Capítulo 23
ENOK.
Me pasee de un lado a otro dentro de mi despacho, nervioso, ahora sé reconocer qué significan los cosquilleos, el sudor, frío, el temblor en mis manos, lo extraño que se siente mi estómago, eso es estar nervioso y yo lo estoy desde que armé todo un plan para ir a secuestrar a Melanka si era necesario para traerla aquí conmigo, no quería vivir ni un solo día más sin esa sorda molesta, mi palo con tetas, esa... muda selectiva de mierda que hace que todo lo que esté a su alrededor se convierta en un desastre, ella es mí princesa del caos, la reina de todo y de nada.
Ella es mí mujer y no permitiré que nadie vuelva a arrebatármela.
— Cariño, harás agujeros en el piso si sigues paseándote así, está en el castillo, ya vendrá, deja que digiera la noticia de Nilak primero.
Me recordó mi madre quien no se ha ido desde que la llamé, llegó aquí en el primer vuelo en compañía de mi papá, ambos me han ayudado muchísimo para entender sobre las emociones, cómo relacionarme con el mundo, cómo amar y cómo reconocer señales.
Mamá dice que de pequeño me negué completamente a conectar con el mundo, no me interesaba, las únicas personas a las que quería, ellos y los Andreeva, me entendían y no sentí necesario cambiar por ellos, estaban acostumbrados a mi actitud tosca y distante, pero ahora tengo un motivo, uno muy bueno para aprender, uno con dos ojos, una nariz, una maraña de pelo impeinable que ya no tiene y que extraño, una que no tiene idea de modales y se saca la ropa dónde le apetece, una que se come todo lo que ve con las manos...
Es mi niña de la selva, salvaje y todo me tiene vuelto loco, no pude sacármela de la cabeza en años.
Tiene que ser mía cueste lo que me cueste... aunque espero y sea por las buenas, porque quiero que ella sea tan feliz conmigo, cómo yo lo soy cuando la tengo cerca.
— Hijo, ven aquí, siéntate, acompañanos con el té — pidió mi padre, señalando el sofá frente a ellos, las tazas y la tetera en la mesa ratona negra entre nosotros, galletas de todos los sabores para acompañar, todo pensado para mi princesa del caos que adora los dulces— Saldrá todo bien, ella vino aquí por su propia voluntad, no la obligaste, hiciste bien en preguntarle... porque le preguntaste ¿No?
— Por supuesto que lo hice — me ofendí, tomando asiento frente a ellos— Quizá no se lo dije en un tono muy relajado cómo lo practiqué, fui tosco... y hasta sonó cómo si me importara una mierda si venía conmigo o no, pero ella se puso feliz, así que... supongo que vino por su voluntad.
— No se dicen groserías en la mesa, Enok, lo hablamos.
Me regañó mi madre.
— Mamá, esta es mi casa. Mi casa, mis reglas, mi gente ¿Cómo van a respetarme si no maldigo y los atemorizo a diario?
— Pero aquí no hay nadie más que nosotros, señorito, compórtate.
Sirviéndome una taza de té, con una advertencia en la mirada, me lo bebo o... o algo malo pasará, conozco esa mirada de mujer menopaúsica que quiere poner límites.
— Cuidado, mujer, o podría exiliarte de nuevo.
Colocando dos terrones de azúcar a mi té antes de beberlo, preferiría el alcohol, pero mi madre me escondió todas las botellas, y si compro más, esconde esas también, le da miedo que recaiga, tuve problemas con el alcohol cuando Melanka se fue, consumía la droga que exportaba, y dejé de ir al cuarto porque todo me recordaba a ella, comencé a hacer mi vida aquí, en el despacho, y bueno... mi mamá me aguantó tres semanas, tres semanas en que dejó que yo intentara salir solo del agujero por petición mía, luego se puso modo mamá tenebrosa y me hizo regresar derechito a mi camino con un par de patadas en el culo como impulso.
Y se lo agradezco, de no ser por ella quizá me hubiese muerto de sobredosis, mi nariz pasaba más empolvada que sana y limpia, no bebía otra cosa que no fuera alcohol y apenas comía, por lo que no tenía conciencia de la mayor parte de las cosas que pasaban a mi alrededor.
Los Andreeva se hicieron cargo de todo en ese momento, estuve un año y poco más en rehabilitación con apoyo de mis padres, y como dije, a patadas en el culo me regresaron a la realidad.
Y si le preguntas a mi madre, te dirá que con amor y perseverancia salimos todos adelante, pero no, las matadas en el culo y los regaños venían en el paquete, y quizá eso me ayudó más que el amor, porque el amor me recordaba a ella, y yo no quería que nadie me reconfortara, ningunos brazos son cómo los de Melanka, ningún cuerpo es tan cálido cómo el suyo, y ningunas palabras me llegaron tanto cómo las suyas.
Pero no se lo digan a mi madre o se pondrá horriblemente celosa, esa mujer no entiende sobre las diferencias del amor y de cómo uno decide entregarlo a cada persona.
Melanka es el amor de mi vida y punto, a la mierda el mundo, arrasaré con lo que tenga que arrasar para tenerla.
Giré el rostro con tanta rapidez que volteé parte del té sobre mis pantalones, solté una grosería por lo bajo, me quemé las pelotas ligeramente por torpe.
Iba a hacer un comentario sarcástico sobre la tardanza de ese par, me pone ansioso no tener a Melanka en la mira, pero al ver que ella estaba aguantándose el llanto, que va de la mano de Nilak, cómo si tuviera cinco años, y tiene la otra mano apretada con tan fuerza que se hace daño, goteando sangre al piso por lo tensa que está, todos sus músculos increíblemente tensos.
— Por si tienes la duda, cariño, ella no se ve como si quisiera llorar de felicidad.
Dijo mi mamá, terminando de confirmar mis sospechas, ella no se ve para nada feliz ¿Nilak la habrá ofendido con su propuesta de adopción? Yo pensé que la pondría feliz, Melanka siempre miraba con ilusión como Nilak protegía y mimaba a los trillizos, creí que quería una relación familiar cómo esa.
— ¿Qué mierda le hiciste? — poniéndome de pie— Me la rompiste, si estaba muy feliz antes de hablar contigo.
Protesté señalando a mi amigo, suspirando con cansancio, viendo que él le quitaba con sutileza el móvil de las manos.
— La llamó su esposo para amenazarla, la trató horrible el hijo de puta, creía que sólo ella estaba escuchando, la amenazó con quitarle al niño, le dijo que era una maldita zorra y que por culpa de ella su hijo viviría una vida miserable junto a él. Le dio dos opciones, devolverse con él y vivir una vida de mierda fingiendo que esto no pasó, o le quitaría a Charlie y no la dejará verlo nunca más. Ese imbécil está enfermo, Melanka estaba muy asustada, mucho, no te miento, hay que deshacerse de ese tipo, a mi pequeña no me la hace llorar nadie.
Me pondría celoso, pero el bienestar de Melanka es lo primero en mis prioridades.
— Preciosa ¿Estás bien?
Pregunté dando dos pasos hacia ella, viéndola levantar la cabeza y mirarme mientras hace pucheros, se está aguantando con todas sus ganas.
Mis padres a mi espalda, de pie y desconcertados no dejan de mirarnos, olvidé comentarles que pasaron un par de cosas en mi viaje.
Sí, me robé a una mujer casada, con un niño, y un perro. Sorpresa.
— Quiero algo.
Dijo con la voz estrangulada.
Si me pidiera el mundo, se lo daría, maldita sea, lo que quiera.
— ¿Qué cosa quieres, bebé?
Dando otro paso hacia ella, viendo que soltó a Nilak.
— Quiero... que me des un abracito.
Pidió cómo si de nuevo tuviera cinco años, y la falta de amor que recibió estuviese saliendo a flote, ella sólo quiere protección.
— Ven aquí, tonta ¿Por qué pides algo tan sencillo? Puedo darte todos los que quieras.
Se alejó dos pasos, lento, y luego se apresuró a venir, soltando el llanto, con sus lagrimas mojando sus bonitas mejillas coloradas, chillando de una manera impresionante, aferrándose a mí con todas sus fuerzas, mientras yo me vuelvo idiota otra vez y acaricio su espalda, olvidando lo que practiqué para consolar a las personas, me quedé en blanco al ver lo asustada que está.
— Dile que no le pasará nada porque está contigo, animal.
Me susurró Nilak, cómo si ella no pudiese escucharnos porque es tan enana que su cabeza está más cercana al piso que a nuestras cabezas.
— No te pasará nada porque estoy contigo, animal.
Repetí para ella, viendo a mamá jalarse de los pelos y a papá beber de su té para fingir que no se está riendo.
— El animal eres tú, Enok, por si quedan dudas.
Me explicó Nilak, y ahí caí en cuenta que metí la pata, otra vez, por insensible.
— Eh... nena, el animal no eres, aunque eres media salvaje en ocasiones, un poco prehistórica para tus cosas, pero así, comiendo con las manos y con el nido de pájaros en tu cabeza a mí me gustas, te lo juro.
Tampoco planee así confesarme, no está saliendo nada como planee, mi mamá me va a patear el culo otra vez.
— Como si no pudieras cagarla más, ahí vas, y la cagas, hijo.
Me reprendió mi mamá, acercándose.
Ahí va ya, patadas en el culo para el pobre Enok.
— ¿Usted es su mamá?
Preguntó Melanka, dejando de ocultarse en mi pecho para girar el rostro y mirarla sin soltarme, salvándome del regaño monumental que iba a caerme.
— Así es, cariño, es un gusto conocerte por fin, me han comentado muchas cosas.
Al menos está siendo amable, pensé que no la aceptaría ahora que sabe que se casó y tiene un hijo ¿Qué dirá del perro con esteroides?
— Melanka Carter — extendiendo su mano para presentarse— Antes de eso, Melanka Bennet, y próximamente, ojalá ahora mismo, Melanka Andreeva, es un gusto conocerla.
Vaya... mi niña simio aprendió modales.
¿Quién fue el imbécil que me la cambió? A mí me gustaba mi palo con tetas de la selva.
— Es un gusto también, cariño, y esos son... bastantes apellidos — estrechándole la mano— No sabía que estabas casada... ¿Te trajeron a la fuerza?
Si me espanta a mi niña simio, la exilio a la antártica, primer aviso.
— Nunca tuve familia hasta que llegué aquí — explicó Melanka, recuperando su mano para abrazarse a mí otra vez— Era sólo Melanka... aunque antes de eso era Morte Romanova, un nombre falso para quién no necesitaba un nombre, y cómo no hablaba, la gente comenzó a pensar que yo era muda, mi nombre fue olvidado y por años nadie me dio uno hasta que cierto esclavista comenzó a llamarme Melanka, y así me quedé, luego fui una Bennet porque mi papá se apellida así, y luego Carter por el inútil de mi esposo — ella tembló— Pero yo siempre quise ser una Andreeva... es mi familia, la que yo elegí y dónde encajo. Yo elegí venir, porque Enok dijo que no pasaba nada si venía, que estaba bien.
Soy un puto genio.
¿Escuchan eso? Eligió venir porque soy un genio.
— ¿Por qué aguantaste tantos años allá si lo odiabas tanto? Casarse sin sentir amor, la violencia...
Mi padre se acercó para hablar con ella también, Melanka parecía no querer moverse de dónde esta, es más, enrosca una de sus piernas con las mías, como si quisiera escalarme. No es suficiente para ella, quiere estar más cerca aún, más segura.
— Por amor — dijo ella sin dudar— Amo a Enok, los Andreeva son mi familia, el castillo mi hogar. Me dieron un ultimátum en la milicia, más bien... mi padre me dio uno, o me iba con ellos con la posibilidad de un tratado de paz que sacaría los carteles de "Se busca" de todos aquí y olvidarían que los Kinahan existen, o vendrían al día siguiente y lo volarían todo. Nash perdió un dedo gracias a la demostración de poder que hicieron para que yo eligiera bien, Nash y Nero no despertaron en días por lo que pasó, y yo me asusté tanto de que mis seres queridos no despertaran nunca más que... tomé mis cosas, le rompí el corazón a su hijo y me largué, fingiendo que era feliz para que papá no viniera aquí a destruir todo, yo... yo sólo soy feliz con su hijo, con su gente, aquí.
Abrazándome un poco más fuerte.
Sus palabras me hicieron tomar la decisión de cargarla y llevarla al sofá conmigo, sentándola sobre mis piernas, de lado, sólo porque estaban mis padres, abrazándola con fuerza.
Vivió en la mierda por nosotros, se anuló para que viviéramos nosotros...
— Amor ¿Qué puedo decir? — Nilak parece encantado, mirándonos— Yo me encargaré de esa cosita mientras — explicó— Te llamo cuando ya puedan salir.
— No te tardes, quiero eso rápido.
— Por supuesto, Capo, tendré todo listo y preparado.
Guiñándonos un ojo, dejando el despacho con el móvil de la rubia entre las manos ¿Qué hará? No tengo idea, pero de seguro haría algo que yo también querría, por eso es mi mejor amigo, él siempre lo sabe todo.
Mis padres tomaron asiento frente a nosotros para beber su té otra vez y poder hablar con ella, ahora comprendiendo mejor sus razones para hacer lo que ha estado haciendo todo este tiempo.
— Ten, ni muy caliente, ni muy frío, con dos de azúcar, cómo te gusta, preciosa.
Ofreciéndole la taza de té que había servido, viéndola beber y calmar un poco ese llanto que hace que su cuerpo tenga espasmos involuntarios, me agrada saber que comienza a sentirse más tranquila otra vez.
— Has cambiado, Enok.
Dijo mi mamá, sonriéndonos.
Por un momento olvidé que mis padres están aquí.
— ¿En qué he cambiado, mujer? — estirándome para tomar una galleta de chocolate, las favoritas de Melanka, acercándosela a la boca— Sigo siendo el mismo de siempre.
Limpiando con el pulgar las migas que se le quedaron en la comisura de los labios a mi palo con tetas de la selva.
— Emm... eso no lo hacías, hijo, por si te dio Alzheimer de pronto.
Señaló mi padre mis acciones para que fuera plenamente consciente de que la estaba tratando... muy delicado.
— Vaya... me estoy haciendo un marica.
Melanka sonrió y besó mi mandíbula, eso fue suficiente para hacerme olvidar el pensamiento y sonreír tanto que me dolieron las mejillas.
¿Por qué la gente sonríe tanto cuando supone un gran esfuerzo mover todos esos músculos?
Seis meses me tomó sonreír así, seis meses de estudiar músculos para saber cuáles ocupar, colocándome un lápiz entre los dientes, aflojar la boca y así, miles de intentos estúpidos y muchos fallidos, pero la cara de esta sorda hace que todo valga la pena.
— Enok, te amo.
Dijo mi desastre personal.
— Sí... — suspiré de alivio— Que el mundo se vaya a la mierda mientras te quedes justo dónde estás, sorda.
— Dime que me amas también, bruto — golpeándome el pecho— Así funcionan las parejas.
— Pensé que no era necesario, lo sabes.
Señalé lo obvio.
Digo, me metí en estados unidos, dónde me odian, y fui a Los Ángeles, dónde me odian más todavía, y fingí que me atraparon por dos días sólo para verla una vez más, arriesgándome a que ella me rechazara.
Si eso no es amor, entonces váyanse todos a la mierda, porque no entiendo el significado de la palabra.
— Pero tienes que decírmelo — dejando la taza de lado, sujetándome por la camiseta— Dime mi amor, no bastón con tetas, o sorda, o cabeza de nido de pájaros, ahora me peino Enok — señalando su perfecto y lacio cabello que me saca de quicio, prefiero su desorden— Y me corté el cabello en contra de mi voluntad, así que dime que me veo bonita y que me amas, además, aprendí a leer y a escribir, también a comer bonito, así que felicítame, así no haré que pases verguenz...
Sujeté su rostro por las mejillas y la besé, apenas un roce de labios casto e inocente por respeto a mis progenitores que ni siquiera son lo suficientemente inteligentes para mirar en otra dirección.
— Por mí, no te peines y usa una sábana para vestirte todos los días, me daba igual que comieras con las manos mientras te alimentaras, yo no busco la perfección en mi pareja, escúchame bien, mocosa — apretando ligeramente el agarre para que no se me escapara— Te amo así como eres, un desastre con patas que...
— ¿Cambiaste el color de las paredes? Porque se ven diferentes, cómo más claras ¿O es porque hay dos colores ahora?
Suspiré rendido.
No fueron las motas de polvo hoy, ni las moscas, debo luchar por su atención con las paredes también.
— Sí, cambié el color ¿Te gusta?
Resignado.
— ¡Me encanta! ¿Y qué hiciste con nuestra habitación? No esperarás que vaya a ocupar la otra ahora ¿Cierto? Es primavera, lo sé, pero sigue dándome miedo dormir sola ¿Y si vienen por mí en medio de la noche y me llevan? Contigo me siento más segura, Enok ¿Puedo dormir contigo? Porfis, porfis.
Suplicó de forma adorable, haciendo muecas y juntando las palmas en el frente.
Entonces... ocurrió un milagro.
Yo carcajeé, me reí tanto que me dolió el estómago por las contracciones, incluso se me cayeron un par de lagrimas en el proceso.
— Sigues siendo la misma de siempre, Mel. Bienvenida a casa.
— Eso no responde a mi pregunta — entrecerrando los ojos— ¿Puedo o no?
— Puedes, claro que puedes, mi cama es tu cama.
Tres toques en la puerta llamaron la atención de los cuatro en el despacho, mi madre estaba ahogada en su llanto, mientras papá intentaba consolarla, supongo que está feliz por mi situación actual.
¿Quién viene a perturbar mi paz? Espero no sean problemas tan pronto, quiero disfrutar a la rubia un poco más.
— Adelante.
Dije yo, abrazando a Melanka por la cintura, estaba a punto de escapárseme y no estoy dispuesto a dejarla ir tan pronto.
Para mi mala suerte, Madison fue la que entró con un grupo de seis mujeres haciendo dos filas de tres y tres tras ella, todas vistiendo batas de seda, con una capucha puesta, a la espera de instrucciones.
— Capo, las chicas que me pidió para hoy, de la mejor calidad.
Y se me cayó el mundo.
De todos los días, tenía que ser hoy, y justo ahora, con Melanka presente.
— Tus servicios ya no serán necesarios en esta casa, Madison, gracias. Mi gente las llevará de regreso.
Sólo entonces la pelirroja se dio cuenta de a quién tenía encima, mirando con asombro a la rubia que miraba a las putas sin expresión en el rostro ¿Qué estará pensando? Estoy comenzando a asustarme.
— Así que dejaste de jugar a la casita y regresaste, bienvenida.
Dijo la pelirroja, dedicándole una sonrisa más bien irónica que no me gustó nada.
— Ah, sí, dejé de jugar, es que mi hombre me fue a buscar.
Melanka no está reaccionando a sus provocaciones.
— Estuvo muy ocupado en tu ausencia, mantener la libido en raya de un semental así — señalándome— No es tarea fácil.
— Oh, lo sé, y afortunadamente conmigo es más que suficiente. Agradezco que mantuvieras a mi hombre entretenido hasta hoy — apoyando su mano en mi pecho— Yo no esperaba que él se mantuviera en abstinencia todo este tiempo, lo entiendo y no me molesta, yo lo lastimé y él tenía que continuar su vida, pero ahora llegué yo, por lo tanto, no va a tocar a ninguna otra que no sea yo.
Fruncí el ceño y sujeté su rostro para que me mirara.
— Oye, ponte celosa, arráncale un par de pelos por último ¿Por qué tienes que actuar racional ahora? ¿Dónde está mi niña de la selva?
— Tú — señalándome— Estás conmigo ahora, desde hoy, si te veo sonriéndole a alguien que no sea yo, me aseguraré de que no tengas descendencia ¿Estamos de acuerdo?
Asentí.
— No es lo que esperaba, pero por mí está bien, de todas maneras, no hay nadie cómo tú.
— Sí, por eso todas estas son rubias.
Señalando a las putas, frunciendo el ceño.
— Sí estás celosa — me burlé— No me mientas, mujer.
— ¡Estoy asquerosamente celosa! — estalló— Sácalas de aquí antes de que les desfigure su bonito rostro a todas.
— Madison.
Dije yo.
Una orden silenciosa.
Eso fue suficiente para que la pelirroja sonriera, asintiera y sacara a sus chicas del despacho.
Fue inteligente, porque mi palo con tetas es alguien totalmente impredecible.
— Enok, está todo listo.
Avisó Nilak, apareciendo un minuto después, salvándome de la mirada asesina de mi mujer.
— ¿Qué está listo?
Preguntó la rubia, cambiando la cara en segundos, volteando a mirar al medio asiático con una sonrisa.
— Otro regalo de Enok para ti.
— ¿Más regalos? — se sorprendió— Wow, te luciste, bombón —saltando feliz de mi regazo— Vamos, vamos, vamos.
Tomándome de la mano, saltando animada.
— Sí... ella es la indicada — mencionó mamá, carcajeando— Trae luz y alegría a tu vida, hijo.
— Y dolores de cabeza también, mamá, no la romantices, le falla la cabeza.
Poniéndome de pie de todas maneras, sin soltarla.
— Bueno, ya caíste por ella, ahora asume con la frente en alto — mencionó mi padre— Y hazla feliz. Que nadie vuelva a dañarla nunca.
— Eso te lo aseguro, no volverán a lastimarla.
Siguiendo a mi palo con tetas que me jala para que camine más rápido, dando brincos por el pasillo, intentando sacarle información a Nilak sobre la supuesta sorpresa, este se hizo el interesante todo el camino sin querer contarle nada, esperando a ver la reacción de ella.
— ¿Dónde vamos? ¿Cuánto más falta? ¿Dónde está mi hijo y mi perro?
Caminando juntos hacia la puerta principal.
— Ya llegamos, joder, me gustabas más cuando fingías ser sorda.
Me quejé.
— Fingía ser muda — me corrigió— Y sabes que te gusta cuando uso la boca.
Sonriéndome pícara.
— Ya veremos más tarde — sujetando su cabeza para que mirara hacia el exterior— Ahora concéntrate, niña de la selva.
***
NILAK.
La cara de Melanka fue necesaria fotografiarla, y lo hice con su móvil, capturando todas sus emociones, cada una más amplificada que la anterior, la felicidad hecha persona.
Enok quería que ella se sintiera bienvenida, que sintiera que este era su hogar, por lo tanto, ordenó que todos los sirvientes de la casa se reunieran en la entrada de la puerta principal, un centenar de hombres y mujeres de pie frente a ambos.
De pronto, Enok se corrió de su lado, los padres de este lo imitaron y se ganaron en primera fila junto a mis hermanos y el pequeño Charlie que se ríe como quien hace una travesura en brazos de Nash, se ve feliz y eso es bueno, que todos sean felices.
— ¿Yo dónde voy? ¿Quién viene?
Preguntó Melanka, confundida, dispuesta a bajar los escalones para ir con Enok y mis hermanos.
— Tú te quedas justo dónde estás, esto es por ti.
Le informó el Capo, y la rubia se confundió todavía más.
— Ahora.
Ordenó el hombre.
Todos, uno a uno, bajaron la cabeza y unieron sus manos en la espalda, reverenciándola, demostrándole que ella ya no está a su nivel, sino que, por encima de todos ellos.
— Felicidades, acabas de ascender.
Le susurré, guiñándole un ojo, fotografiando el momento.
— ¿Qué? P-pero... ¿Qué hago? ¿Qué digo?
Sonrojándose.
Mi niña está sonrojada.
— Sólo quédate ahí, bonita y sonriente, nada más.
— ¡Bienvenida a casa! — dijeron todos al unísono, asustando a Melanka— La estábamos esperando, mi señora. Estamos a sus órdenes.
Grabé ese momento y me aseguré de enviarle todo lo capturado a Elijah, quien lo vio todo en menos de un segundo, ha estado llamando como loco, intentando dar con ella.
— Melanka, dime que estás bien, mi niña, por favor.
Suena preocupado, cómo si Melanka realmente fuera algo valioso para él.
— No soy Melanka, soy el asesor del Capo, la chica está muy ocupada siendo bien recibida por su gente.
— Su gente está aquí, con la milicia, con su familia, conmigo — escupió con odio— Voy a bombardear el lugar, voy a hacer pedazos todo si no me regresan a mi hija.
— No la tenemos secuestrada, Elijah — hablé con cansancio, alejándome de la celebración para no interrumpir el momento— Ella pertenece acá, esta es su familia, tú la obligaste a marcharse, la hiciste casarse con un idiota que la golpea, abusa psicológicamente de ella y la violó para que tuvieran un hijo ¿O crees que Charlie es fruto del amor entre ambos? Melanka es miserable, yo mismo oí cómo le habló el tal Lucas, sino, pregúntale a tu hijo mayor cuantas veces tu hija pequeña lo llamó pidiéndole ayuda porque no se sentía segura en su propia casa, o dime ¿Te has cuestionado por qué quiso un perro peligroso de mascota y no un poodle u otra rata de bolsillo que a las chicas suelen gustarles? Si eres su padre, vendrás a hablar con ella como su familia, como alguien que la quiere y quiere que sea feliz, porque si le impones mierdas y la haces sufrir, no permitiremos que la veas otra vez. Mi capo me autorizó a hacer esta invitación, ven con tu familia y lleguemos a un acuerdo, pero Lucas no se acerca a Melanka y Charlie nunca más, ese abusador, si pone un pie aquí, cualquiera de nosotros lo va a matar.
Entonces corté la llamada y apagué el móvil, que el viejo se tome su tiempo y piense bien en lo que perderá si decide elegir al ejercito por encima de su hija.
Ahora es cuando veremos si Elijah realmente le tenía aprecio a su hija o todo fue para sacarse a los Kinahan de encima. Y por la estabilidad de Melanka, espero y sea la primera, no le vendría mal que su donador de esperma realmente la quiera.
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BUENAS BUENAS BBCITAAAS
LO PROMETIDO ES DEUDA!
GRACIAS POR SU CONSTANTE APOYO Y SUS COMENTARIOS QUE ME DAN MIL AÑOS DE VIDA
ASÍ PODEMOS DISFRUTAR TODAS JUNTAS DE ESTA HISTORIA
HOY MELANKA ESTUVO MÁS MALCRIADA DE LO QUE RECORDAMOS, AQUÍ ELLA PUEDE SACAR SU NIÑA INTERIOR, NO TIENE QUE FINGIR, PUEDE SER TAN MALCRIADA COMO DESEE
COSITA MÁS BELLA, ELLA NECESITABA SU ESPACIO SEGURO
Y RESULTA QUE LOS PADRES DE ENOK SI ERAN UN AMOR, SE PREOCUPAN DE SU HIJO, SÍ, PERO COMPRENDIERON LAS RAZONES DE MELANKA PARA HACER LO QUE HIZO Y FELICITARON SU VALENTÍA POR ELLO
MADISON? AY QUE BRONCA, QUÉ LES DIGO
PERO EL GESTO DE ENOK? EL QUE TODOS LA RECIBIERAN COMO AMA Y SEÑORA
ESOOOOOO MAMONAAAAAAA
Y NILAK, COMO SIEMPRE, UN GENIO
AHORA QUEDA ESPERAR A VER QUÉ HARÁ ELIJAH
LE CREERÁ AL ASESOR DEL CAPO O LE CREERÁ A LUCAS?
200 COMENTARIOS Y VOLVEMOS BBCITAS
BESITOS EN LA COLA.
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