En general, sin importar qué género escribes, quisiera hacerte una pregunta: ¿Por qué escribes?

¿Por placer?, ¿Por diversión?, ¿Por crear algo diferente a lo que acostumbras?, ¿Por qué consideras que tienes una historia que puede destacar entre las demás?, ¿Por volverte un escritor famoso, cómo algunos autores de Wattpad?

La verdad, cualquier motivo es válido. Ninguno es más ni menos, porque eso es lo que te motiva a escribir, ¿no?

Con el paso de los años me he dado cuenta que no importan las buenas intenciones cuando escribes un libro, eso no te da nada o más mérito. Y aunque suene feo, me gustaría ponerles un ejemplo que me marco de más joven de forma personal.

Todos tenemos una personalidad marcada, y, cuando tienes una gran ilusión, todo se te nubla, y es cuando las buenas intenciones y los deseos profundos aparecen.

Yo estudiaba en una secundaria donde solo admitían mujeres. Y, un día, tuve la oportunidad de conocer a dos autores no tan conocidos en el teatro de mi escuela, los cuales no mencionaré. Uno era un hombre muy mayor y la otra era una mujer igual de mayor, pero, ¿Qué es lo que los diferencia? Pues la perspectiva.

El hombre, al presentarse, dijo muchas cosas, pero, lo que más destaca ahora en mi memoria son estás palabras:

—Sí, yo he escrito muchas novelas y he vendido un MONTÓN de libros —dijo.

Yo, por una parte, me sentí ilusionada, y, al final, no me di cuenta por mi ilusión que había sido soberbio. Yo era joven e inocente, y no me percaté de eso, y, esa misma inocencia, fue lo que me llevó a pensar muchas cosas.

¿Las buenas intenciones siquiera me llevarían a algún lado?, ¿A ese hombre le funcionó ser soberbio para llegar a ser un escritor? 

Eso y más fue lo que me preguntaba, y fue cuando entonces recordé las palabras de la otra autora, quien, a diferencia del hombre, mostró una opinión más reservada. Ella dijo:

—Bueno, hola señoritas, yo soy ****. (...) Y, aunque no haya vendido tantos libros como mi compañero al lado —dijo, y algunas chicas rieron levemente—, espero pueda darles unos cuántos consejos.

Eran dos personas totalmente distintas, y ambas habían conseguido ser escritores. Uno era soberbio, y la otra era más empática. Quizás esto es algo que todos ya sabemos, pero no está de más recordarlo, y más por otra cosa que creo que a ciertas personas las puede desilusionar, y es que resulta que solo pocos manuscritos llegan a ser tomados en serio o siquiera pasan a la siguiente etapa. De tantos manuscritos, solo el uno por ciento en aproximación llegan a ser aceptados por una editorial. ¿Triste, no? Pues lastimosamente es una realidad, y aunque el mercado haya crecido un 1% en el 2020 a causa de la pandemia, si hablamos solo de España por poner un ejemplo, no significa que de repente tendrás una oportunidad mágica, nada eso.

Aun así, ¿Lo crees difícil? En lo personal, es un reto. Y tus motivos y tu forma de ser son válidos, de la misma manera que tus personajes favoritos hacen las cosas para cumplir sus objetivos, ustedes también pueden.

Siguiente parte: Inspiración: Talento y transpiración, Tomas Edison.