Capítulo 9. Sakuno

—El amor es de esta manera, amiga, nunca sabes por dónde vendrá.

No sabía por qué me encontraba en esta conversación, pero lo estaba. Mis amigas de la ciudad nunca hablaban de sus parejas delante de mí desde que me separé de Ryoma, en cambio, las de aquí no saben de eso y no lo sabrán nunca. Suspiré jugando con el vaso de plástico rojo y blanco.

—¿Y tu Sakuno? —me pregunta pillando me por sorpresa Cloe.

Dejó de mirar el vaso y la presto atención.

—Perdona, no estaba escuchando —me peino el pelo con los dedos nerviosa.

—Estábamos hablando de los amoríos que hemos tenido mientras estábamos fuera. ¿Tu has tenido?

La piel se me erizó al recordar a Ryoma. Bajé la mirada y eso les dio una pista de que sí. Sí me había pasado algo con alguien, algo maravilloso y de lo que, si no hubiera sido por ese desastre, seguiría con él. Nuestro amor era algo único. Para nosotros lo era. No necesitábamos a nadie más para decirnos que nos amábamos, nos los demostrábamos cada día, o eso creía.

Ryoma lo era todo para mí hasta que me llegó esa maldita y asquerosa foto. Creo que aún la tengo en la galería del móvil. No sé por qué aún no me he desecho de ella. Tal vez aún guardo alguna esperanza de que ese no sea Ryoma. Tiene un hermano así que es casi igual que el, así que podría ser un mal entendido.

Pero ya es demasiado tarde para ponerme la cabeza de como loca y pensar en soluciones qué tal vez nunca lleguen a mí.

Sacudo la cabeza, eliminando mis pensamientos sobre mi amor hacia Ryoma, y les doy una sola risa cálida a mis amigas.

—Tuve uno, pero se acabó hace mucho.

Me dolían mis palabras, pero cuanto menos sepan mejor.

***

El apartamento estaba silencioso. Qué extraño. Normalmente suelen estar mis primos jugando o viendo la TV. Mi tía los deja aquí por que, según ella, mi apartamento es más seguro. ¿Porqué les di una llave de mi apartamento? Ya recuerdo. Siempre se me olvidan y tengo que acudir a ellos, por eso tienen copia.

Dejó las llaves sobre el bol de la entrada y me quitó los zapatos. Cuelgo el abrigo en el perchero y me adentro en la casa. El calor emana de todas partes así que alguien debe de a ver encendido la estufa.

Me puse alerta cuando algo, procedente de la cocina, se cae. De puntillas tomo lo primero que encuentro a mano y me dirijo a la cocina con cuidado de no delatarme. Algo tarde, la verdad. Enciendo la luz al ver una pequeña sombra en la encimera.

—Pero qué... —las palabras no describirían como me siento en estos momentos.

¿Karupin? ¿Qué hacia el gato de Ryoma en mi casa? Un momento, Ann me dijo que Ryoma había vuelto, pero que pasa si... oh no, no puede ser que se encuentre aquí. Es imposible que se encuentre aquí en estos momentos, debe de ser una coincidencia demasiado grande.

Una nota pegada a la mesa hace que el corazón me valla a mil. Reconocí la letra de Rinko enseguida. Suspiré aliviada de saber que no era él el que había venido a dejar al gato.

Querida, se que es mucho pedir que cuides a Karupin, pero nosotros no podemos ocuparnos de el en estos momentos, es por eso que te los dejo a ti. Cuando vengas a Tokyo tráelo de vuelta. Gracias.

Besos. Rinko

¿Cómo sabe Rinko que vuelvo a Tokyo? Un momento... ¿Cómo se entera esta mujer de las cosas es la pregunta inicial? ¿Y si Ryoma se lo ha dicho? No, no creo que sea capaz de... Sí que lo es. A su madre no le puede ocultar nada. La tiene demasiado cariño como para ocultarle algo así.

Como no he pensado en eso antes. Que tonta he sido al pensar que no tendría ningún recurso para encontrarme o comunicarse conmigo. 

Ryoma es mucho más listo que ninguno otro en este planeta. Es capaz de mover todo para... no sé, encontrarme tal vez. Si en el pasado me cuidaba como a una hija, ahora no sé que es capaz de hacer sin tenerme cerca.

Si hubiera dejado todo atrás desde un principio tal vez ahora no me encuentre en esta situación. No dejaba de mirar al gato que, algunas veces, me acompañaba mientras esperaba a que Ryoma llegara del trabajo. Este gato era el único que en esos momentos me llenaba de alegría y me dejaba fuera del mundo Ryoma. Pero cuando él llegaba todo mi mundo se deshacía al completo con solo una mirada a sus ojos dorados.

—Al parecer eres el único que se mantiene a mi lado de vosotros dos, Karupin.

Hablaba al gato como si me fuera a contestar. Me hacía gracia pensar las mismas cosas que antes pensaba. Hablar con este gato era lo más divertido que hacía cada tarde. Ryoma siempre trabajaba hasta tarde y este minino era mi compañía.

Recuerdo mirar el móvil para ver si tenía in mensaje suyo cada dos segundos. Incluso en estos momentos siento la necesidad de mirar si me ha enviado algún mensaje, pero se que no, me cambia de número cuando supe que si seguía teniendo el antigua iba a intentar comunicarme con él de cualquier manera.

—Soy tan idiota —me digo con pequeñas lágrimas cayendo por mis mejillas. —Como he sido tan idiota para dejar que mis sentimientos me vuelvan a controlar. Es que no aprendo la lección nunca.

Karupin me mira con la cabeza doblada. Esta preocupado por mi, lo sabía. Este gato siempre ha tenido algo especial conmigo desde el primer momento. Sin duda era fiel.

Limpiándome las lágrimas con un pañuelo me dirijo a mi cuarto con Karupin detrás. Me tumbo sobre la cama y el gato me sigue hasta tumbarse a mi lado. Se acurruca y hace que una sonrisa aparezca en mis labios.

—Porque tiene que ser la vida tan cruel.

Acaricio el pelaje del gato mientras reviso algunas fotos que me han mandado desde la editorial con algunas propuestas para la portada del manuscrito que les había enviado hace casi una semana. 

En una de esas me tope con una foto que pensaba que había borrado. Ryoma sonreía mientras que yo, de la misma manera, lo abrazaba desde la cintura y hundía mi mejilla en su pecho. Recuerdo ese momento perfectamente. Era un día de invierno y fuimos a ver unos regalos de navidad para nuestros familiares. Yo quería regalarle algo a Ryoma por su cumple y por navidad, pero el no me dejaba.

Sonreí al recordar ese hermoso y maravilloso día.

Ryoma podía ser todo lo que tu quisieras, pero siempre a demostrado amarme en todo momento.

Me estaba contradiciendo totalmente al decir que era un gran chico, cuando debería pensar todo lo contrario. Pero me es imposible pensar así del chico que me robo el corazón sin mi consentimientos, y ahora, esta haciendo los mismo sin ni siquiera estar presente.

—¿Qué me has echo, Ryoma? ¿Por qué no puedo dejar de amarte?

Continuará...

¿Qué diríais si os dijera que una de mis novelas (que ahora se encuentra en mi borrador) fuera a estar en físico? ¿Os gustaría ver una de mis novelas en físico?

katsewa583
Ginger-Echizen
_Ryxma_Echizen_
RyosakuFr
elonigirisonador

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