Capítulo 1

MELANKA.

Alguien me dijo una vez a modo de burla que, una jaula de oro, sigue siendo una jaula y en ese entonces, no lo entendí, era una niña, tenía apenas doce años, pero ahora sí que lo entiendo bien.

Mi jaula no es de oro, está oxidada y húmeda, no hay una sola manta para cubrirme del frío, menos una colcha dónde dormir, y por lo general está sucia, pero la puerta siempre está abierta, una burla, porque, por más que quiera, no voy a poder escapar, siempre estoy con las cadenas puestas, siempre con el collar y las esposas unidas a una gruesa y pesada cadena lo suficientemente corta para forzarme a mantener los brazos flectados todo el tiempo, tirarme en el piso es la única manera de descansar un poco el cuerpo, y por más que quiera salir, las cadenas siempre están sujetas al piso.

Siempre con la puerta abierta, pero siempre atrapada, siempre usada, siempre... nada.

- Vaya, Melanka, hoy estás demasiado tranquila ¿Aprendiste la lección?

Miré a mi carcelero con la mayor calma que mis ganas de arrancarle la garganta me permitieron, llevo tres días sin comer, le arranqué la oreja al bastardo que intentó abusar de mí y me golpearon hasta el cansancio por eso.

En mi defensa, no fue una orden, nadie me dijo que me quedara quieta, él lo hizo porque sí, lo hizo porque le dio la gana, no era mi amo ni mi cliente, por lo tanto, no tenía por qué permitírselo, así que lo hice pagar.

- Si hablaras o dieras indicios de que me entiendes al menos, esto sería más fácil, pero no, siempre te han gustado las cosas difíciles.

Entrando a mi jaula, mirándome con sorna y falsa lastima, chasqueando la lengua repetidas veces mientras niega, cruzándose de brazos.

- Viene un cliente hoy y necesito que te comportes - mirándome de pies a cabeza, sigo en el piso, estoy cansada y dolorida- Te traerán agua para que te limpies, nadie quiere una mierda patética y sucia para follar.

Lentamente me incorporé, sentándome en el piso, asintiendo.

Es una orden, tengo que obedecer, las ordenes se obedecen siempre.

- Y al caer la noche, es la subasta, más te vale captar la atención de alguien, no me has dado dinero en dos semanas por tu horrible aspecto.

Si te golpean, te privan los baños y te alimentan poco, hasta la más bonita se ve de la mierda, eso es algo obvio.

Asentí de nuevo, intentando parecer tranquila y servicial, si el amo pide, el esclavo concede, así me educaron.

- Y no vuelvas a hacer una de tus escenas o esta vez sí que voy a golpearte con la intención de romperte todos los huesos.

Sí, así me educaron, pero en ocasiones me gusta revelarme, si no lo hiciera, caería en la monotonía.

¿Cómo podría divertirme yo si no salgo un poco de lo común? Seguir las reglas es aburrido, tampoco me gustan los castigos, pero sirve para sentir algo más que desesperanza y ganas de golpearme la cabeza contra el piso para dejar este mundo sórdido y poco alentador.

- Báñate y espera hasta que vengan por ti, compórtate.

Asentí de nuevo y apoyé la espalda en los barrotes, viéndolo salir de mi jaula, hablándole a otras más, repitiéndoles lo que a mí me dijo, parece ser un cliente importante si nos quiere limpias y serviciales, esos son los peores clientes, demasiado exigentes y asquerosos, me agotan psicológicamente.

Una hora después llegó el agua fría y el jabón, bañarse con las manos encadenadas era toda una odisea, pero logré quedar aceptable, usando el resto del agua para limpiar la suciedad del piso, al menos ya no hay mal olor, eso es bueno, pero sigo teniendo hambre.

Una hora después, seis chicas fuimos presentadas frente a un sujeto en particular, va bien vestido y sujeta un puro entre sus enormes manos, pero eso no fue lo que me impresionó.

Debe medir al menos dos o tres cabezas más que yo, hombros amplios, brazos notoriamente musculosos, podía partirme el cuello si lo desea y ni siquiera le resultaría un gran esfuerzo, el traje debe ser a la medida, dudo mucho que fabriquen en cantidades en ese tamaño, se ve imponente y peligroso, justo el tipo de clientes a los que no debo hacer enojar, quizá sí me comporte hoy.

Lleva el costado de la cabeza rapada y también la zona de la nuca, larga cabellera rubia en la zona alta, bien acomodada y atada hacia atrás, lleva el cabello largo y aún así se ve increíblemente masculino.

Pero sus ojos fueron los que llamaron mi atención, del azul más claro que he visto en mi vida, no he tenido la oportunidad de apreciar el cielo con gran detenimiento, paso encerrada en esa maldita jaula con la puerta abierta, pero de poder comparar esos ojos con algo, lo haría con el cielo, si este hombre me matara, sería lindo ver algo tan refrescante como última vez.

Tiene una gruesa barba y bigote que cubre casi la mitad de su rostro, comenzando por las patillas, gruesa barba rubia que lo hace varonil y sensual.

Si comenzarán a traer clientes como estos, feliz me baño y me comporto para poder servirles.

- ¿Y bien, señor? ¿Hay alguna que sea de su agrado? Podría recomendarle estas cinco - señalando a las demás, apartándome- Usted pidió a todas las chicas guapas, y se las traje, pero Melanka... - mirándome con severidad- Melanka no tiene modales y suele tener arrebatos de violencia, se le entrenó para fines más allá de ofrecer sus servicios sexuales y no quisiera que usted se viera envuelto en problemas por culpa de esta zorra mal educada.

Rodé los ojos, soportando mi peso en una de mis caderas, hasta ahí llegó mi diversión.

- ¿Con qué otros fines se le entrenó?

Consultó el sexy hombre del puro.

- Sirvió a la Bratva, a la Cosa Nostra, los carteles mexicanos, y a los Yakuza. Es violenta por naturaleza, se le da bien matar, pero también se le da bien dar placer. Yo no la recomendaría para que se la llevara, señor, le daría más problemas que otra cosa, le arrancó la oreja de un mordisco al ultimo hombre que intentó acostarse con ella.

El sujeto sexy del puro se levantó, viéndose aún más intimidante con todos esos centímetros de más, se acercó, a mí en particular, mirándome de pies a cabeza, rodeándome.

Debí ponerme mis mejores ropas, el saco de harina se vería mejor que el de patatas, pero ese estaba sucio, este también, pero es de plástico, se limpia más fácil que la tela del otro. Soy muy buena haciendo ropa de la nada.

Soy muy buena en muchas cosas y aquí estoy, perdiéndome en una jaula abierta y esposada peor que un perro.

He visto perros mejor tratados que yo, quiero ser un perro.

- Dime, jovencita ¿Cuántos años tienes?

Preguntó el hombre del puro, levantando mi mentón para que lo mirara.

Bendita la hora en la que decidí sí tomar ese baño.

- Ella no habla señor.

Explicó mi carcelero.

¿Cómo le explico que sí hablo y muy bien? Sólo que comprendí que manteniendo la boca cerrada me gano menos golpes, solía hablar mucho cuando tenía diez, ahora tengo diecisiete y la historia no es la misma, llevo años sin pronunciar ninguna palabra, mis últimos tres carceleros creen que soy muda.

- No hablas, pero pareces comunicarte muy bien, ahora mismo tus ojos dicen lo mucho que deseas arrancarle la garganta.

Señalando con la cabeza al idiota a mi izquierda, no dudé en encogerme de hombros y asentir, sí que quería arrancarle la garganta ¿Quién no querría?

- Eres una maldita mal educada.

Dijo mi carcelero, sujetándome por los pelos, tirándome al piso, eso hizo que las demás se rieran, soy consciente de la poca preferencia que tiene hacia mí, pero no dejaría que me humillara frente a un posible comprador que se ve de lo más interesante.

Usé mis piernas para barrer el piso y hacerlo caer, rebotando su enorme nariz en la cerámica ¿Cómo es que aún no entiende que atarme de manos no me incapacita? Debería hacer algo con mis pies también.

Me puse de pie de un fluido movimiento, y lo miré desde lo alto, de seguro me ganaré un buen castigo por esto, más días sin comer, pero valdría la pena.

- Zorra hija de puta, voy a romperte los putos huesos.

Se puso de pie con todo y su nariz sangrante, con la clara intención de hacerme daño, pero el sexy hombre del puro dio un paso frente a mí y lo bloqueó, sus ojos azules ahora me miran con detenimiento.

- Tú vas a ser muy divertida, de eso no tengo dudas, feliz cumpleaños a Nalik, serás suya dentro de una semana, ese idiota me va a pagar la broma de la última vez, que se divierta intentando domarte.

Sujetando mi mentón, moviendo mi rostro hacia los lados para mirarme mejor.

- ¿Va a comprarla señor?

Preguntó el idiota de mi carcelero, pero le agradecía su estupidez en voz alta, yo también necesitaba confirmación, nunca he sido comprada de forma permanente, por lo general, me rentan y luego regreso aquí.

¿Qué clase de sujeto será Nalik? ¿Será igual de agradable a la vista que este sujeto del puro?

- Sí, la compraré, así que envuélvala para llevar - soltándome y dando un paso atrás- Ya tiene suficientes marcas, no necesita más, debe verse bien para poder regalarla, así que, si tiene un solo moretón demás, voy a matarte.

Mi carcelero tembló, aterrado por la amenaza de este hombre.

- Seguro, señor, la tendremos lista para usted en treinta minutos.

- Quince. Tengo prisa - tomando asiento- Y déjeme a estas aquí para entretenerme en lo que la sorda se prepara.

Señalando a las cinco chicas que no tuvieron mi suerte.

- Es muda, señor.

Lo corrigió mi carcelero, ganándose una mirada severa de parte del sexy del puro, forzándolo a bajar la cabeza y tragarse sus palabras.

Si el sexy del puro quiere, puedo ser ciega, lo que sea.

- Quince minutos.

Repitió el rubio.

- Quince minutos - me empujó el bastardo hacia la puerta- Volveré lo antes posible, ustedes mientras tanto, entretengan al capo.

Señalando a las cinco no afortunadas, mientras yo dejaba el pulcro y costoso cuarto en el que estábamos, entrando en el cuarto de preparación, dónde me pondría ropa interior por fin, y vestidos a la medida, o... no sé, quizá pantalones, no tengo idea en qué estación estamos, o si seguimos en Alemania.

- No sabría decir si tuviste buena suerte o ahora sí que estás jodida.

Dijo mi carcelario, empujándome dentro del cuarto de preparación, soltándome las esposas para poder prepararme como es debido, me gusta este cuarto porque el agua está caliente, no suelo tener agua caliente para limpiarme.

Lo miré con detenimiento, quitándome el horrible saco, caminando hasta la ducha, dando el agua, esperando a que se calentara.

- Él es el capo del cartel Irlandés, el jefe de los Kinahan, domina no sólo irlanda, sino que, se expandió hacia el Reino Unido y luego hacia Europa continental, es un hombre peligroso.

Me encogí de hombros, metiéndome bajo el chorro de agua, disfrutando de la sensación de calidez que me sobrecoge, cerré los ojos y acaricié mi cabello, quitándomelo del rostro, respirando de alivio, tenía frío y ahora por fin estoy entrando en calor.

Claro que sigo teniendo hambre, si comiera algo estaría en la gloria.

- ¿Podrías fingir que al menos me escuchas? No quisiera decir que también eres sorda, así no te van a comprar nunca. Bueno ¿Qué más da? Me deshice de ti y por una buena suma.

Abrí los ojos y junté los dedos pulgar, índice y corazón, frotándoles entre sí, encogiéndome de hombros, preguntándole en silencio cuanto pagaron por mí.

- 3.5 billones. Serás un regalo muy costoso, así que más te vale comportarte con tu nuevo dueño.

Vaya... eso sí que era una buena suma de dinero, soy una completa analfabeta, pero soy buena con los números, soy observadora, aprendo rápido.

- Nos dieron quince minutos, apresúrate antes de que se vaya sin ti.

Definitivamente no quiero eso, quedarme aquí sería catastrófico.

Apresuré mi baño y me limpié muy bien, usando champú, acondicionador y jabón por primera vez en años, fui hacia la ropa y me desilusioné al no encontrar nada de mi talla, todo me quedaba grande, estoy demasiado delgada y apenas mido poco más de metro y medio, me pasó la cuenta la mala alimentación y el trabajo forzado.

- Hace frío fuera, es pleno invierno, si sales en vestido te congelarás hasta la medula.

Advirtió mi carcelario que, por primera vez, está siendo amable, supongo que siente alivio al saber que yo ya no seré su problema y no tendrá que pelear a diario conmigo.

Dejé el vestido que estaba analizando y tomé unos pantalones en su lugar, pantalones anchos con muchos bolsillos, son los que ocupo generalmente para trabajar cuando me arriendan por unos días para acabar con ciertos gusanos que gastan oxigeno nada más, tienen elásticos en la parte inferior, así no se me resbala la tela por el pie, un top, que es mejor que ropa interior que no me queda buena, y encima un polo unas dos tallas más grandes, me siento cómoda y calentita.

Metí mis pies dentro de unas botas gruesas y miré al carcelero, extendiendo los brazos hacia los costados, dando una rápida vuelta, parando frente a él, esperando su opinión.

- Sí, así está bien, vamos ya, no quiero saber lo que pasaría si hago enojar a ese hombre.

Ofrecí las manos, como era la costumbre, y lo dejé volver a ponerme los pesados grilletes, flectando los brazos, sintiendo los músculos protestar por la posición, ya cuando estuve lista, salí junto con el idiota y recorrimos el pasillo de regreso a ese cuarto, abrió la puerta y... nos encontramos con una escena de lo más escandalosa.

Dos de las chicas estaban de rodillas lamiéndole el pito al sexy del puro, este no parece nada impresionado, las deja hacer mientras continúa formando gruesas nubes de humo a su alrededor. Las otras tres esperan muy entusiasmadas por un turno con el sexy hombre, se saborean.

- Ah, ya llegaste, un minuto tarde, debo decir, pero lo dejaré pasar, matar a este idiota me retrasaría, vamos ya.

Se levantó sin dejar que las chicas terminaran con lo suyo y arregló su ropa, se le nota el pitote dentro de ese ajustado pantalón de vestir, lo misma me encontré lamiéndome los labios al pensar en cómo sería meterme algo así a la boca, de seguro no me cae, de seguro muero ahogada y con la mandíbula descarrilada.

De seguro...

- Camina, Melanka, joder.

Susurró mi carcelario, empujándome hacia el hombre que espera por mí en el pasillo.

Volteé hacia el idiota y froté los tres dedos otra vez, preguntando por el dinero.

- Ya pagó, estúpida, eres de su propiedad, tienen que firmar el contrato de propiedad adelante y ya está, eres su problema.

Asentí y giré hacia el sexy del puro, caminando hasta colocarme a dos pasos de él, los esclavos nunca caminamos a la misma distancia que los dueños, es de mala educación.

- Melanka ¿Tienes apellido?

Preguntó en lo que caminábamos fuera de ese pasillo del infierno lleno de puertas y puertas, todas las habitaciones utilizadas con fines pervertidos.

Alcé el rostro, viéndome en la necesidad de levantar los brazos para que la cadena que conecta las muñecas con mi cuello no estorbara y así poder verlo a la cara, negando.

- Bueno, eso no importa, para alguien como tú, un apellido no es nada.

Y tiene razón ¿De qué serviría que tuviera uno?

Yo nací en una granja de cría en Rusia, las mujeres tienen hijos ahí, les pagan por tenerlos, y les pagan más por entregarlos, algunos afortunados son dados en adopción a familias que no pueden procrear por su cuenta, otros como yo, son vendidos como esclavos, pagan mucho por los niños, me vendieron cuando tenía diez años, no recuerdo haber visto la cara de mi madre alguna vez, y dudo haber tenido padre, probablemente fue un donador, muchos hombres ofrecen sus servicios para embarazar mujeres por una buena suma de dinero.

Me paré junto al hombre sexy que tomó asiento frente al escritorio, el contrato sale calentito de la impresora y es puesto frente a mi comprador, este apretó el puro con sus dientes y leyó con detenimiento, pareció sorprenderse sobre ciertos datos que leyó sobre mí, pero rápidamente se compuso y puso su sello con tinta roja sobre la línea punteada, escribiendo su nombre y firmando encima.

Enok Kavanagh. El sexy del puro se llama Enok.

Recibió la llave de mi conjunto de esposas ultra reforzadas, gracias a una de mis últimas travesuras de quitármelas con dos horquillas para el cabello sólo para demostrar que atrapada atrapada no me tenían, y se puso de pie para dejar este lúgubre lugar.

Cuando salimos de aquí, los carceleros hacen una fila a modo de pasillo hasta la puerta principal, una tradición para despedir y agradecer al comprador, moví mi mano y me despedí lo más feliz que pude de todos ellos, enseñándole el dedo medio a algunos, carcajeando al ver sus rostros de exasperación, ya no podían golpearme, tendrán que aguantarme por veinte segundos más.

Caminé alrededor de Enok hasta llegar a la puerta, dónde me quedé de pie, muy quieta, mirando el exterior, hay nieve, la mujer de la granja dijo que, si nos quedábamos mucho tiempo parados en la nieve, los pies se volverían negros y se nos caerían.

¿Cuánto tiempo debo caminar fuera? ¿Se me caerán los pies si salgo? ¿Cómo voy a serle de utilidad al sexy del puro si no tengo pies?

- ¿Qué esperas, Melanka? - se exasperó, parando fuera de la puerta- Tengo cosas que hacer, pierdo mi tiempo contigo.

Él está parado en la nieve y no parece que se le estén cayendo los pies, quizá sus zapatos son anti nieve y mantiene sus pies seguros.

Quizá...

Solté una especie de chillido de la sorpresa, se movió demasiado rápido y me subió a su hombro sin ninguna delicadeza, comenzando a caminar, la nieve no me estaba tocando, eso es bueno, además, estoy a paseo en hombro ¿Qué mejor? Me siento afortunada hoy.

- Te mostraré todo lo que tienes que saber para servirle a tu nuevo dueño, tienes una semana para estar lista, y más te vale no hacer que pierda la paciencia en esa semana, mi ama de llaves te instruirá, y no quiero ninguna de tus jugarretas, me advirtieron sobre ti, conmigo compórtate, con Nilak, tu nuevo dueño, has la mierda que quieras.

Nilak, así se llama mi comprador, comprendo.

Me dejó caer dentro de los asientos traseros de su auto como si no fuese nada y luego se montó tras el volante, incorporándose a la calle, conduciendo tan rápido que me asusté, el corazón me late como loco dentro del pecho, me golpee la cabeza unas tres veces con el asiento delantero por sus frenadas bruscas ¿Quién demonios le dio la licencia al sexy del puro? Es un completo demente.

Luego de lo que pareció una eternidad, cruzamos unas enormes puertas de fierro negro, entrando a un campo verde y extenso, tan grande, que no logro ver el final, a los costados del camino vi bonitos arbustos con figuras de lo más curiosas, un laberinto hecho de setos que necesito recorrer con urgencia, pero la nieve...

¿Serán suficientes estos zapatos para poder caminar por ahí sin que se me caigan los pies? ¿Serán tan buenos cómo los del sexy del puro?

Seguí mirando los alrededores con total calma, a la distancia logro ver una laguna bastante grande, un puente colgante cruza sobre él, hay caballos, hay...

¡¿Eso es un castillo?!

El carcelero no mintió cuando dijo que este sujeto es importante, pero más que el castillo... el puente, yo tengo que ver el puente.

Abrí la puerta del auto y salté fuera perdiendo la estabilidad por dos segundos antes de plantar bien los pies en el suelo y echar a correr hacia el lago, Enok, el sexy del puro, que será mi dueño por una semana, ni siquiera se inmutó, siguió conduciendo hacia el castillo mientras yo corro por la nieve, carcajeando feliz, por no sentir las punzadas dolorosas de la nieve en mis pies, el calzado funciona, me protege, y así, podré ir a ver el puente.

Llegué jadeante y cansada al bonito lago, me duelen los pulmones por respirar aire frío tan profundamente, pero aquí estaba, el puente, el hermoso puente colgante las tablas firmemente unidas, dos trenzas hechas de cuerda a cada lado para sostener los nudos que van de arriba abajo, manteniendo la estabilidad del puente, y a la vez, dando soporte a quién lo vaya cruzando, lastima que sigo con las esposas y no puedo sujetarme, pero si camino por él... si camino sólo un poquito sabré si puedo mantenerme en pie sin sujetarme a las trenzas.

Puse un pie sobre la tabla, sintiendo el leve tambaleo, el viento hace lo suyo, mueve mi cabellera, en ocasiones, demasiado, cubriéndome los ojos, apenas veo, pero logro mantenerme en pie y continuo caminando más y más allá hasta llegar a la mitad del puente, mirando el campo de ganado que hay tras el castillo, hay vacas, ovejas y... y otros animales que no conozco, hay gallinas, esos si las conozco, en la granja de cría teníamos, pero no conozco a esos perros grandes que claramente no son perros, pero no sabría qué otro nombre ponerles, también hay...

- ¡Oye, sorda! ¡El Capo me ordenó quitarte eso!

Giré el rostro con rapidez, viendo a un peliazul al pie del puente, mueve la mano a modo de saludo por sobre su cabeza, sostiene... sostiene mis llaves.

Pero ¡Qué atrevimiento! El amo es el único que puede tocar las llaves, y quitarme esta molestia de grilletes y cadenas.

A paso rápido caminé hasta él, mirándolo con ojos entrecerrados, este pareció no inmutarse, sonriendo sin más, sosteniendo mis muñecas para liberarme de los pesados grilletes que me mastican la piel por cada movimiento, al igual que el de mi cuello, grilletes especiales para que me duela moverme, para contenerme.

Tuvo la intención de lanzarlos al piso lo bastante lejos de nosotros, pero se lo impedí, sosteniendo el conjunto, recibiendo una mirada cargada de confusión.

- ¿Qué? ¿No te lo querías quitar? El capo dijo que podías correr por ahí, pero que regreses antes de que se haga de noche, te mostrará tu cuarto más tarde, está ocupado. Y dijo que, si provocabas problemas, tú estarás en serios problemas.

Quise recuperar mis esposas, si se perdían, se enojarán conmigo, siempre se enojan conmigo por cada cosa que sucede, por eso preferiría prevenir, pero el idiota, más alto que yo, me las quitó y las lanzó hacia el lago junto con las llaves, sonriendo otra vez.

- Bueno, no te las podrás poner otra vez, dame las gracias después. Por cierto, el jefe dijo que eras sorda, que raro, yo veo que escuchas muy bien.

Lo sostuve por la chaqueta, acercándolo a mí lo más posible, hasta que nuestras narices se tocaron, tomándolo desprevenido.

- Ni sorda, ni muda, y si le dices a alguien, no volverás a decir nada nunca - gruñí- Ahora te lanzas a la puta laguna y vas a buscar lo que tiraste, porque si me ven por ahí sin ese conjuntito, estoy frita. Soy una esclava, no vine aquí de vacaciones, ahora busca.

Soltándolo en dirección a la laguna, tirándolo al agua, importándome una mierda la temperatura o si sabe nadar.

A la distancia, vi por una de las ventanas del castillo a Enok mirando muy detenidamente la situación, espero que el peliazul no abra la boca o tendré bastantes problemas, hablar no me ha traído algo bueno nunca.

- ¡Oye rubia! - gritó el peliazul- ¡Algo me dice que nos llevaremos muy bien! - sonriendo- ¡Lamento haber tirado algo tan importante, creí que te hacia un favor! ¿Nadamos juntos? Busquemos esos grilletes, las llaves quedaron puestas.

Dejé de ver a mi comprador y voltee a ver al peliazul, asintiendo, quitándome las botas y el polo, también el pantalón, mojar la ropa sería todo un desastre, pero parece que las personas aquí no se quitan la ropa tan fácil, el sujeto me quedó mirando por demasiado tiempo, colocándose rojo hasta las orejas, volteando rápidamente para darme la espalda.

- ¿Qué? ¿Jamás has visto a una chica desnuda? - entrando al agua extremadamente helada- Ya te lo dije, no le digas a nadie que sé hablar, ni siquiera al capo, me meteré en problemas.

- ¿Quién te dijo que no debías hablar? Tu voz suena rasposa y tienes un acento extraño, no eres de por aquí ¿O sí?

Nadando a mi alrededor ahora que estoy cubierta hasta la cintura.

- Me vendieron hace un tiempo ya, hablaba demasiado y me gané buenas golpizas por eso, me di cuenta de que, si no hablaba, me prestaban menos atención, así que dejé de hacerlo, y con el tiempo se volvió una costumbre no hablar para nada, soy rusa, pero me criaron hablando otros idiomas para ser de utilidad, tú hablas ingles ¿Por qué? Estamos en Irlanda ¿O el carcelero idiota me mintió?

- No, sorda, no te mintió, estamos en Irlanda, bajo el mando del capo, jeje de los Kinahan, un lugar que, si no te comportas, no vivirás otro día, tienes que ser cuidadoso.

Miré al peliazul con detenimiento, tiene rasgos asiáticos y cara de loco, de tez pálida y alto, muy alto, pero no tan corpulento como Enok, es guapo, tiene lo suyo, me gustan los sujetos con cara de loco.

- ¿Cuál es tu nombre?

Pregunté, curiosa.

- Neil. Neil es mi nombre y soy uno de los cuatro que son la mano derecha de capo, Mi hermano mayor es su consejero, Nalik, su mejor amigo, luego vengo yo Neil, el mayor de los trillizos, después viene Nash, y luego Nero, la mejor. Nilak y Enok tienen 31 años, nosotros los trillizos tenemos veintiuno - estiró su mano hacia mí- Nos llevaremos bien, pediré al capo que no sea tan duro contigo.

Estreché su mano con algo de desconfianza, que alguien sea así de hablador y se vea feliz debe ser algo bueno, aquí las cosas deben ser diferentes, quizá yo pueda ser así.

- Oye... ¿A qué hora se come aquí? ¿Los esclavos podemos comer?

Consulté nerviosa, muero de hambre.

- La comida para todos los sirvientes es más tarde, yo creo que te alimentarás con ellos, pero faltan bastantes horas para eso ¿Qué me dices si buscamos tu cosa especial y luego asaltamos la cocina?

- Trato hecho - me brillaron los ojos por eso- No como nada hace tres días, necesito comer algo para hacer de las mías.

- Bueno... no creo que Enok se enoje si nos escapamos ¿No crees? Nosotros vivimos aquí y tú tienes una semana para quedarte por lo que oí ¿Quieres divertirte esta noche? Fiesta, alcohol, sexo, lo que desees.

- Me encantaría, chico, pero no puedo -suspiré- Hoy es mi cumpleaños ¿Sabes?

- ¿Tu cumpleaños? Wow eso es algo bueno ¿Cuántos cumples?

- Diecisiete.

Estoy pequeña para ir a clubes aún, y eso que ya he pisado bastantes.

- ¡Eso es perfecto! Ya tienes tu mayoría de edad aquí, eso quiere decir que nos escapamos esta noche para darte tu bienvenida, no te preocupes por el conjunto, le explicaré a Enok que todo es mi culpa, quizá lo vio, porque nos está mirando.

Señalando sin disimulo la ventana, dónde el sexy del puro se mantiene con los brazos cruzados, mirándonos.

- Bien, hagamos eso entonces, salgamos de aquí antes de que nos resfriemos. Serás mi guía turístico hasta que deba irme.

Nalik.... ¿Cómo será ese sujeto? Una semana no será suficiente para recorrer este lugar. Dudo mucho que él viva en un castillo así de bonito.

Yo quiero vivir en un castillo.

Yo voy a vivir en este castillo en particular.

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LES TRAJE NUEVA HISTORIAS BELLAAAS PECADORAS MÍAS

CÓMO LES HABÍA CONTADO

MELANKA TIENE UN POCO DE LA LOCURA Y FASCINACIONES DE SABINA

LA LEALTAD DE ARDAN

EL AMOR POR LA COMIDA DE NATASHA

EL PODER QUE A JELENA LE BROTA POR LOS POROS

LA VALENTÍA DE YURA

Y LA CURIOSIDAD Y GANAS DE VIVIR LA VIDA A SU MANERA DE ARADIA

YA SE ME IRÁN OCURRIENDO MÁS COSAS JAJAJAJAJAJA

TODO LO QUE SABEMOS ES QUE MELANKA ES UN DOLOR EN EL CULO

ENOK QUIERE GASTARDE UNA BROMA A SU AMIGO ENTREGANDOLE UNA SALVAJE COMO ELLA

ALGUIEN QUE NO PARECE ENTENDER ORDENES DE OTRAS PERSONAS QUE NO SEAN SUS COMPRADORES O CARCELEROS

ASÍ QUE... ¿CÓMO RESULTARÁ ESTA TRANSACCIÓN?

YA VEREMO.

BESITOS EN LA COLA, NOS VEMOS MAÑANA EN :

EL ENGAÑO PERFECTO

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