Capítulo 5 - Mal entendido

Capítulo dedicado a @Laura_lozano13 <3  

"Soy igual de indecisa y poco sensata , igual que Sarah, siento que antes la confusión de Sarah no es "¿por que me gusta Anthony?", siento que más bien, debe comprender que "cuando hay dos personas en tu vida, debes elegir a la segunda, porque si solo existiera el (ella) no tendría porque haber opciones" pero somos humanos, y somos seres tercos, si bien el amor es un laberinto de emociones, Dolores, felicidad, etc, a veces también estar sol@ es la mejor opción Posdata: amo como escribes

No tengo mucho que pelearle a Anthony, quizá si bien acepta que Sarah causa algo diferente en su corazón, y toma la valentía de vez en cuando y acepta que claramente sus sentimientos hacia ella son más fuertes de lo que pensaba, puede sentirse egoísta viendo como sarah confundida busca la manera de negarse ante lo que siente, pero bien dicen "las miradas dicen a gritos lo que el corazón calla"

Simón.


No vuelvo a beber más.

Tomo mi cabeza entre mis manos y suelto un quejido de dolor. Me duele como el infierno y tengo unas inmensas ganas de vomitar.

Aprieto mis ojos con fuerza y cuando logro disipar un poco el mareo, intento identificar el lugar en donde estoy.

No recuerdo nada.

Me toco a mí mismo y frunzo el ceño cuando noto que no tengo ropa. Oh, mierda.

Me levanto de un salto y suspiro con alivio cuando veo que tengo un bóxer. Mi ropa está doblada a un lado pero tengo bóxer.

Me visto con calma porque los movimientos bruscos me marean más. ¿Qué hora es? Tiffany me va a matar por no presentarme en su pelea.

La luz del sol interrumpe mi paz y jadeo porque me siento como un vampiro.

Cubro mis ojos con unos lentes que están sobre una mesita y camino por toda la sala como si fuera mi casa.

En realidad es la casa del hermano de Taylor, pero ya soy parte de la familia así que me tienen que soportar. Soy como una cucaracha.

—Oigan, pero si es el pez —Maya se burla de mí y yo frunzo el ceño sin entender.

— ¿Te sientes mal? Fuiste uno de los primeros fallecidos —Lauren ríe y yo me siento a su lado observando a los bebés en el suelo.

Alisa y Adrien se encuentran jugando con una sonadera y parecen bastante entretenidos porque solo ríen y patalean gateando por toda la alfombra junto a Coco, (la cachorrita).

—Me siento horrible, ¿tienes algo para el dolor de cabeza? Siento que voy a morir —hago un puchero y ella ríe caminando hasta lo que supongo es la cocina.

Me acuesto por completo en el sofá y le saco el dedo del medio a Maya cuando un flash interrumpe mi momento de paz.

—Ten, es batido de plátano —Lauren me pasa un vaso de vidrio y yo tomo el contenido sin dudar porque ahora solo tengo ganas de morirme. Me siento horrible.

Me despido de ambas cuando recupero un poco de fuerza y salgo de mi auto casi que arrastrándome cuando llego a mi casa. Sé que fue imprudente conducir así pero quería llegar lo antes posible.

Pongo a cargar el teléfono y lo enciendo porque seguramente tengo veinte mil llamadas perdidas de Tiffany.


Mi esposa, 10:30 am.

¿Dónde carajos estás?


Mi esposa, 11:45 am.

Una maldita noche y haces desastre

Es que no sé cómo pude confiar en ti


Mi esposa, 13:16 pm.

Necesito una explicación

Maldición, Simón, eres un imbécil


Mi esposa, 14:45 pm.

Llámame ya.


Trago grueso y busco su contacto rezándole a todos los santos conocidos. Mierda, ¿ahora qué hice?

Busco una compresa de hielo en la nevera y vuelvo a la sala sintiendo mi cuerpo temblar. Estoy muy nervioso, Tiffany y yo dejamos de pelear hace una semana y ahora esto...

Me siento en el sofá pasando una mano por mi cara y respiro hondo cuando su voz interrumpe el silencio de la línea.

Está molesta. No, está más que molesta. Este es otro nivel porque aún no está gritando.

— ¿Qué hiciste anoche? —es lenta. Su voz es peligrosamente lenta y su pregunta me hace saber que ella solo me está pidiendo una respuesta para conectarla con lo que ya sabe.

—Estaba con los chicos y... —cierro mis ojos porque la cabeza me duele demasiado —. Me quedé dormido en la habitación de invitados de la casa de David.

—Mientes —frunzo el ceño cuando me corta. Ella sabe algo que yo no y eso me está asustando.

— ¿Cómo que miento? Estuve toda la noche con los chicos, me metí a una piscina y...

— ¡TE ACOSTASTE CON OTRA, MALDITO IDIOTA! —explota y me levanto de golpe porque ya había tardado mucho. Ella sin duda sabe algo que yo no.

— ¿De qué carajos hablas, Tiffany? No hice nada...

— ¡¿Cómo que de qué hablo?! ¡¿No tienes vergüenza o qué?! ¡ERES UN IMBÉCIL!

— ¡¿Qué rayos te pasa?! ¡Me levanté hoy con una maldita resaca y ya quieres venir con tus celos! ¡¿Con quién me voy a acostar?! ¡Estás loca! Apenas salgo y tú ya desconfías de mí.

— ¡TE ACOSTASTE CON OTRA, SIMÓN! ¡Lo vi todo! ¡¿ME CREES IDIOTA O QUÉ?! ¡TE VI! Me enviaron pruebas, ¡te vi...!

— ¡Estaba en la maldita fiesta! —me paso una mano por el cabello intentando disipar el estrés y aprieto mi mandíbula con fuerza.

— ¡¿Qué maldita fiesta?! ¡¿Crees que esto trata de la fiesta?!

— ¡No, tú siempre desconfías de mí! —camino por la sala lentamente.

— ¡Ahora yo soy la mala! ¡¿Me quieres hacer sentir culpable por TU MALDITA infidelidad?! —jadeo sin creer sus palabras. ¿Ella en serio está tan loca?

— ¡No hice un carajo, Tiffany! ¡Estaba dormido! —lanzo la compresa de hielo y respiro hondo una y otra vez.

— ¡MIRA LA HORA! ¡Dime la verdad, maldición! ¡ESTABAS CON OTRA!

— ¡Solo buscas una excusa para discutir! ¡Deja de pensar así!

— ¡¿PENSAR CÓMO?! ¡ME ENGAÑASTE, MALDITO BASTARDO! ¡ESTUVISTE CON UNA CHICA ANOCHE! —decido dejar de ser el pacífico de la situación y exploto.

No solo por el dolor de cabeza y el hecho de que ella esté desconfiando de mí con una base sospechosa, sino porque llevamos años así y esto se volvió una costumbre infernal y absurda.

— ¡¿CON QUÉ CHICA VOY A ESTAR, MALDICIÓN?!

— ¡NO ME GRITES! —sus quejidos me hacen saber que está llorando y me paso una mano por el cabello sintiéndome culpable. Tiffany llora solo cuando está muy mal y eso me hace sentir peor porque en este momento lo está.

—No... No, no te vuelvo a gritar, amor, lo siento —intento tranquilizarla porque aunque esté harto de lo mismo, no quiero que ella hago una locura como terminarme. Siempre terminamos por la misma razón —. ¡Es que tú también te pones intensa!

—Intensa... —procesa la última palabra y trago grueso porque no sé en qué está pensando.

La llamada termina y siento mi estómago revolverse por los nervios, el miedo y la duda al ver que es porque mi teléfono murió.

¿Qué pasó? ¿Por qué ella dice todo esto? ¿Por qué mierda tuve que emborracharme?

Yo estuve con los chicos, ellos estaban bailando y hablando y luego... Me metí a una piscina, ya no recuerdo lo que pasó después de ahí, pero yo no hice nada. Yo no engañé a Tiffany, nunca lo haría. Nunca le haría algo como eso.

Tiffany Burgues puede ser celosa, impulsiva, intensa, desconfiada y todo lo que los demás digan, pero es la mujer de mi vida. Ella es la chica por la que he estado loco por más de cuatro años y es la única mujer que llevará mi apellido de casada. No podría vivir sin ella porque ya no sé cómo hacerlo. No es dependencia emocional ni costumbre, es que me conozco y la conozco y sé que jamás podría amar a alguien como la amo a ella. Jamás podría hacer otra familia si no es con ella. No puedo... Ella para mí lo es todo.

Tiffany es mi todo.

Me siento en el sofá y escondo mi cara entre mis manos procesando la información.

¿Qué vio? ¿Qué es lo que vio y por qué está tan segura? Mierda... ¿Qué pasó? ¿Qué hice?

¿Engañé a Tiff?

Estoy confundido.

Me paso las manos por el cabello por tercera vez y tamborileo mis dedos sobre mi rodilla intentando procesar todo. Mi teléfono está cargando, si ella vuelve a llamar intentaré explicarle todo con más calma.

Todo estará bien, solo tengo que hablarle claro.

No hice nada, estoy seguro.

Salgo de mis pensamientos cuando alguien toca la puerta con fuerza y solo es cuestión de procesar la intensidad de los golpes para saber quién es. Por supuesto que ella no iba a solucionar esto por teléfono.

—Me colgaste —es lo primero que dice con una expresión indescifrable.

Tiene los ojos irritados e hinchados, su piel está pálida y sus puños están ensangrentados. Hoy tuvo una pelea.

—No te colgué, mi teléfono se descargó —me explico con rapidez y camino hacia ella intentando buscar contacto físico.

—No me toques —su murmuro me deja en trance y frunzo el ceño más confundido que antes.

—Amor, ¿qué pasa? —intento acercarme de nuevo pero ella retrocede observándome con odio.

— ¿Por qué lo hiciste? ¿Valió la pena? —sus ojos se llenan de lágrimas y mi corazón se aprieta más porque me duele. Me duele verla así, me duele esto.

— ¿De qué hablas? Yo no hice nada... —callo cuando ella me enseña su teléfono.

Tardo segundos en comprender la imagen, pero cuando lo hago, caigo en cuenta de que sí pasaron cosas pero no como ella y yo lo creemos.

Le quito el teléfono y observo la imagen con detenimiento. Una chica está sentada sobre mí. No se le ve la cara, tampoco se ve mi bóxer y no se nota que estoy dormido.

—Hay más —Tiffany vuelve a hablar con voz ronca y deslizo mi dedo pulgar por la pantalla encontrándome con otra foto.

En la segunda la chica me está besando. Solo se ver su perfil, mis ojos cerrados y su cabello violeta. La tercera es mucho más intensa. La chica tiene su mano alrededor de mi... No puede ser.

¿Me violaron? Caigo en cuenta de la situación en la que estoy cuando Tiffany me quita su teléfono con rabia.

Un montón de palabras quieren salir de mí pero no digo ninguna. No puedo. Estoy en shock.

He leído muchísimo sobre este tipo de casos. En su mayoría  son chicas, pero eso no evita que a los chicos también les pase. No es algo bueno ni mucho menos divertido. Alguien abusó de mí.

Una chica abusó de mí y yo ni siquiera lo noté... ¿Pero cómo? ¿Cuándo? ¿Nadie se dio cuenta?

Mierda, ¿qué carajos pasó?

—Simón, yo confíe en ti, yo... Ni siquiera te llamé en toda la noche. Yo confié en ti y tú te acostaste con otra —Tiffany se seca las lágrimas y yo niego intentando explicarle.

—Eso no es real, amor, no...—trago saliva cuando ríe y llora al mismo tiempo. Está tan increíblemente afectada que no sabe cómo demostrar su dolor —. Tiff, escúchame, no es cómo tú crees, esa chica...

— ¡Eres un maldito mentiroso! —me golpea con su bolso. Ahora solo se encuentra llorando y eso me mata porque nunca la había visto tan vulnerable.

— ¡Eso no es real! —intento pararla pero ella lanza el teléfono contra el suelo volviéndolo mierda.

— ¡¿Cómo que no es real?! ¡Mira las malditas fotos, Simón! ¡¿Cómo me puedes decir que no es real?! —Tomo sus brazos intentando calmarla pero ella se echa hacia atrás como si quemara —. ¡No me toques! ¡Eres un mentiroso! ¡No me vuelvas a tocar! No sabes cuánto... —hace cara de repulsión y camina hacia la salida temblando de rabia.

La sigo sin dudarlo y logro tomar su mano cuando ella pone un pie afuera de la casa con intenciones de irse.

— ¡Yo me quedé dormido, amor, te lo juro! No son reales y si lo son esa chica se aprovechó de mí, por favor, tienes que creerme... —ella me observa con rabia, decepción y dolor. Luego de eso, se separa con mucha fuerza y cierra la puerta en mi cara sin intenciones de seguirme escuchando.

El vacío en mi pecho se hace más grande y sé que estoy llorando cuando Taylor pone su mano en mi espalda devolviéndome a la realidad.

Lloro con fuerza y me giro hacia él intentando que me diga cualquier cosa. Intentando que me diga que es una pesadilla, que despierte, que nada es real.

Pero él no lo hace. Él solo me mira con preocupación y no puedo evitar romper en llanto porque hace unas semanas estaba contándole que le pediría matrimonio a Tiff y ahora ella no está.

Tiffany no está y no sé cómo explicarle que todo es un mal entendido. Que nada de eso es real. Que una chica abusó de mí.

...

Sarah.

Amo dibujar.

Desde pequeña colorear fue mi escape de la realidad y ahora de grande es parte de mi trabajo. Soy diseñadora gráfica y aunque pocas veces tengo tiempo para dibujar por diversión, cuando lo hago me relajo bastante.

No me mal interpreten, amo mi trabajo, pero el diseño gráfico no es solo colorear. Va mucho más allá de eso y se puede volver estresante cuando muchos de tus clientes son indecisos, ignorantes e intensos.

Por suerte este no es el caso. Estoy en el bar de mi mamá y me encuentro dibujando mientras tomo una taza de sopa para pasar el despecho.

Me siento bastante desmotivada y todo se debe a una sola persona: yo. Estoy tan mal conmigo misma que lo único que se me ocurrió fue venir al bar y escaparme un rato del mundo.

A diferencia de otros bares, este no solo sirve licor. Es un bar familiar que está abierto veinticuatro horas al día y seis días a la semana. Un chico es el encargado de cuidarlo por la noche y mi mamá lo atiende de día. Es bastante popular por esta zona y absolutamente todos los clientes me conocen y saludan.

Justamente tengo a un señor al lado que no deja de hablarme y decirme, "qué bonito dibujas", cada dos segundos. No es que sea desagradecida, solo que lo está haciendo porque gusta de mí y está buscando una excusa para hablarme. Es un viejo verde.

—Eliezer, deja a la niña tranquila —el señor André levanta la cabeza de su tablón de ajedrez y regaña a mi acosador con voz autoritaria. No es una novedad, me conoce desde que era una bebé y siempre me ha cuidado de clientes como estos cuando nota que se están pasando de la raya.

—Gracias —él lee mis labios y me sonríe volviendo su atención al juego.

Sigo dibujando y rasco mi ceja cuando la cara de mi dibujo comienza a tomar forma. No tengo un rostro definido, solo haré lo que salga y no me preocuparé por el resultado. Adoro dibujar con carboncillo.

Soplo intentando eliminar los residuos y trazo los ojos que me están quitando el sueño.

Dibujo su nariz y borro cuando mi mano arruina parte de la cara. Suspiro y agrego sombras. Borro, hago sombras, suspiro, borro.

Me concentro en sus labios y muerdo mi mejilla porque tengo esa maña cuando me concentro en algo. Muchas personas sacan la lengua, fruncen el ceño o tararean una canción; yo me muerdo la mejilla. Lo heredé de mi mamá.

Termino con los últimos detalles y analizo el dibujo sintiéndome estúpida, absurda y patética. Dibujé a Anthony.

Un suspiro melancólico sale de mí y le echo fijador antes de pensar siquiera en borrar todo mi esfuerzo. Tardé tres horas y sé que me odiaría a mí misma si arruino mi trabajo por una rabieta.

— ¡Me encantó! —un chillido interrumpe mi paz y le sonrío a mi mamá cuando prácticamente arranca el dibujo de mis manos observándolo con detenimiento —. ¡Qué guapo! ¡¿Lo conoces?! Me encantó, hija, me lo quedo.

Sé que no es una pregunta cuando busca dos imanes y los pega a la nevera que da hacia el mostrador. Desde aquí todos los clientes lo pueden ver y eso me hace sentir incómoda. Pero ya qué, no le puedo decir "no" a mi mamá.

Mi madre es una mujer preciosa. Solo tiene cuarenta y cinco y se ve más joven de lo que es. Es la típica mamá "buena onda" amiga de todos tus amigos. La adoro y admiro porque aunque sé que ha pasado por mucho, nunca la he visto darse por vencida ante nada. Es mi ejemplo a seguir.

—Sarah, ¿en serio está todo bien? —acaricia mi mejilla y asiento intentando convencerla. Por suerte no me conoce tanto como yo ella. Simón es el más cercano y aunque sé que me ama igual, ella lo entiende más a él en todos los sentidos —... Eres mi nena, lo sabes, ¿no? Eres mi única niña, puedes decirme lo que sea —vuelvo a asentir y ella suspira forzando una sonrisa.

No es que no le tenga confianza porque sí la tengo, solo que no quiero que se preocupe más de la cuenta.

Ha estado muy triste por lo de Simón y Tiffany y no quiero sobre preocuparla más. Muchos son sus problemas y los de mi hermano, lo mío puede esperar.

—Vale, te dejo, llegaron clientes —deja un beso en mi frente y termino de comerme la sopa sumergida en mis pensamientos y tristeza.

Las cosas no han cambiado ni mejorado. Tiffany huyó a Hawái, Simón está más que deprimido y Taylor parece estar viviendo en las nubes con su ahora novia oficial Miley Russell.

Me alegro por ellos, en serio, me alegro muchísimo y estoy orgullosa del cara de rana, pero es deprimente para mí verlos ser felices. Es deprimente y a la misma vez esperanzador. Algo dentro de mí aún cree que puedo llegar a tener una relación así.

Una relación estable, bonita, sana... Es todo lo que deseo.

¿Por qué es tan complicado ser feliz? Muchos buscan la felicidad en otras personas, otros lugares o incluso en la apariencia física, pero nadie sabe dónde se encuentra. Y vienen los filósofos diciendo, "se encuentra dentro de uno mismo" y es verdad, comprendo lo que quieren decir, pero ¿cómo le dices eso a una persona que no se tiene a sí misma desde hace mucho? Tal vez eso es lo que necesito... Encontrarme conmigo misma. ¿Cuánto tiempo tengo sin tomarme un tiempo para mí? Desde hace mucho... Tal vez nunca lo he hecho.

Me despido de todos y camino hacia la casa sumergida en mis pensamientos.

Durante estas semanas han pasado bastantes cosas en mi vida. Muchos cambios... Uno de esos es que ya no hablo con Anthony.

Ya no nos escribimos ni nos buscamos más. Simón es la única fuente de información ya que estamos trabajando en el nuevo logotipo "negro y elegante" que quiere nuestro cliente.

—Lindas pantuflas —un chico ríe y yo bajo mi vista encontrándome con mis pantuflas de conejito.

El bar de mamá queda a dos calles, por lo que no me molesté en cambiarme de ropa y fui en pijama. ¿Qué tanto? Igual no me siento mejor de lo que me veo.

—Gracias —gruño y el chico decide cruzar la calle antes de que mi mirada lo asesine. Chismoso.

La otra razón por la que me siento mal, (hablando físicamente), es porque tengo vómitos y malestares continuos. Sufro de gastritis y he estado muriendo todos estos días. Me siento horrible, me veo horrible y todo lo que mi cuerpo está botando es horrible. Nadie me manda a estar de borracha.

— ¿Dónde estabas? Tenemos que trabajar en los valores y... —Simón frunce el ceño y yo alzo una ceja sin saber por qué paró — ¿Qué te pasó?

Frunzo el ceño y toco mi cara cuando señala esta.

— ¿De qué hablas? —él ríe y yo me cruzo de brazos bastante irritada. En serio estoy de muy malhumor y no me ayuda su comportamiento.

—Estás negra, cara de moco —él señala el espejo de la sala y yo camino para verme por completo. Efectivamente, tengo la cara negra por el carboncillo.

Me limpio con las mangas de mi camisa y suspiro escuchando sus comentarios "graciosos".

—Bueno, ya —aprieto mi mandíbula cuando se sigue riendo y tomo lo primero que veo lanzándoselo en la cara.

Él jadea y me lanza el otro zapato haciendo que mi molestia explote por completo.

Comienzo a arrojarle cosas y solo me detengo cuando Miley grita que pare con una autoridad que me asusta. Vale, debo admitir que la novia de Taylor intimida bastante.

— ¡Él empezó! —lloro y ella palmea mi cabeza intentando calmarme. Es el peor consuelo del mundo pero agradezco la intención.

— ¿Qué le hiciste, Simón? —ella pregunta girándose hacia él y gruño provocando que mi mellizo se oculte detrás de Taylor.

— ¡Solo le dije cara de moco! Solo por eso, Taylor, ¡casi me mata! —Simón se excusa y me quedo tranquila cuando Miley me detiene con una sola mirada. Debo admitir que tiene más autoridad que mi mamá; y eso es mucho.

Todos nos calmamos después de un rato y observo a la parejita cuando se sientan en el sofá siendo atacados por Simón y por mí sobre su olor a sexo. No juego, sé detectar ese olor a kilómetros.

—Chicos, ¿quieren ir a comer algo? —Simón propone y todos asentimos encantados con la idea.

Después de alistarnos decidimos ir en la camioneta de Miley y algo dentro de mí se encoje al observar las miradas que se echan ella y Taylor. No, no es nada malo, solo que es increíble la química que tienen al hablar, al tocarse o incluso al mirarse. Se ven tan felices y me sorprenden porque hacen un contraste increíble con Simón y conmigo. Dos despechados y dos enamorados, genial.

—Aquí es —mi mejor amigo detiene la camioneta y yo levanto la vista sintiendo mi piel palidecer.

No puede ser. No otra vez.

— ¿Te pasa algo? —Miley me observa preocupada y yo niego conteniendo mis ganas de vomitar.

— ¿Qué quieren de comer? —Simón observa su menú y yo se lo quito intentando ocultar mi rostro con el mismo.

—Ensalada, no me apetece nada más —aclaro mi garganta y pongo una mano en mi frente notando que estoy helada. Me siento mal.

—Sarah, ¿en serio estás bien? —Miley toma mi mano por debajo de la mesa y cuando abro la boca para responder, mi mirada se encuentra con la del chico que he estado evitando soñar desde hace más de dos semanas. Mi mirada se encuentra con el chico que me ha robado el sueño, me ha robado lágrimas y me ha hecho replantearme mis decisiones cientos de veces.

Anthony está aquí porque es su restaurante y ahora mismo solo quiero salir corriendo.

—Chicos, no los esperaba —saluda con su típica sonrisa de perfecto anfitrión. Él está bien, se ve bien, como siempre. Yo no, yo no estoy nada bien y físicamente se me nota. Estoy más delgada y las ojeras ocultas con maquillaje están por llegarme a las mejillas.

— ¿Quieres sentarte? Teníamos tiempo sin verte —Taylor sonríe y yo le lanzo una mirada asesina antes de respirar hondo tomando agua.

Le perdono esto nada más porque aún se nota el rojo de su nariz. Digamos que cuando le estaba lanzando las cosas a Simón, él se interpuso y recibió el golpe de un diccionario.

—Bueno, qué raro que no trajiste a tu novio, Sarah, no te despegas ni un segundo de él —la voz de Anthony interrumpe el silencio y tomo otro trago de agua con ganas de morir.

—Está ocupado, no pudo venir —miento. Miley murmura algo y sale corriendo pero no le presto atención, solo me concentro en mis pensamientos.

No sé nada de Dae-Hyun. Tenemos días sin hablar y sinceramente no sé si mi relación está bien o ya no hay relación.

Discutimos hace una semana y media por una pequeña razón... Una minúscula e imperdonable razón.

Gemí el nombre de Anthony en pleno acto sexual.

Y no fue con intención, en serio que no lo fue, solo... Pasó y aunque le pedí perdón y le aclaré miles de veces que no había pasado nada entre Soublette y yo, que era un mal entendido, él me dijo que le diera su espacio para pensar.

Lo hice, pero ese espacio está durando mucho y me tiene mal.

Alzo la mirada cuando la intensidad de otra no me permite tener privacidad y observo fijamente a Anthony cuando él me sonríe achicando sus ojos.

— ¿Qué pasó? —Simón le pregunta a los chicos y ambos niegan sentándose frente a nosotros.

— ¿Y tu novia? No me digas que la dejaste plantada en la fiesta —las palabras salen de mí antes de poder procesarlas y Anthony abre con impresión sus ojos antes de sonreír aún más por el juego.

—No es mi novia y no, no la dejé plantada en la fiesta, la llevé a su casa después de pasar la noche en el hotel —me guiña un ojo y aprieto mis puños sintiendo mi sangre hervir de una forma nada normal.

—Imbécil —susurro y me sumerjo en la conversación cuando Simón salta diciendo que quiere ir a ver como Dania "da órdenes".

A mí no me engaña, sé que quiere preguntarle si sabe algo más de Tiffany. Digamos que ella y Dania tienen una amistad cercana y Dania es la única que se comunica con ella para informarla sobre las cosas del gimnasio. Dania también boxea.

— ¿Y qué de ustedes? ¿Están juntos? —Anthony observa a la parejita y Taylor y Miley asienten tomándose de la mano —. Se nota, ambos huelen a sexo —Miley comienza a toser como una enferma y yo río sin poder evitarlo llamando la atención de varias personas en el lugar.

— ¿Verdad que sí? ¡Yo dije lo mismo! —sigo riéndome y solo me detengo cuando noto que Taylor y Miley ya no están y que Anthony está observándome fijamente.

— ¿Qué tienes, Sarah? —su pregunta es directa y sin filtros, como siempre.

Una de las cosas que más admiro de Anthony es su sinceridad y crudeza. Me sorprende que una persona sea tan directa pero me gusta, no necesito más vueltas y dramas en mi vida cotidiana.

—Pues... ¿Quieres la respuesta larga o la respuesta corta? —trago saliva y él se recuesta mejor de la silla indicándome que está cómodo.

—La que me haga pasar más tiempo contigo —mis mejillas arden pero lo disimulo tomando un gran trago de agua.

—Vale, pues... Es complicado. No estoy bien, si es lo que quieres saber, pero tampoco es como que me voy a morir. Sobreviviré a esto, no te preocupes —no digo nada más porque aunque me encantaría desahogarme, no quiero que sepa lo que está pasando con mi relación.

— ¿Te puedo ayudar con eso? —trago saliva cuando toma mi mano por encima de la mesa.

— ¿Qué le dices a tu novio cuando gimes el nombre de otro hombre en pleno coito? —mi pregunta es ruda y noto como alza las cejas bastante impactado con el asunto.

—Uy, Sarah, ¿en serio hiciste eso? —mis ojos se llenan de lágrimas y sé que él lo nota porque no duda en levantarse tendiéndome su mano para que lo siga.

Caminamos por todo el lugar y nos detenemos en uno de los pasillos que están bastante alejados de todos. Ya entiendo, me trajo aquí para que pudiera llorar libremente.

—Soy una mierda, ¿verdad? —la primera lágrima cae y él no duda en rodearme con sus brazos permitiendo que llore con fuerza contra su pecho —. No sé qué hacer... Me siento perdida.

—Las personas se pierden, Sarah. Muchos tienen que perderse para encontrar su camino, muchos otros tienen que encontrar su camino para salir de la perdición y tú... Tú estás en una etapa en la que necesitas descubrir qué es eso que tanto necesitas —dejo de llorar y lo observo esperando que prosiga. No sé si ya lo dije, pero me encanta cuando habla con tanta profundidad y sabiduría de cualquier tema —. Todos necesitamos perdernos para encontrarnos, todos necesitamos equivocarnos para aprender y todos necesitamos tomar malas decisiones para saber cuáles son las correctas...

Dejo de escucharlo y me concentro en sus labios, en sus ojos y en todo él. Lo extrañé muchísimo. Extrañé esto.

Extrañé hablar con él, extrañé desearlo y extrañé tenerlo cerca. ¿Es normal? Porque aunque no debería estar pensando esto... No lo puedo evitar. Pasé demasiado tiempo deseando este momento.

Lo beso antes de que continúe hablando y sé que lo sorprendo porque su cuerpo se tensa y retrocede antes de detenerme con sus manos a los lados de mi cintura.

Jadeamos y damos pasos torpes hacia algún lugar desconocido. No lo sabemos realmente.

Deslizo mis manos por sus brazos y escondo mis dedos en su cabello dejando que me pegue contra una de las paredes del baño. Estamos en un baño que por suerte está vacío y bastante limpio.

—Sarah... ¿Estás segura? —Anthony se pega una y otra vez contra mí y yo asiento dejando que bese todo lo que él quiera por encima de la ropa.

Son tantas las ganas que solo detengo mis suspiros y jadeos cuando unos pasos a nuestro lado me sacan de mi momento de ensoñación.

Dejo de besar a Anthony y lo observo durante largos segundos procesando todo lo que estoy haciendo. Luego observo hacia mi derecha y trago saliva al encontrarme con la mirada sorprendida de Taylor. Vuelvo a mirar a Anthony y luego observo a Taylor. Lo hago por tanto tiempo que mis piernas deciden dejar de sostenerse y cobran vida propia alejándome del lugar a paso veloz.

Proceso todo: Besé a Anthony estando con Dae-Hyun. Lo volví a besar después de mucho tiempo y Taylor nos vio...

Oh, mierda.

Ahora sí soy una infiel y esto no cuenta como un mal entendido.

...

¡Buenas madrugadas! Espero que les haya gustado <3

¿Qué opinan de Tiffany?

¿Qué opinan de Simón?

En este capítulo pudimos conocer un poco más de la vida de Sarah, por lo que iré agregando poco a poco más detalles de su pasado para que puedan entender mejor su personalidad.

Con mucho amor y un beso en la boca

—Nepasavoir. 





















Puto el que lo lea. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top