Capítulo 31
—No sé con qué clase de gente te juntas querida —dijo Andrew—. En fin, no importa, puedes volverte una catadora de amantes si quieres.
—Bueno, gracias —dijo con ese aire soberbio—. Solo quiero decirte que no necesito tu permiso.
Andrew sonrió con malicia antes de hablar.
—Parece que lo necesitas desde que te la pasas provocando encuentros entre nosotros —dijo divertido—. Tanto que tú padre ha estado detrás de mí como si su cría fuera lo que todos quieren. Estoy cansado de su persecución y lo sabes.
—Bien sabes que no es así —dijo ella empezando a perder la paciencia ante el hombre.
—Bien sabes que sí —dijo mirándola.
—Lo que pasó fue un desafortunado malentendido y estoy segura de que mi padre no va a hacerte daño —dijo asegurando su bienestar.
—Debería preocuparte que tu padre no reciba daños —respondió Andrew con seguridad—. Yo estaré bien.
—No sé qué te ha hecho pensar que yo tengo un interés personal en ti —dijo ofendida—. Tu ego debe ser enorme, pero que sepas que si quisiera algo de ti, ya estarías de rodillas.
—Entonces dile a tu padre que su cría no es ni la más bella, ni la más valiosa y mucho menos la única —dijo acercando su mano a la mejilla de Lydia—. Al menos no para mí.
Fue recibido con una manotazo.
—Entonces deberías dejar tus arranques —respondió alzando la barbilla—. Parece que eres tú quien no puede simplemente no sabe disimular que le gusta la cría que ni es única ni es la más bella ni la más valiosa.
—No entiendo a qué viene eso —dijo él mientras todos miraban de uno a otro sabiendo que ambos se habían caldeado y olvidado de que había gente a su alrededor—. Yo no he perdido los papeles, en cambio no puedo decir lo mismo de ti.
—Mil disculpas, a veces me pongo territorial con mis mascotas —respondió mientras Chris tosía y abría la puerta para dar paso a Viktor Petrov que al ver que su hermana no volvía entró por ella.
—Dios mío voy a llamar a la morgue de una vez —dijo Perséfone haciendo reír a Parker.
Este se acercó a Viktor que observó desde su lugar la postura defensiva de su hermana pero no intervino.
—Bueno, entonces controla a todos tus amiguitos y mascotas todo lo que quieras, pero a mí, ¿serías tan amable de dejar de perseguirme? —dijo acercándose a ella—. Lamento ser el hombre de tu vida —dijo encogiéndose de hombros—. Lamento que no puedas reemplazarme, es una pena para ti, pero soy un hombre prohibido para niñas como tú.
—Lamento que a pesar de todo eso sigas detrás de mí —dijo Lydia.
—Te das mucha importancia —dijo él.
—Me la das tú querido —dijo ella dándole un guiño.
Intentó tocar la cara regresando el gesto pero la mano de Andrew se cerró sobre su muñeca.
—Será mejor que sueltes a mi hermana de inmediato —dijo Viktor que caminó hasta ponerse frente a él y tomar la mano de Andrew obligándolo a soltarla.
Ambos hombres se observaron mientras Lydia tomaba a su hermano.
—Gracias Viktor pero el señorito solo tuvo un ataque de histeria —dijo—. Espérame afuera por favor. No pienso tardar.
Andrew sonrió sabiendo que quería seguir la pelea con él.
—No —dijo su hermano.
Lydia le dio una mirada que dejaba claro que aquello no era una petición sino una orden.
—Por qué no vienes conmigo y dejamos que ese par se mate con comodidad, ya sabes uno siempre debe alentar a la gente a cumplir sus metas y si la de ellos es matarse entre sí, quiénes somos nosotros para impedirlo —dijo Margot tomando a Viktor y alejándolo—. Yo soy Margot, y tú, ¿cómo te llamas? Alguna vez te he dicho lo mucho que me gustan los caracoles, de niña tenía un montón…
Lydia vio a la rubia llevarse a su hermano a la salida antes de ver de nuevo a Andrew.
—No vuelvas a meterte en mis asuntos —dijo Andrew—. Es todo lo que quiero.
—No mientras interfieras —dijo ella—. Pides imposibles, cariño y ya sabes que yo soy implacable.
—Ya sabes que yo también —dijo él.
—Que gane el mejor entonces —dijo Lydia con seguridad acercándose.
Andrew la miró y se distrajo mirando sus labios antes de verla a los ojos.
—Nos veremos luego, cariño —dijo ella dándose la vuelta y caminando a la salida.
Un silencio se hizo después de aquello que fue roto por el sonido del vaso que Andrew estrelló en la pared completamente furioso.
Parker se dio cuenta de que a pesar de mostrarse indiferente y payaso con ella, la realidad es que le enfadaba y mucho y que quizás era Lydia quien sacaba lo peor y quizás también lo mejor de él.
—¿Qué demonios acaba de pasar? —dijo Max.
—No te esfuerces, amor —dijo Margot volviendo con una sonrisa—. Que malditamente guapo es Viktor Petrov.
—Me largo —dijo Andrew tomando su chaqueta—. Esa maldita bruja saca lo peor de mí.
—Creo que te gusta —dijo Parker deteniendo los pasos de Andrew que se giró a verlo con una ceja enarcada. No te culpo, es preciosa, pero ten cuidado con lo que haces, es peligrosa.
—No tengo ninguna intención en fraternizar con ella —dijo sin más—. Estoy harto de encontrarla hasta en la sopa, de verla en todos lados, de tener enfrentamientos con su padre por su culpa. El viejo me tiene harto.
—Bueno, hace honor a su título de suegro supongo —dijo Maddox burlándose—. Ya vimos que el cuñado también es lindo.
—Confirmo eso —dijo Brooke—. Sus ojos.
—Lo dije con sarcasmo —dijo Maddox mirando a su mujer.
—¿En serio? Que torpe soy —dijo haciéndose la loca—. Los tuyos son más bellos, mi vida.
Perséfone miró a Andrew.
—No es como parece —dijo hablando de Lydia.
—No, es peor —dijo Parker—. No voy a endulzar las cosas, Lydia es difícil de manejar y sumamente problemática. Será mejor distancia, por el bien de ambos. Cuál sea el jueguito que se traen debe acabar.
Andrew salió de ahí furioso dando un portazo.
—¿Qué culpa tenía el vasito y la puerta? —preguntó Hurs—. Ahora ya el juego ya no está completo.
—Eso parece —dijo Margot que limpiaba los restos de cristales.
Parker se quedó pensativo y miró a Hurs que reía.
—Igual te puedes quedar los demás vasos —dijo Melina mirando a Hurs—. El plato morado te lo quedaste porque quedó huérfano.
—Sí, pero ahora me gusta un amarillo pollito que vi en el restaurante y que ya no tiene pareja —dijo con seguridad—. Me robé una tacita de Serena también.
Todos siguieron hablando y finalmente se despidieron de sus respectivas esposas para dejarlas disfrutar de su noche.
Las chicas se quedaron solas junto a una Melina que sonrió divertida al verlas a todas.
—Bueno, las que no pueden beber se quedan como celadoras —dijo Melina.
—Te debemos una fiesta de cumpleaños como Dios manda —dijo Scarlett—. Seguramente los chicos deben estar planeando una como debe ser pero hoy tenemos noche de solteras, así que vámonos.
Melina comenzó a reír sabiendo que esa noche no vería a Chris puesto que tenía guardia en el hospital y su bebé estaría bien cuidado con Peyton así que salió con las chicas rumbo a uno de los mejores lugares de Londres.
El lugar estaba lleno de colorido, música y buena comida que ellas disfrutaron. Rieron, bailaron y se emocionaron como siempre.
Scarlett y Melina fueron las únicas que bebieron debido a que el resto amamantaba y una de ellas estaba embarazada.
Se emocionaron y disfrutaron tanto que pasada la media noche ya Melina se sentía un poco ebria y Scarlett sin duda ya lo estaba.
Margot se paró a bailar llevando de la mano a su hermana.
Perséfone sonrió.
—Son los momentos en los que extraño a Parker —dijo en medio de gritos—. Adora bailar y jamás se niega.
—A Max lo tengo que amenazar —dijo Margot—. Siempre baila de mala gana.
—Chris es igual —dijo Melina—. En realidad el único que baila es Parker.
—Mi reina de belleza es un encanto —dijo Perséfone.
Melina sonrió al escucharla.
—Saben, cuando lo conocí, no me gustó del todo —dijo Perséfone—. No a simple vista. Estaba disfrazado el muy maldito. Era castaño, no tengo nada contra los castaños pero no me gustó tanto.
Sonrió al ver a las Kannavage volver.
—¿De qué hablan? —preguntó Brooke.
—De cuando Perse conoció a Parker —dijo Melina.
—¡Oh! Prosigue.
—Como dije no me gustó mucho, tenía los ojos verdes y el cabello castaño, para nada era mi tipo —dijo ella con una risilla—. En fin, esa noche me embaucó el muy lagartón, me llevó a mi casa y creo que lo que hizo que confiara en él esa misma noche fue que nunca intentó besarme, tocarme y menos me invitó a su cama. Estaba tan cansada de eso, yo era joven y quería experimentar pero quería estar segura. Con él lo hice, me sentí segura todo el tiempo. Cuando se mostró como en realidad era, yo ya estaba enamorada, no por su físico, sino porque Parker es inteligente, mucho, sabe hablarte de todo, tiene un encanto que hipnotiza, él es todo ternura y todo amor. Ustedes lo ven rudo y molesto pero es un romántico empedernido y es muy tierno. —Se sonrojó cuando habló de su esposo—, igual se hace el malote, ya saben tiene una reputación que cuidar.
Melina sonrió y las chicas rieron al verla roja después de hablar de su esposo.
—Yo conocí a Max por un choque, los conocí a los cuatro el mismo día, a decir verdad, pero debo admitir que me gustó Max, siempre fue él —dijo Margot—. Es un bruto y un lento pero es un amor de persona. El monstruo que fue, ahora vive encerrado y ahora solo queda el hombre que hace que me ría todo los días, que deja de hacer cosas por sus hijos y por mí, que incluso se esfuerza por ser el mejor esposo a diario. A mí sí me gustó desde el primer segundo y creo que estuve enamorada en el primer mes de conocerlo a pesar de ser tan… Como es, aunque admito que en algún punto creí que no lo lograríamos, llegué a creer que yo no era lo que él deseaba en su vida y que siempre querría a su ex, incluso cuando me casé seguía dudando de que me amara tanto como la quiso a ella.
—Te ama más —dijo Melina.
—Ahora lo sé —dijo Margot—. Se come mis comidas, ya con eso tengo más que suficiente.
Melina miró a Brooke para que contara su amor por Maddox.
—Yo inicié aborreciéndolo —confesó con sinceridad—. Incluso, en mi desesperación, intenté jugar con él para que perdonara la deuda. No me caía bien, ya saben, siempre estaba de mal humor, pero Maddox es más que eso. Siempre ha sido un hombre más serio que Hurs o Max, incluso que Parker, pero es un amor y es muy romántico. Siempre tiene tiempo para mí, no importa cuán cansado está, ni cuánto trabajo tenga siempre tiene tiempo para decirme cuánto me quiere. En las noches me abraza y si voy a la habitación de la niña él va por mí para devolverme a la cama porque no puede dormir si no estoy con él. Maddox parece un hombre práctico pero es un hombre muy sensible, muy cariñoso y muy amoroso. Adoro sus horribles metáforas, unas que quizás ni él comprende. —Soltó una risilla—. Igual lo amo por encima de todo. Estoy segura de que en otra vida, lo volvería a elegir...
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