Capítulo 4
MELANKA.
Froté mis palmas y sonreí con malicia, mientras me dejaba guiar por Nash al interior del almacén gigante atestado de cuerpos medio vestidos que se frotan entre sí, ahora puedo decir que lo hacen al ritmo de la música, gracias a los trillizos sé lo que es eso, la música, cantar, bailar, sé lo que es, ya no soy tan ignorante como al comienzo.
Pero que orgullosa me siento.
De mí, claro, por si queda la duda.
— Neil se hace el recatado todo el tiempo — explica Nash, tomándome la mano para no perderme entre el gentío— Pero dale un vaso de alcohol y dejará de hacerse el tikismikis, a mi hermano le hace falta el empujoncito.
— Pero... ¿No estaría obligándolo si lo hago beber? A mí no me gusta follar así, a él tampoco debe gustarle.
Frunciendo el ceño.
— No, no digo que un vaso lo deje inconsciente, tiene que beberse al menos una botella, lo que quiero decir es que es introvertido, antes de cumplir una misión de Enok se bebe un vaso de alcohol, antes de hablar con alguien, bebe, y así, ese vasito, por más pequeño que sea, hace aflorar su verdadera personalidad, ya verás lo que digo.
Usando sus centímetros de más para mirar alrededor, buscando a sus hermanos, dijeron que estarán en la barra, pero la barra es tan larga y extensa que podrían estar en cualquier lugar, hay una plataforma de madera lo suficientemente larga para cubrir tres de las cuatro paredes del almacén, la venta de alcohol debe ser la principal ganancia de este lugar, porque no nos cobraron a la entrada... o quizá no cobraron porque Nash es de los Kinahan.
— Ya veo... entonces, veamos qué ocurre, quiero conocer al verdadero Neil.
— Te va a encantar, mi hermano es divertidísimo cuando se suelta por fin... ¡Ahí están! Los encontré, vamos.
Tomó mi mano con un poquitín más de fuerza para que la gente no nos separara y se abrió paso, mientras yo me pego a su espalda y lo sujeto por la camiseta con la mano libre, procurando no perderme, así fue cómo llegamos rápidamente a la barra, y dos bonitos vasos grandes con alguna clase de liquido fluorescente nos recibió, ambos tenían una rodaja de limón en el borde, acompañado de una pequeña sombrilla, se ve bonito, casi me da pena beberlo, el mío es rosa, y el de Nash es azul ¿A qué sabrá?
— ¡Bébete el coctel, te aseguro que te va a encantar, es de frutilla!
Me dijo Nero, y como todos se ven tan animados, y Nash se bebió medio vaso como si fuese agua y él no bebiese nada desde hace días, lo imité, el sabor amargo y picante me tocó la garganta, el disgusto me llegó a las papilas gustativas, pero la frutilla calmó el sabor, el toque a limón hizo que el amargor pasara y... me gustó, está bastante rico.
— ¿Es la primera vez que bebes?
Preguntó Neil.
Inclinándose hacia mí para que lo escuchara sin la necesidad de gritar como lo hizo Nero.
— No, pero es la primera vez que lo hago por decisión propia.
Sonriendo amplia, bebiendo otro poco.
A cada sorbo, esto sabe mejor, y me pregunto si me brillará el estómago también, no me explico cómo el trago puede brillar tanto y aun así ser bebestible.
— Entonces ¿Eres buena bebiendo o no? — consultó— Bebe con moderación para que no te embriagues o no podrás disfrutar la noche.
Sonrió, mostrándome una fila de dientes increíblemente blancos y preciosos que contrastan con su cabello azul.
— Bueno... mi idea de diversión para esta noche sólo funcionará sí tú decides que quieres divertirte también.
Dije en un tono un tanto más coqueto.
— ¡El empujón de la suerte!
Dijo Nash, empujándome efectivamente, encajándome entre las piernas de Neil que está sentado en un alto taburete junto a su hermana, a quién parece divertirle mucho la situación, codeándose con Nash, señalándonos con interés.
— Me encanta tu sutileza, hermano — dijo Neil, rodeándome la cintura con su brazo, un tanto protector— ¡Ahora quieres compartir? Melanka no es una cosa.
Bebiendo un poco de su trago con la mano libre, yo no pude evitar estirar mi mano y deslizar el índice desde su nuez de Adán hasta el centro de sus clavículas bien marcadas, sintiendo su mirada caliente posarse en mí, la curiosidad dibujada en todas sus facciones, su brazo apretándose ligeramente a mi alrededor.
— ¿Qué haces, rubia?
Consultó muy cerca de mi oído.
He descubierto que me encanta la fiesta si logro que me hablen así de sexy los sujetos guapos y de voz grave, me vibra hasta la entrepierna.
— Estoy tocándote nada más — respondí lo más cerca de su oreja que pude, rozándosela con los labios— ¿O no debería? Me dijeron que yo tomo mis decisiones, y justo ahora quería tocarte.
Lamió sus labios y sonrió otra vez.
— Bueno, si es lo que quieres, puedes hacerlo, yo sólo necesito saber que es idea tuya y no cosas que Nash te metió en la cabeza. Si te dijo que soy un pobre virgen inexperto que quiere perderla hoy, es mentira, si dijo que tengo una enfermedad terminal y follar es mi ultimo deseo antes de morir, no le creas, si dijo que estoy sexualmente confundido y quiero probar, tampoco le creas, Nash siempre dice cosas como esas para joderme, así que no creas nada de lo que te diga, créeme a mí.
Acariciando ligeramente mi cadera, y ese simple acto hizo que se me calentara la sangre, tener sexo con quienes me apetece sí que es divertido, quiero más.
— Nash no me dijo nada de eso — dejando mi trago en la barra, subiendo ambas manos hasta sus hombros, acariciándolos de forma descendente, hasta sus brazos— Pero creo que estoy en problemas, porque quiero tocarte más y mi percepción de lo incorrecto está bastante deformada ¿Es correcto tocarte así en público?
Deslizando mis manos por su abdomen, hasta sus muslos, descendiendo y subiendo, parando a pocos centímetros de su entrepierna.
Su respiración caliente me toca el cuello, se le tensó el cuerpo y jaló ligeramente de mí para acercarme a su cuerpo, no creo que le esté disgustando lo que hago, parece quererlo tanto como yo.
— Sí, es correcto en lugares cómo estos, todo el mundo se toca así, y peor — tomando una de mis manos, apoyándola en su entrepierna— A nadie le importará si tocas un poco más, continua.
De reojo miré a Nash, dedicándole una media sonrisa, mientras este me enseñaba los pulgares hacia arriba, y me hace barras junto a su hermana que baila sentada con los pulgares en alto, dándome su aprobación.
Me agradan los trillizos, si vivo bajo el techo de Nilak, de seguro nos deja salir seguido, y si tengo que tirarme al hermano mayor como su esclava, pues que premio más grandioso me a tocado, debe ser igual de atractivo que sus hermanos.
No dudé en mover mi mano sobre su entrepierna, sintiendo la dureza comenzar a formarse bajo mi palma, mientras mis labios hacen lo suyo sobre su cuello, besando con la boca abierta, sintiendo su aliento caliente rozarme, dándome calosfríos, me estoy calentando demasiado rápido y espero que me deje terminar mi trabajo, porque ahora lo que me hurgue es un polvo.
— Ay, idiota, me estresas — escuché decir a Nash— Tócala más ¿No ves que quiere que la toques más? No te hagas el tikismikis ahora, lee a la chica, dale lo que quiere.
Dos segundos después sentí una mano en mi culo, casi me decepcioné al sentir que su brazo abandona mi cintura, levanté la cabeza para protestar, viéndolo beber todo lo que queda de su vaso, mirando hacia abajo después.
— Última oportunidad ¿Lo quieres?
Preguntó, dándome un apretón en el culo que se me estrujaron las tripas y me palpitó el clítoris bajo la diminuta ropa interior que estoy usando.
— Si me tocaras entre las piernas, sabrías lo mucho que lo quiero.
Admití sin pudor, viendo a Nero abanicándose, bebiendo de mi vaso medio lleno, ya se acabó el suyo.
— Entonces será mejor que vamos a coger el fresco fuera o Nash va a intentar supervisar lo que haremos, cree que no soy capaz.
Bajándose del banco en un movimiento, tomando mi mano.
— ¡Ese es mi hermano, cabrón! ¡Después me toca a mí!
Carcajee al escucharlo soltar esa tontería, sujetándome bien de Neil mientras nos abríamos paso entre la gente y salíamos del lugar, caminando entre los autos, yendo hasta la camioneta que nos trajo, acomodándonos tras esta, justo frente al precipicio.
— ¿Segura?
Preguntó otra vez, está más que claro que tiene un gran problema en los pantalones, bendito el día en que los hermanos fueron bendecidos con los tamaños de sus penes, no son como el pitote que le vi a Enok, esa mierda de seguro paga pasaje en el avión, pero me lo voy a pasar bastante bien con Neil y Nash sin duda.
Y si Nero quiere, también le digo que sí, no hay segunda sin tercera, y la hermana está igual de buena, a mí me enseñaron a comer de todo, y jamás le haría el feo a una señorita, eso no es de damas.
— Ya deja de preguntar y bésame — jalándolo por la ropa— Toca tú mismo y comprueba lo segura que estoy.
Recargándome contra la camioneta, acercándolo lo suficiente a mí para besarlo con la boca abierta, lamiéndole los labios, sintiendo su lengua unirse a la mía en cosa de segundos, mientras su mano se aventuraba bajo mi vestido y me tocaba sobre las bragas, sintiendo la humedad.
Gimió en mi boca y dejó la caballería de lado, jalándome por el cabello para inclinar mi cabeza hacia atrás, teniendo mejor acceso para besarme como si yo fuese su ultima comida en vida, su rodilla separó mis piernas y movió mi ropa interior a un lado, tocándome directamente, frotándome el clítoris en círculos, haciéndome gemir en lo que buscaba a tientas el botón de su pantalón, desabrochándolo y bajando el cierre, metiendo la mano dentro de su ropa interior para liberar su pene duro como una roca, listo para follarme.
¿No que no querías? Mira tú, que curiosas las vueltas de la vida.
— Una cosa, rubia — separándose de mi boca, sin soltarme del cabello, manteniéndose en mi lugar— Que follemos no cambia nada, puedes seguir contando conmigo ¿Bien? No soy de follar y tirar, somos amigos.
— Reforcemos la amistad entonces — arqueando la espalda, añorando más de su contacto— Me gusta el contacto físico, me hace sentir menos sola, yo decidí esto, ahora dámelo, también lo deseas, no te hagas.
Apretó los dientes y me miró de pies a cabeza, a pesar del frío aquí fuera, se le coloraron las mejillas y eso me pareció bastante tierno de su parte.
— Quítate las bragas antes de que te las arranque — advirtió— E intenta no hacer mucho ruido o nos vas a delatar.
Dando un paso atrás, buscando en su bolsillo un paquetito plateado rasgándolo y guardándose el envoltorio antes de deslizar el preservativo por su pene en lo que yo le hacía caso y me quitaba las bragas.
— Ah ah, yo las guardo, te las entrego al terminar.
Dijo, estirando su mano hacia mí, y yo, ni tonta ni boba, no dudé en entregárselas, viendo cómo las pone en el bolsillo trasero de su pantalón antes de subirme el vestido y alzarme sin dificultad, haciendo que rodee sus caderas con mis piernas.
— Calladita, Melanka, recuérdalo.
Levantándome con un brazo sin dificultad, usando su mano libre para guiar su pene hacia mi entrada, haciéndome bajar de golpe, quitándome el aliento, obligándome a arquear la espalda y cubrirme la boca con la mano para no gritar, podría haberme corrido sólo con ese movimiento.
Me arrepiento de haber dicho que Neil era tierno, no es para nada tierno, es un lobo con piel de oveja.
— ¿Qué dijimos? Calladita — se burló él— O tendré que meterte tus bragas en la boca, rubia.
Quitó mi mano y se abalanzó a mi boca, mordisqueándome los labios, lamiendo y usando esos deliciosos embistes para hacerme borrar todo pensamiento lógico de mi cabeza, la camioneta se mueve con cada estocada y si no fuera por su boca que me devora sin descanso, todo el mundo escucharía lo que estamos haciendo justo ahora.
Y como si fuese parte de un mal chiste, su estúpido móvil sonó, y tal como hizo Nash, sin dejar de llenarme, lo sacó y contestó con la cara de hastío, tomando mis bragas y metiéndomelas en la boca tal y como dijo, penetrándome con mayor fuerza, gruñendo y jadeando.
Sin duda, para mí, la cara más sexy de un hombre es la que utiliza cuando se está sintiendo bien y me hace sentir mejor cuando sé que es por mí.
— Enok — dijo sin más. Y ahí estaba de nuevo mi dueño, jodiendo el momento— Sí, estoy bien, no me han arranc... joder... —gimió cuando contraje las paredes de mi sexo, viéndolo atorarse con sus palabras— No me arrancó una oreja — se las arregló para decir— El altavoz, de acuerdo.
Rodó los ojos y me sacó las bragas de la boca, colocando el móvil entre los dos sin dejar de moverse, y me está costando horrores mantener la boca cerrada, pareció encontrar ese punto que me gusta tanto, me cosquillea todo el cuerpo y pronto voy a llegar.
— ¿Dos en la misma noche y sin arrancarle la oreja a nadie? — dijo Enok— Creo que me han mentido, me vendieron una desalmada sexual sin cerebro y sordo ¿Cómo debería sentirme yo con eso?
— Afortunado — dije entre jadeo y jadeo— Y no soy sorda, soy muda, digo... tampoco soy muda, pero me vendieron como muda, así que no me diga sorda otra vez.
— ¿O qué?
Gemí alto, apoyando la cabeza en la camioneta.
Neil soltó el móvil, el cual rebotó en el piso y me sujetó mejor, embistiendo sin descanso, apoderándose de mi boca una vez más, sosteniéndome por el culo, usándolo como impulso para llegar mucho más profundo, llegando al orgasmo con fuerza, sintiendo el calor llenarme por dentro.
Con piernas temblorosas toqué el piso otra vez, sintiendo el viento frío en mi vacía entrepierna mientras me acomodo el vestido y recibo mis bragas de regreso, viéndolo quitarse el preservativo y tirarlo hacia la ciudad, sonriendo con malicia.
— Espero que le caiga a alguien en la cabeza.
La que ríe ahora soy yo.
— Nash dijo exactamente lo mismo.
Acomodándome el cabello.
— Bueno, aunque no lo creas, compartimos muchas ideas, los tres, somos trillizos después de todo.
Recogiendo el móvil del piso, frunciendo el ceño, viendo aún la llamada conectada.
— ¿Ya terminó el par? ¿Neil? ¿Sigues vivo o la sorda ya te mató?
— Estoy vivo, Enok, muy bien, no te preocupes.
Suspiró.
— ¿Seguirán follándose al regalo de tu hermano? Digo, para apagar los rastreadores y no despertar en medio de la noche pensando que uno de ustedes está muerto.
Neil me miró, yo lo miré y me encogí de hombros, sonriendo como quién no quiere la cosa.
— Sí, creo que es mejor que los apagues — dijo él— Creo que va a ser una noche divertida.
— No me digas, le toca el premiado a Nero ahora.
Se burló Enok.
Vaya, vaya, vaya, el capo de bromista, esa no me la creería si me la cuentan.
— Bueno, si a ella le apetece, a ambas, digo ¿Por qué no? Nash está esperando un relevo, así que mejor te dejo, la noche es corta cuando se disfruta.
— Sí, sí, como digan, ya déjenme en paz, no sé ni para qué me preocupo, vigilarlos es tarea de Nilak, no mía, al carajo.
Cortó la llamada sonando bastante molesto, eso no hizo más que aumentar mis ganas de joderlo, ver hasta dónde llega su paciencia.
— Volvamos dentro — dijo Neil— Te trajimos para que te diviertas, no para follar toda la noche — acomodándome el cabello— Vamos a beber, a bailar, y...
— Y a seguir follando, que me la estoy pasando increíble — tomando su mano— ¡Vamos!
Regresamos al interior y bebí dos vasos de ese coctel luminoso antes de unirnos al resto de las personas y bailar hasta que sentí que los pies se me iban a caer, Nero me robó unos tres besos entre baile y baile, pero como no me hizo ningún ofrecimiento formal y no vi señales concretas de que quería ir a echar un polvo dentro de la camioneta, la dejé hacer y me dediqué a pasarlo bien cómo todas estas personas.
Sin duda, mi primera noche como esclava semi libre fue un éxito.
***
Regresamos a la casa casi a las seis de la mañana, me dejé caer en la cama sin quitarme el vestido, durmiéndome en cosa de segundos, estaba agotada, sudada y feliz, pero el cansancio fue mayor y terminé rindiéndome entre esas mullidas almohadas y las suaves mantas, nunca tuve una cama y dormir así de cómoda era mi prioridad número uno en esos momentos.
Pero la felicidad no me duró mucho.
Una mujer entró a mi cuarto con estruendo, viste un vestido gris que le llega hasta los tobillos, y un delantal blanco anudado a la cintura, una pañoleta gris oculta su cabello, usa zapatos bastante feos y pasados de moda, pero lo que me llamó la atención es que se ve... molesta.
— Ya sabía yo que la nueva no recibió instrucciones de nada — dijo— Son las siete de la mañana y sigues en la cama, todas las criadas se levantan a las seis, se preparan y se ponen a hacer sus quehaceres ¿Qué haces durmiendo aún? ¡A la ducha! ¡Ahora!
Media adormilada y sin las neuronas suficientes cómo para preguntar qué demonios estaba pasando, me levanté y efectivamente me fui a bañar en el pequeño cuarto de baño que había en la habitación, una puerta junto al mueble que no vi antes porque estaba concentrada en todo lo demás.
La mujer me supervisó todo el tiempo, me hubiese cohibido si no estuviese acostumbrada, y al salir, me tironeó de regreso al cuarto, señalando la ropa que dejó ahí encima.
— El uniforme — dijo— No puedes pasearte por ahí sin él, tu cabello siempre sujetado en un alto tomate, la cofia en el cabello siempre, sin falta. Al señor le gusta que todas vistan igual y se vean ordenadas.
Al menos mi uniforme es más bonito que el suyo, debe estar enojada por lo mal que se ve. Mi uniforme consiste en un vestidito con falda plisada y un delantal blanco encima sujeto a la cadera, mangas sobre el codo, dos líneas blancas de forma horizontal en el borde, en la zona del pecho, el corte hace que se vea la mitad de mis pechos lo bastante apretados, medias blancas a mitad de muslo y zapatos negros con un pequeño taco que debe ser de unos cinco centímetros, cuadrado.
¿Es uniforme para trabajar o uniforme para follar? Quizá esté confundiendo las cosas y mi trabajo sea follar, puede ser.
— El jefe dijo que no hablas, así que asentirás o negarás cada vez que te pregunte algo ¿De acuerdo?
Asentí.
— Yo soy la ama de llaves de este castillo, me encargo de que las criadas hagan lo que al señor le gusta, incluso, hay una rotativa de chicas que lo visitan por las noches, el señor es hombre y tiene sus necesidades, por lo tanto, lo complacerás igual que las otras por las noches, mientras que en el día te encargas de las tareas asignadas, hoy te toca la cocina, llevarás el desayuno para el amo y sus invitados, los Andreeva están aquí hoy, sé educada y no me hagas quedar en ridículo.
Intenté con todas mis fuerzas no rodar los ojos, me digné a asentir y darle la espalda, yendo hacia el espejo para acomodar mi cabello cómo ella quiere, colocando la cofia en su lugar, sujetándola con horquillas, me perfumé un poco y dejé la habitación, siguiéndola mientras ella hablaba y habla de lo que se supone que tengo que hacer, llevándome a la cocina, dónde exprimí más naranjas de las que exprimiría en toda mi vida si no estuviese aquí, corté pan y queso, organizando todo en canastas y platos, robándome un poco, comiendo cuando la mujer se daba la vuelta, pelando tomates... de forma horrible, tanto, que me echaron rápidamente para que hiciera otra cosa, no es mi culpa no haber pisado una cocina nunca, si me quieren aquí, tendrán que enseñarme desde cero, lo bueno es que aprendo rápido y tengo toda la intención de llevar a cabo mis tareas, es mejor que estar encerrada en una jaula, esposada, dolorida, sin ropa, usada y mojada con agua sucia, oliendo peor que una alcantarilla.
Con ama de llaves molesta o no, sigo estando en la gloria.
A las siete con cuarenta y cinco comenzamos a llevar las cosas a la gran mesa, dónde Enok, los trillizos y otro sujeto más, de rasgos asiáticos, se reunieron junto a otras personas para comer, el desconocido sin duda debe ser Nilak, puedo ver rasgos similares con sus hermanos, es guapo, lo admito, no me molestaría para nada entretener sus noches, es más, me daría gusto.
— Tú, Melanka ¿Cierto?
Dijo el asiático mayorcito, llamando mi atención apenas dejé los platos sobre la mesa.
Asentí y caminé hacia él, esperando.
— Enok pensó que distraerías a los trillizos y te escaparías, estuvo mirando el rastreador toda la noche — se burló— Yo le dije que confiara un poco más en ti, estuvo a segundos de mandar gente a buscarte.
Fruncí el ceño, mirando a Enok.
— ¿Qué te dije de mirarme a la cara?
Dijo el hastiado Capo.
Me encogí de hombros, y fingí no escucharlo, se supone que soy sorda ¿No?
— ¿Me estás haciendo un desprecio ahora? Mírame cuando te hablo.
Ordenó, mientras yo seguía ignorándolo y... ¡Uh, está nevando!
Corrí hacia la ventana próxima, apoyando las palmas en el vidrio, mirando hacia el exterior, el puente se cubre de nieve poco a poco, los copos se pierden en el agua, el paisaje blanco se ve tan bonito que me están entrando unas impresionantes ganas de abrir la puerta y correr hacia el exterior.
— ¡Oye! ¡Acaban de limpiar esas ventanas, no las toques!
Dijo la ama de llaves, golpeándome ambas manos con una gruesa varilla.
En cosa de segundos, dos líneas horizontales quedaron marcadas en ambas manos del rojo más fuerte, tengo la piel delicada soy demasiada blanca, no he tenido oportunidad de tomar mucho sol.
Valiste.
Tomé su vara antes de que pudiera apartarla y la partí en dos, tirándola al piso.
Y como soy una infantil, me lamí la palma de una mano y la deslicé por la ventana, manchándola, viendo como la cara de la ama de llaves cambia del miedo a la indignación.
Las carcajadas de los trillizos me hicieron dar cuenta de que no estábamos solas, Enok los mandó a callar con una sola mirada, mientras Nilak me miraba curioso.
— Que regalo vivo más curioso me has comprado — dijo el asiático mayorcito— Tiene poca tolerancia y los ovarios bien puestos.
— Es una niñata malcriada — dijo Enok— La compré para joderte, no obedece ordenes, ataca a sus clientes, es una escapista profesional, tuvieron que comprarle esposas nuevas porque todas se las quitaba, arranca pitos a mordiscos, mata sin la necesidad de tener las manos sueltas ¿Me creerías que le arrancó la garganta a alguien con los dientes? Eso dice en su expediente, está loca, es una maldita perra loca.
Me mira como si me odiara.
Que bien que soy un regalo o ya estaría desangrándome sobre el muy limpio piso que la ama de llaves debió limpiar a punta de lengua recién cepillada.
— Y la compraste para que yo me divierta — celebró Nilak, ni un poco molesto— A mí me gustan mucho de esas. Ven aquí Melanka, alguien me dijo que te gusta mucho comer, siéntate conmigo, desayunemos e ignoremos al malhumorado de aquí, le hace falta su dosis de sexo, anoche estuvo al pendiente de los rastreadores y no pudo follar en paz.
Moviendo la silla hacia atrás, palmeando su regazo.
Casi caminé hacia él dando brincos, esa oportunidad de sentarme sobre él y comer al mismo tiempo no me lo perdería por nada.
Seré analfabeta, pero tonta, nunca.
— Nilak, está bien que seas mi amigo, pero frente a mi personal, debes al menos fingir respetarme.
Rodó los ojos el capo, la vena en su sien parece que se le reventará en cualquier momento, de seguro ya pensó en cincuenta formas de matarme, todas ellas de una manera en la que me duela mucho.
Debería comenzar a considerar la idea de que pronto no seré, sólo la sorda o la muda para él, sino qué, seré tuerta también, me va a arrancar un ojo por insolente.
— Vaya, eres muy liviana ¿Comes bien?
Preguntó en cuanto me tuvo sobre él, tocando mi cintura mientras frunce el ceño.
Puse la mejor cara de lastima que tenía y negué, señalando a Enok.
— No me digas que no alimentas a la pobre — le reprochó Nilak— Las niñas cómo ellas tienen que alimentarse para crecer.
— Si fuera una niña, no te la sentarías en las piernas, hijo de puta, te la quieres coger, cómo todos. Aquí todos tus hermanos ya la probaron.
Señaló al trío que parece tan divertido como su hermano mayor por la molestia matutina de Enok.
— Yo sólo la besé, no le monté el coño — se defendió Nero— Me falta espacio, la camioneta no es muy cómoda para el sexo lésbico. Gracias.
Sonriendo a la criada que le dejó la taza frente a ella, bebiendo como toda una dama, como si no hubiese soltado unas cuantas perversiones en medio del desayuno.
— Yo sí me la follé.
Dijo Nash sin titubear.
— Yo también, y nos divertimos, fue consensuado.
Dijo Neil, ganándose una sonrisa de su hermano mayor, Nilak parece orgulloso de eso.
— ¿Ves? Tus hermanos no me dejaron dormir — protestó Enok— Tú deberías vigilarlos, no yo.
— Pero son tus subordinados, tu mano derecha al igual que yo, y Melanka es tu esclava hasta que decidas soltarla y ya entregármela, todos tu responsabilidad, Capo.
Sonriendo amplio.
Al parecer, su tiempo favorito es joder a Enok, y si no fuera porque su casa no tiene un puente con un lago, yo lo seguiría sin dudar.
Apenas la mesa estuvo puesta, las criadas desaparecieron y nos dejaron a solas para comenzar a comer, me limité a mantener las manos sobre mi regazo a pesar de que me pican las palmas por estirarme y tomar todo lo que encuentre para llenarme la boca, pero quise jugar a la desamparada una vez más, dejando que Nilak tomara fruta y me la ofreciera, o trozos de pan, mientras yo habría la boca y disfrutaba de cada bocado, procurando lamerle los dedos al finalizar, mirando a Enok con una pícara media sonrisa sólo para molestarlo.
Y gracias al vaso que acaba de romper en mil pedazos justo en estos momentos por apretarlo demasiado, veo que mis esfuerzos no están siendo en vano.
Disfrutaré de mis privilegios proporcionados por la protección de Nilak hasta que se marche, y luego me dignaré a esconderme por el castigo hasta que el Capo se canse de buscarme, de seguro se resigna un día de estos, nadie ha podido dominarme aún, y no le daré la satisfacción a ninguno de los presentes, ni siquiera a la molesta ama de llaves.
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BUENAS BUENAS BBCITAAAS
CÓMO LAS TRATA LA VIDAAAA?!!!!
AYER NO REGRESÉ CON CAPÍTULO PORQUE FUE MI TÍTULACIÓN, LUEGO ME FUI A BEBER Y BUENO, SE ME FUE LA NOCHE
PEEERO HOY REGRESÉ CON TODO
MELANKA ESTÁ GANANDO TERRENO!
NEIL NO ES TAN TRANQUILO CÓMO PESAMOS AL PARECER, LE FALTABA SU EMPUJONCITO
Y NASH NO SE MOLESTÓ EN DARSELO
NERO TAMPOCO DESPERDICIA EL TIEMPO
LOS TRES HERMANOS ME HACEN EL DÍA, ME ENCANTAN
PEEEERO NILAK, CREO QUE ME PASAN COSAS CON ÉL, YO TAMBIÉN QUIERO SENTARME SOBRE SUS PIERNAS Y DEJAR QUE ME DÉ DE COMER
PERO QUÉ PERRA ENVIDIA
ENOK YA DEBE ESTAR A DOS SEGUNDOS DE DISPARARLE A TODOS
Y LA AMA DE LLAVES DUDO QUE QUIERA PEGARLE CON LA VARA A MELANKA OTRA VEZ
SERÁ QUE ENOK SÍ ENTREGA A MELANKA? YA VEREMOS
NOS LEEMOS EL SIGUIENTE CAPÍTULO BBCITAS 200 COMENTARIOS Y VOLVEMOS
BESITOS EN LA COLAA
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