"El buen perdedor". Cap. #20
Eran las ocho de la mañana y Liam aún no se había levantado, era algo muy raro en él ya que siempre fue alguien madrugador, bueno, también debe ser por qué se siente de la mierda.
No quería pararse para nada, no quería comer y mucho menos trabajar; sin embargo en el trabajo solo le habían otorgado dos días más. Su estómago rugió, pero de verdad que no tenía ánimos para nada... entonces su timbre comenzó a sonar como loco y sin parar.
—Demonios...—inquirió para el mismo. Pensó seriamente en no levantarse y dejar que quien sea que estuviera atrás de la puerta se rindiera y dejará de tocar abruptamente el timbre, pero no fue así, después empezó a tocar la puerta rápidamente y se rindió, parándose y yendo hacia su entrada. Al abrir la puerta se encontró con un sujeto ancho, alto y con una barba muy genial.—¿Se te...?—el sujeto lo interrumpió.
—¡Vecino! ¡Buenos días, perdón por molestarle tan temprano!—inquirió sujetándole de la mano y saludándole rápidamente.—Soy nuevo por aquí y... ¿No tendrá una plancha que me preste? ¡Es que la mía no vino en las cajas y...!—su alarma en su móvil comenzó a sonar y miro a Liam suplicante.—Se me hace tarde...—dijo tímidamente, como si con esas palabras pudiera explicarle todo.
—Espera...—Liam fue por su plancha y se la dio.
—¡Gracias vecino! ¡Se lo...!—y Liam le cerró la puerta antes de que su nuevo vecino terminara la frase: sin duda alguna hoy no estaba de humor para nada ni nadie.
Disputó entre irse de nuevo a la cama o comer algo, pero la última decisión la tomo el dolor de estómago que le dio en ese momento; comería.
Emil.
—Espero me perdone...—dijo el castaño oscuro.—fui un egocéntrico cuando más me necesitaba.—tomó un poco más de licor.
—¡Ya, anda! Fue solo una pelea, nada que no se pueda arreglar con unas flores y una disculpa... digo ¿A los hombres también se les da flores, no?—inquirió dudoso Calvin, quien acompañaba a Emil en el bar.—¡Bueno! ¡Solo llévale un presente y ya! Deja de pensar estupideces y beber que no solucionas nada.
—¿Y si no funciona?—le preguntó el castaño oscuro.
—Al menos lo intentaste...—concluyó su amigo bebiendo. Aquella palabra significó tanto y a la vez tan poco en ese momento; lo dijo como si Liam no fuera el indicado para él y que si lo rechazaba de nuevo que solo se rindiera... y también lo tomo con todo lo que había sufrido por la ausencia del castaño en su vida. ¿Al menos lo intentó? No quería darse por vencido, no con él, sin embargo, ya había tenido la oportunidad de tenerle con su pareja... funcionó hasta cierto punto y luego lo echó a perder. Si Liam no le quería no debía rogarle más. Al final de cuentas podría verlo siempre. Estaba decidido; daría su mejor intento para reconquistarlo, pero, ¿Si Liam no le aceptaba dejaría de luchar? Tal vez sería una decisión de último momento. Sí, tal vez...
—¿Quieres decir qué...?—inquirió Emil esperando una respuesta. Necesitaba un buen punto de vista para completar el suyo.
—¡Que ya hiciste tu lucha amigo! ¡Si no te valora hay muchos más chicos en la ciudad que de verdad podrían valorarte y corresponderte! ¡O hasta chicas! Muy bonitas y hermosas chicas...—le respondió.—lo que quiero decir es, que tú ya diste de tu parte al reconquistarlo una vez... si Liam no es la persona destinada para ti sabrás en el momento porque.
¿Su amigo tendría razón? Bueno, sabía que algún día debía rendirse pero aún no lo quería hacer, no hasta que lo dejara de amar como lo hacía. ¿Era amor? ¿No es así? Todavía tenía una oportunidad para volver con él y no la desaprovecharía... lucharía esta batalla y vería que tan cierto es lo que su corazón le hacía sentir.
Dejo el tarro con cerveza en la mesa y se paro dispuesto a irse del lugar. No estaba ebrio ya que solo había tomado un tarro. Ahora debía de hacer su plan para seguir peleando por el castaño... su primer amor.
(...)
Se arreglo, compró un ramo de flores de distintos colores y una caja de chocolates. Se miró al espejo antes de salir de su departamento.
—Aquí vamos...—dijo para sí mismo. Salió y se metió en su auto para dirigirse a la residencia del castaño, tomando la autopista principal, seguro llegaría en unos veinte minutos.
Cuando llegó bajo del auto y se puso frente al edificio departamental; Liam vivía en la segunda planta.
Pensó unos minutos en lo que diría para que le diese un momento para hablar seriamente de las cosas.
Suspiro.
Empezó a caminar decidido a entrar cuando el sonido de otro auto estacionándose frente al suyo llamo su atención, volteo a ver dudoso y en realidad no le gustaba mucho lo que estaba viendo; aquel imbécil también está allí, bajándose del auto acompañado de otro hombre de cabello negro, también llevaba flores y una figura rectangular larga envuelta en papel... debía suponer que era alguna clase de cuadro.
Pensó seriamente en golpearle, pero sería rebajarse a su nivel.
Espero a que su "rival" caminará hasta estar a unos pasos de él. Miró en su cara el odio inmenso que le tenía, seguro quería matarle en ese instante.
—Wolf...—inquirió rompiendo el silencio que se había desarrollado.
—Bankhat...—escupió el rubio con desprecio.
Se miraron con rencor e odio por unos minutos, inspeccionando los presentes del rival hasta que el de cabello negro en el auto habló.
—Kend, no hagas alguna estupidez...—le dijo y vio como el mencionado se relajaba y suspiraba. El de cabello negro se fue en el auto dejándolos solos.
—Y... ¿Qué se te perdió?—inquirió Emil, provocando al rubio que no era muy tolerante al decir verdad. Kend suspiró y se relajó.
—Pues vengo en busca del amor de mi vida.—le respondió.—Ahora, si me disculpas iré con él.—Pero Emil se interpuso en su camino.—Hazte a un lado... no quiero lastimarte.—le advirtió, aunque sabía que mentía. ¡Claro que quería lastimarle!
—Te estoy haciendo un favor Wolf.—inquirió.—Deberías entender que Liam ya NO te quiere más, podrías darte por vencido de una vez por todas, dejándonos en paz, deja que Liam viva su vida con quien quiera, y sabes que es conmigo con quien sería feliz... vamos ¿Enserio quieres perder la poca dignidad que te queda? ¿Cuál es tu problema? ¿No te bastó quedarte con aquel rechazo a nivel mundial en el partido? ¿No fue suficiente lo que te dijo allí? ¿Tan difícil es entender que YA NO te quiere? Wolf, todo a terminado para ti. Tuviste tu oportunidad y lo echaste a perder, la cagaste tanto que él te odia y tú mismo fuiste testigo de aquel odio. Si tanto lo amas déjale ser feliz.—concluyó dirigiéndose al edificio para poder entrar.
—Creo que ese es justamente mi problema... Bankhat.—inquirió el rubio haciendo detener al castaño oscuro, quien volteó a verle. Kend miraba al suelo como si buscara una respuesta, pero fue allí donde la encontró. Ser tan duro como el concreto en momentos así y no dejar que alguna de esas palabras le penetrara tan fácil.—Ser obstinado y terco es mi secreto... ¿Y sabes? Perdería mil veces más mi dignidad por él, porqué así soy, porqué lo amo. Pero, ¿Sabes algo más? No le llamaría "perder la dignidad", para mí es darlo todo sin esperar nada a cambio.—concluyó mirándole con una sonrisa que irradiaba felicidad y confianza, Emil bufó y frunció el ceño como si con ese gesto le hubiera dado el golpe de gracia.
El castaño oscuro solo siguió caminando para meterse al edificio, estaba molesto por no haber podido cumplir con su meta; ahuyentar al único que podía quitarlo del mapa. Debía admitirlo, si dejaba que Kend hablará con Liam tal vez perdería. Pero no le importo en ese momento y tocó la puerta, miro hacia atrás y el rubio no estaba. ¿Se abría dado por vencido? Pero si se veía tan confiado.
Entonces la puerta se abrió y dejo verle a un Liam con los ojos hinchados. Había llorado...
—Ho-Hola...—inquirió torpemente ya qué nunca había visto a Liam así de serio, no desde aquella vez en el hospital hace años. ¿De verdad estaba tan frágil? Sintió que por una parte también era culpa suya. Al ver que Liam solo se le quedaba mirando tomó la palabra nuevamente.—¿Podemos hablar? ¿Por favor?—suplicó.
—De verdad Emil, no creo que tengamos algo de qué hablar. ¿Todo quedo muy claro ese día en tu casa, no es así?—le respondió.
—Solo quisiera dejar algunas cosas en claro antes de terminar por completo "esto" que tenemos.—dijo mientras le entregaba los presentes.—¿Entonces puedo pasar?—añadió. Liam solo abrió más la puerta, dejándole pasar.—Gracias.
—¿De qué quieres hablar entonces?—inquirió Liam, sentándose en un sofá.
—Liam... ¿tú alguna vez me amaste de verdad?—fue la primera pregunta que lanzó. El castaño claro suspiro rindiéndose.
—La verdad es que si.—no le vio a los ojos, solo miró hacia otro lado.
—Y... ¿Cuándo iniciamos nuestra relación no sentías nada?—inquirió.—Se sincero por favor.—añadió.
—Al principio estaba confundido, encontrarte de nuevo después de tanto tiempo de no vernos sin duda me desequilibrio un poco. Creo que en el momento acepte perdonarte y darte una oportunidad nuevamente porqué estaba en una situación de fragilidad y sentía un gran vacío desde hace tiempo que pensé que había cerrado; pero sin embargo, despertó cuando volviste... y consecutivamente sentí que podías llenarlo, pensé que era amor.—dijo.—Tal vez... lo nuestro era conocernos, pero no quedarnos juntos ¿No crees?—preguntó.
—¿O sea que no era amor?—decir esas palabras le causaba un dolor en el pecho.—¿Solo fui un relleno? Debo suponer que ese hueco lo habrá dejado Wolf ¿No es así?—Liam solo seguía callado.
—No lo fuiste del todo, solo te dije que, de alguna forma me ayudaste, lo que quiero decir es que... gracias.—La cara de Emil era todo un poema en ese momento. ¿Gracias? ¿Por qué se las daba?—Gracias por estar para mí en el momento indicado.—le sonrió.
—Liam...—dijo Emil.
—Creo que es el momento de pedirte disculpas. Perdón por hacerte perder el tiempo con alguien tan inestable como yo... tenías razón; mereces a alguien que si sepa lo que quiere.—inquirió haciendo recordar al castaño oscuro lo que él y su amigo habían dicho.—Emil, eres un hombre fabuloso y muy romántico, mereces una persona igual de especial que tú, alguien que te ame y te enamore cada día, que te mire como si se hubiera ganado el auto del año y que te consienta como mereces... no aceptes menos.—una lagrima traviesa salió del ojo de este, pero no era de tristeza sino de felicidad, se sentía feliz, de alguna manera u otra era como si le hubiera quitado un gran peso de encima.—Has alegrado mi día, como lo hacías en los viejos tiempos... tal vez no te acuerdes por qué nunca me hayas notado pero siempre iba a verte en tus entrenamientos, esa era mi felicidad; verte hacer lo que te gusta.—añadió.
—¿No haberte notado?—rió.—Tontito, claro que te notaba, tú también eras mi felicidad en aquel tiempo... éramos muy jóvenes.—concluyó, haciéndolos pensar en aquellos años cuando ambos se espiaban pero no querían, de alguna forma, llamar la atención del otro por miedo al rechazo. Y pensar que hoy estaban aquí, frente a frente, determinando su relación.
Los dos suspiraron al mismo tiempo y se sonrieron por ello.
—Pues... creo que eso es todo, ¿No?—inquirió Emil y Liam asintió. Se paro y se dirigió hacia la salida con el castaño claro detrás de él.—Creo que al fin entendí que tú también mereces alguien especial.—añadió dejando dudoso al otro.—Me refiero a que, mereces a alguien que luche por ti.—concluyó abriendo la puerta. Decidido a irse salió del departamento pero se detuvo al sentir que le tomaban la mano; volteó para encontrase con Liam quien se acercó y depósito un tierno beso en su mejilla.—¿Y eso?—preguntó Emil sonrojado, tocándose la mejilla.
—Solo cuídate, tontito.—respondió y volvió a entrar a su departamento. El castaño oscuro sonrío y bajo las escaleras donde encontró al rubio sentado, mirando al horizonte. ¿Había esperado todo ese tiempo allí? Debía agradecerle por haberle dado ese tiempo de hablar con Liam, pero mejor no, no era su estilo. Recordó lo que le había dicho a Liam; "Al final entendí que tú también mereces alguien especial"
Y ese alguien era aquel rubio. Siguió bajando hasta que estuvo al nivel de Kend, quien volteo a mirarle.
—Wolf...—inquirió. Pensó por un momento en que decirle, en las palabras que usaría y al final optó por un;—"buena suerte"—siguió su camino y subió a su auto, lo arrancó y partió hacia su departamento. No sé sentía triste, pero tampoco tan feliz; estaba tranquilo... una tranquilidad que no conocía desde hace mucho tiempo, la tranquilidad que había perdido cuando Liam se esfumó de su vida aquella vez en el instituto, ahora la tenía de vuelta y sonreía por ello. Agradeció infinitamente al castaño claro por devolvérsela.
Kend.
¿A que se refería con "Buena suerte"? Tal vez de verdad se lo estaba deseando. En fin, aquello no importaba. Había llegado el momento de volver por lo que quería; Su amado Liam.
Caminó hacia la puerta y disputó unos instantes en tocar o no, tenía miedo, miedo de volver a ser herido injustamente... pero, era un riesgo que debía soportar si quería ser feliz. Solo debía conseguir un poco de tiempo para poder explicarle el mal entendido en el que se había estado ahogando todo este tiempo, no sería fácil gracias a que su castaño cultivó un rencor insensato. Pero es aquí donde entraba su arma secreta, su haz bajo la manga; el cuadro.
CONTINUARA...
*U L T I M O S C A P Í T U L O S.*
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