la verdad;—Yo caí en aquel bache...—dijo dejando en shock a Liam.—el cual me mando a volar unos cuantos metros en el aire hasta caer en el pavimento, quede totalmente inconsciente—su voz se quebró totalmente cuando dijo lo siguiente, unas lagrimas salieron de sus ojos azules cuando habló;—y cuando desperté en el hospital era demasiado tarde para hacer algo... me había fracturado el brazo derecho y de hecho aún tengo una cicatriz ya que el pavimento traspaso mi chaqueta.—calló por un momento viendo cómo Liam asimilaba las cosas, unía los pedazos de la historia y se hacía creer la realidad.—¿Liam...?—inquirió mientras veía en shock al castaño.

—Yo... yo... lo...—y fue allí donde comenzó a llorar de verdad, lloraba fuerte y con sentimiento, lloraba sacando todo lo que se había guardado para él, lloraba para deshacerse de aquel odio irracional que había creado, lloraba por haberse creído una mentira todo ese tiempo. Kend le soltó de su agarre y vio como Liam fue deslizándose poco a poco hasta estar en el suelo mientras seguía llorando. Parecía un niño pequeño llorando de aquella forma, el rubio se acomodó a su lado y empezó a acariciar su cabello. Liam depositó su cabeza en el pecho de Kend mientras lloraba y lloraba.
El rubio estaba seguro de algo; no había visto a alguien llorar tanto tiempo como lo hizo Liam, después de unas horas el castaño se quedo dormido en el pecho de Kend mientras él seguía acariciando su cabellera como si fuera un niño pequeño.

El rubio suspiró. Se paro poco a poco para no levantar al castaño, lo cargo en brazos y lo llevó hasta su cama, lo depositó en esta y lo tapo porqué el lugar comenzaba a enfriarse gracias a la gran lluvia que había afuera. Lo miraba mientras dormía tranquilo y cansado de tanto llorar, solo lo había visto dormir una vez en su vida, dos con esta y su gesto angelical no había cambiado, aunque debía admitir que prefería verle desnudo.

Sonrío.

Sintió su estómago rugir y se ruborizó como tomate, tenía mucha hambre ya que no había comido antes de venir al lugar, sí, era un gran tonto, pero quería arreglar las cosas lo más pronto posible, alimentarse era lo de menos en ese momento, aunque ahora sufría las consecuencias de ello. Debía comer pero no se atrevía a tomar la comida de Liam por respeto, y la lluvia estaba algo fuerte allá afuera. Tomó una decisión; agarro un paraguas y salió del departamento para comprar algunos Hot-Dogs en un puesto frente al edifico departamental.

Cinco Hot-Dogs más tarde...

Estaba frente a la puerta del departamento totalmente empapado ya que había pasado un conductor rápidamente por la banqueta mojándole con el agua estancada en la calle, ni siquiera el paraguas pudo salvarle, estaba temblando de frío y los dientes sonaban porqué su mandíbula temblaba gracias al frío que calaba en sus huesos, se abrazó a si mismo para darse calor, si es que podía. Abrió la puerta y encontró a Liam bebiendo café en su comedor.—Ho-ho-hola...—inquirió, miró como el castaño se paraba y se dirigía a su cuarto para salir con una chaqueta y extendérsela.

—Toma...—le dijo.—te invitaría a tomar un café, pero llegará Jordan en unos minutos, tengo que explicarle lo que ha pasado para que no haya problemas. Si quieres podría prestarte ropa para que no te de un resfriado con la que llevas puesta, aunque te quedaría algo apretada.

—De-descuida, le llamaré a Clarck para que venga por mí.—le respondió.

—Bueno, al menos toma mi chaqueta para cubrirte en lo que esperas, por favor.—Kend aceptó y la tomó.—Entonces... nos vemos...—inquirió para cerrar la puerta pero el rubio la sostuvo, quería preguntarle algo para estar seguro.

—Oye...—Liam abrió la puerta nuevamente.—¿Qué pasó entonces?—dijo.

—Supongo que debo asimilar mejor las cosas, después de todo es algo grande lo que me he estado creyendo todo este tiempo, creo que me tomaré todo lo que queda de este día y...—respondió, Kend estaba algo triste porqué no llegaba la respuesta que quería.— tal vez si quieres puedes verme mañana después de que salga de hospital.—entonces el rubio sonrío por ello, algo era algo después de tanto tiempo.

—Tal vez me parezca perfecto.—respondió Kend sonriendo y sacándole una débil sonrisa al castaño que le dijo adiós y cerró la puerta. El rubio se alejó lo suficiente del departamento de Liam para saltar y festejar.—¡Lo logré!—dijo y después estornudo tres veces.—Rayos...—dijo ya que se sentía congestionado.





CONTINUARÁ.

*Ú L T I M O S  C A P Í T U L O S.*
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