✨ dulce estrella
Hoseok se llevó la botella a los labios y bebió un largo trago de cerveza sin alcohol, escuchando lo que sus tres amigos conversaban. Se limpió el exceso de sus labios con el dorso de su mano y suspiró, paseando la mirada por el interior de su departamento. Varias personas conversaban en pequeños grupos en distintos puntos de la sala, la música estaba en el volumen justo, creaba un buen ambiente y no molestaba en absoluto.
Intentó participar en la conversación, sin embargo, sus ojos seguían buscando a aquella persona que hace varios minutos había desaparecido de su vista. ¿Dónde estaría? Se disculpó con sus amigos y se alejó, comenzando a buscarlo.
Fue a la cocina, pero no tuvo mayor éxito. Desde la puerta que dividía la cocina con el comedor inspeccionó el lugar, obteniendo el mismo resultado. Se bebió el resto del contenido de su botella antes de lanzarla al basurero y reanudar su búsqueda. En el camino, se disculpó con varias personas que obstruían su paso hasta que finalmente llegó al baño donde se refrescó el rostro. El único lugar que le faltaba revisar era su cuarto, y si él no estaba allí significaba que se había ido y Hoseok no se dio cuenta.
El mero pensamiento lo hizo sentir una extraña sensación en el pecho, tristeza y angustia envolvían su corazón.
Cuando llegó a la puerta de su habitación golpeó dos veces antes de abrirla con cuidado y asomar la cabeza para observar el interior. Al verlo en medio de la tenue oscuridad, esbozó una pequeña sonrisa y volvió a golpear la puerta dos veces.
—¿Puedo pasar?
Yoongi apartó la mirada de la ventana, ladeando la cabeza. Por el rabillo del ojo podía ver a Hoseok con la mitad del cuerpo dentro del cuarto.
—Es tu habitación, por supuesto que puedes pasar —comentó, volviendo su vista al frente.
El castaño ingresó y cerró la puerta con cuidado, afirmando su espalda en ella. Sus ojos no se apartaron ningún momento del chico que estaba a un par de metros de distancia con los brazos cruzados sobre el pecho, observando a través de la ventana. La música apenas se oía en esa parte del departamento y eso le permitía a Hoseok escuchar con total claridad el latir desenfrenado de su corazón.
Se alejó de la puerta, empezando a acercarse y cuando se detuvo detrás de Yoongi, no dudó un segundo en abrazarlo por la cintura, sus labios dejaron un cariñoso beso en su cabello antes que afirmara el mentón en el hombro del contrario, su mirada observaba el mismo cielo estrellado que veía su acompañante.
—Estaba buscándote... —susurró Hoseok.
Yoongi suspiró, relajándose entre los brazos de su amado. Posó las manos sobre las de Hoseok y entrelazó sus dedos, cerrando los ojos para disfrutar con mayor plenitud de la calidez con la que Hoseok lo envolvía. Los abrazos de Jung Hoseok eran especiales, casi curativos.
—Aquí estoy —el más bajo se aclaró la garganta, tratando inútilmente de desaparecer el nudo en ella—, quería estar un momento a solas.
Jung Hoseok frunció el ceño con suavidad y se alejó un poco para hacerlo girar sin soltar su cintura. Cuando pudo ver el rostro de Yoongi, éste ni siquiera le devolvía la mirada, manteniendo los ojos fijos en algún punto del suelo.
—Hey, mírame —le pidió. Tomó el mentón de Yoongi con cuidado y alzó su cabeza—, ¿todavía estás triste?
A pesar de la oscuridad que los rodeaba, gracias a la luz nocturna que atravesaba la ventana podía ver los ojos brillantes de Yoongi, sus preciosos ojos estaban levemente rojos por las lágrimas contenidas, su rostro un poco hinchado por el llanto que lo había asaltado antes de que Hoseok llegara en su encuentro.
Se había prometido no llorar esa noche para no arruinar la despedida de Hoseok. Ante la noticia de su alistamiento en el servicio militar, la noche previa a su viaje a la base de entrenamiento, los chicos habían organizado una pequeña fiesta de despedida para él, recordándole de esa manera que cuando saliera en dos años más estarían esperándolo para darle una cariñosa bienvenida. Yoongi estaba un poco enfadado porque al salir por esa puerta, todos lucían bastante felices conversando, bebiendo y riendo. ¿Cómo podían estar tan felices? Él no podía unírseles porque, sencillamente, estaba destrozado.
Jung Hoseok le acarició la mejilla con ese amor infinito que sentía por él. Yoongi cerró los ojos, entregándose a su toque y las lágrimas fueron liberadas recorriendo un camino invisible en sus mejillas y el castaño se apresuró a secarlas con sus dedos, acunando el rostro de Min Yoongi entre sus manos.
—No llores, por favor, amor —le pidió con voz suave, besando sus mejillas húmedas— No estés triste en esta noche tan especial, ¿está bien?
La petición de Hoseok lo hizo sollozar.
—¿Cómo esperas que no esté triste? —su voz se escuchaba como un susurro ronco por culpa del llanto. El nudo hacía que su garganta doliera y la única manera de desaparecerlo, era llorando— Me duele mucho saber que esta será la última noche que estaremos juntos.
Yoongi abrazó a su novio con fuerza, tratando de liberar de alguna manera aquel dolor angustiante que apretaba su corazón. Se aferró con desespero, sin querer apartarse de él porque sentía que si no tenía a Hoseok a su lado su vida volvería a ser triste y miserable. Ya no estaría el chico de bonita sonrisa que pintaba de colores vibrantes aquellos días en los cuales sólo quería desaparecer. Si Hoseok se iba, un trozo de su corazón y su alma serían arrancados sin piedad.
Hoseok, que había empezado a llorar también, se apresuró a secarse sus ojos húmedos por las lágrimas antes de apartarse. Estiró la manga de su suéter y deslizó la tela con sumo cuidado sobre las mejillas de Yoongi, esparciendo y secando en su totalidad la humedad en ellas.
—No llores, mi dulce estrella —le pidió y esbozó una pequeña sonrisa cuando Yoongi soltó una risa rota por el apodo— Me gusta ver la constelación en tus ojos, pero las lágrimas no hacen otra cosa más que nublar las bonitas estrellas que brillan en ellos...
Min Yoongi golpeó el pecho de su novio con suavidad, obteniendo una pequeña carcajada como respuesta.
—Hobi tonto —reclamó y Hoseok se preguntó si era posible estar más enamorado—. No me hagas reír cuando estoy llorando, sabes que no me gusta.
—Mhm, lo sé —el aludido se acercó y acarició su nariz con la de Yoongi— pero tú también sabes que me encanta verte sonreír. No puedes culparme.
Lo besó con cuidado. Un suave roce de labios en el cual le transmitió todas las dudas y preocupaciones que sentía y de las que todavía no habían hablado. Uno de los tantos defectos que tenía Hoseok, según él, era que le costaba muchísimo abrirse con los demás. No le gustaba transmitir una mala energía porque era fiel creyente que las malas energías podían apagar la luz propia de cada persona.
En esos cuatro años de relación, Yoongi había batallado muchísimo para que Hoseok se abriera con él, quería ser un soporte, un hombro de consuelo, aquella mano amiga que lo sostenía; quería que Hoseok compartiera todo lo que le preocupaba igual como él lo hacía. Y aunque lo había conseguido de cierta manera, todavía había cosas de las que Hoseok no le hablaba, prefiriendo siempre, guardarlas en el rincón más profundo de su mente.
—Ven aquí —le pidió. Tomó la mano de Yoongi y lo condujo hasta la cama donde él se recostó— Vamos, ven aquí.
El azabache, quien se había quedado de pie a un lado de la cama, lanzó una mirada hacia la puerta.
—¿Qué hay de los chicos? Quizá están un poco preocupados por ti.
—Ellos entenderán —Hobi se encogió de hombros, sus labios curvándose en una mueca desinteresada. Tomó la mano de Yoongi y tiró de ella haciendo que la anatomía del otro cayera sobre su propio cuerpo. Min Yoongi se quejó más no se apartó y se dejó rodear por los brazos de su novio—, y si no lo hacen, me da igual. Quiero estar contigo.
Yoongi apoyó la cabeza sobre el pecho de Hoseok y suspiró, sintiéndose totalmente seguro entre los brazos del contrario. No había lugar en el mundo más especial para él que ese. Cualquier sitio era perfecto si podía estar con Hoseok a su lado.
El menor besó la cabeza de Yoongi y suspiró también, susurrándole cuánto lo amaba. Comenzó a acariciarle el cabello, ambos sumiéndose en sus propios pensamientos, disfrutando del último momento que tendrían a solas.
—¿Estás nervioso? —Min Yoongi preguntó luego de un par de minutos. Ante la falta de respuesta de Hoseok, dejó de acariciar su pecho y alzó la cabeza, apoyando el mentón justo donde había estado acariciando para mirarlo a los ojos.
—No —mintió Hoseok. La verdad era que estaba aterrado, sin embargo, no quería darle más preocupaciones a Yoongi.
—No hace falta que me mientas para que yo esté más tranquilo, Hobi —murmuró el pelinegro, acariciando una de las mejillas de su novio con los dedos de su mano libre—. Yo también estaba nervioso cuando tuve que alistarme. Contaba los días para salir de ahí, pero dos años es mucho tiempo.
Hoseok suspiró.
—¿Y qué hiciste?
—Nada —Yoongi soltó una corta risa—, simplemente dejé que los días pasaran.
—¿Ya ves? Eso es lo que tienes que hacer ahora, amor. Dejar que los días pasen y en menos de lo que puedas darte cuenta, los dos años habrán pasado.
Min Yoongi sacudió la cabeza en negación. Con un poco de dificultad, se levantó quedando sentado frente a Hoseok.
—No es lo mismo —jugueteó con sus dedos, bajando la mirada cuando sintió sus ojos aguarse una vez más—. Yo no tenía a nadie esperándome afuera. Ahora es distinto.... ¿por qué tuviste que inscribirte justo ahora? Hobi tonto, podrías haberte inscrito antes de que nos conociéramos.
Hoseok rio con ternura y copió la posición de su novio, tomando las manos ansiosas entre las suyas.
—No llores otra vez, por favor. Mi corazón duele cada vez que te veo llorar —le pidió con voz suave—. Estoy muy triste por dejarte, pero me consuela saber que una vez que salga, estarás esperándome. Porque estarás esperándome, ¿verdad?
Yoongi rodó los ojos y apretó los labios para no sonreír.
—Por supuesto que sí. No seas tonto, Hobi.
El chico de cabello corto se inclinó hacia adelante y presionó los labios sobre los del contrario.
—Te amo y me siento muy afortunado de tenerte a mi lado.
Yoongi lo observó, sus ojos brillando con un amor tan intenso y puro que lo abrumaba. Sin Hoseok a su lado se sentiría a la deriva, no obstante, tenía que hacer el esfuerzo. Sabía que las primeras semanas iban a ser duras, pero el hecho de que él volvería en dos años le confortaría y sería como un suave calmante para esas heridas que Hoseok terminaría de sanar una vez estuviera de regreso.
Se besaron unas cuantas veces más antes de volver a la posición anterior, Yoongi recostado en el pecho de Hoseok mientras este último le acariciaba el cabello.
Cuando Yoongi sintió que sus ojos comenzaban a cerrarse, se apartó de Hoseok.
—¿Qué pasó? —preguntó al ver a Yoongi acomodarse frente a él.
—Estaba dándome sueño y no quiero dormir. No todavía —estiró la mano y acarició el rostro de Hobi quien cerró los ojos, disfrutando del toque—. ¿Qué haré sin ti estos dos años?
—Saldrás con los chicos y comerás un montón de cosas deliciosas que después me llevarás a probar —propuso. Tomó la mano de Yoongi y la llevó a sus labios, besando su palma—. Vivirás y serás feliz, por supuesto. Dos años no es un siglo, ¿bien? Volveré, mi dulce estrella.
—Me harás mucha falta...
Hobi sonrió— Y tú a mí. ¿Pero sabes una cosa? Cuando estoy solo aquí y te extraño, observo las estrellas. Las miro porque sé que tú también las estás mirando y eso me hace sentir menos solo. Me hace sentirte a mi lado.
Yoongi sintió como todo su interior se derretía. Desde muy pequeño, había disfrutado de observar las estrellas. Lo que más le gustaban de las vacaciones de verano era visitar a su abuela en el campo porque la contaminación allí era nula y podía observar el firmamento por horas durante la noche. Era un pasatiempo que lo hacía conectarse con él mismo y, ahora, compartirlo con Hoseok lo hacía aún más especial.
—¿De verdad?
—Sí. Por eso, no debes estar triste, ¿bien? Estaremos separados, pero observaremos las estrellas y haremos algo juntos, incluso a la distancia.
Los labios de Yoongi se curvaron en un puchero y terminó asintiendo. Ya estaba todo preparado para el siguiente día. No había nada más que pudiera hacer. Hoseok se iría y no podía hacer nada para detenerlo, ahora sólo le quedaba esperar.
Sentía un montón de emociones aglomeradas en el interior de su pecho, miles de pensamientos corrían a gran velocidad dentro de su cabeza; estaba preocupado por Hoseok porque sabía que los entrenamientos eran duros y él no estaba hecho para eso. No, Hoseok era una pequeña persona frágil a la cual él quería mantener en el interior de una caja de cristal para que nada ni nadie lo dañara, nunca.
Se acercó a él y lo besó lentamente, queriendo grabar el sabor de sus labios dentro de su memoria, como si tuvieran todo el tiempo para ellos. Mientras lo besaba, se imaginó en una especie de mundo paralelo donde esa noche no era una despedida, sino que era la primera de muchas, por el resto de sus vidas. No quería apartarse de él.
Cuando se apartaron, Hoseok dejó un beso en su frente y lo abrazó con fuerza y necesidad. Lágrimas silenciosas se deslizaron por sus mejillas.
Extrañaría su pequeña constelación.
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Si estás leyendo esto, muchas gracias ❤ me gustaría escribir pequeñas historias dedicadas a la persona más especial en mi vida 🥺 son relatos bastante personales porque voy plasmando lo que siento entre líneas. El alistamiento de Hoseok en el sm me ha pegado fuerte y para liberarme de cierta manera de aquellos sentimientos tristes he decidido escribirlos :( probablemente hayan más partes luego de esto, pero serán publicadas conforme las vaya escribiendo. Me cuesta mucho expresar lo que siento, por eso, lo haré de la manera en la me siento cómoda, escribiendo sobre mis papis 🥺
13042023
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