Capítulo 21

MELANKA.

Pisé el acelerador en cuanto escuché el primer estallido, por supuesto que Charlie ni se inmutó, digamos que soy una madre un poco descriteriada que lo llevaba al campo de tiro para que viera a su madre volarles el culo a los demás reclutas, soy simplemente mejor que el promedio, las reglas aquí hacen que todos se estropeen, es mejor matar a lo loco, improvisar, eso es lo que me hace buena, soy muy, muy buena matando, y casi no me han dejado hacerlo.

— Haber... ¿Cómo que es tu hijo?

Tomándolo de mis piernas, afirmándolo bien, mientras yo me encargaba de sacarnos de aquí sin que mi bebé saliera lastimado.

— Es que pasaron muchas cosas en estos años — intenté explicarme— Mi padre... temía hacer cosas que no le agradaran, por lo que le di en el gusto en todo lo que quiso.

— ¡¿Tuviste un hijo con Elijah?!

Gritó con horror, mirando a mi hijo y luego a mí, probablemente buscando similitudes.

— ¡¿Qué?! ¡No! — asqueada— ¿Cómo llegaste a esa conclusión?

— Explícate bien entonces, mujer, casi me da un infarto mientras vomito y convulsiono, todo a la vez.

Llevándose la mano al pecho, siempre tan dramática.

— Siempre hice lo que pensé que a mi padre haría feliz, temía que atacara nuestro hogar, el castillo, a ustedes, mi casa son ustedes ¿Entiendes? Intentaba protegerlos. Y Lucas le agradaba, Lucas es hijo del general, inventé una mierda por culpa de Madison cuando vino aquí, la familia de Lucas y la mía pensaban que estábamos saliendo y no pudimos salir de esa mentira, Lucas se aprovechó de la situación y me dijo que me delataría con mi padre si no tenía sexo con él al menos un par de veces, se hace el niño bueno, pero es bastante manipulador, en uno de esos encuentros no se puso condón, dijo que se rompió, pero no soy tonta aunque lo parezca, me embarazó, y yo intenté de todo, hierbas, pastillas, golpes, y nada, incluso me fui a la guerra en Ghana, salí herida bastantes veces y ni aún así sufrí un aborto, al llegar a casa estaba a punto de parir, fui meses completos a la guerra, y nuestras familias decidieron que debíamos casarnos porque era indigno que yo tuviera un hijo fuera del matrimonio, y terminé mudándome con Lucas. Él se hizo cargo del bebé porque yo no quería verlo, lo aborrecía, eso fue hasta que aprendió a hablar, su primera palabra fue mamá, y fue cuando mi perspectiva sobre el mundo y sobre él cambió.

— Y entonces lo amaste ¿No es así? — sonrió entendiéndome— Y te sacrificarías por él también, por protegerlo del tal Lucas, porque es la única forma en la que sabes amar, sacrificándote ¿Escuchaste eso, Enok?

Voltee el rostro al menos dos segundos hacia ella, mirándola entre el asombro y la molestia, estaba preparando un discurso mental para hablar con Enok más tarde y ella lo arruinó todo.

— Escuché todo, sí. Matar a Lucas, lo tengo.

Dijo mi Capo al otro lado del radio, se escucha tranquilo, pero... ¿Lo estará? ¿O se habrá hecho un maestro ocultando emociones otra vez?

— Enok... lo siento...

Dije yo mirando al frente otra vez, porque realmente lo sentía, por todo.

— Hablaremos de eso después, preciosa —dijo jadeante, se escuchan disparos, debe estar ocupado— No estoy ni un poco enojado contigo... bueno, sí un poco, porque me dejaste, pero me aseguraré de que no vuelvas a pensar que seré feliz si te sacrificas por todos de nuevo.

Entonces la comunicación se cortó y yo podría haber llorado en ese mismo instante, porque Enok... Enok es el único hombre para mí, el único que podría hacerme feliz.

— ¡Vas a conocer a tu padrastro hoy, mi amor!

Hablando a Charlie.

— ¡Padasto!

Dijo Charlie sin entender ni mierda de lo que le estaba diciendo.

— Esperemos que quiera...

Mordiéndome la uña del pulgar, acelerando.

Quiero ir a busca a Chispas rápido e irme de este país antes de que alguien pueda detenernos, quiero volver a mi hogar, quiero ir a casa, sólo quiero ir a casa...

— ¿Aquí es dónde vives? Es una casa grande y bonita — dijo bajándose conmigo— ¿Vives con el idiota ese de tu maridito?

Cargando bien a Charlie, siguiéndome.

— Sip, y no le dispares a mi perro por favor, es un poco sobreprotector.

Abriendo la puerta.

Y sin previo aviso, Chispas se le lanzó encima de Nero con el pequeño encima, Nero tomó el arma por inercia, pero se calmó al ver que el perro sólo tomó al niño por la ropa y se lo sacó de encima, viéndola con desconfianza.

— Oye, Chispitas, mi amor, es una amiga — dije yo, acuclillándome junto a ella— Es amiga de mami.

Lamiéndole la mejilla.

— Uy, que asco, estás salada.

Me quejé.

— Es porque he corrido todo el día por venir a rescatarte, mal agradecida.

Lamiéndome de regreso.

— Eres una sucia, eso no era necesario.

Apartando su rostro del mío, haciendo una mueca... aunque en realidad no estaba molesta ni asqueada, es bueno saber que las cosas no han cambiado entre nosotras.

— Bueno, pensé que era por el perro, ahora parezco estúpida.

Quiso ponerse de pie, pero mi perro monstruoso y gigante de nuevo le gruñó y le tiró un tarascón que esta logró esquivar, ocultándose tras de mí.

— Sentado, chispita — dije yo, y el perro obedeció— Bien hecho mi amor, ahora, no te comas a la antigua amante de mami o me pondré muy triste —Besándole la nariz al perro— Ahora vamos, que tengo una cita con mi amor.

Caminando con la medio asiática pegada a la espalda, Charlie caminó al lado de chispas, senté al pequeño en su silla y al perro a su lado antes de subir al auto, con Nero tras el volante, ella sabe dónde ir.

— Tú cuida que el perro no me coma.

Dijo acelerando a toda leche, quemando los neumáticos por la calle, pasándose todas las señales para llegar lo antes posible.

— Chispas no ataca sin una orden directa, así que no te preocupes.

— Se te ve bien el uniforme militar, pero preferiría verte con los conjuntitos sexys que ocupabas para trabajar en casa.

Me dijo doblando en la siguiente calle, mirándome por un segundo antes de continuar con la vista al frente.

— ¿Dices que el negro es mi color?

Medio sonriendo.

— Por supuesto que sí, tu lugar es con nosotros, y si nos dejas otra vez, iré por ti y te cortaré las piernas para que no puedas huir otra vez — bajó el vidrio y escupió— Es una promesa.

Esto es serio... debo conservar mis piernas, así que no debo huir otra vez.

— Trato hecho entonces, me aseguraré de no hacerlo otra vez.

Estirando mi mano para acariciar al perro que ocupa casi todo el espacio en los dos asientos restantes.

Después de todo... no quiero huir de nuevo, quiero ser la princesa del caos, la reina del desastre, quiero hacer lo que se me dé la gana, no más reglas... no más milicia... no más nada de eso...

***

Llegamos al avión que nos llevará directo a casa, fui saludada por varios Kinahan a los que recordaba, muchos abrazos y palabras como "Es bueno tenerte de regreso", me sentía en casa, aunque recibí un par de miradas extrañas por el niño que tengo pegado a mi pierna, y le perro que me cuida por el costado, soy consciente de que muchas cosas han cambiado en mí, y mi ropa, claro...

Uy... me siento tan fuera de lugar.

— ¿Tienes algo de ropa por aquí? Quiero sacarme esto, volver a ser la de siempre.

Señalando mis ropas.

— Esa es mi amiga, yo lo arreglo.

Dijo Nero antes de buscar entre sus cosas un conjuntito como el suyo, top negro, short, zapatillas, y un gorro del mismo color que me puse al revés, soltándome el cabello que me cae por los hombros ahora, quitándome el molesto uniforme para colocarme mis ropas de siempre, sintiéndolas cómo una segunda piel, mucho más cómoda, más acorde a mi personalidad, ahora me veo más...

— ¿Qué me ven? ¿Por qué todos me miran?

Preguntando a la semi asiática a mi lado.

— Ah... querida, es que te cambiaste de ropa delante de todos, supongo que hay cosas que no cambian —largándose a reír— Sólo no le contemos al jefe sobre esto.

Riéndose más, secándose las lagrimas que salían y salían hasta que... dejó de reír y de pronto se me echó a llorar encima, con sus brazos alrededor de mi cuello, sus hombros suben y bajan con cada convulsión de su cuerpo, tiembla de pies a cabeza, y comienzo a preocuparme de su estabilidad mental, si recién se estaba riendo... entonces...

— Eres tan tonta ¿Cómo crees que nos sentimos cuando despertamos y no estabas? Me dolió mucho cuando Enok nos notificó que no volverías ¿Por qué nos haces eso? ¿Por qué te alejas? Somos una familia, carajo, no te vuelvas a ir.

— Lo siento... fui una tonta... lo siento... —acariciándole la espalda— Lo siento... no lo volveré a hacer... lo siento...

Y de verdad estoy arrepentida, he vivido una mierda de vida desde que me casé con Lucas, creí que sería siempre así, que viviría manipulada y forzada a hacer cosas que no quería sólo para que él mantuviera la boca cerrada.

Es bueno ya no tener que fingir, siento que por fin puedo respirar.

— ¡No vuelvas a hacerlo! ¡No lo hagas nunca!

Sentí pequeños tirones a mi pierna, Charlie estaba chupándose el pulgar, mirándome con ojos vidriosos, supongo que se le pegó la tristeza.

Cheche mami...

Pidió mi bebé, jalándome con más fuerza, sacándose el dedo de la boca para poder jalarme con más insistencia, quiere atención, mí atención ¿Cómo no? Si me pasé varios días afuera por un trabajo, debe extrañarme.

— Ah... tienes hambre, de acuerdo, mi amor — acariciándole la cabeza a Nero— Tengo que darle de comer a Charlie — explicándole para que no se sintiera mal al apartarla— Pero me quedo justo aquí ¿De acuerdo?

Mencioné para tranquilizarla, porque se ve ansiosa, no deja de mirarme por todas partes y a su alrededor, cómo si temiera que fuera a desaparecer, o alguien me llevara, está paranoica.

— ¿Trajiste comida? Pero que prevenida er... ¡TODOS DENSE LA VUELTA!

Abriendo los ojos de golpe al verme cargar al bebé y descubrir uno de mis pechos para darle de comer, Charlie todavía toma leche de mami y a mí me sale un montón, así que...

— Estoy alimentando al niño ¿Qué tiene de malo? ¿Por qué todos se dan vuelta?

Mirando a todos con las cabezas pegadas al borde del avión que... se parece al que ocupa la milicia, con asientos paralelos a un costado y el otro del avión, redes por los costados para afirmarse...

— ¿Se robaron un avión?

Pregunté.

— No, este es nuestro — dijo Nero— ¿No viste el logo, mujer? Tiene un enorme trébol pintado con oro en el costado.

— Oh... no lo vi, pero extraño el maldito trébol.

Tomando asiento con el pequeño entre los brazos.

Y cómo si el peligro le pisara los talones todo el tiempo, el ruido de los neumáticos al chirrear en el piso y las balas rompieron la momentánea calma, los Kinahan que aquí estaban se pusieron frente a mí para protegerme, mientras yo les daba la espalda y procuraba proteger a Charlie de alguna bala que decidiera subir al avión con nosotros, aunque afortunadamente eso no pasó, es más, el avión comenzó a partir con la compuerta abierta.

— Falta Enok y los demás — me alarmé— Esos tontos ¿Dónde están?

— Esto es parte del plan, muñeca, no te espantes.

Dijo Nero, muy tranquila, sujetando a Chispas por el collar para que no se fuera hacia la compuerta, parece ser que mi perro bebé grande se comienza a ambientar con el lugar.

Tres minutos después, tres Jeeps cargados de hombres subieron al avión, la compuerta subió y pocos segundos después el avión despegó.

— ¡Nena! — Dijo Nash, con una sonrisa enorme a pesar de ir cubierto de sangre que no parece ser suya en su totalidad— Estás tan guapa cómo la última... ¿Vez? — frunció el ceño, confundido— ¿Quién es ese niño? ¿De dónde te lo robaste y por qué te está succionando una teta?

— Que no me lo robé — rodando los ojos, poniéndome de pie— Es mi hijo, Charlie.

— ¿Quién demonios le pone Charlie a un niño? Lo van a molestar en la escuela.

Acercándose para tocarle el cabello con una sonrisa en los labios, no parece recriminarme el hecho de que ahora vengo en un pack de 2x1 ... o bueno, 3, porque Chispas va dónde Charlie y yo estemos.

— Mi estúpido esposo le puso Charlie, dime que lo mataron por favor, sería librarme de un problema.

Recibiendo su abrazo cuidadoso, y un beso en la mejilla, luego vino Neil, sonriéndome cálido, abrazándome como si realmente pudiera respirar ahora que me ve.

— Te extrañamos, muñeca, no vuelvas a hacer algo cómo esto nunca, por favor.

Dijo el peliazul, besándome en la sien, siempre tan cariñoso, podría llorar de la emoción justo ahora, los extrañé tanto, joder...

Pensar que estaban a salvo, respirando, era mi único consuelo aquí, recluida de todo y todos.

— Lo siento... no volveré a irme, no quería hacerlo, no estaba en mis planes, pero las cosas cambiaron, ahora están en peligro otra vez, y yo...

Se me quebró la voz y fui incapaz de seguir hablando, me siento culpable y responsable por la vida de todos.

— Luego nos preocupamos de lo que nos va a caer encima — dijo Nilak, acercándose, abrazándome cuidadoso de no aplastar a mi pequeño— Lindo niño, por cierto, es todo tú por dónde lo mire.

Sonriéndome sin una pizca de desconfianza, odio, o recriminación, sólo me mira con amor, como quién mira a un familiar que acaba de volver a casa.

— Sí, se parece mucho a mí — secándome las lágrimas que se me escaparon— Sólo sacó las pecas de Lucas, por fortuna. Dime que está muerto, por favor.

Mirando a quién me gustaría que fuera mi hermano mayor, Nilak significa mucho para mí, los trillizos, él, fueron mi primer apoyo en el castillo, Enok fue un idiota al comienzo, pero los Andreeva jamás me dieron la espalda, son la familia que elegí, y el Capo el hombre que quiero para toda la vida.

— No está muerto, su papá lo sacó de la base antes de que lo lograra — dijo Enok, abriéndose paso— ¿Terminó de comer? — señalando al niño— Por que necesito hablar contigo a solas.

Tragué grueso.

¿Y si ya no me quiere porque estoy casada y tengo un hijo? Sería mi cuarto matrimonio carajo... y esta vez sí que pude hacer bebés, quizá así ya no le guste, porque estaría en todo su derecho.

— Emm... no, acabo de ponerlo a comer, pero Charlie se porta bien, sólo...

— No, es que quiero que estemos solos porque hay ciertas zonas de ti que quiero tocar, y ciertas partes de ti que quiero besar, así que sería bueno si no tenemos espectadores, a mí no me molesta, pero creo que no querrás traumar al niño ¿O me equivoco?

Lentamente se formó una sonrisa en mis labios, Enok no está molesto, quiere tenerme sólo para él para hacerme muchas cosas indecentes, y eso encendió mi cuerpo en segundos, no he sentido deseo hace años, no he tenido un orgasmo hace años, y el único con quién puedo disfrutar y sentirme amada a la vez quiere dármelo todo justo ahora.

Soy muy afortunada...

— Entonces... ¿No estás molesto? Tengo un hijo, me casé.

Necesito saber sobre qué terreno estoy caminando.

— Los hijos no tienen la culpa de los errores de los padres.

Dijo con el ceño fruncido, se ve molesto.

— Lo sé, yo...

— ¡No espera! —Se acercó, acomodándose la trenza hacia atrás, sigue llevando los costados rapados y la zona alta con abundante cabello rubio, se ve sexy— No quiero decir que tú te hayas equivocado, aunque sí lo hiciste un poco — puntualizó, señalándome— Pero más se equivocó el bastardo ese que se aprovechó de ti y tu secreto, él se equivocó más, sólo...

Caminé hacia él, sosteniendo a mi bebé con una mano, jalando a Enok con la otra, para plantarle un beso en los labios, saboreando su olor, su sabor, su calor...

— Maldita sea, te extrañé tanto...

Jalándolo hacia mí otra vez, para besarlo de nuevo.

— Creo que el niño ya no tiene hambre...

Susurró en mi boca.

— Sí, yo creo lo mismo — alejándome a regañadientes de él— Charlie, bebé — cargándolo mejor, cubriéndome el pecho— Mami se irá a hablar un rato ¿Bien? Pero los tíos se quedarán contigo.

— ¿Tíos?

Ladeó la cabeza, mirándome confundido.

— Sí, ellos, tu familia, la familia de mamá — girándolo para que viera a los Andreeva— Ellos te cuidarán mientras tanto ¿Sí? Y Chispas también.

— ¡Chispas!

Dijo el niño, feliz, siendo recibido por Nero, quien estaba más limpia que los otros tres, cubiertos de sangre y tierra.

— Que mi bebé no esté lleno de sangre cuando yo regrese — siendo jalada por la cintura, pegando mi espalda a su pecho, Enok ya no puede aguantar— O los mataré a todos — suspirando aliviada— Que bien se siente amenazar de nuevo.

Estoy en casa, por fin.

— Tú ve tranquila, nos cambiaremos y aprovecharemos de conocer bien a nuestro nuevo inquilino.

Dijo Neil, quitándose la camiseta, ganó músculos en estos años, se ve sexy con esas cicatrices nuevas y músculos sobre músculos.

— ¿Dónde estás mirando? Mírame a mí.

Me reprochó Enok, subiéndome a su hombro sin dificultad, caminando tras los autos, viendo cómo todos prácticamente corren hacia el lado contrario, intentando no toparse con el jefe y su mirada asesina, dándonos algo de privacidad.

— Uy... jugaremos a los exhibicionistas — dije yo, tocando el piso de nuevo, pegando la espalda en la puerta de uno de los vehículos— ¿Traes condones?

Acariciándole el pecho con lentitud, deslizando mi mano por sus marcados abdominales, parando sobre el cinturón en su pantalón, viendo el brillo lujurioso en su mirada oscurecida, sus ojos son casi pura pupila, los tiene vidriosos, y respira demasiado fuerte, debe estar conteniéndose.

— Contigo todo termina en sexo, claro que traje — sonriendo amplio, mirándome de pies a cabeza— Estás hermosa, maldita sea, te extrañé tanto... — acariciando mi cadera— No vuelvas a dejarme, por favor, perdí la cabeza por tu culpa, sólo... no vuelvas a dejarme, aprendí, voy a tratarte mejor, he estado tomando clases.

Se ve tan vulnerable justo ahora...

Su rostro expresa dolor y desesperación, se nota que ha estado practicando, esta expresión él no la hacía, se esforzó por mí...

— Perdón por tomar decisiones por mi cuenta... me asusté cuando vi a los Andreeva así de heridos, ni siquiera he querido ver la mano de Nash sin su dedo, yo... los quiero, son mi familia, tú eres mi familia, me arriesgaría una y mil veces por quienes amo.

Estirándome para acariciarle ese rostro magullado que aparecía tan seguido en mis sueños para recordarme por quién estaba luchando, por quién me levantaba todos los días para hacer cosas que no me gustaban, esforzándome por ser la mejor siempre.

— Eso no fue tu culpa, y tampoco lo será si el tratado de paz se rompe, ellos y nosotros siempre hemos estado en guerra, me aborrecen, y no sólo ellos, tengo la entrada prohibida a varios países — separando mis piernas con su pie, llevando una mano a mi cuello, masajeando ligeramente— ¿Y crees que me interesa? Melanka, sólo te necesito a ti, nada más, todo lo que venga se solucionará en el camino ¿Bien?

Asentí lentamente jadeante, está tan cerca...

Es real.

Él es real.

Y está aquí conmigo...

— Cállate y bésame ya, muero por sentirte.

Mi cabeza chocó con el vidrio del auto por la agresividad con la que se me abalanzó, apoderándose de mi boca, metiéndome la lengua aprovechando mi sorpresa, llevando su mano a mis cabellos, sujetando un puñado para que inclinara la cabeza, acercándome a él por la cintura, jalándome cada vez que me metía la lengua, anclando su rodilla entre mis piernas para frotarme, rozando su pene en mi cadera, jadeando en mi boca con necesidad, acercándome tanto a él como fuera posible, aún así, no fue suficiente para él, alzándome por los muslos, rodeándose la cintura con mis piernas, sujetándome bien para rozarse mejor conmigo, moviendo el auto por la violencia de sus movimientos, mordiéndome los labios tan fuerte que me hizo sangrar, pero no lo detuve, es más, enredé mis dedos en sus cabellos y acaricié su rostro, moviéndome contra su cuerpo para demostrarle que estaba tan necesitada como él, que lo extrañaba tanto cómo él.

Que lo deseaba a él, siempre a él, tanto, que por fin puedo respirar.

— La ropa... — jadee contra sus labios— Quítamela ya y fóllame, quiero sentirte...

Metiendo mi mano entre nuestros cuerpos para apretarle la erección, escuchándolo gruñir en mi oreja, moviéndose obscenamente contra mi palma para que lo sintiera mejor, y a mí eso me suena a amenaza, no va a ser delicado, perdió la cabeza hace mucho, pero estoy lejos de retractarme, lo quiero a él y su sexo violento, quiero que derrame hasta la última gota dentro y me haga sentir viva otra vez.

— ¡Uy! ¡¿Qué es esto?! ¡Turbulencias!

Se burló Nilak al otro lado, quizá estamos haciendo mucho alboroto.

— ¡Pon algo de música y no me distraigas! — gritó Enok de vuelta— ¡El que me interrumpa es hombre muerto!

Dos segundos después, una playlist cachonda comenzó a sonar, los imbéciles se estaban riendo, pero mientras no vuelvan a jodernos el momento, por mí que pongan rancheras, me da igual, voy a montarme este toro cueste lo que me cueste.

— La ropa, Enok, te quiero dentro.

— Sí, sí, la ropa — bajándome al piso— Quítate el short, buscaré los condones.

Metiéndose al auto, abriendo la guantera tomando una tira de cuadraditos plateados, abriéndose el pantalón con rapidez mientras yo hago lo mismo, quedándome quieta al ver su miembro otra vez, tan orgulloso, erecto, grande, húmedo... y mío.

— Sopórtalo, sorda — sujetándome por el brazo, acercándome al auto otra vez— Manos sobre el vidrio, separa las piernas — usando su pie para abrirlas— Tendremos que hacerlo así ahora, pero en casa... en casa me aseguraré de dejarte marcas incluso en lugares dónde sólo yo podré verlas.

Empujando mi espalda hacia abajo para que inclinara el culo hacia él, bajándome ligeramente el short y la ropa interior, descubriendo aquella parte que le interesaba.

— Casi me corrí sólo por ese discurso sucio, por favor, cuéntame más.

Moviendo el culo con ansias, sintiendo una nalgada de su parte.

— Quieta, sorda — paseando su pene por mis pliegues, empapándose de mis jugos— Te voy a dar lo que quieres, sabes que siempre te daré todo lo que quieras.

Empujando ligeramente en mi interior, sintiendo la protesta de mi cuerpo por recibir algo de su magnitud, forzándome a morderme la mano para mantenerme callada y no alertar a mi bebé al otro lado del auto, puede preocuparse y pensar que me están lastimando.

— Estás... apretada...

Jadeó Enok, empujando lento, llevando sus dedos a mi clítoris, trazando círculos lentos para ayudar a relajarme.

— No tengo sexo hace mucho tiempo...

Admití.

— Estás casada.

Me recordó.

— Duermo con Charlie, siempre. Aborrezco a mi esposo y todo lo que tenga que ver con él. Te amo a ti.

Dije, y eso fue suficiente para que perdiera los papeles, empalándome en una dura estocada que me hizo correr con tanta violencia que me fallaron las piernas, afortunadamente me sostuvo antes de llegar al piso, pensé que se calmaría, pero no, me sostuvo por detrás de las rodillas, alzándome del piso, abriéndome de par en par, controlando la profundidad y velocidad de las penetraciones, sintiéndolo tan profundo que volví a correrme por todo lo que estaba sintiendo por dentro justo ahora, sintiendo sus besos por mi cuello, mi mejilla, sus dientes maltratar el lóbulo de mi oreja, su calor, el tamborileo violento de su corazón contra mi espalda...

— Te amo... —susurró sin detenerse— Te amo tanto que no sé que hacer con ese sentimiento, me abruma, me vuelve inútil, pero a la vez, me hace sentir tan jodidamente vivo...

Estiré mi mano hacia atrás, sujetándolo por la nuca, acariciando el cabello rapado de la zona, jadeando, intentando no gemir tan alto, incapaz de hilar mis pensamientos para darle una respuesta clara de lo que estaba sintiendo, de lo que sentía por él, pero parecía entenderme, él siempre me entendía a pesar de creer que nunca lo consiguió.

Él nunca necesitó aprender nada, para mí, Enok era perfecto tal cual era, así me volvía loca, así lo amé, y así lo amo ahora, y probablemente lo ame en el futuro.

***

Regresamos al otro lado del avión en... deplorables condiciones. Estoy segura de que mi cabello es un asco justo ahora, siento las mejillas calientes, me duele el estómago por todas las reacomodaciones internas, y... no siento las piernas, es más, Enok me carga bajo su brazo como si no fuese nada, suspirando como si se hubiese sacado un peso de encima.

— ¿Qué? — preguntó, frunciendo el ceño en cuanto todos nos miraron— ¿Acaso no se puede tener sexo ahora? ¿Qué mierda están mirando?

Todos voltearon y se pusieron a hacer otras cosas para escapar de la mirada asesina del capo, todos, menos los Andreeva, quienes se acercaron limpios y relucientes, felices, esta vez, Nilak cargando a mi pequeño, y Chispas caminando junto a ellos, entrené al perro para que protegiera a mi bebé cómo su prioridad número uno.

— Cheche mami...

Pidió mi bebé, estirando sus brazos hacia mí.

— Ay mi amor... mami no siente los brazos... ni las piernas... perdón... no hay una cama aquí — mirando en todas direcciones, buscando una manera de hacerlo funcionar— Déjame buscar dónde acomodarme, bebé, entonces...

— Yo te ayudo — se ofreció Enok— Es lo menos que puedo hacer por ti, Melanka. Trae al niño, Nilak.

Ordenó, caminando hacia los asientos en la pared, tomó asiento y me acomodó entre sus piernas, Nilak dejó al pequeño sobre las mías y yo lo acuné a cómo pude, pero mis brazos temblorosos no podrán sostenerlo, pero... antes de transmitir mi preocupación, Enok me rodeó y sostuvo al niño sobre mis brazos, mirándome.

— ¿Así está bien? ¿No crees que le moleste?

Lo miré enternecida, con el llanto apretándome la garganta.

— ¿No te molesta?

— No, para nada — encogiéndose de hombros— Salió de ti, y me desharé de su inútil padre pronto, necesitará una figura paterna en su vida y supongo que debería aprender algo sobre niños para que este mocoso no se vuelva un inútil.

En su lenguaje, está siendo tierno, es su manera de decir que quiere hacerse cargo.

— Tenía miedo de que me odiaras si te enterabas de que estaba casada y con un hijo — sacando uno de mis pechos, acomodándola para que Charlie comenzara a comer— Creí que ibas a odiarlo, y tenía miedo porque... si lo odiabas, no tendría más remedio que quedarme con Lucas, porque mi bebé es lo más importante en estos momentos.

Acariciando los rulos de mi bebé, delineando su nariz, pensando en que es la mayor maravilla que han tocado mis manos, es precioso, y es mío, vive bien, es feliz, y siempre será mi prioridad.

— No tuve tiempo para enojarme cuando te escuché hablar con Nero de todos los intentos que hiciste para... ya sabes, que se fuera — aborto. Él no quería decirlo— Sufriste, y luego lo amaste ¿Por qué te lo recriminaría? Te costó mucho asumirlo, y este niño te hace feliz, yo quiero que seas feliz, conmigo, y si él viene en el paquete contigo, bueno, aprenderé a quererlo — viendo a Chispas acostarse a nuestros pies— ¿Y ese perro con esteroides qué?

— Él es Chispas, mi mascota, y duerme en la cama, sólo para que te hagas la idea.

— ¿Chispas? — me miró como si estuviese loca— Parece un caballo pequeño con músculos ¿Y le pusiste chispas?

— Sí, bonito ¿Cierto?

Sonriéndole.

— Sí cariño, es bonito, sí — se rindió, sonriéndome— Pues espero que no bote pelo, o...

— Chispas es bien portado, no bota pelos y hace sus necesidades afuera, lo entrené bien, así que no pongas condiciones para que se quede.

— Yo no he dicho nada, no iba a echarlo, tonta.

— A eso sonó — entrecerré los ojos— Pero me alegra saber que sabes que Chispas no se va a ir.

Charlie estiró su mano y sujetó uno de los dedos de Enok, los miró y los tocó todos los que estaban a su alcance, bebiendo lentamente, acurrucándose mejor conmigo.

— ¿Lo pasaste muy mal? En tu embarazo, quiero decir.

Preguntó sin apartarse, dejando que el niño curioseara hasta hartarse.

— Bueno... sí. Fue horrible cuando me enteré, intenté perderlo de todas las maneras posibles, no quise ir a una clínica porque mi padre se daría cuenta y tenía miedo de que se enojara conmigo y rompiera el tratado de paz... luego me fui a Ghana con el escuadrón de fuerzas especiales, el cuerpo de paz, a reconstruir el lugar y yendo a la guerra con un grupo grande de terroristas... me puse en el frente todos los días, rezando que algo me pasara y terminara abortando, llegaba al campamento todos los días, ilusionada, esperando encontrar sangre en mi ropa interior y nunca pasaba, luego la panza me empezó a crecer, intentaron enviarme de vuelta muchas veces, pero utilicé mi rango y me quedé, yendo a matar terroristas día tras día hasta que logramos recuperar el territorio y devolverlo a lo que era... para eso, yo ya estaba a punto de parir, y odiaba sentirlo, odiaba que viviera dentro de mí, lo aborrecía, porque eso me amarraría a Lucas, lo sabía, y lo odiaba, odiaba la idea de tener que quedarme siempre con él, de tener un hijo con él...

— Podrías haberme llamado, podrías haberme contado lo que te pasaba.

— No quería. Yo sólo deseaba que todos ustedes estuvieran bien, a salvo. Pensaba vivir la vida que me tocó y ya está.

— ¿Cuándo llegaste a quererlo? ¿En qué momento?

Sonreí enternecida, acariciando el rostro de mi bebé, pensando en todos los momentos lindos que viví con él cuando por fin dejé ir el rencor y me di cuenta de que Charlie era mi mundo entero.

— Cuando me llamó mamá. Sólo en ese momento caí en cuenta del parentesco que teníamos, yo lo parí, lo tuve dentro, yo lo alimento — viéndolo quedarse dormido lentamente mientras bebía— Él depende de mí, y a pesar de todas las veces que lo rechacé, de todas las veces que le pedí a Lucas que se lo llevara porque me daba asco mirarlo... — secándome la lagrima que se me escapó por el remordimiento— A pesar de todas esas veces que lo ignoré mientras lloraba en su cuna... él me llamó mamá y a su manera me hizo saber que me amaba, entonces, dime ¿Cómo no iba a devolverle ese sentimiento? Así nació el momento Charlie y mamá, sólo nosotros dos, tiempo nuestro, para devolverle todo el cariño y la atención que no le di en sus primeros meses.

— ¿Cuándo dijo su primera palabra?

Preguntó, acariciando mis brazos, sin recriminarme nada, sólo escuchando, y lo agradecí.

— A los doce meses... pasé un año completo de su vida odiándolo, y nunca me lo voy a perdonar.

Guardándome el pecho, acomodando bien a mi bebé contra mi pecho para que durmiera cómodo, para sentirlo.

— Tendrás toda una vida, para hacerle saber que lo amas, y te prometo que yo me encargaré de que seas feliz siempre, y que a tu hijo nunca le falte nada, que nunca nada lo dañe, te lo juro.

Besando mi sien.

— Yo también quiero mimitos, me siento muy feliz justo ahora y quiero llorar.

Sintiendo mis ojos quemar.

— Ven aquí, rubia caprichosa — sentándome sobre sus piernas, de lado, con Charlie encima— Llora, o duerme, o has la mierda que quieras, me quedaré justo aquí, y me encargaré de que el niño se quede justo dónde está, no se va a caer, confía en mí.

— Gracias, Enok...

Acurrucándome contra su pecho, cerrando los ojos, abrazando a Charlie.

— Gracias a ti, por querer volver conmigo.

— Es que tú eres mi hogar...

Luego de eso, me dormí.

Y dormí tan profundo, tan en paz, que casi sentí que todos estos años fueron sólo un mal sueño, una pesadilla de la que por fin acabo de despertar. 


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BUENAS BUENAS BBCITAS!

HE VUELTOOOOO

Y AÚN QUEDA CHISMECITO

ENOK Y MELANKA TIENEN COSAS QUE HABLAR AÚN

YO QUIERO SABER QUÉ VA A DECIR LUCAS CUANDO LLEGUE A CASA Y NO HAYA COMIDA MÉXICANA, NI MUCHO MENOS ESPOSA, HIJO, O MASCOTA

JAJAJAJAJAJA

ES QUE ESE HOMBRE SE VA A VOLVER LOCO

Y TAMBIÉN QUEDA CHISMECITO DE LA VIDA DE CASADOS 

TENGO UN FLASH BACK QUE NECESITO MOSTRARLES 

Y TAMBIÉN, HAY SORPRESAS ESPERANDO EN IRLANDA 

UUUF TENGO MUCHOS CHISMECITOOOS BESTIEEES

NOS LEEMOS EL SIGUIENTE CAPÍTULO 

200 COMENTARIOS Y REGRESAMOS

BESITOS EN LA COLA

Fotito de Charlie

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