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Se sentía realmente incómodo y un poco arrepentido, bien había podido corresponder al abrazo de su madre, pero prefirió mantenerse en su posición enojada y asentir a todo lo que le dijo...bueno, solo había sido una frase, pero fue dicha solo para él.
"Me alegra que estés aquí".
No supo que decirle, en realidad, así que había asentido y se separó de inmediato huyendo del tacto tan cálido, tan reconfortante. Su madre no dijo nada, no se quejó ni le pidió que volviera, solo le sonrió y les invito a sentarse para cenar. Estaba aún más confundido, había esperado desprecio y respuestas forzadas, pero solo lo veían y trataban con amor. Tal vez solo eran personas extrañas.
La cena había estado deliciosa y el pastel de postre se convertiría en su postre favorito, ya le diría a su abuelo que lo preparara cuando volvieran. Comió en silencio dejando que los adultos platicaran de sus cosas, poniendo especial atención cuando Yuri o Viktor contaban algo sobre su vida diaria, como si esperara algún fallo y pudiera reclamarles todo lo que tenía en la cabeza. Debía admitir que también había esperado la casa llena de fotos de sus hijos, los hijos de los que estarían orgullosos, los que si querían, pero no había ni una sola foto en la sala o el comedor, tal vez solo estaban en un álbum de fotos o en el celular.
—Entonces te va mejor como entrenador—afirmó Nikolai sacándolo de sus pensamientos.
La voz de su abuelo le hizo darse cuenta que se había quedado mirando su rebanada de pastel como si quisiera encontrarle algún error para aplastarlo, se sonrojó y continuó comiendo, sentía la mirada penetrante de su madre sobre él.
—Sí, y es más divertido que estar sentado ante un escritorio toda la mañana—respondió Viktor, sonriente.
—Y te irá aún mejor cuando seas entrenador de profesionales, que espero no tarde mucho una propuesta.
—Ya me han hecho varias—admitió tomando la taza de café, bebió un sorbo y suspiró. —Pero no quiero irme porque dejaría a Yuri solo.
—Ya te he dicho que no me pongas de excusa—reprendió el otro con voz suave, poniéndose de pie. —Iré a calentar más café, ¿quieren?
—Por favor—pidió el anciano, viéndole retirarse. —Yuri, ve a la habitación por la caja de regalo en mi maleta—le dijo sorprendiéndolo siguiendo a su madre con la mirada.
—Ah...si, ¿dónde? —preguntó levantándose.
—En el pasillo, la primera puerta a la derecha—le ayudo Viktor con una amplia sonrisa.
Asintió caminando por donde le indicaron, veía los cuadros y adornos que había en la casa, ya casi todo reflejaba un...espíritu navideño, o algo así, como si Santa Claus hubiera vomitado ahí. No es que no le gustara la navidad, es que en su casa no la celebraban y era raro ver tantos adornos. Vio las puertas y abrió la que le indicaron, la maleta estaba cerca del armario así que la jalo hasta la cama y la puso ahí para abrirla. Revolvió la ropa en busca de la dichosa caja, en esa habitación si había fotos y quería encontrarla para investigar, Viktor y Yuri no podían ser tan perfectos.
Guardó la caja en la bolsa de su chamarra y se acercó al librero donde las fotos separaban los libros por secciones. Tragó saliva, todas eran suyas...ni una de otros familiares, no había otros hijos, había un dibujo de un perro, pero el resto eran...eran suyas, en las competencias y en un par de cumpleaños. Su abuelo era un mentiroso, ¿por qué no decirle la verdad? ¿Por qué no contarle que los mantenía al tanto de su vida? Si fuera cualquier otra persona que no respetara lo habría golpeado.
Tomó la foto más reciente, era de la competencia del año pasado donde había salido con primer lugar, era una lástima que por desobedecer a su entrenador lo había castigado dejándolo fuera de la de ese año.
—Mi rutina favorita fue la del año pasado.
Dio un salto al saberse sorprendido y volteó a ver a Viktor, recargado del marco de la puerta con una sonrisa de lado. Se mordió el labio y devolvió la foto.
— ¿El abuelo les enseño el video? —preguntó sabiendo que Nikolai había mostrado el video a la mitad de la ciudad, orgulloso de él, fue lindo pero vergonzoso.
—En realidad no, estuvimos en la competencia.
El adolescente lo vio sorprendido, ¿cómo era eso? Tuvo que haberlos visto... ¿no?
—Esa foto la tomo tu madre.
— ¿Cómo sabían...que yo iba a participar?
—Internet—se encogió de hombros, acercándose para sentarse en la cama. —Te seguimos de cerca cuando empieza la competencia.
—No veo porque—murmuró alejándose de la repisa.
—Escucha Yuri—Viktor zanjó el tema, no había más que decir de eso, a los dos les gustaba verlo patinar por lo bueno que era. —Tu madre tomó sus decisiones pensando que era lo mejor para ti.
El joven desvió la mirada, no había esperado que fuera tan directo.
— ¿Y tú no?
El mayor le sonrió, con dulzura y acarició su rostro, era idéntico...era precioso porque era hijo de Yuri, nada más.
—Tu y yo podemos no compartir sangre, pero eres tan mío como lo eres de Yuri—respondió abrazándole con fuerza
El menor se encogió entre sus brazos, ¿cómo era eso?
—Cuando tu mamá te explique todo entenderás, que solo queremos que seas feliz y tengas todo—agregó respondiendo a su duda silenciosa. —Solo te pido que le escuches y después digas lo que piensas, ¿bien?
—Bien—murmuró recostando la cabeza en el pecho del mayor, quien pareció contento al notarlo, estaba cediendo y así no era él...pero se sentía bien saberse querido...
-/-/-/-
Al volver descubrió que era cumpleaños de su madre por la gran caja que le había ayudado a Viktor a jalar y que además tenía algo dentro que pesaba mucho, escuchó a Yuri soltar una risa divertida al verlos y se inclinó sobre la caja para abrirla. Un perro enorme brincó sobre él comenzando a lamerlo.
—Oh, Makkachin, así no era la sorpresa, tenías que quedarte en la caja—se quejó Viktor acariciando la cabeza del can. —Bueno, como sea, mejor te lo doy yo—desató el listón del cuello de su mascota y le pasó el sobre a su esposo.
Yuri soltó al perro y recibió el sobre abriéndolo con ansias.
— ¿Boletos de avión?
— ¡Si! Viajemos en navidad, Yuri—dijo abrazanadolo emocionado.
Su esposo se rio y asintió leyendo los boletos...ahí había tres, ¿acaso...?
—Feliz cumpleaños, Yuri—interrumpió Nikolai, acercándose a darle la caja que su nieto le había traído. —Es pequeño, pero Yuratchka lo escogió.
Estuvo a punto de saltar y reprocharle a su abuelo por mentir otra vez, pero al ver la emoción en los orbes de su madre se mordió la lengua, ¿qué demonios? No entendía porque su cuerpo reaccionaba así. Cuando Yuri sacó el relicario comprendió, ¿por qué su abuelo era un viejo tan mañoso? Tenía suerte de que lo quisiera tanto.
—Es precioso—sonrió agradecido y abrazó a Nikolai. —Muchas gracias, no era necesario que trajeran nada—abrazó a su hijo y besó su frente, sintiendo su corazón acelerado cuando el pequeño correspondió al gesto, abrazándole también.
—Sí...—murmuró, suspirando.
—Bueno, creo que lo mejor será ir a cancelar la reservación—dijo Nikolai haciéndole señas a Viktor de forma disimulada.
—Te llevaré.
— ¿Justo ahora? —preguntó Yuri cuando su hijo le soltó.
—Mejor, no quisiera que se haga más tarde y la nieve dificulte la entrada al estacionamiento.
—Está bien, vayan con cuidado—pidió y agradeció el beso suave que su esposo le dio.
—Volvemos en un rato.
El adolescente volteó buscando su chamarra para salir, pero antes de que pudiera preguntar dónde quedó, su abuelo y su padre se habían ido, ah...ahora entendía de que iba eso. Vio a su madre que soltó un largo suspiro y se acomodó en su silla, palmeando el lugar a su lado. Yuri prefirió sentarse de frente, así sabría si mentía o no.
— ¿Quieres que te cuente todo o prefieres preguntarme tu? —agradecía la iniciativa del mayor, en realidad él no quería decir nada.
—Cuéntame—casi ordeno, con la voz temblando, no se había dado cuenta de lo nervioso que estaba.
Yuri asintió y jugó con el relicario en sus manos, había pensado muchas veces como iba a contarlo, qué tenía que aclarar y se había planteado diferentes escenarios con diferentes reacciones por parte de su hijo...esperaba que este fuera el mejor.
—Yo me embaracé cuando tenía quince años—explicó acariciando la cabeza de Makkachin que se había acercado en busca de sus caricias. —Mi familia no acepto muy bien el hecho de que yo sea un omega, así que me corrieron de casa hasta que me casara con...alguien decente—suspiró bajando la mirada. —Decidí...viajar a Italia con los ahorros de mi vida...y ahí encontré a mi pareja destinada.
"Viktor" asumió Yuri de inmediato...tenía que ser, aunque las palabras de su padre aun retumbaban en sus oídos.
—Él ya estaba casado, amaba a su esposa y no planeaba dejarla por un mocoso que recién conocía—dejo el relicario de lado y alzó la mirada. —Su esposa era muy buena...y le pidió que me marcara para que yo pudiera seguir mi vida sin atraer la atención de los alfas por el celo.
El adolescente tenía la mandíbula apretada con demasiada fuerza, tal vez...le comenzaba a doler la cabeza y sentía el coraje burbujeando en su pecho, de nuevo.
—Lo hizo y entonces me mude a otro lugar, lejos...cuando descubrí que estaba en cinta decidí comenzar a cuidarme para que no...te afectara mi estrés o mi depresión—le sonrió levemente, incapaz de descifrar lo que había tras esos orbes furiosos. —Entonces conocí a Viktor y...me aceptó y amo sin importarle que estuviera esperando al hijo de otro...—hizo una suave mueca y se mordió el labio.
— ¿Mi padre no lo supo?
—Sí, pero no estaba interesado, no quería nada de mí—le vio asentir y lo tomó como un permiso para continuar. —Era un adolescente sin dinero para el mañana...mucho menos para mantener a un bebé, a veces ni juntando lo que Viktor y yo ganábamos era suficiente...en mi séptimo mes conocí a tu abuelo, siempre ha sido un buen hombre, preocupado por su hija y su felicidad...yo creí...que estarías mejor con ellos.
Se mordió el labio para detener las lágrimas y la voz cortada que le había salido con la última frase, tenía que ser fuerte en ese momento...necesitaba un abrazo de su esposo...
—No quería que llegaras a pasar hambre...como nosotros, o que me odiaras por el estilo de vida que teníamos, donde no podía darte nada más que lo necesario y no siempre—tomó aire y lo fue soltando despacio, sintiendo las lágrimas un poco más controladas. —Aunque creo que me odias de cualquier forma...
Yuri relajó su expresión y suspiró cerrando los ojos, se había preparado para oír un "arruinaste mi vida" o "tuve que dejar cosas por ti", pero al final su abuelo había tenido razón...eso le molestaba y aliviaba un poco...aunque no sabía exactamente que sentía por esa persona frente a él ahora. ¿Qué se supone que debía sentir?
— ¿Estás...? —la voz rota de su madre le hizo morderse el labio. — ¿Estás bien? —preguntó después de aclararse la garganta.
—No lo se—dijo sincero, viendo sus manos. —Por un segundo pensé...que me odiabas.
—No podría, jamás—estiró las manos y acarició el dorso de las de su pequeño, quien dio un leve respingo. —Que no haya sentido nada por tu padre no tiene nada que ver contigo, yo...te amé desde que supe de ti.
— ¿Me lo prometes? —preguntó viéndolo a los ojos, a diferencia del noventa y nueve por ciento del tiempo, su expresión ahora era la de un niño queriendo creerle. —Que no me regalaste porque te molestaba.
Yuri tomo las manos de su hijo entre las suyas y lo vio a los ojos, firme y decidido.
—Te lo prometo.
El adolescente soltó un suspiro enorme, era como si le hubieran quitado un gran peso de encima.
—Mi amor, cuando le pedí a Nikolai que te cuidara—de repente su tono de voz se había vuelto más suave, maternal, Yuri se sentía dócil ante su madre por la forma en que le habló. —Cuando le pedí que te adoptara...a cambio solo pedí que me mantuviera al tanto de ti, que me dijera si eras feliz...que me dejara verte, aunque fuera una vez.
—Lo...noté—murmuró pensando en las fotos y los dibujos colgados en el árbol, sentía raro en el pecho.
—No necesitas volver a verme si no quieres, hijo—a Yuri se le había calentado el pecho al decir esa palabra, era la primera vez que se lo decía de frente. —Solo me alegro que sepas de dónde vienes.
—Me sentiría mal si solo te dejo así—murmuró con las mejillas sonrojadas y desviando la mirada, su madre estaba llorando. —Podría venir...alguna vez.
—Ésta siempre será tu casa, hijo—le sonrió, limpiándose las lágrimas que habían escapado con el dorso de la mano.
—Gracias...Yuri—respondió incapaz de decirle mamá, sería extraño para él tratarle con familiaridad tan pronto...y le daba pena decirlo.
-/-/-/-
El adolescente terminó de ponerse el pijama y vio el reloj, su abuelo aún no volvía y a él no le gustaba dormir solo...se mordió el labio, estaba muy cansado y ya no quería esperar más...tal vez podría pedirle un favor a Yuri...suspiró al decidir que si no lo veía en el pasillo intentaría dormir solo y caminó a la puerta, nervioso. Asomó la cabeza por la pequeña rendija y su corazón se aceleró al verle salir del baño.
— ¿Está todo bien? —le preguntó su progenitor, preocupado y acercándose...bueno, no había vuelta atrás.
—Solo...—se sonrojo y bajo la mirada queriendo cerrarle la puerta en la cara. —Mi abuelo no ha llegado y no me gusta dormir solo—murmuró cada vez más bajo, apretando el pomo de la puerta en su mano.
Yuri sonrió enternecido y asintió.
— ¿Te parece si me acuesto a tu lado hasta que te quedes dormido?
—Hazlo, por favor—dijo con el mismo tono de antes.
El adulto asintió y entró a la habitación, viéndolo rebuscar algo en la maleta. Retiró las sabanas y le acomodó las almohadas, realmente se sentía emocionado pues era la primera vez que acompañaba a su hijo a dormir.
— ¿Tienes insomnio?
—Pues...si, cuando duermo solo—dijo acostándose.
—Entiendo—Yuri le arropó bien y se acomodó a su lado sobre las cobijas. — ¿Te da miedo?
—A mí no me da miedo nada—se quejó dándole la espalda, aún más sonrojado. —Sólo...es raro.
—Duerme ya, es tarde para ti—le dijo colocando una mano en su hombro, para que se sintiera acompañado. —Buenas noches, hijo—murmuró apagando la luz.
No espero mucho, solo lo observó hasta que supo que estaba descansando por su respiración acompasada, sonrió y se acercó a besar su mejilla, su lindo niño había pasado por muchas cosas ese día.
Después de un rato decidió dejarle solo, él también necesitaba descansar. Salió en silencio con una sonrisa tranquila y justo se topó con Nikolai que se quitaba el abrigo.
— ¿Cómo te fue? —le preguntó quitándose la bufanda.
—Mejor de lo que creí...al menos no me gritó y me escuchó hasta el final.
—Menos mal...es un buen niño, pero cuando se deja llevar por sus impulsos desespera hasta al más paciente.
—Gracias por todo, Nikolai—dijo sincero, sonriente aún, esa sonrisa no desaparecería en un par de días.
—Ni lo menciones, Yuri—palmeó su espalda y le sonrió. —Y ahora, si no te molesta me iré a dormir que estoy exhausto.
—No pasa nada, descanse.
El anciano sonrió y caminó a la habitación donde dormía su nieto.
Suspiró y de inmediato sintió los brazos de su esposo rodeando su cuerpo desde la espalda, cerró los ojos y se dejó hacer recargándose de su pecho.
— ¿Todo bien? —preguntó en su oído, acariciando sus brazos.
—Eso creo...me escuchó hasta el final y creo que lo entendió.
—Menos mal—besó su cabeza y comenzó a guiarlo a la habitación sin soltar el abrazo.
Makkachin se adelantó corriendo al cuarto y se echó al pie de la cama. Viktor rodó los ojos y continuó dándole mimos a su esposo hasta cerrar la puerta tras ellos, Yuri se giró entre sus brazos y tomó su rostro con dulzura.
—Anda, vamos a dormir también.
—Sí, mi amor~—dijo contento, besó sus labios de forma cálida y fugaz alejándose de inmediato para quitarse la ropa.
Yuri sonrió, soltando una risita, estaba mucho más tranquilo ahora aunque faltaran cosas por arreglar.
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Me gusta imaginar que viktor y yuri son así...como muy cariñosos entre ellos en la soleda' XD espero que les haya gustado! El cap 9 me lleno de inspiración e ideas *u* intentaré actualizar la siguiente parte pronto! Gracias por leer ❤️
Rave~
P.D. Se les ama uwu

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