Capítulo 32

—¿Qué hay de ti? —preguntó Brooke mirando a Melina.

—Solo he estado enamorada una vez. —Mintió—. Y ya saben cómo me fue. 

—Pero que había en él que no hubo en los demás —preguntó Margot acomodándose en la silla. 

—Ibrahim tiene un encanto natural —dijo agachando la vista—. Yo era joven y lo conocí por azares. Me enamoré casi al instante mientras me pedía que le ayudara a elegir. Era tan guapo, tenía una voz que embrujada y unos modales que nunca antes alguien había tenido conmigo. Me acosté con él algunos meses después, estaba locamente enamorada, porque él hacía que yo me sintiera importante, valiosa. Ibrahim me hacía sentir una persona y no una cosa. Creí que era el amor de mi vida pero ya saben, no fue así.  

Hubo un silencio antes de que se limpiara las lágrimas y mirara a Scarlett. 

—Te toca —dijo parpadeando y alentándola—. Cuéntanos de tu chico hormonal.

Se llevó la cerveza a la boca de un tirón. 

—Yo voy a confesar mi más oscuro secreto —dijo Scarlett—. La primera noche que conocí a Hurs, me lo follé. 

Jadeos colectivos se escucharon. 

—Después lo seguí viendo y me lo seguí follando —añadió entre risas—. Aunque lo vean todo tierno y sensible, es una máquina folladora increíble que me ha sacado más orgasmos que otra cosa. 

El alcohol hacía que Scarlett estuviera siendo tan descarada pero tenía divertidas a todas.

—Hurs es mi bebote —dijo risueña—. Siempre está haciendo chistes, siempre está animado, viendo el lado bueno de la vida, incluso cuando lo conocí, fue tan bello que no necesité más que un par de horas para saber que era el hombre con el que quería dejar de ser virgen. 

—¡Scarlett! —dijo Brooke. 

—Sssssh —dijo a su hermana—. Tú ya hablaste de tu chico pene pequeño, me toca a mí con mi semental.

—Maddox no tiene el pene pequeño, es el mejor en la cama —dijo soñadora.

—Me perdonas pero el mejor es mi Max —dijo Margot—. Me saca cada orgasmo que, Dios santo.

—Voy a diferir, mi rey de chocolate blanco es el mejor —dijo Perséfone—. Es tierno cuando debe serlo y rudo cuando lo amerita. Parker es perfecto en la cama. En fin, continúa con tu relato puerco. 

—Como dije, esa noche supe que lo había elegido por algo —dijo con un suspiro—. Fue tan tierno. Había imaginado mi primera vez como algo frío, insípido, tal vez porque pensaba que no valía nada siendo ciega. Hurs me hizo el amor como si yo no fuera invidente, me hizo sentir humana y quizás empecé a medio enamorarme la primera noche. Él fue un arcoíris en medio de la oscuridad. Me dio vida, lo sigue haciendo. Cuando estoy enojada, siempre hace algo que termina sacándome una sonrisa, cuando siento que no puedo con algo, Hurs siempre me anima, cuando creo que no puedo amarlo más, me demuestra cuán equivocada estoy. Él es lo que me hace amar la vida y a veces he de confesar que temo un día Hurs salga de casa, conozca a alguien tan parecida a él que termine por darse cuenta que yo no soy lo que él necesita. ¿Nunca han sentido que ellos las aman pero a la vez ustedes son tan opuestas que sienten que ellos se irán? —preguntó—. A mí me ha pasado más de una vez. Amo cada faceta de Hurs, la de novio, la de amante, la de esposo, la de padre, la de amigo, todas, pero a veces cuando que él es todo optimismo cuando yo no, siento que voy a terminar por aburrirlo. 

—A veces siento que voy a hartar a Max con tantas cosas —confesó Margot—. Habló tanto y paso de un tema a otro tantas veces que siento que un día va a aburrirse, incluso cuando lo veo mirar la foto de su ex, cuando lo veo desesperarse porque no puede seguirme el ritmo. Intentó ser más mesurada, de verdad que lo intento pero no puedo, soy así y no sé cómo no ser un torbellino. No eres la única, creeme.  

—También me pasa —dijo Brooke—. Yo adoro a mi esposo pero a veces siento que soy una carga, tengo a mamá en casa y constantemente cuestiona su hora de llegada, su ausencia, todo, lo mismo que hace con Hurs y Scarlett. Amo a mi madre y le he pedido que se mantenga al margen, lo promete y lo respeta un par de días, pero luego vuelve con lo mismo. A veces cuando veo las expresiones de Maddox y el fastidio que le provoca ir a casa me pongo a pensar si de verdad el amor será suficiente. 

Guardó silencio. 

—Hace unas semanas me mintió —dijo mirando al frente—. Le llamé y dijo que estaba en el casino. Más tarde llamé a Hurs para preguntarle sobre Maddox y me dijo sin querer que no había llegado. La mañana siguiente le pregunté cómo le había ido y me dijo que estuvo en el casino con mucho trabajo. Esas cosas hacen que piense que un día se irá. 

—Bueno, yo estoy en una etapa de luna de miel —dijo Perséfone—, pero he de confesar que durante los años de separación no era tan inocente para creer que él iba a pasar la vida sin sexo, temía que se enamorara de otra, que volviera a ver a su ex, temía que conociera a una mujer que no estuviera traumada por perder a su hijo, que no sufriera y que incluso supiera más de sexo que yo. Parker es bastante intrépido, ya saben, en la cama. A veces me veía preguntándome a mí misma si otra estaría con él. Incluso ahora, no soy estúpida y se que más de una va a estar tras él, es un rey, es guapo, es un encanto de hombre. Todavía temo que alguien llegue y él decida que yo no soy la reina de su vida. Creo que son temores normales en un matrimonio joven, nos enamoramos y creemos que siempre será color de rosa cuando no es así, hay tiempo de vacas flacas y vacas gordas.

—Si alguna vez sientes que tenemos vacas flacas, dime —dijo una voz detrás de ella—. Yo me encargo de engordarlas. 

Sintió los brazos de Parker sujetar su cintura y dejar un beso en su cuello. 

—Nunca nadie va a ocupar tu lugar de reina de mi vida —dijo abrazándola fuerte. 

—Estuve planeando un viaje para nosotros —dijo Maddox sujetando la cintura de Brooke—. Era una sorpresa para tu cumpleaños, ya veo que estuvo mal. Puedes dudar de que el cielo sea azul pero nunca de lo mucho que te amo. Eso no, Brooke. 

Ella se giró para abrazarlo y besarlo. 

—Nunca voy a aburrirme de tu diarrea verbal, de que pongas la casa al revés, de tus platillos raros, de la forma en que vas y vienes de un lado a otro hasta marearme. Nunca me aburriré de eso porque es todo lo que amo de ti, tu esencia. No amo a nadie más que a ti, a mis hijos, a lo que hacemos juntos, como padres, como esposos, como todo. Eres la mejor esposa del universo. 

Hurs miró a su esposa que agachó la vista y la tomó de la barbilla para que lo mirara. 

—Me voy unos minutos a acostar a mi hijo, vengo por ti y me encuentro con que resulta que temes que me enamore de otra cuando estoy ciego de amor por mi esposa —dijo ofendido—. No quiero otra mujer que no seas tú, no quiero otro amor que no sea el tuyo. Quiero ser siempre tu hombre, el que se levante  antes solo para verte despertar. Me molesta que pienses que voy a enamorarme de otra. 

—Lo que dijo don greñas —dijo Maddox. 

—Lo mismo digo —dijo Max. 

—Así es —dijo Parker—. Si dudan no es culpa suya, no estamos enojados con ustedes, no es nada de lo que imaginan, pero si dudan de nuestro amor y fidelidad, no es culpa suya. En mi caso el enojo es conmigo mismo. Si hay dudas es porque yo no he trabajado lo suficiente para fortalecer mi matrimonio. 

—No —dijo Perséfone abrazándolo—. No es así.

Se abrazó a él con fuerza tanto como las demás. 

—Sé que eres mi reina —dijo Perséfone—. Que me amas pero eso no cambia el miedo a que un día se acabe. 

—Nunca lo hará —dijo él—. Lo haremos juntos. 

Melina sonrió al ver a sus amigos tratar de que sus esposas estuvieran seguras de ser las únicas, las que ellos habían elegido para toda la vida. 

—Bueno señores —interrumpió—. Vayan a casa con sus respectivas mujeres, hagan el amor hasta que amanezca que yo me voy a casa. 

—Podemos llevarte —dijo Maddox. 

—Gracias pero no, me puedo ir sola —dijo dejando dinero sobre la mesa. 

Salió de ahí sin esperar a sus amigos y caminó unos pasos para tomar un taxi. Fue tomada de la cintura de forma desprevenida y subida a un auto donde pudo reaccionar. 

Ibrahim estaba dentro conduciendo sin preguntarle nada. 

—¿Qué crees que haces? ¡Para el auto! —dijo furiosa. 

—No voy a parar nada —dijo en respuesta—. Vamos a hablar como los adultos que somos. 

—Si tú eres todo menos un adulto —dijo molesta intentando abrir el auto pero tenía activado el seguro. 

—¡Para ahora mismo, Ibrahim! —Ordenó. 

Cómo era de esperarse no hubo respuesta sino que terminó frente a un descampado con una pequeña casa a unos metros. 

Quitó el seguro y la miró antes de salir del auto para abrir la puerta y ella bajara. 

Fue tomada del brazo sacada del carro y protestaba. 

Ibrahim la encerró entre el auto y su cuerpo antes de mirarla a los ojos. 

Sintió el olor a alcohol y suspiró sabiendo que no podría hablar con ella en ese momento. 

—Necesito hablar contigo —dijo encerrándola aún más—. Promete que me escucharás mañana. 

—Nunca —dijo Melina que a pesar del alcohol estaba consciente. 

—Elnaz —dijo acercando su manos a la mejilla—. Por favor lleguemos a un acuerdo.

Se acercó un poco más y la sujetó de la cintura. 

Ella no respondió, su mirada seguía sobre la de él pero no habló más.

—Yo aún te quiero —dijo Ibrahim haciendo reír a Melina. 

—Deja de decir mentiras —respondió—. En todo caso si eso fuera verdad, ¿qué te hace pensar que me interesa? ¿Por qué crees que voy a detenerme? Eres estúpido si lo crees; nada ni nadie va a frenarme, ni tu padre, ni tu tío, ni la reina ni nadie porque así se me vaya la vida en esto te voy a ver de rodillas. 

 Comenzó a llorar de rabia. 

—No es por el abandono, ni el corazón roto —dijo ella—. Deja tu ego a un lado. 

—Es por todo lo que desencadenó mi abandono. —Finalizó Ibrahim—. Yo dejaría que me matarás si supiera que eso te haría feliz pero sé que no lo hará. En el fondo no matarías al padre de tu hijo. Elnaz, solo déjame verlo, déjame conocerlo, por favor. Te prometo que si me dejas hacerlo las cosas van a ser más fáciles para nosotros. 

La abrazó por la cintura y acarició sus labios con el pulgar. 

—No importa que nombre uses, que color sea tu cabello, que tanto te hagas —dijo Ibrahim sin apartar la vista de ella—. No importa nada porque sigues siendo Elnaz, la misma de hace años, mi Elnaz. 

Se acercó hasta ella tomándola desprevenida y tomó sus labios entre los suyos en un beso completamente diferente a todos los demás…. 

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