Capítulo 51

Ibrahim despertó, se dió una ducha y se vistió para bajar a desayunar en el hotel no sin antes tomar su teléfono y escribirle a Elnaz.

Intentó llamarle pero estaba apagado el celular.

Colgó el teléfono un tanto intranquilo e inmediatamente recibió el mensaje de su padre que le citaba en su casa con urgencia.

De inmediato salió y abordó el auto para ir hasta la casa donde sus padres se quedaban.

En cuanto aparcó supo que algo no andaba bien.

Autos de todos sus familiares estaban afuera, por lo que bajó del carro y corrió hacia la entrada.

En cuanto le abrieron fue recibido por sus tíos, sus padres, Lydia, su tía Keira e incluso sus tíos Sebastian y su esposa.

—¿Qué Demonios pasa? —preguntó en cuanto vio a todos.

—Eso mismo pregunto —dijo su tío Richard quien hasta ese momento no había estado en todo ese escenario—. Desperté hoy con todas las cuentas congeladas y nadie me sabe decir por qué.

—Todos estamos en la misma situación —dijo Petrov.

—No estoy entendiendo —dijo de pronto su tía Angelina con ese carácter que auguraba un huracán.

—Tía... —dijo pero fue silenciado con una advertencia que en otro momento habría hecho reír a todos.

Encendió la televisión desde donde podía verse un sin fin de reporteros fuera del despacho de su tío.

—¿Qué demonios es eso? —dijo Vlad.

—Reporteros diciendo que el príncipe hizo uso de su poder para despojar a una mujer de su hijo con la ayuda de su influyente tío que actuó de manera anticonstitucional —dijo su esposa que dejó a todos con la boca abierta.

—¡Eso no es verdad! —exclamó justo en el momento en que Amber aparecía y miraba a Ibrahim.

—Parece que sí —dijo Lydia al ver la cara de su primo.

Este miró a su prima que parecía asustada.

—No hice nada —dijo ella atrayendo la mirada de sus padres.

—¿Sabías de esto? —preguntó Vlad.

—Papá...

—¡Contesta! —gritó haciendo que los ojos de su hija se llenarán de lágrimas.

—Sí —confesó mientras veía a su madre mirarla sin pestañear—. Ibrahim me pidió que elaborara el oficio para solicitar la custodia de su hijo.

—Pero si ellos están juntos —dijo Vlad sin encontrar sentido a aquella estupidez.

—La traicionaste —dijo Lydia desde su sitio.

—No, solo no confiaba en sus amigos y bueno pedí aquello como una medida de seguridad, nunca lo usaría y si esto salía bien, pues yo solo iba a deshacer ese documento —dijo mientras todos lo miraban sin poder creer que fuera tan estúpido.

—Todavía no puedo creer que este crío haya nacido de alguien tan listo como Amy —dijo su tío Richard.

—¿Te das cuenta de lo que hiciste? —preguntó Vlad—. Se dan cuenta ambos. Ese documento evidentemente llegó a la corte y acabas de hacer efectiva una custodia sobre tu hijo dándole una puñalada a la mujer que te dio una segunda oportunidad, acabas de provocar su ira desde que todos amanecimos sin una moneda para disponer, acabas de hundir mi reputación frente a los medios que ahora hablarán por meses sobre cómo Vladimir Vulkova gana los casos, capaz que ahora mis adversarios comiencen a ver errores en sus respectivos juicios y apelen. Creo que no te das cuenta de que acabas de hundir a más de una familia por tus inseguridades y niñerías. Tus enemigos no son ni tu abuela, ni Ralph ni nadie más que tú mismo. Sigues siendo un crío que no entiende la vida y que evidentemente acaba de perder a su hijo.

Ibrahim miró a su prima que solo se quedó sin habla antes de ver a su padre acercarse a ella.

—Lo lamento, yo no sé cómo llegó ese documento al juzgado —dijo Amber—. Me aseguré de guardarlo.

—Debo agradecerte entonces que no sea tu culpa, perdóname —dijo Vlad con ironía—. Te dejé a cargo porque confiaba en ti, porque creí que trabajarías con rectitud, porque creí que mi hija confiaba en mí y me era leal.

—Tío fue mi culpa —dijo tratando de evitar que se descargara con su prima.

—Lo tengo claro —dijo Vlad—. Eso no exime que mi propia hija acaba de hundir mi reputación dejando en entredicho la legitimidad con la que consigo las victorias.

—Lo lamento —dijo Ibrahim—. Yo le insistí.

—Claro, pobrecita, es que es una nena para dejarse engatusar —dijo Angeline con una dureza que hizo a todos mirarla sabiendo que iba a herir a su hija.

—Tía... —dijo pero fue silenciado de inmediato.

—¡Cállate de una maldita vez! —gritó furiosa—. Estoy harta de siempre escuchar problemas sobre ti, lo que quizás hizo falta es que tus padres te soltaran la correa de pequeño para que te rascaras con tus propias uñas, porque hoy, no eres más que un junior bueno para nada, ni siquiera mereces ser rey, ni hablar de que no mereces ser padre de un niño que seguramente va a sufrir mucho cuando lo separen de la madre que ha sido todo para él. Yo no tengo ni el tacto ni la gentileza de los demás, ojalá esa mujer te destroce y ojalá tu hijo nunca te perdone porque hombres como tú no merecen llamarse hombres y mucho menos padres. Haznos un maldito favor a todos y ya no te reproduzcas más, que solo sabes acabar con los que te quieren. Tienes a tu madre un mar de llanto, a tu padre tratando de limpiar tu mierda sin poder detener el sufrimiento de su esposa y acabas de romperle el corazón a la mujer que te quería por segunda ocasión involucrando a la estúpida de Amber que parece que no aprendió nada y finalmente no está lista para suceder a su padre.

Ibrahim miró a Amber llorar, quizás no porque le negaran la sucesión sino porque le dolía ver a su madre tan ofensiva.

Angeline salió de ahí tan digna como siempre y seguido de ella lo hizo Amber que corrió tras su madre seguramente esperando que la perdonara.

—Papá lamento lo que hice, no pensé que esto fuera a pasar —dijo acuclillándose frente a su padre que le miraba sin creer que ese fuera su hijo.

—Ella ya debe saberlo —dijo Amy recordando las miradas de Elnaz a su hijo.

—Seguramente ya —dijo el rey—. Voy a reforzar las seguridad para los chicos ahora mismo.

—Voy a arreglar esto —dijo Ibrahim.

—¿En serio? ¿¡Cómo vas a hacerlo!? —explotó su padre—. Ya estuvo bien de ser un estúpido. ¡Crece, Ibrahim! Incluso ahora no te das cuenta de lo que has desatado. ¿Piensas que con ir a pedirle una disculpa basta? ¿Qué ella te va a recibir con el té? Ya basta de ser tan idiota y reconoce que te equivocaste, que acabas de perderlo todo y no me refiero a que tus cuentas fueron vaciadas, sino a ella y a tu hijo.

Ibrahim agachó la vista derramando la primera lágrima antes de ver a su madre.

—No voy a perdonarte nunca si esa mujer daña a tus hermanos —dijo la reina entre lágrimas—. Está claro que ella no es la chica que va a hablar y menos después de lo que acabas de hacer.

—Yo lo sé, esto se salió de control, alguien debió llevarlo y hacerlo efectivo, no era ese el plan —dijo.

—¡Ya basta! —gritó el rey poniéndose de pie y tomando a su hijo de la chaqueta—. Deja de culpar a otros y asume las malditas consecuencias de tus actos. Esto no estaría pasando si no hubieras sido un imbécil, si ese documento no se hubiera hecho y menos a espaldas de ella. La culpa no es de quien sea que haya llevado el documento, la culpa fue tuya por firmarlo deliberadamente.

La forma pausada en que hablaba dejaba claro que algo no estaba bien.

—¿Papá? —dijo al verlo respirar con dificultad.

Amy se puso de pie para mirar a su esposo que solo le dio una mirada de soslayo.

—Será mejor llevarlo a su habitación —dijo Keira entre lágrimas—. Voy a llamar al médico.

Salió corriendo sabiendo que los reyes tenían los servicios a la mano.

—No entiendo para qué congelarnos a nosotros las cuentas —dijo Sebastian Cooper.

—No solo vaciaron las cuentas de Ibrahim —dijo Lydia—. Seguramente a estas alturas ya hicieron algo que no sabemos.

Las cuentas congeladas son para evitar que Ibrahim tenga ayuda.

—Están cerrándole las puertas —dijo Petrov—, aunque supongo que el problema no es el dinero, algo más planean.

—Voy a tratar de liberarlas pero me llevará tiempo —dijo Lydia quien salió de ahí llevándose su laptop.

—Yo iré a resolver todo este asunto —dijo Vlad.

Ibrahim subió a la habitación donde su padre estaba siendo atendido, pero su madre no lo dejó pasar.

—Deja que lo revisen —dijo con los ojos llorosos—. Verte ahora le hace daño.

Él entonces miró a su mamá y le dio una sonrisa triste.

—No me perdonaría que algo le pase —dijo dejando un beso en la frente de su madre antes de irse.

Bajó las escaleras dando de gritos.

—¡Hassan! —gritó.

—Príncipe —dijo el hombre.

—Asegúrate de que mis hermanos no estén solos ni para dormir —dijo con decisión—. No quiero a ningún intruso en casa, nadie absolutamente nadie. Mis padres deben ser custodiados en todo momento.

Petrov y los demás lo vieron moverse de un lado a otro disponiendo y sorprendiendo a más de uno con su seguridad y su don de mando pero sobre todo con su habilidad para llevar el control, tanto como su padre y ahora todos entendían por qué Ahmed, el rey, insistía en que fuese Ibrahim el sucesor.

Tenía ese don de saber dirigirse y llegar a todos, pero pasó la vida desperdiciando todo eso.

—Parece que le hacía falta tocar fondo —dijo Sebastian.

—Así parece —dijo Richard—. Solo espero que esté listo para la embestida que le dará el mocoso ese, cómo dices que se llama. —Miró a Petrov.

—Parker —dijo Petrov al ver salir a Ibrahim y gritar desde afuera a diestra y siniestra—. Creo que será interesante ver qué tiene para dar nuestro bebé frente a un rey que parece que lo hicieron creer es el dios del Olimpo y al otro bueno para nada que seguramente estará tras él.

—Y el otro —dijo un divertido Richard—. El futuro padre de tus nietos.

Un bufido salió de los labios de Petrov.

—De ese me encargo yo —dijo con indiferencia.

—Yo solo espero que Ibrahim pueda recuperar a su hijo y a su chica —dijo Sebastian.

—Espero que lo perdonen —dijo Richard—. Lo veo difícil pero espero que lo logre.

—No hay imposibles —dijo Petrov—. Si se lo propone, lo va a lograr. Estoy seguro de que lo hará si realmente está enamorado, si no pues, se dará cuenta.

—Últimamente estás muy positivo —dijo Richard—. Espero que no sea un nuevo bebé porque ahora sí te lo corto.

Petrov comenzó a reír.

—Vamos a ver cómo solucionamos esto —dijo dando una palmada a sus amigos.

Ibrahim por su parte subió a su auto después dejar disposiciones en casa de sus padres y salió rumbo a casa del doctor donde sabía, ella estaba, y donde no dudaba le esperaba una fuerte barrera.

Golpeó el volante furioso consigo mismo mientras recordaba las palabras de sus padres y finalmente cuando se detuvo frente a la casa de Chris, vio los autos afuera.

Se acercó a la puerta y aporreó con fuerza hasta que le abrieron. Y sin esperar nada se metió a la casa.

Todos estaban en el vestíbulo, incluyendo su hijo que apenas lo vio se escondió detrás de su madre y se aferró a su pierna.

Miró a Elnaz que de nuevo tenía esa mirada colérica.

—Puedo explicarte todo —dijo y miró a su hijo—. A ambos. Puedo asegurarte que nadie va a apartarte de tu madre.

—¡Mentira! —gritó el niño al borde del llanto—. ¡Eres malo! ¡Me quieres llevar contigo! ¡Vete, te odio!...

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