"¿Qué?" Izuku chilló.

"Vamos a ser sus padres," repitió Hizashi con una brillante sonrisa.

"Tengo padres", dijo Himiko en voz baja e Izuku asintió con la cabeza.

"Tienes padres terribles," argumentó Hizashi. "Himiko, los tuyos te matan de hambre porque piensan que tu peculiaridad es espeluznante. Nunca te haríamos eso. E Izuku, tu papá se fue y tu mamá apenas te hace caso. No hay forma de que no se dé cuenta de todas las heridas que recibes en la escuela".

"Soy un niño adoptivo. Podrían haberme adoptado normalmente," gruñó Hitoshi en voz baja. "El secuestro no es una buena primera impresión".

"En realidad, no podríamos haberlo hecho", admitió Shouta. "Somos vigilantes, así que nos buscan. Si tuviéramos que pasar por el proceso de selección para la adopción, nos atraparían".

"Criminales. Los criminales quieren adoptarme," murmuró Hitoshi con el ceño fruncido.

"Sí… Pero somos buenos criminales," explicó Hizashi. "Solo lastimamos a la gente mala".

"¿Matas gente?" preguntó Himiko.

Hizashi hizo una mueca. "También sí… Pero de nuevo, solo malas personas. Malas personas contra las que los héroes y los policías no hacen nada. Ya sea porque no tienen pruebas suficientes o porque no creen ni se preocupan por la víctima".

Los tres niños los miraron con comprensible aprensión. Himiko habló primero. "Si me quedo... ¿Recibiré más sangre?" preguntó ella, luciendo nerviosa.

"Tanto como necesites", respondió Shouta. "No te privaríamos de un requerimiento nutricional solo porque es inusual. Los quirks provocan todo tipo de necesidades nutricionales extrañas en las personas. Una vez conocí a una chica que tenía que cuidar las flores de su cabello como plantas reales. Luz del sol y agua."

Hizashi miró directamente a Hitoshi. "Nunca te amordazaremos por hablar, hacer preguntas o incluso usar el tuyo".

"¿También saben de mí?" preguntó Izuku, con voz temblorosa.

"Sí," dijo Hizashi con una suave sonrisa. "Nunca te ignoraremos, lastimaremos o trataremos de manera diferente solo porque no tienes un quirk".

Eso hizo que los otros dos niños miraran a Izuku con evidente sorpresa. No del todo inesperado, ya que ser quirkless en los niños en estos días es increíblemente rara. "¿Qué pasa si no quiero quedarme?" Izuku cuestionó.

Hizashi suspiró. "Bueno, lo siento, pero como tus padres, tenemos que decidir qué es lo mejor para ti".

"Ustedes no son mis padres", Izuku frunció el ceño.

"Lo somos ahora," dijo Hizashi con firmeza.

"¡Me secuestraron!" argumentó Izuku. "¡Eso no los convierte en mis padres! ¡Quiero ir a casa!"

Shouta se puso de pie, tirando de Hizashi con él. "Verás con el tiempo que esto es mejor para ti. Que somos mejores para ti. Tómense un tiempo para calmarse y vendremos a buscarlos cuando la cena esté lista". Con eso, condujo a Hizashi fuera de la habitación, cerrando la puerta desde afuera. Habían cambiado temporalmente la dirección de bloqueo de las manijas por esta misma razón.

"Oye, está bien. Esperábamos algo de resistencia", le recordó Shouta a su esposo, tratando de animarlo. "Himiko estuvo de acuerdo, Hitoshi es neutral hasta ahora y solo Izuku está molesto. Verá cuánto mejor es para él aquí y se recuperará".

"Lo sé. Solo esperaba que fuera más fácil," suspiró Hizashi. "Ya los quiero mucho. Me duele tener a Izuku molesto conmigo".

"También los quiero. Superaremos esto", le aseguró Shouta. "Solo tenemos que mostrárselo".

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"¿Realmente no tienes quirk?" preguntó la chica a la que llamaban Himiko.

"No, no lo tengo", suspiró Izuku, tratando de abrir la ventana. Inútil, ya que estaba cerrado con clavos.

"Podrías tener un desarrollo tardío", dijo torpemente el chico al que llamaban Hitoshi.

"Tengo 10 años. El desarrollo tardío más antiguo documentado fue 8. ¿Mi falta de quirk es un problema para ti?" preguntó, abandonando la ventana para mirar al otro chico.

Hitoshi negó con la cabeza. "Tengo un quirk de villano. Sería hipócrita si lo hiciera".

"Bebo sangre", intervino Himiko. Por su quirk, se recordó a si mismo, considerando lo que habían dicho los secuestradores. "¡Así que tampoco te juzgaré!"

"Bueno, está claro por qué nos llevaron", dijo Izuku con ironía, notando que Hitoshi asintió con la cabeza. Los quirk indeseables aumentan las posibilidades de que nadie denuncie su desaparición, y mucho menos que la policía se tome en serio su búsqueda. "¿Qué debemos hacer?"

"Me quedo," reiteró Himiko. Izuku miró a Hitoshi, quien se encogió de hombros.

"Conocen mi quirk y solo funciona cuando la gente no lo sabe", explicó Hitoshi. "Así que no puedo usar eso para escapar. Simplemente iba a hacer lo que hago con cada grupo de padres adoptivos; Trate de no hacerlos enojar. Si no me gusta estar aquí y veo una oportunidad de escapar, lo haré".

"Quiero escapar antes. Mi mamá no es mala", insistió Izuku. "Puede que la policía no me busque porque soy quirkless, pero ella lo hará. Ella me extrañará mucho. Tengo que volver con ella."

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"La cena está lista", dijo Hizashi alegremente después de abrir la puerta de su habitación. Uno de los niños, probablemente Izuku, vació los cajones de su tocador en el suelo en señal de protesta. Hizashi estaba más impresionado que molesto. Los ojos verdes lo observaron esperando una reacción. "Después de la cena, les mostraremos sus habitaciones. Traten de no pisar ningún gato".

Hitoshi se animó. "Tienen gatos", afirmó, evitando formularlo como una pregunta. Tendrían que trabajar en eso con él más tarde.

"Los tenemos. Dos; Bastardo y Pepinillo," les dijo Hizashi mientras los conducía a la mesa del comedor.

"¿No son esos nombres raros?" preguntó Himiko.

"Pepinillo porque lo encontré en uno de esos frascos gigantes de pepinillos", reveló Shouta. "Y Bastardo porque lo es".

Los niños se sentaron a la mesa cuando Hizashi se lo indicó. "Así que no estamos seguros de qué alimentos les gustan, así que nos limitamos a cosas simples por ahora".

Mientras comían, Hizashi trató de que los niños hablaran para que todos se conocieran un poco mejor. "¿Cuál es el color favorito de todos? El mío es rojo."

"¡El mío también es rojo!" Himiko exclamó. "¡Y rosa!"

"Colores pastel," dijo rotundamente Hitoshi.

Izuku lo miró, pero respondió: "Azul marino".

Hizashi miró a Shouta expectante. "Tener un color favorito es ilógico".

"No le hagan caso. Su color favorito es el amarillo", dijo Hizashi, exponiendo a su esposo sin pensarlo dos veces.

"Cállate, no lo es", argumentó Shouta mientras los niños miraban con varios niveles de intriga.

"Lo es. Porque me dijiste que--" Las manos de Shouta se cerraron sobre su boca, cortándolo.

"Eso fue dicho en confianza," siseó Shouta. "No traiciones mi confianza."

"¡Siguiendo!" Hizashi dijo rápidamente. "¿Sabor favorito de helado? Me gusta la cereza."

"¿Hacen helado de sangre?" preguntó Himiko.

"¿Probablemente podrías mezclar sangre con vainilla?" Hizashi sugirió y esto pareció complacerla.

"Chocolate," decidió Hitoshi.

"Té verde", respondió Izuku, relajándose un poco.

"Café", dijo Shouta inexpresivamente. "Siempre café."

"¿Qué hay de los pasatiempos?" Hizashi preguntó a continuación. "Me gusta tanto la música que dirijo un programa de radio. También me gusta ver películas y dramas".

"A mí también me gusta la música," dijo Hitoshi tímidamente.

"Mis padres no me dejaban hacer mucho, así que no sé," admitió Himiko con tristeza.

"Oh, está bien. Podemos encontrar algo que te guste juntos," le dijo Hizashi suavemente.

"Parkour y siestas", respondió Shouta antes de mirar a Izuku. "¿Qué pasa contigo?"

"Análisis peculiar", murmuró Izuku, mirando hacia otro lado y frunciendo el ceño.

"¿En serio?" preguntó Hizashi, sorprendido de que un niño de su edad tuviera un pasatiempo tan complejo.

"Sé que es espeluznante", dijo Izuku enojado. Y, oh, esas eran lágrimas en sus ojos.

"No, cariño, no lo es," lo tranquilizó Hizashi. "Es realmente genial en realidad. El análisis de cualquier cosa suele ser algo bastante complejo. Es impresionante para alguien de tu edad."

"¿No te estás burlando de mí?" Izuku preguntó tentativamente, mirándolo.

"No lo estoy," le aseguró Hizashi. "Me encantaría escucharlos algún día si no te importa compartir".

"Está bien..." respondió Izuku, mirando su plato. La cena fue un poco más tranquila después de eso.

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"Y estas son sus habitaciones," dijo Hizashi, terminando el recorrido. Shouta dirigió a Himiko hacia la suya y a los chicos hacia el otro. Hizashi y Shouta se quedaron fuera de las puertas para poder verlos a todos a la vez.

"Prepararon habitaciones para nosotros," declaró Hitoshi con un toque de juicio tanto en sus ojos como en su tono.

"Sí, bueno, su adopción fue premeditada", respondió Hizashi.

"Secuestro", corrigió Izuku, sentándose en la cama que corría horizontal a la puerta, debajo de la ventana de la habitación.

"Shouta sugirió esperar las decoraciones y esas cosas hasta que estuvieran aquí y pudieran elegirlas ustedes mismos", les dijo Hizashi, ignorando el comentario de Izuku. "Así que sus habitaciones están un poco vacías en este momento. Los dejaremos comprar algunas cosas en línea y, una vez que podamos confiar en ustedes, también los llevaremos a las tiendas".

"Confiar en no decirle a la gente que nos secuestraron", bromeó Izuku.

"Sí," suspiró Hizashi. "Los amamos y no queremos perderlos".

"Ni siquiera nos conocen", argumentó Izuku, levantándose en una postura defensiva.

"¡Sé que eres mi hijo!" espetó Hizashi. "Lo supe tan pronto como te vi. Y el amor de un padre es incondicional. ¡Te amaré sin importar lo que sepa o no de ti!"

Izuku le devolvió la mirada con los ojos muy abiertos, atónito en silencio. "Está bien," interrumpió Shouta. "Creo que es suficiente por esta noche. Todos necesitamos un descanso. Llamen a la puerta si nos necesitan". Luego cerró y bloqueó sus puertas desde el exterior.

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Nota del autor:

Este Hizashi está un poco trastornado, pero ha sido un justiciero, un asesino y, en general, está involucrado en actividades delictivas durante al menos 7 años, si no más. Así que... creo que eso es de esperar. Lo importante es que ama a estos niños con todo su corazón.

(1631 palabras)