Capítulo 27
MELANKA.
— Definitivamente no.
Me niego.
Me niego rotundamente a esto.
— Debo decir que en esto estoy de acuerdo con él — suspiró papá— No es un lugar para llevar a un niño, sé que no es lo ideal, pero si tú confías tanto en este lugar, y en... pues en el Capo, deberías quedarte tranquila sabiendo que Charlie estará bien.
Llevamos diez minutos en una acalorada discusión, la cosa es que ya todo está listo para viajar a Rusia, el vuelo está programado para durar siete horas y media a lo mucho, llegaremos allá de madrugada, y el plan es descansar un poco y luego visitar la granja de cría para conocer a la mujer que me parió, pero Charlie no estaba incluido en los planes, él tiene que quedarse aquí con los trillizos y mis hermanos, sólo Enok, mis padres, Nilak y yo estamos contemplados en esta travesía, y yo no quiero dejar a mi bebé, no porque no confíe en los chicos, al contrario, les confío mi vida, es una cosa mía, me da ansiedad no tenerlo cerca.
— ¿Y si nos vamos más tarde para llegar allá de día? Después de todo no tardaremos demasiado, es sólo decirle a esa mujer que ojalá le dé una enfermedad de transmisión sexual y muera, nada más, así que puedo llevar al niño, Charlie no sabe ruso, no sabrá si insulto o no.
Excusándome frente a los participantes de este viaje.
— Si la seguridad de Charlie es lo que te preocupa, colocaré más guardias dentro del castillo y los alrededores, ya confirmé con mi contacto allá que Lucas sigue en el calabozo, no se va a acercar y nadie lastimará a tu garrapata.
Me aseguró Enok.
— Además, la milicia tampoco vendrá aquí a hacer un escándalo — complementó papá— Me aseguré de ello, el tratado continuará vigente siempre y cuando el Capo se comporte y no vuelva a visitarnos, me costó horrores conseguir que todo se mantuviera cómo está, los convencí diciendo que ya tiene lo que iba a buscar, a ti. Así que no volverá.
— Tampoco es que me guste tu país, viejo — respondió mi hombre con indiferencia— No hubiese ido de no ser por Melanka, ella fue mi única motivación, que quede claro.
Bufé.
Esto no nos está llevando a ningún lado.
— Cariño, Nero ya accedió a dormir con Charlie, serán sólo dos días, al pequeño le hará bien tener su espacio también, aprender otras cosas, relacionarse con otras personas, ser muy aprensiva no es bueno para nuestros hijos, entiendo que tienes miedo, pero debes dejarlo vivir también, que queme sus etapas como corresponde.
Mencionó mamá, acercándose para darme un apretado abrazo, permitiéndome apoyar la cabeza en su pecho, disfrutando de sus caricias en mi cabello.
— ¿No seré una mala madre si lo dejo aquí? Ya le di la espalda por demasiado tiempo, no quiero que piense que lo dejé otra vez.
Fui una mala madre por meses completos, no quiero que recuerdos cómo esos queden en su memoria, por mi parte, recuerdos cómo esos son parte de mis pesadillas, no quiero ser así de nuevo, quiero estar para él siempre.
— Son dos días, cariño — me tranquilizó la mujer— Es algo que tienes que hacer para seguir adelante. Y no, no serás una mala madre, vives buscando aprobación por culpa nuestra y de todo lo que has pasado a lo largo de estos años, pero no, no necesitas que nadie te dé una medalla a la madre del año, sólo tienes que hacer lo que te nazca del corazón, Charlie te ama, te adora, le brillan sus ojos de adoración cada vez que te ve, esos son indicios que a las madres nos dicen que hacemos un buen trabajo, así que no dudes de lo buena madre que has sido, compensaste esos meses tristes en los que apenas y lograbas mirarte al espejo, no era algo sólo con Charlie, no querías ver a nadie, ni siquiera a ti, estabas pasando por un mal momento que logramos superar, ahora, deja que te acompañemos en esto y continuemos todos adelante, juntos.
Esta mujer sí que sabe convencer, me hace sentir menos mal por dejar a mi bebé atrás, pero quizá sí tiene razón y no debo llevarlo, las granjas de cría son lugares crudos, son... difíciles de soportar, quizá lo traume de por vida si lo llevo sólo por capricho mío.
— Está bien, que se quede — suspirando rendida— Pero... quiero despedirme de él, y decirle que volveré pronto ¿De acuerdo? Luego de eso podemos partir.
— Te acompaño. Recuérdalo, ya no estás sola, nunca más.
Mencionó mi hombre, acercándose a penas unos pasos, mostrándome ese pecho amplio, y esos brazos gruesos, ese traje de tres piezas a la medida que le queda cómo una segunda piel... se ve tan exquisito justo ahora...
— De acuerdo, pero si lo haces llorar, te patearé tan fuerte las bolas, que tú terminarás llorando.
Irguiéndome hasta abandonar la calidez del abrazo de mi madre, parándome frente a él.
— Tus habilidades para amenazar están oxidadas, querida, practica un poco más.
Rodeándome por los hombros, haciéndome caminar, alejándome del grupo que ya comenzaba a abordar el auto que los llevará al final del territorio para subir al avión.
— Ponme a prueba y verás cómo la amenaza pasa a ser una realidad.
Cruzándome de brazos.
— No lo voy a hacer llorar, no está en mis planes enemistarme con el hombre más importante de tu vida, se supone que tengo que caerle bien para que yo te caiga bien a ti.
— Me alegra que comprendas esta complicada cadena alimenticia.
Viendo a mi niño jugar animado con los seis sujetos dentro del agua, Charlie estaba sobre los hombros de Nash, riéndose a carcajadas mientras Oliver le lanza agua sin la intención de ahogarlo, apenas unas gotas que no hacen más que divertir a mi bebé, se ve feliz.
— Me cuesta entender — suspiró, mirando lo mismo que yo— Pero hago el intento, muchas cosas han cambiado en tres años, estoy... adaptándome a las cosas nuevas, me cuesta no ser lo más importante para ti, porque tú sigues siendo lo más importante para mí.
Acariciándole la cabeza a Chispas, que se nos acercó moviéndola cola rítmicamente, feliz.
Enok da unos discursos que me hacen tener tres paros cardiacos al hilo sin arrugar la frente siquiera, es una especie de don que le da el ser tan frío cómo el hielo, sus expresiones quedan congeladas en el tiempo, no expresa nada, está en modo neutro, aún así, mi corazón se desarma cuando lo escucho decir tan suelto de cuerpo que yo soy lo más importante para él.
— El hecho de que no seas el más importante, no te hace menos importante, lo eres, eres el hombre con el que quiero casarme, con el que yo decidí casarme, el primero ¿Entiendes? Eres el hombre por el que me iría a la guerra, por el que me arriesgo a ir a juicio por mi hijo, por el que decidí mentir para mantenerlo a salvo... eres mi hombre, el hombre que elegí para compartir toooda mi vida, que, por supuesto será más larga que la tuya, viejo, y con el que quiero formar una familia antes de que comiences a fabricar leche en polvo, ya sabes, todas esas cosas — parando al borde del lago— Quiero hacer muchas cosas contigo.
Respiró profundo, deslizando su mano desde mi hombro, hasta la cintura, pegándome a él.
— Ibas perfecto hasta que mencionaste lo viejo que me hago en comparación a una cría que apenas y aprendió a cambiarse los pañales — se burló— Pero me agrada ese plan de vida, tomemos nuestro tiempo y disfrutemos de nosotros primero, quiero conocer a la Melanka que no he visto durante tres años primero, tenemos todo el tiempo del mundo ahora.
— Sí... tenemos tiempo, por fin tenemos tiempo — suspirando profundo, saludando a mi pequeño que por fin se percató de mi presencia— Bebé, ven un momento con mami.
Nash, que aún lo tiene encima, se acercó hasta mí, entregándome a la criatura que estiró sus brazos y se me pegó en cosa de segundos, mojándome parte del top, pero ¿Qué más da? Quiero mi dosis de Charlie antes de irme.
— Bebé, tengo algo que contarte.
— ¿Ya vamos? — hizo un mohín— No mami... papá malo...
Estirando uno de sus brazos, sujetando el traje de Enok con fuerza, formando un puño con su mano, cómo si tocarlo ya hiciera que se sienta más seguro. Enok no parece saberlo, pero ese es el efecto suyo, tanto mi hijo cómo yo nos sentimos a salvo con él.
— No mi amor, no vamos a volver a esa casa nunca más, no veremos a papá nunca, nos quedaremos aquí — tranquilizándolo, acomodando sus bonitos rulos mojados— Es sólo que... mamá tiene que irse unos días ¿Sí? Tengo que ir a conocer a una persona, pero volveré antes de que me extrañes, esta es nuestra casa ahora, mami y Charlie viven aquí, con Enok — señalando— Pero tengo que ir a un lugar peligroso ¿Recuerdas cuando mami se ponía el uniforme y se iba unos días? Es algo así, pero ahora te quedarás con personas buenas, cómo los tíos — señalando con la cabeza a los tontos en el agua— Papá no vendrá nunca más, así que estarás en buenas manos, muy buenas manos.
— ¿Papá no?
Preguntó el niño, indeciso.
— No mi amor, papá no, nunca más.
Entonces sonrió, y yo sentí cómo me vuelve el alma al cuerpo.
— Te voy a extrañar, bebé.
Llenándole la cara de besos, abrazándolo tanto que terminó riéndose, rodeándome el cuello con sus pequeños bracitos.
— Mami, beso de adiós.
Dijo mi bebé, señalando su mejilla, así que le di su beso de adiós, y luego miró a Enok.
— Beso de adiós.
Señalándose la mejilla todavía, quería que Enok también le diera un beso.
Ya veremos si lo consigues, bebé, este hombre tosco no suele ser muy demostrativo en público, ni tan pronto.
— Yo no soy cómo tu mamá, no tengo la obligación de darte en el gusto en todo, garrapata.
— ¡Charlie! — respondió con indignación mi hijo— ¡Beso de adiós!
Exigió, señalándose la mejilla de nuevo, esta vez con un poquitín menos de paciencia.
— ¿Qué? No te escucho. Se me pegó la sordera de tu mamá.
Se burló Enok, guardándose las manos en los bolsillos, haciéndose el desentendido.
— Beso de adiós...
Dijo Charlie de nuevo, esta vez le tembló la voz.
Ay no... va a llorar, y a mí me parte el corazón cuando llora...
— Enok... ya deja de molestarlo, es un niño.
Protesté.
— Calla mujer, esto es entre él y yo — cargando al niño sin importarle si le moja su costosa ropa— ¿Cómo quedamos en que me llamarías? Aprende a hablar pronto o te corto la lengua, garrapata.
— Papá nuevo — mencionó Charlie sin titubear— ¿Beso de adiós?
Probó de nuevo.
Sólo que yo estaba demasiado absorta en sus primeras dos palabras.
¿Cómo que papá nuevo? ¿En qué momento tuvieron esa conversación? ¿Fue en una de sus visitas al baño para aprender a orinar parado?
— Ahora sí nos vamos entendiendo ¿Fue tan difícil, mocoso? — besándole la mejilla después de hacerlo sufrir un poco— Beso de "Volveremos antes de que te des cuenta", y si vuelves a mencionar a tu papá, te corto la lengua. Quedamos en que el nuevo papá aquí soy yo, y yo soy mejor que el otro que tenías.
— Sí, mejor — rodeándole el cuello— Nuevo papá mejor.
Sonriendo amplio, dándole un beso en la mejilla, un beso de adiós.
Y algo que entendí siendo mamá es que, si mi hijo está bien, pues yo estoy mejor, y si Charlie aprobó a Enok en su vida, yo no podría pedir nada más.
— Bueno garrapata, aprende a nadar ya, tapate la nariz.
— Enok, no lo...
Demasiado tarde, ya lo había lanzado al agua, por fortuna, apuntó bien y cayó en medio de los chicos, quienes se apresuraron a sacarlo a la superficie tirándolo por los brazos, viendo a mi niño patalear y respirar largas bocanadas de aire.
— ¡De nuevo!
Pidió emocionado, mirando a Enok cómo si fuese la octava maravilla del mundo.
— Dile a uno de tus tíos, SuperMan, yo me llevo a tu mamá para tener una muy romántica y calurosa cita de dos días, no vamos a extrañarte.
— ¡Enok!
Protesté, golpeándole el brazo a modo de reproche por lanzarlo al agua de esa manera, y por decirle eso.
— Vámonos mujer de la selva — dándome una nalgada— De pre luna de miel, que el perro con esteroides se quede a cargo.
— ¡No le toques el culo a mi hermana!
Protestó Liam desde el agua a pesar de que Enok ya está caminando hacia el auto que mantienen con la puerta abierta para nosotros.
— No te hagas, si te mueres por tocar el mío, sínico.
Se burló Nero.
Y yo me sentí un poco mal entonces de dejarla a cargo de dormir con el niño cuando es obvio que se muere por coger con mi hermano, pero son inteligentes, ya encontrarán el momento y el lugar.
***
Decir que me aburrí en el viaje sería una completa mentira, Enok y papá se encargaron de entretenernos a todos con sus diálogos poco amistosos, sus miradas afiladas y sus delirios de guerra reflejados en un tablero de ajedrez, sin duda, con ellos dos, todas esas horas se hicieron un pestañeo.
Nilak en cambio aprendió a tejer a crochet con mi madre, ellos dos no se perturbaron ni un poco por esos dos tontos, no les prestaron ni un poco de atención, y gracias a eso, me dio el tiempo suficiente para pensar en qué le diría a esa mujer cuando la tuviera en frente, mentiría si digo que no estoy nerviosa por conocerla, sólo quiero informarle que yo ya tengo una mamá, Abril, y no necesito ninguna otra, sólo necesito decir eso, nada más...
Le diré que no la necesito para nada y que mi vida sería mejor si ella nunca hubiese formado parte de mis recuerdos, porque le guardo rencor, le guardo demasiado rencor, por su culpa no tuve una vida cómo la que todos los niños debiesen tener, viví una mierda y todo es culpa de esa mujer.
— Oye rubia, ya llegamos.
Mencionó Enok, acariciándome el cabello para sacarme de mi trance, sigo mirando por la ventana, no hay nadie más que nosotros en el avión.
— Ok... ¿Dónde vamos a quedarnos?
Intentando parecer desinteresada y tranquila, colocándome de pie, pero no me lo permitió.
En un suave movimiento, sujetó mi muñeca y me jaló hacia él, sentándome sobre su regazo, acariciando mis brazos, besando mi hombro para tranquilizarme.
Él lo sabe, me conoce, sabe que esto me provoca una ansiedad terrible.
— ¿Me dejarías jugar a ser una distracción?
Deslizando sus dedos por mi estómago, trazando lentas caricias, apenas rozándome la base de los pechos con los nudillos, provocándome un montón de sensaciones en el vientre bajo.
— ¿Distracción? ¿Qué se te ocurre? ¿Juegos de mesa? ¿Más ajedrez?
Arqueando la espalda por la expectación, sintiendo la punta de sus dedos rozar el borde de mi short, deshaciéndome entre esos brazos cálidos y sus manos expertas, soltando suspiros cargados de placer, mientras apoyo mi cabeza en su pecho y lo dejo hacer.
— Ya tuve demasiado con el ajedrez, me imaginaba algo más... físico.
— ¿Defensa personal? ¿Artes marciales? ¿Judo?
Soltando otro suspiro, arqueándome mejor al sentirlo desabrochar mi ropa, sus dedos jugando con el elástico de mi ropa interior.
Esta espera me está matando.
— ¿En serio quieres seguir jugando a estas alturas? No hemos podido tener un buen polvo desde que regresaste, aprovechemos esta noche a solas, quiero tenerte para mí.
Apenas rozándome justo dónde lo necesito, rodeando mi pecho con su mano libre, masajeando mis pechos con pereza, rozándome sobre el pezón.
— Vamos al hotel — dije sin más— Ya se me quitaron las ganas de jugar, quiero hacer otras cosas.
— Eso es lo que quería escuchar.
Sentí frío por su ausencia en cuanto quitó las manos de mi cuerpo, casi no tuve oportunidad de protestar cuando fui alzada entre sus brazos, no sobre su hombro, sino que, cómo una princesa, me sentí bien por eso.
— No te acurruques tanto o te quedarás dormida.
Dejando el avión, bajando los escalones uno a uno sin prisa, yendo hacia el auto que esperaba por nosotros, con chofer incluido, Nilak tampoco está por aquí, supongo que se nos adelantó, nos dio tiempo a solas.
— No iba a dormirme, sólo me gusta esto, lo disfruto.
— ¿Qué disfrutas? ¿Qué yo haga todo el trabajo mientras tú te quedas quieta siendo bonita?
Subiendo al auto conmigo encima, mirándome en cuando cerraron la puerta.
— ¿Así que crees que soy bonita?
Sonriendo amplia, sintiendo el auto ronronear mientras partimos.
— Siempre he pensado que eres bonita ¿Por qué necesitas que te lo diga? Las mujeres son seres muy extraños, siempre hay que confirmarles lo que ya deben saber.
— ¿Qué más debería saber? Soy tonta, tú lo dijiste, necesito confirmaciones.
— Pues que eres hermosa, y me agradas — acariciando mi brazo con pereza mientras mira por la ventana, cómo si no se diera cuenta de lo dulce que es conmigo— Y me gustas más de lo que la gente puede creer porque soy consciente de que soy bastante mierda contigo, pero te amo, en serio, intento demostrarlo, estoy aprendiendo cómo ser un buen hombre para ti, sólo dame tiempo y sigue sólo quedándote ahí, siendo bonita, y no me dejes de nuevo.
Estiré mi mano y la apoyé en su mejilla, haciendo que me mirara, sonriéndole amplia.
— No pienso irme, estoy muy a gusto justo dónde estoy — acomodándome mejor sobre su regazo, sentándome a horcajadas— ¿O tú quieres que me mueva?
Medio segundo fue suficiente para tener sus manos sobre mi trasero, apresándome ahí, alzando las caderas para rozarse conmigo.
— Oh Dios...
Jadee.
— ¿Se siente cómo si quisiera que te movieras, preciosa?
Está duro, durísimo, y caliente, me desea tanto cómo yo a él.
— N-no... — apoyándome en sus hombros para no perder el equilibrio— Hoy estás muy emocionado...
— Siempre estoy emocionado cuando se trata de ti, tenemos un polizón por las noches, quiero hacerte mía hoy, muero por hacerte mía cómo lo había pensado, noche tras noche — repitiendo ese movimiento de su cadera, empapándome las bragas— Deseando arrancarte la ropa, pasear la boca por todo tu cuerpo y luego follarte hasta que me ruegues que pare.
Rozándome el oído con sus labios, bajándole una octava a su voz, haciéndome remecer, mientras su boca hace su camino hasta mi cuello, depositando besos húmedos y lentos, con la boca abierta, tocándome con esas manos grandes con mucha paciencia, cómo si tuviéramos todo el tiempo del mundo.
— ¿Cómo planeas hacerlo? — hablando con voz ahogada, echando la cabeza hacia atrás para darle más espacio— ¿Cómo piensas follarme hoy? ¿Dónde?
Sintiendo sus besos en el borde de mis pechos, la piel expuesta sobre el top.
— Oh, no, muñeca, espera y verás, no dejaremos ni una sola superficie sin estrenar — levantando el rostro, mirando por sobre mi hombro— Y tú, espero que no estés fantaseando con mi mujer, o tendremos graves problemas.
Voltee ligeramente sólo para ver al sonrojado chofer mirándonos por el retrovisor, sus ojos y los míos hicieron contacto brevemente antes de que moviera el espejo y eligiera decidera salvar su vida.
— Hablas ruso.
Dije más cómo afirmación que cómo pregunta, la segunda oración la dijo en mi idioma natal, y lo habla muy bien.
— Sí, Nilak me obligó a aprender — rodeando mi cintura con sus manos, acariciando la piel— Dijo que era necesario, ya que mi mujer era rusa y cuando se enojara podría insultarme en otros idiomas.
Carcajeé bajo, y negué, Nilak es muy inteligente.
— Aprendí a leer, escribir y hablar Irlandés — le conté— Por mi cuenta, claro, mi familia no podía saberlo o sospecharían, mi plan siempre fue volver a verte.
— Tu plan fue una mierda — besando mis labios— No me hubiese importado que volaran el castillo si tú te quedabas conmigo, lo material se reconstruye, pero a ti no te puedo reemplazar.
— A los Andreeva tampoco, y salieron heridos esa vez, me asusté, perdóname.
Suspiró, mirándome a los ojos, asintiendo, él también debió asustarse en ese entonces.
— Bueno, el cabeza dura de tu papá pareció entender, así que creo y no tendremos problemas por un tiempo. De todas maneras, confía un poco más en mí, por algo soy odiado, temido y buscado en varios países, soy un tipo muy duro de derribar, los Kinahan no son cualquier cosa.
— Confiaré, te lo juro, ahora sólo hay que ver cómo le daré la noticia a mi familia de que me cambiaré el apellido — suspiré— Se van a volver locos.
— Ya pensaremos en eso — mirando por la ventana— Llegamos.
El auto se detuvo y un botones nos abrió la puerta para recibirnos frente a la alfombra roja y la puerta giratoria del hotel, ya estaban bajando nuestras cosas cuando ambos salimos del auto, y por instinto, tomé la mano de Enok para no alejarme de él, estar en Rusia me trae malos recuerdos.
— Señor, bienvenido, lo estábamos esperando, apartamos la suite para usted. Señorita, esperamos que disfrute su estadía.
Bajando la cabeza, doblando el cuerpo en una pequeña reverencia que me hizo sentir... poderosa.
No soy esclava, soy la pareja del hombre que le tiene puesto el pie encima al mundo.
— Gracias, realmente voy a disfrutar hoy.
Respondí, tomando a Enok con mayor confianza de la mano, entrando con él, mientras el personal del hotel se encarga de las maneras y se llevan el auto.
Podría acostumbrarme a esto.
***
Esperamos pacientemente a que dejaran nuestras pertenencias al interior de la suite, una champagne de cortesía, fruta deliciosa y una fuente de chocolate que moría por probar acaparó mi atención, iba de camino al carrito cuando una mano en mi cintura me lo impidió, levantándome cómo si no pesara nada, cerrando la puerta con su otra mano, acorralándome contra la madera y su cuerpo, frotándose con mi trasero sin pudor alguno.
— Ahora te concentras en mí, rubia, si tienes hambre, te llenaré la boca con otra cosa.
Tragué grueso, apoyando ambas manos en la superficie, sintiendo sus manos colarse bajo el short, rozándome el clítoris con sus dedos, haciéndome temblar.
— ¿Puedo follarte? Por favor...
Rozándose con mayor insistencia conmigo, llevando su otra mano dentro de mi top, liberando mis pechos, atrapando uno de mis pezones entre sus dedos, jalando de él con la fuerza suficiente para que las corrientes eléctricas y el dolor me hicieran arquear la espalda.
— Deja de jugar conmigo...
Supliqué con piernas temblorosas, sintiendo uno de sus dedos rozarse por mi abertura, extendiendo mi humedad, tocando mi clítoris directamente, separando mis piernas con su rodilla.
— Inclínate hacia mí, muñeca — soltando a regañadientes mis tetas— Y asegúrate de no cansarte muy rápido.
Soltando el botón de mi short, tirando de la ropa hacia abajo con tanta ansiedad que le temblaban las manos.
— Levanta los pies.
Y así lo hice, de forma mecánica, sólo guiada por el sonido de su voz, escuchando algo parecido a "Levanta los brazos" dejándome completamente desnuda.
Giré el rostro para mirar sobre mi hombro al sujeto que sigue frotándose conmigo, pero esta vez, con el pantalón abierto y el miembro hacia afuera, va sin la chaqueta y chaquetilla del traje, la corbata colgándole por el cuello y varios botones de la camisa abierta, se está poniendo un condón, se ve muy concentrado.
— Nuestros bebés sin duda serán hermosos, pero ya los tendremos cuando tú me los pidas.
Mencionó sujetándole la verga de forma vulgar, golpeando mi culo con esta, sonriendo orgulloso del rubor que me recorre las mejillas y el cuello, lamiéndose los dedos tocando mi vagina con estos.
— Qué mojada estás, Melanka...
Jadeó cerca de mi oído, haciéndome temblar.
— ¿Quieres tener hijos conmigo?
Pregunté casi con emoción, eso es nuevo.
— Sí, pero cuando tú estés lista, por ahora, practiquemos.
Me mordí la lengua y olvidé lo que quería decir cuando lo sentí dar el primer empuje cuidadoso, va lento, se está tomando su tiempo, pero sin darme descanso, sujetándome por el vientre bajo y el hombro, inmovilizándome para que no escapara de él, soy su presa, y él es mi depredador.
— Estás tan apretada... — gimió en mi oído, y eso me desarmó— Tan pequeña, tan mojada... me vuelves loco...
Empujando un poco más, con dificultad, lento, siendo cuidadoso.
— Espera... es...espera...
Ahogándome con mi saliva, me siento tan caliente, tan llena, que está costándome respirar.
— No puedo esperar más, preciosa — acariciando mi vientre bajo, empujando un poco más— Esperé años por esto, perdóname, porque no creo poder controlarme por más tiempo, estoy perdiendo la cabeza — empujando más, haciéndome gemir alto— Te amo... Melanka... te amo...
Besando mi hombro, clavándome los dientes ahí, haciéndome gritar en cuanto logró ponerlo todo, apresando una de mis tetas, clavando sus dedos en mi cadera para propinarme embistes profundos y poderosos, sonidos húmedos llenan la habitación, y estoy muy segura de que no voy a poder apoyar el trasero mañana, su pelvis choca con mis nalgas una y otra vez, el escozor comienza a hacer su trabajo, y esos dedos traviesos que se deslizan por mi piel abajo... abajo y más abajo...
— ¡Enok...!
Gemí alto, formando puños con las manos sin separarlas de la puerta, las piernas me tiemblan, esta posición no me está favoreciendo mucho, está yendo muy rápido.
— Respira, bonita — metiendo dos dedos dentro de mi boca para mantenerla abierta— Muerta no me sirves de nada. Y si te mueres, voy a pisotear al mundo entero sólo por aburrimiento, sólo porque no tengo nada que merezca la pena salvar, te lo digo sólo para tu información, mi amor, así que vive para que el mundo viva.
Me dijo mi amor...
— Concéntrate en mí, mujer, quiero que sólo pienses en mí.
Dejando mi boca, rodeándome el cuello con su enorme mano, empujando mi cuerpo y la puerta a la vez, causando todo un alboroto, si hay personal fuera pensarán que me están matando, y sí, puede que sí lo esté haciendo, esta remodelación interna está empapando el suelo a mis pies, mis jugos recorren la cara interna de mis muslos.
— Me voy a correr... para... —supliqué— Sólo un poco...
— Córrete entonces, termina de empaparme, mójate para que pueda entrar más fácil — golpeándome más duro de ser posible, gruñéndome al oído, erizándome la piel— Córrete...
— ¡Enok!
El orgasmo me golpeó con tanta violencia que las piernas terminaron por fallarme, deslizándome lentamente por la puerta hasta el piso, de rodillas sobre la fría cerámica, pero ni aun así este hombre me dejó ir, me sujetó mejor por la cadera para llenarme por dentro, sujetó mis muñecas por sobre la cabeza, y quieta, bombeó dentro de mí, soltando los sonidos más obscenos que he escuchado en mi vida mientras me hace correr una y otra vez.
— Tan mojada... tan deliciosa... tan mía...
Repartiendo besos por mi columna, raspando la piel con sus dientes, cambiando de ritmo a uno lento, pero letal, golpeando mis nalgas con su pelvis cada vez que me llenaba hasta el fondo, sintiéndolo rozar con el final de mi canal cada vez.
Esta será una larga noche.
Dos veces se cambió el condón antes de soltarme las manos y dejarme tomar un respiro, el piso era un desastre, me corrí tantas veces que terminé teniendo más de un squirt y también un orgasmo seco, tengo sed, siento la boca pastosa y mi cuerpo lánguido, pero mi hombre me mira desde lo alto, de pie, con su pene erguido y orgulloso, mientras bebe agua directo de la botella, se ve condenadamente sexy con la piel brillándole por el sudor, está ligeramente colorado por la intensidad del momento.
Enok me mira con hambre, en sus ojos se refleja el claro deseo que siente por mí, las pupilas tan dilatadas que apenas logro ver el característico azul que tanto amo, tiene la vena en su sien tan inflamada que temo y se reviente en cualquier momento, su quijada parece haber sido esculpida a mano, y ese pene... ay Dios...
— ¿Esto te gusta, mujer? — agarrándose la verga de forma vulgar, moviéndola— Creí que querías un descanso, te ves desastrosa, y me excita saber que todo esto — observándome de pies a cabeza— Es por mí.
— Animal... — jadee— Luego la que no tiene modales soy yo, te dije que esperaras un poco.
— ¿Y negarte un orgasmo? No podría, amor, mi razón de ser es que tú disfrutes, siempre, en todos los ámbitos de la vida.
Tomando un largo trago de agua antes de acuclillarse frente a mí, sujetarme por la barbilla para levantar mi rostro y apoyar sus labios sobre los míos, haciéndome beber, sintiendo parte del frío y refrescante liquido escurrirme por la comisura de la boca, resbalando por mi cuerpo en llamas.
— ¿Quieres un poco más, rubia?
Preguntó rozándome los labios, provocándome.
— Sí... creo que aún tengo sed.
Alzando un brazo para acariciar el rapado de su nuca, abriendo la boca para recibir un segundo trago de agua, tragando sin privarme del roce de esos labios deliciosos.
Gemí, derramando más agua de la que bebí, sintiendo los dedos de Enok acariciar mi interior, curvándose hacia arriba, provocando movimientos ondulantes que me hacen ver las estrellas.
— Oye... así es imposible que pueda beber.
Clavándole las uñas en los hombros, separando las piernas de panera inconsciente para darle más espacio, arqueando la espalda cuando encontró ese lugar que tanto me gusta, soltando un lastimero gemido repleto de necesidad.
— Puedo darte a beber otra cosa, te gusta mucho lo que me sale de aquí.
Soltando el agua, dejando la botella derramar su contenido en el piso mientras sujeta su verga y se masturba sin perder el contacto visual conmigo, sin dejar de mover sus dedos en mi interior, entreabriendo los labios, soltando sonidos obscenos que no hacen más que aumentar la sensibilidad de mi cuerpo, tengo los pezones dolorosamente duros, y con cada movimiento, un poco de leche se derrama, recorriendo mi estómago, perdiéndose ahí, dónde Enok y yo estamos unidos.
— Tengo tanta sed...
Jadee...
Clavándole más fuerte las uñas, estoy por llegar.
— ¿Quieres esto, preciosa?
Señalándose la verga con la cabeza sin dejar de masturbarse, acercándose para gemir directamente en mi oído, erizándome la piel, eso fue necesario para correrme otra vez.
— Sí... por favor...
Respondí atragantándome con las palabras, muerta de ganas por tener más de él, todo lo que deseé entregarme.
— Nunca tienes que pedir por favor —besando mi mejilla— Conmigo siempre tendrás todo lo que desees — besando la comisura de mi boca— Soy tuyo, y todo lo que tengo te pertenece...
Plantando un sonoro beso en los labios que me desarmó al igual que sus palabras.
Sí que ha practicado, está mucho más romántico de lo que recordaba.
— Vamos a la cama, aquí te dolerán las rodillas ¿Puedes ponerte de pie?
Extendiendo su mano hacia mí para ofrecerme su ayuda.
— Sí, aún tengo energías, vamos a la cama.
Apoyando mi palma sobre suya, colocándome de pie con piernas temblorosas, siguiéndolo al cuarto manteniendo nuestros dedos entrelazados.
— Quítate la ropa, no quiero ser la única desnuda.
Protesté, tomando asiento sobre el suave colchón, sintiendo el escozor en mi trasero al rozarlo con el material, algo me dice que me van a quedar unos buenos moretones por la violenta cogida que me dieron.
— No sé cómo voy a explicarle esto a papá.
Mirando el espectáculo de mi prometido desnudándose sin prisa, mostrándole ambas muñecas amoratadas, con sus dedos perfectamente dibujados.
— Le diré que me cogí a su hija hasta dejar la suite cómo parque acuático. Todo mojado.
Sonriendo malicioso.
— De seguro le da un infarto si le dices eso.
— ¿Será mentira?
Despojándose de la última prenda antes de caminar hacia mí con su pene bien sujeto.
Si sigue haciendo eso, me voy a distraer y no podré concentrarme en sus palabras, sino en el pedazo de carne que me hará sonar cómo si tuviera amigdalitis mañana.
— Ojos aquí, mujer — chasqueando los dedos frente a mi rostro— ¿Dónde te fuiste? Estoy hablando contigo.
— En penelandia, lo siento. Soy invitada VIP y no es cortes no darse el tour completo.
Subiendo las rodillas a la cama, apoyando las manos en el frente, acomodando un mechón de cabello tras la oreja en un movimiento lento, pero fluido, mirándolo entre mis pestañas, lamiendo mis labios.
— Tengo tanta hambre...
Haciendo un mohín lastimero, viendo su pene dar un brinco de la expectación.
— Si no vamos a hacer hijos de momento, debería de tragármelos ¿Qué dices tú?
Estirando mi mano para rodear su tronco por encima de su mano, masturbándolo lento, viéndolo apretar los dientes, quedándose quieto, dejándome hacer.
— Digo que es la mejor idea que ese cerebro de nuez tuyo puedo formular.
— Mi cerebro es más grande ahora, eh estudiado — apretando su verga ligeramente, escuchándolo quejarse— Cuidado, que la que puede "equivocarse" y usar los dientes seré yo, me tienes mucha fe pensando que no cometeré una locura.
— Se me están quitando las ganas de un oral, niña de la selva.
Enredando sus dedos en mi cabello, apartando mi mano de su pene con la que le queda libre, empujando mis labios con este.
— ¿Debería castigarte?
— ¿Deberías? — sacando la lengua para lamer la gota de líquido pre seminal que se le está escapando— Soy taaan buena con los castigos...
Gimiendo a propósito, viendo su pene temblar, expectante.
— Abre la boca, mujer, para que pueda alimentarte.
Abrí la boca a tope, sacando la lengua, sintiendo la suavidad de su glande acariciarla antes de lentamente introducirla en mi boca, metiendo apenas la punta antes de retroceder y empujar un poco más lejos esta vez, yendo lento, pero veo en su rostro, lo tenso que está, la forma en que aprieta los dientes y el deseo en su mirada que se está conteniendo, quiere follarme la boca a lo bestia.
¿Cuándo en la vida hemos sido amantes tranquilos en la cama?
Estiré una de mis manos y la llevé a la suya que sigue enredada en mis cabellos, dándole un par de palmaditas, moviéndome por mi cuenta para tomar un poco más de su extensión, sintiéndolo abultar mi garganta, escuchándolo gemir con fuerza cada vez que tragué y mis paredes lo apretaron todavía más, procurando hacer sonidos obscenos y húmedos, lamiéndole bien la piel sensible, ahuecando las mejillas para chuparlo con fuerza, viéndolo tener un espasmo, apretando mi rostro contra su pelvis, su pene por completo llenándome la garganta, su mano apretada contra mis cabellos, la otra golpeando sobre esta ligeramente para ir tan profundo cómo le sea posible, inmovilizándome ahí, mientras yo intento no sufrir una arcada, acariciándome el clítoris con dos dedos para darme placer, sintiéndome pronto a llegar.
Enok excitado y perdido es mi modo favorito hasta ahora, un hombre que gime y jadea, demostrando que le gusta lo que le están haciendo me vuelve loca.
— Me voy a correr — avisó— Y no quiero hacerlo en tu boca si no es lo que deseas.
Estiré mi mano libre, clavándole los dedos en el culo para que no se atreviera a correrse en otro lugar, moviendo la lengua para provocarlo, y luego de un par de embistes más, el liquido caliente y viscoso me quemó la garganta, sin siquiera darme oportunidad de tragar, bajando por mi canal rítmicamente, sin retirarse a pesar de mis arcadas, eso parece excitarlo, el momento justo en el que las paredes de mi garganta se cierran sobre él y lo ordeñan, llevándose consigo hasta la última gota.
— Eres increíble...
Levantándome por las axilas, acomodándome de espaldas en la cama, gateando hasta acomodarse entre mis piernas separadas por la anchura de sus hombros.
— Voy a devolverte el favor.
Rozando su mejilla con la cara interna de mi muslo cómo un gatito necesitado.
— Vas a matarme hoy.
Jadee, sintiendo su boca succionar mis labios, provocando sonidos obscenos y húmedos, introduciendo dos dedos en mi cavidad, moviéndolos de forma ondulante hacia arriba, tocando mi punto favorito, propinándome una lamida plana, llevándose todos mis jugos, saboreándome, deleitándose con mi sabor, jadeando cada vez que me probaba, comiéndome el coño con más ansias, con tanta hambre...
— Quieta, mujer — aplastando mi vientre bajo— Te estoy saboreando.
— No hables mientras tu lengua... aagh...
Cubriéndome los ojos con el antebrazo, entregándome a las sensaciones, su lengua lame mi excitación, juega con mi entrada junto con los dedos, estoy tan empapada que cada vez que los hace entrar provoca un chapoteo sucio que me moja más y más, me duelen los pezones por la tensión, tiemblan mis piernas con insistencia, casi no logro mantenerlas flectadas, con los pies sobre las sabanas y separadas para él, me encantaría poder cruzarlas por detrás de su cabeza y asfixiarlo, pero eso probablemente lo mataría y lo necesito vivo para poder hacer cosas cómo esta noche tras noche, y luego, al acabar, dormir acurrucada entre sus brazos.
Esta vida merezco, carajo, follar, dormir, comer y vivir libre junto a este sujeto.
***
A la mañana siguiente, no lo podía creer...
Enok estaba follándome por detrás, tomándome por los hombros para hundirse mejor, cuando el sol se asomó por el horizonte, no logramos pegar un ojo anoche por andar de cachondos y estoy segura de que me voy a arrepentir de eso... o no, porque tuve una noche maravillosa.
***
Nueve con cuarenta y cinco de la mañana, aún cuento con quince minutos para prepararme mentalmente, definitivamente es muy pronto, no estoy preparada para verla, no estoy preparada para retroceder en el tiempo y lucir este tipo de vestidos otra vez, o estos paños en la cabeza o la ausencia de maquillaje... casi no me reconozco, veo a la Melanka de diez años a través del espejo, la misma Melanka que le pedía a las estrellas noche tras noche ser adoptada por una familia y no vendida cómo esclava.
— ¿Estás bien?
Preguntó Enok, apoyando su mano en mi hombro desnudo.
Pero no fui capaz de darle una respuesta clara, sigo viendo mi atuendo, un vestido gris y feo con mangas abombadas hasta el codo, blanco, el corpiño del mismo inviernal color, lo suficientemente ajustado gracias a los hilos en la espalda, levantándome el busto, mis pechos se ven exageradamente grandes ahora, la cintura de avispa, bien ajustado, un delantal de servicio a la cadera, el vestido largo hasta los talones y creo que un poco más abajo, no se logran ver mis botas de trabajo, y mi cabello, muy bien organizado hacia atrás, sujeto por una pañoleta del mismo color que el vestido, sin maquillaje, sin anillos, sin collares, sin aretes, nada, no puedo usar nada.
— ¿Melanka?
Insistió mi hombre vestido cómo un campesino, pantalón gris, camisa del mismo color, pañuelo rojo al cuello y botas de servicio, se ve extrañamente sensual, todo lo queda bien al hijo de puta.
— Deberíamos bajar, nos están esperando.
Levantándome rápidamente, evitando mirarme al espejo por más tiempo.
— No. Haber, espera un momento — sujetándome por el brazo antes de que me escapara— ¿Qué está ocurriendo? ¿Te arrepentiste? Si no quieres ir, nada te obliga, podemos tomar el avión y devolvernos a casa.
Jalando lentamente de mí para tenerme en frente, besando mi frente.
— ¿Es la ropa? Porque tú puedes ponerte la mierda que quieras, no tienes que usar cosas así nunca más.
Lo dice quién se tomó el tiempo de conseguir atuendos para todos en tiempo récord.
— Si no nos vestimos así, llamaremos la atención, las granjas son muy estrictas sobre quien entra y quien sale, papá es conocido, lo dejarán pasar, y él sabe dónde se está quedando mi mamá.
— ¿Ella sigue con esto de las granjas?
Consultó, acariciando mis brazos en un intento de tranquilizarme.
— Sí, vive allá, papá dijo que no ha abandonado el rubro.
— ¿Conocerla te pone ansiosa?
— No es sólo eso, es ir a la granja de nuevo, es el miedo a que me dejen allá, que me olviden y que yo deba quedarme y...
— No, alto ahí — apretándome por las mejillas— Nadie te va a dejar en ningún lugar porque tú y yo nos casaremos pronto, tenemos un imbécil que desmembrar, a una cucaracha intensa que mantener, un mundo por aterrorizar, ya sabes, tenemos muchas cosas que hacer, así que vamos a decirle a tu madre que es una maldita perra y nos largamos de este país.
— ¿Me prometes que no vas a soltarme?
— Estaré a tu lado en todo momento, ni esa mujer ni nadie te hará nada que tú no quieras, confía.
Me soltó lentamente y tomó mi mano para transmitirme confianza, sólo entonces salimos de la suite y nos juntamos con el resto abajo, vistiendo los mismos atuendos extraños, las maletas en los autos listos para partir en cuanto terminemos aquí, no nos quedaremos ni un minuto más.
Agradecí la música de fondo y la platica que Nilak hizo para aligerar el ambiente, para mamá Abril no debe ser nada cómodo ir a conocer a la ex amante de su esposo, que esté acompañándome es algo que valoro mucho.
Papá se ve nervioso, y espero que no desee ver a esa mujer, porque si hace sufrir a mamá Abril, se las va a ver conmigo.
***
Dos horas después, bien adentrados en los campos verdes, los graneros altos y enormes, el ganado y los caballos relinchando con su cabello al viento, los molinos de viento, los pequeños riachuelos recorriendo los terrenos de estos hijos de puta que encubren sus actividades con obras benéficas, orfanatos, granjas educativas, ganadería o agricultura, después de ver todo eso, siguiendo las indicaciones de mi papá, paramos frente a un extenso territorio con kilómetros y kilómetros de campo verde y brillante, es el pasto mejor cuidado que he visto en la vida.
Las vacas pastan cerca de la casa pintada de rojo, hay caballos, cerdos, un montón de gallinas correteando por ahí, siendo custodiadas por un peludo perro que se encarga de que no se dispersen, hay pavos seduciendo pavas con sus bonitas plumas de colores, patitos caminando en fila tras su mamá, lanzándose directo al arroyo para tomar un baño, acicalándose las plumas, esquivando a los peces, y un poco más allá, un grupo de ovejas siendo esquiladas, todo se ve normal, todo...
— ¡Numero 357!
Gritaron a la lejanía, giré el rostro con violencia hacia esa voz, escuchando a una niña llorar, viéndola extender su brazo para que la tatuaran con tinta UV, de esa manera, ocultan a simple vista el número de ganado, yo también tengo un número, soy la numero 16.
— ¿Dónde está esa mujer? Quiero irme — apretándole con fuerza la mano a Enok— Quiero terminar pronto aquí, tengo que irme antes de que alguien se dé cuenta de que también soy una cría de ganado.
Nilak se acercó, acariciando mi cabello, sonriéndome cálido.
— Estás con nosotros, guapa, nada te pasará. Estás segura.
— Melanka, es ella.
Señaló papá.
Mi estómago dio un vuelco cuando la enfoqué mejor, esa mujer viste las mismas ropas que yo, rubia y ondulada, de ojos azules, la nariz respingada y delicada, labios rosados, el inferior ligeramente más engrosado que el superior, su tez es increíblemente blanca, de pechos generosos y brazos delgados, las clavículas se le marcan con insistencia, su cintura...
— Está embarazada... —Dije yo con sorpresa— Lo hizo otra vez ¡Lo sigue haciendo!
Solté a Enok y comencé a caminar por el campo a toda prisa, sintiendo la rabia emanar de mi cuerpo, esa mujer es idéntica a mí, un poco mayor, pero es idéntica, yo me veía exactamente igual cuando estuve embarazada de Charlie, puedo darme cuenta de que todos mis rasgos son de esa mujer, soy una copia de esa maldita zorra.
Levanté la mano y le crucé el rostro de una cachetada en cuando estuve frente a ella.
De la sorpresa, dejó caer el balde con comida para aves a sus pies, las gallinas se apresuraron a acercarse, peleando a nuestro alrededor, cacareando para conseguir un poco de comida, mientras la mujer se toca la mejilla que comienza a enrojecerse, abriendo los ojos de golpe al mirarme.
— Lo sigues haciendo, maldita sea ¡Sigues en lo mismo! ¡Me arruinaste la vida!
— Morte... ¿Eres tú? ¿Eres mi Morte? ¿Morte Romanova?
Incluso su voz se parece a la mía, la suya está más gastada y suena nostálgica, pero... pero es igual a mí, es tan igual que me duele...
— No uso ese nombre, me llamo Melanka — dando un paso atrás cuando intentó tocarme— Ni siquiera se te ocurra — amenacé, señalándola— Tú, maldita... perra — sintiendo los ojos quemarme con las lágrimas— Me arruinaste la vida.
Sus ojos se humedecieron con rapidez, no pasó mucho antes de que las lagrimas le tocaran las mejillas.
— No tenía opción, nunca tengo opción, ni siquiera ahora...
Señalándose.
— Me vendiste — viendo de reojo a mi familia guardar la debida distancia en caso de que los necesitara— Tú me vendiste.
— No, no te vendí, yo iba a entregarte a Elijah, ese era el plan, pero las cosas salieron mal y... y... ¡Ah! Ay no, maldita sea, no ahora...
Sujetándose la panza.
Miré hacia abajo, viendo cómo el vestido se oscurece por el liquido que le recorre las piernas, acaba de romper fuente.
— No te vayas todavía, puedo aguantar — pidió, tomándome del brazo con fuerza— Por favor, sólo quiero verte un poco más, saber qué ha sido de ti, Elijah nunca quiso decirme nada, me culpó y yo... ¡Ah!
Doblando su cuerpo en dos, le duele, pero no me suelta.
— No te vayas todavía... por favor...
Suplicó.
Comienzo a pensar que vivir tanto tiempo en el lado de los buenos afectó mi cerebro, porque sentí compasión de esta mujer y ganas de ayudarla antes de seguir recriminándole la mierda de vida que tuve por su culpa.
También quiero escuchar sus razones, porque parecía tener una buena historia detrás de todas mis desgracias... y de todas las desgracias de quienes vinieron después de mí, porque claramente yo no soy su única hija, sigue haciéndolo, sigue pariendo niños para continuar con este sistema de mierda de las granjas.
Ella sigue haciéndonos sufrir...
Sigue odiándonos por existir...
Castigándonos...
Ganando dinero mientras nos usan cómo se les dé la gana...
¿Cómo voy a ayudarla?
¿Cómo podría no ayudarla?
¿Por qué las voces en mi cabeza no se ponen de acuerdo? ¿Qué mierda debo hacer?
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BUENAS BUENAS BBCITAS!
CAPÍTULO LARGO PORQUE USTEDES SE LO MERECEN
PASARON MUCHAS COSAS HOY!
TUVIMOS AL ENOK TIERNO, MUY PREOCUPADO MI HOMBRE
LUEGO AL ENOK SORDO, PORQUE LAS SUPLICAS DE LA RUBIA SE LAS PASÓ POR EL CULO, ÉL NO ESCUCHÓ
LUEGO TENEMOS AL ENOK CACHONDO
Y LA RUBIA PERDIÓ SU BATALLA INTERNA, QUERÍA TODO LO QUE PUDIERAN OFRECERLE
PERO QUE MUJER MÁS VALIENTE, AGUANTAR A SEMEJANTE HOMBRE CON TREMENDA BERENJENA QUE SE GASTA. UN APLAUSO PARA TI, MUJER
MELANKA ESTÁ UN POQUITO ARREPENTIDA DE IR A RUSIA, LE DA MIEDO, SU MIEDO ES MAYOR QUE EL RENCOR QUIZÁ, PERO SACÓ FUERZAS Y FUE A LAS GRANJAS
PERO SE ENCONTRÓ CON UNA COPIA DE ELLA, UNA MUJER DE EDAD AVANZADA... EMBARAZADA
ELLA SIGUE HACIENDO LO MISMO
PERO PARECE TENER UNA HISTORIA QUE CONTAR
¿QUÉ HAY DETRÁS DE SU HISTORIA?
QUEREMOS SABER O NO QUEREMOS SABER?
QUÉ HARÁ MELANKA EN CUANTO AL PARTO?
YA LO VEREMOS!
200 COMENTARIOS Y LO LANZAMOOOOS EL CAP NUEVO
BESITOS EN LA COLA
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