01

Este es un Fiv corto de dos capítulos, este es el primero.

Advertencias
Omegaverse
Omega no tradicional
Menciones de acoso
Stanley y Xeno no están saliendo, son amigos.

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Consolador

El caso era sencillo, a Xeno no le gustaban los consoladores.

Era un hecho simple, fuera de su calor y sin la necesidad de su Omega por una verga muy específica, que venía pegada a un ejemplar rubio absurdamente atractivo, a Xeno no le gustaban para nada los consoladores grandes, de hecho, solo tenía uno, uno que había comprado para su calor y que era de uso específico para ese momento, fuera de el, la sensación de algo ancho y grande dentro suyo le era incómoda.

Ciertamente el apetito sexual de Xeno no era precisamente enorme, pero tenía momentos de debilidad donde el estrés era demasiado, la sobrecarga de trabajo a la que se sometía pasaba factura en su cuerpo, y por ende se permitía ceder y ser débil al objeto de su afecto y complacerse pensando en manos grandes, músculos definidos y al aroma a cigarro, pólvora, madera y café. Entonces para mayor placer hacía uso de sus pequeños y medianos vibradores.

La pasaba genuinamente bien, se relajaba y se dejaba llevar por el anhelo por su mejor amigo (que jamás de los jamases se enteraría de que se masturba pensando en él), sus vibradores eran más que suficientes para complacerse.

Sin embargo, mientras firmaba el recibo que acompañaba el paquete con una perfecta cara de indiferencia, lo que contenía atenta contra cada uno de sus gustos en la cama.

Xeno siempre se había complacido solo, bueno, en algún momento se había metido con una bonita Omega de cabello rosa con fines experimentales. Descubrió algunas cosas sobre sus gustos, entre ellas era que le interesaba demasiado ser azotado, adorado y sobreestimulado. En realidad era un gusto bastante común entre muchos omegas, a eso se debía el hecho de que la gran mayoría de parejas sentimentales o sexuales fueran entre alfas y omegas, bastante común y aceptable, si no fuera por qué los alfas corrían de él.

Ahí derivaba el problema. 

A Houston le gustaba ser azotado cómo a cada Omega pequeño y menudo, pero el albino era todo menos pequeño y adorable. Era alto y afilado, como un buen alfa, terriblemente inteligente y de aura dominante, nada como un Omega. Eso lo llevó a que su primer género acudiera a él por montón, pero su opuesto le huían como peste.

Pero no confundamos, Xeno le gustaba ser un Omega fuerte que irradia respeto y poder, personalmente le gustaba jugar con alfas que no le llegarían ni a los talones.

Pero era una princesa en la cama, una gigante y severa.

Pensándolo de esa manera, supone que las pollas grandes serían para él más fáciles de llevar, pero simplemente no comprendía el afán, a su parecer estaban sobre-estimadas.

Díselo a su paquete.

Xeno sintió esa abrumadora necesidad de estar lleno que solo sentía cuando estaba en celo, raro, pero mientras caminaba a su habitación solo sentía que iba en aumento. A su paso, tomo uno de los cuchillos que Stan dejaba regados por la casa en diferentes cajones, para su seguridad dijo, y con la hoja afilada se permitió romper la caja para abrir su nuevo juguete.

Lo abre considerando que era una tragicómica casualidad que usará precisamente uno de los cuchillos de Stanley, tomando en cuenta las implicaciones y la personalización de dicho consolador.

Era una gran polla rosada que intentaba ser realista, en su opinión, la peor clase de consolador que existía. Este tipo abría sido su última opción de compra, había tantos en el mercado, rosas, negros, morados, con formas tan bonitas y discretas, simples, transparentes, con formas de verduras o tentáculos, había tantos estéticamente preciosos, por lo cual las siliconas imitando penes corrientes le eran muy feos en comparación de la cantidad de diseños por explorar.

Sin embargo, este consolador feo de color crema, era una aproximación en tamaño y forma al pene de Stan.

¿Qué como había obtenido dichos datos? La forma no había sido la más agradable para Xeno.

Recuerda el problema de hace algunos meses, y el hecho de que en realidad, si había algunos alfas a los que les llamaría la atención como Omega, algunos particularmente desagradables o fetichistas. 

Se llamaba Barth, había sido compañero temporal de Xeno, un alfa egocéntrico al que el albino había humillado y rechazado. Había sido un juego sucio de seducción a fin de beneficios laborales, creyó que Xeno estaría lo suficiente desesperado por amor y atención de un alfa, y se aprovecharía para obtener beneficios laborales con el intelecto del Omega. Pero no sucedió así, y encaprichado con el rechazo comenzó a perseguirlo como un maldito maniático.

La obsesión fue terrible, comenzó a perseguir de manera amable poniendo el doble de esfuerzo para conquistarlo, cuando no lo consiguió siguió el berrinche, después a qué el loco comienzará a acosarlo en busca de un poco de atención.

Cuando Xeno pasó a ignorarlo la situación empeoró, el tipo se volvió su sombra, y tan alto como el mismo albino, rápidamente su segundo género se alertó en peligro.

Recuerda esas semanas donde la policía no hacía una mierda mientras un lunático paseaba alrededor de su casa solo para ver si se encontraba en ella, lo único que lo hacía sentir seguro ahí dentro eran las pertenencias de Stan. Algunos años atrás se mudaron juntos para evitar el pago innecesario de un apartamento que no sería utilizado, entonces la casa estaba plagada de armas por culpa del post-trauma del soldado.

Cuando se sentía particularmente inseguro, se refugiaba en la cama inutilizable de Stan buscando su aroma calmante, buscando no estar solo.

Bendito alivio fue cuando una semana después el rubio volvió, ese fue el verdadero momento en que se dió cuenta del estrés al que estaba sometida su mente y cuerpo, se derritió en los brazos de Stan cuando esté le abrazo y le froto la espalda, si lloró eso fue algo que solo ambos saben.

Recuerda haber tenido la mejor noche de su vida mientras se quedaba dormido con el alfa haciéndole cariños en la cabeza.

El estrés lo sometió a un celo no sexual terrible, se revolcó en un olor agrio entre las sábanas del alfa, quien intentaba consolarlo entre las fiebres y los calambres.

Después de eso, estuvo tan tranquilo pese al loco que lo perseguía, le contó al alfa con lujo de detalles sobre el imbécil de mierda que se había encaprichado. Stan lo llevó al trabajo e iba por él para traerlo de vuelta, el acosador cesó en cuanto vio la actividad, genuinamente pensó que todo había terminado y la pura presencia de Stan lo había asustado.

No fue así, tuvo el error de acudir solo al trabajo, y después de su jornada laboral el tipo volvió a la acción.

Xeno estaba tranquilo en la cocina, picando un pastel que habían comprado hace días, el rubio hacia unos minutos que aviso que se ducharía después de regresar del gimnasio, y mientras se metía un trozo de pastel de chocolate a la boca escucho golpes en la puerta, una llamada casual.

Tres toquidos, el albino se confundió, nunca tenía visitas ni había ordenado nada a domicilio, entonces camina hasta la puerta para ver por la mirilla a su invitado.

Estaba oscurecida, había sido tapada. Se tensa de inmediato e inhala fuerte mientras sus pies comienzan a entrar en pánico, efectivamente, olía muy levemente a Barth.

Camina lo más rápido y silenciosamente posible hasta alejarse, su cuerpo pide rápidamente que se ponga a salvo, que necesita protección. Y con su cuerpo tenso como la mierda se dirige hasta el cuarto de baño apestando a pánico, entra sin avisar y cierra como si el alfa le estuviera siguiendo.

—Stan

El rubio, en toda su gloria desnuda y húmeda se asoma desde el interior de la ducha con interés reflejado en una ceja levantada y mirada curiosa. Xeno se adentra levemente al baño pues su cuerpo buscaba refugio, puede ignorar el glorioso cuerpo tonificado a favor del pánico.

—Barth está en la puerta — dice y Stan frunce el seño.

Lo siguiente que ve Xeno es como el alfa sale completamente de la ducha chorreando agua, ni siquiera se molesta en cubrir su desnudez mientras se dirige en su dirección hasta la puerta del baño.

—¡¿A dónde vas así?!— lo detiene agarrándolo del brazo, la ducha fresca en el cuerpo bajo su mano, de pronto, su Omega interno brota ante la satisfacción de confort que brinda el contacto físico, y mientras su interior se alborota en hormonas, Stan le levanta una ceja interrogante.

—¿Así como?

Le da una mirada de arriba a abajo haciendo notar su desnudez intentando no mirar demasiado, sabe que se está sonrojando cómo loco, pero Stan está muy enojado para notarlo, le arruga la nariz y le extiende una mano, por lo que rápidamente alcanza una toalla y se la entrega.

Lo que sucede a continuación, el alfa poniéndose la toalla en la cintura mientras se va como toro enfurecido a la puerta principal que no deja de ser tocada. El albino solo atina a sentarse en el excusado, no se atreve a salir del baño.

Pasan unos minutos mientras está solo e inquieto en el pequeño cuarto. Cuando Snyder vuelve, tiene una sonrisa de satisfacción que tendría una persona que acaba de golpear a quien considera una molestia. Le toca la cabeza y pasa sus dedos arruinando su peinado, no tiene ánimos de reclamarle.

—¿Que le hiciste?

—Enseñarle modales, no te preocupes, solo una advertencia

Entonces había sido una amenaza, Stan le sonríe con cariño mientras se agacha para estar a su altura. Mala desicion, la toalla vilmente anudada se abre y muestra un rubusto y tonificado muslo.

—Veamos si se atreve a seguir jodiendo

Xeno le devuelve la sonrisa, su Omega se siente tan amado y cuidado por su alfa soñado.

—Voy a continuar mi ducha, huelo a perro mojado— arruga la nariz y no puede evitar la risa burbujeante que se le escapa. Pero el albino no quiere irse, el mero pensamiento le incomoda.

—¿Puedo quedarme aquí?— la pregunta sale bajita 

—Claro

Stan le da unas palmadas más en la cabeza y se levanta, ve como el ejemplar rubio arroja la toalla al perchero y vuelve a meterse en la ducha, la imagen clara de la espalda ancha y trabajada, seguida por nalgas tonificadas, hace que Xeno desvíe la mirada enseguida con vergüenza.

El alfa no muestra ni un poco de vergüenza o pudor, se ducha completamente expuesto a la mirada de Xeno sin sentirse avergonzado, el albino quiere dejar escapar un gemido pero se lo aguanta, y cuando escucha el sonido de la tapa del shampoo ser abierto y después cerrado, de da el capricho.

Los preciosos ojos azules de Stan no mirarían los analizadores de Xeno en todo su cuerpo, el accidente ahora completamente olvidado a favor del espectáculo visual que es el rubio.

Cuánto termina, hace todo lo posible por ocultar su vergüenza, pero no se niega a acurrucarse en el sofá a ver una película para olvidar el mal rato que ya estaba olvidadisimo.

Stan siempre era el remedio de sus males, y dicho y hecho, Barth se volvio una sombra que no se atrevería a acercarse, si bien todavía lo veía en el trabajo, mirándolo fijamente desde lejos, este ya no se había acercado a él. Eso fue suficiente para hacer sentir tranquilo a Xeno, incluso después de que el alfa rubio tuvo que marcharse de nuevo.

Volvió a su realidad cotidiana cómo un  exitoso Omega soltero ocupado en su trabajo, sin embargo de sentía extrañamente inquieto y solo. Lo ignoró a favor de saturarse de trabajo.

Sin embargo, cuando su siguiente calor llegó como era esperado, lo azotó con fuerza. Su consolador se sintió empequeñecido comparado a la gruesa virilidad del alfa rubio. Se sentía insatisfecho ahora con una idea del tamaño y grosor de la polla de Stanley, y se sintió eufórico por el deseo de su Omega por su alfa ideal. Cuando terminó, fue el celo que más insatisfecho se sintió, la sensación de dolor y entumecimiento seguían presentes, se ausentó un día más de lo acordado.

Entonces, con un celo así de terrible, Xeno comenzó a planear el siguiente. Medicamentos para el dolor, posponer su siguiente celo de 3 meses a 6, y conseguir un consolador (o varios) más adecuados para su nueva necesidad.

Así fue como Xeno encontró esta página de una empresa que personalizaba consoladores al gusto de sus clientes, las necesidades y los deseos influyen en la compra de los usuarios, y no dudo en preguntar sobre el tiempo y precio con las especificaciones enviadas. Se sintió como un pervertido cuando señaló las especificaciones de diseño sobre un pene real, ellos se vieron muy profesionales e incluso le explicaron que era bastante normal que omegas hicieran consoladores a molde del pene de su alfa. Xeno se sintió más tranquilo cuando hizo los planos con debidas especificaciones, cuando terminó de elaborarlos se elogió de lo parecido que era al original (que claramente guardó sagradamente en su memoria), las medidas eran aproximaciones en base a la altura y proporción del alfa, entonces, cuando se aseguró que los planos estuviesen listos y legibles, los envío y posteriormente se encargó de eliminar toda la evidencia a excepción del correo enviado a la tienda.

Lamentablemente su paquete demoraría, se tenía que hacer un molde nuevo y eso era caro y tardado (No tuvo reparos con el precio), y para cuando el paquete llegó, Stan estaba en casa una vez más, benditas sean las misiones cortas y las estadías en la base que le permitían volver a casa todos los días, maldita sea su necesidad de sexo y de ser consentido, entonces tuvo que guardar su nuevo juguete bien dentro de su clóset y aguantar la sensación de picor del deseo.

Se volvió 10 veces más difícil con el rubio paseando por la casa y buscando su atención.

No contento con eso, tuvo que ocurrirsele creer que Xeno estaba muy frío y que debía estar congelandose por el clima de otoño. Él había estado trabajando en su computadora en la sala mientras el alfa veía televisión, y aunque se negó, fue sometido a un juego de fuerzas con Stanley tratando de meterle la maldita sudadera que él había traído puesta y el albino defendiéndose, fue debil, y termino con una sudadera que, aunque ambos eran de tamaños similares, le quedaba ancha.

Olía fantástico a alfa, casi se derrite contra los cojines mientras hacia su informe.

Por si fuera poco, el rubio lo mandó a dormir ya entrada la noche, pero él se sentía con mucha energía y pensó que incluso podría adelantar más trabajo. Pero años de conocerse hicieron que el rubio ganará esta vez.

Ahí es donde estaba ahora Xeno, acostado en su gran cama con la sudadera de Stan puesta en lugar de la camisa de pijama, y con mucha energía esperando ser quemada.

Y mientras intentaba acomodarse y concentrarse para dormir, el aroma a alfa hizo las suyas, ahora no solo se sentía inquieto y lleno de energía, ahora también sintió el picor del deseo que había estado gestándose desde que llegó su paquete. 

Entonces, su imaginación aventurera lo puso rebotando encima de Stan, quién lo miraba con adoración desde abajo, como si fuera la maldita cosa más bonita y a punto de destrozarlo, para que no hubiese otro pensamiento dentro de Xeno que el alfa, solo el alfa.

Soltó un gemidito ante su imaginación, ahora estaba caliente y tenía al objeto de sus afectos a una pared de distancia y su reemplazo guardado en su clóset.

Sintió su cuerpo tensarse, y supo que era momento de levantarse cuando tuvo la certeza que esa imagen en su cabeza no iba a irse pronto. Solo debía ser silencioso y no habría problema, nadie tendría que saber los pensamientos sucios en su mente sobre su mejor amigo, y lo que estaba haciendo era perfectamente normal.

Entonces toma una toalla, una de sus largas almohadas para todo el cuerpo que usaba para su calor, y por supuesto, la caja que lo había tenido tan ansioso desde que llegó. Bien ahora, con su botellita de lubricante en mano por si las dudas, se desnudo sin averiguar si sus puertas estaban correctamente cerradas.

Gran error.

Entonces ahora comienza la magia para él, mientras se acuesta de espaldas y se quita el pantalón, la sola sensación de estar expuesto le hace estremecer, y para cuando su mano fría agarra su pene, Xeno ya está derretido en la sudadera con olor a Stan.

Oh su Stan, su precioso Stanley.

Él estaba ahí, ambos estaban de costado, Xeno era la cuchara pequeña y solo se hacía más pequeño en el pecho del contrario mientras las manos calientes del alfa acariciaban lentamente su polla, apestaba a él, toda la habitación apestaba al deseo que le tenía a Xeno.

Sumergido en su fantasía, sintiendo el aliento del alfa en su oído que le susurraba lo bueno que estaba siendo, mientras sus anchos dedos callosos husmeaban su abujero.

Xeno se atraganta con un gemido mientras toma su precioso consolador crema, y jadea ante la sensación de la punta roma del pene de Stanley en su entrada. Dios Santo, los brazos de Stan lo consolaban tanto ante la sensación de su pene abriéndose paso, sus ojos ruedan hacia atrás mientras se enviaba completamente dentro suyo.

Oh Dios, su Stan estaba tan dentro, llenándolo tan bien.

Stan estaba dentro, Stan estaba llenándolo, Stan iba a complacerlo tan bien, jamás se volvería a sentir insatisfecho teniendo ese ya muy preciado juguete en sus manos.

La posición se vuelve cansada, se pone de rodillas en la cama con el consolador aún dentro, sujeta la base y monta su almohada, olvida completamente la toalla a favor de comenzar a saltar.

Y ahora está donde quería estar hace unos minutos, encima de un Stan que lo sujeta fuerte de la cintura, que lo mira montarlo con su absurdamente hermoso rostro contraído en placer, el placer que Xeno le estaba dando.

Suelta un gemido de placer ante la idea, su polla rebota frotándose contra la tela de la sudadera, Oh, bien podría darle un espectáculo al rubio. Lentamente, su mano comienza a subir la sudadera acariciando su abdomen hasta su pecho, sus pezones olvidados le dan escalofríos de estimulación ante sus dedos.

Luego, Xeno escucha un click seguido de una luz blanca que viene desde su ventana y se va rápidamente, su mente no tarda en procesar que eso ha sido un flash de una cámara. 

Todo Xeno, su cuerpo y su mente, quedan helados cuando ven una sombra en el balcón de su recámara, sus cortinas no habían sido cerradas, pero no debería haber problema ya que daba a su jardín. Pero ahí estaba, una sombra que cuando se da cuenta que la ha cagado se levanta  y se arroja del que era el segundo piso de la casa de los suburbios en la que vivía Xeno.

Su Omega, más rápido que su mente, da paso a la alarma en todo su cuerpo a favor de un aroma agrio y un gemido de pánico a nombre de Stan.

Su casa había sido invadida, su intimidad había sido invadida, le habían tomado una foto en uno de sus momentos más vulnerables.

Y genuinamente, no sabe cómo manejar sus emociones, solo se queda ahí, helado, viendo como ha sido asaltado y con ganas de llorar y desaparecer.

El golpe de su puerta siendo azotada al abrir lo saca del pánico, el alfa Snyder hace presencia con un maldito rifle de balines maniobrando en sus manos, apestando a muerte con cada paso pesado que daba.

Y ahí, en su ventana, lo ve alzar el rifle, apuntar y hacer un único tiro, para después bajar el arma y voltear a verle.

—¿Puedes llamar a la policía?— Xeno no contesta.

Lo único que escala de sus labios es un vil murmullo.

—Tomo una foto

Lo siguiente pasa como un borrón. Xeno realmente no sabe que fué después de aferrarse a las sábanas buscando que su intimidad fuera devuelta, solo sabe que en algún momento Stan lo trasladó a su habitación sin ventanas, ahora estaba revolcándose en la miseria de no saber qué estaba pasando, del hecho de que había un teléfono con una foto intimina suya y quién sabe si mucho más, y del consolador que había arrojado cruelmente debajo de la cama en un intento de esconderlo, pues había estado dentro suyo todo ese tiempo.

Se acurruca más en las mantas de Stan, no iba a salir por esas respuestas, sus piernas y todo su cuerpo se sentían temblorosas de todo el miedo que había acumulado por el infeliz bastardo que lo había estado acosando todo el tiempo, por qué no había manera de que hubiese sido otra persona.

Xeno estaba tan enojado consigo mismo por no poder levantarse para ir a investigar por sí mismo, se da cuenta ahí, que todas las veces en que se había quejado de los omegas indefensos que no se revelaban contra sus abusadores. No sabía de qué estaba hablando hasta ahora, todavía con ganas de llorar aunque ni siquiera fue tocado.

Se vuelve a revolcar en su miseria, y algo más nace en su pecho, rabia, un coraje enorme de haber sido violado que lo hace levantarse para ir a buscar un pantalón, sin embargo, todo eso se evapora cuando la manija de la puerta es sacudida, se tensa de miedo hasta que huele al alfa enojado que entra buscándole.

Las cejas bonitas se arrugan en preocupación cuando le encuentran, e inmediatamente se ve envuelto en brazos fuertes, Dios lo ha bendecido con este alfa que lo mima tanto, incluso tal vez un poco más de lo necesario.

—¿Cómo estás? No te veías bien allá fuera — el rubio acomoda su palma en su mejilla, y Xeno solo puede acurrucarse en ella en reconocimiento, Stanley también le acaricia la espalda en consuelo.

—Ya estoy mejor gracias, me tomó por sorpresa— intenta darle una mirada de calma pero cuando aleja un poco la cabeza Stan vuelve a arrugar su preciosa cara en enojo. —¿Cómo están las cosas afuera?

—Todo bien, Michael me está haciendo el favor con los oficiales en este momento, aunque deberían irse pronto— Michael era el vecino de al lado, estaba cerca de los 50 y a veces era un entrometido, pero era un gran tipo y le gustaba fumar con Stan cuando lavaba su auto. —Es tu fan con ínfulas de acosador, le di un disparo en la rodilla, probablemente no pueda caminar en un tiempo

Eso lo confirmaba todo, ahora solo pueda pensar en las implicaciones legales a las que podría estar un disparo en la rodilla, sin embargo, es interrumpido por los brazos que lo levantan del suelo, emite un chillido de sorpresa y pronto es tirado en la cama nuevamente y abrigado con las sábanas en ella.

—Ah y toma— Stan deja un teléfono al lado suyo —se supone que es evidencia entonces no deberías de borrar la foto, pero no debes preocuparte más por eso— el último peso en el pecho que tenía se evaporó con la dulce sonrisa de Stan mientras le acariciaba el cabello.

Dios mío, ¿esto era ser amado?

—Te voy a dejar encerrado, estarás seguro y calentito aquí dentro— dice mientras le da palmaditas en su pecho ahora abrigado —ahí hay cuchillos y esa caja tiene armas, nada que no sepas pero por si no lo recordabas — ahora, el alfa se levanta mientras le deja una pistola de bolsillo en el nochero. 

—¿Eso debería hacerme sentir seguro?

—Sip — ahora, de nuevo cerca de la cama, Stan le hace sonar un beso ruidoso en la frente y mientras se va le dice —Voy a matar a un imbécil, vuelvo pronto

Y desaparece por medio de la puerta, aunque la sensación de inseguridad aún está dentro de Xeno.

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