Capítulo 38

Peyton escuchó los disparos y apretó el cuerpo de Will al borde del llanto, había llamado a todo mundo registrado en el teléfono, uno de ellos le había pedido que se escondiera y no llamara a la policía que él estaría ahí, justo en el momento en que el disparo había resonado y después el segundo. 

Ahora no estaba tan segura de que haya sido buena idea quedarse sin llamar. 

—¿Qué está pasando? —preguntó el niño. 

—No lo sé, cariño, no lo sé —dijo con los ojos llorosos—. Vamos a quedarnos aquí a esperar a tu mamá.

—Sonó como disparos —dijo y ella le sonrió nerviosa. 

Se asomó por la ventana y miró la buhardilla. No estaba tan alto y quizás el niño pudiera salir. 

Miró hacia afuera, completamente nerviosa. 

Agudizó los sentidos y entonces escuchó los pasos.

—Ven aquí, mi vida —dijo abriendo el pequeño espacio. 

—¿Qué haces? —preguntó el niño. 

—Quiero que salgas por aquí, saltes a esa parte de allá y bajes hasta la primera planta por el tubo —dijo de corrido—. Vas a ocultarte. ¡Vamos, apresúrate!

—¿Y tú? ¿Y mamá? —preguntó asustado—. Podemos esperar al tío Parker, a Chris, a todos. 

—Ellos ya vienen y cuando lo hagan te buscaremos, apresúrate —dijo empujando a que saliera por la pequeña ventanilla. 

Lo vio salir y seguir sus instrucciones mientras escuchaba la puerta ser forzada. 

Cerró la ventana y corrió la cortina antes de ir hacia otro rincón y tomar algo para defenderse. 

La puerta fue abierta dejando al descubierto a dos hombres. 

Ambos usaban pasamontañas y la miraron buscando en la habitación. 

—¿Dónde está el mocoso? —dijo el hombre.

—En casa de uno de los amigos de la señora —dijo viendo como uno de ellos se quitaba el pasamontañas. 

—¿Estás diciendo que el mocoso no está aquí? —preguntó con tono duro. 

El otro hombre se acercó y comenzó a revolotear por todos lados antes de que el sujeto de ojos azules se acercara a ella. 

—Estás mintiendo —dijo con la mirada contrita sobre ella. 

—Es la verdad —dijo sollozando—. El niño no ha estado en todo el día, ella se lo llevó temprano y no lo trajo. 

—¡Dónde está! —gritó el hombre sin creerle nada y tomándola del cabello. 

Peyton gritó del dolor y se vio en el suelo arrodillada mientras el hombre la tomaba fuerte del cabello y la arrastraba fuera de la habitación. 

—¡Suéltame! —gritó buscando liberarse. 

Recibió una patada por el otro sujeto. 

Intentó liberarse hasta que escuchó el disparo nuevamente y vio al hombre que la sostenía del cabello desplomarse. 

El otro hombre se echó a correr y escuchó el resonar de los zapatos. 

El rubio trepó cuál gato a la segunda planta y corrió tras el hombre que se metió a una de las habitaciones seguramente buscando como saltar. 

Uno de ellos se acercó. 

—¿Estás bien? —preguntó antes de levantarla en brazos. 

—El niño —dijo imaginándolo afuera. 

Hurs entró a la habitación. 

—¿Dónde está Will? —preguntó. 

—Afuera, le pedí que saltará por la ventana hacia cualquier parte y se ocultara —dijo mientras la joven veía a hombre salir corriendo seguramente a buscarlo.

—Tranquila —dijo el sujeto frente a ella—. Vendrán a ayudarte, por cierto soy Andrew. 

Este se puso de pie y revisó la habitación. 

—¿Cuántos eran? —preguntó. 

—Solo vi dos —respondió—. La señora me pidió que me quedara encerrada aquí. No sé si hay más. 

—Bien, mantén la calma —dijo mientras Max entraba y miraba a Andrew. 

—¿Encontraron al niño? —preguntó. 

—Hurs lo tiene —respondió Max—. Parker está persiguiendo al otro sujeto junto a Maddox. 

—¿Chris está atendiendo a Melina? —preguntó. 

—Sí —dijo con seguridad—. Está herida. 

Los dos se quedaron callados unos segundos. 

—¿El tipo está herido? —preguntó Andrew a Max en voz baja mientras miraba a la chica que seguía sentada en la cama.

Ambos estaban en la entrada, apenas hablando y cuando lo hacían murmuraban puesto que no sabían que tan fiable podía ser ella. 

—Claro que no —dijo Max—. Cuando has visto a Parker tirar para herir. Disparó a matar. 

—Espero que vuelva con el tipejo vivo —dijo justo en el momento en que lo veía volver con un Maddox jadeando pero traían al segundo sujeto. 

—¿Dios mío los vecinos no escuchan nada? —preguntó Max. 

—Te das cuenta dónde estamos —preguntó Andrew—. Esto no era un asalto, ellos sabían que ella estaba en esta casa, alejada de todo y sola, sabían que Chris no estaría.

Chris apareció entonces con la camisa llena de sangre. 

—Está inconsciente pero está bien —dijo con una sonrisa tenue. 

Entró a la habitación donde Peyton estaba. 

—Señores cierren la puerta, la voy a revisar —dijo y Andrew asintió antes de salir, cerrar la puerta y bajar las escaleras para ir hacia donde Parker lo tenía. 

—¿Dónde está Hurs? —preguntó Max. 

—Se ha llevado al niño y volverá —dijo mientras asentía. 

—No debimos dejarlo ir solo —dijo Maddox. 

—Sabe cuidarse bien —dijo Parker.

—Bien —respondió Maddox. 

Los hombres caminaron hasta donde Parker estaba y tenía al hombre sometido frente a él y lo ataba a una silla. 

—Tenemos a una escoria —dijo Andrew con una sonrisa poco amigable. 

—Eso parece —dijo Max—. Yo no quiero matarlo con balas, eso será rápido, más bien quiero matarlo a golpes, es lento y dolorosamente delicioso. 

—Nadie va a matar a nadie, caballeros —dijo Parker—. Este señor amablemente nos dirá quién lo envío, por qué y nosotros como buenos hombres de negocios y hombres de paz lo vamos a dejar ir sin problemas con dinero para que se atienda ese leve rasguño. 

—Está bien —dijo Andrew jalando una silla. 

—Que otra —dijo Max. 

—Ni hablar —dijo Maddox. 

—¿De qué me estoy perdiendo? —dijo Chris que entró con la camisa manchada. 

—Ya llegué y no vengo precisamente muy contento —dijo Hurs cruzando la puerta. 

—Hablamos de que este buen hombre nos va a platicar cómo fue que vino aquí y por qué —dijo Andrew. 

—Igual van a matarme —dijo el hombre. 

—¿Por quién nos tomas? —dijo Maddox—. Nosotros no somos ningunos matones, solo gente de bien, nadie va a salir muerto de aquí si nos dices quién te envió y para qué. Si hablas seremos nosotros quienes te pagaremos, te podrás largar y nos encargaremos del autor intelectual, así es como funcionamos. 

—Me dan su palabra —dijo el hombre—. Quiero estar seguro de que me dejarán ir. 

—No sé qué más podemos hacer para dejarte claro que nadie va a matarte —dijo Parker—. Queremos hacer las cosas bien, no queremos matarte pero si no nos dejas de otra. 

—Voy a hablar solo si guardan las armas y me liberan —dijo mientras todos le veían. 

—De acuerdo —dijo Chris—. Ya oyeron señores, tenemos palabra y espero que él también. 

Comenzó a recoger las armas y las metió bajo llave para después lanzar la llave a una esquina. 

Maddox se apresuró a liberarlo y después todos permanecieron parados a su lado. 

—¿Y bien? —preguntó Hurs. 

—Fue el príncipe —dijo con seguridad mientras todos enarcaban una ceja. 

—¿Ibrahim? —preguntó Maddox. 

—El mismo —dijo mientras miraba de uno a otro. 

—¿Cuál fue la orden? —preguntó. 

—Matarla y llevarnos al niño —dijo con seguridad—. A él no le importa ella, solo quiere a su hijo. 

—¿No pensó que sería demasiado obvio? —inquirió Parker. 

—No lo sé, él solo dijo literalmente: maten a Melina Hadworf y traigan de vuelta al crío —dijo el hombre. 

—Así que fue el príncipe —dijo Parker. 

—Habrá que matarlo —dijo Maddox. 

—Yo me encargo de eso —dijo Chris. 

—¿Ya me puedo ir? —interrumpió el tipo. 

—Por supuesto —dijo Andrew—. Deja te pagamos por el silencio. 

Metió su mano dentro de su chaqueta y sacó una navaja, se acercó con rapidez y la hundió sin demora. 

—Regla número uno: nunca confíes en tu enemigo —dijo mientras lo miraba agonizar. 

El hombre cayó al suelo y agonizó unos segundos antes de morir.

—Si ya saben cómo somos para qué nos provocan —dijo Hurs—. Por cierto lleve a Will a tu casa —añadió mirando a Parker—. Supuse que estaría más seguro ahí, ya sabes si no los mata Perse de un mordisco lo hace Sam. No sé cuál da más miedo. 

Parker sonrió y le dio un palmada a su amigo antes de mirar a los demás. 

—¿Quién creen que está detrás? —preguntó Max—. Dudo que haya sido el princeso. 

—Obvio no —dijo Andrew—. Si es un imbécil para planear su vida, imagina esto. Un asesinato consumiría la única neurona que le trabaja. 

—Exacto —dijo Parker—. El princeso es aún un cachorro, no haría algo así, además no le llama Melina, él la llama Elnaz. 

—Tienes razón —dijo Maddox—, pero entonces tienen un enemigo en común. 

—Creo saber quién es y nosotros le haremos una visita cordial —dijo Parker—. No hoy, vamos a hacer que piense que vamos tras la princesa. 

—Bien —dijo Chris.

—Hay que limpiar esto —dijo Parker directamente—. ¿Cómo está Melina?

—Está bien, solo está dormida y seguramente despertará hasta mañana —dijo con una sonrisa amable. 

—Igual podemos matar al princeso y acabamos de una vez —dijo Hurs.

—No vamos a matar al príncipe hasta que yo realice y confirme lo que he estado buscando —dijo Parker. 

—Ya empezó pistas de blue —dijo Max—. Vamos a dejar que haga lo suyo. 

—Bien —dijo de mala gana—, pero si lo vamos a matar quiero que me dejen algo, luego ustedes son unos abusivos, no dejan que yo participe. 

—Pues dile a Parker —dijo Max—. ¿Por qué te quejas conmigo?

—Es cierto, Parker siempre queriendo protagonismo —dijo Hurs haciendo que el rubio sonriera—. Deja que al menos sea yo quien le ampute la mano. 

—Está bien —dijo Parker. 

—Quiero amputar la derecha —dijo Hurs con seguridad—. Espero que Chris me preste su cuchillito.

—Voy a afiliarlo para ti —dijo Chris—. Es más, voy a regalarte uno con tus iniciales grabadas. 

—¡Esos son amigos! —respondió Hurs. 

—¿Por qué la derecha? —inquirió Max.

—El tipo es diestro —dijo Andrew mirando a Max que lo miró sin comprender.

Miró a los demás que le observaban esperando que comprendiera. 

—Ya sabes usa la mano derecha para todo, para todooo —dijo Maddox. 

Max parpadeó confundido y miró a sus amigos hacer un gesto de fastidio. 

—Mejor vamos a limpiar —dijo Maddox—. Si esperamos a que Max comprenda, nos amanece. 

Todos comenzaron a moverse hasta que escucharon a Max.

—¡Ya entendí! —dijo divertido y sonriente—. Se masturba con la derecha. 

Comenzó a reír antes de que todos se giraran a verlo. 

—Como eres puerco —dijo Hurs—. Lo decíamos por qué la usa cuando hace del dos, ¿con qué mano crees que se limpia? Pero tú todo lo tergiversas por estar pensando en cochinadas. 

—¡Cerdo! —dijo Parker. 

—¡Puerco! —dijo Maddox.  

—¡Enfermo! —añadió Andrew. 

—¡Marrano! —agregó Chris. 

—¡Cochino! —dijo Hurs. 

—Mejor ayúdanos a desaparecer esto antes de que sea más notorio y después sigues con tus porquerías —dijo Chris—. Conozco un lugar donde podemos deshacernos de todo. 

—¿Creen que alguien se dio cuenta? —inquirió Maddox. 

—No tengo vecinos cercanos —dijo Chris—. Probablemente no notaron nada o ya tendríamos a la policía aquí. Me preocupa que el enemigo de Melina intente hacer que alguien venga para acá y se investigue. 

—Bien señores —dijo Maddox—. Tenemos la ventaja de que el personal de Chris es de entrada por salida, así que nadie más que Peyton sabe de esto. 

—Ella no dirá nada —dijo Chris con seguridad—. Yo me encargo de estudiar la versión que se dará en caso de que sospechen. 

—Espero impartas las cátedras con ropa y no desnudo blandiendo una erección —dijo Parker—. Ya no se puede confiar en los médicos.

—Bueno, hermosas princesas, saquen a la Cenicienta que llevan dentro —dijo Andrew dando una palmada y haciendo reír a todos...

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