El Amanecer de nuestro Amor. Cap. #9

Entramos como pudimos en la habitación, a tropiezos, nos separamos un rato de besarnos para que Kend cerrara la puerta con seguro.—Liam...—Dijo apoyándose de espaldas contra la puerta.

—¿Qué pasa mi amor?

—¿Estas seguro de que quieres entregarte a... Mi?—Dijo cabizbaja.

Lo tome de la barbilla y la levante para que me mirara.—Claro... Quiero que seas él primero en tomarme como suyo y también él único, así como yo seré él primero en tenerte.—Lo bese y el me correspondió mientras jugábamos con la lengua del otro, me coloco suavemente en la cama y me siguió besando hasta bajar el cuello y lamer toda esa parte enloqueciendo mis sentidos, lo tome de sus finos cabellos rubios para acariciar su cabeza y hacer un ruido que mezclaba gemidos y risitas ya que hacia cosquillas las lamidas en el cuello. Me quito la playera blanca y daba pequeños besos hasta llegar a mis tetillas y jugarlas con su lengua, haciendo pequeños círculos y mordiéndolas de vez en cuando, ¡me estaba enloqueciendo ese rubio! Después siguió bajando hasta llegar a mi cadera donde se deshizo fácilmente de la falda de mi vestuario hawaiano dejándome completamente desnudo, tomo mi erecta virilidad y me sonrió con malicia.

—Mira que eres nalgon y...—Lo calle de un beso para que él siguiera y metiera mi miembro en su boca y jugara con el un rato, me agarre de sus cabellos ya que el placer era inconmensurable y empecé a gemir hasta que él se aparto de mi virilidad. Me fui hacia él y le quite su playera dando pequeños besos en sus bíceps y sixpack o cuadros para bajar hasta su pantalón «Recuerdo cuando estábamos en el departamento de mi tía y me señalo su bulto que en ese momento estaba erecto, ¿Lo tendrá así de grande?»Pensé. Desabroche su pantalón y lo baje con calma dejándolo solo en bóxer y mire su gran miembro que se denotaba bajo esa prenda, luego lo mire a él y me sonrió.—Es todo tuyo y de nadie más —Me dijo y le devolví una sonrisa, baje la ultima prenda que le quedaba y mire el tamaño de su virilidad «Es más que grande»Pensé. No dude y lo introduje en mi boca mientras probaba cada centímetro de su pene, lo lamia y disfrutaba del sabor y olor que este emanaba, así hasta que Kend me tomo de la cara y me la acerco a la suya para besarme luego me volteo quedando arriba mio y yo boca arriba, me siguió besando hasta que sentí uno de sus dedos en mi entrada y empezó a jugar allí adentro.

—¡Dios! ¿Q-Qué haces Kend?—Chille. Luego de un rato metió un segundo dedo y bajo hasta mi cuello para seguir lamiendo, yo por mi parte me dedicaba a gemir y a gemir, esos dedos dolían pero me estaba gustando.—M-Mete o-otro de-dedo...—Chille de nuevo. Él me sonrió y metió el tercer dedo y yo gemi aun más fuerte abriendo la boca, Kend llevo los dedos índice y medio de su otra mano libre a mi boca y empezó a jugar allí sacándolos y metiéndolos, yo los lamia con lujuria. Después de un rato Kend se acomodo en la cama quedando al mismo nivel que yo.

—Liam, te amo...—Me susurro y empezó a jugar mi entrada con su glande.

—Kend... Tengo un condón en mi cartera...—Dije entre gemidos. Se siente tan bien esas pequeñas pero tan significantes cosquillas que produce el miembro de Kend en mi entrada.

Rió. —Bebé... Yo seré él único en tenerte, no necesito de esas cosas, hace tiempo decidí entregarte mi cuerpo y alma... Quiero que me sientas total y completamente...—Esas palabras me conmovieron tanto que lo bese. Sentí como se abrió paso por mi carne, era tan gratificante pero a la vez tan doloroso que empecé a quejarme un tanto, el dolor era algo que no se puede ignorar tan fácilmente. —Mi amor...—Me dijo.—No quiero lastimarte, así que tú decides el paso que llevemos hasta que te sientas cómodo.—Asentí. Fui empujando mi cadera más a fondo para que entrara la virilidad de aquel hombre que tanto amo, él me besaba la espalda alta y hombros mientras yo seguía entregándome a él poco a poco hasta que fuimos uno solo. Deje escapar un gemido de alivio, después del dolor hay placer. Coloque mis manos en la cadera de mi rubio y empujaba para que se moviera con pequeñas estocadas a mi entrada. Lo que se siente es algo indescriptible, follar es una cosa, pero, hacer el amor es algo fuera de ese nivel. El dolor se fue poco a poco mientras Kend daba pequeños empujones cariñosos. Me aferre a las sabanas blancas de la cama mientras daba gemidos, Kend me volteo para que quedara boca abajo sin despegarse de mi, él quedo boca arriba y me susurro.—Preparate para sentir la intensidad de mi amor, Liam Woods...—Y entonces poso sus manos en mi hombros para impulsarse y darme unas embestidas que me dejaban sin aliento, él gemía sin querer ahogar cualquier sonido. Arquee mi espalda dejando mi trasero a su merced, la habitación se lleno de gemidos y el sonido que nacía del golpe de su abdomen bajo contra mis grandes nalgas.

Todo es tan hermoso, lo que se siente y como me lo hace sentir él de esa manera tan peculiar y especial, cada beso y caricia en mi cuerpo. Cada vez me embestía con más fuerza, y con cada embestida nuestros jadeos eran más resonantes y al decir eso quiere decir que lo estábamos llevando a un nivel muy placentero. Se acomodo a mi lado dejando mi cuerpo igual que el suyo, pase mi mano derecha por su cuello para que pudiera deleitarse viendo mi cara y lamiendo mis tetillas. Todo fue acelerando hasta que Kend soltó un gemido mordiendo mi espalda, el calor del espeso y maravilloso liquido de Kend no tardo en hacerse conocer dentro de mi, se sentía delicioso. Me acomode en la cama para masturbarme pero Kend quito mis manos y tomo mi miembro como suyo para hacerme llegar al orgasmo, nos miramos.—Te amo Liam Woods...—Me dijo.

—Y yo te amo más mi rubio idiota...—Nos besamos y quedamos acostados abrazandonos.

(...)

Kend...

Desperté con vista a un pequeño panorama, hermoso y... Excitante al mismo tiempo. Liam es tan hermoso al dormir, su cuerpo desnudo, la mitad de sus preciosas nalgas cubiertas únicamente por la sabana blanca casi transparente por los rayos del sol que escapan por las aperturas en las cortinas de la ventana. Veo como se mueve, se esta despertando y mira hacia arriba para dedicarme una sonrisa.

—Buenos días, amor...—Le dije y bese su sien.

—¿Puedes hacer que este momento dure para siempre?

—No, pero si puedo hacerlo único para los dos...—Lo besé para bajar cuidadosamente mi mano por su espalda hasta llegar a su entrada y intentar meter uno de mis dedos.

—¡No!,—Protesta al instante quitando mi mano.—Duele Kend... ¡ME DUELE HIJO DE LA GRAN MIERDA!—No puedo evitar reírme.—¡¿QUÉ PENES ME HAS HECHO RUBIO IDIOTA?!—Me retiro rápidamente de la cama ya que podría darme uno de sus mortales golpes. «Dolor post-sexo anal»Pienso y asiento.

—Te comprare unas pastillas para el dolor bebé... —Le dije a carcajadas. «Estos son los momentos románticos que se quedan grabados para siempre.»

Liam...

Me levante un tanto somnoliento y miro hacia arriba recorriendo un cuerpo desnudo, medio cubierto por unas sabanas blancas «¡Dios que es hermoso!»Pensé.

—Buenos días, amor...—Me recibió con una sonrisa y un tierno beso en mi sien.

Quería que este momento se hiciera eterno, era tan perfecto que parecía producto de mi imaginación. -¿Puedes hacer que este momento dure para siempre?-Pregunte iluso.

—No,—Responde rompiendo una ilusión.—pero si puedo hacerlo único para los dos...—Dijo con una sonrisa maliciosa. Empezó a bajar su mano por mi espalda hasta llegar a mi culo y bajar su dedo hasta mi entrada, todo era tan perfecto hasta que...

—¡No!—Dije interrumpiendo su tan efectivo cortejo y quitando su mano de mi ano, el dolor que sentí al contacto de su dedo fue tan horroroso que mato la escena de amor.—Duele Kend...—dije con ternura pero luego se fue a la miera la ternura al recordar que el culpable de mi dolor anal es el estúpido de MI rubio, así que la ira me consumió.—¡ME DUELE HIJO DE LA GRAN MIERDA!—dije y se empezó a reír. «¡¡Ahora si se gano un golpe!!»Pensé.—¡¿QUÉ PENES ME HAS HECHO RUBIO IDIOTA?!—y antes de que mi golpe asesino lo alcanzara se levanto de la cama. «¡Mierda!».

—Te comprare unas pastillas para el dolor bebé...—dijo a carcajadas.

—¡¡VETE A LA MIERDA ANIMAL DEGENERADO!!—le respondí tallando mi a dolorida cadera.

—Yo también te adoro—respondió ya vestido para salir de la habitación.




CONTINUARÁ.

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