Sana (18) Jihyo (19)

—¡Chicas!¡es hora de desayunar!

—Mierda Sana —Los gritos de su madre las asustó a ambas—Te dije que tenías que poner una alarma para que tomemos una ducha y no bajar oliendo a sexo.

—Mi error, lo siento, estaba ocupada en otras cosas—Beso su hombro desnudo—Podemos tomar una ducha juntas si lo deseas.

Sus brazos estaban al rededor de la cintura descubierta de Jihyo.

—Haremos de todo menos ducharnos maldita insaciable—Se rió un poco antes de levantarse con la sabana cubriendo su cuerpo—Yo tomaré una ducha en cambio tu tendrás que arreglártelas.

—¿No hay ducha de a dos?—Puso su mejor cara de perrito regañado.

—No Satang~

—Agh, esta bien, esperaré hasta que salgas—Se volvió a recostar en las revoltosas cobijas.

—La última en llegar comprará pollo en la cena.

Se levantó como rayo de la cama siguiendo de cerca a Jihyo, ya sabía que era ella la que tenía que comprar el pollo pero perderse de una ducha con Jihyo jamás.

Aunque Jihyo siempre dijera que era una sucia que solo pensaba en sexo, las pocas veces que se bañaban juntas lo único que hacían era jugar con las burbujas o disfrutar de la compañía de la otra, nada más.

Se amaban demasiado y su relación se basaba en confianza y comunicación, siempre dando sus opiniones sobre algún tema o hablando de algo que les llegara a incomodar.

Eran jóvenes pero sabían bien lo que consentimiento significaba y ellas siempre tenían líneas marcadas por si alguna de ellas las sobrepasaban lo hablaran con calma.

Simplemente hermoso.