"Yoongi no solo pasa sus ratos libres durmiendo, de hecho, la mayoría de veces se la pasa andando en Skateboard y es bastante bueno. Así que tampoco estaría de más que aprendieras una que otra maniobra para tener algo de que hablar con Yoongi. Y si lo haces bien, podrás lucir más interesante a sus ojos"

Jimin fue alentado a concluir el tercer paso de su lista, por el odioso comentario de uno de los encargados de venta de cosas para practicar skate.

El odioso chico, cuyo nombre era Chanyeol, según el lindo bordado de su camiseta, soltó el comentario:

-¿Una cosita tan pequeña como tú practicando skate?. ¡BaekHyun, pásame la cámara! - bromeó el desconocido de estatura bastante alta.

-En primer lugar, no tienes ninguna cámara además de la de tu celular. Y en segundo lugar, Yeol, cuando llegué aquí yo era del tamaño de este chiquito, y aún así te pateé el trasero en el primero día de trabajo, debes dejar de subestimar - reprendió su compañero de trabajo que respondía al nombre de BaekHyun -Despues de todo jugar básquet me ayudó a crecer un poco.

A pesar de que las mejillas del chico alto se colorearon por la vergüenza, Jimin pudo apreciar el lindo brillo en los ojos de este.
Porque Jimin podía darse cuenta de cuando dos personas se gustaban, pero no era capaz de ver el brillo que surcaban los ojos de Yoongi al hablarle.

Cuando todo el equipo de seguridad se le fue entregado, se dispuso a salir de la tienda, que, justamente se encontraba a un lado del parque de skate, pero antes de cerrar la puerta para irse, se "disfrazó" de Cupido por unos segundos.

-Chanyeol gusta de tí - fue lo último que dijo antes de guiñarles un ojo en complicidad y apreciar el sonrojo que los azotó mientras se miraban entre ellos con nerviosismo, para luego cerrar la puerta detrás de sí.

Ah... El amor.

Se había enterado de que Yoongi frecuentaba aquel lugar de skate y patinaje, gracias a Hoseok, el novio de Tae. Y ahí lo tenían, entrando al lugar con las piernas y manos temblorosas.

Nadie en ese lugar utilizaba la seguridad completa. Algunos solo con coderas, otros solo con rodilleras... Y sólo algunos utilizando casco.

¡Hasta los jodidos niños parecían profesionales!.

Tenía muchas ganas de quitarse el casco, pero recordó lo que su mamá le decía: "Cúbrete la cabeza". Así que solo se deshizo de las rodilleras, pues le incomodaban un poco.

Finalmente, se adentró en el gran hoyo del suelo que incluía algunos obstáculos.

-Debería empezar por algo sencillo, una rampa, tal vez... - se dijo a sí mismo, buscando con la mirada una rampa no demasiado grande para que no se le hiciera difícil, ni una muy pequeña para no parecer un niñito llorón; no quería llamar más la atención, pues de por sí, ya muchas personas le miraban como si fuera un bicho raro.

"¿A quién se me ocurre venir a éste lugar sin amigos? Ah, sí... a mí. Tonto Park Jimin".

Aquel pensamiento se fue tan rápido como llegó, al reconocer al chico de piel pálida, ojos gatunos y cabellera tan negra con el carbón, riendo a mandíbula suelta junto a dos chicos, ambos de alta estatura. Uno tenía unos hombros bastante anchos y otro de piel bronceada.

"Es ahora o nunca..."

Tomó algo de impulso, intentando imitar lo que hacían los otros chicos desconocidos, llegando a la parte inicial alta de la rampa de tamaño mediano, sintiendo como los ojos de algunas personas se posaban en él, incluida la de Min.
Así que sin pensarlo mucho, para no acobardarse, se impulsó hacia adelante, sintiendo el drástico desnivel debajo de las ruedas de la tabla, haciendo que su corazón golpee su pecho una y otra vez, y que sus manos se levanten levemente para ganar estabilidad.

El descenso fue, prácticamente, en un abrir y cerrar de ojos. El viendo golpeó sus mejillas y revoloteó sus cabellos.

"No fue tan difícil..."

Puso su pie izquierdo en el pavimento de la pista para terminar de detenerse, llevando su mirada a donde se encontraba su Yoongi Hyung, encontrándose con la hermosa sonrisa de este, viendo como se acercaba.

Y como todas las veces en donde la posibilidad de mantener una conversación con él, su estómago empezó una nueva revolución y su corazón empezó a alterarse, y ésta vez no por miedo, precisamente.

Cerró sus ojos para tomar aire de forma profunda. Si iban a mantener una charla, lo haría bien, sin tantos tartamudez.
Pero cuando se dispuso a abrirlos, sintió que algo lo empujaba hacia el frente, estando aún sobre las inestables ruedas de la tabla, haciendolo caer sobre sus rodillas.

Ese "algo" resultó ser "alguien".

No sintió dolor, en el momento.

Yoongi no lo había salvado de la caída como en las películas y los libros de amor, puesto que aún se encontraba a varios metros.
El reclamo a sus espaldas lo devolvió a la realidad.

-¡¿No ves que estoy pasando, imbécil?! - espetó una voz totalmente desconocida.

Justo en ese momento, reaccionó.

"Las rodilleras..."

Finalmente, el ardor combinado con dolor, se extendió por sus piernas, haciendo que Jimin se sentase en el suelo automáticamente, mirando el daño hecho en sus rodillas. En una había un raspón, pero en la otra una cortada, por haber caído sobre una piedra. Ambas sangraban un poco, asustandolo y haciendo que sus ojos se humedezcan. Era muy sensible.

-Y-yo... L-lo siento... - susurró con la voz quebrada, antes de bajar su cabeza y sollozar.

-¿Ya vas a llorar, niñato? - preguntó con burla y superioridad el desconocido, tomando la tabla con llamas pintadas que era de su pertenencia. Muchas personas se quedaron viendo la situación, sorprendiéndose al ver como el chico de pie tomaba las mejillas del pequeño con bastante fuerza y brusquedad, marcando sus dedos en estas -Estos lugares no están hechos para ti, ¿Acaso tu mami no te lo dijo?.

-Te recomendaría que lo sueltes, Choi. Ya sabes, por tu seguridad - amenazó una voz bastante conocida para Jimin, que en esos momentos era su salvación.

-¿Qué podría hacerme un infeliz como tú, Min?... Eres tan marica como este pedazo de mierda - aquella respuesta desató la furia de Yoongi, a pesar de que su rostro neutro y sin expresión dijera lo contrario.

-¿Debería responderte a eso? - el pálido no pudo evitar soltar un suspiro mientras sacaba sus manos de sus bolsillos, acercándose a paso "calmado" y lento, hasta acercarse al oído del abusivo - Escucha, Minho... Puedo hacer gritar a tu chica, más de lo que tú la has hecho en toda tu asquerosa vida, con solo darle palabrería linda al oído, justo como lo hizo Taemin.

Lee Taemin, el "mejor amigo" de Minho, se había acostado con la novia de este último. Todos lo sabían, pero al parecer, Minho se negaba a ver la realidad.

Choi hubiera respondido aquel comentario, pero un fuerte golpe fue dado al chico en todo el costado de su rostro, dejándolo en el suelo.

Un buen derechazo.

Los golpes hubieran continuado de no ser porque los sollozos del pequeño Jimin se hicieron escuchar, llamando la atención de Yoongi.

-Jimin-Ah, ¿Puedes ponerte de pie? Te acompaño a tu casa... - le preguntó el pálido con voz más suave.

El pequeño estaba asustado y adolorido, pero aún así se puso de pie, sintiendo algunos calambres y los temblores de sus piernas. Podía caminar, pero aún así dolía; sin embargo, la vergüenza era mucho más grande.

"Puedo soportarlo...".

Con un asentimiento de cabeza, le indicó al mayor que estaba bien, quizás y el daño más grave estaba hecho a su dignidad. Nisiquiera aseguró que Yoongi lo seguía cuando decidió marcar retirada, tan rápido como sus piernas se lo permitían.

Al estar a una cuadra de su casa, soltó un suspiro de alivio. Podía apreciar la fachada de la casa de color amarillo, con la puerta de color blanco. No podía esperar por encerrarse en su cuarto, darse una ducha y ocultarse hasta navidades.

Durante todo el trayecto a casa, se había permitido soltar las lágrimas retenidas sin ningún tipo de impedimento. Sus mejillas estaban húmedas y un poco sucias, debido a que había intentado limpiarlas con sus manos, las cuales también estaban llenas de polvo al haber estado apoyadas en el suelo.

Se había caído justo frente al chico que le gustaba.

Aquel detalle solo lo hacía sentirse aún más mal.

Yoongi era tan perfecto. Tan lindo y extrovertido... Tan odioso o amable como se lo propusiera. Yoongi era alguien sumamente brillante, tanto que sentía no merecerlo.

-¡Hey, Jimin! ¡Espera! - le gritaron desde atrás, haciendo que se detuviera casi automáticamente para secar sus lágrimas -Llevo siguiéndote por bastante rato, ¿Sabes?, caminas rápido para tener las rodillas raspadas - la gran y pálida mano de Yoongi tomó la pequeña y suave manita de Jimin de forma inconsciente, mientras recuperaba el aire perdido.

-E-Estoy bien, Yoongi hyung... Quiero llegar a casa. Mamá horneó mis galletas favoritas y tengo que curar mis rodillas.

Ante lo mencionado por el menor, Yoongi se reincorporó y paseó su mirada por el cuerpo del contrario.

Sus ojitos rojos por el llanto...
Sus manos raspadas levemente...
Sus bermudas algo ensuciadas por la caída...
Las cortadas de sus rodillas...
Los hilos de sangre que se deslizaban hasta sus pantorrillas, manchando un poco sus calcetines...

Fue suficiente para que Yoongi le diera la espalda y se agache un poco.

-¿Qué haces? - preguntó nervioso.

-Será más fácil que llegues a casa si te cargo. Tus rodillas están sangrando.

-No es necesario, hyung, puedo yo solito.

-No seas necio y sube - espetó Yoongi.

Fue lo último que dijo antes de que Jimin diera un pequeño salto con algo de dificultad. Yoongi odiaba ver al pequeño en ese estado.

Llegaron solo en unos minutos a la casa de Jimin, siendo recibidos por una mujer de baja estatura y mejillas regordetas, mirándolos con verdadera preocupación.

"Jimin es idéntico a su mamá...".

Pasaron una agradable tarde-noche.
Yoongi se había quedado un rato en casa de la familia Park, luego de que la madre de Jimin lo invitara a pasar.

Había sido un momento perfecto, y había conversado bastante con la agradable señora mientras Jimin iba a darse un baño. De esta forma, Yoongi había aprendido a preparar las galletas favoritas de Jimin. En secreto, al llegar a casa, prepararía unas cuantas.

"No existe mejor forma de terminar un día".

Gracias por leer 🌺.

-DiMo/Godi.