Capítulo 56
—¿Por qué eres tan salvaje? —dijo Hurs mientras caminaban al auto—. Lo de la entrepierna me dolió hasta mí.
La risa de Melina lo hizo girarse a verla.
—No lo matara, la cantidad fue pequeña —dijo con un encogimiento de hombros.
—¿Pero se lo dejará feo? —preguntó con ojos muy abiertos.
—El pene nunca ha sido bonito, Hurs, ¿quién te mintió? Esa cosa es fea —dijo entre risas mientras abordaba el auto.
—Mi esposa dice que soy su bebé hermoso y yo le creo —dijo ofendido—. Si soy hermoso, soy hermoso completo, con todo y mi pene.
—No, Hurs, no —respondió divertida—. Scarlett te miente porque te ama pero no, el pene no es hermoso, es útil pero no hermoso.
Soltó una carcajada que se contagió a su amigo quien le miró y se defendió.
—Voy a decirle a Parker, Max, Maddox a Chris y a Andrew que tiene un pene feo —dijo divertido—. No, mejor voy a decirle a Max, que sea él quien les diga y al final terminen albureando al pobre Max.
—Deja a Maximilian en paz —añadió divertida—. Pobre hombre, es lindo, solo un poco lento.
—No, si su esposa le hace bullying yo por qué no —dijo divertido—. Y también pienso en Maddox, te imaginas, aparte de precoz, feo.
Comenzó a reír mientras iban al aeropuerto y pensaban en que seguramente Parker tendría alguna noticia sobre lo que acababa de pasar.
—¿Cuando te enteraste de que no era la vieja quien estaba detrás? —preguntó Hurs.
—Mientras hablabas con Parker en el hotel —dijo con una media sonrisa—. Me hizo llegar un resumen en un pequeño formato; seguramente me dará detalles apenas lleguemos.
—¿Cómo se entera de todo doña tangas? —preguntó Hurs—. Se mete hasta en lugares indebidos.
—Chris, Andrew y Lydia llegaron a la conclusión al mismo tiempo —dijo mirando de soslayo—. Cada uno hizo su propia investigación, por su lado supongo, dudo mucho que la Petrova y Andrew puedan estar juntos en un mismo lugar sin asesinarse.
—O sin desnudarse —dijo ella—. Lo que ocurra primero.
—Bueno sí —agregó Melina—. El punto es que Chris y Andrew estuvieron buscando, dieron con toda esa información, al mismo tiempo Lydia le hacía llegar a Parker su propia investigación, así que a estas alturas la familia de Ibrahim debe estar tras ese par.
—¿Quienes son? —inquirió.
—No lo sé del todo, tuve un resumen de una cuartilla hecha por Parker con toda esa floritura que agrega para confundir —dijo riendo—. Espero un informe verbal.
—Que tendrá las mismas florituras —dijo Hurs—. Un resumen de dos días que puede reducirse a dos horas si Parker quitará todos los efectos especiales.
Se detuvieron en el aeropuerto y solo fue Hurs quien devolvió el auto para después ir a la sala de espera a esperar y abordar el vuelo de regreso.
Pasaron varias horas hasta que se hizo casi medianoche y en cuanto escucharon el aviso sin más se pusieron de pie y fueron de vuelta.
Hurs en total silencio mientras subía y una vez estuvieron arriba comenzó a reír.
—¿Qué es tan gracioso? —preguntó.
—Recordé lo del pene feo —dijo riendo—. Cuando vea a mi bebé no podré evitar reírme, es por eso que mi esposa dice que no soy serio pero no sé puede con amigos como los míos.
—Dime una cosa, ¿cuántos hijos piensas tener? —preguntó Melina—. Te veo tan entusiasmado.
—Pues no sé, me gustaría tener muchos, sobre todo niñas, ya sabes, ese deseo de los padres de verse malotes frente a los yernos. En fin, todo depende de mi esposa —dijo con un encogimiento de hombros—. Ella dice que con dos son suficientes, pero espero convencerla más adelante. Estoy decidido a que el pene feo y precoz de Maddox no me gane.
Melina sonrió y se recostó sobre el hombro de Hurs que se acomodó para abrazarla y que ella pudiera descansar algunas horas antes de llegar, puesto que llegarían hasta el día siguiente.
—Pasamos todo el día de un lado a otro y mira son más de las doce de la noche —dijo con una media sonrisa—. Solo espero que todo salga bien a partir de ahora.
—Me queda Ibrahim y la gente esa —dijo Melina—. Yo no puedo parar ahora.
—Pues de momento no puedo pensar en nada más que en comer, mira que me pusiste a golpear gente con solo un bolillito, así no se puede, espero que mínimo la cena sí me invites —dijo victimizándose—. Ya después si gustas pensamos en cómo hacer sufrir al princeso.
—Claro que sí —dijo ella—. Ahora duerme un rato.
—No puedo dormir con hambre —respondió—. Mi esposa me invita a cenar cada noche y me da mucha comida para que no la moleste con los rugidos de mi estómago que asegura no la dejan dormir.
—Bueno, yo no soy tu esposa y yo puedo dormir con o sin ruido —dijo ignorándolo.
—Me queda claro que nunca habríamos sido felices —dijo indignado—. Es claro que mi corazón no te interesa y mucho menos mi estómago.
—Ya duerme, Hurs.
—Claro que voy a dormir, no queda de otra —dijo y ella asintió.
Melina cerró los ojos y se recostó sobre la cabeza de su amigo.
—Pero cuando quieras algún favor no voy a ayudarte —dijo Hurs de pronto.
Melina abrió los ojos para verlo pero se quedó callado y miró a la ventanilla.
Volvió a recostarse y cerró los ojos.
—Claro, uno tiene que aguantar hambre por las amigas —prosiguió Hurs y volvió a callar.
Melina lo ignoró y cerró los ojos de nuevo.
—Se ve lo poco que valoran una amistad —añadió Hurs haciendo que ella abriera los ojos y suspirara.
—¿Ya terminaste? —inquirió pero su amigo no respondió.
De nuevo cerró los ojos y se dio la vuelta dando la espalda.
—Y encima uno muere ignorado —dijo y ella se giró a verle.
—Voy a preguntar a una de las chicas si tiene algo para comer —dijo molesta.
—Ya no quiero —contestó voy a dormir.
—Entonces cállate —dijo y él se giró dándole la espalda.
Melina hizo lo mismo.
—Encima, no hay libre expresión —dijo Hurs de pronto y recibió un codazo de Melina.
Esta hizo una seña a una de las personas a cargo y pidió algo para comer.
Se giró hacia su amigo dando una mirada envenenada que él recibió con una sonrisa.
Cerró los ojos ignorándolo pero fue perseguida por Hurs que hizo que lo abrazara y Melina terminó cediendo.
—No sé por qué Scarlett no es viuda aún —dijo haciendo reír a su amigo.
—Mi bella me ama así como soy —dijo mientras ella asentía.
—No lo dudo, esa mujer es una santa —dijo y él sonrió—. Ahora por favor come y luego calla. Duérmete y deja dormir.
—Y si me da indigestión —preguntó y ella rodó los ojos.
—¡Por Dios, Hurs!
—Está bien, voy a dormir después de comer, pero si muero sobre tu conciencia quedará —añadió—. Espero Parker te torture si eso pasa, yo soy el amor de su vida y nadie ama más las pompas de la rubia que yo.
Melina le sonrió y le acarició el rostro con una mirada divertida.
—Gracias por todo —dijo y cerró los ojos en el momento en que la comida llegaba.
Por un momento Melina se perdió en el sueño.
«—¡Papá! —Escuchó el grito de su hijo.
Ella se giró para ver a Ibrahim cruzar la puerta con un ramo de flores y un regalo.
Will corrió hacia su padre que lo abrazó y besó mientras ella iba a su encuentro.
Sonrió al verle y después de entregarle a su hijo el regalo, la sujetó de la cintura y la besó de la única forma que sabía.
—Me alegra que hayas vuelto —dijo recibiendo las flores.
—Me alegra haber vuelto —respondió dejando un nuevo beso en sus labios.
Melina sujetó a Ibrahim del cuello y fue abrazada por él mientras se besaban y mecían disfrutando de su tiempo juntos, enamorados.
—Te amo —dijo él.
—Y yo a ti —respondió
Miró su mano donde descansaba el anillo de bodas y el de compromiso que sellaba el amor que se tenían.
Tomó las manos de Ibrahim donde descansaba una alianza idéntica a la suya que su esposo portaba orgulloso».
Abrió los ojos y miró al pasillo mientras las luces estaban apagadas.
Se limpió las lágrimas que no sabía había derramado en sueños, así que solo se levantó y fue al sanitario, donde solo cerró la puerta y se quedó viendo un punto fijo.
Tardó algún rato sentada sobre el inodoro antes de ponerse de pie y mirarse al espejo.
Tomó una toalla desechable y se limpió las lágrimas.
—¡Estúpida! —se dijo reprochándose a sí misma—. Ya entiéndelo, ese hombre no va a quererte nunca. Ya déjalo ir.
Volvió a llorar mordiendo sus labios antes de lavarse la cara.
—Mi corazón sigue siendo bueno —dijo al espejo—. Por eso sigue doliendo.
Se quedó en silencio largo rato y volvió al asiento luego de un instante.
Miró a Hurs que dormía con el celular en la mano.
Se lo quitó y miró la pantalla antes de pulsar el botón de encendido. Tal como imaginó figuraba la imagen de él, su esposa y su pequeño bebé. Los tres sonriendo a la cámara con el pequeño tan parecido a su padre, tanto que era imposible negar que era su hijo.
Vio el mensaje de llegada y sonrió bajando la pantalla para ver el pequeño mensaje.
Rio bajito al ver cómo la tenía registrada y leyó. Un «te amo, te extrañamos» de parte de Scarlett llegó.
Apagó la pantalla y guardó el teléfono en su bolso antes de recostarse y mirar a su amigo.
Hurs era el hombre que enamoraba a cualquiera con su personalidad aunque durante mucho tiempo tuvo perdida esa jovialidad.
Recordó cuán gracioso era pero al menos durante el tiempo que no tuvo a Scarlett no era feliz, era una jovialidad fingida, ahora era dos veces más ruidoso y divertido. Hurs era feliz con su esposa y su bebé, seguramente, se dijo Melina, tendrían una docena de hijos y él seguiría siendo así, porque eran ellos quienes hacían la vida Hurs una fiesta.
Acarició su cabello y pensó en cuánto habían cambiado sus amigos desde que sus mujeres llegaron.
Maddox seguía siendo malhumorado, agrio, pero esa era su personalidad; no obstante, apenas aparecía su familia y se volvía un hombre cariñoso y demostraba todo lo feliz que era.
Brooke era la más tranquila de todas las chicas pero era perfecta para un hombre que no disfrutaba tanto del ruido, ni los escándalos.
Podía verse cuán enamorados estaban, sobre todo cuando Maddox olvidaba incluso lo que estaba diciendo apenas la veía o cuando simplemente se quedaba viéndola.
De Max no podía ser menos, era un hombre enamorado y no lo escondía, al contrario, lo externaba demasiado, tal vez porque la mujer que tenía era un remolino que no escondía sus emociones, sus piropos a su esposo, sus miradas a él o porque simplemente era preciosa, cuál fuera el caso, Margot tenía a Max en un estado de abandono a ella cuando aparecía, se convertía en el centro de atención de su esposo, quien se mostraba como un fiel y devoto esposo dejando en el olvido aquel picaflor que fue una vez.
Para Max ahora solo había un mujer en su mundo que claro estaba era ella y si algún día tenía una niña, seguramente se volverían las dos mujeres más importantes de su vida...
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