Tipos de bloqueo al escribir y como solucionarlos | Parte uno

Se habla mucho del bloqueo al escribir o del miedo a la página en blanco, pero muchas veces no le queda claro al escritor cuál puede ser el origen de su bloqueo, ni se le da una posible solucion. Por ejemplo, un tipo de bloqueo al escribir puede darse cuando ya has escrito tu novela/relato o lo que sea y a la hora de revisarlo nunca des la obra por terminada.

El exceso de perfeccionismo te impide avanzar en tu novela: revisas tantas veces lo que acabas de escribir, que terminar una simple escena puede llevarte día. Ya no digamos un capítulo entero, ni toda la obra.

Veamos si te identificas con alguna de estas situaciones y luego vamos a ver por qué se dan y cómo superar ese dichoso bloqueo al escribir. Pero, antes de nada, debes saber que todo esto son males que aquejan a escritores de todo tiempo y condición. Otros muchos hemos pasado por eso antes, por eso cualquier bloqueo al escribir o problema de creatividad tiene solución: no necesitas agobiarte más de lo necesario.

Respira hondo y ahora sí, vamos a ver si te identificas con alguna o varias de estas situaciones:

- Al cabo de unas pocas líneas o páginas ya no sabes cómo continuar porque te quedas sin ideas.
- Al cabo de unos capítulos, la trama está tan embrollada que no sabes cómo salir de ciertas situaciones.
- Revisas y cambias tantas veces lo que escribes que avanzas muy lentamente y te desesperas o frustras.
- Empiezas con mucho entusiasmo y te vas apagando según avanzas.
Al día siguiente, todo lo que has escrito te parece malo y lo tiras a la papelera.
- Tienes buenas ideas pero no logras transmitirlas de forma coherente o no estás seguro de estar haciéndolo.
- Acabas contando una historia que nada tiene que ver con la que querías contar al principio.
- Planificas tanto antes de escribir que nunca empiezas a escribir.
- Te preocupa no tener ideas auténticamente originales y eso te cohíbe cuando escribes.
- Piensas que lo que escribes es una pérdida de tiempo o que no interesa a nadie.

Estos son los tipos básicos de bloqueo al escribir y algunas de sus variantes. Suelen estar asociados a la tendencia psicológica natural del autor. ¿Te identificas con alguno de estos?

Bloqueo al escribir por atasco creativo:

Comienzas un texto y lo abandonas en algún punto, pasadas unas páginas o al cabo de unos cuantos capítulos. No sabes cómo continuar porque se te han acabado las ideas, o bien te has metido en un embrollo narrativo del cual no sabes salir Estás sufriendo el clásico síndrome del escritor atascado.

¿Puede ser que en otros ámbitos de tu vida también predomine el caos?

¿Te dejas llevar muy a menudo por las emociones... muchas veces para arrepentirte después?

¿Cuando tienes buenas ideas no puedes evitar precipitarte y hacer algo con ellas, lo que sea?

¿Las ideas bullen en tu cabeza, pero te cuesta transmitirlas de manera organizada en un texto?

Si has respondido afirmativamente a más de una pregunta, lo más seguro es que seas una de esas personas que toman la iniciativa, que siempre están en movimiento y haciendo cosas, proponiendo actividades a sus amigo. Te mueves de forma impulsiva y tu gasolina es el entusiasmo... a menudo un entusiasmo contagioso.

Pero, también muy a menudo, te cuesta mantener el entusiasmo mucho tiempo y cambias de planes y te entusiasmas de nuevo por otros planes y los vuelves a cambiar y... pero, en fin, tus amigos te adoran tal como eres. No te pasa nada malo: eres una persona inquieta, extremadamente creativa, muy sociable y entrañable.

Si puedes canalizar toda esa creatividad y energía hacia la escritura, puedes escribir historias sorprendentes. Aunque claro, también puede ser difícil para ti mantener el foco durante suficiente tiempo como para escribir una novela enterita de cabo a rabo. Si es así, aquí tienes el fabuloso...

Remedio:
Un buen remedio para superar este tipo de bloqueo del escritor puede ser planificar lo que vas a escribir. Hay muchas maneras de planificar una novela, yo siempre recomiendo estos tres recursos IMPRESCINDIBLES y SUPERSENCILLOS para no abandonar al escribir una novela.

En pocas palabras: siéntate, respira hondo, ordena tus pensamientos y haz un resumen de la historia que deseas contar. Imagina que le cuentas una película a un amigo con todo detalle, final incluido. Después divide este resumen por capítulos y luego divide cada capítulo en escenas.

Así tendrás mucho más claro lo que vas a transmitir antes de escribirlo y podrás anticiparte a lo que va a ir pasando en tu historia.

Si además de hacer esto eres capaz de crear una pequeña ficha de cada personaje principal de tu novela —basta con una minibiografía que defina sus principales rasgos—, será para quitarse el sombrero, seguro.

Variante común de la página en blanco:
Sucede cuando no logras ni siquiera comenzar o bien el bloqueo al escribir te asalta muy pronto, tras la primera frase o párrafo. Aunque hay varios motivos para encontrarte frente a la clásica página en blanco, a ver si coincides con algo de esto:

Sientes que quieres decir muchas cosas, pero cuando te pones a escribirlas no te fluye ninguna. Quieres decir tantas cosas, que cuando te sientas a escribir no te decides por cuál de ellas empezar. Sabes qué quieres contar pero, simplemente, tus palabras no fluyen.

Bueno, aparte de las recomendaciones anteriores, lo que puedes hacer es potenciar y estimular tu creatividad. Te recomendamos:

Llevar siempre una libreta encima —o tener la grabadora de tu teléfono siempre a mano—y anotar cualquier idea que te venga a la cabeza, en el momento que venga.
Presta especial atención a aquello que te conmueve, por insignificante que te parezca: tu mente está gritando que ahí está el germen de una idea. Agrupa y asocia ideas sueltas para crear algo nuevo con la mezcla.

Bloqueo al escribir por impulsividad desmedida:

¿Has sentido alguna vez que detestas lo que escribes y te enfadas contigo mismo?

¿Has enviado a la papelera alguna vez el trabajo de varios días, incluso de semanas o meses?

¿Escribes frenéticamente y en algún momento crees que estás escribiendo un sinsentido?

¿Empiezas con mucho entusiasmo y te vas apagando según avanzas?

De repente, un impulso se apodera de ti y necesitas vaciarte escribiendo. Y cuando ese arrebato cesa, dejas de escribir y eres incapaz de seguir creando. Como si toparas con un muro infranqueable.

Entonces te preguntas qué demonios pasa contigo, te frustras y culpabilizas por tu incapacidad para escribir. ¿Quieres saber por qué pasa esto y cómo remediarlo? Sigamos adelante...

¿Eres una persona emocional, visceral y apasionada? ¿A veces te afecta en exceso lo que otros piensan o dicen de ti?

¿Te has sentido alguna vez un poco bipolar, pasando de estados creativos muy luminosos a otros oscuros de inactividad y apatía?

Si te identificas con estas descripciones y has respondido afirmativamente a varias de las preguntas, necesitas saber lo siguiente:

No te pasa nada malo: eres una persona sensible —puede que incluso altamente sensible—, la cualidad por excelencia de los creadores de arte.

La parte menos agradable de ser una persona sensible es la inestabilidad. Una persona que crea gracias a la intensidad de sus emociones se consume y agota en algún momento. Sin embargo, existen diferentes enfoques y ángulos que nos permiten ver este supuesto problema como una serie de virtudes. El ser sensible y actuar por arrebatos de súbita inspiración tiene muchísimas ventajas, aunque ahora no las veas. Permíteme que te cuente...

El remedio:
Si eres una persona sensible y creativa, también eres una persona que percibe detalles muy sutiles de la realidad que otros, simple y llanamente, no ven. Estos sutiles matices que a otros pasan desapercibidos necesitas incorporarlos a tu escritura.

También eres una persona muy empática: gracias a esa capacidad para percibir lo sutil, eres capaz de comprender muy íntimamente las emociones y vulnerabilidades de los demás.

Comprendes por qué las personas actúan como actúan, qué les motiva, qué les asusta, qué objetivos persiguen...

Todo eso es ORO MOLIDO para usar en la creación de personajes.

Oro molido para crear historias con alma, sentimiento, profundidad y sentido.

Oro molido a la hora de escribir metáforas inspiradas e inspiradoras.

Por tanto, no te reprimas cuando sientas ese arrebato de sentarte a escribir. Es tu forma de crear, nada más. No la cuestiones, ni hagas un drama si algo no te gusta a la primera, porque nadie nace enseñado y escribir bien es cuestión de práctica, técnica y constancia. La sensibilidad la llevas de fábrica, considérala un regalo de la vida.

No hay nada que corregir: tan solo necesitas comprender que aquello que consideras una maldición es, en realidad, un don. Confía más en ello. Si lo haces y esperas con paciencia a que te asalte otro impulso creativo, incluso si trabajas para potenciar tus estados de alta creatividad, verás cómo puedes continuar e ir avanzando.

De verdad: confía en que si has sido capaz de crear algo maravilloso una vez, serás capaz de seguir creando aunque en ciertos momentos te parezca que se ha acabado el combustible para siempre. No es así.

Variante curiosa del creador impulsivo: el ansioso
Tienes arrebatos en extremo apasionados y momentos de gran euforia creativa. Te lanzas a escribir como alma poseída por una fuerza sobrenatural, a menudo entras en una especie de trance. Pero a medida que avanzas te vas diluyendo, apagando, consumiendo, hasta abandonar. Luego relees lo escrito, te parece todo una gran mierda e incluso puedes llegar a deprimirte.

Cuando haya pasado una semana, o el tiempo que consideres necesario para distanciarte emocionalmente de lo que escribiste —al menos un poco—, vuelve a leerlo con la intención de revisar y corregir.
En resumen:

Necesitas diferenciar entre tu parte creativa y tu parte crítica: ambas te ayudan a crear, cada una a su debido tiempo. No destruyas tus textos: déjalos reposar unos días, ármate de paciencia y confía en tus cualidades, estimula tu creatividad.

Como dijimos antes, nadie nace enseñado, a pesar de algunos mitos sobre el oficio de escritor que corren por ahí y despistan mucho.

Otra curiosa variante: el exagerado
Te agotas mentalmente en una sesión presa de un desmedido, apasionado frenesí. Te obsesionas, te cuesta desconectar, incluso dormir. Cuando por fin, presa del agotamiento, decides descansar, no puedes retomar el hilo de nuevo hasta caer en otro trance similar. Escribir te consume.

Aquí teproponemos una solución que es una mezcla de la primera y la segunda:

Utiliza tus arrebatos creativos para planificar lo que vas a escribir, en lugar de agotarte escribiendo para no llegar a ninguna parte. Podrás acometer tu texto de forma ordenada y tus frenéticas sesiones serán mucho más productivas.

Próximamente la parte dos.

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