12

—Papá, mamá tiene algo que decirte.

Yuuri volteó a ver a su hijo con el ceño fruncido y Viktor los vio a ambos confundido, era como si se dijeran algo en silencio...podía imaginarse a su esposo regañando a Yuri y al otro quejarse porque exageraba todo...tal vez...

— ¿Qué pasa? —preguntó después de esperar un rato y ver que no decían nada.

—Mamá—apremió Yuri con el ceño fruncido, antes de que su progenitor contestara. —Dile de una vez.

—Te dije que yo me haría cargo de eso.

—Mamá si por ti fuera nunca dirías nada.

—Yuri, no me hagas castigarte.

— ¿Qué? ¿Castigarme por qué? No estoy haciendo nada malo.

—Estas dándole contra a tu madre y eso no está bien.

—Solamente estoy pidiéndote que le digas a papá.

La risa de Viktor inundó la habitación y ambos voltearon a verlo, sin comprender el motivo de la risa.

— ¿Y tú de que te ríes? —se quejó Yuuri, sonrojado.

—De ustedes—dijo simple, encogiéndose de hombros. —Dime de una vez que es lo que pasa, amor—pidió abriendo la silla a su lado, para palmear el lugar. —No voy a morderte—le guiñó un ojo esperando que hiciera como le pedía.

El omega se sonrojó y sintió su corazón reaccionar de inmediato, golpeando contra su pecho con fuerza, a veces le sorprendía que después de tantos años Viktor aún tuviera ese efecto en él.

—Anda, mi amor, deja eso un segundo y ven aquí.

Suspiró y asintió, quitándose el mandil para caminar hacia la silla como si no quisiera llegar nunca. El alfa se apresuró a abrazar a su omega sentándolo en sus piernas, notando su desgane, besó su mejilla y le sonrió.

—Dime, ¿qué pasa?

Yuuri hizo un puchero y se escondió en su cuello, abrazándolo.

— ¿Pasó algo en el trabajo?

—No

— ¿Te duele algo?

—Hm—hizo un sonido que su pareja interpreto como respuesta negativa.

— ¿Quieres mimos? —dijo divertido por el sonrojo que le provocó, intentando sacarle la información. —Si quieres mimos solo tienes que pedirlos, no necesitas que Yuri abogue por ti.

—Ay por...—el muchacho se puso de pie, sonrojado y con el ceño fruncido, se sentía completamente ignorado. —Iré a mi habitación y pondré música muy fuerte—dijo saliendo de la cocina con prisa.

Viktor soltó una risa divertido por la reacción de su hijo y volvió la vista a su esposo que aún no quería verle a los ojos.

—Sabes que puedes decirme lo que sea, amor.

—Lo sé—suspiró, cerrando los ojos.

— ¿Entonces? ¿Por qué no quieres decirme?

—No es eso—se separó despacio y vio a su esposo a los ojos, siempre amaría esos ojos tan claros y sinceros. —Es que no sé cómo lo tomarás...yo...te he estado mintiendo un tiempo—comenzó sintiéndose culpable por la forma en que comenzó.

Su esposo frunció levemente el ceño, confundido por esa frase y tomó su rostro con suavidad, haciendo que lo viera a los ojos.

— ¿De qué hablas, Yuuri?

De repente sintió sus ojos llenos de lágrimas y se limpió con rapidez, carraspeando para poder hablar sin problemas.

—Yuuri—Viktor besó su frente y suspiró. — ¿Acaso hay alguien más?

El omega abrió los ojos y negó de inmediato.

—No, ¡no! —lo abrazó con fuerza y casi desesperado. — ¿Cómo puedes pensar eso?

—Entonces no hay porque ponerte nervioso ni sentirte mal, ¿está bien? —le sonrió, más tranquilo pues de repente sintió miedo de que su Yuuri dejara de amarlo.

—Está bien.

—Cuéntame entonces.

—Bueno...cuando fuimos de vacaciones los tres a España...e-encontré un tratamiento que...podía ayudarnos a ser compatibles—murmuró con un poco de prisa, bajando la mirada a sus manos que jugaban con nerviosismo. —Y...y fui a que me revisaran cuando tuve la oportunidad y comencé el tratamiento—se sonrojó, abrazándolo para no verlo.

— ¿Estás bien? —fue lo primero que preguntó. — ¿El tratamiento te hizo daño?

—No, no—sonrió, le gustaba que se preocupara así por él. —Estoy bien, bastante bien...

Se separó despacio y tomó la mano de su esposo para dejarla sobre su vientre apenas abultado viéndolo a los ojos con el sonrojo coloreando sus mejillas.

—Tengo cuatro meses—murmuró pensando que ya era obvio en ese punto.

—Yuuri—soltó su nombre en un suspiro y sintió tantas cosas que no supo por dónde empezar. — ¿E-estás seguro?

—Sí, ya fui al doctor.

— ¿Y estás bien? ¿No te duele nada?

La sonrisa de su omega le tranquilizó de inmediato, agradeciendo el beso que le dio, en silencio.

—Estamos bien—murmuró acariciando sus mejillas. —Aún tengo que tener ciertos cuidados como la última vez, pero el doctor dijo que el riesgo de perderlo es menor.

Soltó todo el aire de sus pulmones y le pegó a su cuerpo con toda la emoción y felicidad que de pronto inundaba su pecho, finalmente, después de años de espera podrían tener otro bebé -porque sin importarle lo que dijeran, Yuri era su hijo-.

—No puedo creerlo—soltó una risa y besó a su esposo una y otra vez, lo alzaría en el aire si no supiera que tenía que cuidarlo en demasía. —Me haces tan feliz.

Yuuri intentó contener las risas que le provocaban los besos que su esposo repartía en su cuello, había esperado un regaño por haberle guardado un secreto, pero le alegraba poder al fin darle un hijo de su sangre.

—Te haría el amor ahora, pero prefiero que tengas tu cuerpo bien descansado y no hagas esfuerzo de nada.

—Solo debo guardar reposo a partir del sexto mes.

—Guardarás reposo desde ahora, eres mi rey y no vas a mover ni un solo dedo por más berrinche que hagas.

—Viktor—se quejó soltando otra risita, acariciando su mejilla. —Puedo hacer cosas, no estoy inválido.

—Déjame consentirte, amor.

—Está bien~—accedió derrotado, incapaz de discutir con él en ese momento.

Besó sus labios, estaba tan cariñoso y emocionado como cuando Yuri aún estaba en su vientre y lo descubría hablándole sobre lo mucho que lo esperaba...que recuerdos...

Viktor le tomó en brazos y le llevó a la habitación, recostándolo en la cama para besar cada porción de piel que pudo, dejando al final su vientre al que le murmuró palabras dulces entre los besos y caricias que le daba. Se enderezó y le besó de nuevo, acomodándose en la cama con su Yuuri entre sus brazos.

—Te amo...desde que me reclamaste de esa forma tan adorable en el restaurante—sonrió besando su nariz.

El omega se rio, apenado y besó sus labios.

—También te amamos, los tres, Yuri no lo dice, pero sé que lo hace.

—Y hablando de él—se enderezó un poco y tomo aire. — ¡Yuri!

El silencio le respondió, después la puerta de la habitación contigua se abrió y el muchacho entró tapándose los ojos con una mano.

— ¿Ya terminaron de babearse la cara?

—Sí, ahora vamos a babearte la cara a ti.

—No—su voz había sonado más adorable e infantil de lo que tal vez hubiera querido y trato de echar a correr.

Los brazos de su padre le detuvieron antes de que pudiera escaparse y pataleó hasta que le recostaron en la cama al lado de su madre. Hizo un puchero y sintió un beso en su sien por lo que volteó a ver a su madre de inmediato, con las mejillas rojas.

—A papá le gusta la idea del bebé.

—Te dije—sonrió contento de que todo estuviera bien.

Su padre los cubrió con las cobijas y se subió a la cama a su lado, rodeando a ambos con un brazo.

— ¿Te gusta la idea de un hermano?

—Sí—suspiró y cerró los ojos, estar en medio de sus padres...se sentía bien... —Siempre me ha dado curiosidad eso de los bebés.

Yuuri se rio y asintió, comprendiendo.

—Es tu instinto, amor.

—Supongo.

—Me hace recordar un poco...a cuando estabas aquí aún—comenzó a contar su madre, tomando su mano para dejarla en su vientre. —Y Viktor buscaba cualquier oportunidad para hablarte de lo que fuera.

— ¿Sabías de eso? —preguntó su padre, sonrojado.

—Siempre esperabas a que durmiera para hacerlo y creías que no me daba cuenta.

—Yuuri—se quejó avergonzado y escondiendo el rostro en la almohada.

El muchacho observo a ambos y sonrió, complacido con la risa de su madre. Cerró los ojos, feliz como nunca, amaba a su familia y esperaba que ellos lo supieran aun si no lo decía en voz alta.

-/-/-/-

Despertó cuando el sonido insistente del timbre taladró sus tímpanos, le dolía la cabeza por la falta de sueño y se le hacía extraño que tuviera visitas, pero a fin de cuentas debía abrir. Caminó arrastrando los pies y se asomó entreabriendo la puerta.

—Abre—ordenó Yuri, del otro lado de la puerta.

Otabek suspiró y accedió dejándole pasar.

—Tengo días intentando contactarte, no contestas mensajes, no has ido al entrenamiento, el Grand Prix es en una semana, ¿qué demonios pasa contigo?

—Lo lamento, no me he sentido bien, terminé mis exámenes y solo quiero dormir.

El omega posó una mano en su frente y frunció el ceño, dejo la bolsa que traída de lado y le empujo de vuelta a la cama.

— ¿Cuánto llevas durmiendo? ¿Has comido algo?

—No tengo hambre, solo quiero dormir.

—Necesitas alimentarte y limpiar este chiquero, tu casa apesta.

—Estás exagerando, enano.

Yuri frunció el ceño y golpeó a Otabek, ofendido.

—Ya te dije que no me digas así, todavía de que vengo a verte porque estoy preocupado me ofendes.

—No es una ofensa, eres enano ahora—murmuró dejándose caer encima de Yuri, para molestarle.

Cayeron al suelo pues el omega no pudo sostener el cuerpo del mayor, se quejó bajo su cuerpo intentando escapar.

— ¡Pesas demasiado! —grito finalmente cuando no pudo salir.

Otabek se enderezó levemente, giró apresándole aún entre el suelo y su cuerpo. El rostro del pequeño se tiño de rojo al darse cuenta de su posición y colocó las manos en sus hombros, para evitar que lo aplastara.

—Estas raro.

—Yuri Nikiforov—le interrumpió. —Eres un omega de quince años que viene a la casa de un alfa mayor de edad que vive solo... ¿no crees que te arriesgas demasiado?

El joven sintió su corazón acelerarse y sus mejillas ponerse más rojas, ¿qué?

—Otabek...

—Si yo decidiera tomarte ahora...—su voz ronca y su mirada seria estaba fija sobre el omega, posó una mano en el vientre del joven y deslizó los dedos sobre la tela. —No habría nada ni nadie que me lo impidiera...—se inclinó más como depredador a punto de devorar a su presa.

Yuri tomo aire, intentando calmarse y posó una mano sobre los labios del alfa antes de que dijera algo más...o lo besara, cualquier cosa que él tenía en mente.

—Otabek, tu no me harías nada que yo no quiera—su voz se suavizó, aunque sonaba firme. —Solo tienes fiebre.

—Yo...

—Anda a la cama—le empujo suave para que se pusiera de pie.

—No quiero.

—Beka...

La oración quedo inconclusa cuando los labios del alfa se posaron sobre los del menor, era un tacto suave y algo torpe, Yuri no protesto, solo dejo que hiciera como quería y al sentir que se separaba abrió los ojos.

— ¿Contento?

—Más o menos—murmuró, quejándose bajo.

—Entonces ve a la cama, te llevare algo de comer y medicina.

—Está bien—suspiró y se puso de pie, caminando con la misma pereza de antes a la habitación.

Yuri se puso de pie y comenzó a sacar las cosas de la bolsa, Marie había llamado preocupada pues tampoco a ella le contestaba y quería asegurarse de que nada le hubiera pasado, así que tomo todo lo que su madre le indicó -quien había querido acompañarle, pero se quedó por petición de su padre- y salió decidido a descubrir que pasaba.

No había esperado que estuviera tan mal como para actuar tan fuera de sí, tomo aire y colocó una mano en sus labios, no se besaban desde hacía meses y que lo volviera a hacer se había sentido extraño...aunque su corazón aun latía con fuerza como la primera vez que lo hizo.

Negó con la cabeza para eliminar todos esos pensamientos y se concentró en la comida que le daría, tenía que limpiar la casa para eliminar el virus y se iría cuando estuviera mejor...menos mal su padre le había dejado ir con la condición de practicar sin descanso el fin de semana.

Sirvió la sopa, el té y tomó la caja de medicina para llevarla a la habitación. Otabek estaba sentado en la cama, con ambas manos en la cabeza y quejándose incómodo.

—Toma—subió a la cama y le hizo abrir la boca para darle las pastillas, casi obligándole a beber el té.

—Quema—gruño, después de tragar.

—Bien, es tu castigo por imprudente—le pasó el plato de sopa y se puso de pie. —Come, mientras limpio aquí.

—Eres más mandón que mi mamá—se quejó rodando los ojos.

Yuri rodó los ojos y comenzó a levantar la basura, los libros y la ropa sucia.

— ¿Hay más?

—En la cocina—tomó la bolsa de basura una vez el piso quedó libre y tomó el plato. —Acábate el té y saca sabanas limpias.

Bek hizo un sonido como afirmación tomando la taza para beber tranquilo.

-/-

Fue extraño...

Sus fosas nasales ardían cada que respiraba y se sentía mareado, estaba desorientado. Abrió los ojos y observó el techo por unos segundos incapaz de comprender con claridad lo que estaba pasando, trago saliva y se enderezó, por un momento creyó que iba a vomitar.

Tanteó la cama quitándose las cobijas de encima y se puso de pie, estaba mareado, necesitaba un vaso de agua...jamás se había sentido mal de esa manera.

Abrió la puerta con los ojos entrecerrados y entonces sintió como si lo golpearan, soltó un jadeo y trato de distinguir algo con la vista nublada.

— ¿Beka? ¿Qué haces? —distinguió la voz, lejana y algo difusa.

Sus piernas fallaron y al ver que su cuerpo se iba de frente el omega corrió a su lado para sostenerle lo mejor que pudo.

— ¡Otabek! —gritó alarmado, nunca lo había visto tan débil...tal vez debía llamarle a su padre para llevarlo al médico.

—Ne...cesito agua.

—No, no, vuelve a la cama, yo te la llevo, es hora de la medicina de todas formas—le devolvió al cuarto y le ayudó a recostarse, preocupado. —No te muevas, ya te la traigo—murmuró para salir corriendo.

Otabek se removió, estaba incómodo y no entendía porque, su nariz ardía y quería cubrirla.

—Aquí.

Abrió los ojos distinguiendo a medias el rostro de Yuri, tomó la pastilla y dejó que le diera de beber.

—Yuri—le llamó cuando estuvo acostado de nuevo. —Por favor, trae algo para cubrir mi nariz.

El joven suspiró y usó su mano, atribuyéndole el ardor a la gripa que tenía en ese momento.

—Intenta dormir de nuevo, necesitas reponer fuerzas...te descuidaste demasiado este semestre.

De repente era como si el dolor cesara, su cuerpo se sintió extraño y relajado, de inmediato le atribuyo eso a la medicina...hasta percibió aquello que era más anormal que todos sus síntomas de enfermedad.

Era dulce...si, un poco empalagoso si tenía que ser sincero, como cuando has comido chocolate en exceso, pero quieres más...como si nunca te cansaras de él, aunque te hiciera daño...

Alzó una mano y tomó la de Yuri moviéndola un poco para dejar su muñeca justo sobre sus fosas nasales, era delicioso, lo tenía mareado, hipnotizado. El omega se sonrojó violentamente por el gesto repentino, confundido y sintiéndose incapaz de alejarse.

—Beka—murmuró apenado, sentándose en la orilla de la cama. — ¿Qué haces?

—Yuri—abrió los ojos y lo vio fijo, sus ojos habían cambiado. —Hueles delicioso.

___________________

Dos capítulos in a row xD

No sabía si podría actualizar más tarde hoy (porque ya es hoy(?)) así que decidí seguirmela xD así aprovecho el tiempo al rato y flojeo como debe de ser xDD gracias de nuevo :3 por sus vistas, votos y comentarios, siempre se los digo pero es que es en serio :'3 me hacen ser feliz.

Cuídense y ojala les guste el cap xD

Rave~

P.D. por cierto, para quien pregunto (que solo vi el comentario en el correo no recuerdo quien pregunto TuT) soy mujer xD

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top