Capítulo 43
—¿No te importó ni un poco lo que yo había dicho antes de que te fueras? —preguntó directamente.
Ibrahim se vio recordando las palabras en las despedida.
«—Siento que estás raro —dijo Elnaz sujetando su mano—. Has estado muy callado.
—Solo tengo asuntos en qué pensar —respondió—. Te veré luego.
—Ralph —dijo la chica apretando su mano—. Promete que volverás.
—Ya te lo dije, volveré en un par de semanas —dijo evadiendo la mirada de la chica.
Elnaz tomó su rostro entre las manos y le hizo verla.
—Voy a esperarte —dijo con total determinación—. Voy a amarte siempre. Solo vuelve pronto».
Ibrahim se quedó callado unos segundos antes de levantar los ojos llorosos hacia ella.
—Siento tanto lo que te hice —dijo antes de limpiarse las lágrimas—. Fui un imbécil que no midió sus actos. Fui un cobarde.
—No, Ibrahim, tú no sentiste jamás el haberme dejado —dijo con una sonrisa amarga—. Sientes ahora que las cosas se hayan dado así pero no sientes haberme dejado. Lo que te impulsó a volver fue el remordimiento, no el amor. Si hubiera sido por amor, me habrías buscado al menos para reclamarme y no lo hiciste, en cambio optaste por regresarte y seguir viviendo tu vida como si nada.
—No puedo cambiar muchas cosas —dijo Ibrahim—. No puedo cambiar lo cobarde que fui, llámame de la manera que quieras, no puedo cambiarlo pero sí puedo hacerlo diferente esta vez.
—Sabes, no sabía lo mucho que dolería hasta que lo leí, tal vez porque inconscientemente siempre pensé que habría una explicación lógica y buena —dijo ella con una sonrisa triste—. Hoy la tuve, tuve al fin la respuesta a lo que me pregunté por años.
Ibrahim quiso hablar pero ella levantó la mano para detenerlo.
—Voy a dejarte en paz —dijo Melina—. No voy a hacer nada más contra ti, pero no quiero verte nunca más en mi vida, ni en la de mi hijo. Estuve incluso decidida a dejar que lo vieras si él así lo quería pero mi hijo ha dicho que no quiere un padre y voy a respetar eso.
—Elnaz, es mi hijo y yo quiero conocerlo —dijo él—. Tengo todo el derecho a conocerlo.
—Pero él no quiere hacerlo —dijo y él dio un suspiro.
Ibrahim se bajó del auto y se paseó de un lado a otro antes de ver que ella hacía lo mismo y se acercaba.
—Vamos a dejar esto en paz —dijo ella con los ojos llorosos.
—Yo no quiero dejar nada —respondió Ibrahim—. No quiero dejar a mi hijo, ¿te das cuenta de que me pides que haga de cuenta que no tengo uno? No estuve ahí por estúpido pero si lo hubiera sabido jamás me habría ido. Melina, yo sé que estoy pidiendo cosas a las que no tengo derecho, que ni siquiera debería mirarte después de lo que hice pero te juro que de verdad quiero enmendar mi error. Sé que no me crees pero te juro que te quiero, que voy a hacer todo lo que esté en mis manos para hacer que me quieras de nuevo.
Se acercó hasta donde estaba y tomó las manos de Melina que le miraba mientras contenía las lágrimas.
—Sé que no merezco una oportunidad, que no debería ni siquiera pedirla, pero no puedo negar que te quiero, aunque lo dudes lo hago; te quise antes, quizás de la manera equivocada y arbitraria pero te quise. No volví porque me remordiera la conciencia, volví porque te extrañaba. —Hizo una pausa—. Me fui porque soy imbécil y dejó que las emociones me dominen, me enfadé creyendo que como no había vuelto te casabas con otro y me deje llevar por eso. Nunca jamás fue mi intención hacerte daño.
Melina comenzó a llorar como si se estuviera rompiendo en pedazos, vencida por primera vez. Solo quiero que me des la oportunidad de estar cerca, si no quieres estar conmigo lo entiendo, pero deja que demuestre que puedo ser digno de ti y de mi hijo.
Acarició el rostro de Melina y limpio sus lágrimas antes de tomar su cara entre las manos.
—No voy a volver a hacerte daño —dijo acercándose—. Ni a ti ni a mi hijo, solo quiero estar cerca de ambos, demostrar que puedo ser bueno, que pueden quererme sin miedos y que yo puedo quererlos por encima de todo.
Sus labios besaron la mejilla de Melina quien luchaba por alejarse de él pero al final no pudo hacerlo.
Ibrahim la observó unos segundos antes de que finalmente la besara.
Los labios de Melina se mantuvieron inmóviles solo un par de segundos para después abrirse a la posibilidad de sentir de nuevo.
Dejó que Ibrahim la besara, con temores pero lo permitió mientras sus manos fueron al rostro del hombre que a odio de sí misma aún quería.
Tocó el rostro del príncipe que estaba húmedo por sus lágrimas y sintió los brazos de este abrazarla fuerte, con demasiada fuerza, tanta que le dolió.
—Solo una oportunidad —dijo Melina aún con los labios de él sobre los suyos—. Una nada más.
Él la abrazó de nuevo con rapidez y la apretó a su cuerpo mientras agradecía la oportunidad.
Besó su mejilla, su frente y finalmente volvió a besarla en los labios.
—Con eso me basta, te prometo que voy a recuperar a mi familia —aseguró él—, al ritmo que quieras, bajo las condiciones que quieras, voy a vivir para compensarlos.
Ella no respondió. Negar que aún se sentía insegura sería mentir pero estaba dándole el beneficio de la duda.
Solamente asintió en respuesta y dejó que de nuevo la abrazara mientras la levantaba y la sentaba sobre el capo del auto.
Se subió a su lado y se quedaron callados durante largo rato.
—¿Se parece a ti? —preguntó después de largo rato.
—No, se parece a ti —respondió—. Físicamente es muy parecido.
—Espero solo en lo físico y no salga tan idiota como su padre —dijo y ella sonrió.
—Will es muy inteligente —dijo con una sonrisa orgullosa—. Pronto es su cumpleaños, quizás quieras verlo ese día. Tendrá una fiesta pequeña, ya sabes.
—Estaré encantado de ir —dijo sujetando su mano—. No quiero presionarte, pero quiero dejar en algo en claro. Vas a darme una oportunidad con nuestro hijo, pero ¿y tú y yo? ¿Vamos a empezar de nuevo?
Ella le miró unos segundos antes de que le diera por primera vez una sonrisa tenue.
Ibrahim la abrazó y volvió a besarla, solo que esta vez no la soltó, al contrario, la mantuvo recargada en su pecho en silencio mientras ambos buscaban la paz que les estaba costando conseguir.
—¿Qué crees que deba regalarle al niño? —preguntó Ibrahim de pronto—. ¿Crees que me reconozca en cuanto me vea? Voy a ensayar lo que debo decirle, quizás pueda entenderlo, quizás él no me odie. Tal vez deba darle muchos regalos, alguno seguro le gustará.
—Will es incapaz de odiar —dijo Melina—. Es el mejor de los chicos.
Ibrahim la abrazó de nuevo y dejó un beso en sus nudillos.
—Mis padres se volverán locos —dijo emocionado.
Comenzó a parlotear sobre lo que haría y el cómo le explicaría las cosas a su hijo mientras ella solo escuchaba sin decir nada.
Tenía miedo de que nuevamente la defraudara pero más que eso tenía miedo de que defraudara a su hijo, aún así se atrevería a correr el riesgo.
—Vamos dentro del coche —dijo Ibrahim—. Hace frío y puedes enfermar.
Ella intentó ir al asiento de piloto pero Ibrahim lo impidió y la llevó al asiento trasero.
—No voy a acostarme contigo —dijo con resolución.
Ibrahim soltó una carcajada y la abrazó mientras se subía a su lado.
—Por mucho que me gustaría tenerte desnuda no creo que sea momento de pensar en eso —dijo apretándola—. Solo quiero abrazarte.
De nuevo se estableció un silencio en el que ella se vio preguntando qué haría con todos los planes que había trazado, aún así quiso darle el beneficio de la duda.
—Mi tío irá a casa mañana —dijo de pronto—. Dijo que sabía quién estaba detrás de todo.
—Lo de tus cuentas fui yo, lo arreglaré —dijo Melina.
—Eso ahora no me tenía preocupado —confesó—. Al menos no del todo.
Ella se vio tentada a decirle que eso solo era una pequeña distracción pero decidió callar.
—Me tiene preocupado saber quién quiere hacer daño —dijo—. Siento que lo que dirá mi tío hará mucho daño a mi familia.
—Lo hará, supongo —dijo al darse cuenta de que efectivamente lo haría, sobre todo sabiendo de quién se trataba, pero de nuevo volvió a callar lo que sabía.
Ibrahim se puso a hablar de todo un poco incluso acordaron que Melina le dejaría ver al niño dos días después secretamente cancelando el viaje de su hijo.
Habían muchas dudas y aunque no estaba muy segura de que sería lo mejor, también sentía que no podía ser tan malo, después de todo, él no había sabido que estaba embarazada.
—Debo ir a casa —dijo e Ibrahim hizo un gesto de desagrado al recordar que vivía con Christopher Davenport— No somos una pareja, somos amigos.
—Ya —dijo con desagrado.
—Tampoco puedo volver a mi departamento —dijo ella—. No es seguro, más que para mí, para Will.
—Puedes vivir en el hotel —sugirió.
—No, voy a quedarme ahí hasta que sea un poco seguro y pueda volver a mi casa —acotó—. Parker debe estar buscando si no es que ya lo tiene. Nunca olvida algo.
—Yo tampoco he encontrado nada sobre eso —dijo él, aún así, de mala gana tuvo que guardarse su opinión sobre Christopher y solo asintió para después pedirle las llaves y llevarla hasta su casa.
En el camino se estableció un silencio que solo era roto por las preguntas de Ibrahim sobre el niño, así que acordaron que lo verían en el hotel donde él vivía para conocerlo.
Finalmente la dejó en casa y salió de ahí para abordar un taxi e ir a la de sus padres.
Fue recibido con el nerviosismo de su madre que en cuanto lo vio llegar e ir directamente a su habitación fue tras él seguida de su padre.
—Ibrahim, hijo —dijo la reina—. No tienes que estar a la defensiva conmigo.
—La echaste —dijo mirándola.
—¿Qué esperabas que hiciera con una mujer que apunta a la cabeza de uno de mis hijos y que demuestra que es capaz de disparar a quemarropa al otro? —dijo acercándose—. No sé si quiero que estés cerca.
—Acaba de volver conmigo, me dejará ver al niño y no quiero que ni tú ni nadie se meta más en mi vida, evita referirte a ella de una manera despectiva y tú —señaló a su padre— no te pongas de detective. Ella aceptó dejar que conozca a mi hijo, aceptó darme una oportunidad, no voy a echarlo a perder.
—Bien —dijo su padre con una media sonrisa y devolviendo el anillo a su hijo que en cuanto lo vio negó.
—No quiero ser rey —dijo con seguridad—. Nunca he querido serlo, quiero poder salir con mi familia sin preocuparme de nada, quiero tener paz, una vida normal, quiero que mi hijo tenga una vida normal, quiero evitar que se vuelva como yo ante todas las malditas presiones que tiene al ser el heredero, quiero que viva su infancia, su adolescencia, su juventud y toda su vida sin tener que preocuparse de su imagen, de lo que piensen los demás, quiero a mi hijo feliz. Yo no lo he sido jamás, al menos no del todo, mientras yo aprendía idiomas hasta que la cabeza me reventara veía a mis hermanos jugar en el jardín. No quiero eso para mi hijo, quiero que elija lo que quiere ser. Estoy seguro de que mis hermanos lo harán bien, quizás alguien más quiera el título.
*****
Melina volvió a casa de Chris donde todos esperaban, Maddox dormitaba en el sofá, Chris estaba junto a Max, Parker y Andrew hablaban y Hurs devoraba un pedazo de pan.
—Hola —dijo y todos se pusieron de pie.
—¡Vaya! Por eso engordo, me da ansiedad no verte volver y me pongo a comer —dijo un Hurs ofendido—. Ya sabes que me pongo nervioso por todo, soy como los perritos chihuahua, pero más hermoso.
—Lo siento, mi vida —dijo sentándose frente a ellos y riendo.
—No deberías andar por la calle como si nada —dijo Chris—. La herida no está del todo repuesta.
—De nuevo lo siento.
Agradeció que Hurs se tomará la molestia de hacer menos tensa su llegada antes de decir lo que pensaba hacer...
¿Y que dijeron? ya se acabó el drama. ¡Pues no! Ni hemos empezado. No se confíen que ya saben que ni Judas era tan traidor como yo. Empezaremos el domingo con lo bueno de esto. Las quiero ❤️🖤♣️ no los había subido porque no sé si soy la única a la que con wifi wattpad no le funciona. Ya envié mensaje a soporte, porque solo me anda con datos.
PD. Gracias a las que votan, a las que comentan ustedes me pueden pedir lo que quieran, a las que no, por favor no vayan a exigirme a ningún lado que suba capítulos porque no les estamos pidiendo más que un voto en cada capítulo que subimos para hacer más visible la historia.
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