Extra 1
MELANKA.
Arrastro mi maleta (Vacía) tomando la mano de Charlie con la que me queda libre, siendo seguida de cerca por Chispas, Chocolate y Caramelo, mis mascotas, un perro grande y dos lobos que mi tonto esposo le regaló a mi bebé mayor, tengo una panza envidiable de casi ocho meses y... ahí aquí vamos.
— Melanka.
— Nilak, buenos días, querido.
Pasando por su lado, continuando con mi recorrido con toda la normalidad posible.
— ¿Puedo preguntar por qué en esta fría mañana estás arrastrando una maleta hacia los estacionamientos?
Siguiéndome sin dejar de mirarme, aparentando calma, manteniendo las manos atrás.
— Sí, bueno, dile a Enok que es un tonto y que me iré ahora.
— ¿Te vas por...?
— Porque sí.
Haciendo sonar la alarma de auto que tengo en la mano que sujeta la maleta, robé unas llaves al paso, pero no tengo idea de qué auto son, así que toca adivinar.
— Mamá dijo "Quiero comer melón", papá dijo "No hay, tonta, no es temporada" y nosotros irnos ahora.
Le contó Charlie con tranquilidad, caminando conmigo entre los autos, buscando el que suena, con Nilak pisándonos los talones.
— Ah... es por tus antojos, son una cosa increíble de ver ¿Y dónde te vas?
— A comprar melón congelado al supermercado.
Dije sin más, celebrando al pararme frente al auto dueño de las llaves, abriendo la maleta para meter la maleta atrás.
— ¿Y la maleta?
— Para meter el melón, obvio, una o dos bolsas no será suficiente y no puedo cargar mucho peso porque esta panza me molesta.
Señalando mi bulto.
— Em... cielo, yo encantado cumplo tus caprichos, tú no puedes conducir embarazada, lo sabes, y menos salir sola, tienes que avisar.
Rodé los ojos.
— Cómo si fuese a perderme.
— Es por si te hacen daño ¿Recuerdas quien eres? ¿Ser una Kavanagh te suena de algo? ¿Esposa del Capo? ¿Reina del desastre? ¿Encantadora de hombres?
Carcajee por lo bajo con lo de conquistadora de hombres, hace unos meses, antes de que se me notara la panza, fui con los trillizos y mis hermanos al territorio de Rory para divertirnos en grande, yo le hice ojitos a medio mundo para que me dejara ser su siamesa o su copiloto en las carreras, y terminé siendo la chica que da la salida en tres oportunidades, me la pasé en grande, claro que a Enok no le hizo ninguna gracia, sigue sin hacerle gracia que me llamen encantadora de hombres a pesar de que él se encargó de anunciar por todo lo alto que soy su esposa, ahora todos se van con cuidado conmigo y nadie me deja subir a su moto.
Aburridos.
— Voy por melón.
Dispuesta a subir tras el volante, pero me cortó el paso y negó, señalando los asientos de atrás.
— Ve con Charlie allí y yo manejo acá — tomando el móvil—. Pediré un par de escoltas y ya podremos irnos, cinco minutos.
— Siento cómo si me bajara un fierro caliente por la garganta, mientras mis tripas juegan a saltar la cuerda, y Nesta hace volteretas olímpicas dentro de mi panza, sólo mira cómo se mueve la condenada, en cualquier momento sus patadas me atraviesan la piel.
Levantándome el grueso suéter para que viera a la animada de mi hija moverse cómo si a mí no me doliera.
Sí, es una niña, me enteré a los cuatro meses y Enok se puso tan feliz que me hizo el amor durante una noche completa, ya está preparando el cuarto de la niña junto a la habitación de Charlie, sin diferencias, claro, los mismos juguetes, los mismos muebles, la misma decoración, quiere darles lo mismo a ambos sin distinción, eso me agrada de él.
— ¿Le dijiste a Enok que irías a comprar?
Preguntó ya tecleando con rapidez en su móvil, llamando a parte de los Kinahan para que cuiden el culo de su reina del desastre.
— Nop. El no quiso cumplir mi antojo, así que no le voy a decir nada.
— De seguro te está buscando.
Me regañó.
— De seguro se puede ir a la mierda.
Suspiró rendido.
— Cada vez que no te cumple un capricho, lo odias.
Me reprochó.
— Tú no entiendes lo que es crear un ser vivo de cero, Nilak — sujetando su camisa con ambas manos, zarandeándolo—. Tengo hambre todo el tiempo, vomito cada vez que los olores de la comida son demasiado fuertes, lloro porque sí, porque no, por si acaso, y por nada ¡Siempre tengo hambre! Y no controlo mis antojos, estoy en un sube y baja de emociones todo el tiempo, ni yo me entiendo — comenzando a llorar—. ¡Mira esto! Ni siquiera es mi deseo llorar y estoy llorando ¡Es que soy un desastre, gorda, fea y hambrienta! ¡Quiero Melón!
Creo que lo asusté un poquito, porque se apresuró a subirme al auto y subir a Charlie en el proceso, acomodándose tras el volante, dejando que los escoltas de hoy nos siguieran de cerca en lo que él abandona el castillo y se incorpora a la calle, dispuesto a llevarme hasta el supermercado, comprando todo el melón congelado que encontró, todos los helados de melón, todos los jugos de melón, y todo lo que encontró del mismo sabor, llenando mi maleta, relajándose sólo cuando me vio feliz, comiéndome un helado en la parte trasera del auto, con Charlie de compañero de travesuras, chocando nuestros helados con una sonrisa cómplice.
Al llegar al castillo, Henry lo esperaba vestido cómo pingüino, se ve adorable, va muy abrigado, pero se ve adorable, su cabello creció otra vez, largo arriba, rapado en los costados y sobre la nuca, le brillan los ojos, su piel está pálidamente normal, no cenicienta, cómo piel de casi muerto, no, además, recuperó peso y se ejercita, no tiene grandes abdominales, pero esa es su meta de este año, mi hermano se ve feliz, y tiene una cita hoy.
— Perdón por robártelo, es que quería melón y no me dejó ir sola a conseguirlo.
Me disculpé con mi mellizo apenas bajé del auto con otro helado en la mano, hablando en inglés, Henry por fin aprendió el idioma, tenía una gran, gran motivación.
— No te preocupes, Nilak me avisó — sonriendo—. Pero deberías preocuparte más por el escandaloso de adentro, se enojó porque no lo invitaste al supermercado — suspiró—. Está haciendo una super rabieta ahora.
— Mamá triste, y papá hace rabieta — rodó los ojos mi bebé— Papi tonto, iré a decirle tonto.
Mencionó mi bebé, cruzándose de brazos, yendo directo a la casa para tener una de esas mini guerras de egos de Kavanagh, los dejaré ser.
— Bueno, yo iré a dejar todo esto a la cocina — señalando la maleta que Nilak se apresuró a bajar apenas vio que yo iba a hacerlo—. No les quito más tiempo de su cita, gracias por acompañarme.
— Por mi pequeña hermana, lo que sea.
Dijo Nilak, besándome la mejilla.
— Nos vemos pronto Henry, disfruta tu cita.
Murmuró algo parecido a "Sí" no muy convencido, y entonces me marché para darles tiempo a solas, al parecer, Nilak por fin se hará hombre y lo llevará a su casa, lo ha estado posponiendo todo lo posible, pero Henry ya no es el asustadizo y tímido chico que soportaba todo cómo al comienzo, ahora le exigió que le mostrara, llevan saliendo un tiempo y mi hermano tiene el mismo genio de perra loca que yo, al parecer, los problemas psicológicos los heredamos los dos, porque tenemos las mismas falencias.
Espero que su no cita salga bien.
***
ENOK.
Seguí maldiciendo y paseándome por el despacho, hablando de lo descuidada y mala esposa que era Melanka ¿Cómo se le ocurre no decirme que se va? ¿Por qué no me dice que la lleve yo mismo? Soy su pareja, yo puse ese bebé ahí, es mi deber cumplirle los antojos, pero claro, el corrector con tetas siempre hace lo que quiere, al menos la llevó Nilak y consiguió escoltas, eso me da un poco de paz, sólo un poco.
— ¡Fuera de aquí! ¡Dije que quiero estar sólo!
Bramé apenas escuché la puerta crujir.
Bajé la mirada más y más al no ver ningún cuerpo o rostro por la abertura hasta que llegué casi al piso, ahí, una garrapata sin cerebro me mira con el ceño fruncido, cerrando tras él, cruzándose de brazos, haciendo sus típicas muecas de "Fingiendo ser papá", yo no estoy furioso siempre.
— Mamá dice "Tengo hambre", papá le dijo tonta ¿Y papá enojado? — acercándose a mí sin dejar de mirarme con el ceño fruncido—. Papá tonto, no mamá.
Me acerqué al niño, cruzándome de brazos, mirándolo desde lo alto, alzando una ceja.
— ¿Y tú vienes a defender a tu madre? ¿Tú? Garrapata, te faltan muchos centímetros cómo para venir a reprocharme algo.
Dobló la pierna y me pateó la canilla con todas sus fuerzas, sonriendo victorioso al verme hacer una mueca y estirarme para sobar la zona herida, el chiquillo patea fuerte.
— ¡Tú tonto!
— ¡No, tú tonto! — respondí con toda la seriedad posible—. Y tu mamá también, los dos son tontos, no heredaste mi super intelecto ni mi gran habilidad social, mocoso, mira que venir a patear a la gente.
Pareció ofenderse, abrió grande la boca y se llevó la mano al pecho, ofendidísimo.
Hace más expresiones que yo y recién cumplirá tres en tres semanas más, no sé si ofenderme o tenerle envidia.
— ¡Mamá tonta no! Mamá con bebé en su panza ¡Siempre hambre! ¡Tú hacer nanai, no llamar tonta! ¡Llora sí, llora no, llora a veces! ¡No tonta, ella llora!
Oh... ya entendí lo que el mocoso vino a decir.
— Haber si estoy captando el mensaje — acuclillándome para quedar más o menos a su altura o se romperá el cuello levantando la cabeza para mirarme—. Tu mamá se pone triste cuando le digo tonta ¿No? Está echa una llorica, por todo llora.
— Momonas — explicó—. Ellas tistes, mami tiste. Llora. Así que nanai.
Entendí la mitad de lo que dice, pero creo que capto la escencia.
— Ok, hombre — cargándolo sin dificultad, llevandolo conmigo al escritorio, sentándolo en la madera—. Entonces dices que no debería tratar mal a tu mamá ¿Estuvo llorando de nuevo? — asintió en respuesta, y ahora me siento mal—. ¿Lloró mucho?
— Sí. Hasta que se comió dos helados.
Esa hambrienta, joder...
— ¿Encontró melón?
Pregunté cauteloso, puede que le gritara porque estaba algo ocupado y que ella saltara a mi alrededor, gritando ¡Quiero melón! No ayudó mucho, mi paciencia se quebró y no me di cuenta que la ofendí.
De nuevo estoy fallando como esposo.
— Sí, maleta llena.
Explicó mi hijo, y eso hizo que me sintiera aún más culpable, porque yo le dije que era una tonta, si no estamos en temporada de melón, no le tuve ni mínimo de paciencia, ni le puse atención.
— ¿Me acompañas a pedir perdón? Me equivoqué y la hice llorar, debería ayudar a que tenga un embarazo feliz y aquí estoy, haciéndola llorar porque no le tengo paciencia.
Asintió, sonriendo.
— Nesta pone tiste si mami llora.
Nesta...
Oh mi pequeña bebé... se mueve tanto, está tan viva...
No deja de sorprenderme el proceso de ver cómo le ha crecido la panza a mi mujer, cómo crece mi hija dentro de ella, cómo se está formando...
Es un proceso mágico sin duda, estoy babeando y aún no nace la pequeña.
— Entonces nos aseguraremos de que tanto Nesta cómo mamá sean felices ¿De acuerdo? Vamos a buscarl-
— ¡Señor!
Levanté la cabeza de golpe, mirando al hombre que entró sin tocar, jadeante y sudado, debió correr hasta aquí.
— ¿Qué pasa?
Cargando a Charlie por inercia para protegerlo en caso de peligro.
— Es la señora.
Mi corazón se movió con tanta violencia que mi pecho dolió, no dudé en ponerme de pie, ocupando mi mano libre para sujetarlo del cuello de su polo, acercando mi rostro peligrosamente al suyo, casi gruñéndole.
— ¿Qué le pasó a mi esposa?
— Se subió a un árbol muy alto con una bolsa de frituras, recostándose en una rama gruesa y no quiere bajar, está demasiado alto, a la altura del cuarto piso, creo que debe hacerla bajar usted, no nos escucha.
Suspiré, rendido, esa mujer no tiene cerebro sin duda alguna.
— Ya voy — soltándolo—. Es la tercera vez esta semana, debería cortar todos los putos arboles para que deje de querer ser una mujer de la selva.
Pasando por el lado de ese sujeto, recorriendo el pasillo con Charlie en brazos, bajando la escalera, apresurando el paso hasta llegar a la entrada principal, yendo dónde el tumulto se reúne, mirando cómo idiotas hacia arriba, dónde mi mujer come tranquilamente con la bolsa apoyada en la panza.
— Mujer, tienes cinco segundos para bajar — hablando cansado—. Estás embarazada, te puedes hacer daño, y todo está cubierto de nieve ¿Por qué no regresamos a esos días en los que le tenías miedo?
— ¡Es que aquí tengo buena vista y buena señal de internet, estoy viendo una serie!
— ¡Melanka! Joder, mujer, baja ahora antes de que me dé un infarto.
— ¡No quiero!
— Voy a subir por ti.
— Sí, claro. Cómo si pudieras subirte al árbol y bajarme sin que nos rompamos la espalda.
Burlándose de mí.
— Si no bajas, tomaré el melón que compraste, y lo tiraré en la mierda de los caballos, te lo juro.
Ahora sí que tenía su atención, giró el rostro con tanta violencia que me cosquilleó la nuca, el miedo recorriéndome la espalda, no se me olvida lo que esta mujer es capaz de hacer con esas manos diminutas suyas, infligiendo dolor mientras sonríe con inocencia. Es mala.
— No te atreverías...
Nesta, esto es por ti, recuérdalo cuando esté muerto.
— ¿Quieres probarme?
— Aagh... te odio tanto... — mirando hacia abajo—. Atrápenla.
Arrugando la bolsa de frituras, tirándola hacia abajo, tres idiotas quisieron recibirla y chocaron de frente, provocando que la bolsa cayera al piso, afortunadamente no se abrió, podrán seguir respirando un día más. Afortunados.
Lo siguiente que vi fue cómo la muy tonta busca ramas mientras baja intentando afirmarse bien, la panza abultada le molesta, ocupa demasiado espacio y temo que resbale y se golpee, el corazón no deja de latirme cómo loco en el pecho, tengo miedo de que sus imprudencias le causen daño.
— Mierda.
Las maldiciones sonaron a coro cuando se le resbaló el pie y cayó, dos ramas más abajo, logró sujetarse, riéndose y asegurando que todo estaba bien, de todas maneras, le entregué a Charlie a uno de mis hombres, parándome justo debajo de ella por si le pasaba otra vez y no lograba encontrar de dónde sujetarse.
Me felicité mentalmente por ello cuando gritó "Atrápame" y sólo se soltó. Hice un esfuerzo sobre humano por saber justo dónde poner las manos para no apretar a la pobre Nesta, sintiendo lastima por tener una madre tan loca cómo la que tiene.
— ¿Ves cómo todo bien?
Se excusó, tocando el piso de nuevo.
— Un día de estos me vas a matar de un infarto — soltando el aire contenido—. Si vuelves a subirte a un árbol estando embarazada, te juro por nuestros hijos que los mando a cortar todos.
Me miró con pánico.
— Pero Enok, son arboles bonitos.
— Lo son, y tendré que cortarlos por tu culpa, así que piénsalo bien la próxima vez.
Bufó y asintió, mirándome con cara de cachorro abandonado.
— Es que quería llamar tu atención, no me has mirado durante todo el día y quiero mimitos.
Abultando su labio inferior, haciendo eso con los ojos que no comprendo todavía, lo que sí comprendo es que se le están aguando los ojos y ah... comenzó a llorar, que novedad.
— Estoy ocupado, cielo, dirigir todo un imperio delictual, hacer que sigan odiándome en el extranjero, volver a poner mi cara en un cartel de se busca, atormentar a tu papá, entre otras cosas, es un trabajo difícil y de tiempo completo.
Estirando las manos hacia ella, enjuagándole las lágrimas que siguen y siguen saliendo.
— Sí sé, pero también tienes que tener tiempo para mí, yo también soy tu niñita, no sólo Nesta.
Tocándose la panza con la mano, acariciando en lentos movimientos circulares, llorando más.
— Eres tan mimada ¿Qué voy a hacer contigo?
— Amarme, mimarme y nunca soltarme.
Estirando sus brazos hacia mí para que la cargue.
Definitivamente yo no tengo dos hijos, tengo tres. Y yo solito me metí en esto.
— Está bien, joder está bien — rodando los ojos, cargándola cómo koala, intentando no aplastar a la pequeña Nesta—. Charlie, papá y mamá estarán trabajando, ve a buscar a Noah, él no está haciendo nada ahora. Alguien llévelo.
— Sí señor.
Aceptó el hombre que lo carga ahora, viendo a mi hijo sonreír feliz, despidiéndose con la mano, cómo si su travesura hubiese dado resultado. Chiquillo inteligente, es todo mi hijo, heredó su inteligencia de mí.
— Bien, vamos nosotros también, espero a alguien, vi a los trillizos arrastrarlo hacia el castillo.
— Sí, cómo quieras, yo quiero quedarme justo así.
Abrazándome por el cuello, desparramándose sobre mi cuerpo, mientras la sujeto por el culo, caminando con ella a rastras hacia el interior, llegando a mi despacho, dónde el hombre atado de pies y manos en el piso pide piedad a los tres idiotas que lo miran desde lo alto, Nero limpiándose las uñas con su puñal, Neil jugando con una pistola entre las manos, Nash observando el espacio en su mano dónde le falta un dedo, sigue pareciéndole extraño no tenerlo ahí, me hubiese gustado protegerlo de eso.
— ¿A quién tenemos ahora? Hay una interminable fila de sujetos que torturar hoy.
Hablé, mirando desde lo alto al sujeto, sin soltar a la llorona de mi esposa.
— Ruso — aclaró Neil—. El perro ese del Boss sigue enviando gente para vigilar la situación de Melanka, no la quieren ni un poco en ese país, representa un peligro para ellos.
Miré con el ceño fruncido a la mujer que llora encima de mí, tiene la nariz roja por el frío y todas las lágrimas derramadas ¿Cómo va a representar un peligro si es una cosita tan pequeña y vulnerable? Ahora. Porque si la pillan en uno de sus episodios maniacos, nadie se salva.
— Bueno, en ese caso, matemos a este y quiero un buen número de soldados, me cansé, iremos a visitar a Andrei, nadie amenaza a mi esposa y vive tranquilo para contarlo.
— ¡Yo me encargo! — levantó la mano Nero, emocionada—. ¿Podemos llevar a los Bennet? Están listos, merecen un poquito de acción de la buena.
— Si fracasa alguno, te haces responsable.
Permitiendo llevar a su noviecito para que juegue a la guerra.
— ¡Señor, sí, señor!
Dedicándome un saludo militar antes de salir brincando fuera de mi despacho, dejándome a solas con el hombre patético que suplica por su vida, señalando que sólo sigue órdenes.
— Voy a cortarle una mano a tu jefe por no dejar que me consientan en paz.
Amenazó mi mujer, mirándolo de reojo, con la sed de sangre brillándole en la mirada.
— Yo tendría miedo si fueras tú.
Hablando al hombre que tiembla de pies a cabeza, arrastrándose en nuestra dirección, o bueno... intentándolo.
Apoyando la cadera en el respaldo del sofá, sin soltarla, buscando mi arma en la cinturilla del pantalón, dándoselo a mi niña de la selva.
— ¿Quieres los honores, amor?
— Quiero todo. Sí.
Tomando el arma sin dudar, cargó y disparó con calma, primero las piernas, escuchándolo gritar, luego las rodillas, y gritó más fuerte, le dio por la espalda en un punto no vital, a estas alturas, el piso se está llenando de sangre, el olor metálico me llena las fosas nasales, y eso emociona más a la sádica con la que me casé, pataleando para que la bajara, mirando de frente al hombre, pisándole el rostro antes de seguir disparando en lugares dónde no lo mataría de inmediato, pero sí lo harán sufrir.
Al final, el hombre murió por perdida de sangre, sintiendo mucho dolor, las botas de Melanka crujen por el piso debido a la sangre que se le pega a la suela mientras camina hacia mí.
— Voy a cortarle una mano, sólo por si se le ocurre llegar a venir y tocar a uno de mis bebés alguna vez.
Y no me está pidiendo permiso, ella va a ir.
— Tu mamá me matará cuando se entere.
Abril me agrada, tiene huevos de acero.
— No lo hará, sabe lo testaruda que soy ¿Cuándo nos vamos?
— Apenas esté todo listo, Andrei me las va a pagar, le ofrecí una paz momentánea y no la tomó.
Quitándole el arma por si me dispara por accidente, tomando sus manos, depositando un beso en la palma de cada una, inclinándome lo suficiente para besarle la panza.
— Sal luego de ahí, Nesta, o tu mamá acabará con tu vida antes de que comience.
Murmuré.
— Claro que eso no pasará — golpeándome la frente con su índice—. Yo hago bebés inmortales capaces de tolerar mis locuras, Nesta estará bien, Charlie sobrevivió y me llegaron un montón de balas estando embarazada de él.
Internamente me persigné, y dese que por favor mi hija tuviera esa fortaleza para llegar a ver la luz algún día.
— Vamos a hacer una pequeña maleta, nos cambiamos de ropa, le avisamos a Charlie, se lo dejamos a tus padres y los míos, estará bien, llegaremos pronto.
— Bien, todo listo entonces, Nilak y Henry se quedan a cuidar el nido.
Tomando mi mano, guiándome hacia el exterior, esquivando la masa de sangre y huesos en el piso.
Eso ultimo va a estar complicado, Nilak debe estar justo ahora enseñándole su bella colección privada de personas bonitas en ese museo al que llama casa, ni su papá vive ahí ya, conoció una mujer y ahora vive más cerca de la ciudad, en esa casa sólo viven sus regalos vivos, nadie más.
Y si Henry tiene el carácter cómo Melanka, ay de mi amigo...
***
HENRY.
Bajé del auto cuando estacionó frente a una casa enorme al estilo victoriano moderno, es muy grande, no cómo el castillo porque bueno... vivimos en un castillo, pero esta casa no deja de ser sorprendente, el terreno es increíblemente amplio, hay animales por doquier, flores por todas partes, laberintos completos de rosas azules, filas y filas de automóviles que, a simple vista, se ven carísimos, un porche grande, dónde un grupo de mujeres tejía con tranquilidad, al vernos caminar hacia allá, rápidamente dejaron sus tareas y corrieron al interior, desde aquí soy capaz de escuchar el alboroto de gritos y cosas moverse.
A mi lado, Nilak no deja de removerse incómodo, es la cuarta vez que lo sorprendo secándose el sudor de las palmas en sus jeans, y él no suda, entonces... ¿Qué lo asusta tanto?
Algo escuché sobre su pequeña colección de personas compradas, pero nadie me dio detalles nunca, todos se hicieron los tontos y Melanka no tiene idea qué hay aquí, nunca vino, ni siquiera cuando fue comprada cómo regalo para mi ahora novio, ella iba a ser parte de las personas que vivirían en esta casa.
Tomé su mano en un intento de darle confianza para que no se pusiera tan nervioso, subiendo los escalones en conjunto, hasta cruzar la enorme puerta, cuatro veces mi tamaño, viendo... wow... no me esperaba esto.
Hay un montón de chicas aquí, chicas que se quitaron la ropa sin pudor alguno, abandonando sus prendas en el piso sin vergüenza alguna, arrodillándose al ver a Nilak entrar al espacio, y no sólo eso, no hay sólo... chicas preciosas de diferentes colores y nacionalidades, hay rubias, morenas, pelirrojas, pelinegras... hay de todo aquí, pero también hay chicos, chicos mucho más bonitos y delicados que yo, chicos en ropa interior, de rodillas, esperando una pequeña caricia, un poco de atención del amo.
No pasó desapercibido el rubor en el rostro de muchos, las sonrisas tímidas, los temblores de anticipación...
— Bienvenido a casa, amo, lo esperábamos.
Respondieron a coro.
Lentamente quité mi mano de entre las manos de Nilak, guardando ambas en los bolsillos de la chaqueta que me puse antes de salir, mirando de reojo el pánico que atraviesa el rostro del medio asiático a mi lado, quien no tuvo oportunidad de hablar cuando ya se acercan a él, desabrochándole la chaqueta, dos más ayudándolo a quitársela, chicas hermosas montadas en altos tacones, su ropa interior de encaja me permite ver hasta el último trozo de piel de sus cuerpos.
Estoy... celoso...
Balancee mi peso entre un pie y el otro, mirando en todas direcciones, se levantan, quieren venir, quieren... quieren seducirlo, quieren... quieren...
— Voy a recorrer el lugar.
Escapando entre el montón de personas, con la intención de huir sin saber hacia dónde estoy yendo en realidad, respirando fuerte, intentando calmarme, estoy por darme la vuelta y romperle la cara a todos los que quieren tocarlo, es más, me di la vuelta para ir y cantarles las cosas claras, porque ese hombre es mío, tiene novio y todos van a tener que...
Choqué con un pecho duro y amplio, dos brazos fuertes me sujetaron antes de ir directo al piso, levanté la cabeza para ver a Nilak sonreírme tembloroso, sosteniéndome mejor.
— No te vayas, por favor... hablemos...
— No estoy seguro de si quiero hablar ahora, estás conmigo, pero los has mantenido a todos aquí, esperando por ti, te llaman amo —golpeándole el pecho, apartándome—. Tú me ordenaste no llamar a Enok así cuando eso es lo que es, mi amo, pero ¿No le dices nada a todas las personas que tienes aquí? Eres tan... descarado.
Dando un paso atrás, tomando distancia, hablando en volumen moderado para que todos esos ojos curiosos que miran en nuestra dirección no escuchen.
— Henry, yo no puedo echarlos, no tienen dónde ir — intentó excusarse, dando un paso hacia mí, pero al ver que retrocedí, se quedó quieto—. Varios de ellos compré, varios me regalaron, varios... varios los eligió Enok, yo no puedo simplemente desecharlos, soy todo lo que conocen.
Rodé los ojos.
La dependencia es una cosa bárbara, cuando no conoces más, te acostumbras y hasta sufres si no lo tienes.
— ¿Para qué me trajiste entonces? ¿No pudiste sólo contarme algo que me dejara tranquilo y ya?
— ¿Y hacerte vivir una mentira? Henry, yo debía contarte la verdad, eres mi pareja, tarde o temprano te enterarías de este lugar y lo que hay, yo no quiero que desconfíes de mí, soy fiel a ti.
Crucé mis brazos cuando intentó tocarme, mirando en otra dirección.
Entiendo que las personas aquí no tengan dónde ir y estén a gusto en este inmenso espacio, viviendo tranquilos, pero... pero sigo estando celoso.
No soy el único, somos cómo... cincuenta.
— Oye, por favor... confía en mí...
Sujetando mi mentón para que lo mirara.
— Si quieres que confíe en ti, varias cosas van a tener que cambiar, porque no me siento cómodo con esto.
Señalando al montón de personas semi desnudas, hambrientas de atención a mi alrededor, yo debo ser el único semi desnudo con la mirada de Nilak encima, nadie más, y eso él debe entenderlo.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
BUENAS BUENAS BBCITAS!
HE REGRESADO!
ESTA VEZ CON UN POCO DE ÇOMO LES VA A MELANKA Y ENOK ESTANDO EMBARAZADOS
SIN DUDA ENOK VA A COMENZAR A SUBIR POR LAS PAREDES SI CONTINUA LA COSA ASÍ
MELANKA ESTÁ CON LAS HORMONAS DESCONTROLADAS
CHARLIE ES UN BB HERMOSO QUE AHORA DISCUTE MEJOR CON SU PAPÁ
Y YA QUIERO VER QUÉ HARÁ ANDREI CUANDO VEA SU REGALITO
LO MERECE POR NO DEJARLA VIVIR EN PAZ
NILAK Y HENRY ESTÁN TENIENDO SU PEQUEÑA CRISIS POST ETAPA DE LUNA DE PIEL
ASÍ QUE...
HAY QUE VER CÓMO AVANZAN LAS COSAS
NOS LEEMOS EN EL PRÓXIMO EXTRA
200 COMENTARIOS Y VOLVEMOS
BESITOS EN LA COLA
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top