Capítulo 16

MELANKA.

— Sube el vidrio y conduce lento hasta el castillo.

Ordenó Enok antes de abalanzarse hacia mí otra vez y robarme el aliento con sus besos expertos, mientras sus manos me recorren la piel, y jadea desesperado, como si yo fuese lo único que podría saciar su sed ahora.

No sé en qué momento las cosas se descontrolaron tanto, mi cuerpo no se está moviendo por voluntad propia, se está moviendo al compás de su cuerpo, pero entonces... se calmó.

Su frente se apoyó contra mi hombro y rodeó mi cintura con tal fuerza que no fui capaz de moverme de mi posición, puedo sentir cómo el calor de su cuerpo traspasa su ropa, respira largas bocanadas de aire, jadea, y eso no hace más que quebrar la poca cordura que poseo, me tiemblan las manos por tocarlo más, por tener más de él.

Es la primera vez que deseo algo en mi vida, y quiero que se me siga permitiendo hacerlo.

— No te detengas... por favor...

Me las arreglé para articular, aferrándome a su ropa, sintiéndolo pesado grueso, ahí, apretado baño mi peso, me desea, pero... no entiendo por qué se detuvo.

— No iba a parar, es sólo que, si lo hago sin pensar, podría lastimarte, intento mantener el control.

La que jadea con desespero ahora soy yo, aferrándome con más fuerza, moviendo las caderas.

— Estoy tan húmeda, que aunque quisieras, no podrías lastimarme...

Susurré cerca de su oído.

Sus manos se tensaron a mi alrededor, y levantó la cabeza lentamente, buscando mis ojos, analizando la expresión de mi rostro, mirándome con detenimiento por todas partes, buscando la mentira.

— Te deseo — le aclaré— No hay una sola parte de mi cuerpo que discrepe con ello.

Un ligero asentimiento dio paso a una serie de besos que me hicieron hervir la piel, sus labios rozaron mi mandíbula, dibujando un camino por mi cuello, tirando de la chaqueta hasta lanzarla hacia el piso, deslizando el tirante de mi top por el hombro para poder besarme ahí también, y un escalofrío de anticipación me recorrió la espalda.

No fui capaz de esperar más, yo misma llevé mis dedos torpes y temblorosos a mi short, me quité las zapatillas y, levantándome de encima, me quité la ropa de cintura hacia abajo, viendo cómo él se apresura a abrirse el pantalón para liberar su verga ansiosa y brillante en la punta, colocándose un condón antes de extender sus brazos hacia mí y asentir.

No dudé en montarlo otra vez, sujetar su pene y dejar caer mi peso sobre él con lentitud, saboreando el momento.

Estaba por llegar al final cuando el maldito chofer pasó sobre un bache, eso fue suficiente para que el brinco y el descenso empujara a Enok hasta la empuñadura dentro de mí, corriéndome dolorosamente rápido, estrujándolo en mi interior.

— ¿Estás bien?

Preguntó, sosteniéndome por las caderas, mirando con odio al sujeto tras el vidrio oscuro.

— De lo mejor, ven — enredando mis brazos en su cuello— No te distraigas, quédate conmigo, piensa sólo en mí.

Deslizó su mano por mi espalda y cerró el brazo alrededor de mi cintura, enredó su mano libre en mi cuello, y entonces... se movió.

Su boca cubrió la mía, callando todos los sonidos obscenos que se me escapaban, mientras sus caderas se mueven sin piedad, sosteniendo las mías para inmovilizarme, penetrándome a su antojo, follándome con total descaro dentro de ese auto, con el chofer que quizá sea capaz de escuchar todo lo que estamos haciendo.

Cada embiste poderoso impacta con la carne de mi cuerpo, el sonido crudo y los golpes me hace escocer la piel, pero la forma en la que se roza conmigo, cómo me toma, me usa y me lleva a la locura hace valer toda la pena.

Él vale la pena, y me hace pensar que quizá yo lo valga también.

Sujeté sus hombros y me moví al compás de sus movimientos, buscando más roce duro, quería más de él, lo quería más desnudo, quería sentir su piel.

Tiré de la corbata hasta soltarla en el piso junto a mi ropa, y sin detenerme, jalé de su camisa hasta hacerle saltar los botones, inclinándome hacia él para dejar una marca por cada beso, sintiéndolo apretarme contra su cuerpo, jalar mi cabello e inclinarse sobre mi boca, corriéndose en chorros gruesos y calientes, derritiendo el frío en mi interior, llevándome por el precipicio con él.

— No entiendo...

Susurró luego de calmarse, apoyando su frente con la mía.

— ¿Qué es lo que no entiendes aún?

Respirando tan entrecortado como él, componiéndome.

— Acabo de correrme dentro de ti, pero aún así, no dejo de pensar en llegar a casa, arrancarte la ropa y hundirme en tu interior tantas veces que luego de eso no recuerdes cómo era la vida sin mí, te deseo todo el tiempo, me estoy volviendo loco.

— El deseo también es un sentimiento — acariciándole el rostro y el cuello, sonriendo— ¿Ves cómo sí puedes sentir? — saboreando la tibieza de su pecho— Eres lo primero que elijo en mi vida y saber que me deseas así me pone feliz, me hace sentir segura — depositando un beso sobre su barbilla, viendo la sorpresa brillarle en los ojos— Sólo prométeme una cosa.

— Lo que sea...

Murmuró casi de inmediato.

Para mí que ni siquiera está pensando con claridad, me diría que sí a cualquier barbaridad que se me ocurriera.

— No me apartes ¿De acuerdo? No me des si vas a quitarme, no me... no me hagas desea si luego vas a quitármelo todo.

Negó lentamente, lamiéndose los labios, acariciando mis caderas desnudas con lentitud.

— Nunca voy a quitarte, sigue deseando más y más, yo voy a cumplir todos y cada uno de tus caprichos, por más infantiles o imposibles que sean, yo los cumpliré todos.

— ¿Ves cómo puedes ser amable también? — acariciando los costados rapados de su cabeza— Creo que eres un Enok completamente diferente justo ahora.

— Y tú estás un poco ebria, mujer, te inventas cosas — sonrió, y eso hizo que me calentara las entrañas de nuevo— Ves lo que quieres ver, te imaginas lo que quieres imaginar.

Ahí estaba de nuevo esa sonrisa, no la borró durante todo el camino, ni siquiera cuando me besó otra vez, se cambió el condón, tirando el otro por la ventana antes de hacerme montarlo otra vez... y otra vez... y otra vez...

Continuando en la habitación hasta la mañana siguiente.

***

Los momentos de paz se prolongaron durante la siguiente semana, sexo, comida, lecciones para aprender a comer, sesiones en la biblioteca con Enok para aprender a hablar, leer y escribir en su idioma, noches de fiesta con los trillizos y platicas tranquilas con Nilak, todo iba perfecto, las sirvientas me ignoran la mayor parte del tiempo, la ama de llaves... creo que me odia por alguna razón, pero no se niega a darme lecciones, incluso intenta no ponerme mala cara, es un amor, mi ropa dejó de desaparecer, y a pesar de que tengo un cuarto para mí sola, sigo invadiendo el de Enok, prefiero la seguridad de su cama a la soledad de mi habitación, la cama es demasiado grande para una persona y no logro calentarla por mi cuenta.

Como dije, la tranquilidad no duró demasiado, al final de la semana, recibí una carta de mi padre, me citó en un lugar público y concurrido para que no intentáramos nada, tanto ellos, los militares, cómo nosotros, los Kinahan, y decía claramente que, si no asistía, me arrepentiría, porque perturbaría la paz de todos en el castillo sin aviso previo.

La posibilidad de invasión y muerte inundó mi cabeza, por lo que le avisé a un Enok muy molesto que asistiría a visitar a mi donador de esperma, y sin él, como estaba planteado en la carta para evitar dañar la "pacifica" vida dentro del castillo, no quiero desastres por mi culpa, quiero vivir en paz por una maldita vez, nada más.

Coincido con mi padre al decir que, si Enok va, un alboroto no sería posibilidad, sino que, un hecho, por lo que decidí llevar a Nilak en su lugar, la personificación de la calma y la sobreprotección, mi ahora novio odió la idea de no ir él mismo conmigo, pero le pareció razonable que llevara a su mejor amigo, confidente, profesor cuando es necesario, y el hermano mayor que me hubiese gustado tener, Nilak me trata como a sus hermanos menores, sin hacer diferencias, y la calidez desinteresada que transmite me llena el pecho de una cosa cálida diferente a la que siento cuando estoy con el Capo, su compañía me agrada y me tranquiliza en una situación como esta.

— Entonces... Si me quiere llevar a la fuerza ¿Lo impedirías?

Pregunté con nerviosismo por quinta vez consecutiva, Nilak envió el expediente sobre mí, no sé si quiera entregarme todavía, o si quiso entregarme alguna vez, él dijo que fue por mí y mi seguridad.

Es cierto que Enok me hizo arrastrarme por el barro repleto de minas explosivas y trampas corrosivas, no le interesaba para nada mi vida, Nilak temía qué algo me sucediera de forma irreversible, entiendo sus razones para querer hacer que me marche, pero no sé si ve aún cómo riesgo que me quede junto a su amigo, Enok me trata bien ahora, soy consciente de que intenta mejorar a diario, lo he escuchado preguntándole a Nilak si está haciendo bien las cosas, y cómo él se esfuerza, yo me estoy esforzando a mi manera también para que esto funcione.

Es la primera relación de ambos y no siempre será fácil, lo sé, pero estamos empeñados a intentarlo.

— Por supuesto que sí, mi pequeña saltamontes — dijo sin mirarme, atento a las calles y los muchos vehículos y peatones que transitan a esta hora— No se hará nada que no quieras hacer, fue tu decisión quedarte y te quedarás.

— Pero... en el hipotético caso de que él diga algo que suene medianamente convincente para ti y suene a que será bueno para mí ¿No cambiarás de parecer?

Suspiró.

Probablemente mi inseguridad le está tocando las pelotas, pero tengo miedo de este encuentro, yo no quiero salir de Irlanda.

— Por enésima vez, Melanka, no voy a dejarte ir — rodó los ojos— Tú no quieres irte, Enok no quiere que te vayas, los trillizos te adoran y yo te quiero un montón también, que te lleve en contra de tu voluntad es algo que no pasará, porque hay gente de los Kinahan que te cuidarán la espalda en todo momento y estaré yo, que no permitiré ni siquiera que te toque si no lo deseas.

Asentí un poco más tranquila, estrujándome los dedos para bajarle a la ansiedad, él pareció percatarse de ese gesto, estirando su mano para tomar una de las mías y darle un ligero apretón, mirándome un par de segundos para sonreír.

— Todo saldrá bien, yo estaré contigo.

Es bueno saber que cuento con alguien que me tome de la mano cuando tengo miedo.

Es bueno tener una familia...

Cuando llegamos al café, bajé en compañía de Nilak, caminando lento y pausado, permitiéndole que abriera la puerta para mí, observando a mi alrededor, dónde mi padre y tres chicos compartían una mesa, se están... riendo, se ven felices, y hay un puesto disponible, debe ser para mí.

— ¡Melanka! ¡Estamos aquí!

Dijo mi padre en cuanto me vio, levantándose y moviendo su mano en lo alto para llamar mi atención, los tres chicos voltearon a mirarme, el más joven se levantó cómo mi donador de esperma, sonriendo amplio, caminando hacia mí, tomándome del brazo.

— ¿Tú eres Melanka? Papá habla de ti todo el tiempo ¿Cuándo vendrás a casa con nosotros? Mi nombre es Oliver, yo ayudé a pintar tu habitación, espero que te guste el rosa, me esforcé mucho en buscar colores lindos que pueda gustarles a las chicas, a mamá le gusta el rosa, no sé si es de tu agrado, si no te gusta, puedo decirle a Liam que me ayude para pintarla otra vez ¿Qué dices? ¿Qué dices? ¿Qué dices?

Saltando emocionado sin soltarme, parece... feliz, muy feliz, alguien que ha vivido una buena vida, y sentí envidia de eso.

Nilak y yo intercambiamos miradas confundidas, no parezco estar en peligro en absoluto viendo la actitud de este chico ¿Será uno de mis hermanastros?

— Estaré por allá, si me necesitas, me avisas — dijo Nilak— No estás sola, así que tranquila.

Dijo antes de besar mi coronilla y moverse hacia las mesas del rincón, dejando que el chico llamado Oliver me arrastrara con él hacia la mesa con los otros tres sujetos, mi padre se ve muy contento, sonríe amplio, se ve emocionado.

— Melanka, que bueno que pudiste venir, veo que ya conociste a Oliver, es un buen chico, estaba muy emocionado al saber que conocería a su hermana, él tiene catorce.

— En un par de meses cumpliré quince, quiero que pase pronto el tiempo para dejar la escuela militar y unirme a la milicia como mis hermanos y papá, tú también puedes unirte, tienes diecisiete ¿No? A los diecisiete puedes entrar ya, que envidia, Melanka, quiero tener tu edad ya.

Hizo pucheros el chico rubio de ojos verdes, tiene la nariz respingada y las pestañas largas, se nota a kilómetros que no es de por aquí, lleva el cabello recortado, muy pegado al cráneo, es muy obvio que fue criado por militares, sus aspiraciones son muy diferentes a las mías.

— Pronto em... crecerás — intentando no sonreír tan incómoda— Los años pasan más rápido de lo que crees.

— Melanka tiene razón, disfruta tus etapas, Oliver, ya verás cómo pronto podrás enlistarte cómo tus hermanos — sonrió mi donador de esperma— Hija — mirándome a mí ahora— Ellos son tus hermanos mayores, Noah — señalando al otro rubio de ojos verdes con facciones más adultas, quien me sonríe con simpatía— Tiene veinte, es mayor que tú, y él es Liam, veinticinco años, ya es capitán de escuadrón, es muy habilidoso. Los tres querían conocerte, no pude evitar traerlos, mi esposa... ella dijo que quizá sería muy invasivo si se presentaba también, pero le gustaría conocerte en algún momento, en cuanto a tu mamá, dijo que sólo te vería si tú querías hacerlo, ella sabe que es su culpa que vivieras así todos estos años.

Los dos mayores me sonrieron como si me conocerán de toda la vida, estirando sus manos hacia mí para saludarme, ambos con el cabello rapado, sin barba, ojos verdes, miradas suaves... se ven amables.

— Es un... gusto, supongo — estirando mi mano para saludar a cada uno— Yo no soy muy buena con esto de las relaciones personales, así que discúlpenme si digo o hago algo equivocado, lo siento.

El mayor, Liam, frunció el ceño y me miró con confusión, inclinándose hacia el frente para mirarme mejor.

Estamos ubicados de la siguiente manera, Oliver a mi izquierda, Liam frente a mí, Noah a su derecha y nuestro padre en la cabecera de la mesa, entre Oliver y Liam.

— ¿Por qué te disculpas? No has hecho nada malo ¿Te regañan seguido? ¿Cómo te tratan dónde te tienen? ¿Quién es el sujeto que llegó contigo? No pasa desapercibido que hay muchos sujetos aquí mirándonos, supongo que te tienen vigilada, debe ser horrible vivir todo lo que has vivido. Por favor cuenta con nosotros, queremos ser parte de tu vida.

Oliver se estiró para tomar mi mano otra vez, asintiendo frenético.

— ¿El hombre ese es muy aterrador? El que te compró, digo, porque cuentan muchas historias sobre él y no me gustaría que mi única hermana lo pase mal.

Dijo el menor de los Bennet.

— El... hombre con el que estoy... bueno, su reputación habla por él, pero a mí me trata bien.

— ¿Y por qué te tiene tan vigilada entonces? — Preguntó Noah— No es normal ¿Segura que estás bien? Esto es decisión tuya, Melanka, si te quieres ir, te sacaremos en una pieza.

Busqué a Nilak en el café sólo para que su mirada me transmitiera calma, él asintió sutilmente en mi dirección, haciéndome saber que todo está bien.

— Es que yo no me quiero ir — dije— Yo estoy bien dónde estoy, nunca estuve mejor, es el primer lugar dónde me siento bien.

Dije casi con desesperación.

— Melanka... es que... — mi padre parece estar en medio de un conflicto interno ahora— La cosa es...

— ¿Están listos para ordenar?

Preguntó la inoportuna camarera, entregándonos los menús, sonriente, esperando con su libreta en mano los pedidos.

— ¿Qué pasa, Melanka? ¿No hay nada de tu agrado?

Preguntó Liam con amabilidad, no me lo está recriminando.

No pude evitar sonrojarme al ver cómo todos levantan la vista de sus menús, esperando mi respuesta.

— Es... es que yo... yo no...

— ¿Puede darnos cinco minutos, por favor?

Pidió mi padre a la mujer, y esta amablemente nos dio espacio, entonces, los cuatro me miraron nuevamente, esperando mi respuesta.

— No sé lo que dice aquí, no sé leer.

Admití con la vergüenza carcomiéndome por dentro.

— Oh... ya veo — respondió Liam— Deja, te ayudo entonces ¿Qué cosas te gustan? —moviendo su silla para estar más cerca de mí— Mira, aquí está la sección de tartas, hay de arándano, de frambuesa, de manzana...

Me nombró todas y cada una de las cosas del menú, me hizo sus propias recomendaciones, y hasta me sacó una carcajada cuando me contó la historia de lo que le pasó la ultima vez que intentó robarse un trozo de tarta de la cocina, estaba tan apurado, intentando no ser atrapado, que se le cayó toda la tarta encima y la mermelada le tiñó la camisa, fue atrapado con las manos en la masa y su mamá lo castigó haciéndolo preparar una nueva tarta para la cena.

Al final, pedí un pie de limón y un café para contrarrestar lo dulce, y rápidamente, todos tuvimos algo para comer en frente.

— ¿Qué sucede? Pareces aliviada.

Preguntó Noah.

— Es que en casa siempre usan muchos cubiertos, aquí sólo es uno, eso es bueno — tomando el tenedor— Aunque todavía no sé comer bien con estas cosas, todo se me cae, es tan molesto.

Fruncí el ceño, viendo cómo comerme el pie sin parecer incivilizada y avergonzarme en el proceso.

— Bueno, sin cubiertos entonces ¿Quién los necesita? Comer es más importante que verse bien haciéndolo.

Dijo Oliver, tomando su tarta con la mano, dándole un buen mordisco.

— Uy, esto está muy bueno.

Gimoteó del gusto, dándole otro mordisco, haciendo reír a sus hermanos y a papá, eso me ayudó a relajarme un poco e imitarlo al comer, disfrutando de mi pie, viendo a los otros comer de la misma manera.

— Entonces ¿Para qué me citaste?

Pregunté a mi donador de esperma, viéndolo fruncir el ceño otra vez, dejando de lado su desayuno para prestarme atención.

— No quisiera que esto suene tan... directo, hija, sé que has vivido cosas horribles, y que debes sentir resentimiento hacia mí por tardarme tanto en dar con tu paradero.

— Que no te quede duda, papá te buscó siempre — dijo Liam— Su oficina está llena de documentos sobre ti, nunca dejó de buscarte.

Me explicó con la culpa grabada en su rostro.

— Siempre te busqué — dijo mi progenitor— Y cuando te encontré aquí, cumplí mi palabra, quemé la casa de compra y venta de dónde el Capo te adquirió, la hice pedazos, todos quienes estaban vivos fueron llevados a juicio, y las personas que tenían encerradas, están en programa de protección a testigos, con identidades nuevas y en terapia, en Los Ángeles, mi base se está haciendo cargo de que reciban todo lo que necesiten para su nueva vida.

— Debe ser aterrador vivir con ese hombre, no me imagino todo lo que debes estar pasando.

Dijo Noah, entristecido, apretando los puños sobre la mesa.

No tiene idea de que me lo paso genial, duermo con un hombre exquisito que me desea todo el tiempo, como todas las veces que quiera durante el día, nado en dinero, voy de fiesta cada que quiero, siempre tengo seguridad cerca por si algo me pasa, hay un lago y un puente que me encanta, tengo ropa que aún está con etiqueta, amigos increíbles, un sobreprotector Nilak... soy feliz, lo tengo todo.

— Es que no me están entendiendo — dije— Yo estoy bien aquí, no me están haciendo nada.

Mi padre suspiró.

— Linda... Odio ser portador de malas noticias, pero... no debe ser un secreto para ti que los Kinahan y la milicia de Estados Unidos están en constante guerra.

— Sí, lo sé, Enok me lo dijo.

De pronto se me quitó el apetito.

— Y sabes que hay un cartel pidiendo dinero por su cabeza, por la suya y la de sus cómplices, los Andreeva.

Fruncí el ceño.

— Yo también tengo un cartel pidiendo dinero por mi cabeza, y me lo dieron de joven, he hecho grandes cosas.

Expliqué con orgullo, para mí eso es algo bueno, es reconocimiento.

— Cosas malas para estar en un cartel, es peligroso, Melanka.

Dijo Oliver, haciendo un puchero, sujetándose de mi brazo, como si temiera de algo.

— Sí... lo sé, lo vi — dijo mi padre, suspirando— La cosa es... que no quiero que te quedes acá, te pudrirás, Melanka, quiero que tengas una buena vida y vivas lo que se te quitó, Enok no es bueno para ti, y... quiero hacer un trato contigo.

— No me voy a ir.

Cruzándome de brazos, no daré mi brazo a torcer.

— Es que creo que te interesará escucharme primero.

Dijo mi padre y eso no fue un buen augurio para nada.

— ¿Qué tienes para negociar? Aunque mi respuesta seguirá siendo la misma, te advierto.

Suspirando.

— Soy un Coronel, es un alto cargo, pero sobre mí, está el general, y sabiendo que estoy aquí, en suelo enemigo, con parte de mi pelotón, me pidió deshacerme de Enok y todo su sequito, algo peligroso que traerá muchas bajas, nadie es tan tonto como para querer bajarse a una mafia grande de un solo golpe, pero Enok está invadiendo nuestros territorios y no podemos hacer la vista gorda por más tiempo, tendré que responder y nadie saldrá bien parado de eso.

Se me fue la sangre del rostro de golpe, descrucé los brazos y me afirmé al borde de la mesa con fuerza para que no me viera temblar.

— No puedes hacer eso.

— Ordenes son ordenes, Melanka — suspiró— Y Enok no nos está dejando más alternativa, desde que llegaste con él, envía ataque tras ataque, mi gente está muriendo, Noah se fracturó el pie en el último ataque, sacando a Oliver del lugar antes de que las bombas hicieran lo suyo, no puedo hacer la vista gorda por más tiempo, mi familia peligra, y si tú te quedas con ese hombre, peligrarás también.

Miré por debajo de la mesa, viendo el yeso en la pierna derecha de mi hermanastro, efectivamente va lastimado, la sonrisa apenada que me dedicó me dice que no le causa orgullo haberse lastimado por lo sucedido.

— Pero Enok no es malo, Enok no sería cap...

Vale, sí es capaz, es más que capaz.

— No puedes hacer eso, no puedes matarlos a todos, ellos... ellos cuidan de mí, me consideran en sus vidas, ellos... Ellos...

— Por eso quiero proponerte algo, es mi As bajo la manga para que te vayas conmigo por fin, quiero ser un padre presente en tu vida.

Apreté los labios sin decir nada, prestándole atención.

— Pareces tenerle mucha estima a Enok, los Andreeva, y el resto de la gente allá, por eso, propuse un plan alternativo que me aprobarán si tú consigues algo del Capo.

— Dame toda la información, las cosas a medias no le sirven a nadie.

Está usándome, el maldito me está usando.

— Si Enok te estima tanto como dices, entonces pídele que firme este acuerdo — sacando un sobre amarillo del bolso colgado a su silla— En resumen, dice que pondrá alto al fuego con Estados Unidos, quiero creer que es un hombre de palabra y no va a ponerte en peligro por sus jugarretas. Este trato es para ambas partes, tampoco volverá a saber sobre la milicia, no habrá ataque en su castillo, y se retiraran los carteles con su nombre y el de sus seguidores, se borrarán del mapa y no volveremos a interactuar unos con otros, pero esto funcionará siempre y cuando tú te vengas conmigo, a casa, dónde perteneces, de negarte, tendré que poner en marcha el plan original y destruirlo todo.

— Y ese plan no nos gusta — dijo Liam— Porque estarías en suelo enemigo y eres parte de nuestra familia, por favor cree en nosotros, queremos ser parte de tu vida.

— Por favor, Melanka, ven con nosotros — dijo Oliver, colgándose de mi brazo— Te juro que te encantará tu habitación, mamá adora hacer muñequitos tejidos, tiene un mueble completo de ellos para ti, ella también quiere conocerte, danos una oportunidad ¿Sí? Sólo una.

Noah estiró su mano para tomar mi mano libre, mirándome suplicante.

— Por favor Melanka... hemos crecido sabiendo sobre ti, ahora que te tenemos en frente, tememos que te desvanezcas, sigamos el plan B, firmemos un acuerdo de paz, la guerra no es algo bonito, no quiero vivir temiendo que Oliver o mamá no respiren al día siguiente, papá y Liam se defienden bien, pero el menor de nosotros y mamá no son tan resistentes, no están entrenados aún, y yo quiero que toda mi familia esté bien, tranquila, en paz, felices, y tú estás incluida en eso.

Miré a Nilak bebiendo de su café con calma, leyendo el periódico, se ve pacifico. De pronto se me vino la imagen de él sufriendo por sus hermanos muertos en una guerra que quizá yo pude detener, vi el castillo destruido, mi puente hecho pedazos y el lago teñido de rojo por toda la sangre derramada.

Cuerpos y cuerpos de personas de ambos bandos, y... Enok, muerto, hecho pedazos, y yo a su lado, viva y solitaria, mirando a mi alrededor con desesperación, observando cómo se desmoronó todo lo que yo llamaba hogar, culpándome por no mantener intacto todo esto, porque está en mis posibilidades que sobrevivan los Kinahan y salgan del ojo de la milicia estadounidense.

— ¿Cómo me aseguro yo que se cumplirá el trato?

Mi labio inferior tembló, tuve que apretar la boca para que no se percataran que estoy a punto de llorar.

— Regresaré a Estados Unidos, hablaré con el general y firmará el acuerdo junto con Enok.

— ¿Qué me asegura a mí que no aprovecharán ese momento para dañar al Capo? Hago esto por él, quiero que sobreviva, él y todo lo que es suyo.

Mis hermanastros me miraron con sorpresa, mi convicción debió perturbarlos.

— Confío en que tú lo mantendrás a raya. El general se acercará al castillo y te traerá de regreso hasta nosotros. Él se encargará de sacar los carteles y dar la orden de dejar de perseguirlos, es un viejo amigo mío, me escuchará. Te prometo que no saldremos de Irlanda hasta mostrarte que efectivamente cumplimos con nuestra palabra.

— Estás sobornándome de mala manera para que me vaya contigo, tampoco es que hable bien de ti, pero no me estás dejando más motivos que abandonar aquí, que se está haciendo mi hogar ¿Por qué no podemos firmar un tratado dónde se estipule que Enok no atacará allá? Él podría querer escucharme.

Negó suspirando, buscando en su bolso unas fotografías en las que Enok y yo salimos besándonos, otras en las que él, de mala gana me entrega un ramo de flores, o fajos de billetes, o está colocándome su abrigo sobre los hombros cuando estamos fuera, hay muchas fotos de nosotros nos están siguiendo.

Disimuladamente me las guardé todas, no nos sacamos fotos, pero estas están muy bonitas y yo las quiero.

— Tienen una relación ¿No es así? Y si él te quiere lo suficiente, evitará lastimarte, eso quiere decir que mantendrá Estados Unidos fuera de su radar, tú eres parte indispensable de este plan, cariño, beneficia a la milicia y me beneficia a mí, por fin tengo un buen motivo para que quieras ir a casa conmigo.

Sequé mis lagrimas de mala gana, molesta, porque sé que tiene razón y no me deja más alternativa, pero tendré que dejar a Enok para eso, le romperé el corazón y es algo que no deseo hacer.

— Por supuesto, para que funcione, no le debes decir las razones reales, eso avivará su furia y lo que queremos es que se calme, todos tenemos familias, vivir en paz es todo lo que queremos, a nadie le gustaría llegar a su casa y ver partes de su familia pegadas a las paredes, y ya ha pasado antes, Enok no tiene piedad ni siquiera con los niños pequeños... — estiró su mano, buscando la mía, al ver que me aparté para que no me tocara, apretó las manos en puño y asintió— Sé que es difícil, pero te ayudaremos a adaptarte, te acompañaremos en todo momento.

Sollocé, intentando con todas mis fuerzas calmarme o Nilak hará una escena si se da cuenta de mi estado actual, tomé aire y sequé mis lagrimas otra vez, mirando a mi progenitor.

— ¿Cuándo tendría que irme?

Pregunté.

— En cuanto el general llegue, dentro de la semana, pronto ¿Tienes móvil? ¿Te lo permiten? Cómo para poder estar en contacto.

Asentí, buscando en mi bolsillo, entregándoselo para que se agendara y me mostrara cómo se escribía papá para que supiera que es él.

— Te avisaré ¿De acuerdo? Prometo mantener mi promesa, la paz es algo que todos deseamos, los Kinahan estarán a salvo.

— Tengo una petición.

Dije yo, levantando la cabeza.

— Dime cual es, si puedo cumplirlo, lo haré.

Enok no dice si "Puede hacerlo" Él lo hace por más imposible que suenen mis caprichos.

— Quiero unirme a la milicia si me voy contigo, no quiero podrirme en casa, quiero hacer algo, y soy buena haciendo cosas de ese tipo.

Si me uno a la milicia, podré saber si hacen algo en contra de los Kinahan, podré protegerlos a la distancia, avisarles en caso de que algo malo suceda, mantenerme lejos... pero atenta, los Kinahan son mi familia.

— Eso es estupendo, hija, es una muy buena idea, lo haremos en cuanto lleguemos ¿Bien? Tomarás clases privadas para aprender a leer y escribir, será divertido, tus hermanos estarán contigo, yo estaré para ti, mi esposa estará encantada, deja que le cuente la noticia, se pondrá feliz de saber que logramos convencerte, deja, que la llamo para darle la buena noticia, ya regreso.

Poniéndose de pie con móvil en mano, llamando a su mujer.

¿Convencerme? Acaba de obligarme para seguirlo, yo no quiero ir con él, encontré mi lugar aquí, pero si irme mantiene mi hogar tal y cómo está, estoy dispuesta a hacer el sacrificio.

No fui capaz de prestarle atención a mis hermanastros mientras me hablan todos a la vez de las cosas buenas que tienen para mostrarme allá en "Casa" su casa, hablaron sobre playas y días de campo, campamentos, fiestas y amigos, las tardes familiares de películas y los asados de los domingos, tradiciones de los Bennet que quieren enseñarme, un apellido que también será el mío cuando llegue allá.

¿Cómo le daré la noticia a Enok?

No quiero romperle el corazón, no quiero irme, no quiero que todos nuestros avances se estanquen y se marchiten...





~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

BUENAS BUENAS BBCITAS!

CÓMO LAS TRATA LA PINCHE VIDAAAA

LAS EXTRAÑÉ UN MONTÓN! 

NO OLVIDEN QUE TENEMOS UN GRUPO DE WSP, LA QUE QUIERA UNIRSE ME AVISA O SE VA DIRECTO A MI INSTAGRAM, DÓNDE HAY UNA HISTORIA DESTACADA CON EL LINK DE INGRESO 

VOLVIENDO AL CAPÍTULO!

COMENZAMOS BIEN

Y TERMINAMOS COMO EL MISMISIMO

ESTOY TRISTEEEE

NO SÉ QUÉ PENSAR SOBRE LOS BENNET

BUENOS? 

MALOS?

USAN A MELANKA?

O USAN LA CAUSA PARA QUE MELANKA SE VAYA CON ELLOS?

MUCHAS POSIBILIDADES Y YO SÓLO SÉ QUE NO QUIERO QUE MEL MEL SE ALEJE DE ENOK

PERO OLIVER IGUAL ME DIO TERNURA 

LOS HERMANOS MAYORES PARECEN BUENAS PERSONAS, SU PAPÁ NO PARECE MALO

ENTONCES NO SÉ! ESTOY CONFUNDIDAAAAAAAA

NOS LEEMOS EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO 

200 COMENTARIOS Y VOLVEMOS 

BESITOS EN LAS NALGAS, FELIZ MIERCOLES


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top