5

Llegar a casa fue una odisea, Yuri no tenía los recuerdos claros del viaje pues se sentía abrumado por su propio cuerpo y el calor que lo abrasaba, traía encima los abrigos de sus padres y eso le mareaba, podía percibir el aroma de ambos confundiéndolo demasiado. Escuchó a Yuuri y Viktor intercambiar unas palabras y después fue guiado por la casa a su habitación.

Parpadeó aclarar su vista y sintió como le desvestían, los escalofríos recorrieron su cuerpo por el ambiente helado y jadeó intentando sentirlo más, se estaba sofocando, a esas alturas querría tirarse en la pista de hielo desnudo.

—Yuri—escuchó la voz de su madre, tan lejos. —Yuri trata de calmarte.

Negó tratando de salir del cuarto, necesitaba aire y tomar algo helado.

— ¡Yuri! —las manos heladas de su madre le tomaron del rostro, ah...eso se sentía bien. —Necesito que intentes calmarte, el primer celo es el más intenso y sé que te sientes desesperado, pero solo aguantaras hasta que tu padre vuelva con la medicina.

— ¿M-medicina...? —murmuró, escuchó su voz temblorosa y aguda. — ¿Celo...?

—Sí, sé que debió ser hasta dentro de un año—lo abrazó, pegándolo a su pecho.

El aroma de su madre era reconfortante, le distraía un poco del calor que sentía y le calmaba.

— ¿P-por qué...? —preguntó a medias, restregándose en el pecho de Yuuri.

—Parece que encontraste tu pareja destinada—dijo besando su frente.

Asintió una vez y cerró los ojos con fuerza, no quería separarse de su madre...realmente no había entendido lo que dijo y tampoco le interesaba mucho, quería calmar esa sensación extraña.

—Ven, recuéstate—le pidió guiándolo despacio.

—N-no...te vayas...

—No, mi amor, aquí estaré, ¿sí?

Suspiró y asintió dejando que lo recostara acomodándolo entre sus brazos, Yuri sudaba y jadeaba incómodo cuando su madre le soltaba. Se removió quitándose los pantalones y la playera, se sentía un poco mejor quedándose sin ropa, pero el calor aún era demasiado. Su progenitor le abrazó para envolverlo con su aroma, tenía que ayudarle a calmarse o no podría soportar, recordaba muy bien lo terrible que era eso y no quería que su hijo lo pasara solo.

—Yuuri—la voz de su padre del otro lado de la puerta le hizo alzar la cabeza, percibía su aroma también...lleno de preocupación.

—Espera un segundo bebe—le pidió su madre besando su frente separándose despacio.

Se quejó y estiró los brazos negando, el calor le abrumaba de nuevo y sentía su cuerpo extraño, se removió en la cama jadeante y pateó las sabanas fuera de la cama, necesitaba tomar un baño con agua helada...necesitaba tirarse en la nieve.

—M-mamá...—su voz tembló al intentar hablar alto. —Mamá...

—Aquí estoy—escuchó la voz de su madre y se sentó.

Sus ojos estaban borrosos por las lágrimas por lo que buscó a tientas el cuerpo de su madre a su alrededor, dándose cuenta que su ropa interior estaba húmeda. Se alarmó y apeno, ¿acaso se había hecho del baño en la cama?

—Mamá—volvió a llamar a Yuuri, comenzando a llorar. —Mamá...está...mojado.

Sintió las manos en su rostro y después fue refugiado en su pecho.

—L-lo siento...puedo limpiar—dijo muy bajo, aferrado a él.

—No pasa nada mi amor—le aseguro besando su cabeza, de nuevo el aroma del mayor le calmaba un poco. —Abre tu boca—le pidió con dulzura.

Yuri asintió y obedeció sintiendo una capsula en su boca.

—Toma, agua fría.

Jadeó y asintió bebiendo de inmediato, se sentía genial que hubiera algo frío en su interior.

—La medicina te calmará en un rato, sentirás calor aún, pero será tolerable...tendrás que estar aquí un par de días, ¿sí?

Asintió obediente, pegándose a él.

—No te preocupes, es normal que te lubriques en esta temporada así que no pasa nada si tienes que cambiarte más de una vez.

— ¿T-te quedaras...conmigo?

—Claro bebé, mamá estará contigo todo el tiempo.

Suspiró, eso se escuchaba bien, asintió de nuevo y lo abrazó, el calor bajaba considerablemente.

—Duerme un poco cariño, te sentirás bien al despertar.

—Sí, mamá...

-/-

Estuvo en celo durante una semana entera y oficialmente detestaba ser un omega, durante toda esa semana estuvo tan vulnerable y necesitado de cariño que incluso había hecho que su madre durmiera con él. Estaba avergonzado y ahora no quería salir de la cama, no quería saber la forma en que su padre lo vería, seguro estaba enojado pues le había quitado a su pareja por demasiado tiempo...además le había llamado mamá a Yuuri y eso lo ponía más avergonzado, quería esconderse debajo de la cama, pero el espacio era demasiado estrecho para él.

Finalmente, cuando su estómago se quejó por el hambre tuvo que salir, envuelto en las mantas limpias que su progenitor había dejado en el closet. Se asomó y encontró a Makkachin dando vueltas de un lado a otro en el pasillo, al verle se acercó y se restregó contra él, apenado caminó con prisa a la cocina, comería algo y se daría un baño para limpiar su cuarto.

De repente la realidad le golpeó al ver a sus padres platicar tranquilos mientras cocinaban...estaba en Berlín, con sus verdaderos padres...y había pasado el primer celo con ellos, ¿qué hubiera pasado si lo hubiera pasado en Moscú? Seguro hubiera estado solo y habría sido insoportable como las primeras horas que pasó. Tragó saliva y se acercó en silencio, ¿hacía algo de frío o solo eran sus nervios?

—Yuri, buenos días—saludo Viktor sin voltear, seguro sabía de su presencia por su aroma. —Siéntate, ¿quieres leche o chocolate?

—Lo mejor será que tomes todo frío hoy—contesto Yuuri antes de que contestara, dejando el vaso de leche fría en la mesa, sonrió, palmeando el respaldo de la silla. —Así terminara de bajar el calor.

Asintió acercándose a sentarse, temeroso...le trataban como si nada hubiera pasado.

—Seguro tienes mucha hambre, no has podido comer apropiadamente en varios días—su padre dejó el plato frente a él, sentándose a su lado. — ¿Cómo te sientes?

—Raro—murmuró tomando el vaso. —Me duele la cabeza.

—Es normal, el calor del primer celo es insoportable y tu cuerpo no está acostumbrado.

—Eso... ¿cambiará después?

—Se vuelve tolerable después de que tienes una pareja—dijo su madre, acercándose a él. —Pero la medicina que te di te ayudara bastante—peinó su cabello con los dedos, masajeando su cabeza.

Suspiró, se sentía bien ser consentido...que lo quisieran...cerró los ojos y dejo el vaso en la mesa, sintiendo de inmediato las manos de su padre ayudándole para que no tirara la leche.

— ¿Por qué...son tan buenos? —murmuró en voz baja. —Pensé que estarían enfadados...

— ¿Enfadados por qué?

—Estuve molestándolos por una semana.

Viktor se rio y besó su mejilla, aunque le escuchó quejarse, apenado.

—Eres nuestro hijo, no nos molestas para nada—le tranquilizó su madre sin detener el masaje en su cabeza.

—Mejor que pasaras esto con mamá a que lo pasaras solo—dijo su padre, abrazándolo.

— ¿Te...molesto mucho el olor? —preguntó apenado, abriendo los ojos para verlo.

—Estoy bien, tienes el aroma más dulce que tu madre y me empalago un poco, pero nada grave.

— ¿No te afecta? —se sintió extrañado, ¿no se suponía que todos los alfas perdían la razón al percibir el primer celo de un omega?

—No, eres mi hijo, estoy acostumbrado a tu aroma desde que estabas aquí—dijo posando la mano en el vientre de su esposo, quien solo se rió. —Cuando percibo el aroma de tu celo solo tengo el instinto de protección, no vamos a dejar que nadie te haga daño.

—Ustedes son muy cariñosos—soltó sin pensar, no era una queja o reclamo, solo le parecía raro. — ¿Así son todos los padres?

—Se supone que si...pero hay unos más difíciles que otros—su madre besó su cabeza. —Ahora come, necesitas descansar decentemente.

Asintió, obediente como nunca antes, y realmente agradecido, extrañaría a su abuelo...pero al menos algo bueno había salido de todo eso.

-/-/-/-

Sus padres le dieron dos regalos increíbles por su cumpleaños, primero le dieron un gatito que de inmediato amo, era tan pequeño y precioso que no pudo evitar la emoción al verlo, Makkachin se había puesto algo celoso por la presencia del felino, pero al final le adopto bastante bien para alivio de todos, como si fuese su cachorro. Después le dieron su segundo regalo, unos patines nuevos preciosos, blancos y con las cuchillas doradas. Estaba fascinado por lo bonitos que eran y sabía bien que querían que los usara para el Grand Prix a finales de ese año...necesitaría practicar mucho con ellos para que pudiera acostumbrarse, le habían inscrito en la escuela que tenía un viejo amigo de Viktor donde no solo podía estudiar, sino que también podía entrenar su patinaje sin problemas, le encantaba ese lugar.

Por su parte, comenzó a practicar en la pista donde trabajaba su padre, les daban permiso de quedarse un rato por la noche para que nadie pudiera molestarlo y escuchaba atento los consejos que él le daba, quería pedirle que fuera su entrenador pero le daba pena aún porque era muy orgulloso, pero estaba dispuesto a ganar ese año para poder pedírselo al pasar a la categoría senior.

Cuando su madre pasaba por ellos en la noche siempre les escuchaba platicar de su día, parecían una pareja de recién casados y le costaba creer que llevaran ya quince años de casados...también le costaba creer que tenían dos meses viviendo los tres juntos, la forma en que se había acostumbrado a ellos fue rápida, casi inmediata, como si siempre hubiera esperado ese momento. Su padre -a quien era el único al que le contó todo lo que pensaba- decía que era normal, por la conexión y así, porque era fácil adaptarse cuando te querían...quería creer que era verdad por lo bonito que sonaba.

Suspiró al entrar a casa, el aroma ya era familiar y reconfortante...recordaba la primera vez que entró por esa puerta...

—Toma un baño antes de cenar, ¿sí? —dijo su madre dándole un beso en la mejilla.

—Sí—respondió dejándose hacer, tomando al gatito en brazos que maullaba sentado en el respaldo del sillón.

Caminó tranquilo al cuarto de baño seguido de Makkachin que siempre parecía vigilar con especial atención cuando tomaban a "su cachorro", su padre decía que era normal puesto que el can era un omega que nunca tuvo descendencia.

Dejo al pequeño sobre la taza de baño, abrió las llaves del agua y se desvistió sin prisa, estaba tan cansado que había olvidado por completo el hambre que tenía. Dejó que el agua cayera sobre su cabeza y cerró los ojos, su vida era tan distinta ahora...

Le llenaban de amor todos los días y siempre estaba acompañado por su padre, jamás había convivido tanto con un alfa que no fuera su abuelo, pero la presencia de Viktor era buena, además, su madre siempre estaba preocupándose por él y le llevaba temprano a la escuela de la mano. Parecía que ellos realmente disfrutaban cuidarlo y la verdad es que no le molestaba para nada vivir así, ser amado era la mejor sensación que podía tener a sus catorce años de vida. No tenía muchos amigos en la escuela porque estaba concentrado en sacar buenas calificaciones y ser el mejor patinador...además de que no sentía necesitar el cariño de nadie más en ese momento, podía decir casi con toda seguridad que lo tenía todo.

Luego de un baño relajante salió secando su cuerpo con una toalla y tomó otra para secar su cabello, estaba creciendo demasiado, pero le gustaba como se veía. Caminó a su habitación seguido de los dos animales que disfrutaban realmente de su compañía y comenzó a ponerse el pijama, dormiría en lugar de cenar, aunque no quería enfadar a su madre.

—Yuri—la voz de su progenitor del otro lado de la puerta le sacó de sus pensamientos, apurándolo a vestirse. — ¿Puedo pasar?

—Ah...sí—dijo cuando finalmente terminó, secando su cabello.

El mayor entró con el ungüento y un par de vendas en las manos.

—Tu padre dijo que te dolían los pies—dijo acercándose a él. — ¿Te quedaron grandes los patines?

—No, me quedaron bien, pero aun no me acostumbro—respondió viéndolo sentarse a su lado.

Yuuri hizo una seña para que subiera a la cama, su hijo obedeció dejando los pies en su regazo, viéndole atentamente.

—Tal vez debas esperar un poco más, no quisiera que te hagas más daño—murmuró revisando las heridas, destapó el ungüento y comenzó a poner en la piel lastimada, con suavidad. —Tu padre está haciendo la cena, ¿quieres comer?

Se quejó bajo, no había notado que tenía los pies tan lastimados, su madre comenzó a vendar el primero y al terminar lo besó provocando un sonrojo en su hijo, estaba realmente sorprendido.

—Ah...n-no, no en realidad.

—Viktor llorará—soltó una risita, poniendo ungüento en el otro pie. —Le diré que te quedaste dormido, pero mañana tienes el día libre así que te toca hacer la cena.

—Pero no se cocinar.

—Te enseñaré, no te preocupes—al terminar beso su pie y le sonrió. —Es importante que aprendas.

— ¿Por qué soy omega? —preguntó haciendo una mueca, había ciertas cosas que un omega debía saber...y él no tenía ni idea.

—No, porque algún día vivirás solo y no te alimentaras de aire—pellizcó su nariz, con el dedo índice y el anular. —Cariño, tu celo se acerca.

Yuri hizo una mueca, removiéndose inquieto, no quería vivir eso de nuevo.

— ¿Tan pronto? —se quejó, recostándose en la cama. — ¿Será igual? —preguntó temeroso, cubriéndose el rostro con la toalla.

—Sí, el primer año es cuando ocurre cada tres meses—colocó una mano en su vientre, para calmarle. —Tendrás calor, pero no como el primero, es un poco más tolerante.

—Yuuri...no me gusta ser omega.

Escucho un suspiro largo y sintió que su madre se ponía de pie, tal vez eso le había molestado...

Se sorprendió al sentir que alzaban su cabeza y le quitaban la toalla de encima para terminar de secar su cabello.

—Te entiendo mejor que nadie—murmuró, procurando no jalar su cabello para no lastimarle. —Pero, aunque tampoco me guste mucho, algo bueno salió de esto.

— ¿Viktor? —preguntó mirándole atento, sin comprender...y algo aliviado de que no le regañara (como probablemente Ana hubiera hecho).

—Tú—besó su frente y le sonrió, admirando el precioso sonrojo en las mejillas de su bebé. —Nunca me voy a arrepentir de tenerte, ¿quién diría que alguien como yo podía tener a un ángel como tú?

Soltó un jadeo, las palabras de Yuuri siempre le tomaban con la guardia baja, le ponía sentimental y vulnerable. Incapaz de contestarle se enderezó y lo abrazó, pensando que era lo mejor que podía hacer en ese momento, no quería soltar una tontería y lastimar a su madre. Los brazos del mayor correspondieron al gesto y lo arrulló entre sus brazos, cada vez era más fácil abrirse con él.

— ¿Quieres que me quede aquí hasta que te duermas?

Asintió en su hombro sin soltarle, el mayor se levantó con algo de dificultad con su hijo en brazos, pero sin quejarse, acomodó las toallas en el cesto de la ropa sucia y se acostó con él bajo las cobijas.

—Descansa, mi amor.

—Gracias, mamá.

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pos bueno xD no me pude resistir y escribi esto por la mañana, me gusta mucho este fic y YoI me tiene llena de inspiración, así que mejor aprovechar, sobre todo para compensar la semana que estuve desaparecida xD

Cosas por aclarar xD creo que lo de Viktor quedó claro xD yurio no esta muy relacionado con las cosas de omega porque su abuelo procuraba tratarlo como alfa para que Ana no lo tratara tan mal, pero obvio con la edad se notaba más lo que es, por otro lado esta lo de JJ y Otabek xD calma con eso, vamos empezando, Otabek si saldrá, así que calma y disfruten por ahora mi repentina racha escritora(?)

Gracias por leer xD amo sus comentarios <3

Rave.

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