Capítulo 7
ENOK.
Regresé a mi escritorio luego de que la ama de llaves le diera un par de medicamentos a Melanka y una bolsa de agua caliente, enviándola a dormir, la mujer me dijo estrictamente que son esos días en los que no debería molestarla porque su cuerpo está pasando por muchos cambios y es mejor que la deje descansar porque no pegó un ojo anoche por los cólicos, dijo que es por esta razón que las sirvientas se toman una semana al mes.
Sería difícil trabajar tanto cuando te sientes mal.
Dijo.
— Joder... y yo que quería ignorarlo.
Rodé los ojos y tomé el puto móvil, marcándole a Nilak, este imbécil no quiso contestar las tres primeras veces, pero a la cuarta, afortunadamente contestó, porque si no lo hacía, iría a molestarlo a su casa, después de todo, vive en el terreno contiguo un par de kilómetros más allá.
— ¿Qué quieres, Enok? Creí haber sido claro, necesito tiempo, y mis hermanos tampoco irán, así que búscate un reemplazo mientras tanto.
Sí que está molesto, debí sobrepasarme esta vez.
— Nilak... — suspiré— sé que estás molesto ahora, pero necesito que al menos Nero venga aquí, es Melanka.
— Deberías dejar que la pobre chica se quede conmigo, tú no haces más que usarla para satisfacer tu aburrimiento, la tomas y la dejas dónde quieres ¿Cómo se te ocurre enviarla con un escuadrón? Ni por muy capaz que ella sea, veinte hombres eran demasiado, Enok ¿En qué estabas pensando? ¿Qué le hiciste ahora?
Apreté los dientes.
La verdad... no pensé en las consecuencias, yo le di a escoger, ella quiso ir al escuadrón, yo le advertí, le di la posibilidad de quedarse dentro del castillo, no fue mi culpa.
— Melanka... a ella le llegó su periodo y no sabía lo que eso significaba, lo está pasando mal y creo que es mi culpa, entonces, hablé con la ama de llaves y la instruyó sobre el asunto, pero creo que se sentiría más a gusto si una mujer de su agrado le habla del tema y por eso necesita a Nero, o no lo sé, no sé qué hacer en esta situación, no entiendo la expresión que tiene en el rostro, no sé qué le pasa.
Escuché un largo suspiro provenir de él.
— ¿No has revisado tus tarjetas? Eso podría ayudarte a descifrar qué le pasa ¿Lo intentaste?
Me avergüenza usar las tarjetas que mi madre me hizo hace tantos años, pero él tiene razón, las guardé por una razón, para situaciones como esta.
— Haber... dame un momento.
Solté el móvil, dejando el altavoz puesto, y abrí el ultimo cajón de mi escritorio, tomando las tarjetas grandes que mi madre hizo, están un poco desgastadas y dobladas en la punta, pero todavía funcionan. Las acomodé sobre la superficie de madera y observé cada una con detenimiento, buscando la que mejor se identifique con la rubia sorda.
— ¿Y bien? ¿Ya sabes qué tiene?
— Emm... no — mirando las tarjetas otra vez— No se ve cómo nada de lo que tengo aquí.
Soltó un largo suspiro, conozco ese sonido.
— Bien, vamos para allá — se resignó— Pero sigo molesto contigo, para que sepas.
— Gracias, pídeme lo que quieras y dalo por hecho, gracias por el favor.
— Quiero que intentes no ser un cretino con ella, es pequeña y no sabe nada, al menos...
— Nilak, no te confundas, recuerda lo que tenemos pensado hacer, no te encariñes.
Le recordé.
Me quedé con Melanka única y exclusivamente para joder al coronel, nada más.
— Bueno... se la entregaríamos a su padre y no saldría herida, será lo mejor para ella ¿No? Educación, seguro médico, familia...
— Nilak...
— No, Enok, no. Mis hermanos... mis hermanos se encariñaron, la compraste para mí, dámela.
— ¿Para qué la quieres tú? ¿Quieres follártela cómo los trillizos? ¿Para eso la invitaste a tu cama?
Suspiró.
— No. Es menor que mis hermanos, yo sí tengo conciencia, es cómo una niña, así que no, no pienso follármela ni ahora, ni nunca, voy para allá.
Me quedó un mal sabor de boca luego de la conversación, carezco de habilidades sociales y no dejo de comprobármelo a mí mismo cada vez que hablo con los Andreeva, los únicos amigos cercanos que he tenido, se ven en la obligación de trabajar para mí luego del trato entre nuestras familias hacia varias generaciones atrás, ese mismo trato les impide alejarse, por lo que en resumidas cuentas están obligados a ser amigos míos.
En menos de treinta minutos, los cuatro Andreeva estaban frente a mí, y según mis tarjetas, están enojados, bastante enojados.
— ¿Dónde la metiste ahora?
Preguntó Nilak, siempre el vocero de sus hermanos menores, sabe que le tengo más paciencia que al trío de idiotas que parió su asiática madre fallecida.
— Está en el cuarto que le corresponde cómo criada, está...
No me dieron tiempo de terminar cuando ya estaban dejando el despacho, no me quedó de otra que seguirlos por los pasillos y las escaleras, doblando por el pasillo de servicio, dónde la hilera de dobles puertas con placas se extiende frente a nosotros, tanta gente que en realidad no tengo ni la menor idea de quienes son o qué hacen.
Nilak tocó la puerta tres veces antes de entrar al cuarto, se acercó a la cama y tomó asiento en el borde, acariciándole el rostro a Melanka, quitándole el cabello de la cara, sonriéndole.
— Ey ¿Cómo estás, preciosa? Me enteré que te sentías mal y pasé a verte, en realidad, todos pasamos.
Dijo el muy astuto, señalando a sus hermanos que se apiñaron alrededor de la sorda sin aplastarla, cómo si fuese de cristal.
Melanka le sonrió y se giró en la cama para mirarlos, si soy sincero... sí se ve de la mierda, pero parece feliz, está sonriendo, y según mis tarjetas, achinan los ojos, se le colorean las mejillas y sonríen cuando están felices.
¿Cómo se sentirán los Andreeva con eso? ¿Cómo se sentirá entender cómo se sienten las otras personas? ¿Cómo se siente entender que están felices sólo de tenerte frente a ellos?
— Estoy bien, he estado peor, así que sigo estando en la puta gloria — sonriendo más amplio— Ahora qué sé lo que me pasa, que no estoy enferma y que es de lo más normal, me siento mejor aún.
— Cariño, soy mujer y los cólicos son una mierda, te entiendo más que todos en este cuarto — dijo Nero— Además, estás toda golpeada, te quedaste fuera anoche y el frío no nos ayuda nada en estos días ¿Cómo vas a estar bien? Ya no eres esclava, tienes derecho a decir que no te sientes bien, estás pálida y tu rostro expresa el dolor que sientes.
Pero dijo que está bien ¿Cómo se dieron cuenta de que en realidad no lo estaba?
— ¿Trataste tus heridas? —Preguntó Nash, tocándole la frente, mirando a Nilak— Hermano, tiene fiebre.
Neil se estiró para tocarla también y se levantó de golpe, mirándome, pero no dijo nada, dejó el cuarto y todos parecieron entender lo que hacía, porque asintieron y siguieron observando a la rubia convaleciente.
— Neil te curará las heridas ¿De acuerdo? Es muy bueno haciendo eso — le explicó Nilak a Melanka— Fue por el botiquín ahora, y yo te preparé un agua de manzanilla, le hacen de maravilla a Nero cuando está en sus días difíciles, no te preocupes por nada, estarás bien pronto, te cuidaremos.
— Pero si estoy bien, de verdad.
Dijo la rubia, tocándose la frente, no entiende la preocupación del resto, ella no se da cuenta de que no está bien, es ignorante en todo sentido, pero al menos así no me siento tan mal al decir que no sé leer las emociones de las personas por más que he intentado aprender con el paso de los años. Yo también soy ignorante en ese aspecto.
— No estás bien — le aclaró Nero— Tienes fiebre, estás golpeada y no te has tratado las heridas, hay que tratarlas o se infectarán.
— Pero nunca me las he tratado y no tengo demasiadas marcas por eso, mira.
Quitándose la chaqueta cómo si nada, al menos luce un top deportivo debajo, pero su cuerpo...
Nilak giró el rostro y apretó los puños, no la quiere ver, supongo que es difícil ver a sus queridísimas y delicadas mujeres lastimadas, odia ver el cuerpo de una mujer con magulladuras y Melanka tiene más que simples moretones, tiene cortes y manchones grandes de sangre seca, tiene la muñeca morada, eso debe ser sí o sí una fractura.
— Llévenla al hospital — ordené— No puede quedarse así. Melanka ¿Hace cuanto no te bañas? Tienes que lavar esas heridas.
Hizo una mueca, pensativa, mirándome.
— Bueno... es que no sé si se me permite hacerlo seguido ¿Se me permite usar el agua seguido? El carcelero decía que nos teníamos que bañar luego de cada sesión de sexo con el cliente, y no he follado con nadie en unos dos días, y si no me follaban, no salía de la jaula, así que... no sé si se me permite usar el agua.
Suspiré pasándome la mano por el rostro.
— ¿Es que tengo que decirte todo lo que tienes que hacer?
Pregunté.
— Eres el amo y el dueño del castillo, por lo tanto, sí, debería hacer lo que me dices.
Nilak la señaló y puso una cara extraña, con los ojos bien abiertos mientras la apunta, casi me siento cómo un tonto por no entender sus señas.
— Dile claramente lo que puede hacer, Enok.
Dijo mi amigo para que yo entendiera.
— Puedes usar el agua cuantas veces quieras — dije— Báñate todos los días, si te lastimas, debes curarte las heridas, si tienes frío por las noches, subes la temperatura desde aquí — señalando el termostato en la pared, moviéndolo para que me viera— Sí... ¿Qué se me puede estar olvidando?
Viendo a los hermanos Andreeva.
— Si tienes hambre, puedes ir y comer en la cocina sin problema —le dijo Nilak— Si tienes miedo no hay problema con ir al cuarto de uno de nosotros para dormir, siempre eres bienvenida, dijiste que le tienes miedo a los truenos, habrá tormenta eléctrica toda la semana, puedes venirte conmigo, la cama es grande, dónde cabe uno, caben dos.
— Muchas gracias por el ofrecimiento, pero Enok dijo que tenía que dormir con él.
Nash me miró con los ojos entrecerrados, nada de contento por esa información ¿Estará celoso? ¿Le gustará Melanka?
— Bueno, será buen ejercicio para que practique la sensibilidad, ese será tu castigo — dijo Nilak— Para que te perdone, tendrás que comportarte como una persona — mirándome— Primero, ayuda a Melanka a darse un baño, la curas, y le traerás comida, y por las noches, la respetarás y no llevarás a las sirvientas, no puedes follar con alguien mientras intenta dormir una persona a tu lado, es de mala educación.
— Podría follármelas contra la puerta, entonces así, Melanka...
— ¡No! — gritó Nero, jalándose de los pelos— ¡No, Enok! Eso no puedes hacerlo, las personas se sienten incómodas, tienes que pensar un poco más en las consecuencias de tus acciones y de lo que dices.
— ¿Por qué tomarse tantas molestias con alguien que se va a ir? Es que no lo entiendo.
Y de verdad que no entendía, no sé qué es lo que quieren que diga o haga, no sé que espera Nilak de mí, sabe el plan ¿Por qué se encariña?
No entiendo, joder, no entiendo qué está pasando.
***
El insomnio me golpeó por las noches ahora que no quemo energía gracias a la inquilina que tengo durmiendo en el lado izquierdo de la cama, por lo general, llega, se acuesta y me da la espalda, no responde a ninguna de mis preguntas, me ignora sin más, no tiene ganas de discutir conmigo, y para cuando por fin se duerme, se queja y su rostro se contrae, eso es dolor, revisé mis tarjetas y ella está sintiendo dolor, pero no hay nada que yo pueda hacer para aliviar la sensación, no sé dónde le duele, y si le pregunto, quizá no me responda, así que sólo seguí el consejo de Nilak, la arropé bien y dejé la bolsa de agua caliente sobre su vientre bajo, y por lo general, eso hace que deje de quejarse y se le estire el entrecejo.
Ya llevamos dos noches así.
A la tercera noche, desperté por el peso de un cuerpo sobre el mío, manos frías tocaron mi pecho y temblé ante el cambio de temperatura, pensé que alguien se coló al castillo y estaba intentando matarme, pero el olor a arándano de su champú me llegó primero, antes de abrir los ojos, ya sabía a quién tenía encima, sus cabellos me cosquillean en el rostro, su cuerpo pequeño se aprieta contra el mío, está temblando.
— ¿Qué te ocurre? — abrí los ojos, sosteniéndola por los brazos no muy apretados o se le abrirían las heridas— Oye, Melanka ¿Qué demonios? Estaba durmiendo.
— E-es que, la ventana — ocultando su rostro en mi cuello— Hay granizo, la nieve... la ventana suena demasiado, el vidrio se romperá y la nieve va a entrar, hará frío y se me pondrán las extremidades negras, entonces se caerán y yo no... no quiero que eso pase...
Su temor a la nieve es real, está comprobado, no la he visto asustada de nada, excepto, a la nieve.
— No va entrar nada aquí, las ventanas son de vidrio blindado, ni una bala podría penetrar aquí, es sólo el ruido, así que cálmate y ve a tu lado de la cama para que...
Intenté apartarla, pero rodeó mi cuello con sus brazos y se sentó mejor a horcajadas sobre mí, apretando las piernas a mis costados.
— No me interesa si las balas no entran, la nieve podría entrar, no quiero salirme, de seguro la nieve también le teme al Capo y no lo tocará, así que me quedaré aquí.
¿Qué fue lo que me dijo Nilak aquella vez que Nero se cayó de niña?
"Abrázala, pendejo, un poco de contención y dejará de llorar ¿Tienes el cerebro de adorno?"
Nilak hijo de puta... le aguanto demasiado.
Suspiré resignado y estiré una de mis manos, acariciándole la espalda, mientras buscó las mantas con la otra y nos cubro a ambos, poniéndome cómodo, dudo mucho que se me salga de encima en los próximos minutos, y a pesar de tener el cuarto calefaccionado, sigue haciendo frío.
— Insisto, no entrará la nieve, así que ya deja de temblar y quédate dormida, y otra cosa, los pies primero se te pondrían rojos y luego purpura, te saldrían ampollas que se llenarían de líquido, eso en un lapso de veinticuatro a treinta y seis horas aproximadamente, y tendrían que pasar más días para que se pusieran negros, así que tranquilízate con la idea, aquí en mi castillo no se te caerán los pies ni nada, no seas ignorante, si no sabes algo, pregunta y te daré una respuesta.
Levantó la cabeza de mi cuello y sonrió amplia, mostrándome dos hileras de dientes, se ve... feliz ¿Por qué? Le acabo de aclarar que es una ignorante, su problema debe ser peor de lo que imaginé, no entiende que la estoy insultando.
Aun así, sentí contracciones en el estómago, se me calentó la cara y a pesar de no estar comiendo nada, me sentí igual de bien que cuando preparan el café cargado y me lo traen con un trozo de tarta de naranja, mi favorita.
No estoy entendiendo una mierda.
— Gracias por la información, la próxima vez que no sepa algo, le preguntaré.
— Sí, sí, cómo digas — aplastándole la cara contra mi cuello para que no viera que me quema la cara— Ahora a dormir, hay personas que sí tienen cosas que hacer, no cómo otras.
— Sí señor.
Respondió, bajando las manos para abrazarse de mi pecho, ahora parece un koala, uno pequeño y frágil que podría matar haciendo un poquito de presión, ni siquiera tendría que esforzarme, Melanka es demasiado frágil y pequeña.
Afortunadamente se durmió pronto, intenté tres veces quitarla y acostarla en su lado, pero, aún dormida, su agarre se hacía fuerte cuando intentaba apartarla, decidí rendirme y dormir también, una cosa tan pequeña e insignificante cómo ella no resulta una real molestia, sólo tenemos que dormir por un par de horas más y ya está.
Ese día, dormí hasta las diez de la mañana a pesar de haber puesto la alarma cómo cada día, y para cuando desperté, había una nota en mi mesa de noche, el despertador estaba desenchufado.
"¿Ves cómo sí puedes ser humano?"
Maldito Nilak. Siempre burlándose.
***
Melanka se levantó media hora después que yo despertara, ya me estaba levantando tarde ¿Qué más da un par de minutos más? Debo admitir que me sentía cómodo, hace mucho no dormía con alguien en la misma cama, las sirvientas que desfilan por aquí para tener sexo, toman su turno y se van, la rotativa termina cerca de las tres de la mañana, pero ahora con Melanka aquí no he podido traer a nadie y se me está haciendo un poco difícil controlar el cuerpo y la mente a pesar de que yo no fantaseo con la rubia de menos de metro sesenta, con buena cintura, tetas bonitas y culo para regalar, menos con esos ojos celestes que parecen leerme a la perfección, o esa sonrisa que supo a gloria anoche.
No, no siento nada a favor de la esclava sorda.
Melanka salió de encima de mí cómo si nada, bajando de la cama, murmuró algo parecido a "Buenos días" y se metió al cuarto de baño sin cerrar la puerta, no mucho después se escuchó el sonido del agua, va a darse una ducha, y sigue sin entender lo que significa privacidad o respeto por la persona con la que comparte el cuarto, debería pedirle a alguien que le dé clases sobre pudor.
Tomé asiento en la cama y me acaricié la barba, bostezando sin dejar de mirar la puerta abierta, moviendo el cuello hacia los lados, me siento tan relajado que me importa una mierda haberme retrasado con el papeleo en mi despacho, ya podré hacerlo después, o pondré a Nero a hacerlo... si es que ella y los Andreeva siguen por aquí, Nilak aún no me perdona del todo, se queda para supervisarme, sus hermanos vienen y van para no toparse conmigo, una especie de castigo silencioso por mi carácter de mierda y mi insensibilidad.
Levanté las sabanas ligeramente para observar mi erección matutina más que despierta por haber tenido una rubia encima de mí toda la noche, su olor a arándano se quedó impregnado en mi nariz, y me cosquillean las palmas de las manos al recordar la suavidad de su piel dónde no tuviera cicatrices o heridas recientes, Melanka tiene el cuerpo de quién fue a la guerra y sobrevivió, pero sigue siendo alguien...
¿Cómo decirlo sin parecer interesado?
Alguien agradable a la vista, por así decirlo... y al tacto.
Dejé de fantasear despierto al verla dejar el cuarto de baño, la toalla colgada a ambos lados de su cuerpo, secándose el cabello, está... desnuda, carajo, sin duda la realidad es mejor que la ficción.
— ¿Qué? ¿Nunca has visto un cuerpo desnudo? Tú tienes un cuerpo muy desnudo también, duermes en ropa interior.
Me señaló, soltando la toalla, usando la otra mano para acomodarla en su cadera.
— ¿Por qué vas depilada?
¿En serio? ¿Es todo lo que se te ocurre, animal?
— Porque cuando no estaba siendo una esclava de mafia, estaba siendo una esclava sexual y a los clientes les gustan las chicas depiladas y suaves — caminando hacia la cama, parándose a costado de la cama— ¿Lo ves? Estoy suave.
Tomando mi mano, apoyándola en su pecho, y por acto de instinto... se lo apreté, su jadeó terminó de empalmarme, lamí mis labios e inhalé con fuerza, su fragancia me nubló los sentidos, pensé en hacer algo más cuando la puerta se abrió.
— Oye Enok, pensé en dejarte dormir hasta que se te pare el culo, pero hay problemas y... ¿Qué están haciendo?
Por acto de reflejo me puse de pie a toda velocidad y abracé a Melanka contra mi cuerpo, mirando a Nilak sobre mi hombro.
— ¡Oye! ¿Qué nadie te enseñó a tocar? Hay una mujer desnuda aquí.
Nilak suspiró.
— ¿Cuándo no hay mujeres desnudas aquí, Enok? —me recordó— La pregunta es ¿Qué estabas pensando hacerle a esa niña? ¿Te recuerdo su edad y la tuya? Estás por cumplir treinta y dos. Podrías ser su padre, uno muy precoz.
Destacó, y eso no hizo más que acrecentar mi molestia.
— Sólo estaba mostrándole que mi cuerpo es suavecito — dijo Melanka— Yo me paseaba desnuda por el cuarto, es que no le veo lo malo ¿Hice mal? ¿No se hace?
Nilak apretó los dientes y la miró, la miró como yo debí haberla mirado mientras mi mano estaba sobre su pecho desnudo.
— Eh... no querida, no se hace —dijo este luego de carraspear, componiéndose, mirándola a la cara— Cuando dormimos con otras personas, sobre todo si son de diferente sexo, lo normal es salir vestido del cuarto por respeto al otro ¿Entiendes?
Melanka asintió se sujetó a mi brazo, soy consciente de que mi erección le pincha el estómago y esta no parece darse cuenta, porque ahora me usa de escudo, acercándose más de ser posible.
— Lamento ir por ahí desnuda, no lo vuelvo a hacer.
Nilak asintió y soltó un suspiro largo, dándose vuelta rápidamente, mirando el techo, mientras apoya las manos en sus caderas, yo vi por qué se volteó, tiene una erección.
— Enok, de verdad tienes que venir ahora.
Dijo mi amigo y consejero.
— De acuerdo, salgo enseguida, vete de aquí, espera afuera.
— No pensaba quedarme dentro, necesito tomar aire, carajo ¿En qué estaba pensando?
Auto regañándose mientras abandona el cuarto y cierra la puerta tras él, sólo entonces di un paso atrás, lejos del calor de la rubia, y bajé la cabeza para mirarla, otra vez encontrándome con esa mirada que no sé leer, su rostro... no sé cómo luce, no sé qué le pasa, tiene las cejas muy juntas, la mirada caída y el labio inferior abultado, intenté hacer memoria y recordar las tarjetas en mi cabeza.
— ¿Estás... triste?
Me aventuré a preguntar, arriesgándome a quedar en ridículo, delatando mi carencia, mi inutilidad.
— Es que hice algo mal, y no me gusta equivocarme.
Admitió.
— Bueno, no fue una equivocación cómo tal, sólo ibas desnuda. Soy tu dueño, sólo puedes pasearte desnuda en frente de mí ¿Estamos de acuerdo? Así te secas al aire, parece que no te gusta ponerte ropa inmediatamente después de bañarte, no es la primera vez que te paseas así.
Dejó la mala cara y sonrió, otra vez, y yo volví a sentir lo que siento cuando como tarta de naranja, y mi estomago se hizo un lío, la cara se me calentó, y nuevamente no sé lo que está pasando.
— Bueno, tengo cosas que hacer —dije, pasando de ella antes de hacer algo de lo que me arrepienta— Vistete antes de salir de este cuarto, recuerda que sólo yo puedo verte así.
— De acuerdo.
Respondió feliz, revoloteando por la habitación, acercándose a la ventana para mirar fuera, y de seguro, quienes estuviesen en el exterior tendrán una excelente vista de la rubia en mi cuarto, agradezco que todos tengan un poco más de cerebro que Melanka, y el hecho de que duerma en mi cuarto la hace ligeramente más especial que el resto, no le pondrán un dedo encima sin pedirme permiso, y si me lo piden, la respuesta es un rotundo no.
Ya aprendí la lección, no la obligaré a hacer nada que no quiera, ella tiene que tomar la decisión, que tome la iniciativa, entonces... sólo entonces...
Caminé hacia el baño para darme una ducha exprés antes de ir a trabajar, nuevamente, la rubia no entendió el significado de privacidad, y se sentó en la tapa del inodoro a mirarme descaradamente mientras me bañaba en el shower, tuve que dar el agua fría para bajarme la erección que me dolía como la mierda ahora que sabía que tenía toda su atención, los ojos de Melanka brillaban y no pasó desapercibido el movimiento que hizo su lengua al lamerse los labios sin quitarme la vista.
— ¿Estás bien?
Preguntó con sorna al escucharme gruñir, me pasé a llevar el pito sin querer y necesito masturbarme o me van a reventar los huevos, intento tener un poco de decencia y la sorda no ayuda.
— Estoy de maravilla, preciosa.
Apreté los dientes al escucharme llamarla "Preciosa", el mismo puto apodo que le puso Nilak, mi cerebro definitivamente no está funcionando, estoy pensando con la polla.
— Creo que no te escuchas de maravilla, pero yo podría hacer algo al respecto — abriendo la puerta del shower, sigue desnuda, pero sin la toalla sobre los hombros— Mis pechos no son lo único que tengo suavecito.
Tragué grueso y me sujeté el pene, el maldito me palpita en la mano, estoy tan duro que el ligero roce me está doliendo, las pelotas se me contraen y tengo el maldito cuerpo tenso a más no poder, hace tres noches que no follo y me estoy volviendo loco.
— Creo que olvidas un pequeño detalle entre tus piernas.
Le recordé.
— Ah, no estaba hablando de mi vagina, está en mantención ahora, yo hablaba de mi boca.
Sonriendo pícara, entrando al shower y cerrando la puerta tras ella, sujetando la punta de mi pene con su mano, frotándome el glande con su pulgar, haciéndome gemir.
— No me sentiría cómodo haciéndolo con una chiquilla, devuélvete al cuarto.
Mentí.
Muero por hacerlo justo con esta chiquilla, pero hay cosas que debo comprobar primero.
— Llevo queriendo hacer esto desde que vi cómo mis compañeras te hacían una mamada, te veías de lo más aburrido, me propuse como meta hacer que ese rostro tuyo muestre alguna expresión, algún indicio de que te esté gustando, dame el gusto sólo hoy, por favor...
Suplicó.
Y ella no suplica, porque suplicar nunca le ha dado lo que ha querido.
Lo que ella no sabe es que mi rostro sólo sabe esta enojado y si es que se sorprende alguna vez, no he aprendido a hacer otras muecas, voy a decepcionarla.
— Bueno ¿Sí o no? No quiero obligarte tampoco.
Empujándome hasta que mi espalda tocó la pared, sujetando mi pene con confianza, masturbándome.
¿Así cómo quiere que piense? Es una maldita desquiciada.
— Bien, pero no tengas expectativas — quitándole el cabello del rostro, sujetándoselo con fuerza por atrás— Ponte a chupar y reza para que te quepa todo en la boca.
Carcajeó lento mientras sonríe, arrodillándose sin prisa, sin perder el contacto visual.
Nilak va a venir a apresurarme probablemente, la puerta del baño está abierta y sabrá justamente lo que hacemos, entonces se enojará porque pensará que la estoy obligando, y no, ella me lo pidió, suplicó por esto.
— Mmm... tan grande y yo que siempre tengo hambre...
Ronroneó frotando su mejilla con mi pene, sigue mirándome, y no dejó de hacerlo mientras sujeta mi miembro y lo lamió desde las bolas a la punta, metiéndose el glande a la boca, succionó con fuerza, tanto, que se me tensaron las pelotas, tuve que sujetarla del cabello y echarla hacia atrás, si continuaba así, iba a correrme rápido y definitivamente quiero disfrutar de la estreches de su suave garganta.
— ¿Qué pasa? ¿No me dejarás comer?
Esta tonta me trata con respeto sólo cuando quiere algo, o está molesta, porque el resto del tiempo me tutea y me mira a la cara cuando le he dicho hasta el cansancio que eso no se hace, pero creo que me acostumbré a su completa falta de disciplina, ya no me molesta.
— Claro que te dejaré comer, pero no te entretengas sólo con la punta, el resto de mi pene también quiere atención.
— Mis disculpas, es sólo que intento hacerlo durar, soy muy buena haciendo mamadas, no se sorprenda si termina corriéndose rápido.
Se burló.
Estuve a punto de recriminarle cuando se metió mi pito hasta la mitad dentro de su boca, se le abulta la garganta, pero eso no fue impedimento para la rubia, quien abrió la boca a todo dar y terminó de metérsela entera, usando la lengua para acariciar las venas voluptuosas que sobresalen, haciendo la acción de tragar, apretándome la polla una y otra vez, mientras su mano masajea mis bolas, y la otra araña mi vientre, lo suficiente para dejar marca, si no tuviera la boca ocupada, diría que sonríe, tiene esa chispa pícara en la mirada, sin duda está haciendo que sienta cosas, me cosquillea todo el cuerpo, me estoy quemando.
Solté un gemido cuando se retiró ligeramente y chupó la punta otra vez, deslizó la lengua por mi glande y la hendidura sin descuidar mi tronco, masturbándome y alternando sus acciones, tengo la respiración agitada, y dudo poder controlarme mucho más, esta chiquilla sí que sabe lo que está haciendo.
— ¿Qué espera el Capo? Tengo tanta hambre...
Rozando mi pene por su mejilla otra vez, sonriendo antes de abrir la boca y abultarse la mejilla antes de tragarlo todo por completo, sin perder el ritmo, se ahoga en ocasiones, pero no me suelta, y cada vez que le pasa, sus paredes se aprietan a mi alrededor y pierdo más la cabeza.
— Joder, no puedo.
Quité mi pene de su boca, y antes de que se decepcionara por tenerla vacía, pegué su espalda a la pared y sujeté sus manos juntas sobre la cabeza, la muy perra abrió la boca y sacó la lengua, esperando.
Eso destruyó mis ultimas defensas.
Penetré su boca primero lento, llegando hasta el final, la rubia tosió, ahogándose, pero no hizo ningún esfuerzo por retirarse, eso me animó a seguir, retirándome y metiéndola hasta el fondo de nuevo, una y otra vez, acelerando el ritmo, perdiéndome en el frenesí de su cuerpo, su garganta húmeda, apretada, los sonidos de disfrute que suelta su boca, el chapoteo de su saliva... joder...
— Abre la boca.
Pedí con los dientes apretados, viéndola saborearse antes de cumplir y sacar la lengua, mientras me masturbaba frente a su rostro, derramando hasta la ultima gota sobre ella, viéndola tragar y mostrarme la lengua otra vez.
— Podría hacerlo otra vez... — dijo— Sigo con hambre...
Me animó.
Y yo que estoy aprendiendo a ser complaciente y más... amable, la llené de nuevo hasta que estuviese saciada.
Un favor así no se le niega a nadie.
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BUENAS BUENAS BBCITAS!
HE VUELTO!
MI PREGUNTA ES LA SIGUIENTE:
¿QUÉ HUBIESEN HECHO USTEDES?
SI TUVIESEN HAMBRE ¿TOMARÍAN LA OPORTUNIDAD?
SERÍAN TAN AMABLE Y COMPLACIENTES CÓMO ENOK
ÉL ESTÁ APRENDIENDO
Y ELLA TAMBIÉN
QUIZÁ LOGREN AYUDARSE EL UNO AL OTRO... O NO
YO QUIERO SABER QUÉ PASÓ PARA QUE NILAK VINIERA A BUSCAR A ENOK, DEBE SER ALGO IMPORTANTE PARA INTERRUMPIRLO
¿QUÉ SERÁ?
LA CURIOSIDAD ME PICAAA
NOS LEEMOS EL PROXIMO CAPÍTULO BELLAS
200 COMENTARIOS Y VOLVEMOS
BESITOS EN LA COLA, FELIZ VIERNES
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