Capítulo 9 - Declaraciones
Capítulo dedicado a @GiezyCabaas <3
Anthony.
— ¿Estás segura? —pregunto entre besos y sé que lo está cuando su respuesta es quitarme la chaqueta con una velocidad sorprendente.
Bajo mis manos por toda su espalda y mordisqueo su labio inferior provocando que jadee contra mi boca.
Adentro mis manos por su camisa y callo sus gemidos con otro beso mucho más profundo que el anterior.
La cargo y subo las escaleras con torpeza recordando la primera vez que lo hicimos aquí. Me parece tan lejano ese día que podría jurar que pasaron años.
—Aún siento que estás drogada —la observo fijamente a los ojos y ella sonríe dejando varios besos por mi cara.
—Sí, tal vez lo esté.
Tomo su cadera entre mis manos y gimo cuando se mueve sobre mí sin ninguna compasión. Siempre lo voy a decir; Sarah se mueve como una diosa.
—Joder —la giro colocándome sobre ella.
Callo sus gemidos con un beso y siento sus uñas clavarse en mi espalda cuando con las últimas embestidas llegamos al orgasmo que por tanto tiempo deseamos. No es ego, pero estoy seguro de que ella extrañaba esto tanto como yo.
— ¿Estás bien? —deslizo mis dedos por su mejilla y alzo su cara intentando ver su expresión. No sé si está arrepentida o algo así. Me siento estúpidamente asustado.
—Sí, estoy bien —ella sonríe y deja un beso en mis labios acomodándose mejor a un lado de mi cuerpo —... ¿Tú te sientes bien? Ya sabes, con esto...
— ¿Recuerdas lo que te dije anoche? —me pongo de lado para verla mejor y ella hace lo mismo esquivando mi mirada.
—Realmente... No mucho, tengo pequeños flashback, pero no logro recordar todo —asiento y suspiro porque lo imaginé. ¿Se acordará de lo que me dijo? No me quise hacer ilusiones pero igual me siento algo extraño.
—Dijimos muchas cosas sin estar en nuestros cinco sentidos, pero ahora mismo quiero repetirlas —noto como se remueve nerviosa y tomo sus manos antes de que se aparte como siempre lo hace —. Sarah, yo...
—Anthony, ya sé que estás enamorado, no lo tienes que repetir —me corta claramente molesta y frunzo el ceño sin entender su drástico cambio de humor —. No quiero hablar de eso, déjalo estar.
La habitación queda en silencio. Uno incómodo y muy pesado. Me parece irónico que estemos distanciados y a la misma vez juntos.
¿Qué le puedo decir para que entienda que es sobre ella, qué estoy enamorado de ella? Carajos, me sorprende lo lenta que es para algunas cosas. Hace rato estaba siendo de todo menos lenta.
—Sarah, eres muy pegada, lo sabes, ¿no? —rozo mi nariz con la suya y sonrío cuando me observa con absoluta confusión —. ¿En serio eres así de lenta o estás fingiendo?
— ¿Fingir qué? —su ceño se frunce y suspiro deslizando mis dedos por toda su cintura.
—Me gustas tú, tonta. Estoy enamorado de ti.
Su mirada de asombro me hace sonreír más y dejo un beso en sus labios antes de que pregunte "¿en serio?" con toda su inocencia. Me sorprende que no se haya dado cuenta, a mi parecer he sido muy obvio.
Vale, tal vez no, pero dicen que los lentos somos los hombres y Sarah demuestra que las mujeres también lo son.
—Y-yo... Estoy confundida —su murmuro detiene mis besos y alzo la mirada cuando sus manos suben mi cara —. ¿Estás seguro? ¿Cómo sabes que es amor? No puedes estar enamorado, apenas y...
Suspiro cuando comienza a enumerar las razones por las cuales no debería estar enamorado. Es ilógico, la conozco mejor que su noviecito. O bueno, ex noviecito. Quién sabe.
—Sarah, eso es mentira y tú lo sabes —la corto apoyándome en un brazo —. Te conozco todo lo que una persona debería conocer a otra para enamorarse... Y te conozco físicamente desde todos los ángulos existentes —ella entrecierra sus ojos y yo sonrío deslizando mis dedos por su pierna derecha —. Te conozco lo suficiente y algo más, tú no puedes decidir mis sentimientos.
—Solo... No quiero que te confundas —se cubre la cara con ambas manos y apoya su cara en mi pecho —... No quiero que dudes sobre tus sentimientos y me termines, no quiero eso de nuevo, Anthony. Tengo miedo de que me hagas daño.
Proceso las palabras con bastante calma. ¿Por qué le haría daño? No lo entiendo. No he tenido una relación estable en mi vida pero me considero una persona madura para afrontar esa situación. Si estoy soltero es porque quiero, pero sinceramente si Sarah lo desea estoy listo para tener una pareja. Para ser su pareja. Solo con ella y solo por ella, no tengo miedo de lo que venga.
—No te diré que no tengas miedo porque eso es imposible, supongo que es nuevo para ti. Lo único que te pido es que no le des más fuerza a la imagen negativa que tienes sobre mí. Me encanta el sexo, sí. Realmente le coqueteo a media ciudad cuando tengo la oportunidad pero eso lo hago porque estoy soltero y porque puedo, Sarah. Si yo estuviera en una relación créeme que te respetaría por sobre todas las cosas. Mis padres criaron a un hombre con valores, no a un patán —frunzo el ceño levemente porque nunca me esperé desahogar todo esto.
Las personas siempre han tenido cierta imagen de mí por el simple hecho de disfrutar mi libertad sexual desde la adolescencia. No me considero un santo, pero nunca he dado motivos para la desconfianza. Sí, he tenido mis roces con muchas personas por mi actitud descarada, pero jamás he irrespetado a alguna chica ni la he forzado a hacer algo en su contra.
Fastidié muchísimo a Dania pero siempre paré en el momento en que ella se mostraba realmente áspera en torno al juego. La molesté y me volví su tormento, pero al contrario de lo que creen por eso la comencé a ver como lo que era: una mujer extraordinaria y mi mejor amiga.
Soy un promiscuo de primera, pero sé respetar a las mujeres por encima de todo. A eso me refiero.
—Sarah, tú me gustas muchísimo y créeme que no arruinaría una oportunidad contigo. Confía en mí —agacho la mirada y frunzo el ceño al escuchar unos quejidos que parecen... ¿Llanto? ¿Está llorando? —. ¿Sarah?
—Lo siento —ella se seca las lágrimas con torpeza y se levanta cubriendo su cuerpo con una sábana —... Es que me siento muy confundida, eres demasiado impredecible.
Ladeo la cabeza cuando se sienta en el sofá. Está a un lado de mi ventana y desde aquí puedo ver su rostro iluminado por los primeros rayos del sol. Ya está amaneciendo y la vista se ve aún más fantástica porque ella está ahí.
—Bueno, ¿eso es algo malo? —alzo una ceja y me pongo un bóxer aprovechando que el cajón está a un lado de la cama.
—No, pero es complicado —me siento en el suelo y apoyo mi espalda de la cama.
—Bueno, no sé cómo tomarme esto, ¿tú qué sientes? —la observo fijamente y frunzo el ceño cuando cubre su boca observando hacia los lados —. ¿Te sientes bien? ¿Sarah...? —ella corre hacia el baño y yo la sigo porque se puso así de un momento a otro.
Tomo su cabello para que no lo vomite y escucho un casi inaudible "gracias" que me hace sonreír solo un poco. Me preocupa que su salud no esté mejorando, ella no bebió ni una gota de alcohol hoy y no es posible que aún tenga los síntomas.
—Me siento horrible, Anthony, me quiero morir —se apoya del lavabo y se inclina para pasar otra arcada.
— ¿Vamos al hospital? —me remuevo preocupado. No sé qué hacer y me siento como un inútil porque se nota que está sufriendo.
—No... No... Me siento muy mal —aprieta los ojos con fuerza y salgo de la habitación buscando su ropa para ayudarla a vestir.
Tomo sus bragas y sonrío un poco porque la primera vez que lo hicimos aquí ella dejó sus bragas y decidí guardarlas como un bonito recuerdo. Se escucha raro pero no lo es, al menos sé que tiene unas de repuesto por si perdemos el control.
—No, Anthony, no quiero... —ella niega cuando intento vestirla sin éxito. Está llorando y se nota que se siente horrible porque está pálida y no deja de temblar.
—Sarah, mira cómo estás, esto no es normal —intento ponerle el vestido pero ella niega dejando el cepillo dental a un lado. Uno nuevo que pensaba estrenar.
—No quiero salir, Anthony, quiero dormir—me pasa por un lado y arrastra las sábanas como un alma en pena.
Dejo la ropa en una mesita y me acuesto a su lado deslizando mi mano por su cabello. Estoy preocupado y sé que ella lo nota porque intenta sonreírme sin éxito alguno.
—Estaré bien, lo prometo —la atraigo hacia mí y me adentro en las sábanas porque me estoy muriendo de frío.
—Eso espero.
...
Sarah.
Abro los ojos lentamente y parpadeo confundida cuando veo a Anthony salir con un pantalón a medio poner. No entiendo, ¿hay un terremoto y no me avisó?
Me siento en la cama y froto mi ojo sin saber qué hora es. La luz se filtra con mucha intensidad pero sé que no es muy tarde. ¿Qué hora es?
Me levanto cubriéndome con las sábanas y salgo de la habitación después de ponerme las bragas. Aún llevo las sábanas como vestido pero estoy un poco más cubierta.
— ¿A qué hora llegaron? —la voz de Anthony se escucha emocionada y bajo las escaleras un poco dudosa porque se supone que él vive solo. ¿Quién lo vino a visitar?
—Hace dos horas, cariño, pero decidimos dejarte dormir —una mujer deja de hablar cuando mi mirada se encuentra con la suya y trago saliva sin saber qué decir.
La he visto en fotografías al igual que al señor que está junto a ella. Son Cassy y Carlos, los padres de Anthony.
Alguien sáqueme de aquí.
—Mamá, papá, ella es Sarah, mi —ambos nos quedamos mirando sin saber qué decir y segundos después él se gira con una sonrisa bastante falsa —... Mi amiga.
— ¿Amiga? —su mamá me observa curiosa y yo asiento tendiéndole mi mano con timidez.
—Mucho gusto, Sarah Bazan —estrecho mi mano con ella y con el señor y me remuevo nerviosa cuando este entrecierra sus ojos en dirección a Anthony —. Yo... Ya vengo, iré a la habitación —balbuceo y subo las escaleras a paso veloz.
Estoy extremadamente avergonzada y roja. Nunca había presenciado algo como esto y me vino a pasar justo con los padres de él. Me quiero morir.
Me inclino abrochando mis tacones e ignoro la presencia detrás de mí porque sé que es Anthony observando mi trasero.
— ¿Por qué te pusiste así? Ellos no muerden —sus dedos suben la cremallera mi vestido—. ¿Te sientes mejor?
—Estoy avergonzada, Anthony. Conocí a tu papá y a tu mamá vestida con una sábana —mi comentario lo hace reír y no puedo evitar seguirlo segundos después. Qué horrible.
—Ellos no dirán nada, eres mi amiga—me guiña un ojo y golpeo su brazo antes de observar mi moño desordenado en el espejo. Así me quedaré, tengo flojera de peinarme.
—Lo mejor será irme, yo... Tengo muchas cosas que hacer —su mirada intensa viaja por todo mi cuerpo y trago saliva cuando toca mi cuello con lentitud.
— ¿Me perdonas? —lo miro sin entender y toco mi cuello cuando él lo señala.
—Oh, carajos —me observo en el espejo sin poder creer lo que veo. Tengo chupetones y marcas de dedos yo... Oh, mierda. No otra vez —. ¡¿Cómo oculto esto?! —chillo sin poder contenerme.
Anthony y yo hemos estado juntos cuatro veces contando la noche de ayer; la primera, en la despedida de Dania, la segunda, en el viaje a Torrance y la tercera en el cumpleaños de Dael. A lo que voy es que en el segundo encuentro, (viaje a Torrance), él me sedujo (como siempre) y obviamente caí y me dejé llevar. Estuve con él durante cuatro horas seguidas hasta que me descontrolé, se descontroló y me dejó más marcada que un pizarrón de primaria. Muchísimo peor que ahora, pero igual lo quiero matar.
—No se notan si te dejas el cabello suelto —su comentario me enfurece más y salgo de la habitación antes de insultar a su difunta abuela. Ella no tiene la culpa de esto.
Una risa femenina me hace disminuir el paso y me detengo en el umbral de la puerta cuando me encuentro a los padres de Anthony sentados en el sofá.
¿Me despido? ¿Les busco conversación? ¿Qué se supone que haga?
—U-un gusto conocerlos, yo... —una mano se detiene en mi cintura y siento mis mejillas arder aún más cuando todos me observan esperando que continúe —... Tengo que ir a mi casa, tengo muchos asuntos familiares pendientes.
—Oh, el gusto es de nosotros, cariño —su mamá deja dos besos en mis mejillas y observa a Carlos esperando una respuesta.
—Sí, lo que ella dijo —suspira fastidiado de ser amable y sonrío porque es igual a como Anthony lo describió.
—Yo la llevaré a su casa, vuelvo en unos minutos.
Salimos en completo silencio y juego con mis dedos intentando buscar un tema de conversación.
No sé qué decir. Recuerdo absolutamente todo lo que me dijo anoche y recuerdo absolutamente todo lo que yo le dije. No sé qué hacer después de eso, estoy confundida.
¿Qué pasa después de que dos personas se declaran? Bueno, yo no me declaré pero tampoco lo rechacé, eso es algo, ¿no? No sé qué hacer y no me ayuda en nada que él no me dé indicios de querer hablar al respecto.
Puedo comenzar por un "terminé con Dae-Hyun", pero eso no nos llevaría a nada. También puedo comenzar por un "creo que estoy enamorada de ti", pero no sé qué pueda pasar.
Sé que es tonto y tal vez muchos critiquen mi comportamiento, pero cuando se ha vivido tanto tiempo con miedo al dolor, es difícil arriesgar lo poco que queda. Sufrí dos abandonos de personas que amaba con locura y ahora no tengo ninguna intención de exponerme a eso.
Sé que debo confiar en Anthony y por supuesto que lo voy a hacer, pero quiero que él me dé una pista. Quiero que él comience a hablar del tema.
— ¿Cómo te sientes? —el auto se detiene frente a mi casa y yo trago saliva sin voluntad para verlo a los ojos.
—Mejor, aunque... —estoy muy nerviosa.
— ¿Aunque qué? —insiste sin despegar su mirada de mí.
—Nada.
Intento abrir la puerta pero me detengo al ver que tiene seguro. No abre, Anthony no me deja salir.
—Tenemos que hablar —respiro hondo aún de espaldas. No puedo verlo, no soy tan fuerte para afrontar su rechazo.
Sé que él no va a querer lo que yo quiero. Sé que él no se quedará y no quiero presenciar eso. Estoy aterrada. No quiero que él también se vaya.
—Sarah, ¿puedes verme a la cara? —niego de inmediato conteniendo mis ganas de llorar. Estoy muy sensible, me quiero ir ya —. Sarah, sé que no quieres nada conmigo pero es cruel que lo demuestres así. Dímelo claro y de frente, no me pondré a llorar ni te juzgaré, solo quiero una respuesta.
Respiro hondo y me giro viéndolo extrañada. ¿Está fumado? ¿Por qué no querría tener algo con él? Vale, lo he rechazado incontables veces pero no es por falta de amor o atracción, es por estar comprometida con alguien más. Solo por Dae-Hyun y por respeto a mi relación.
—Tú me vas a dejar, Anthony. Te cansarás de la monotonía o tal vez conocerás a otra persona y me dejarás. No quiero que lo hagas. No quiero arruinar esta bonita relación que tenemos como amigos porque es increíble y me encanta y te encanta. ¿Crees que no te quiero? Yo te adoro, pero no puedo estar en una relación con alguien esperando siempre lo peor. No es sano y no está bien —trago el nudo en mi garganta porque duele hablar —. Tú no mereces eso y yo tampoco.
No decimos nada durante varios minutos y eso me hace sentir aún más patética. Sé que lo soy pero saber que él piensa eso me duele. Yo solo quiero hacer las cosas bien y siento que lo estoy cagando todo.
¿Por qué no puedo ser más madura?
—Vale, me quedó claro —asiente y le quita el seguro a la puerta —. Descansa, saluda a tu hermano de mi parte—su sonrisa me desconcierta aún más porque se le nota la tristeza. Está desilusionado.
—Vale, yo... —me inclino para despedirme y pongo mis manos en su pecho cuando sus labios se juntan con los míos en un beso suave e intenso.
—Solo piensa en lo que te dije, ¿vale? —su frente se apoya en la mía creando aún más intimidad —. Yo estoy dispuesto a todo por ti.
Yo igual.
—Te quiero —dejo otro beso en sus labios y salgo del auto sin ver atrás.
No aclaramos las cosas como debíamos pero al menos sabemos lo que sentimos el uno por el otro. Sea lo que sea, sé que si nos lo proponemos podemos llegar a tener una relación estable. Una relación como la que tanto quiero.
...
— ¿Qué están haciendo? —frunzo el ceño cuando Taylor arregla el cabello de Miley sentándose al otro lado de la sala.
—Es una sesión de fotos personal para el monstruito —Simón se cruza de brazos y yo alzo mis cejas observando todo.
Miley está sentada en una alfombra de felpa blanca y solo lleva un vestido semitransparente que deja ver su casi inexistente vientre de embarazo. Lo que importa es la intención y ellos están muy emocionados con su sesión.
—Me duelen las piernas —la modelo se queja y yo sonrío porque se ve bastante linda así.
—Cuando tengamos el álbum lo agradecerás —Taylor le sonríe y toma otra foto observando el resultado satisfecho.
Me pongo los audífonos apenas salgo de la casa y tarareo psycho de Red Velvet. Siempre diré que esa es la canción de Tiffany y Simón, la letra los define perfectamente.
Una punzada de dolor me invade pero decido ignorarla porque no es la primera del día. Es veintiocho de diciembre, el frío está intenso como siempre y la lluvia no para. Lo bueno es que tengo paraguas.
—Bendición, mamá —dejo un beso en su mejilla y me siento en uno de los bancos observando los dibujos. Ya no es solo uno, son cuatro porque definitivamente tengo una especie de obsesión con su cara y mi madre está encantada con mi talento.
— ¿Te sientes bien? Estás pálida —su ceño se frunce y yo niego tomando la sopa con lentitud.
En realidad sí me siento muy mal y la palidez no es lo único que se nota. Estoy temblando mucho y sé que tengo fiebre, pero ella lo exagera todo y prefiero ir sola al hospital.
— ¿Por qué Simón no vino? Ayer me dijo que vendría temprano para hacer las últimas compras de la cena —me encojo de hombros porque sinceramente no sé.
—Está ocupado con la sesión de fotos de Miley —ella me observa confundida y yo sonrío explicándole lo que está pasando en la casa.
—Ah, ese Taylor si inventa —río y asiento. Mi mamá conoce a Taylor desde que estaba en el kínder y obviamente conoce a su rubia. Los adora, ella dice que tienen una relación muy linda y está emocionadísima por el embarazo.
Estos días han sido bastante tranquilos a diferencia de las últimas semanas. Simón y Tiffany siguen sin hablar, Taylor y Miley están la mayor parte del tiempo comiéndose a besos y yo hablo con Anthony todos los días.
Con él nada empeoró, con él todo está como siempre. Hablamos por teléfono, facetime y través de mi mellizo. Es increíble porque pensé que todo terminaría ahí, pero seguimos en esa etapa y es emocionante y abrumador.
Lo quiero intentar. Estoy malditamente asustada y ansiosa sobre lo que pueda pasar, pero lo quiero intentar. Como novia, no como amiga con derecho. Estoy dispuesta a tener una relación seria con Anthony Soublette si él decide aceptar mi propuesta. Se lo pediré el último día del año. Estoy lista.
—Me voy, se nota que lloverá peor más tarde —me levanto para ir a lavar la taza pero no logro dar ni dos pasos cuando resbala de mis manos y se hace añicos contra el suelo. Un intenso dolor me invade y lo único que puedo hacer es gritar y caer de rodillas completamente aterrada.
— ¡Sarah! —mi mamá grita pero su voz se escucha lejana. Todo me da vueltas cuando caigo al suelo privada por el dolor.
Jadeo y gimo. Eso es todo lo que hago mientras algunos clientes se detienen a mí alrededor observando la escena. Alguien me carga, no veo la cara, pero solo sé que muchos gritos vienen de mi mamá y algo líquido corre por mi entrepierna de una forma abrumadora.
¡Está sangrando!
Hay que llevarla al hospital.
¿Se desmayó?
—Mamá... —tomo su mano y siento las lágrimas brotar cuando noto que estoy dentro de un auto.
—Tranquila, cariño, estarás bien...
Su voz preocupada se oye lejana y solo puedo dejar de sentir dolor cuando todo se vuelve profundamente negro.
...
Aquí empieza el drama, bienvenidos a la verdadera historia :)
¿Qué les está pareciendo la historia? No me dejen en visto, me interesa mucho leer sus opiniones.
Con mucho amor y un beso en la boca.
—Nepasavoir.
Puto el que lo lea.
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